Aun recuerdo mi primer día en el nuevo instituto. Por razones que aun no he entendido mis padres decidieron cambiarme de instituto en bachillerato. Aunque era en la misma ciudad, a mi se me hizo un mundo. Yo tenía un montón de amigos y las notas me iban bien en general. Cuando llegué a mi nueva clase el primer día me hicieron presentarme, ponerme de pie, salir a la pizarra y contar un poco de donde venía. Como era de la misma ciudad no había nada muy interesante que decir, y de hecho, había algunas caras que me sonaban de cuando había salido de fiesta alguna noche.
Los días pasaron y poco a poco fui conociendo a la gente e intimando con ellos. Eran bastante simpáticos en general y había tíos que estaban bastante buenos. En especial había un grupo con el que me llevé bastante bien; se llamaban Sergio, Jesús y Fran. Los tres por las tardes estaban siempre juntos e iban al gimnasio, a jugar al fútbol o simplemente quedaban para tomar cañas, fumar e intentar pillar cacho. Poco a poco me fui uniendo a sus planes; me apunté al gimanasio con ellos, incluso fui a jugar al fútbol alguna vez pese a lo malo que era. A las cañas, fumar y salir de fiesta, obviamente fui siempre que pude. Y ligar, dado que estaba aun metido en el fondo del armario, pues algo hice, pero nada que pasase de cuatro besos mal dados. Ellos tres tampoco es que ligasen muchísimo, pero algo más hacían, aunque los 4 aun éramos vírgenes en contra de nuestra voluntad. En aquellos tiempos y en nuestra ciudad, conseguir follar era complicado aun siendo hetero. Y no es que no fuesen guapos ni estuviesen buenos. Sergio medía 1,80, rubio de ojos verdes y piel morena. Casi no tenía pelo en la barba ni en el pecho y tenía un cuerpo literalmente espectacular. Jesús era casi de la misma altura, uno o dos centímetros más bajo pero era guapísimo. Moreno de piel y pelo, con los ojos también verdes y grandes y unos abdominales que los quisieran los modelos. Fran era el menos impresionante de los 3, pero seguía teniendo un cuerpo trabajado, bonita sonrisa y era un poco más alto, cerca de 1.85. Además tenía unos brazos y unas piernas que podía levantar una vaca si quisiera.
Los días y las semanas iban pasando. Nuestra amistad cada vez estaba más consolidada y los cuatro éramos bastante inseparables. Un viernes noche antes de salir, como hacía frío nos fuimos a casa de Fran a tomar copas y quedamos directamente en la discoteca con el resto de gente de la clase. Fran vivía con sus padres pero se iban al pueblo todos los fines de semana y le dejaban solo en casa. Esto alguna vez nos había venido muy bien para comenzar la fiesta allí pero tampoco nos dejaba abusar. Aquel día como hacía frío no opuso mucha resistencia y aparecimos allí a las 7 de la tarde con la intención de tomar una caña previa, cenar y tomar las copas. Nada más llegar Fran nos abrió ya vestido, con un copazo en la mano y el pantalón desabrochado. Nos invitó a pasar con una sonrisa en la cara de oreja a oreja y entreabriendo las piernas para que no se le cayese el pantalón.
Te estamos interrumpiendo o qué? - le dijo Sergio con tono burlón.
Pues hombre, no te voy a engañar, justo ahora estaba viendo una peli tan a gusto en el salón.
Según entramos al salón entendimos su sonrisa. En la televisión había una tía comiéndose una polla del tamaño de mi antebrazo.
Joder como traga la tipa! - dijo Sergio descojonándose.- yo lo que quiero es alguien así, que pueda tragar toda esta tranca – mientras lo decía se agarraba el paquete que ya sabíamos que era gigante.
Jajajajaja anda, no te flipes que para ese palillo mondadientes no hace falta tanta boca. - Fran se reía porque aun sabiendo que la de Sergio era grande, todos intuíamos que la suya era como la de la televisión como mínimo.
Pues tu parece que tienes algo entre los dientes, así que si quieres me la saco y te ayudo a quitártelo.
Todos nos reímos porque Sergio había estado muy rápido mientras Fran nos invitó a sentarnos. Sacó vasos, hielos y bebida y lo que parecía que iban a ser unas cañas antes de cenar se convirtió en un botellón en toda regla. Las copas fueron cayendo y decidimos que no teníamos hambre como para cenar, por lo que mejor era hacerse un porro y jugar a algo. Al porro había que sumarle la excitación de 4 chavales tomando copas mientras en la tele hay una porno en la que un tío está follándose a una tipa.
La tarde fue pasando y seguimos tomando una copa tras otra, nos fumamos otro porro y comentamos la película entre carcajada y carcajada. Pasada una hora y media los cuatro llevábamos un ciego y un calentón considerable.
Echamos unas cartas o algo? - Dijo Sergio.
Si claro, con el calentón y el ciego que llevo solo puedo jugar al strip poker. - Dijo Fran visiblemente cachondo mientras se agarraba la polla por encima del pantalón.
Pues hazte una paja! - Jesús mientras decía esto no apartaba la mirada de la televisión y no paraba de acariciarse el paquete.
Paja la que te quieres hacer tu! que entre el porro que te has fumado y las 4 copas que llevas, por muy caliente que estés vas a tener un gatillazo como el de un señor mayor. - Fran comenzó a provocar a Jesús tal y como hacía siempre.
Qué voy a tener yo un gatillazo? Flipao! Si estoy hecho toro! - Gritó mientras marcaba biceps.
Si, un buey castrado más que un toro diría yo.
Todos rompimos a reír tan alto que debieron escucharnos los vecinos mientras Jesús se recomponía visiblemente sobrepasado por el comentario de Fran.
Pues si quieres lo comprobamos. Vamos a jugar a la galleta y ya que eres tan chulo te vas a comer una corrida del tamaño del cubata que te estás bebiendo.
Qué te apuestas a que te la comes tu, listo?
La coña fue subiendo de nivel entre Fran y Jesús, cachondos perdidos y heridos en su orgullo. Sergio y yo, también bastante cachondos mirábamos la situación partiéndonos de la risa. A mí, solo de pensar en jugar a la galleta con ellos tres me subía un calor desde la entrepierna hasta la cabeza que me hizo ponerme rojo.
Pues venga, no se diga más. Pero aquí jugamos todos. - Jesús gritó eso mientras venía de la cocina con una galleta en la mano y la ponía de un golpe sobre la mesa.
A mí no me jodáis! Yo me hago una paja tan tranquilo, pero no voy a jugar a ningún juego.
Venga Sergio, si sabes perfectamente que tu no vas a perder. Que tienes eyaculación precoz. - Fran tenía para todos. A mí directamente me miró y me dijo: - Tu con el pedo que llevas y lo cachondo que estás también juegas, eh? O follamos todos o la puta al río.
Yo estaba tan caliente y nervioso que solo atiné a reírme. Mientras tanto Fran se sacó un rabo del pantalón totalmente empalmado; grande, gordo, recto y venoso. Agarrándoselo con las dos manos lo zarandeó frente a la cara de Jesús provocándole. Era tan grande como una lata de medio litro de cerveza. Algo extremo.
Estás haciendo trampas! te la estás cascando ya! Aquí o todos a la vez o no vale. - Sergio claramente había decidido entrar en el juego.
Eso guárdatela! o las manos donde podamos verlas. - Dijo Jesús mientras se bajaba los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos y liberaba su polla que salía como un resorte. Era una polla muy bonita, con una cabeza proporcionada a un tronco ancho y largo. Le colgaban dos huevazos gigantes con muy poco pelo.
Era la primera vez que nos hacíamos una paja juntos, o al menos para mí. Nunca había visto sus pollas pero estaba al borde de correrme solo con mirarles y aun no habíamos empezado. En el salón había un olor a sexo, a pollas y a macho que me estaba volviendo loco.
Sergio y yo estábamos sentados en un sofá de dos plazas mientras Fran y Jesús estaban en un sillón cada uno a cada lado del sofá.
A ver, yo juego pero paso de estar aquí cascándomela con vosotros. - Sergio cogió una manta gigante y se la puso encima a la vez que se bajaba los pantalones.
Yo aproveché para hacer lo mismo y me refugié con él, ya que había manta para ambos. Estábamos tan pegados que debajo de la manta podía notar su brazo derecho rozando con mi brazo izquierdo. Notaba como disimuladamente iba subiendo y bajando la mano por su polla intentando darse ventaja. Notaba su pierna totalmente abierta descansar encima de la mía y sus pelos me hacían unas cosquillas que me estremecían. Los 4 estábamos ya totalmente espatarrados con la polla en la mano y meneándonosla ligeramente hasta que alguien dijese que empezaba la "carrera". Una carrera que tenía claro que iba a perder, aunque el simple hecho de tener que comerme esas 3 corridas me hacía casi eyacular.
Bueno: una, dos y tres!
Fran dio el toque de salida y los tres empezaron a machacársela como monos. Yo, gracias a la manta pude disimular que también me la estaba cascando, pero realmente ni me la tocaba ya que el roce más ligero podría hacer que me corriese de lo cachondo que estaba. Sin tener que desviar mucho la mirada podía ver a Fran y Jesús absolutamente fuera de sí. Tenían dos rabos monumentales que nada más empezar se veía que chorreaban liquido preseminal sin parar. Sergio también tenía la cara desencajada del esfuerzo y la tienda de campaña que hacía la manta dejaba intuir una polla como mínimo como la de Jesús. De repente Fran dio un salto, se acercó a la mesa, puso todo su glande en la galleta, que eran casi del mismo tamaño, y comenzó a soltar trallazos y trallazos de leche.
Jesús, vete preparando! Que seguro que se te está haciendo la boca agua.
Fran. todo chulo había dejado la galleta absolutamente cubierta de una lefa densa y blanca. Acto seguido Jesús dio un grito y comenzó a correrse según daba un salto del sillón. Aunque cayó algo encima de la mesa, la mayoría de la corrida fue a parar encima de la galleta. Su leche era un poco menos densa, pero entre los dos dejaron la galleta totalmente cubierta de leche.
En cuanto Jesús se corrió, Sergio me miró con cara de pánico y se puso a hacerse la paja a mucha más velocidad por el miedo de tener que comerse él la galleta. Yo seguí disimulando aumentando mi velocidad pero realmente seguía sin tocármela por miedo a correrme. Notaba el brazo de Sergio moverse con velocidad mientras su pierna se abría con fuerza y se apretaba contra la mía. Su piel comenzaba a traspirar y él comenzaba a soltar pequeños gemidos. En un momento dio un salto y se acercó corriendo a la mesa, dejándome por un segundo totalmente tapado por la manta. Me levanté igual de rápido pero Sergio ya estaba gritando de placer mientras inundaba la galleta con su corrida. A mi me bastó un segundo para correrme después de él dejando claro que el empate había sido por poco, pero yo directamente pasé de correrme encima de la galleta. Esta ya estaba demasiado cubierta y comenzaba a absorber la humedad de las corridas de mis amigos. Todos comenzaron a gritar como locos embriagados por la excitación y el alcohol.
Alguien va a cenar leche con galletas!!!
Todos se rieron al unísono mientras yo intentaba poner una cara de seriedad y circunstancias que realmente no sentía. Estaba a punto de correrme de nuevo solo de pensar en saborear esa galleta, pero claramente no iba a dejar que lo supiesen.
No, ni hablar. Yo no me voy a comer esa galleta. Sergio me ha tirado la manta a la cabeza cuando estaba a punto de correrme y por eso se ha corrido él antes.
Anda! Anda! No pongas excusas que has perdido y te toca comértela.
Que ni de coña. No haber hecho trampas. Si quieres en 20 minutos jugamos otra vez y vas a ver como te la comes tu.
Si, si. Lo que quieras, pero esta de momento te toca a tí. - Fran y Jesús se partían de la risa mientras Sergio se defendía atacándome.
Tras uno o dos minutos discutiendo acaloradamente con Sergio, Fran nos interrumpió:
A veeer, haya paz. Si queréis en 20 minutos repetimos.
Me parece lo más justo. - Mierda, estaba a punto de quedarme sin galleta.
Si, pero en tu caso será doble o nada. Estás de acuerdo? - Fran me miró directamente a los ojos con una lujuria que no le había visto en la vida.
Como que doble o nada? No me voy a comer esa galleta después de 20 minutos ahí.
Ok. En caso de que perdamos alguno de nosotros tres, nos comeremos la galleta. Pero si pierdes tu, nos comerás las polla a los tres.
Tu estás flipando!! - Solo escuchar su proposición me dio un calambre en la polla que me la puso tan dura como antes de correrme.
A ver, es lo más justo. Si no, qué ganamos nosotros con el doble o nada? A mi que me importa que te comas una o dos galletas? - Sergio comenzó a argumentar que ellos tenían que tener algún beneficio por darme una segunda oportunidad y arriesgarse de muevo a comerse una galleta.
Tras aparentar que me hacía de rogar un rato acepté. Jesús dio una palmada de alegría y un grito de satisfacción. Tenía claro que él no iba a perder y se notaba en su rabo, aun al aire, que le excitaba la idea de que yo le pudiese acabar comiendo la polla.
Ok, pues poner las alarmas que en 20 minutos jugamos de nuevo y en 21 vas a estar comiéndome la polla. - Sergio de repente se envalentonó.
Jesús puso el cronómetro y dio un largo trago hasta acabar su copa. La porno seguía puesta en la televisión y los tres me estuvieron acosando para ponerme nervioso de verdad. Los cuatro seguíamos con los pantalones bajados y las pollas fuera. Nos la acariciábamos ligeramente para evitar que se nos bajase la empalmada. Les daba miedo que se les bajase y no poder volverla a subir debido al alcohol.
Oye, dejad de tocaros la polla que luego os acabáis corriendo antes por eso.
Jajajaja anda, no te quejes que te estamos dando una segunda oportunidad. Y vete preparando que te queda un minuto y medio.
Jesús no quitaba el ojo del cronómetro mientras se agarraba el mástil totalmente hinchado con su mano derecha. Ese minuto y medio se me hizo eterno.
A ver, yo me tengo que concentrar. Que si me miráis me cuesta más. - Dicho esto, volví a coger la manta y a ponérmela encima justo antes de que sonase la alarma.
Luego dirás que soy yo el que te tira la manta encima y que por eso pierdes.
Según acabó Sergio de decir la última palabra sonó la alarma de Jesús y comenzaron a machacársela de nuevo. La agitación y las caras de excitación esta vez fueron mayores, pues los 3 ahora competían contra mi. Ya no querían que nadie se comiese una galleta, ahora querían que yo me comiese sus pollas. Sus pollas hinchadas y rojas eran recorridas por sus manazas. Volvía a tener a Sergio a mi lado pero ahora podía ver su rabo en todo su esplendor. Increíblemente era prácticamente igual que el de Fran; largo, gordísimo y con un cabezón incluso más grande. Se pasaba toda la palma de la mano por el glande mientras se sujetaba los huevos con la otra mano. Su pierna y su codo volvían a chocarse contra los míos, que se encontraban debajo de la manta. Por un momento me miró, miró como me hacía la paja debajo de la manta y me miró a la cara mientras se le escapaba una sonrisa, para volver a mirar la porno acto seguido. Fran volvió a gritar y a levantarse para correrse encima de una galleta nueva.
Aaaaah! Joderrrrr! Sea el que sea, hay uno que hoy se va a tragar mi leche.
Parecía que no se había corrido en dos semanas. Soltó igual cantidad de leche que la otra vez. Justo después de él se levantó Sergio dando otro grito animal. Por un momento mientras se corrió encima de la galleta me miró con su puta sonrisita, como diciéndome que me iba a comer su polla. A la vez que Sergio, Jesús saltó del sillón y se corrió dando el mismo grito que los otros dos orangutanes. La gallega y la mesa volvían a estar inundadas de lefa y yo, directamente dejé de intentar disimular y pasé de seguir haciéndome la paja. Puse cara de circunstancias mientras los tres, con las pollas totalmente duras, se abrazaron y empezaron a dar saltos alrededor de la mesa.
Que nos la chupe! Que nos la chupe! - Dejaron atrás la mesa y empezaron a saltar en corro alrededor de mi.
Yo estaba totalmente rojo y opté por taparme hasta la cabeza con la manta. Iba a cumplir una fantasía pero no quería que supieran que me apetecía más a mi que a ellos. Noté como alguno de ellos, si no los tres, mientras estaba tapado con la manta me dieron con sus pollas en la cabeza mientras se reían.
Bueno ya. No jodáis. No os voy a comer la polla. - Tenía claro que si se la iba a comer.
Vaya que no. En 20 minutos nos la tienes que comer y tragarte nuestras corridas. Así que vete eligiendo como quieres hacerlo. Si prefieres los 3 a la vez o de uno en uno. - Dijo Jesús totalmente emocionado.
Si, encima vais a ir los 3 a la vez! Ni de coña! Como mucho de uno en uno.
Pues elije donde y si quieres empezamos ya. - Fran estaba dispuesto a que se la chupase desde ya.
Ni de coña, que os acabáis de correr y encima ahora vais a tardar una hora en volverlo a hacer. Pon la porno y en un rato.
En un rato no; en 20 minutos.
Que si pesado.
Rojo como un tomate le di un largo trago a la copa. Mi polla estaba aun durísima, igual que las de mis amigos. En la tele justo salía una tía comiéndosela a dos tíos a la vez.
No quieres que lo hagamos así? - dijo Sergio girándose hacia mi mientras se acariciaba los huevazos sin ningún pudor.
Opté por no contestarle, porque cualquier cosa que dijera sería utilizado en mi contra y porque realmente no me importaría comerle la polla a los 3 a la vez.
Los tres seguían obnubilados con la porno comentando el vicio con el que la tía se comía las dos trancas y cachondeándose de mi.
Aprende, que no quiero que me des con los dientes.
Eso! Aprende a utilizar los labios y a abrir la garganta, que te van tres buenos rabos.
Qué hijos de puta y qué razón tenían. Entre broma y broma sonó el timbre del cronómetro. Habían pasado los 20 minutos y los tres estaban excitadísimos. Fran se levantó con su polla rebotando y se vino hacía mi, apuntándome con ella a la cara.
Si quieres puedes empezar ya.
Ni de coña. No os voy a comer la polla a los 3 a la vez. De uno en uno, y los otros dos que esperen en la cocina.
Venga, Sergio, Jesús, id a la cocina y poned música, que voy a darle de cenar. Luego venís vosotros a darle el postre.
Sergio y Jesús se subieron los pantalones y se fueron a la cocina con una tienda de campaña que solo verlas se me hacía la boca agua. Fran estaba parado con sus manos apoyadas en su cintura, en jarras, mirándome desde arriba con cara de salido y satisfacción. Nos estuvimos mirando fíjamente unos segundos interminables. Sin hablar, me incorporé en mi asiento y me acerqué a ese rabo duro y babeante. Podía oler su intenso olor a macho y a sexo. Palpitaba esperando a que lo chupase mientras no paraba de salir líquido preseminal. Manteniendo aun fija la mirada con Fran me acerqué los últimos centímetros que separaban su glande de mi boca y la dejé reposando en su agujero. Él, dando un mini gemido puso su mano encima de mi cabeza indicándome que estábamos listos. Abrí la boca y saqué la lengua para chupar y saborear su liquido. Era salado y viscoso e hizo que un calambre recorriese mi cuerpo. Abrí la boca y comencé a chuparle el glande. Era tan grande que me costaba no darle con los dientes. Puso sus manos en la parte de atrás de su cabeza y manteniendo el contacto visual presionó para que siguiese metiéndome todo el tronco de su polla. Me sentía tremendamente puta siendo utilizado por Fran para desfogar su excitación. Comencé a subir y bajar todo lo que me permitía la profundidad de mi garganta y Fran echó la cabeza hacía atrás dando un gemido de placer que se escuchó en la cocina. Los otro dos comenzaron a gritar de excitación, sabiendo que se la estaba chupando y que luego irían ellos. Aumenté el ritmo y llevé mi mano a su polla para masturbarle mientras seguía chupándole el glande. Joder, era inmenso. El me comenzó a marcar el ritmo con sus manos con cada vez más violencia. Llegado un momento, se elevó poniéndose de puntillas, sacando su polla de mi boca y dejándome sus huevos en mis labios para que se los chupara. Comenzó a hacerse una paja mientras le lamí los huevos con gusto.
Si joder, chúpamelos. Qué rico. Aaaah...!
Comenzó a hacerse la paja cada vez más rápida. Me metió el glande en la boca y me comenzó a follar haciéndome dar arcadas. Me tenía agarrado con una mano del pelo y con la otra de la barbilla para facilitarse la entrada. Su pubis golpeaba contra mi nariz y mi saliva le chorreaba hasta los huevos. Mi polla estaba durísima y el más mínimo roce iba a hacer que me corriese. Fue intensificando las embestidas hasta que saco toda su polla dejándome el glande dentro. Seguí saboreando esa maravilla de polla volviendo a hacer contacto visual con él. Sus mano seguía sujetando mi cabeza por el pelo mientras con la otra se pajeaba dándome con violencia en los labios. Noté como se tensaba. Los músculos de su polla y su abdomen se tensaron y los huevos se le contrajeron aun más. Dio un grito tremendo y comenzó a soltar trallazos y trallazos de leche en mi lengua. Yo abrí la boca, metido en mi papel de puta y sin parar de mirarle a los ojos dejé que viese como sus corrida quedaba en mi lengua. Cuando terminó de gemir y correrse cerré la boca y se la chupé esparciendo su leche por todo su glande, para luego recogerla y tragármela como el mejor nectar de los dioses.
Joder, creo que ha sido la mejor mamada de mi vida. Joder. Buah... Joder...
Fran estaba impactado de todo lo que le había gustado. Se había marcado una corrida bestial. No sabemos el tiempo que había estado amorrado a su polla pero los dos lo habíamos disfrutado como nunca. Sacó su polla de mi boca y se subió los pantalones. Me miró con cara perpleja por un segundo y se fue suspirando a la cocina donde estaban los otros. Segundos después se escucharon gritos que venían de los otros. Podía escuchar los excitados que estaban desde el salón. Fran les debía estar contando la pedazo de mamada que le acababa de hacer. Poco tardó en escucharse también como discutían por quien era el siguiente. Al poco rato apareció Jesús triunfador con los puños en alto:
mi turno.
Ya venía con los pantalones bajados hasta las rodillas y su polla apuntándome a la cara. Yo comencé a salivar como si fuese un perro de Paulov. Ya olía toda su sexualidad y excitación que brotaba de su polla. Según se acercaba me miraba con vicio mientras sonreía con malicia. Se paró dejándola a menos de un palmo de mi cara. Dejé de mantenerle la mirada para admirar su polla. Sus huevos colgaban simétricos debajo de su polla que se movía arriba y abajo presa de la excitación de Jesús. Yo sentado en el sillón, intentaba esconder una erección cada vez más evidente.
Chúpamela como a Fran.
Fran había debido llegar con tal grado de satisfacción a la cocina que ahora Sergio y Jesús querían lo mismo.
Volví a mirarle a los ojos y abrí la boca sacando mínimamente la lengua. Sin perder el contacto fui acercándome a su glande poco a poco hasta que posé la lengua. Jesús gimió igual que Fran antes, y yo avancé a lo largo de su tronco hasta llegar a rozar con mis labios la base de su polla. Notaba sus huevos golpeando mi barbilla mientras me ponía las manos en la nuca para hacerme presión contra él. Me separé un poco y comenzó a follarme la boca de forma acompasada desde su glande, que saboreaba con gusto cada vez que lo tenía en la lengua, hasta la base de su polla. Me estaba follando con 17 o 18 centímetros de polla totalmente ensalivada mientras golpeaba con sus huevazos mi barbilla. Sus berridos comenzaron a ser acompasados con sus movimientos de cadera. Poco a poco fue subiendo el ritmo. Cada vez me follaba a más velocidad mientras me sujetaba la cabeza con las manos en mi nuca. Sus gemidos empezaron a ser cada vez más rápidos y fuertes y noté como su glande se hinchaba en mi garganta. De repente me dio una estocada clavándome su polla hasta lo más profundo de mí y me obligó a quedarme ahí. Noté como su corrida caía poco a poco por mi garganta directa a mi estómago. Su polla poco a poco se iba deshinchando y dejando hueco en mi garganta permitiéndome respirar de nuevo. Sus manos, más relajadas, seguían en mi nuca presionando ligeramente. Disfruté de cada centímetro de polla y rebañé con mi lengua las últimas gotas de semen que salieron de agujero. Si en algún momento tuvo alguna duda de que estaba disfrutando de esa mamada más que él, en ese momento se disipó por completo. Sus ojos, totalmente sorprendidos me miraron y se volvió a dibujar una sonrisa en su cara. Terminó de sacar la polla de mi boca y sin dejar de mirarme desde arriba con su media sonrisa y sin decir una palabra se abrochó pantalón y se fue a la cocina. Cuando pasó el umbral de la puerta se le escuchó gritar a él y luego a los otros dos, en señal de victoria. Tras 20 o 30 segundos en los que se les oía hablar tan bajo como para no entender los que decían, apareció Sergio por la puerta. Siempre me había puesto muy cachondo. Ya no solo porque era guapo y se le marcaban músculos que no sabía que existían. También tenía una personalidad arrolladora, además de esa pedazo de polla. Era casi tan larga como la de Fran e igual de gorda. Era muy blanca con la cabeza rosada. Según se acercaba veía como subía y bajaba totalmente dura. Su cara era de hijo de puta que venía a aprovecharse. Se paró delante de mi y dejó su polla rozando mi nariz. Yo le miraba hacía arriba y agachándose si perder contacto con mi ojos y acercándose a mi oreja me dijo:
Tumbate boca arriba en el sofá y deja la cabeza colgando por el brazo que quiero follarte la boca.
Obedecí sin presentar ningún tipo de oposición. Me tumbé tal y como me dijo, dejando expuesta a su vista la erección que tenía debajo del pantalón. No me importó que la viera y él no se sorprendió en ningún momento al verla. Mientras yo me tumbaba se quitó los zapatos y los pantalones y se acercó por el lateral del sofá hasta dejarme sus huevos encima de mis ojos y su polla a lo largo de todas mi cara. Saqué la lengua impaciente para comenzar a chuparle el tronco que tantas ganas tenía de comerme.
Tranquilo, que no hay prisa. Sé que tienes ganas, pero tendrás que esperar un poco.
Y acercó sus huevos a mi boca. Estuve jugando con ellos en mi boca un rato. Los lamía y chupaba con gusto mientras Sergio me miraba desde arriba. No sé cuanto tiempo estuve disfrutando de sus huevos pero en un momento dado se echó un poco hacia atrás dejando su glande en mi boca. La abrí y comencé a chupárselo mientras saboreaba su líquido preseminal. Poco a poco fue presionando su polla para metérmela más y más profunda hasta que me la metió entera y se quedó ahí unos segundos. Sus huevos caían entre mis ojos y mi nariz, dejándome respirar su aroma. A los segundos comenzó a bombear como si estuviese follando un coño. Se inclinó encima de mí apoyando sus dos manos a la altura de mi costado. La posición que teníamos era maravillosa. Mi garganta tenía el espacio perfecto en esa postura en la que me permitía abrirla completamente para alojar ese pedazo de rabo. Acabé poniendo mis manos en sus antebrazos para poder disfrutar también del tacto de su piel, de su vello y de sus músculos en tensión. Subía y bajaba mi mano acariciándole y disfrutando de ese momento. Me encantaba que me la clavase mientras sus huevos golpeaban mi cara y sentía su cuerpo prácticamente encima mío. En un momento se paró, salió de mi boca e incorporándose me ordenó ponerme normal. Me dí la vuelta y como él seguía en el lateral del sofa me puse a cuatro patas con la boca buscando su polla. Sin que él dijera nada me la metí hasta el final y llevé mi mano derecha a la parte posterior de su muslo. Desde ahí comencé a marcar el ritmo de follada como si fuese una buena perra.
Uffff joder. Si... chúpamela así...
Sergio estaba cachondísimo follándome la boca. Llevó su mano izquierda a mi nuca y comenzó a marcarme el ritmo él mientras se iba colocando poco a poco frente al sofa. Yo seguía a cuatro patas comiéndome ese rabazo como si no hubiese comiendo nada en días. Mientras me seguía marcando el ritmo con la izquierda, puso la mano derecha en mi hombro y la fue deslizando poco a poco a lo largo de mi costado hasta mi cadera. Yo no hice amago de nada y seguí chupándosela con gusto. Con mi mano izquierda, además de utilizarla para mantenerme a cuatro patas, acariciaba sus fuertes piernas, sus huevos y le masturbaba mientras se la chupaba. Pero lo que no quería ante todo era perder esa posición y la situación de su mano derecha. Esta, poco a poco la fue deslizando hacia mi nalga. Yo seguía como si no me estuviese dando cuenta y su mano avanzó en el camino a mi agujero. Una vez encima de él y con mis pantalones aun puestos, presionó sus dedos intentando metérmelos. Yo solo jadeé y abrí más mi ojete invitándole a seguir. Ahora no le quería mirar a la cara. Simplemente quería que me utilizara como él quisiera. Sergio fue subiendo poco a poco hasta la cintura de mi pantalón y comenzó a meter la mano por debajo recorriendo el mismo camino pero ahora en contacto con mi piel. Sus manos fuertes y ásperas de trabajar, me hacían estremecer e inconscientemente bajar un poco mi espalda para levantar más mi ojete y dejarlo a su alcance. Estaba desatado y me moría de ganas por su polla. Su dedo anular llegó a mi agujero y comenzó a jugar con él. Mi polla no paraba de palpitar en completa excitación con cada roce de su piel; con cada intento de penetrarme con la yema de su dedo. Sacó la mano de mi pantalón y se la llevó a la boca embadurnándola con saliva. Noté como volvía a meterse en mis pantalones y llegaba a mi culo. Su dedo anular esta vez presionó lo suficiente como para que entrase una falange ayudado por la humedad de saliva. Por un momento dejé de chupar y agachando mi cabeza ahogué un gemido contra el brazo del sofá. Me quedé quieto mientras Sergio mantenía alojado dentro de mí parte de su dedo. A los pocos segundos, habiéndome dado tiempo a acostumbrarme al tamaño de ese dedo, que era bastante grueso, siguió adentrándolo dentro de mí. Yo volví a gemir y eché mi culo hacia atrás buscando meterme más, y así fue. Me metió todo su dedo hasta el nudillo y soltó un soplido de satisfacción. Yo volví a recomponerme y a meterme su polla en la boca. Me sacó el dedo y me aflojó el pantalón para bajármelo lo suficiente como para dejar mi agujero expuesto. Volvió a llevarse los dedos a la boca y mirándome a los ojos escupió en todos sus dedos. Su boca dibujó una pequeña sonrisa de cabrón y mientras llevaba su mano derecha a mi culo, con su mano izquierda me cogió por la nuca y me clavó su polla en la garganta hasta provocarme una arcada.
Tu sigue chupando hasta que te diga.
De repente se había puesto en modo autoritario, y me estaba poniendo cachondísimo. Sus dedos llegaron a mi agujero y dos de ellos comenzaron a entrar. Yo volví a gemir de placer y expuse más mi culo para volver a facilitarle la entrada. Volví a mirarle a los ojos y me encontré con su mirada, totalmente salido y excitado al saber que me tenía para lo que él quisiera. Seguía chupando como si me fuese la vida en ello mientras manteníamos el contacto visual y él asentía con satisfacción. Con sus dos dedos aun metidos en mi culo hasta los nudillos se agachó y pegando sus labios a mi oreja me susurró:
Quieres que te folle?
Lo que tu quieras.
No. Si quieres, tienes que pedírmelo.
Me hacía rogarle que me follase.
Sé que has perdido aposta las dos veces para poder comerte una buena polla. Y ya lo has conseguido. La cuestión es: ahora quieres que te folle como la perra que eres?
Me quedé callado por un segundo mientras notaba como toda la sangre de mi cuerpo se agolpaba en mi polla y en mi cara. No abrí la boca; solo asentí muerto de vergüenza y excitado como un mono.
Sergio se volvió a erguir y me volvió a manejar la cabeza a su antojo para que se la continuara chupando. Sus dos dedos seguían jugando con mi agujero. Ya entraban y salían sin oposición. Cada vez que notaba su mano áspera buscando mi entrada un relámpago recorría mi columna vertebral. Él continuaba lubricando con saliva sus dedos para preparar mi culo para su inmensa polla. En un momento me la sacó de la boca, me sacó los dedos del culo y me azotó:
Ahora vas a ver lo que es disfrutar. Te voy a dar polla hasta que grites.
Solo escucharle pronunciar esas palabras hacía que estuviese apunto de correrme. Yo seguí en la misma posición, a cuatro patas en el asiento del sofá, con mi cabeza a la altura del reposabrazos sumiso a lo que él quisiera hacer. Sergio se puso detrás, con un pie en el asiento y otro en el suelo. Le tenía literalmente encima mío. Noté como escupía en mi agujero y como apoyaba su glande en él. La corriente eléctrica que recorría mi cuerpo me hizo abrir mi agujero y echarme hacia atrás buscando que me la metiera. Entró solo su cabeza pero era tan ancha que me hizo gemir presa de una mezcla de placer y dolor. Se mantuvo ahí unos segundos interminables y la sacó. Se acercó otra vez a mi oreja y me dijo:
Tranquilo, si vas a tener polla hasta que no puedas más.
Después me acarició levemente el pelo y comenzó a metérmela de nuevo. Su mano derecha seguía acariciando mi cabeza mientras notaba como su polla me abría en canal. Notaba como entraba cada centímetro de carne uno a uno. De repente agarró mi pelo con su mano y me dio una estocada clavándome su polla hasta notar como sus huevos rebotaban contra los míos. Había tirado de mi pelo dejándome la cabeza hacia atrás y mi culo levantado de nuevo, permitiéndole clavármela mejor. No tardó ni un segundo en comenzar a bombear como si fuese una máquina. Noté como se quitaba la camiseta y la tiraba al suelo. Pude ver todos sus músculos follándome en tensión mientras nos mirábamos a los ojos. Su cara era de completo triunfo mientras que yo disfrutaba con cada arremetida. No sé el tiempo que estuvimos así, pero disfruté cada segundo. Sus manos me cogían de las nalgas y me azotaban arrancándome quejidos y gemidos sin ningún tipo de pudor. Notaba como el ejercicio, el deporte y el trabajo habían moldeado su cuerpo y cuarteado sus manos que ahora viajaban de mi culo a mi cabeza acariciando y agarrando cada centímetro con lujuria. Notaba como su polla entera salía y entraba, dejándome vacío por un momento, para volver a rellenarme. Sergio se inclinó sobre mí poniendo sus manos en el reposabrazos a ambos lados de mi cabeza. Notaba su pecho sudado y sin pelo encima de mi espalda mientras seguía bombeando. Sus huevos continuaban golpeando contra los míos y los pelos de sus piernas se entrelazaban con los míos. Eramos uno. Esta vez, sus labios volvieron a acercarse a mi oreja para chuparla y jugar con ella antes de hablar:
Quieres leche eh, zorra?
No dije nada. Solo asentí con la cabeza totalmente extasiado. Sergio aceleró su bombeo aun pegado a mi espalda. Notaba su aliento en mi oreja, entrecortado por el esfuerzo y la excitación. Su mejilla pegada a la mía me raspaba con su poca barba. Yo giré mi cara buscando su boca, pero no la encontré. Él se levantó desconcentrado y con su mano hundió mi cabeza contra el sofá dejando mi culo totalmente expuesto. Me comenzó a follar con violencia llevándome al séptimo cielo. Noté como su respiración cada vez se entrecortaba más, su cuerpo se contraía y su polla se hinchaba hasta que me dio una última embestida que me hizo correrme de placer. El se corrió a la vez; sentía su polla palpitar con cada trallazo de lefa dentro de mi culo. Estuvimos así por unos segundos. Después de correrme la vergüenza volvió a mi. No quería sacar mi cabeza del sofá y Sergio tampoco quería sacar su polla de mi culo. Estaba totalmente levantado pero aun agarraba mi culo manteniendo su polla dentro.
A mi me entró un ralle profundo. Le había intentado besar y él se había apartado? Había dejado que mi amigo me follase a lo bestia. Se había enterado el resto? La vergüenza no tardó en materializarse cuando saqué la cabeza del sofá. Sergio aun seguía en la misma posición pero en la puerta estaban Jesús y Fran con la boca y los ojos totalmente abiertos y lo que pasó luego, ya os lo contaré otro día.
Los días pasaron y poco a poco fui conociendo a la gente e intimando con ellos. Eran bastante simpáticos en general y había tíos que estaban bastante buenos. En especial había un grupo con el que me llevé bastante bien; se llamaban Sergio, Jesús y Fran. Los tres por las tardes estaban siempre juntos e iban al gimnasio, a jugar al fútbol o simplemente quedaban para tomar cañas, fumar e intentar pillar cacho. Poco a poco me fui uniendo a sus planes; me apunté al gimanasio con ellos, incluso fui a jugar al fútbol alguna vez pese a lo malo que era. A las cañas, fumar y salir de fiesta, obviamente fui siempre que pude. Y ligar, dado que estaba aun metido en el fondo del armario, pues algo hice, pero nada que pasase de cuatro besos mal dados. Ellos tres tampoco es que ligasen muchísimo, pero algo más hacían, aunque los 4 aun éramos vírgenes en contra de nuestra voluntad. En aquellos tiempos y en nuestra ciudad, conseguir follar era complicado aun siendo hetero. Y no es que no fuesen guapos ni estuviesen buenos. Sergio medía 1,80, rubio de ojos verdes y piel morena. Casi no tenía pelo en la barba ni en el pecho y tenía un cuerpo literalmente espectacular. Jesús era casi de la misma altura, uno o dos centímetros más bajo pero era guapísimo. Moreno de piel y pelo, con los ojos también verdes y grandes y unos abdominales que los quisieran los modelos. Fran era el menos impresionante de los 3, pero seguía teniendo un cuerpo trabajado, bonita sonrisa y era un poco más alto, cerca de 1.85. Además tenía unos brazos y unas piernas que podía levantar una vaca si quisiera.
Los días y las semanas iban pasando. Nuestra amistad cada vez estaba más consolidada y los cuatro éramos bastante inseparables. Un viernes noche antes de salir, como hacía frío nos fuimos a casa de Fran a tomar copas y quedamos directamente en la discoteca con el resto de gente de la clase. Fran vivía con sus padres pero se iban al pueblo todos los fines de semana y le dejaban solo en casa. Esto alguna vez nos había venido muy bien para comenzar la fiesta allí pero tampoco nos dejaba abusar. Aquel día como hacía frío no opuso mucha resistencia y aparecimos allí a las 7 de la tarde con la intención de tomar una caña previa, cenar y tomar las copas. Nada más llegar Fran nos abrió ya vestido, con un copazo en la mano y el pantalón desabrochado. Nos invitó a pasar con una sonrisa en la cara de oreja a oreja y entreabriendo las piernas para que no se le cayese el pantalón.
Te estamos interrumpiendo o qué? - le dijo Sergio con tono burlón.
Pues hombre, no te voy a engañar, justo ahora estaba viendo una peli tan a gusto en el salón.
Según entramos al salón entendimos su sonrisa. En la televisión había una tía comiéndose una polla del tamaño de mi antebrazo.
Joder como traga la tipa! - dijo Sergio descojonándose.- yo lo que quiero es alguien así, que pueda tragar toda esta tranca – mientras lo decía se agarraba el paquete que ya sabíamos que era gigante.
Jajajajaja anda, no te flipes que para ese palillo mondadientes no hace falta tanta boca. - Fran se reía porque aun sabiendo que la de Sergio era grande, todos intuíamos que la suya era como la de la televisión como mínimo.
Pues tu parece que tienes algo entre los dientes, así que si quieres me la saco y te ayudo a quitártelo.
Todos nos reímos porque Sergio había estado muy rápido mientras Fran nos invitó a sentarnos. Sacó vasos, hielos y bebida y lo que parecía que iban a ser unas cañas antes de cenar se convirtió en un botellón en toda regla. Las copas fueron cayendo y decidimos que no teníamos hambre como para cenar, por lo que mejor era hacerse un porro y jugar a algo. Al porro había que sumarle la excitación de 4 chavales tomando copas mientras en la tele hay una porno en la que un tío está follándose a una tipa.
La tarde fue pasando y seguimos tomando una copa tras otra, nos fumamos otro porro y comentamos la película entre carcajada y carcajada. Pasada una hora y media los cuatro llevábamos un ciego y un calentón considerable.
Echamos unas cartas o algo? - Dijo Sergio.
Si claro, con el calentón y el ciego que llevo solo puedo jugar al strip poker. - Dijo Fran visiblemente cachondo mientras se agarraba la polla por encima del pantalón.
Pues hazte una paja! - Jesús mientras decía esto no apartaba la mirada de la televisión y no paraba de acariciarse el paquete.
Paja la que te quieres hacer tu! que entre el porro que te has fumado y las 4 copas que llevas, por muy caliente que estés vas a tener un gatillazo como el de un señor mayor. - Fran comenzó a provocar a Jesús tal y como hacía siempre.
Qué voy a tener yo un gatillazo? Flipao! Si estoy hecho toro! - Gritó mientras marcaba biceps.
Si, un buey castrado más que un toro diría yo.
Todos rompimos a reír tan alto que debieron escucharnos los vecinos mientras Jesús se recomponía visiblemente sobrepasado por el comentario de Fran.
Pues si quieres lo comprobamos. Vamos a jugar a la galleta y ya que eres tan chulo te vas a comer una corrida del tamaño del cubata que te estás bebiendo.
Qué te apuestas a que te la comes tu, listo?
La coña fue subiendo de nivel entre Fran y Jesús, cachondos perdidos y heridos en su orgullo. Sergio y yo, también bastante cachondos mirábamos la situación partiéndonos de la risa. A mí, solo de pensar en jugar a la galleta con ellos tres me subía un calor desde la entrepierna hasta la cabeza que me hizo ponerme rojo.
Pues venga, no se diga más. Pero aquí jugamos todos. - Jesús gritó eso mientras venía de la cocina con una galleta en la mano y la ponía de un golpe sobre la mesa.
A mí no me jodáis! Yo me hago una paja tan tranquilo, pero no voy a jugar a ningún juego.
Venga Sergio, si sabes perfectamente que tu no vas a perder. Que tienes eyaculación precoz. - Fran tenía para todos. A mí directamente me miró y me dijo: - Tu con el pedo que llevas y lo cachondo que estás también juegas, eh? O follamos todos o la puta al río.
Yo estaba tan caliente y nervioso que solo atiné a reírme. Mientras tanto Fran se sacó un rabo del pantalón totalmente empalmado; grande, gordo, recto y venoso. Agarrándoselo con las dos manos lo zarandeó frente a la cara de Jesús provocándole. Era tan grande como una lata de medio litro de cerveza. Algo extremo.
Estás haciendo trampas! te la estás cascando ya! Aquí o todos a la vez o no vale. - Sergio claramente había decidido entrar en el juego.
Eso guárdatela! o las manos donde podamos verlas. - Dijo Jesús mientras se bajaba los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos y liberaba su polla que salía como un resorte. Era una polla muy bonita, con una cabeza proporcionada a un tronco ancho y largo. Le colgaban dos huevazos gigantes con muy poco pelo.
Era la primera vez que nos hacíamos una paja juntos, o al menos para mí. Nunca había visto sus pollas pero estaba al borde de correrme solo con mirarles y aun no habíamos empezado. En el salón había un olor a sexo, a pollas y a macho que me estaba volviendo loco.
Sergio y yo estábamos sentados en un sofá de dos plazas mientras Fran y Jesús estaban en un sillón cada uno a cada lado del sofá.
A ver, yo juego pero paso de estar aquí cascándomela con vosotros. - Sergio cogió una manta gigante y se la puso encima a la vez que se bajaba los pantalones.
Yo aproveché para hacer lo mismo y me refugié con él, ya que había manta para ambos. Estábamos tan pegados que debajo de la manta podía notar su brazo derecho rozando con mi brazo izquierdo. Notaba como disimuladamente iba subiendo y bajando la mano por su polla intentando darse ventaja. Notaba su pierna totalmente abierta descansar encima de la mía y sus pelos me hacían unas cosquillas que me estremecían. Los 4 estábamos ya totalmente espatarrados con la polla en la mano y meneándonosla ligeramente hasta que alguien dijese que empezaba la "carrera". Una carrera que tenía claro que iba a perder, aunque el simple hecho de tener que comerme esas 3 corridas me hacía casi eyacular.
Bueno: una, dos y tres!
Fran dio el toque de salida y los tres empezaron a machacársela como monos. Yo, gracias a la manta pude disimular que también me la estaba cascando, pero realmente ni me la tocaba ya que el roce más ligero podría hacer que me corriese de lo cachondo que estaba. Sin tener que desviar mucho la mirada podía ver a Fran y Jesús absolutamente fuera de sí. Tenían dos rabos monumentales que nada más empezar se veía que chorreaban liquido preseminal sin parar. Sergio también tenía la cara desencajada del esfuerzo y la tienda de campaña que hacía la manta dejaba intuir una polla como mínimo como la de Jesús. De repente Fran dio un salto, se acercó a la mesa, puso todo su glande en la galleta, que eran casi del mismo tamaño, y comenzó a soltar trallazos y trallazos de leche.
Jesús, vete preparando! Que seguro que se te está haciendo la boca agua.
Fran. todo chulo había dejado la galleta absolutamente cubierta de una lefa densa y blanca. Acto seguido Jesús dio un grito y comenzó a correrse según daba un salto del sillón. Aunque cayó algo encima de la mesa, la mayoría de la corrida fue a parar encima de la galleta. Su leche era un poco menos densa, pero entre los dos dejaron la galleta totalmente cubierta de leche.
En cuanto Jesús se corrió, Sergio me miró con cara de pánico y se puso a hacerse la paja a mucha más velocidad por el miedo de tener que comerse él la galleta. Yo seguí disimulando aumentando mi velocidad pero realmente seguía sin tocármela por miedo a correrme. Notaba el brazo de Sergio moverse con velocidad mientras su pierna se abría con fuerza y se apretaba contra la mía. Su piel comenzaba a traspirar y él comenzaba a soltar pequeños gemidos. En un momento dio un salto y se acercó corriendo a la mesa, dejándome por un segundo totalmente tapado por la manta. Me levanté igual de rápido pero Sergio ya estaba gritando de placer mientras inundaba la galleta con su corrida. A mi me bastó un segundo para correrme después de él dejando claro que el empate había sido por poco, pero yo directamente pasé de correrme encima de la galleta. Esta ya estaba demasiado cubierta y comenzaba a absorber la humedad de las corridas de mis amigos. Todos comenzaron a gritar como locos embriagados por la excitación y el alcohol.
Alguien va a cenar leche con galletas!!!
Todos se rieron al unísono mientras yo intentaba poner una cara de seriedad y circunstancias que realmente no sentía. Estaba a punto de correrme de nuevo solo de pensar en saborear esa galleta, pero claramente no iba a dejar que lo supiesen.
No, ni hablar. Yo no me voy a comer esa galleta. Sergio me ha tirado la manta a la cabeza cuando estaba a punto de correrme y por eso se ha corrido él antes.
Anda! Anda! No pongas excusas que has perdido y te toca comértela.
Que ni de coña. No haber hecho trampas. Si quieres en 20 minutos jugamos otra vez y vas a ver como te la comes tu.
Si, si. Lo que quieras, pero esta de momento te toca a tí. - Fran y Jesús se partían de la risa mientras Sergio se defendía atacándome.
Tras uno o dos minutos discutiendo acaloradamente con Sergio, Fran nos interrumpió:
A veeer, haya paz. Si queréis en 20 minutos repetimos.
Me parece lo más justo. - Mierda, estaba a punto de quedarme sin galleta.
Si, pero en tu caso será doble o nada. Estás de acuerdo? - Fran me miró directamente a los ojos con una lujuria que no le había visto en la vida.
Como que doble o nada? No me voy a comer esa galleta después de 20 minutos ahí.
Ok. En caso de que perdamos alguno de nosotros tres, nos comeremos la galleta. Pero si pierdes tu, nos comerás las polla a los tres.
Tu estás flipando!! - Solo escuchar su proposición me dio un calambre en la polla que me la puso tan dura como antes de correrme.
A ver, es lo más justo. Si no, qué ganamos nosotros con el doble o nada? A mi que me importa que te comas una o dos galletas? - Sergio comenzó a argumentar que ellos tenían que tener algún beneficio por darme una segunda oportunidad y arriesgarse de muevo a comerse una galleta.
Tras aparentar que me hacía de rogar un rato acepté. Jesús dio una palmada de alegría y un grito de satisfacción. Tenía claro que él no iba a perder y se notaba en su rabo, aun al aire, que le excitaba la idea de que yo le pudiese acabar comiendo la polla.
Ok, pues poner las alarmas que en 20 minutos jugamos de nuevo y en 21 vas a estar comiéndome la polla. - Sergio de repente se envalentonó.
Jesús puso el cronómetro y dio un largo trago hasta acabar su copa. La porno seguía puesta en la televisión y los tres me estuvieron acosando para ponerme nervioso de verdad. Los cuatro seguíamos con los pantalones bajados y las pollas fuera. Nos la acariciábamos ligeramente para evitar que se nos bajase la empalmada. Les daba miedo que se les bajase y no poder volverla a subir debido al alcohol.
Oye, dejad de tocaros la polla que luego os acabáis corriendo antes por eso.
Jajajaja anda, no te quejes que te estamos dando una segunda oportunidad. Y vete preparando que te queda un minuto y medio.
Jesús no quitaba el ojo del cronómetro mientras se agarraba el mástil totalmente hinchado con su mano derecha. Ese minuto y medio se me hizo eterno.
A ver, yo me tengo que concentrar. Que si me miráis me cuesta más. - Dicho esto, volví a coger la manta y a ponérmela encima justo antes de que sonase la alarma.
Luego dirás que soy yo el que te tira la manta encima y que por eso pierdes.
Según acabó Sergio de decir la última palabra sonó la alarma de Jesús y comenzaron a machacársela de nuevo. La agitación y las caras de excitación esta vez fueron mayores, pues los 3 ahora competían contra mi. Ya no querían que nadie se comiese una galleta, ahora querían que yo me comiese sus pollas. Sus pollas hinchadas y rojas eran recorridas por sus manazas. Volvía a tener a Sergio a mi lado pero ahora podía ver su rabo en todo su esplendor. Increíblemente era prácticamente igual que el de Fran; largo, gordísimo y con un cabezón incluso más grande. Se pasaba toda la palma de la mano por el glande mientras se sujetaba los huevos con la otra mano. Su pierna y su codo volvían a chocarse contra los míos, que se encontraban debajo de la manta. Por un momento me miró, miró como me hacía la paja debajo de la manta y me miró a la cara mientras se le escapaba una sonrisa, para volver a mirar la porno acto seguido. Fran volvió a gritar y a levantarse para correrse encima de una galleta nueva.
Aaaaah! Joderrrrr! Sea el que sea, hay uno que hoy se va a tragar mi leche.
Parecía que no se había corrido en dos semanas. Soltó igual cantidad de leche que la otra vez. Justo después de él se levantó Sergio dando otro grito animal. Por un momento mientras se corrió encima de la galleta me miró con su puta sonrisita, como diciéndome que me iba a comer su polla. A la vez que Sergio, Jesús saltó del sillón y se corrió dando el mismo grito que los otros dos orangutanes. La gallega y la mesa volvían a estar inundadas de lefa y yo, directamente dejé de intentar disimular y pasé de seguir haciéndome la paja. Puse cara de circunstancias mientras los tres, con las pollas totalmente duras, se abrazaron y empezaron a dar saltos alrededor de la mesa.
Que nos la chupe! Que nos la chupe! - Dejaron atrás la mesa y empezaron a saltar en corro alrededor de mi.
Yo estaba totalmente rojo y opté por taparme hasta la cabeza con la manta. Iba a cumplir una fantasía pero no quería que supieran que me apetecía más a mi que a ellos. Noté como alguno de ellos, si no los tres, mientras estaba tapado con la manta me dieron con sus pollas en la cabeza mientras se reían.
Bueno ya. No jodáis. No os voy a comer la polla. - Tenía claro que si se la iba a comer.
Vaya que no. En 20 minutos nos la tienes que comer y tragarte nuestras corridas. Así que vete eligiendo como quieres hacerlo. Si prefieres los 3 a la vez o de uno en uno. - Dijo Jesús totalmente emocionado.
Si, encima vais a ir los 3 a la vez! Ni de coña! Como mucho de uno en uno.
Pues elije donde y si quieres empezamos ya. - Fran estaba dispuesto a que se la chupase desde ya.
Ni de coña, que os acabáis de correr y encima ahora vais a tardar una hora en volverlo a hacer. Pon la porno y en un rato.
En un rato no; en 20 minutos.
Que si pesado.
Rojo como un tomate le di un largo trago a la copa. Mi polla estaba aun durísima, igual que las de mis amigos. En la tele justo salía una tía comiéndosela a dos tíos a la vez.
No quieres que lo hagamos así? - dijo Sergio girándose hacia mi mientras se acariciaba los huevazos sin ningún pudor.
Opté por no contestarle, porque cualquier cosa que dijera sería utilizado en mi contra y porque realmente no me importaría comerle la polla a los 3 a la vez.
Los tres seguían obnubilados con la porno comentando el vicio con el que la tía se comía las dos trancas y cachondeándose de mi.
Aprende, que no quiero que me des con los dientes.
Eso! Aprende a utilizar los labios y a abrir la garganta, que te van tres buenos rabos.
Qué hijos de puta y qué razón tenían. Entre broma y broma sonó el timbre del cronómetro. Habían pasado los 20 minutos y los tres estaban excitadísimos. Fran se levantó con su polla rebotando y se vino hacía mi, apuntándome con ella a la cara.
Si quieres puedes empezar ya.
Ni de coña. No os voy a comer la polla a los 3 a la vez. De uno en uno, y los otros dos que esperen en la cocina.
Venga, Sergio, Jesús, id a la cocina y poned música, que voy a darle de cenar. Luego venís vosotros a darle el postre.
Sergio y Jesús se subieron los pantalones y se fueron a la cocina con una tienda de campaña que solo verlas se me hacía la boca agua. Fran estaba parado con sus manos apoyadas en su cintura, en jarras, mirándome desde arriba con cara de salido y satisfacción. Nos estuvimos mirando fíjamente unos segundos interminables. Sin hablar, me incorporé en mi asiento y me acerqué a ese rabo duro y babeante. Podía oler su intenso olor a macho y a sexo. Palpitaba esperando a que lo chupase mientras no paraba de salir líquido preseminal. Manteniendo aun fija la mirada con Fran me acerqué los últimos centímetros que separaban su glande de mi boca y la dejé reposando en su agujero. Él, dando un mini gemido puso su mano encima de mi cabeza indicándome que estábamos listos. Abrí la boca y saqué la lengua para chupar y saborear su liquido. Era salado y viscoso e hizo que un calambre recorriese mi cuerpo. Abrí la boca y comencé a chuparle el glande. Era tan grande que me costaba no darle con los dientes. Puso sus manos en la parte de atrás de su cabeza y manteniendo el contacto visual presionó para que siguiese metiéndome todo el tronco de su polla. Me sentía tremendamente puta siendo utilizado por Fran para desfogar su excitación. Comencé a subir y bajar todo lo que me permitía la profundidad de mi garganta y Fran echó la cabeza hacía atrás dando un gemido de placer que se escuchó en la cocina. Los otro dos comenzaron a gritar de excitación, sabiendo que se la estaba chupando y que luego irían ellos. Aumenté el ritmo y llevé mi mano a su polla para masturbarle mientras seguía chupándole el glande. Joder, era inmenso. El me comenzó a marcar el ritmo con sus manos con cada vez más violencia. Llegado un momento, se elevó poniéndose de puntillas, sacando su polla de mi boca y dejándome sus huevos en mis labios para que se los chupara. Comenzó a hacerse una paja mientras le lamí los huevos con gusto.
Si joder, chúpamelos. Qué rico. Aaaah...!
Comenzó a hacerse la paja cada vez más rápida. Me metió el glande en la boca y me comenzó a follar haciéndome dar arcadas. Me tenía agarrado con una mano del pelo y con la otra de la barbilla para facilitarse la entrada. Su pubis golpeaba contra mi nariz y mi saliva le chorreaba hasta los huevos. Mi polla estaba durísima y el más mínimo roce iba a hacer que me corriese. Fue intensificando las embestidas hasta que saco toda su polla dejándome el glande dentro. Seguí saboreando esa maravilla de polla volviendo a hacer contacto visual con él. Sus mano seguía sujetando mi cabeza por el pelo mientras con la otra se pajeaba dándome con violencia en los labios. Noté como se tensaba. Los músculos de su polla y su abdomen se tensaron y los huevos se le contrajeron aun más. Dio un grito tremendo y comenzó a soltar trallazos y trallazos de leche en mi lengua. Yo abrí la boca, metido en mi papel de puta y sin parar de mirarle a los ojos dejé que viese como sus corrida quedaba en mi lengua. Cuando terminó de gemir y correrse cerré la boca y se la chupé esparciendo su leche por todo su glande, para luego recogerla y tragármela como el mejor nectar de los dioses.
Joder, creo que ha sido la mejor mamada de mi vida. Joder. Buah... Joder...
Fran estaba impactado de todo lo que le había gustado. Se había marcado una corrida bestial. No sabemos el tiempo que había estado amorrado a su polla pero los dos lo habíamos disfrutado como nunca. Sacó su polla de mi boca y se subió los pantalones. Me miró con cara perpleja por un segundo y se fue suspirando a la cocina donde estaban los otros. Segundos después se escucharon gritos que venían de los otros. Podía escuchar los excitados que estaban desde el salón. Fran les debía estar contando la pedazo de mamada que le acababa de hacer. Poco tardó en escucharse también como discutían por quien era el siguiente. Al poco rato apareció Jesús triunfador con los puños en alto:
mi turno.
Ya venía con los pantalones bajados hasta las rodillas y su polla apuntándome a la cara. Yo comencé a salivar como si fuese un perro de Paulov. Ya olía toda su sexualidad y excitación que brotaba de su polla. Según se acercaba me miraba con vicio mientras sonreía con malicia. Se paró dejándola a menos de un palmo de mi cara. Dejé de mantenerle la mirada para admirar su polla. Sus huevos colgaban simétricos debajo de su polla que se movía arriba y abajo presa de la excitación de Jesús. Yo sentado en el sillón, intentaba esconder una erección cada vez más evidente.
Chúpamela como a Fran.
Fran había debido llegar con tal grado de satisfacción a la cocina que ahora Sergio y Jesús querían lo mismo.
Volví a mirarle a los ojos y abrí la boca sacando mínimamente la lengua. Sin perder el contacto fui acercándome a su glande poco a poco hasta que posé la lengua. Jesús gimió igual que Fran antes, y yo avancé a lo largo de su tronco hasta llegar a rozar con mis labios la base de su polla. Notaba sus huevos golpeando mi barbilla mientras me ponía las manos en la nuca para hacerme presión contra él. Me separé un poco y comenzó a follarme la boca de forma acompasada desde su glande, que saboreaba con gusto cada vez que lo tenía en la lengua, hasta la base de su polla. Me estaba follando con 17 o 18 centímetros de polla totalmente ensalivada mientras golpeaba con sus huevazos mi barbilla. Sus berridos comenzaron a ser acompasados con sus movimientos de cadera. Poco a poco fue subiendo el ritmo. Cada vez me follaba a más velocidad mientras me sujetaba la cabeza con las manos en mi nuca. Sus gemidos empezaron a ser cada vez más rápidos y fuertes y noté como su glande se hinchaba en mi garganta. De repente me dio una estocada clavándome su polla hasta lo más profundo de mí y me obligó a quedarme ahí. Noté como su corrida caía poco a poco por mi garganta directa a mi estómago. Su polla poco a poco se iba deshinchando y dejando hueco en mi garganta permitiéndome respirar de nuevo. Sus manos, más relajadas, seguían en mi nuca presionando ligeramente. Disfruté de cada centímetro de polla y rebañé con mi lengua las últimas gotas de semen que salieron de agujero. Si en algún momento tuvo alguna duda de que estaba disfrutando de esa mamada más que él, en ese momento se disipó por completo. Sus ojos, totalmente sorprendidos me miraron y se volvió a dibujar una sonrisa en su cara. Terminó de sacar la polla de mi boca y sin dejar de mirarme desde arriba con su media sonrisa y sin decir una palabra se abrochó pantalón y se fue a la cocina. Cuando pasó el umbral de la puerta se le escuchó gritar a él y luego a los otros dos, en señal de victoria. Tras 20 o 30 segundos en los que se les oía hablar tan bajo como para no entender los que decían, apareció Sergio por la puerta. Siempre me había puesto muy cachondo. Ya no solo porque era guapo y se le marcaban músculos que no sabía que existían. También tenía una personalidad arrolladora, además de esa pedazo de polla. Era casi tan larga como la de Fran e igual de gorda. Era muy blanca con la cabeza rosada. Según se acercaba veía como subía y bajaba totalmente dura. Su cara era de hijo de puta que venía a aprovecharse. Se paró delante de mi y dejó su polla rozando mi nariz. Yo le miraba hacía arriba y agachándose si perder contacto con mi ojos y acercándose a mi oreja me dijo:
Tumbate boca arriba en el sofá y deja la cabeza colgando por el brazo que quiero follarte la boca.
Obedecí sin presentar ningún tipo de oposición. Me tumbé tal y como me dijo, dejando expuesta a su vista la erección que tenía debajo del pantalón. No me importó que la viera y él no se sorprendió en ningún momento al verla. Mientras yo me tumbaba se quitó los zapatos y los pantalones y se acercó por el lateral del sofá hasta dejarme sus huevos encima de mis ojos y su polla a lo largo de todas mi cara. Saqué la lengua impaciente para comenzar a chuparle el tronco que tantas ganas tenía de comerme.
Tranquilo, que no hay prisa. Sé que tienes ganas, pero tendrás que esperar un poco.
Y acercó sus huevos a mi boca. Estuve jugando con ellos en mi boca un rato. Los lamía y chupaba con gusto mientras Sergio me miraba desde arriba. No sé cuanto tiempo estuve disfrutando de sus huevos pero en un momento dado se echó un poco hacia atrás dejando su glande en mi boca. La abrí y comencé a chupárselo mientras saboreaba su líquido preseminal. Poco a poco fue presionando su polla para metérmela más y más profunda hasta que me la metió entera y se quedó ahí unos segundos. Sus huevos caían entre mis ojos y mi nariz, dejándome respirar su aroma. A los segundos comenzó a bombear como si estuviese follando un coño. Se inclinó encima de mí apoyando sus dos manos a la altura de mi costado. La posición que teníamos era maravillosa. Mi garganta tenía el espacio perfecto en esa postura en la que me permitía abrirla completamente para alojar ese pedazo de rabo. Acabé poniendo mis manos en sus antebrazos para poder disfrutar también del tacto de su piel, de su vello y de sus músculos en tensión. Subía y bajaba mi mano acariciándole y disfrutando de ese momento. Me encantaba que me la clavase mientras sus huevos golpeaban mi cara y sentía su cuerpo prácticamente encima mío. En un momento se paró, salió de mi boca e incorporándose me ordenó ponerme normal. Me dí la vuelta y como él seguía en el lateral del sofa me puse a cuatro patas con la boca buscando su polla. Sin que él dijera nada me la metí hasta el final y llevé mi mano derecha a la parte posterior de su muslo. Desde ahí comencé a marcar el ritmo de follada como si fuese una buena perra.
Uffff joder. Si... chúpamela así...
Sergio estaba cachondísimo follándome la boca. Llevó su mano izquierda a mi nuca y comenzó a marcarme el ritmo él mientras se iba colocando poco a poco frente al sofa. Yo seguía a cuatro patas comiéndome ese rabazo como si no hubiese comiendo nada en días. Mientras me seguía marcando el ritmo con la izquierda, puso la mano derecha en mi hombro y la fue deslizando poco a poco a lo largo de mi costado hasta mi cadera. Yo no hice amago de nada y seguí chupándosela con gusto. Con mi mano izquierda, además de utilizarla para mantenerme a cuatro patas, acariciaba sus fuertes piernas, sus huevos y le masturbaba mientras se la chupaba. Pero lo que no quería ante todo era perder esa posición y la situación de su mano derecha. Esta, poco a poco la fue deslizando hacia mi nalga. Yo seguía como si no me estuviese dando cuenta y su mano avanzó en el camino a mi agujero. Una vez encima de él y con mis pantalones aun puestos, presionó sus dedos intentando metérmelos. Yo solo jadeé y abrí más mi ojete invitándole a seguir. Ahora no le quería mirar a la cara. Simplemente quería que me utilizara como él quisiera. Sergio fue subiendo poco a poco hasta la cintura de mi pantalón y comenzó a meter la mano por debajo recorriendo el mismo camino pero ahora en contacto con mi piel. Sus manos fuertes y ásperas de trabajar, me hacían estremecer e inconscientemente bajar un poco mi espalda para levantar más mi ojete y dejarlo a su alcance. Estaba desatado y me moría de ganas por su polla. Su dedo anular llegó a mi agujero y comenzó a jugar con él. Mi polla no paraba de palpitar en completa excitación con cada roce de su piel; con cada intento de penetrarme con la yema de su dedo. Sacó la mano de mi pantalón y se la llevó a la boca embadurnándola con saliva. Noté como volvía a meterse en mis pantalones y llegaba a mi culo. Su dedo anular esta vez presionó lo suficiente como para que entrase una falange ayudado por la humedad de saliva. Por un momento dejé de chupar y agachando mi cabeza ahogué un gemido contra el brazo del sofá. Me quedé quieto mientras Sergio mantenía alojado dentro de mí parte de su dedo. A los pocos segundos, habiéndome dado tiempo a acostumbrarme al tamaño de ese dedo, que era bastante grueso, siguió adentrándolo dentro de mí. Yo volví a gemir y eché mi culo hacia atrás buscando meterme más, y así fue. Me metió todo su dedo hasta el nudillo y soltó un soplido de satisfacción. Yo volví a recomponerme y a meterme su polla en la boca. Me sacó el dedo y me aflojó el pantalón para bajármelo lo suficiente como para dejar mi agujero expuesto. Volvió a llevarse los dedos a la boca y mirándome a los ojos escupió en todos sus dedos. Su boca dibujó una pequeña sonrisa de cabrón y mientras llevaba su mano derecha a mi culo, con su mano izquierda me cogió por la nuca y me clavó su polla en la garganta hasta provocarme una arcada.
Tu sigue chupando hasta que te diga.
De repente se había puesto en modo autoritario, y me estaba poniendo cachondísimo. Sus dedos llegaron a mi agujero y dos de ellos comenzaron a entrar. Yo volví a gemir de placer y expuse más mi culo para volver a facilitarle la entrada. Volví a mirarle a los ojos y me encontré con su mirada, totalmente salido y excitado al saber que me tenía para lo que él quisiera. Seguía chupando como si me fuese la vida en ello mientras manteníamos el contacto visual y él asentía con satisfacción. Con sus dos dedos aun metidos en mi culo hasta los nudillos se agachó y pegando sus labios a mi oreja me susurró:
Quieres que te folle?
Lo que tu quieras.
No. Si quieres, tienes que pedírmelo.
Me hacía rogarle que me follase.
Sé que has perdido aposta las dos veces para poder comerte una buena polla. Y ya lo has conseguido. La cuestión es: ahora quieres que te folle como la perra que eres?
Me quedé callado por un segundo mientras notaba como toda la sangre de mi cuerpo se agolpaba en mi polla y en mi cara. No abrí la boca; solo asentí muerto de vergüenza y excitado como un mono.
Sergio se volvió a erguir y me volvió a manejar la cabeza a su antojo para que se la continuara chupando. Sus dos dedos seguían jugando con mi agujero. Ya entraban y salían sin oposición. Cada vez que notaba su mano áspera buscando mi entrada un relámpago recorría mi columna vertebral. Él continuaba lubricando con saliva sus dedos para preparar mi culo para su inmensa polla. En un momento me la sacó de la boca, me sacó los dedos del culo y me azotó:
Ahora vas a ver lo que es disfrutar. Te voy a dar polla hasta que grites.
Solo escucharle pronunciar esas palabras hacía que estuviese apunto de correrme. Yo seguí en la misma posición, a cuatro patas en el asiento del sofá, con mi cabeza a la altura del reposabrazos sumiso a lo que él quisiera hacer. Sergio se puso detrás, con un pie en el asiento y otro en el suelo. Le tenía literalmente encima mío. Noté como escupía en mi agujero y como apoyaba su glande en él. La corriente eléctrica que recorría mi cuerpo me hizo abrir mi agujero y echarme hacia atrás buscando que me la metiera. Entró solo su cabeza pero era tan ancha que me hizo gemir presa de una mezcla de placer y dolor. Se mantuvo ahí unos segundos interminables y la sacó. Se acercó otra vez a mi oreja y me dijo:
Tranquilo, si vas a tener polla hasta que no puedas más.
Después me acarició levemente el pelo y comenzó a metérmela de nuevo. Su mano derecha seguía acariciando mi cabeza mientras notaba como su polla me abría en canal. Notaba como entraba cada centímetro de carne uno a uno. De repente agarró mi pelo con su mano y me dio una estocada clavándome su polla hasta notar como sus huevos rebotaban contra los míos. Había tirado de mi pelo dejándome la cabeza hacia atrás y mi culo levantado de nuevo, permitiéndole clavármela mejor. No tardó ni un segundo en comenzar a bombear como si fuese una máquina. Noté como se quitaba la camiseta y la tiraba al suelo. Pude ver todos sus músculos follándome en tensión mientras nos mirábamos a los ojos. Su cara era de completo triunfo mientras que yo disfrutaba con cada arremetida. No sé el tiempo que estuvimos así, pero disfruté cada segundo. Sus manos me cogían de las nalgas y me azotaban arrancándome quejidos y gemidos sin ningún tipo de pudor. Notaba como el ejercicio, el deporte y el trabajo habían moldeado su cuerpo y cuarteado sus manos que ahora viajaban de mi culo a mi cabeza acariciando y agarrando cada centímetro con lujuria. Notaba como su polla entera salía y entraba, dejándome vacío por un momento, para volver a rellenarme. Sergio se inclinó sobre mí poniendo sus manos en el reposabrazos a ambos lados de mi cabeza. Notaba su pecho sudado y sin pelo encima de mi espalda mientras seguía bombeando. Sus huevos continuaban golpeando contra los míos y los pelos de sus piernas se entrelazaban con los míos. Eramos uno. Esta vez, sus labios volvieron a acercarse a mi oreja para chuparla y jugar con ella antes de hablar:
Quieres leche eh, zorra?
No dije nada. Solo asentí con la cabeza totalmente extasiado. Sergio aceleró su bombeo aun pegado a mi espalda. Notaba su aliento en mi oreja, entrecortado por el esfuerzo y la excitación. Su mejilla pegada a la mía me raspaba con su poca barba. Yo giré mi cara buscando su boca, pero no la encontré. Él se levantó desconcentrado y con su mano hundió mi cabeza contra el sofá dejando mi culo totalmente expuesto. Me comenzó a follar con violencia llevándome al séptimo cielo. Noté como su respiración cada vez se entrecortaba más, su cuerpo se contraía y su polla se hinchaba hasta que me dio una última embestida que me hizo correrme de placer. El se corrió a la vez; sentía su polla palpitar con cada trallazo de lefa dentro de mi culo. Estuvimos así por unos segundos. Después de correrme la vergüenza volvió a mi. No quería sacar mi cabeza del sofá y Sergio tampoco quería sacar su polla de mi culo. Estaba totalmente levantado pero aun agarraba mi culo manteniendo su polla dentro.
A mi me entró un ralle profundo. Le había intentado besar y él se había apartado? Había dejado que mi amigo me follase a lo bestia. Se había enterado el resto? La vergüenza no tardó en materializarse cuando saqué la cabeza del sofá. Sergio aun seguía en la misma posición pero en la puerta estaban Jesús y Fran con la boca y los ojos totalmente abiertos y lo que pasó luego, ya os lo contaré otro día.
1 comentarios - Por un juego termine siendo la putita de mis amigos 1