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Secretos en la familia. Capítulo lll:

“Pistas, sorpresas y lujuria” 

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4485799/Secretos-en-la-familia-Capitulo-l.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4490019/Secretos-en-la-familia-Capitulo-ll.html

Era sábado por la tarde, mamá y papá todavía no regresaban de la casa del tío José, yo me encontraba mirando por la ventana de mi cuarto, esperando tener contacto con Agustina. Mi vecina al parecer había salido muy temprano junto a su padre, ya que aquel hombre tampoco se veía. Vagamente recordaba lo que ocurrió con Emma en la noche anterior, mi hermana en ese momento estaba mirando una película, ella se había mantenido distante conmigo, por lo que pensé que estaba avergonzada y arrepentida por lo que paso.

Espere por un tiempo más en la ventana pero parecía inútil, al parecer Agustina no iba a regresar temprano del lugar en donde había ido. Suspiré amargamente, al mismo tiempo escuchó un pequeño ruido, el cual provenía afuera de mi habitación, volteó mi mirada hacía la puerta y observé cómo se abrió lentamente. Emma entraba a mi cuarto vistiendo con una pequeña camiseta que le llegaba hasta la cintura y una falda que poco y nada le cubría. Su sonrisa coqueta me dejaba en claro que no estaba lamentándose por lo que pasó entre nosotros, al contrario, quería repetirlo. 

Emma: ¿Qué haces hermanito?

Me preguntó mientras cortaba la distancia entre ambos y sus dedos tocaban mi pecho, bajando de forma paulatina hasta llegar donde mi miembro. 

Yo: Na-nada… 

Emma: ¿Nada? ¿Entonces qué haces aquí solito y no has ido a divertirte conmigo?

Yo: He-hermana… Yo… Yo…

Emma: (Interrumpe) Ssshh… No digas nada hermano, (Sonríe) solo déjate llevar, como anoche. 

Emma quedó a unos centímetros de mí, sus labios finos se rozaron con los míos, su respiración me sofocaba y me mareaba, me tenía en donde ella quería tenerme, caliente y embobado, la tomé de su cintura desnuda y le comí la boca de una forma muy exquisita. Mi hermana no perdió la oportunidad, para filtrar sus manos en mi pantalón y agarrar mi verga erecta. Lo acariciaba con ternura, provocando que está solo siguiera creciendo entre la calidez de sus dedos. Emocionado, cargué a Emma quien no dejaba de besarme, la llevé hasta mi cama, donde la deje tumbada y fui acariciando su ardiente cuerpo. 

Le quité esa pequeña camiseta, apreciando así sus hermosas tetas, esos pezones duritos me deleitaban, al punto de que no pude controlarme y me puse a jugar con ellos. Los mordía y los pellizcaba, haciendo chillar a Emma. Los gemidos de mi hermana cada vez eran menos incontrolables, una de mis manos recorrió su cuerpo pausadamente hasta llegar a su vulva, me di cuenta de que ella estaba muy mojada. Yo ansioso por ese coñito, le quite la bombacha, mi boca se acercó a ese bello chochito y pase mi lengua por esos suaves labios vaginales.

–“Aaahhhggr… Hhhmmm…”- jadeaba mi hermana, empuñando sus manos y apretando las sabanas. Sus jugos eran tan dulces y adictivos, que, tras esas primeras lamidas, enterré mi boca en su coño por unos largos minutos. Emma no pudo soportar más mi comida de chocho y terminó corriéndose bastante. Saboreando sus jugos, me bajé el pantalón, los ojos de mi hermana se dilataron al ver que mi miembro estaba durísimo. Lo acerqué a su vulva y fui sobándola entre sus labios húmedos, mientras le daba un beso cachondo, sabía que lo que Emma quería y yo estaba dispuesto a dárselo.

No obstante, todos esos pensamientos obscenos y depravados en mí, se esfumaron cuando sentí un golpecillo en mi ventana. En un murmullo escuché mi nombre, sabía que era Agustina, apartándome de mi hermana y subiéndome el pantalón me asome a la ventana a la vez que Emma confundida me recriminaba por lo que estaba haciendo. Al ver a mi vecina, sonreír y ella me hizo el gesto para que baje, sin decirle nada a mi hermana, salí de mi cuarto y bajé para encontrarme con Agustina. 

Mi bella y coqueta vecina como casi siempre vestía con una ropa holgada, yo allegándome donde ella, la abracé. Después de todo lo que habíamos compartido, el miedo de que me vieran junto a ella era el menor de los problemas. Agustina parecía muy feliz de verme, ya que me abrazó muy fuerte, luego me susurró que había pasado con Emma, yo no sabía si era prudente confesarle la verdad, pero sus ojos me invitaban a hacerlo, ya que ella desde un inicio fue sincera conmigo. 

Yo: Difícil de explicar todo, pero antes dime, ¿a dónde andabas?

Agustina: ¿Qué no es obvio? 

Señalando su vestimenta.

Agustina: Andaba pescando con mi padre, así es como pasamos el tiempo entre nosotros. 

Afirmó sonriendo. 

Yo: Joder, ahora comienzo a comprender tu fuerza, a diferencia de mí, sí que haces actividades.   

Agustina: Te asombrarías saber que pesqué un pez tan grande como tu…

Al dejar en suspenso la oración mis ojos se dilataran imaginándome un enorme pescado. 

Agustina: Como tu pene.

Dijo riendo y volviéndome a abrazar. 

Yo: Por un momento en verdad pensé que atrapaste uno inmenso, pero si fue uno pequeño, ¿por qué me sorprendería? 

Agustina: ¿Pequeño? ¿Así que consideras pequeño eso que tienes entre tus piernas?

Yo: A diferencia de los tipos de tus vídeos, sí. Creo que solo supero a uno.
 
Agustina: Así que estuviste viendo mis vídeos, que guarrillo eres, Brunito. Pero yo que he tenido esas pollas de cerca, puedo asegurar que la tienes más grande que más de uno. 

La distancia entre los dos era muy corta, tanto que podía sentir como sus pechos se aplanaban contra el mío. Juguetona me muerde la oreja y me susurra –“Acompáñame”-, al mismo tiempo que me toma de la mano y me jala. Yo la seguía sin saber hasta dónde me llevaría, nos detuvimos en un parque, sentándonos en uno de los banquillos, ella deja reposar su cabeza contra mi hombro. –“Ahora dime ¿qué paso con tu hermana?, porque dudo que haya asimilado todo de un momento a otro”- afirmó.

Yo suspire antes de revelarle lo que paso luego de que ella se fue, su rostro fue de total sorpresa y extrañeza, algo normal. Tras terminar de relatarle todo, ella dijo comprender mejor los celos de Emma, mirándome a los ojos me preguntó si me había gustado la mamada de mi hermana o sus besos. Por una parte, sí me había gustado todo lo que viví con Emma, sin embargo, no se comparaba a eso besos que ella me daba y estoy seguro que sus mamadas serían más alucinantes. 

Ante mi silencio, ella soltó una corta carcajada, no parecía estar celosa o molesta, quizás en el fondo sabía que yo la prefería por lejos o todo era un simple juego para mi vecina. Agustina volvió a tomarme de la mano, no obstante, a diferencia de cómo llegamos ahí, regresamos a caminando lentamente hasta nuestras casa. Justo cuando iba a despedirme de ella, mi madre aparece en la puerta, su rostro de asombro pasó a uno molesto, –“Bruno ven aquí”- gritó enojada.

Agustina comprendió la situación así que se limitó a sonreírme y se fue a su hogar, yo al ir aproximándome a mamá me percaté que su cara era más bien celos que de molestia. Yo iba a pedirle perdón por no haberle avisado que saldría, entonces ella llega y me abraza. No comenté nada, sabía que era inútil y en el fondo prefería que mi rostro se hundiera entre esos dos senos en vez de oír el sermón de mamá. Aunque me percaté de algo, su cuerpo no desprendía el mismo olor de siempre, sino una mezcla entre su fragancia y el de otra persona.

Esa noche mi vecina no fue a pajearme como era de costumbre, a pesar de eso me quedé dormido como un tronco. Aunque por un momento casi abro los ojos, resulta que sentía como una mano tenía mi polla sujetada y me la jalaba con fuerza, a la vez que sentía mi cara entre unas suaves y redondas almohadas. Sin embargo, estaba tan cansado que fui incapaz de abrir los ojos. Cuando me desperté al otro día, hice la rutina de siempre, pero cuando me metí al baño, observé que mamá estaba usando la ducha.

Sabía que tenía que salir de ahí que era inmoral ver ese increíble cuerpo maduro desnudo. No obstante, no podía moverme y tampoco dejar de admirar ese cuerpo hermoso, al que me encantaba delinear, pero que ya no lo hacía por el idiota de Jorge. Mi respiración se me aceleraba y poco a poco mi pene fue tomando forma, al ir retrocediendo para huir de esa situación, mi madre me ve. En vez de estar avergonzada o molesta que sería algo normal, ella parecía estar feliz. 

Secretos en la familia. Capítulo lll:


Isidora: Vaya, veo que mi niñito se quiere bañar con mami como lo hacíamos antes. 

Manifestó con una sonrisilla traviesa. 

Yo: Ma… Mamá pe-perdóname… Nn-no… No, sabía que tú estabas aquí. 

Tratando de no mirar su figura de frente, ya que de seguro esas tetas y ese coño me harían delirar. Exaspero buscaba la manera de escapar de ese lugar, sin embargo, antes de que pudiera dar con la manilla, mi madre se me arrimó. Me quedé paralizado, no sabía qué hacer sin ser brusco con la mujer que me dio a luz, entre tanto ella fue quitándome el pijama. Sin que me diera cuenta, tenía el cuerpo húmedo de mi madre apegado al mío, nuestras pieles se frotaban y mi pene golpeaba su barriguita.

Quería decir algo para oponerme a lo que estaba ocurriendo, pero simplemente era un muñeco al que mi madre con una sonrisa, llevó adentro de la ducha y empezó a enjabonar. Su mirada era distinta a la que veía comúnmente, no había rastro de mi madre en ella, solo una aterradora lujuria. Buscaba mantener la calma, de no caer en esa misma locura que tenía domina a mamá, de evitar hacer algo de lo que me arrepentiría y aun así no dejaba de excitarme con ese cuerpo voluptuoso. 

Ella al tocarme la polla le brillaron los ojos, no paraba de acariciármela y yo no decía nada, más que soltar pequeños suspiros. Joder, mamá me estaba enloqueciendo tal como Agustina lo hacía. Con mis pensamientos nublados fui viendo que se colocó de puntillas para así alcanzar mis labios. No podía creer que mi madre estuviera pajeándome y sobando su boca con la mía, era todo una puta locura, algo que ni en mis sueños había ocurrido, me sentía cada vez más tentado por mi madre. 

Nuestros alientos se hacían uno como nuestras lenguas lo harían luego de unos segundos. Abrazándose, saboreaba la cálida y estimulante saliva de mi mamá, mis manos tímidamente tomaron su cintura, parecía que nunca iba a terminar de besarme con esa mujer. Hasta que por necesidad los hicimos, tomando aire, observaba la sonrisa coqueta de mi madre que entre sus voz agitada oí, –“Igual que en tu cumpleaños”-, en ese instante no procesé esa frase, ya que solo quería volver a sentir esa lengua. 
  
No obstante, antes de que pudiéramos continuar, Emma golpea la puerta y comenta que mi primo Antonio estaba llamando a mi madre. Ella nerviosa se separa de mí, con rapidez cubre su cuerpo con una toalla y sale del baño. Yo me quedé extrañado al inicio, porque quería seguir, así que no entendía la razón por el cual mamá corría para atenderle a Antonio. Luego me sentí mal, no era capaz de aceptar lo que habíamos hecho mi madre y yo.

Cuando salí del baño quería evitar a mi madre, sin embargo, cuando entraba a mi cuarto la vi saliendo del suyo. Ella lucia bastante guapa, con unos vaqueros muy ajustados que levantaban esa colita deliciosa que tenía y una blusa con un escote que hasta Dios quedaba flipado. Sin dejar de hablar por teléfono, bajo al primer piso y poco después la oí salir. Ese día no hice otra cosa que pasar encerrado en mi habitación, pensando detenidamente lo que había simbolizado ese beso. 

Solo con pensar en ella se me colocaba durísima, a pesar de mis remordimientos, anhelaba haber podido acabar con aquello. Mientras me la jalaba pensando en mi madre, me preguntaba si era capaz de tener sexo con mi propia mamá si la oportunidad se presentaba. Ese día mi madre regresó hasta la noche, para ser exactos casi a las 23:00 horas, mi padre no pudo decirle nada, ya que él y Emma había salido también y llegaron juntos más tarde que mamá, jocosos.

Era común que ellos desaparecieran misteriosamente y volvieran hasta la noche, pero nunca le tomé importancia, porque yo aprovechaba ese tiempo para pintar.  Lunes por la mañana me duchaba para ir al colegio, esperaba que Emma se fuera conmigo, como siempre, sin embargo, al salir del baño y tras cambiarme, me entero que mi hermana ya se había ido, ¿con quién? En ese momento lo desconocía. 

Cuando salía de la casa, mamá me retuvo y me dio un fuerte abrazo, justo Agustina sale de la suya con su padre, mi vecina sonríe al verme siendo “mimado” por mi madre y me grita si quería irme junto a ella y su padre. Mamá me miró nuevamente como una chica celosa, yo titubeé, hasta que luego de unos segundos le señale a la rubia que sí, que quería irme junto con ellos. Esto evidentemente enfado a mamá, quien dejó de abrazarme y se dio la media vuelta. 

Samuel no me dijo nada, por otra parte Agustina me llamaba “niñito de mamá”, yo en mi interior me decía, –Joder, si supieras lo que hice con mi madre ayer, dudo que me hablarías ahora-, mi verga no tardó en tomar forma por pensar en esa mujer que era nada menos que mi mamá. Las horas fueron avanzando, yo andaba algo distraído y Agustina se sentía incomoda con la mirada penetrante de Emma. El día parecía ser tranquilo para mí, demasiado para ser creíble, entonces llegó la hora del almuerzo.  

Me sentaba en una misma mesa con mi vecina, lo que ya era una costumbre, no obstante, Emma se uniría a nosotros. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que mi hermana y yo compartíamos en el almuerzo. La mirada de ella contra Agustina seguía haciendo el ambiente tenso, lo que acabaría cuando Emma recibió un mensaje en su celular, ella se mostró algo inquieta y me miraba de manera constante. Yo le consulté si estaba bien, ella me contestó que sí, levantándose se despidió argumentando que tenía que ir hacer algo con una amiga, yo no le respondí y simplemente mordí mi manzana. 

Mi hermana se marchó, sin embargo, una cosa me llamó la atención, pues no dejaba de mirarme, como si estuviera preocupada de que viera algo que ella no deseaba que observada. Al pasar cerca donde estaban Pedro y sus amiguitos comiendo, vi como el imbécil, le dio una ligera nalgada, ella no dijo nada, él volteó a mirarme con una sonrisa, luego se colocó de pie y se acercó donde mí. Fingí no haber visto la nalgada que le dio a Emma, ya que sabía que iba a solo perder el tiempo en una disputa. 

Agustina pensando que finalmente tendríamos un momento a solas, colocó su mano sobre mi pierna derecha y sus uñas rasgaban lentamente mi tronco. Por el jugueteó de esa rubia exquisita, no me di cuenta que Pedro y su grupito estaban alrededor de nosotros, ellos obviamente no desaprovecharon la oportunidad para fastidiarme, esta vez, sus palabras más ofensivas eran utilizando a mi madre –“Que mujer más maravillosa es tu madre Brunito, sí que sabe comer una polla”- balbuceó uno.
 
Para su sorpresa y la de mi vecina, yo dejé de comer y me coloqué de pie, durante toda mi vida escolar los había ignorado, pensando que si no los hacía caso iban a dejarme tranquilo, eso claramente jamás funciono, pero lo que me hacía levantarme era que insulten a mi mamá. –“Sabes Pedro, todas las personas tenemos un límite y tú con tus amiguitos, ya me tienen harto”- afirmé cortando distancia, los capullos que lo seguía se largaron a reír, entonces Pedro los hizo callar y les exigió que se disculparan conmigo. 

Esa reacción no me la esperaba ni los cabrones que lo seguía, él no tuvo que volver a repetir lo que había dicho, con su mirada, logró que esos tontos me pidieran perdón. Luego les solicitó que se vayan, ellos obedecieron, quedando él, Agustina y yo en la mesa.   

Yo: Y bien, dime… ¿Qué quieres?

Le pregunté desconcertado, él sonrió como si estuviera disfrutando de ese momento. 

Pedro: Necesito pedirte un gran favor. 

Yo: ¿Ah, sí?, ¿cuál?

Pedro: He oído que eres muy bueno dibujando y haciendo retratos, me gustaría que hicieras uno para mí. 

Me quedé paralizado, nadie sabía de mis dibujos a excepción de Agustina, ¿cómo él había logrado saber de ese pasatiempo mío? Él rio, –“Descuida, no le diré a nadie de tu secreto”- me susurró, –“Pero por favor, has un retrato de mi abuela, que estará de cumpleaños mañana”- agregó. Obviamente yo no me iba a quedar con la intriga del cómo y quién le dijo de mi hobby. Cuando se lo pregunté, él volvió a reírse y afirmó que un angelito había sido, mirando a Agustina, pensando que así yo iba a desconfiar de ella, pero era evidente que mentía.

Yo acepte su petición a cambio de que me pagara por ella, Pedro sonrió y me pasó una foto de su abuela, luego afirmó que cuando tuviera listo el trabajo me lo iba a pagar. Largándose así, Agustina me preguntó qué acababa de pasar y yo que todavía flipaba con todo, le respondí que no sabía. Salimos de clases y aunque mi vecina tenía la intensión de invitarme a salir, yo le dije que necesitaba empezar con el cuadro de la abuela de Pedro, lo antes posible. 

Regresé a casa y para mi sorpresa parecía no haber nadie, Emma desde que había salido del almuerzo no la vi más. Yendo a mi cuarto, comencé a pintar, mientras trabajaba, veía que mi vecina desde su ventana me observaba, parecía estar cautivada como trazaba con tanta delicadeza. Al acabar con el boceto, decidí echarme en mi cama, pensando que Agustina como todas las veces se metería a mi cuarto por la ventana. Sin embargo, no fue así y en cambio solo oí mi móvil vibrar.   

Eran unos mensajes, los cuales venía de un número desconocido, –“Hola, ¿qué tal?”- decía acompañado de unos emojis, bajando hasta el final, me encontré con la sorpresa de que había un vídeo. Pensé que era una travesura de la chica de al lado. Pero al abrir el vídeo y apreciar el contenido, quedé abrumado. Aquel vídeo parecía ser un fragmento de una película porno, pues en él, se veía a una mujer mamando una verga, pensé que era una broma, así que lo detuve y lo saqué. 

Salí de mi habitación, para ir a comer algo en la cocina, sin embargo, cuando iba caminando por el pasillo, escuché un golpe acompañado por un quejido de dolor, el cual provino del dormitorio de mis padres. Confundido me acerqué a la puerta, giré la manilla y abrí suavemente sin hacer un ruido, nervioso asomé mi cabeza, para averiguar lo que había pasado. Tal vez debí tocar la puerta y preguntar si estaba todo ok, para evitar la escena morbosa con la que me encontraría. Mi madre estaba completamente desnuda, con una toalla entre sus muslos que apenas le cubría una parte de su cola. 

Atolondrado y cachondo me quedé observando el escultural cuerpo de mi madre, todavía no olvidaba lo que había pasado el día anterior. Mi pija se endureció en cuestión de segundos, trataba de relajarme, pero era inútil al tener semejante mujer delante de tus ojos. Ella se tocaba el hombro y suspiraba, al parecer se había golpeado en esa parte cuando buscaba sus cremas y lociones. Por no huir a tiempo, mamá se percató de mi presencia, tomando la toalla de punta en punta, cubre sus piernas, aunque deja a la vista su culazo, su espalda y esas tetazas.
rubia
Ella sonrió, dándose vuelta lentamente me dijo en un tono cautivador, –“Bruno, menos mal que estás aquí, necesito que me hagas un gran favor, quiero que me des un masaje”- yo no dejaba de mirar sus melones desnudos, era tan notorio que mamá me los presumía más de la necesario. –“Tomaré ese silencio como un, «sí, mamá»”- expresó mientras se acomodaba para recostarse en su cama. Tragué saliva nuevamente y cegado por la calentura, di un paso hacia adelante, cerré la puerta, me acerqué donde ella para darle el masaje.

Suspiré al ver esa espalda desnuda tan de cerca, se veía delicada y sutil, como la de una jovencita a pesar de los años que ya tenía. En mi mente las imágenes de lo que paso en el baño se hacían presente. Tomé uno de sus aceites y lo fui vertiendo en su sexy figura, ella me pidió que empiece con sus hombros, ya que en esa zona era en donde estaba concentrada más la tensión. Efectivamente, mamá tenía varios nudos en sus hombros y cuello, supuse que eran por todo el trabajo que hacían en casa y el peso de sus senos. 

Sin decir nada, continuaba masajeándola y disfrutando por la suavidad de su cuerpo maduro, no obstante, las cosas empeorarían, o mejor dicho, se colocarían más cachondas. Ella soltaba unos gemidos por los masajes que me enloquecían, dejándome ir por la situación, fui tocando la espalda de mi madre con otras intenciones. Ya no le daba un masaje para hacerla sentir bien, al contrario, solo lo hacía para satisfacer mis deseos prohibidos. Mi verga seguía dura y ella se percataba de esto, moviendo ligeramente sus pies, pasa a golpear mi tranca. 

Al principio mamá tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo, de forma descarada comenzó a tocarme la polla con sus pies. Yo no le decía nada, pues lo estaba disfrutando, al igual que lo había hecho ayer con sus manos. Mordiendo mis labios, tome el valor para bajar aún más mis manos y poder así tocar esas redondas nalgas, que no logré tocar en el baño y que mi madre solía presumir. Al hacerlo me di cuenta de que también eran suaves, –Joder mi mamá tiene un cuerpo increíble- me repetía a mí mismo. 

Poco a poco mis dedos traviesos se fueron filtrando dentro de sus glúteos y rozaban gentilmente ese ano que me resultaba tan apetitoso. –“Oooohhh…”- soltó mi madre, sin embargo, no me detuvo. Yo continué y cada vez estaba yendo más profundo, aunque cuando iba a introducir uno de mis dedos dentro de su culito, ella tomó mis manos y entendí que estaba cruzando un límite. Avergonzado, le pedí perdón, ella entonces soltó una escueta risita coqueta, me quedé desconcertado, ella se levantó sin cubrirse y se acercó donde mí.

Sus labios se paseaban sobre los míos otra vez y mi respiración se aceleró. El erótico aroma de mamá me resultaba muy excitante, ella tocó mi tronco erecto con una de sus manos, yo perdido por la calentura la agarré de la cintura y la besé. Ambos estábamos tan cachondos que simplemente nos fuimos entregando a la lujuria, para terminar lo que no pudimos el día anterior. Nuestras bocas se sentían espectaculares, a diferencia a los que me daba con Agustina o los que me di con Emma, estos tenía un morbo que lo hacía exquisito, además de saber que era algo completamente prohibido, no obstante, eso mismo me hizo entrar en razón nuevamente. 

No podía permitir que aquello siguiera y fuéramos más lejos, ya que la culpabilidad no me dejaría tranquilo, menos si tengo que ver a mi padre todos los días. Él puede tener varios defectos, pero eso no me da a mí el derecho a cogerme a su mujer, que era mi madre. Me separe de ella y mamá quedó desconcertada, lo más seguro que estaba tan caliente con sentirse deseada que solo quería ser follada, sin embargo, yo era su hijo. –Pe-perdón, ma- le dije antes de darme la vuelta para salir de su cuarto e irme al mío, en donde estaría encerrado hasta la noche, terminando el retrato de la abuela de Pedro. 

Cuando bajé a comer, me sentí incomodo por tener que ver a mi madre, mi mente me traía instantáneamente los recuerdos de lo ocurrido en la tarde. Trate de evitar lo más posible a mamá y no hacer contacto visual con ella, aunque con solo oír su voz, mis pensamientos se hacían obscenos y mi miembro iba creciendo. Al terminar de comer, me fui a mi habitación, necesitaba jalarme el rabo, pero no quería hacerlo pensando en mi mamá, a pesar de mis esfuerzos de querer fantasear con Agustina, mamá siempre interrumpía y terminaba haciendolo con ella.

Me estaba dando por vencido, cuando recordé aquel vídeo que me habían enviado, tomé mi celular y lo busqué. Como mencione antes, el primer minuto de ese vídeo, solo se apreciaba a una mujer mamando una verga, no se veía su cara, solo su boca y que disfrutaba comer ese trozo de carne, el cual parecía ser más grande que el mío. Pensé que aquel vídeo solo era de una mamada y ya, lo que me comenzaba a resultar decepcionante, pues en Internet encontraría mejores vídeos. No obstante, justo en los minutos finales se enfocaba ligeramente el cuerpo de esa mujer. 

Me quedé perplejo, esas tetas y figura me recordaban a alguien que conocía, –“No, no puede ser ella”- me decía a mí mismo. El corazón se me fue agitando al grado que sentía los latidos en mis oídos y un ligero dolor en el pecho. Sin que se enfocada la cara de esa mujer aún, sabía que disfrutaba de esa cogida bestialmente, hasta que finalmente, ella se colocó de rodillas para recibir la descarga de su amante. En ese momento sentí que el corazón se me paró, era Natacha, la mamá de César, al ver cómo le cubrían el rostro con semen y su cara de satisfacción, no dude en pajearme.

Vi aquel vídeo hasta quedarme fatigado de tantas pajas que me hice, no podía creer que mi antigua vecina madura era realmente una puta. Me preguntaba de cuando era aquel vídeo y quién era el muchacho que le había dado tanto placer. Estaba completamente seguro de que no era su esposo ya que el cuerpo de ese tipo era de un joven aproximadamente de mi edad. Iba a cerrar los ojos para dormir, pero justo el mismo número me envió un mensaje, yo por curiosidad lo vi, el cual era una foto de mi madre acompañado del mensaje, –“Ella es la siguiente”-            
               
Al otro día durante el desayuno mis ojos no se apartaban de mi madre, cada pequeño movimiento que hacía, yo estaba alerta. Al principio ella se mostraba coqueta conmigo, al darse cuenta de que era mi centro de atención, pero paulatinamente se fue mostrando incomoda y hasta molesta. A pesar de eso, yo no podía dejar de mirarla, el solo hecho de imaginar a mi querida madre, quebrándose y cayendo en las sucias manos de un tipo depravado que quería cogérsela, me provocaba escalofrío, terror y una angustia desesperante. –“Bruno, Bruno… Oye Bruno…”- escuchaba una voz como si estuviera a distancia. 

Gire mi cabeza, dejando de observar por unos breves segundos a mi madre, apreciando así a mi padre, que me estaba pidiendo la azúcar. Todo para mí se veía en cámara lenta, una ansiedad enorme se me generaba por no estar viendo a mi mamá, en esos breves segundos pero eternos. Sentí un gran alivio cuando pude volver a observarla, ella suspiró de manera molesta, acercándose a mí, me preguntó, –“Bruno, ¿por qué no me dejas de mirar?”-  

Me quedé en silencio, en búsqueda de la mejor excusa posible, sin embargo, los nervios se apoderaban de mí. Ninguna palabra pasaba por mi cabeza en ese momento, cerré los ojos para encontrar algo de calma, pero oí la risita de Emma, la cual solo me exasperaba aún más. –Te puedes callar- le grité exaltado a mi hermana, mis padres quedaron sorprendido ante esta actitud mía y Emma, bueno ella se colocó a llorar, provocando que me sienta mal. 

Yo: Pe-perdón Emma… No quería gritarte, solo que estoy… Estoy… 

No era capaz de terminar la oración, enojado conmigo mismo, me coloqué de pie y me retiré a mi cuarto. Me eché en la cama abrumado, mirando al techo me coloqué a reflexionar por un largo tiempo. Mi vida comenzaba a parecerme un asco, tantos misterios de un día a otro me enfermaban, además sentía que mis padres estaban cada vez más distantes y aunque ellos no querían preocuparnos, tenía el presentimiento que tarde o temprano, me llegaría la noticia de que se iban a divorciar.

Boté unas lágrimas de frustración, entonces escucho que tocan mi puerta, la abren y veo entrar a mi habitación a mamá. Ella sin decir algo, se sienta en mi cama, yo hago lo propio y buscó cobijo entre sus brazos. Mamá me abrazó fuertemente, mi rostro quedo entre sus senos y dejé salir un llanto desgarrador, como cuando era un niño y no me salía algo bien. Mi madre acariciaba mi nuca y trataba de consolarme, aquella escena tan conmovedora e inocente, se transformaría en una indebida y pervertida, ya que, tras soltar esas lágrimas, levanté mi mirada, observando fijamente a mamá, acerque mis labios a los de ella. 

No sé qué me impulso hacer aquello, tal vez por lo confundido que me encontraba con todo lo que estaba pasando en ese corto periodo y el miedo de perder a mamá. Ella no colocó resistencia, abrió sus labios y nos comimos la boca. Su lengua se sentía tan cachonda, que provocaba a la mía, mis manos que estaban apoyada en su espalda fueron bajando lentamente hasta su cintura. Luego ella quedó recostada en mi cama y yo encima de ella, con mis dedos desbrochando el botón de su pantalón. Nos detuvimos por unos segundos, donde nos miramos con mucha lujuria. 

Yo: Mamá… 

Expresé mientras acercaba nuevamente mi boca a la suya estaba cerca de devorársela otra vez, pero justo en ese momento tocaron mi puerta, al igual que en el baño. Al escuchar que la abrían rápidamente me aparte de mi madre y me quede sentado en la cama, con el corazón acelerado. Era mi padre, quien se quedó parado en la puerta, –“Un tal Pedro, está abajo Bruno, dijo que vino a buscar un encargo que te hizo”- manifestó papá, antes de darse la media vuelta e irse. Mamá me miró extrañada, –“¿Pedro? ¿Qué encargó te hizo ese chico a ti?”- consultó algo exaltada.   

Yo tragué mis salivas y sin contestarle a mi madre, me coloqué de pie. Me acerqué a mi armario, en donde tenía guardado el retrato de la abuela de Pedro. Antes de sacarlo, sentí un cosquilleo en mi interior, era la primera vez que mi madre y mi familia vería uno de mis trabajos, suspire, mientras escuchaba a mamá preguntarme cuál era el encargó. Finalmente saque el cuadro y le mostré el retrato, ella quedó anonadada, sin esperar que me dijera algo, bajé para entregarle a Pedro el retrato de su abuela. Él estaba hablando muy amigablemente con Emma, lo que me llamo la atención.

Al ver que me aproximaba, ellos dejaron de murmullar, Pedro sonrió, tomó el cuadro y lo observó detenidamente, –“Wow… Impresionante el nivel de detalle”- afirmó, luego agregó –“Eres más bueno de lo que imaginaba, Brunito”- sacando de sus bolsillos dinero. No habíamos fijado un monto, pero lo que me había entregado era más de lo que esperaba, Pedro se despidió de mi hermana y caminó a la salida, en ese corto trayecto, observó a mamá que estaba bajando de las escaleras. Él sonrió y balbuceó, –“Buen día, señora Isidora, me ha alegrado la mañana con su presencia”-    

Me hirvió la sangre, al ver que ese imbécil no perdía la oportunidad para provocarme, confirmando así que esa tregua que él quería conmigo, solo era una mentira. Sin embargo, evité hacer algo estúpido, porque tras decir eso, él se fue, por otra parte, mamá quedó como aterrada luego de verlo y no movió ni un musculo. Tenía muchas intrigas, las cuales quería resolver, no obstante, primero tendría que lidiar con un pequeño problema, que era papá. Él siempre ha sido una persona con un pensamiento muy cerrado y todo lo relacionado al arte, lo vincula como cosas de mujeres.

Daniel: (Enojado) ¿Qué mierda es eso Bruno? 

Yo: Papá… Verás, a mí…

Antes que dijera algo o que mi padre quisiera molerme a golpes, Agustina se asomó por la puerta, que Pedro había dejado abierta. Corriendo donde mí me abraza y para sorpresa de mi padre, me besa. –“Oye, Bruno te estaba esperando para que vayamos a clases, pero como no salía me estaba preocupando”- dijo esa chica, causando la ira de mi hermana y mi madre, mientras que una sonrisilla se le forjó a mi padre. 

Daniel: Joder campeón, no me asustes así, debiste haber mencionado que ya tienes novia. 

Él como si lo del cuadro jamás hubiera pasado se retira feliz. Mi madre en cambio hecho una tromba quería solo sacar a patadas a la vecina, Emma se me allegó y me tomó el brazo diciendo que era hora de irnos. Para su mala fortuna, Agustina nos acompañó, veía que Emma estaba hirviendo de furia, pero era incapaz de decirle algo a nuestra vecina, que aprovechaba cada instante para hacerla enojar más, al apegarme a ella y coquetearme descaradamente.

Durante una de las clases me dio ganas de ir a orinar, al ir llegando al baño, siento cómo unas manos me envuelven. Al darme vuelta me dio cuenta que era mi hermana, ella sonriendo, pasó su lengua por sus labios me miró detenidamente por unos segundos. –“Hermanito, ¿por qué no me muestras esa linda verga que tienes?”- me susurró. A la vez que sus manos juguetonas iban hacia mi entrepierna y su boquita empezaba a provocarme, resistirme era inútil. 

Emma: ¿Qué pasa? ¿No quieres jugar con tu sexy hermana?

Yo: No… No es eso… Pe-pero…

Emma: ¿Pero qué hermanito?

Yo: Pero… No es el lugar adecuado Emma. 

Emma: ¿Adecuado? (Ríe) Estoy segura que vienes a divertirte aquí con esa zorra.

Emma me besó y fui calentándome más y más, con mis manos la sujeté y la apegué más a mí. La boca de mi hermana se había vuelto más ardiente que antes y a la vez muy adictiva. Ella sonrió traviesamente, mi polla palpitaba entre sus manos cálidas, apretando fuerte mi tronco erecto, comenzó a jalarlo. –Oooohhhgg… Mmhhgg…- jadeé, ahogué los siguientes gemidos besándola, esa maravillosa tentación que a la vez me era aterradora, se sentía espectacular. No obstante, cuando pensé que mi hermana me iba a dar una de sus mamadas, su celular suena y ella se detiene. 

Se colocó a revisar los mensajes que le habían llegado, luego de hacerlo, me mira y me dice que tenía que irse, yo descolocado le consulté, –¿Qué? ¿Cómo que te vas a ir?- ella solo sonrió y me pidió perdón. Desilusionado, me fui a orinar, luego regresé al salón solo para percatarme que Emma no estaba, ¿en dónde carajos se había metido esa chica?, fue lo primero que pensé. La clase terminó y Emma no regresó, minutos después la vi llegar, recogiendo sus cosas para irse, pero aún faltaba una clase más.

Quise acercarme y consultarle a dónde se iba, pero justo Pedro se colocó en frente mío, felicitándome una vez más por el trabajo que había hecho, diciendo que no pensó que iba a terminarlo en un día, menos con tanta calidad. Yo quería sacarme a ese pendejo de encima, sin embargo, parecía que me retenía a propósito, cuando logré mirar al puesto de mi hermana, ella ya se había ido. Camino a casa, Agustina me decía que andaba muy serio y tenso, efectivamente andaba así por todo lo que estaba viviendo, aunque no tenía el valor de confesarle lo que estaba ocurriendo entre mi madre y yo.

Al llegar a casa otra vez todo estaba en silencio, pensé que mamá estaría en su dormitorio como el día anterior. No obstante, al ir a verla, comprobé que ella no estaba en su habitación, quizás eran delirios míos pero esas salidas misteriosas me comenzaban a agobiar. Me fui a mi cuarto, en donde me quedé reflexionando, durante todo ese tiempo, mi mente fue perturbándome, haciéndome pensar en lo peor, por ese estúpido mensaje que había recibido en la noche. 

Había muchas cosas que no comprendía, tantas que comenzaban a ajetrearme, muchos misterios a mi alrededor y casi ninguna respuesta, jamás me gustó estar en esas situaciones, menos enfrentarlas. Aquellas horas, solo nadé en un mar de dudas, hasta que Agustina logró calmar ese calvario al entrar por mi ventana, sonriendo se me acercó y se acurrucó a mi lado. –“¿Pasa algo?”- me preguntó con un tono de preocupación. Me quedé callado unos segundos, luego tomé mi móvil y le mostré los mensajes de ese número extraño. 

Ella quedó atónita, aquello parecía una broma y al mismo tiempo no, mirándome fijamente, me consultó si tenía una idea de quién podía ser, yo le dije que no, añadiendo a mi comentario, que mi madre salía de casa y volvía muy rara. Entonces mi vecina me propuso una idea que tal vez me ayudaría a aliviarme o hundirme en la locura. Colocar cámaras por ciertos rincones de mi casa y así poder aclarar esas intrigas que me torturaban. Ella trazó absolutamente todo, para que ejecutemos ese plan al otro día.  

Fingimos ir a la escuela, para nuestra suerte, Emma se había ido antes como hace unos días. Nos ocultamos en el hogar de Agustina, ya que ahí ella tenía unas pequeñas cámaras de vigilancia las cuales usaríamos. Desde ese sector podíamos solo observar a mi madre cuando estuviese en la cocina y también podríamos verla si salía, esa era la oportunidad que esperábamos, para filtrarnos en la casa y ejecutar el siguiente pasó del plan. Pasamos horas esperando para que se diera aquel escenario, mi corazón se aceleraba y yo me impacientaba.

Finalmente llegó el momento tan ansiado, mamá salía para ir a comprar, al verla caminar por la calle me quedé anonadado. –Joder, mamá- murmure al apreciar como meneaba sus caderas de forma descarada delante de un grupo de hombres, esperando que la miraran y le dijeran algún halago o algo obsceno. Ella vestía en ese instante con un vaquero ajustado, unos tacones y una camiseta corta que tenía un nudo, la cual le permitía presumir su plano abdomen y su cintura infernal. –Papá es un imbécil- me decía a mí mismo, por tener a semejante hembra sin sexo. 

Tenía la polla durísima, era tan notoria mi erección que Agustina se percató de está, ella me miró por unos segundos y posterior a morderse su labio inferior, comenzó a masturbarme. Yo pensaba en mamá, en esos labios sabrosos que tenía, en ese cuerpo divino y ardiente. Al terminar, me quedé en el suelo discutiendo conmigo mismo, sobre lo que estaba haciendo y ese deseo inmoral que estaba teniendo mientras que mi vecina degustaba de mi semen. No obstante, el tiempo estaba corriendo y no podía permitirme perder esa oportunidad, tenía para llevar a cabo mi objetivo. 

Al entrar a la casa comenzamos a colocar cámaras en puntos claves, tras instalar las últimas cámaras en la sala de estar, nos sobró una, la cual decidí ir a colocarla en el dormitorio de mis padres. Mientras lo hacía, mamá llegaba de sus compras, yo totalmente concentrado no la oí entrar, menos cuando empezó a subir las escaleras. Agustina en cambio, si la notó y se ocultó en mi cuarto. Suspiré aliviado cuando tenía instalada la cámara, me di la media vuelta y salí de la habitación.

Al abrir la puerta, mi corazón quedo helado al igual que todo mi cuerpo, para mi mala fortuna, mi madre estaba entrando al baño, justo en el instante que yo abrí la puerta. Ella se volteó para mirarme con extrañeza y confusión, –“¿Bruno?”- exclamó sorprendida, yo solo trataba de buscar alguna forma de escaparme de aquella incomoda y lamentable situación. Sin embargo, mamá cambio su rostro perplejo a uno coqueto, apoyando su trasero y espalda con la esquina de la puerta, no me quitaba los ojos de encima y el ambiente se hacía caliente y tentador.

Isidora: Hijo, ¿andabas buscando a mami?    

Manifestó con una voz juguetona, yo estaba encandilado observándola y sintiendo como mi verga se endurecía de nuevo, no obstante, antes de que ocurriera algo entre nosotros, sonó el timbre. Pensé que era mi vecina salvándome, mamá suspiró y me pidió que baje a ver quién era, mientras ella tomaría una ducha. Apenas mi madre se mete al baño, Agustina sale de mi cuarto, intrigado baje junto a la rubia al primer piso para averiguar quién tocada, quedé tieso cuando vi a mi tía Victoria al otro lado de la puerta.  
 
Mi tía siempre me ha parecido muy atractiva, al igual que mi madre es una mujer bella y sensual. Verla después de un largo tiempo, me producía alegría, pero a la vez cierta incomodes, pues si mi madre había comenzado a tener una actitud traviesa conmigo, Vicky lo había tenido siempre y si no caí en sus garras antes, era porque no me interesaba el sexo y no había comprobado en lo bien que se sentía cosas como las pajas y las mamadas. Ella sonrió al verme, –“Brunito, pero que hombre más guapo te has hecho, ahora entiendo porque Isi te cuida tanto”- fue lo primero que me dijo mi tía, para luego abrazarme.  

Sus tetas y su fragancia de mujer, ya hacía que mi polla tomará su forma erecta, ella notó el bulto que se me había formado en el pantalón y rio. –“Veo que por primera vez tu amiguito está feliz de verme”- me susurró en el oído. Después miró a Agustina y con una sonrisilla exclamó, –“Guao, ¿está linda muchacha es tu novia?”-, mi vecina se limitó a sonreír. Victoria entró a la casa con una maleta, mientras avanzaba hacia la sala de estar, me preguntó por mi madre, yo le dije que estaba bañándose, sin quitarle la mirada su cuerpazo. En ese momento mi tía llevaba puesto un vestido color verde neón con un encantador escote en los pechos y de largor le llegaba hasta los muslos.

Vicky estaba muy consiente en que la devoraba con la mirada, sin embargo, no hacía nada porque Agustina estaba a nuestro lado. Pero la rubia entendiendo que era el momento oportuno para irse, se despide de mí y mi tía, quien al verla salir me deja apreciar sus tetas. Me mordí los labios y trataba de mantener la calma, ella cortaba la distancia entre ambos, me preguntaba cómo había estado desde la última vez que nos vimos, yo embobado, le respondía que bien. Mi tía rio y abrazándome nuevamente, lleva mi rostro a sus senos y me murmura, –“Me alegró por ti me pequeño, yo en cambio estoy pasando por penas de amor”- 
  
Tras esa declaración, recordé que mi tía se iba a casar, por lo menos eso le había comentado a mi madre, después de ese viaje donde supuestamente fue a verla. En ese momento ella no tenía ningún anillo en su dedo, por lo que deduje que finalmente no se casaría y seguiría soltera. –“Podrías consolar a tu tía como cuando eras un nene”- afirmó ella, con sus uñas recorriendo mi espalda. Levanté mi mirada y al observar sus labios tan cercas, comenzaba a desear poder tocarlos y saborearlos, Victoria me sonrió y mientras lo hacía escuchamos un estruendo proveniente del baño, me separé de mi tía y corrí hasta allá, preocupado por mi madre.  

Al llegar al lugar, observé a mamá en el suelo, se había resbalado, sin embargo, no era tan grave a pesar de eso se golpeó muy fuerte en el brazo y le dolía el pie. Por el susto, olvide de que estaba desnuda y simplemente la cargue entre mis brazos y la llevé a su dormitorio, en ese momento, mi tía Victoria aparece, provocando en mi madre un gesto de enojo. –“¿Victoria?”- dijo muy seria, mientras la recostaba en su cama. –“Hola hermana, ¿cómo estás? Yo muy bien, estaba pasándola estupendo con mi sobrino, hasta que a ti, se te ocurrió caerte”- contestó mi tía de manera burlista. 

Isidora: (Suspira) Terminaste con Eduardo, ¿verdad?... Espera mejor no me respondas, es evidente que así fue. ¿Por qué no maduras de una vez Victoria y te dejas de comportarte como una adolescente?

Vicky: Bruno, ¿vamos a la cocina? Yo te preparo algo para comer y así nos seguimos colocando al día y me comentas más de esa muchachita. 

Isidora: (Molesta) Victoria te estoy hablando, no actúes que no me oíste. 

Vicky: Sí, termine con Eduardo, para tu mala fortuna, no me voy a casar y seguiré siendo la oveja negra de nuestra familia. Si eso es todo lo que querías oír, me largo con mi sobrino.

Mi tía me tomo del brazo e intento llevarme, pero mi madre me tomó de la mano, ambas me jalaban de un lado a otro, parecía algún juguete por el cual se peleaban cuando eran niñas. Finalmente se detuvieron y hablaron por unos minutos de manera seria. Vicky se quedaría en casa por unos días, al igual como lo había hechos en sus otras rupturas, aunque esta vez era diferente, pues su expareja, le había dado bastante dinero, lo que me genero incertidumbre, es decir, nadie le da dinero a su ex, menos si esta le había sido infiel.

Algo no me cuadraba en su historia, sin embargo, era mi tía y ella a pesar de ser infantil e inmadura en varias cosas, nunca ha sido una mentirosa, por lo menos con nosotros. Que Victoria estuviera con nosotros no me molestaba para nada, por otra parte, a mi madre si le causaba un poco de enojo, no obstante, era su hermana y a pesar de su rivalidad se querían. Mi padre no opinaba en esto y aunque tuviera alguna queja no sería escuchada y Emma solía llevarse muy bien con Vicky.  Hubo un momento en que me encontré con mi tía en la cocina y tras verla me dieron unas ganas en dejarla en pelotas y chuparle esas tetas y ese chocho.

tetonas
 

Iniciando el jueves, las cosas ya se colocarían más cachondas. Me desperté como todas las mañanas, iba a tomar una ducha, pero decidí bajar al primer piso para buscar mi celular, que había quedado en la cocina. Aun sobado y con los ojos semis abiertos, vi una figura difusa, al escuchar su voz me di cuenta de que era mi tía. –“Hola, Bruno”- dijo ella en un tono coqueto, yo la saludé sin verla claramente, al darme cuenta de que mi celular no estaba en el mesón en donde lo había dejado, me di vuelta para preguntarle a Victoria si lo había visto.
 
Yo: Tía, usted por casua…li-dad… 

Me quedé impactado, al ver a mi traviesa tía desnuda enfrente de mí, ella rio con goce como dando a entender que todo aquello lo había planeado y salió a la perfección. Luego llevó su brazo derecho hacia la cabeza y su dedo índice de la mano izquierda a sus labios, invitándome a deleitarme con su cuerpo. –“¿Qué pasa sobrino? Jamás habías visto un cuerpo tan atractivo como el mío”- murmulló. 
 
Yo: Ti- (glup) Tía… 

Balbuceé hipnotizado, acerqué mis manos en los pechos de ella, los apreté y soltó un pequeño, pero muy excitante chillido. Me mordí mis labios y fui allegándome a mi tía, Vicky volvió a soltar una carcajada y mientras mis labios rozaban los suyos, ella expresó, –“No te recordaba tan travieso, tu novia se va a enojar”- tras decir aquello, ella se apartó de mí y moviendo sus caderas sensualmente para que aprecie su culazo, salió de cocina. Estaba recaliente en ese instante, pero entonces me percaté que Agustina me miraba detenidamente. 

Yo: A-Agus…

Agustina: Ssshhh… No tienes que explicarme nada, con una tía así, hasta yo andaría atolondrada. 

Contestó agarrándome el miembro.

Agustina: Deberías aprovechar que esta soltera para hacer cosas guarras con ella. 

Añadió sonriendo, no sabía qué decir, ni siquiera era capaz de saber con exactitud lo que quería mi vecina conmigo, si buscaba algo serio o un simple jugueteó. Sin soltarme del pene me allegó a ella y me besó, yo la tomé de la cintura y quería desnudarla ahí mismo, entonces Agustina expresó, –“Ooohh, Brunooo… No es el lugar apropiado”- no sabía a qué se refería hasta que vi que mi padre estaba parado al frente de nosotros. Él desde que me vio con Agustina, me sonreía de oreja a oreja, por fin me transformé en su orgullo.

Sin decir nada, saca de su bolsillo unos preservativos y me los da, –“Ve a tu cuarto campeón”- me afirmó contento, justo mi madre con un rostro extrañado se asoma al lugar, al ver a nuestra vecina colocó de inmediato su ceño fruncido. Agustina me jaló y me llevó directo a mi habitación antes de que mi mamá dijera algo. Encerrados en el cuarto, ella se sienta en mi ordenador y comienza a teclear rápido, –“Ven Bruno”- dijo seria, yo me aproximé y vi las grabaciones de las cámaras que habíamos instalado.

Una vez más me quedaba confuso, ¿Agustina todo ese rato en la cocina actuó? Era imposible no preguntármelo y a pesar de querer mirar los vídeos, no podía concentrarme del todo. Por suerte aquel primer día no había nada interesante registrado, no obstante, ver a mi madre con una lencería maravillosa, hizo que valiera la pena el ver las grabaciones. La felicidad duraría poco, ya que golpearían la puerta, era nada menos que ella, que estaba enojada y me exigía que abriera. 

Agustina: Ay suegra no sea aguafiestas, solo estoy ayudando a Bruno a cambiarse, pero si quiere le hacemos un nieto. 

Esto claramente hizo que mi madre estallará y golpeando más fuerte la puerta, me decía que abriera o sufriría las consecuencias. En ese oigo a Vicky que le pedía a mi madre que se relaje, argumentando que yo ya era mayor de edad y podía estar con una mujer. Las hermanas se colocaban a discutir, lo que mi vecina aprovecha para invitarme a huir por la ventana. Jamás había realizado esa maniobra, temblando vi como ella se desplazó hasta el suelo y luego de buscar la escalera, me hacía la señal para que yo bajara ayudada de esta.

Sentándome en la ventana, los gritos de mi tía y mi madre se desvanecían, mi corazón se aceleró y no sé el motivo pero cerré los ojos, cuando solo tenía que pisar los peldaños de la escalera. Creo que bajé hasta la mitad antes de que perdiera pie y me caiga, luego de eso, perdí la consciencia como el primer día que conocía a la rubia de al lado. Desperté como a las 13 horas, estaba en la cama de Agustina mientras ella se miraba en el espejo y se probaba unos atuendos. 

Agustina: Vaya, pensé que te habías matado. 

Manifestó dándose vuelta.   
 
Yo: Joder, me duele mucho la cabeza. 

Agustina: Obvio si te diste un golpe muy duro, ya veo que tu madre me va a culpar por ese chichón. 

Yo: ¿Chichón?

Interrogué tocándome la cabeza a la vez que ella se reía. 

Agustina: Es broma, aunque ahora que despiertas, me preguntaba ¿qué querías hacer?, después de comer.
 
Dijo acercándose entretanto jugaba con su cabello. Yo la mire de pies a cabeza, queriendo decirle que se desnudara e hiciéramos el amor, porque estaba loco por ella. Sin embargo, no tenía el valor para hacerlo, así que solo me quedé viéndola mientras me sobaba la tranca con su mano. –“Te preparé un rico almuerzo y si no te molesta, quiero que me pintes luego”- al escuchar eso, se me puso más grande, parecía que iba a perforar el pantalón de lo dura que estaba. 

Yo acepte y efectivamente luego de comer, fui trazando ese cuerpo que se había desnudado para mí, no obstante, a diferencia de otras veces no podía dejar de tenerla dura, intenté de estar lo más concentrado, pero era inútil. De repente veo que esa chica se escabulle por el suelo y me baja la bragueta, liberando así mi vigoroso tronco, tomándolo entre sus manos, sonríe y me lo envuelve entre su lengua, haciendo que suelte el pincel y me dediqué a gemir. 

Chupó la cabeza de mi verga como si un helado y gradualmente fue engulléndosela, me tiritaban las piernas al ir sintiendo esos lindos labios descender por mi tallo y esa lengua moviéndose alrededor. Ella se detuvo a mitad de camino y saboreándose susurraba, –“Uuufff, que delicioso es tu pincel”-, abrió su boca otra vez y se la tragó completa, sin ninguna dificultad. A diferencia de Emma, mi vecina lo hacía con más maestría y se lo hice saber. 

Ella rio y acariciando mis huevos me comenta que siempre ha creído que mi hermana finge ser una mojigata y en realidad es una zorra como ella o peor. Tras mencionar aquello le da un par de besitos a mis bolas, para comenzar a chuparlas, era algo maravilloso, quería gritar de tanto placer que estaba recibiendo en ese breve instante. La cabeza me daba vuelta y traté de afirmarme de alguna parte, para no caerme, pues las piernas ya no me respondían como tal. 

Mi respiración se aceleró y acaricié la cabeza de esa muchacha rubia que me daba un salvaje deleite. Parando de comerme los huevos, vuelve a tragarse mi sable hasta el fondo, aquel sonido obsceno era excitante, hasta que finalmente acabé y solté toda mi carga. Agustina no dejó que cayera ninguna gota de su boca, aun cuando sentí que no fue una corta descarga, sino una muy larga. Relamiendo sus labios los abre y me muestra que se lo había tragado todo. 

Agustina: Que delicia. 

Yo: Uuhhh… Jo-joder… 

Agustina: Sabes deberías pedirle a tu tía que te la mame.

Yo: ¿Co-Cómo? 

Agustina: Tontito, te estoy dando la libertad que disfrutes de otras, porque quiero que tengas más experiencias, ya que una vez que empieces a salir conmigo, no te compartiré con ninguna.

Era la primera vez que ella era clara con lo que andaba buscando conmigo, no supe si sonreír o no, no obstante, durante toda esa tarde, hicimos cosas pervertidas, yo le comí su coñito y su culito, mientras ella me volvió a mamar la tranca. Cuando quise regresar a mi casa, Agustina no me dejaba ir, me besaba frenéticamente y yo disfrutando de esos besos, le dije que debía irme porque mi madre de seguro estaría muy enojada con mi huida. Mi vecina me acompañó a la salida, cubriendo su cuerpo con una bata, al mirar a la entrada de mi casa me encontré con algo curioso. 

Mi hermana estaba hablando con un hombre, él estaba de espalda, por lo que no logré identificarlo bien, además para que ella no me viera, volví a meterme dentro del hogar de Agustina, los dos observábamos desde la ventana. La intriga me consumía quería saber lo que se estaban diciendo y porqué parecían tan cercanos. Mi corazón se detuvo, cuando observe que mi tierna hermana, se arrimó hacía ese hombre y le comió la boca, fue un beso corto, pero muy ardiente. 

Emma se dio vuelta y llena de alegría entraba a casa, mientras que el hombre se volteaba para entrar en su coche. No sabía quién era, sin embargo, el rostro del maduro se me hacía conocido, bastante, traté de recordar en donde lo había visto antes, no obstante, era inútil para mí recordar si estaba procesando lo que había visto. Confundido me despedí de Agustina y caminé a casa. Al entrar, oí un par de carcajadas, supuse que estaban todos comiendo, así que me acerqué para unirme a ellos, pero las sorpresas no iban a parar, en la mesa se encontraba Jorge.
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Solo por Vicky quiero varios puntos en este capítulo o dejo la serie. Naa broma, espero que hayáis disfrutado de este nuevo episodio y nos vemos en el siguiente.
 

3 comentarios - Secretos en la familia. Capítulo lll:

Paprika2 +1
Carajo que bueno que va esto!! Van 10!
LyonF8 +1
Gracias por el apoyo y un gusto que la historia sea de tu agrado. Saludos✌.
ClonAngeluzMage +1
Ojalá Bruno resista las tentaciones de la Madre, hermana, tía 🙏 y junto a Agustina 😎 comience a hacer un seguimiento a todas las feminas de la casa incluido el padre😡 para luego hacer saltar todo por los aires 😎 y logre vengarse de todos los que lo trataron mal, especialmente del puto Pedro. 😡 Quiero ver el mundo arder. 😇
Excelente incorporacion de Victoria, ojala en el futuro podamos ver algun crossover de algun personajes de tus otros relatos. 😉
ClonAngeluzMage
Decir que Vicky es "coqueta" despues de enfiestarse en la cabaña con los compañeros de su novio, es como decir que un Leon es un gatito de peluche. 😆 Lo que tengo claro es que Bruno va a quedar mal despues de conocer los secretos de su familia. Tan mal queda que necesita la ayuda de un psicólogo y Vicky lo ayuda recomendandole uno (Tomas). Estoy metidisimo en la trama imaginando escenarios posibles. 🤔 Será Emma una amante de vergas maduras como Ignacia? (Vacaciones candentes) o solo se
ClonAngeluzMage +1
es una zorrita como el resto de las feminas de la historia? 🤔 La familia de cesar se fue debido al video de su madre? 🤔 Ver a Bruno sumergido en la mierda 🤕🤕 debido a todos los secretos de su familia sería un buen final de temporada y así escribas una 2° temporada donde veamos a Bruno en MODO John Wick 🕵tomando las riendas de su vida y no dejandose utilizar como juguete sexual, ni blanco de humillaciones por parte de su padre ni de nadie. 😡 esta historia da para mucho. 👍
ClonAngeluzMage
es una zorrita como el resto de las feminas de la historia? 🤔 La familia de cesar se fue debido al video de su madre? 🤔 Ver a Bruno sumergido en la mierda 🤕🤕 debido a todos los secretos de su familia sería un buen final de temporada y así escribas una 2° temporada donde veamos a Bruno en MODO John Wick 🕵tomando las riendas de su vida y no dejandose utilizar como juguete sexual, ni blanco de humillaciones por parte de su padre ni de nadie. 😡 esta historia da para mucho. 👍
leloir2010
Exelente la saga. Cada vez es mas intrigante y es un quilombo la familia de bruno. Esta saga tiene que ver con otras que escribiste? Van puntos. Me refiero a los comentarios antes mencionados