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Relato mi vecina treintañera..

Relato la vecinita de abajo.
Saludo a la vecina de abajo y la veo con la tarjeta de la misma empresa que trabajo. La identifiqué y charlamos unos minutos. Inmediatamente me gustó, una morocha delgada, rasgos originarios, eso le daba un toque exótico como dicen los españoles, y un cuerpo super trabajado, venía de calzas y una remerita ajustada, se nota que venía del gimnasio. 
Pasó un tiempo prudencial y no la ví. Seguí con mi rutinaria vida. 
Un día subo a la terraza de casualidad y la veo sentada en un rincón leyendo un libro de Simone de Beauvoir, me acerco y comienzo a charlar de la filosofa y activista feminista.
Le pregunto si era feminista, y me dijo, no para nada, solo tenia curiosidad de conocerla. Soy muy curiosa en todo aspecto. 
Ahh .- Dije yo. (comenzaron los ratones a movilizarse en mi cabeza). Que bueno que seas curiosa. 
Yo también lo soy, y hasta veces me pregunto si hay que satisfacer todas las curiosidades le digo. 
Y ella me dice ¿por qué no?
Listo me dije para mi. Largo la jauría de perros. Es mi momento. 
Bueno me dice ella. Estoy en un momento de mi vida totalmente impermanente, que siento que tengo que vivir el aquí ahora, y no se que me puede pasar mañana, hoy estoy bien, estoy sana disfruto el momento. Entonces hoy estoy sola en casa, ¿quieres venir a tomar algo?
Ni lerdo ni perezoso dije sí. Pero que no se note que me gusta tanto. 
Fuimos a su departamento, era muy lindo, el living estaba todo ambientado en color blanco. 
Ingresamos y me dice, siempre que ingreso me doy una ducha, me saco toda la suciedad y la mala onda del exterior. 
La mire y le dije está bien, qué más podía decir?
Querías que nos duchemos juntos me dice. 
Y contesto siiiiii.
Bueno vamos al baño. Se saca la ropa inmediatamente, y queda al descubierto un cuerpo espectacular, delgada,  pero marcada, el gimnasio le sentaba bien, unos 30 años, 1.70 morocha, piel trigueña, parecía que tenía brillo su piel, una delicia. 
Me quedé un poco impávido. 
Sácate la ropa me dice¡¡? O te la saco yo. Y se me acerca mientras la miraba atentamente me da un beso de lengua me vuelvo loco una terrible erección me produzco, como me calientan las mujeres que tienen iniciativa. 
Nos metemos en la ducha, nos seguimos besando, tocando, una belleza. 
La toco toda y ella hace lo mismo, hasta que debajo del agua se agacha y practica una muy buena felatio.
Y me dice salimos?
Si como no comento.
Nos secamos rápidamente y me lleva de la mano a su habitación. 
Era muy linda, una pared era color negro, donde había mascaras color blanco, tipo ojos bien cerrados o algo masónico. Y las otras eran de colores rojos vivos. Totalmente minimalista, solo la cama en el medio de la habitación y dos mesas de luz empotradas en la pared con lamparas que moviendo la parte superior podía alternar el color de la luz. 
En un momento que ni me di cuenta puso música lenta en inglés, (Wham), y luego perdí la noción del tiempo, espacio y música. 
Me besaba todo el cuerpo, hasta que rápidamente se dio vuelta y quedó en un 69, encajamos perfecto, ella mide 1.70 y yo 1.75, medidas correctas para encastrar. Ella arriba le comencé a practicar un cunnilingus pero por momento moría por darle un beso negro, completamente depilada y una piel hermosa, chorreaban sus flujos y los saboreaba con gusto. Como dije antes, perdí la noción del tiempo, allí estuve un buen rato hasta que le saqué un precioso orgasmo que se retorció de placer. 
Ni bien pasó. Me dijo te quiero dentro mío. 
Y dije con gusto. 
Ella se ubicó arriba mío y comenzó a moverse como una serpiente, eran movimientos rítmicos impresionantes.
Yo pasaba mis manos por su piel, una piel suave y hermosa, tocaba sus pechos, sus caderas hasta que llegó a un segundo orgasmo. 
Cambiamos de posición se puso en perrito, que vista por favor. 
Unos orgasmos más de ella, yo no daba más. Era un derroche de placer.
Me dijo.- Queres una chupada final. 
Y si no me podía negar, era una delicia. 
Chupo todo hasta la última gota, masajeando mi próstata, hasta que me salieron chorros de esperma. 
Quedé rendido en la cama sin saber ni donde estaba. 
Me desperté, la saludé, me fuí y lo que sigue continuará.

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