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noche inesperada...

Conocer a alguien nuevo a los 40 no suponía un problema. No hacía tanto que acababa de terminar una relación muy larga y no tenía prisa por conocer alguien tan pronto. Quería disfrutar un poco mi soledad, pasear, divertirme, ir con amigas, y por supuesto, cumplir algunas de mis fantasías.
Esta era una mañana como cualquier otra. Me encontraba en el trabajo planeando lo que sería el día, nada nuevo, la misma rutina de todos los días. 
Hasta que un mensaje, un simple mensaje preguntando cómo estaba hizo que me empezara a recorrer un escalofrío que cambió esa jornada. Anduve todo el día mojadísima, pensando tan solo en nuestra última vez.
Sábado noche, tarde,  me prepraba para ir al teatro a ver el mismo espectáculo de siempre pero tan solo el hecho de tener tantos deseos hizo que me arregalara como nunca. Iba impecable por si la acción aparecía, nunca se sabe.
Llegué al teatro y el ambiente espectacular, buena música y buenos cócteles una vez la obra hubo acabado. Ya conocía la rutina. Antes de entrar, casi en la puerta tropiezo con un chico que cuando me di cuenta no estaba nada mal, con unos brazos musculosos y un perfume exquisito, lo sé porque caí sobre él y me agarré de sus brazos, luego de las respectivas disculpas, cada uno siguió su camino.
Tres tragos después el alcohol empezaba a hacer efecto. Mi móvil volvió a sonar. De nuevo era él preguntando si tenía planes para aquella noche. Mis braguitas se empezaron a mojar por completo solo de imaginarme lo que sería capaz de hacer en aquel momento.
Aprovecho para sentarme un rato a la mesa y descansar los pies de tanto jaleo. Cojo mi copa de vino, la llevo a mi boca de manera sensual, mientras leo el mensaje. Es una simple ubicación. No lo pienso. Salgo del teatro y me planto allí en menos de 15 minutos. 
Lo veo sentado en la barra de un bar. Me saluda casi como si no me conociera.  Me siento provocada y me suelto un poco, subo mi falfa y abro mis piernas sutilmente. Logro la reacción deseada, lo veo que se acerca más a mi. Me besa la mejilla, bien cerca de mi boca, mientras apoya su mano tibia sobre mi muslo apretándome. Es bien atrevido y rápido. Me gusta que los hombres tomen la iniciativa y yo mostrarme más tímida.
Me invita a bailar y me toma de la mano. La música era bien sensual, de las que se bailan pegaditos, casi erótica, perfecta para la ocasión.
Me roza el cuello con sus labios, mientras siento su respiración agitada, sus manos que empezaron en mi cintura ya están sobre mis nalgas, y sus movimientos me tienen enloquecida. Su erección no se hace esperar, se marca el bulto en su pantalón y lo frota contra mí calentándome. 
Definitivamente había chispas entre nosotros, pero ya el sitio no parecía el adecuado para la temperatura que teníamos. Salimos y me invita a su casa. De más está decir que acepto encantada. Todo el camino me iba tocando, me palpaba cada centímetro de mi cuerpo, sentía como se empezaba a mojar mi braga.
Al fin en su casa, entramos y sin más preámbulos me toma en sus brazos y me tira sobre la cama, casi me arranca la ropa y me acaricia a la vez. Desnudos los dos me susurra cuanto me desea, me confiesa que desde que entré al bar y me vio no dejaba de pensar en este momento, y en todo lo que tenía deseos de hacerme. Empieza a besarme apasionadamente, mientras con sus dedos húmedos me frota el clítoris, me toca los senos y los aprieta chupando mis pezones duros del deseo. Siento su miembro hirviendo como lo pega contra mí y me roza. Con un camino de besos llega a mis piernas y las abre de par en par, deja caer su saliva directo en mi clítoris y lo lame con dulzura, empieza a chuparlo y me mira a los ojos buscando mi aprobación, empiezo a gemir para dejarle saber que me encanta y que lo hace excelente. Su lengua no para, me recorre completa.
Se detiene y me pone boca abajo, me muerde las nalgas y las aprieta como si se las fuera a comer, me lubrica el ano con su boca mientras me penetra con sus 2 dedos la vagina, me tiene excitada al máximo. Saca su pene y me penetra despacio, aumenta el ritmo y me hace venirme mientras me agarra del pelo y me tiene gimiendo.
Se prepara para otra ronda, aun no se quiere correr está empeñado en darme todo el placer a mi. Me lleva hasta el baño y me sube a la encimera de mármol, su miembro me llega exacto a donde tiene que llegar, me la mete otra vez, pero en esta ocasión con desespero, le pido que no pare, que me tiene a mil, me agarra duro de la cintura y me menea a su antojo, me aferro a su espalda y le marco mis uñas, me muerde los senos delicadamente y no para de metérmela, ya no aguanta más y me avisa que me va a dar toda su leche, como una perra en celo le digo que la quiero toda para mi, que me encaje completa.
Nos duchamos juntos, riéndonos y tocándonos, le froto la espalda y le agarro sus nalgas, se excita de nuevo, me pone contra la pared tomando el control, me agarra las manos y me mete la verga, dura otra vez y no me deja moverme, me hace suya con rabia, con fuerza, me dice que soy su perra mientras mis senos se aprietan contra el azulejo. No para de penetrarme con unos deseos violentos, me tiene gimiendo y casi sin aire. Le pido más, que me gusta, que me coja bien rico, que nadie me lo había hecho así. Se emociona tanto que siento algo caliente dentro de mí. Me corre por las piernas su semen ardiendo.
Termino de bañarme, esta vez sin contratiempos, me envuelvo en la toalla y salgo a vestirme, él está tirado sobre la cama recuperando el aliento. Termino de arreglarme y me acerco a su lado. Lo miro de frente y le beso la boca, le hago saber que ha sido el mejor polvo de mi vida, que me ha encantado. Me dirijo a la puerta mientras me mira extrañado. Ya te vas? Me pregunta.
Sí, ya me distes lo que quería ;))


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