Capitulo I
1
Lo sorprendió la repentina vibración en su pierna, Ernesto sacó el móvil del bolsillo de su pantalón y no se atrevió a ver el contenido del mensaje, estaba muy nervioso desde la mañana por lo que sólo lo apoyó boca abajo en el apoyabrazos del sillón donde estaba tratando de distraerse mientras hacía zapping en el televisor: Dios mío, será tan impactante como pienso?, dios…, creo que he cometido el peor error de mi vida… no lo puedo soportar!!!, dios!!!… habrá sido capaz? realmente lo habrá hecho? Ernesto respiraba agitadamente y su frente se perlaba de sudor, decidió prepararse otra medida de whisky era la tercera y aun la noche no promediaba las 3pm. Era una fortuna que su hijo se hubiera quedado en casa de un amigo, pensaba mientras veía el paisaje nocturno del suburbio donde vivían, las amplias calzadas con veredas arboladas y profusos jardines daban una imagen de campiña que últimamente no lograba mantener sereno a Ernesto. Se habían mudado antes del nacimiento de único hijo y por años fue suficiente, un trabajo estable, una mujer increíble y un futuro que no prometía demasiadas turbulencias, no eran la pareja perfecta pero se amaban y eso alimentó el sueño de la tranquilidad familiar durante los últimos años. De repente ese instante quedó herido por un nuevo sonido Brrrrrrrrrrrrrr! Brrrrrrrrrrrrrrrr! Truck! Aquel nuevo mensaje precipitó el móvil sobre la alfombra y al caer con la pantalla hacia arriba iluminó el cielorraso que estaba en penumbras y dejó escapar un inconfundible sonido cuando el mensaje que se activó: mmmmm… asiiiiiiiiiiii ...mmm. Ernesto quedó de una pieza, giró sobre sus talones al tiempo que su vaso se deslizaba de entre sus temblorosas manos haciéndose añicos sobre el entablonado de roble, se precipito y tomo el móvil entre sus dedos y arrodillado abrió los mensajes sin leer, lo que vio cambio su mundo para siempre.
2
-La entrega del material se pospuso arquitecta, el proveedor habitual tiene problemas de stock por lo que nos vemos impedidos de cumplir con los plazos.
- Lo que su proveedor habitual aduce para demorar los plazos contractuales no son mi problema Fransisco, entienda por favor que esas oficinas deben estar funcionando en un mes y si no finalizó con la colocación de los artefactos sanitarios no podre habilitar la obra.
-Entiendo Arquitecta, entiendo, hagamos algo, deme hasta mañana y veré cómo proveernos desde otra sucursal así sea yo mismo quien los busque, quédese tranquila.
-Gracias Francisco, de veras me urge solucionar esta entrega,, espero su llamado, adiós.
Agatha era una mujer de armas tomar cuando las cosas se salían de sus planes, su personalidad un poco obsesiva con los detalles y la planificación encontraron un cauce cuando se decidió por estudiar Arquitectura, amaba la organización y su espíritu aventurero le llevó a conseguir ingresar en un gran estudio en la ciudad donde se dedicaban a la arquitectura comercial, con sus 32 años ya era una Arquitecta senior y gozaba de una reputación muy buena entre sus compañeros. Aquel comerciante con el que acababa de hablar siempre lograba ponerle los pelos de punta pero al final lograba que cumpliera con lo convenido, a veces se preguntaba si todos los comerciantes del rubro hubieran estudiado en el mismo lugar.
Guardo sus anotadores en el morral y levantándose tomó el saco y se dirigió a la salida. Al cruzar la puerta le sorprendió la fragancia de los árboles en flor que poblaban el atrio del edificio, las oficinas del estudio ocupaban una solar en esquina y estaba enclavado en torre, el equipo paisajístico se había lucido en el diseño del atrio con sectores de espera arbolados, un espejo de agua y senderos que delimitaban muy bien los sentidos de circulación de la gente que a diario lo atravesaba para dirigirse a otro puntos céntricos de la ciudad. No se puso el saco, el calor y la humedad del verano la decantaron por quedarse con la blusa azul que llevaba, esta era suelta y caía en una línea recta perfecta desde el escote que dejaba al descubierto la parte superior de sus rosados pechos. Aghata era una mujer muy elegante para vestir, acompañaba esa blusa con unos jeans que moldeaban sus torneadas piernas y mostraba un hermoso cuadro posterior para quien la mirara partir, llevaba sandalias y un morral de color verde oliva desgastado, le gustaba usar su pelo castaño suelto y siempre se ponia gafas de sol al salir. A sus 32 y habiendo tenido un hijo se mantenía en forma sin un gran esfuerzo, le gustaba el deporte aún se encontraba con sus antiguas amigas para jugar voleibol algunos días a la semana en el multiespacio que frecuentaban.
Cruzo la calle y se sentó en el café en la mesa habitual que estaba al exterior, en la vereda, un poco retirada de la puerta y que le permite cierta intimidad - Hola Maria - Le dio a la camarera cuando se acercó - Lo de siempre por favor - dijo y tomó su celulara para llamarlo
3
La puerta trono detrás de sí cuando se encerró en el baño reteniendo el llanto, Marcela ya no soportaba más la situación, se sentía prisionera sin escape de una relación que poco a poco se marchito, lo había intentado todo, terapia individual, de pareja, viajes, pero nada conseguía avivar nuevamente la llama de su marido. No es que no fuera atractiva, sus años de jugar voleibol y sus cuidados la mantenían en una forma plena, más últimamente ya que descargaba su frustración en el gimnasio ejercitando tratando de no pensar.
-Marcela, Marcela- Escucho que la llamaban - Un minuto por favor, ahora bajo - Dijo Marcela que luego se enjuago las lágrimas con agua helada del lavatorio, se mojo la nuca, se secó y se miro al espejo suspirando - Se acabó - Se dijo - hoy le pondré un punto final a esta situación, si el quiere mantener esta pareja como una fachada y no piensa volver a tocarme un pelo, lo haré por nuestro hijo y por el hotel pero los pelos los quiero revueltos y si no es él quien lo hace lo hará otro que a mis 35 años estoy en mi plenitud.- Y sintiéndose diferente, como hacía mucho no se sentía bajo las escaleras y se sumergió en el atolladero que era la recepción de los pasajeros en esa temporada que prometía ser una de las más movidas de los últimos años.
Roman acababa de cargar la ropa blanca del hotel para llevarla al lavadero, recién hacía dos cuadras cuando un golpe brusco lo desplazó hacia el lateral izquierdo del asiento e hizo que se golpeara fuertemente la cabeza al parante de la camioneta. Tardó unos segundos en reaccionar mientras veía como un hombre enajenado le gritaba desde afuera del vehículo. - ¡¡Qué hace!!!, ¡Qué hace! mire como quedo mi vehiculo por favor!!- Roman se quitó el cinturón de seguridad y bajo de su vehículo, cuando se despejo su mente vio lo ocurrido, no vio la luz amarilla en la bocacalle y avanzó quedando atrapado en la misma en rojo cuando el conductor del otro vehículo lo embistió desde la derecha, era su culpa, lo sabía. - Maldicion Marcela - Se dijo para sus adentros, la discusión fue muy fuerte en esta última ocasión y salió distraído a realizar las tareas habituales del hotel. Intercambio datos de seguro, teléfonos y aguantó estoicamente los reclamos del otro conductor, afortunadamente el vehículo seguía utilizable por lo que se dio prisa en continuar con las tareas ya que de no hacerlas se iría complicando aún más su día.
4
Ernesto estaba preparando su bolso y se disponía a entregar la habitación del hotel cuando recibe un llamado:
-Hola Amor, ya estás regresando?
-Hola Agatha, que agradable sorpresa! me encuentras justamente preparándome para entregar la habitación y emprender el viaje de retorno estimo que llegaré a la hora de la cena, pero dime, cómo estás tú? ¿Cómo está Daniel?
-Entonces veremos con qué podemos esperar, Daniel está muy bien como siempre te envía saludos, salió del colegio y fue a Tenis con Fernando, hoy me pidió quedarse en casa de mis padres.
-No se como responder a eso señora, es acaso una invitación especial tal vez?
-Jajaja no lo sé, veremos. Besos Chau chau!
Ernesto sintió como se ponía duro de solo pensar que tendrían una noche para ellos solos. Estaba muy enamorado de su mujer y la encontraba muy atractiva, no se debía solamente al amor que le tenia, sabia que era un imán para las miradas y más de uno seguramente la quisiera avanzar, pero Agatha siempre fue muy de la familia y siempre se cuidó de no poner incómodo a su marido. También ella percibía cotidianamente como muchas veces los ojos la seguían cuando pasaba.
Hoy se lo propondre - Se dijo Ernesto- Le llevó un presente especial, tal vez hoy se anime - Y al decirlo terminó de envolver las prendas que colocó en el bolso y se dirigió a la recepción del hotel, le aguardaba un viaje de cinco horas para llegar pero la posibilidad de iniciar un juego totalmente nuevo con Agatha lo mantenía expectante.
-Lucio, vamos hombre que nos retrasamos!- Le dijo Ernesto a su compañero. Lucio era un vendedor de la nueva sucursal de venta de electrodomésticos que abrió en ese pueblo y acompañaba a Ernesto a la casa central para recibir una capacitación y volver. Era un muchacho más Joven que el de unos veintitantos morrudo y un poco más alto, su piel trigueña tostada y sus facciones cuadradas eran el deleite de las jovencitas del pueblo a las que Lucio retribuia de muy buena gana varias noches a la semana. -Lucio! Toc Toc Toc - Golpeaba Ernesto la puerta de la habitación de Lucio - ¡Voy hombre! Voy, tranquilo - Dijo y al abrir la puerta para salir pudo ver Ernesto el desorden de la habitación y la silueta de una joven semidesnuda que dormía plácidamente en la cama iluminada por la ventana - No pierdes el tiempo eh - Dijo Ernesto palmeando la espalda del muchacho mientras lo empujaba pesadamente hacia el estacionamiento.
5
Luego de finalizar la llamada, Agatha sintió un sinsabor, por un lado ansiaba estar a solas con Ernesto pero al mismo tiempo sentía que sería algo común, rutinario, se sentía culpable de solo pensarlo ya que Ernesto era un excelente partido, amoroso, protector, respetuoso pero últimamente no lograba encenderla y esto la llevaba a inventar excusas últimamente para rechazar sus lances tratando de no herirlo. En eso pensaba cuando atendió el móvil sin ver de quién era la llamada
-Hola? Dijo Agatha al tiempo que sorbía su café
-¡Hola Agatha! ¿Cómo estás?
-¡Hola Marce! ¡Que alegría escucharte! Yo muy bien, en mi mesa habitual de mediodía jajaja, tú cómo estás?
-Mejor ahora que hablo contigo, estoy a unas cuadras de allí, ¿me esperas?
-Claro tengo 15 minutos antes de salir a obra, te espero!
Miró su reloj y volvió al presente, últimamente sus tareas la estaban abrumando y no conseguía relajarse un momento. El llamado de Marcela solo podía significar una cosa la relación con Román ya estaba en las últimas etapas, su amiga ya le venía comentando la situación y haciéndole confidencias cada vez más personales y de índole sexual. Se conocían de toda la vida y habían compartido mucho, aún así las confidencias de Marcela siempre lograban sonrojarla y últimamente sentía especial curiosidad por escuchar las resoluciones sexuales de su amiga.
-Aquí estás guapa!- dijo Marcela y estampó un sonoro beso en la mejilla de Agatha.
-Hola, que linda coincidencia, como estás?-Agatha se quedaba sin tiempo y quería ir al grano.-Estupenda, hoy he decidido que ya tuve suficiente y que a partir de ahora disfrutaré cuánto quiera le guste o no a Román- Pero que dices? Te has vuelto loca-Dijo Agatha con una sonrisa- Lo que escuchas, está noche tu y yo saldremos y nos llevaremos a la cama a los dos tipos más sexis que encontremos - Jajaja, pero que dices? - Lo que escuchas, que llevo meses deseando que me den un buen polvo que no me aguanto - Estás loca! Jajaja- Agatha reía y no podía negar que la idea por un momento fugaz la tentó, últimamente se descubrió gozando sola de su cuerpo soñando que unos brazos fuertes la envolvían y unas manos grandes acariciaban su sexo, en esas ocasiones apretaba sus pechos y se masturbaba frenéticamente sintiendo como se lubricada con cada imagen que la asaltaba, sus orgasmos eran una descarga casi necesaria y esto la hacía sentir una culpa desconocida. - Calla Marcela, que hoy llega Ernesto y le he insinuado una noche para nosotros - Pues bien, saldré sola y luego te contaré cada detalle, porque se que en el fondo también estás necesitando que te tomen con fuerza - Pero dime, acaso has perdido la cabeza, que le dirás a Román?- Pues nada, que saldré a buscar quien me coja porque él no lo hace, y si no le gusta que se marche y ya, que es que ya no soporto está situación Agatha, que soy una mujer con necesidades y que no estoy nada mal, lo sé, que me he empeñado en calentar a algunos prospectos y se que me harían de todo. Era verdad, Marcela tenía un cuerpo ideal, y un culo que disfrutaba de mostrar, gustaba de usar tangas de vivos colores bajo leggings semi transparentes, se excitaba viendo cómo a sus espectadores ocasionales se les notaba la erección a su paso, esto la ayudaba a escoger a su acompañante imaginario y podía sentir como se mojaba de solo pensarlo, ya lo había decidido y no le interesaba la opinión de Román, es más le hubiese gustado que la vea cabalgar sobre una buena pija para que vea lo que a ella le gustaba y él no le daba.
6
-Claro hombre! A ellas les encanta frotarla por toda la cara luego de que les acabas encima- Ernesto no podía dejar de sentir algo de envidia al escuchar las aventuras sexuales de su compañero, la charla durante el viaje derivo luego de los temas trillados a lo que realmente les importaba a ambos, mujeres, si bien Ernesto no tenía mucho para aportar a la conversación Lucio aportaba por ambos y sin escatimar detalles- Es así Ernesto, por más mojigatas que parezcan en el fondo desean que una buena pija las empotre por el culo, te sorprendería ver las cosas que hacen cuando logras llevarlas al máximo de exitación- Ernesto sentía tímidamente como se ponía duro y comenzaba a mojar su ropa interior, las imágenes de lo que escuchaba danzaban en su cabeza y lo exitaban extrañamente, verdad es que en parte se debia a lo que quería proponerle Agatha, había comprado un conjunto de lencería muy provocativo junto aún body de red amarillo flúor que moría por ver en el cuerpo de su mujer. También el sentía que habían caído en una rutina y que no lograba llevar al máximo a su compañera tanto como deseaba, siempre gustaba de ver algo de pornografía pero últimamente lo hacía cada vez más y sus gustos fueron transformándose un poco, lo que más lo ponía era la infidelidad consentida,el morbo de cuckolding, sentía una mezcla de miedo, intriga y suma exitacion que lo llevaban a masturbarse casi a diario, lo que más curiosidad le daba era la lencería femenina, le encantaba la suavidad de sus telas, lo erótico de sus transparencias, la primera vez que se probó una de Agatha sintió una mezcla de explosiva de nervios, exitacion y miedo a ser descubierto que lo llevo a acariciar su cuerpo como nunca antes, recorrió con sus dedos temblorosos el camino que hacía la tela hundiéndose en su culo a medida que su erección crecía y empujaba la tanga hacia adelante, recordaba como si fuese hoy la fuerza de su pene al liberarse de la tela y lo mojado que estaba, lo tomo con fuerza y comenzó a masturbarse a un ritmo frenético al tiempo que hundía sus dedos en sus glúteos separandolos para que la tela rozará su ano, escupió sobre su pene y mezclando su saliva con líquido preseminal se acaricio el culo, y en el instante preciso que una falange entraba en su culo descargaba su caliente semen en su mano izquierda manchando toda la tanga de Agatha mmmmmm…. Nunca había tenido un orgasmo tan potente como ese día.- El ronquido de Lucio lo despabiló, se distrajo en sus pensamientos y su compañero se durmió, aprovechó estar en el asiento del corredor del colectivo de dos plazas y se dirigió al baño, como viajaban en un día poco comercial este venía casi vacío y el piso bajo dónde estaban no se había completado, sólo había una mujer joven que usaba auriculares y tenía sus ojos cerrados, ingreso al pequeño habitáculo y liberó su rígido pene, la sensación de ser descubierto lo llevó a descargarse rápidamente y debió perder unos minutos limpiando el semen que salpicó el pequeño espejo del lavatorio. -Debo terminar de hacer esto- se dijo al tiempo que regresaba a su butaca, la joven que escuchaba música tenía una muñeca de sonrisa cuando pasó junto a ella, se sentó pensando si no lo habría escuchado, aún quedaban 3hs de viaje por lo que se dispuso a dormir.
7
La vio saludarlo con la mano en alto entre la multitud de la estación, Agatha estaba vestida muy provocativa ese día, a él le encantaba como se vestida para ir al gym, el pelo recogido, un top ajustado de color magenta que moldeaban su generoso busto unos leggins grises brillantes que mostraban los bordes de un micro tanga negra debajo. - Hola amor!!- le dijo Ernesto rodeando su cintura y dando un pico en sus generosos labios- Lucio, ella es Agatha, mi esposa- Encantado- Dijo Lucio mientras devoraba a Agatha con la mirada, lo embriagó su perfume al besar su mejilla. Agatha sin saber porque se sonrojo y no pudo evitar ver la erección que no molestaba en disimular aquel joven fornido que acompañaba a su marido. - Querida, dejaremos a Lucio en el Hotel que está de paso, te parece?- No hay inconveniente dijo Agatha dejándose llevar de la cintura por Ernesto hacía el coche. En el trayecto de unos 20 minutos Agatha escuchaba distraída la conversación de Ernesto y miraba de soslayo al joven que lo acompañaba, como ella conducía le pregunto en qué hotel se alojaba - En el Bohem - Dijo Lucio - Encontré buenos precios en su página de internet y se ve acogedor, también queda cercano a la central donde debo hacer la capacitación, le conoces? precisas que te indique como llegar?- No es necesario Lucio, lo conozco de sobra, lo administra una buena amiga mía - Dijo Agatha. A Ernesto esto no le cayó en gracia, conocía a Marcela y siempre tuvo algún recelo con ella, esto empezaba a enrarecerse un poco. Agahata marco en la pantalla del computador del vehiculo el numero asignado a su amiga y el tono de llamada sonó en el habitáculo, luego de unos segundos dio el contestador, al segundo intento una agitada Marcela atendio - Hola Agatha, disculpa tenia la boca ocupada y no pude atender, ahora solo ocupo una mano jajaja - Marcela! estás en el altavoz del vehiculo, estamos llegando al hotel con un pasajero que tiene reserva allí - Mientras hablaba, Agatha, miraba por el retrovisor y pudo ver una sonrisa libidinosa en el bello rostro de Lucio, esto en vez de avergonzarla provocó que súbitamente sus jugos comenzaran a mojar su tanga.-Eh pero no seas mal pensada mujer, que estaba probando el helado que hoy será el postre del comedor. - Estamos en la entrada Marce - Dijo Agatha y colgó. Estaciono la camioneta y se apearon los tres, Marcela bajó a recibirlos, el cuadro que mostraba era sumamente sospechoso, su pelo se notaba recogido a las apuradas y su blusa estaba al revez - Hola Ernesto! - Dijo Marcela besándolo en la mejilla cerca de la comisura de sus labios. -Y bien? ¿Quién me traen aquí?- Dijo mirando provocativamente a Lucio. Esto no terminara bien se dijo Ernesto que sabía de primera mano como Lucio se deboraria a Marcela a la primera oportunidad, en esto pensaba cuando escucho que lo llamaban, era Roman, que desde el otro lado del estacionamiento le hacía señas de que se acerque con la mano en alto, aprovechó la oportunidad para eclipsarse y dejar a Marcela con el registro de Lucio, no sin antes decirle que lo recogeria a la 7:30 de la mañana. - Muy bien Lucio, tu habitación es la 102, cualquier necesidad solo llama a recepción a cualquier hora - Lucio tomó su bolso y saludo a Ambas con un húmedo beso en sus mejillas. - Dios Agatha, quien es este mancebo, parece un semental jajaja - Calla Marcela, que nos puede escuchar Ernesto, por favor comportate - Claro que me comportare, lo hare como una perra jajaja, te llamo luego con los detalles - Dijo Marcela mientras subía las escaleras. Aghata salió de la recepción rumbo al estacionamiento buscando a Ernesto, no lo encontraba, lo llamó en voz alta y este no respondía, creía haberlo visto con Roman en el ingreso de la cochera de servicio, se acercó y como su calzado deportivo no retumba en el pavimento no la escucharon cuando ingresó, lo que alcanzo a ver detrás del vehículo de Roman a través de sus ventanas la dejó perpleja.
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Lo sorprendió la repentina vibración en su pierna, Ernesto sacó el móvil del bolsillo de su pantalón y no se atrevió a ver el contenido del mensaje, estaba muy nervioso desde la mañana por lo que sólo lo apoyó boca abajo en el apoyabrazos del sillón donde estaba tratando de distraerse mientras hacía zapping en el televisor: Dios mío, será tan impactante como pienso?, dios…, creo que he cometido el peor error de mi vida… no lo puedo soportar!!!, dios!!!… habrá sido capaz? realmente lo habrá hecho? Ernesto respiraba agitadamente y su frente se perlaba de sudor, decidió prepararse otra medida de whisky era la tercera y aun la noche no promediaba las 3pm. Era una fortuna que su hijo se hubiera quedado en casa de un amigo, pensaba mientras veía el paisaje nocturno del suburbio donde vivían, las amplias calzadas con veredas arboladas y profusos jardines daban una imagen de campiña que últimamente no lograba mantener sereno a Ernesto. Se habían mudado antes del nacimiento de único hijo y por años fue suficiente, un trabajo estable, una mujer increíble y un futuro que no prometía demasiadas turbulencias, no eran la pareja perfecta pero se amaban y eso alimentó el sueño de la tranquilidad familiar durante los últimos años. De repente ese instante quedó herido por un nuevo sonido Brrrrrrrrrrrrrr! Brrrrrrrrrrrrrrrr! Truck! Aquel nuevo mensaje precipitó el móvil sobre la alfombra y al caer con la pantalla hacia arriba iluminó el cielorraso que estaba en penumbras y dejó escapar un inconfundible sonido cuando el mensaje que se activó: mmmmm… asiiiiiiiiiiii ...mmm. Ernesto quedó de una pieza, giró sobre sus talones al tiempo que su vaso se deslizaba de entre sus temblorosas manos haciéndose añicos sobre el entablonado de roble, se precipito y tomo el móvil entre sus dedos y arrodillado abrió los mensajes sin leer, lo que vio cambio su mundo para siempre.
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-La entrega del material se pospuso arquitecta, el proveedor habitual tiene problemas de stock por lo que nos vemos impedidos de cumplir con los plazos.
- Lo que su proveedor habitual aduce para demorar los plazos contractuales no son mi problema Fransisco, entienda por favor que esas oficinas deben estar funcionando en un mes y si no finalizó con la colocación de los artefactos sanitarios no podre habilitar la obra.
-Entiendo Arquitecta, entiendo, hagamos algo, deme hasta mañana y veré cómo proveernos desde otra sucursal así sea yo mismo quien los busque, quédese tranquila.
-Gracias Francisco, de veras me urge solucionar esta entrega,, espero su llamado, adiós.
Agatha era una mujer de armas tomar cuando las cosas se salían de sus planes, su personalidad un poco obsesiva con los detalles y la planificación encontraron un cauce cuando se decidió por estudiar Arquitectura, amaba la organización y su espíritu aventurero le llevó a conseguir ingresar en un gran estudio en la ciudad donde se dedicaban a la arquitectura comercial, con sus 32 años ya era una Arquitecta senior y gozaba de una reputación muy buena entre sus compañeros. Aquel comerciante con el que acababa de hablar siempre lograba ponerle los pelos de punta pero al final lograba que cumpliera con lo convenido, a veces se preguntaba si todos los comerciantes del rubro hubieran estudiado en el mismo lugar.
Guardo sus anotadores en el morral y levantándose tomó el saco y se dirigió a la salida. Al cruzar la puerta le sorprendió la fragancia de los árboles en flor que poblaban el atrio del edificio, las oficinas del estudio ocupaban una solar en esquina y estaba enclavado en torre, el equipo paisajístico se había lucido en el diseño del atrio con sectores de espera arbolados, un espejo de agua y senderos que delimitaban muy bien los sentidos de circulación de la gente que a diario lo atravesaba para dirigirse a otro puntos céntricos de la ciudad. No se puso el saco, el calor y la humedad del verano la decantaron por quedarse con la blusa azul que llevaba, esta era suelta y caía en una línea recta perfecta desde el escote que dejaba al descubierto la parte superior de sus rosados pechos. Aghata era una mujer muy elegante para vestir, acompañaba esa blusa con unos jeans que moldeaban sus torneadas piernas y mostraba un hermoso cuadro posterior para quien la mirara partir, llevaba sandalias y un morral de color verde oliva desgastado, le gustaba usar su pelo castaño suelto y siempre se ponia gafas de sol al salir. A sus 32 y habiendo tenido un hijo se mantenía en forma sin un gran esfuerzo, le gustaba el deporte aún se encontraba con sus antiguas amigas para jugar voleibol algunos días a la semana en el multiespacio que frecuentaban.
Cruzo la calle y se sentó en el café en la mesa habitual que estaba al exterior, en la vereda, un poco retirada de la puerta y que le permite cierta intimidad - Hola Maria - Le dio a la camarera cuando se acercó - Lo de siempre por favor - dijo y tomó su celulara para llamarlo
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La puerta trono detrás de sí cuando se encerró en el baño reteniendo el llanto, Marcela ya no soportaba más la situación, se sentía prisionera sin escape de una relación que poco a poco se marchito, lo había intentado todo, terapia individual, de pareja, viajes, pero nada conseguía avivar nuevamente la llama de su marido. No es que no fuera atractiva, sus años de jugar voleibol y sus cuidados la mantenían en una forma plena, más últimamente ya que descargaba su frustración en el gimnasio ejercitando tratando de no pensar.
-Marcela, Marcela- Escucho que la llamaban - Un minuto por favor, ahora bajo - Dijo Marcela que luego se enjuago las lágrimas con agua helada del lavatorio, se mojo la nuca, se secó y se miro al espejo suspirando - Se acabó - Se dijo - hoy le pondré un punto final a esta situación, si el quiere mantener esta pareja como una fachada y no piensa volver a tocarme un pelo, lo haré por nuestro hijo y por el hotel pero los pelos los quiero revueltos y si no es él quien lo hace lo hará otro que a mis 35 años estoy en mi plenitud.- Y sintiéndose diferente, como hacía mucho no se sentía bajo las escaleras y se sumergió en el atolladero que era la recepción de los pasajeros en esa temporada que prometía ser una de las más movidas de los últimos años.
Roman acababa de cargar la ropa blanca del hotel para llevarla al lavadero, recién hacía dos cuadras cuando un golpe brusco lo desplazó hacia el lateral izquierdo del asiento e hizo que se golpeara fuertemente la cabeza al parante de la camioneta. Tardó unos segundos en reaccionar mientras veía como un hombre enajenado le gritaba desde afuera del vehículo. - ¡¡Qué hace!!!, ¡Qué hace! mire como quedo mi vehiculo por favor!!- Roman se quitó el cinturón de seguridad y bajo de su vehículo, cuando se despejo su mente vio lo ocurrido, no vio la luz amarilla en la bocacalle y avanzó quedando atrapado en la misma en rojo cuando el conductor del otro vehículo lo embistió desde la derecha, era su culpa, lo sabía. - Maldicion Marcela - Se dijo para sus adentros, la discusión fue muy fuerte en esta última ocasión y salió distraído a realizar las tareas habituales del hotel. Intercambio datos de seguro, teléfonos y aguantó estoicamente los reclamos del otro conductor, afortunadamente el vehículo seguía utilizable por lo que se dio prisa en continuar con las tareas ya que de no hacerlas se iría complicando aún más su día.
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Ernesto estaba preparando su bolso y se disponía a entregar la habitación del hotel cuando recibe un llamado:
-Hola Amor, ya estás regresando?
-Hola Agatha, que agradable sorpresa! me encuentras justamente preparándome para entregar la habitación y emprender el viaje de retorno estimo que llegaré a la hora de la cena, pero dime, cómo estás tú? ¿Cómo está Daniel?
-Entonces veremos con qué podemos esperar, Daniel está muy bien como siempre te envía saludos, salió del colegio y fue a Tenis con Fernando, hoy me pidió quedarse en casa de mis padres.
-No se como responder a eso señora, es acaso una invitación especial tal vez?
-Jajaja no lo sé, veremos. Besos Chau chau!
Ernesto sintió como se ponía duro de solo pensar que tendrían una noche para ellos solos. Estaba muy enamorado de su mujer y la encontraba muy atractiva, no se debía solamente al amor que le tenia, sabia que era un imán para las miradas y más de uno seguramente la quisiera avanzar, pero Agatha siempre fue muy de la familia y siempre se cuidó de no poner incómodo a su marido. También ella percibía cotidianamente como muchas veces los ojos la seguían cuando pasaba.
Hoy se lo propondre - Se dijo Ernesto- Le llevó un presente especial, tal vez hoy se anime - Y al decirlo terminó de envolver las prendas que colocó en el bolso y se dirigió a la recepción del hotel, le aguardaba un viaje de cinco horas para llegar pero la posibilidad de iniciar un juego totalmente nuevo con Agatha lo mantenía expectante.
-Lucio, vamos hombre que nos retrasamos!- Le dijo Ernesto a su compañero. Lucio era un vendedor de la nueva sucursal de venta de electrodomésticos que abrió en ese pueblo y acompañaba a Ernesto a la casa central para recibir una capacitación y volver. Era un muchacho más Joven que el de unos veintitantos morrudo y un poco más alto, su piel trigueña tostada y sus facciones cuadradas eran el deleite de las jovencitas del pueblo a las que Lucio retribuia de muy buena gana varias noches a la semana. -Lucio! Toc Toc Toc - Golpeaba Ernesto la puerta de la habitación de Lucio - ¡Voy hombre! Voy, tranquilo - Dijo y al abrir la puerta para salir pudo ver Ernesto el desorden de la habitación y la silueta de una joven semidesnuda que dormía plácidamente en la cama iluminada por la ventana - No pierdes el tiempo eh - Dijo Ernesto palmeando la espalda del muchacho mientras lo empujaba pesadamente hacia el estacionamiento.
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Luego de finalizar la llamada, Agatha sintió un sinsabor, por un lado ansiaba estar a solas con Ernesto pero al mismo tiempo sentía que sería algo común, rutinario, se sentía culpable de solo pensarlo ya que Ernesto era un excelente partido, amoroso, protector, respetuoso pero últimamente no lograba encenderla y esto la llevaba a inventar excusas últimamente para rechazar sus lances tratando de no herirlo. En eso pensaba cuando atendió el móvil sin ver de quién era la llamada
-Hola? Dijo Agatha al tiempo que sorbía su café
-¡Hola Agatha! ¿Cómo estás?
-¡Hola Marce! ¡Que alegría escucharte! Yo muy bien, en mi mesa habitual de mediodía jajaja, tú cómo estás?
-Mejor ahora que hablo contigo, estoy a unas cuadras de allí, ¿me esperas?
-Claro tengo 15 minutos antes de salir a obra, te espero!
Miró su reloj y volvió al presente, últimamente sus tareas la estaban abrumando y no conseguía relajarse un momento. El llamado de Marcela solo podía significar una cosa la relación con Román ya estaba en las últimas etapas, su amiga ya le venía comentando la situación y haciéndole confidencias cada vez más personales y de índole sexual. Se conocían de toda la vida y habían compartido mucho, aún así las confidencias de Marcela siempre lograban sonrojarla y últimamente sentía especial curiosidad por escuchar las resoluciones sexuales de su amiga.
-Aquí estás guapa!- dijo Marcela y estampó un sonoro beso en la mejilla de Agatha.
-Hola, que linda coincidencia, como estás?-Agatha se quedaba sin tiempo y quería ir al grano.-Estupenda, hoy he decidido que ya tuve suficiente y que a partir de ahora disfrutaré cuánto quiera le guste o no a Román- Pero que dices? Te has vuelto loca-Dijo Agatha con una sonrisa- Lo que escuchas, está noche tu y yo saldremos y nos llevaremos a la cama a los dos tipos más sexis que encontremos - Jajaja, pero que dices? - Lo que escuchas, que llevo meses deseando que me den un buen polvo que no me aguanto - Estás loca! Jajaja- Agatha reía y no podía negar que la idea por un momento fugaz la tentó, últimamente se descubrió gozando sola de su cuerpo soñando que unos brazos fuertes la envolvían y unas manos grandes acariciaban su sexo, en esas ocasiones apretaba sus pechos y se masturbaba frenéticamente sintiendo como se lubricada con cada imagen que la asaltaba, sus orgasmos eran una descarga casi necesaria y esto la hacía sentir una culpa desconocida. - Calla Marcela, que hoy llega Ernesto y le he insinuado una noche para nosotros - Pues bien, saldré sola y luego te contaré cada detalle, porque se que en el fondo también estás necesitando que te tomen con fuerza - Pero dime, acaso has perdido la cabeza, que le dirás a Román?- Pues nada, que saldré a buscar quien me coja porque él no lo hace, y si no le gusta que se marche y ya, que es que ya no soporto está situación Agatha, que soy una mujer con necesidades y que no estoy nada mal, lo sé, que me he empeñado en calentar a algunos prospectos y se que me harían de todo. Era verdad, Marcela tenía un cuerpo ideal, y un culo que disfrutaba de mostrar, gustaba de usar tangas de vivos colores bajo leggings semi transparentes, se excitaba viendo cómo a sus espectadores ocasionales se les notaba la erección a su paso, esto la ayudaba a escoger a su acompañante imaginario y podía sentir como se mojaba de solo pensarlo, ya lo había decidido y no le interesaba la opinión de Román, es más le hubiese gustado que la vea cabalgar sobre una buena pija para que vea lo que a ella le gustaba y él no le daba.
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-Claro hombre! A ellas les encanta frotarla por toda la cara luego de que les acabas encima- Ernesto no podía dejar de sentir algo de envidia al escuchar las aventuras sexuales de su compañero, la charla durante el viaje derivo luego de los temas trillados a lo que realmente les importaba a ambos, mujeres, si bien Ernesto no tenía mucho para aportar a la conversación Lucio aportaba por ambos y sin escatimar detalles- Es así Ernesto, por más mojigatas que parezcan en el fondo desean que una buena pija las empotre por el culo, te sorprendería ver las cosas que hacen cuando logras llevarlas al máximo de exitación- Ernesto sentía tímidamente como se ponía duro y comenzaba a mojar su ropa interior, las imágenes de lo que escuchaba danzaban en su cabeza y lo exitaban extrañamente, verdad es que en parte se debia a lo que quería proponerle Agatha, había comprado un conjunto de lencería muy provocativo junto aún body de red amarillo flúor que moría por ver en el cuerpo de su mujer. También el sentía que habían caído en una rutina y que no lograba llevar al máximo a su compañera tanto como deseaba, siempre gustaba de ver algo de pornografía pero últimamente lo hacía cada vez más y sus gustos fueron transformándose un poco, lo que más lo ponía era la infidelidad consentida,el morbo de cuckolding, sentía una mezcla de miedo, intriga y suma exitacion que lo llevaban a masturbarse casi a diario, lo que más curiosidad le daba era la lencería femenina, le encantaba la suavidad de sus telas, lo erótico de sus transparencias, la primera vez que se probó una de Agatha sintió una mezcla de explosiva de nervios, exitacion y miedo a ser descubierto que lo llevo a acariciar su cuerpo como nunca antes, recorrió con sus dedos temblorosos el camino que hacía la tela hundiéndose en su culo a medida que su erección crecía y empujaba la tanga hacia adelante, recordaba como si fuese hoy la fuerza de su pene al liberarse de la tela y lo mojado que estaba, lo tomo con fuerza y comenzó a masturbarse a un ritmo frenético al tiempo que hundía sus dedos en sus glúteos separandolos para que la tela rozará su ano, escupió sobre su pene y mezclando su saliva con líquido preseminal se acaricio el culo, y en el instante preciso que una falange entraba en su culo descargaba su caliente semen en su mano izquierda manchando toda la tanga de Agatha mmmmmm…. Nunca había tenido un orgasmo tan potente como ese día.- El ronquido de Lucio lo despabiló, se distrajo en sus pensamientos y su compañero se durmió, aprovechó estar en el asiento del corredor del colectivo de dos plazas y se dirigió al baño, como viajaban en un día poco comercial este venía casi vacío y el piso bajo dónde estaban no se había completado, sólo había una mujer joven que usaba auriculares y tenía sus ojos cerrados, ingreso al pequeño habitáculo y liberó su rígido pene, la sensación de ser descubierto lo llevó a descargarse rápidamente y debió perder unos minutos limpiando el semen que salpicó el pequeño espejo del lavatorio. -Debo terminar de hacer esto- se dijo al tiempo que regresaba a su butaca, la joven que escuchaba música tenía una muñeca de sonrisa cuando pasó junto a ella, se sentó pensando si no lo habría escuchado, aún quedaban 3hs de viaje por lo que se dispuso a dormir.
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La vio saludarlo con la mano en alto entre la multitud de la estación, Agatha estaba vestida muy provocativa ese día, a él le encantaba como se vestida para ir al gym, el pelo recogido, un top ajustado de color magenta que moldeaban su generoso busto unos leggins grises brillantes que mostraban los bordes de un micro tanga negra debajo. - Hola amor!!- le dijo Ernesto rodeando su cintura y dando un pico en sus generosos labios- Lucio, ella es Agatha, mi esposa- Encantado- Dijo Lucio mientras devoraba a Agatha con la mirada, lo embriagó su perfume al besar su mejilla. Agatha sin saber porque se sonrojo y no pudo evitar ver la erección que no molestaba en disimular aquel joven fornido que acompañaba a su marido. - Querida, dejaremos a Lucio en el Hotel que está de paso, te parece?- No hay inconveniente dijo Agatha dejándose llevar de la cintura por Ernesto hacía el coche. En el trayecto de unos 20 minutos Agatha escuchaba distraída la conversación de Ernesto y miraba de soslayo al joven que lo acompañaba, como ella conducía le pregunto en qué hotel se alojaba - En el Bohem - Dijo Lucio - Encontré buenos precios en su página de internet y se ve acogedor, también queda cercano a la central donde debo hacer la capacitación, le conoces? precisas que te indique como llegar?- No es necesario Lucio, lo conozco de sobra, lo administra una buena amiga mía - Dijo Agatha. A Ernesto esto no le cayó en gracia, conocía a Marcela y siempre tuvo algún recelo con ella, esto empezaba a enrarecerse un poco. Agahata marco en la pantalla del computador del vehiculo el numero asignado a su amiga y el tono de llamada sonó en el habitáculo, luego de unos segundos dio el contestador, al segundo intento una agitada Marcela atendio - Hola Agatha, disculpa tenia la boca ocupada y no pude atender, ahora solo ocupo una mano jajaja - Marcela! estás en el altavoz del vehiculo, estamos llegando al hotel con un pasajero que tiene reserva allí - Mientras hablaba, Agatha, miraba por el retrovisor y pudo ver una sonrisa libidinosa en el bello rostro de Lucio, esto en vez de avergonzarla provocó que súbitamente sus jugos comenzaran a mojar su tanga.-Eh pero no seas mal pensada mujer, que estaba probando el helado que hoy será el postre del comedor. - Estamos en la entrada Marce - Dijo Agatha y colgó. Estaciono la camioneta y se apearon los tres, Marcela bajó a recibirlos, el cuadro que mostraba era sumamente sospechoso, su pelo se notaba recogido a las apuradas y su blusa estaba al revez - Hola Ernesto! - Dijo Marcela besándolo en la mejilla cerca de la comisura de sus labios. -Y bien? ¿Quién me traen aquí?- Dijo mirando provocativamente a Lucio. Esto no terminara bien se dijo Ernesto que sabía de primera mano como Lucio se deboraria a Marcela a la primera oportunidad, en esto pensaba cuando escucho que lo llamaban, era Roman, que desde el otro lado del estacionamiento le hacía señas de que se acerque con la mano en alto, aprovechó la oportunidad para eclipsarse y dejar a Marcela con el registro de Lucio, no sin antes decirle que lo recogeria a la 7:30 de la mañana. - Muy bien Lucio, tu habitación es la 102, cualquier necesidad solo llama a recepción a cualquier hora - Lucio tomó su bolso y saludo a Ambas con un húmedo beso en sus mejillas. - Dios Agatha, quien es este mancebo, parece un semental jajaja - Calla Marcela, que nos puede escuchar Ernesto, por favor comportate - Claro que me comportare, lo hare como una perra jajaja, te llamo luego con los detalles - Dijo Marcela mientras subía las escaleras. Aghata salió de la recepción rumbo al estacionamiento buscando a Ernesto, no lo encontraba, lo llamó en voz alta y este no respondía, creía haberlo visto con Roman en el ingreso de la cochera de servicio, se acercó y como su calzado deportivo no retumba en el pavimento no la escucharon cuando ingresó, lo que alcanzo a ver detrás del vehículo de Roman a través de sus ventanas la dejó perpleja.
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