Jon se vistió y salió detrás de mí cerrando la puerta de su habitación. Aprovechó la penumbra del pasillo para deslizar su mano a mi culo buscando mi agujero. El simple contacto de su mano ya hizo que me volviese a dar un calambre en la polla y que mi culo palpitase pidiendo a gritos que lo penetraran.
- Quita Jon. Además, puede vernos cualquiera.
- Si hoy no hay nadie en colegio. ¿Quién nos va a ver?
Cada curso tenía su vestuario con sus propias duchas. Jon me invitó a ir al de su curso, pero eso estaba prohibido y me podía meter en un lío. Por mucho que me apeteciese la idea prefería no arriesgarme.
Una vez en las duchas me metí en la mía y cerré la puerta. Mientras me enjabonaba se me volvió a poner dura solo de pensar en la polla de Jon, y como si me hubiese leído la mente abrió la puerta bruscamente buscando darme un susto, y entró conmigo quitándose la toalla y dejándome ver otra vez su polla nuevamente hinchada.
- ¿Qué haces aquí? ¡Vete!
- Calla, si no hay nadie. No seas pesado y date la vuelta. - Me resistí como pude, pero tenía la polla que me iba a explotar y Jon sabía que me moría de ganas. – Déjame que te enjabone yo.
Cogió el gel y se puso un poco en sus manos mientras se acercaba a mí por detrás juntando todo su cuerpo con mi espalda, su polla ya empalmada entrando por debajo de mi culo. Empezó a enjabonarme los hombros y el pecho aprovechando para juntarse más a mí, acercando su boca a mi oreja y susurrarme.
- ¿Quieres que me vaya a mi ducha?
- No.
- ¿Entonces vas a hacer lo que yo diga?
- Si. – Me tenía totalmente a su merced. Le acababa de dar permiso para hacerme lo que quisiera y eso en el fondo me ponía aún más cachondo de lo que estaba.
Mientras me susurraba aprovechó para bajar su mano desde mi hombro a mi cintura y deslizarla suavemente entre mi culo apretando mi ano a la vez que yo le daba el “si”. Yo separé un poco las piernas para dejarle hacer, notando su áspera y gran mano jugar con mi agujero. Le dije que fuese con cuidado, que no me hiciera daño y abrió la otra mano y me enseño un bote de vaselina para los labios. Se untó el dedo índice y comenzó a presionar en mi agujero. Poco a poco metió la primera falange y yo gemí de placer.
- Te gusta, eh? Vas a disfrutar como una buena puta haciendo lo que yo diga.
- Si…
Y metió su dedo entero provocando una corriente eléctrica en mi espalda que me hizo echar mi cabeza y mi culo hacia atrás como pidiendo más; como buscando meterme más dedo dentro de mí. Jon al notarlo me dijo que estuviera tranquilo, que iba a tener polla hasta hartarme. Sacó el índice y se embadurno también el dedo corazón. Me miraba con su media sonrisa de lujuria y perversión. Sabiendo que iba a disponer de mí, de mi culo y de mi boca a su antojo. Empezó a meterme los dos dedos. La presión aumentaba y me comenzaba a molestar.
- Jon, me haces un poco de daño. Sácalos.
- Calla, que ahora se te pasa.
- No, me duele.
- Que te calles joder. – En ese momento me metió los dos dedos hasta el fondo de su mano y yo volví a gemir pero esta vez de dolor. – Te voy a follar y cuando haya terminado me vas a pedir más, así que cállate.
Empezó a mover los dedos y efectivamente pronto dejó de dolerme. Yo ya volvía a mover el culo hacia atrás pidiendo más y Jon no paraba de mover los dedos y chuparme la oreja, cosa que me ponía cachondísimo, mientras me susurraba que le abriese el culo y lo putita que era por disfrutar tanto de que me lo abriera él.
Al rato volvió a sacar los dedos, se embadurnó el tercero y me los metió poco a poco. Volví a gemir de dolor pero sabiendo que se me pasaría. Estaba tan cachondo que ya no me importaba nada y solo le pedía más.
- Joder Jon, fóllame. Métemela.
- Quieres que te folle eh?
- Si joder. – conseguía decir con la voz entrecortada.
Sacó sus tres dedos de mi culo de golpe y se puso vaselina a lo largo de toda su polla. Me cogió por las caderas y apuntando su polla hacia mi agujero comenzó a hacer presión. Notaba como poco a poco entraba su glande abriéndome en canal. Poco a poco la iba metiendo y mi culo se abría hasta límites que nunca antes había llegado. Mi gemido ahogado por el agua de la ducha parecía que le ponía aún más cachondo. La sacó un poco para dejar que mi culo volviese a su estado original para volver a meterla al segundo. Primero metió el glande y luego la metió toda; de un solo golpe me la clavó hasta el fondo haciendo golpear los pelos de su base con mi culo totalmente abierto. Se quedó quieto por un instante intentando metérmela más, con su cuerpo pegado totalmente al mío y yo con el pecho contra la pared de la ducha me abría las nalgas para que el pudiese penetrarme hasta el fondo. Su mano busco mi boca y le empecé a chupar dos dedos como si fuesen una polla.
- Joder, que puta eres. Así, ábrete bien el culo que te entre entera zorra.
Y después de esto comenzó a bombear poco a poco dejándome disfrutar de toda la longitud de su polla. La sacaba entera para volver a meterla de golpe. Disfrutaba viendo lo dilatado que estaba mi agujero. Así un par de veces hasta que comenzó a follarme como una bestia. Me agarró del pelo tirando mi cabeza hacia atrás y me escupió en la boca mientras yo me lo tragaba como la zorra que me había pedido que fuera.
Su ritmo se iba intensificando y de repente noté como se le hinchaba la polla, se le entrecortaba la respiración y se corría dentro de mí. Notaba su rabo palpitar y corrida inundarme por dentro. Me puso tan cachondo que me corrí prácticamente sin tocarme la polla. El seguía con su polla dentro terminando de correrse cuando de repente escuchamos una voz detrás de nosotros:
- Joder Jon. Que guarro eres. Como sabía a lo que venías tu a la ducha.
- Jajaja ves Fernando, te lo dije.
Era Fernando que nos había “pillado” en plena faena. Y Jon encima se lo había dicho ya. Qué hijo de puta. No entendía nada…
- Quita Jon. Además, puede vernos cualquiera.
- Si hoy no hay nadie en colegio. ¿Quién nos va a ver?
Cada curso tenía su vestuario con sus propias duchas. Jon me invitó a ir al de su curso, pero eso estaba prohibido y me podía meter en un lío. Por mucho que me apeteciese la idea prefería no arriesgarme.
Una vez en las duchas me metí en la mía y cerré la puerta. Mientras me enjabonaba se me volvió a poner dura solo de pensar en la polla de Jon, y como si me hubiese leído la mente abrió la puerta bruscamente buscando darme un susto, y entró conmigo quitándose la toalla y dejándome ver otra vez su polla nuevamente hinchada.
- ¿Qué haces aquí? ¡Vete!
- Calla, si no hay nadie. No seas pesado y date la vuelta. - Me resistí como pude, pero tenía la polla que me iba a explotar y Jon sabía que me moría de ganas. – Déjame que te enjabone yo.
Cogió el gel y se puso un poco en sus manos mientras se acercaba a mí por detrás juntando todo su cuerpo con mi espalda, su polla ya empalmada entrando por debajo de mi culo. Empezó a enjabonarme los hombros y el pecho aprovechando para juntarse más a mí, acercando su boca a mi oreja y susurrarme.
- ¿Quieres que me vaya a mi ducha?
- No.
- ¿Entonces vas a hacer lo que yo diga?
- Si. – Me tenía totalmente a su merced. Le acababa de dar permiso para hacerme lo que quisiera y eso en el fondo me ponía aún más cachondo de lo que estaba.
Mientras me susurraba aprovechó para bajar su mano desde mi hombro a mi cintura y deslizarla suavemente entre mi culo apretando mi ano a la vez que yo le daba el “si”. Yo separé un poco las piernas para dejarle hacer, notando su áspera y gran mano jugar con mi agujero. Le dije que fuese con cuidado, que no me hiciera daño y abrió la otra mano y me enseño un bote de vaselina para los labios. Se untó el dedo índice y comenzó a presionar en mi agujero. Poco a poco metió la primera falange y yo gemí de placer.
- Te gusta, eh? Vas a disfrutar como una buena puta haciendo lo que yo diga.
- Si…
Y metió su dedo entero provocando una corriente eléctrica en mi espalda que me hizo echar mi cabeza y mi culo hacia atrás como pidiendo más; como buscando meterme más dedo dentro de mí. Jon al notarlo me dijo que estuviera tranquilo, que iba a tener polla hasta hartarme. Sacó el índice y se embadurno también el dedo corazón. Me miraba con su media sonrisa de lujuria y perversión. Sabiendo que iba a disponer de mí, de mi culo y de mi boca a su antojo. Empezó a meterme los dos dedos. La presión aumentaba y me comenzaba a molestar.
- Jon, me haces un poco de daño. Sácalos.
- Calla, que ahora se te pasa.
- No, me duele.
- Que te calles joder. – En ese momento me metió los dos dedos hasta el fondo de su mano y yo volví a gemir pero esta vez de dolor. – Te voy a follar y cuando haya terminado me vas a pedir más, así que cállate.
Empezó a mover los dedos y efectivamente pronto dejó de dolerme. Yo ya volvía a mover el culo hacia atrás pidiendo más y Jon no paraba de mover los dedos y chuparme la oreja, cosa que me ponía cachondísimo, mientras me susurraba que le abriese el culo y lo putita que era por disfrutar tanto de que me lo abriera él.
Al rato volvió a sacar los dedos, se embadurnó el tercero y me los metió poco a poco. Volví a gemir de dolor pero sabiendo que se me pasaría. Estaba tan cachondo que ya no me importaba nada y solo le pedía más.
- Joder Jon, fóllame. Métemela.
- Quieres que te folle eh?
- Si joder. – conseguía decir con la voz entrecortada.
Sacó sus tres dedos de mi culo de golpe y se puso vaselina a lo largo de toda su polla. Me cogió por las caderas y apuntando su polla hacia mi agujero comenzó a hacer presión. Notaba como poco a poco entraba su glande abriéndome en canal. Poco a poco la iba metiendo y mi culo se abría hasta límites que nunca antes había llegado. Mi gemido ahogado por el agua de la ducha parecía que le ponía aún más cachondo. La sacó un poco para dejar que mi culo volviese a su estado original para volver a meterla al segundo. Primero metió el glande y luego la metió toda; de un solo golpe me la clavó hasta el fondo haciendo golpear los pelos de su base con mi culo totalmente abierto. Se quedó quieto por un instante intentando metérmela más, con su cuerpo pegado totalmente al mío y yo con el pecho contra la pared de la ducha me abría las nalgas para que el pudiese penetrarme hasta el fondo. Su mano busco mi boca y le empecé a chupar dos dedos como si fuesen una polla.
- Joder, que puta eres. Así, ábrete bien el culo que te entre entera zorra.
Y después de esto comenzó a bombear poco a poco dejándome disfrutar de toda la longitud de su polla. La sacaba entera para volver a meterla de golpe. Disfrutaba viendo lo dilatado que estaba mi agujero. Así un par de veces hasta que comenzó a follarme como una bestia. Me agarró del pelo tirando mi cabeza hacia atrás y me escupió en la boca mientras yo me lo tragaba como la zorra que me había pedido que fuera.
Su ritmo se iba intensificando y de repente noté como se le hinchaba la polla, se le entrecortaba la respiración y se corría dentro de mí. Notaba su rabo palpitar y corrida inundarme por dentro. Me puso tan cachondo que me corrí prácticamente sin tocarme la polla. El seguía con su polla dentro terminando de correrse cuando de repente escuchamos una voz detrás de nosotros:
- Joder Jon. Que guarro eres. Como sabía a lo que venías tu a la ducha.
- Jajaja ves Fernando, te lo dije.
Era Fernando que nos había “pillado” en plena faena. Y Jon encima se lo había dicho ya. Qué hijo de puta. No entendía nada…
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