Un domingo estábamos en la cama con mi novio, Nico, recién nos habíamos despertado. Estaba lloviendo, por ende decidimos quedarnos charlando un rato más. Hacía una semana había retomado el gimnasio. Asistía cada dos días o día por medio ya que me gusta mucho entrenar.
A raíz de esto Nico me preguntó si alguien me estaba mirando demasiado o si se me acercaban a hablarme. Realmente no me lo preguntó con un tono celoso, sino con curiosidad. Así que fui totalmente sincera y le respondí que siempre se me acercaban chicos a intentar sacarme el número o invitarme a salir. Pero siempre los rechacé diciéndoles que tengo novio.
Él se quedó pensando y me preguntó si alguna vez me había arrepentido de rechazar a alguien. Yo con un poco de asombro por su pregunta, le dije que no. No contento con la respuesta, insistió en que sea sincera y preguntó si había alguien del gimnasio a quien yo deseara. Esta vez le contesté que quizás mi entrenador me parecía "lindo y buena onda", se lo dije con mucha vergüenza, de hecho, sentí que un fuerte calor se apoderó de mi cuerpo.
Inmediatamente, a Nico le brillaron los ojos y quiso ahondar en el tema. Me preguntó si me calentaba cuando me corregía algún ejercicio y si me tocaba mucho en ese momento.
Le contesté que sinceramente no tenía demasiado contacto con sus alumnas, pero de vez en cuando me agarraba suavemente la cintura desde atrás para corregir alguna postura y me sentí un poc exitada.
Noté que Nico empezaba a frotarse el pene por arriba del boxer y ahí entendí todo..
Para seguirle el juego, le conté que cuando están por cerrar, él se pone a hacer pesas y yo me quedo mirándolo mientras guardo lentamente mis cosas.
A esa altura, Nico ya se estaba masturbando descaradamente en frente mío.
Metiéndome sus dedos por debajo de mi ropa interior, se dio cuenta de que mi vagina estaba bastante húmeda y me preguntó si alguna vez se me había cruzado por la cabeza coger con él ahí mismo.
Mientras me acariciaba suavemente el clitoris, le contesté que si, que me gustaría subirme arriba de él mientras se ejercita y lamerle los músculos transpirados, después bajarle el pantalón, hacerle sexo oral y luego cabalgar en su verga hasta que se venga.. esto último lo dije teniendo un orgasmo, que también provocó que Nico eyacule a los pocos segundos.
Después de eso, Nico no me preguntó más nada y seguimos el día como si nada.
Al día siguiente, me tocaba ir al gimnasio y realmente me sentía incómoda, algo sucia de hecho..
Casi no podía mirar a los ojos a Lucas, mi entrenador, sentía que la escena que le había relatado a mi novio realmente había sucedido. Lucas no se percató de mi incomodidad y realizó la rutina con total normalidad. Pero cada vez que me tocaba para corregirme, me corría un sudor frío por la espalda.
Con el correr de los días todo volvía a la normalidad y ya me sentía más a gusto con Lucas. Pero de repente, Nico empezó a preguntar nuevamente por él y esta vez era más incisivo.. me preguntaba si me seguía gustando que me agarre la cintura o si prefería me agarre otras partes también.. él sabía que había instalado un gran morbo en mí y no quería que lo olvide. No me iba a quedar atrás con eso y le pregunté si le gustaría saber cómo se la chuparía si tuviera la oportunidad. No le di tiempo para responder y me avalancé sobre su pene. Aún estaba flácido, así que me lo metí entero en la boca hasta que empezó a ganar tamaño. Se lo chupaba con desesperación y de vez en cuando me sacaba la verga de la boca y le preguntaba si le gustaba cómo se la iba a chupar. Él sólo gemía blanqueado los ojos hasta que en poco tiempo me llenó la boca de semen, que tragué de inmediato.
Me quedé muy caliente después de eso y ese mismo día decidí ir al gimnasio, en el último horario posible. Llevé la menor cantidad de ropa para entrenar, me puse una tanga diminuta que se me perdía entre las nalgas y por lo tanto el short ajustado también se incrustaba allí.
Me dediqué a hacer piernas, glúteos y cintura y esta vez le iba a pedir ayuda a Lucas para todo, quería que esté pendiente de mí..
Cada ejercicio que hacía le pedía que me corrija y él amablemente lo hacía. Cuando estaba haciendo glúteos, le pedía que me toque para ver si estaban trabajando bien los músculos. Él, un poco descolocado, me tocaba con mucha timidez. Pero se lo pedí reiteradas veces para que me corrijiera y, a medida que lo hacía, comenzó a agarrar mis nalgas con más contundencia, de hecho, empezó a estirar sus dedos para abarcar más. Fue ahí cuando noté que estaba teniendo una erección. Un poco avergonzado, trataba de disimularlo y se fue al baño. Cuando volvió al salón, se fue a ayudar a otro chico, aunque me miraba desde lejos de vez en cuando.
Ya había poca gente, así que se acercó nuevamente a mi para preguntarme cómo me estaba yendo con el ejercicio y yo empecé a hacerlo mal a propósito y él desde atrás comenzó a corregirme desde la cintura. Yo aproveché para apoyar mi cola en él y comencé a moverme disimuladamente. Lucas, todo incómodo miró hacia los costados para ver si alguien lo veía, me agarró más fuerte de la cadera y me llevaba la cola hacia él. Notaba que su pene estaba duro y me lo colocaba entre mis nalgas para frotarse suavemente. Luego dejó de hacerlo. Su mano izquierda bajó hacia mí nalga y le dió un último apretón antes de apartarse de mí.
No volvió más a donde yo estaba. Cuando ya no había nadie y cómo era costumbre, se puso a entrenar. Yo me quedé mirándolo descaradamente pero él me evadía. Por primera vez me iba a duchar en el gimnasio. Saqué algunas cosas para bañarme y dejé la mochila en un banco del salón. Me dejé el jabón para volver a propósito.
Me fui a las duchas, me saqué todo menos la tanga y volví al salón cubriéndome con una toalla . Me aseguré que no haya nadie y fui hasta mi mochila. Lucas ya estaba guardando sus cosas. Agarré el jabón y lo miré sonriendo mostrándole lo que me había olvidado. Él sonrió y yo dejé caer la toalla intencionalmente y dije "Ups", pero no volví a ponerme la toalla. Lucas, todo colorado miró hacia los costados fijándose que no aparezca el dueño del gimnasio que estaba por ahí. Empecé a caminar hacia las duchas y me di vuelta para decirle que ahora sí me iba a bañar. Él se sonrió nuevamente y preguntó si quería ayuda también con eso. Yo le contesté que "puede ser" y me dirigí hacia el vestidor. Lucas vino por detrás y me dio vuelta para comerme la boca de un beso. Lo senté en un banco, me subí encima suyo y comencé a frotarme sobre la entrepierna mientras besaba su cuello. Luego le saqué su musculosa y le lamía los pectorales. Él apretaba con fuerza mis nalgas y me chupaba las tetas con desesperación. Me arrodillé ante él, le bajé el pantalón e inmediatamente me metí su pene en la boca y se lo chupé como le había mostrado a Nico que lo haría. Lucas me levantó, me sacó la tanga y me recostó en el banco para chuparme la vagina. Le pregunté si no le molestaba que esté toda transpirada y mojada y él me dijo que estaba muy rica así. En unos pocos segundos estaba teniendo un exquisito orgasmo donde le pedí que me la meta de una vez. Él me sentó sobre él pero no me penetró, sino que me llevó alzada hasta la ducha y continuó besándome. Me apoyó contra una de las paredes y abrió la ducha. Aún seguía sobre Lucas. Con una mano logré llegar hasta su pene y me lo puse en la puerta de la vagina. Como su miembro era bastante largo, sólo tuvo que hacer un poco para adelante y logró entrar. Ahí sentí que la fantasía había sido superada ampliamente. No sólo estaba cogiendo con mi entrenador, sino que me estaba clavando en la ducha del gimnasio mientras nos bañábamos. Sumado al vigor de sus brazos sosteniéndome, mi clitoris estaba rozando su pubis y su pene dentro mío, me provocó el orgasmo más rico que jamás haya sentido. El gemido que emití se debe haber escuchado hasta el salón. Lucas disminuyó su intensidad mientras yo estaba temblando abrazada a él besándolo. Me bajó suavemente y me di vuelta para ponerme shampoo y enjabonarme. Él acariciaba mis tetas y me besaba el cuello suavemente. Me enjuagué rápidamente y salí de la ducha agarrándole la verga para que me siguiera. Me arrodillé sobre el banco poniéndome en cuatro y él se agachó para meter su lengua entre mis nalgas e ir recorriendo desde el ano hacia la vagina. Se quedó saboreando mi vulva un rato hasta que le dije que estaba lista para que me vuelva a penetrar. Él nunca perdió la erección, pero cuando comenzó a penetrarme, me di cuenta que estaba aún más tiesa y más hinchada. Se ve que esa posición le gustaba más.. Le pedí que me la meta entera. Lucas obedeció y me hizo sentir que sus testículos estaban pegados a mí. En ese momento comencé a moverme suavemente, sacándome su verga hasta la mitad y luego me la metía lo más profundo que podía. Al principio Lucas acompañaba mi movimiento, pero a medida que yo aceleraba, él iba tomando el control de la penetración. Empecé a gemir con más fuerza y él se iba encendiendo cada vez más. Me agarraba fuerte de la cintura y me llevaba hacia él, haciendo que sus huevos choquen con fuerza en mí. De repente comenzó a darme nalgadas fuertes y a mi me encantaba. Sin bajar la intensidad, agarró mi pelo y me avisó que estaba por acabar. Entre gemidos, le pedí que me acabe adentro, lo más profundo que pueda..
Lucas obedeció y los últimos bombeos los hizo bien adentro. Sentí los espasmos de su pene descargando semen caliente dentro mío mientras me abrazaba agitado desde atrás..
Nos vestimos rápidamente y cuando estábamos por salir del vestuario nos dimos un beso de lengua corto. Él, un poco preocupado preguntó si había algún riesgo de embarazo, pero lo tranquilicé diciéndole que me cuidaba con anticonceptivos.
Cuando salimos, estaba el dueño del gimnasio esperando para cerrar. Yo me morí de vergüenza porque seguramente había escuchando mis gemidos, pero él no emitió ningún comentario.
Sólo dijo "¿te llevo Agus?" (Si, mi nombre es Agustina) y yo acepté.
Fuimos charlando de cosas que no tenían que ver con el gimnasio. Igual fue bastante corta la conversación porque no vivo tan lejos.
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, el esbozó una sonrisa picaresca y yo le pregunté qué pasaba. Pero él sólo me dijo que esperaba que la haya pasado bien hoy...
En ese momento me sentí la más puta del gimnasio. Sólo me puse colorada y bajé del auto.
Cuando entre a casa, estaba Nico esperándome y me preguntó por qué llegaba tan tarde del gimnasio. Yo sólo le sonreí y lo llevé hasta la habitación. Me acosté boca arriba, me saqué el short y la tanga y abrí la piernas. Nico abrió los ojos grande al verme aún dilatada y se acercó preguntando "¿te lo cogiste al final?"
Yo le respondí que sí y le pedí que me meta un dedo bien adentro. Cuando lo sacó, notó que tenía semen. Le agarré el dedo y se lo chupé. Él está desorbitado. Sacó su pene y comenzó a masturbarse pidiéndome que le cuente todo..
A raíz de esto Nico me preguntó si alguien me estaba mirando demasiado o si se me acercaban a hablarme. Realmente no me lo preguntó con un tono celoso, sino con curiosidad. Así que fui totalmente sincera y le respondí que siempre se me acercaban chicos a intentar sacarme el número o invitarme a salir. Pero siempre los rechacé diciéndoles que tengo novio.
Él se quedó pensando y me preguntó si alguna vez me había arrepentido de rechazar a alguien. Yo con un poco de asombro por su pregunta, le dije que no. No contento con la respuesta, insistió en que sea sincera y preguntó si había alguien del gimnasio a quien yo deseara. Esta vez le contesté que quizás mi entrenador me parecía "lindo y buena onda", se lo dije con mucha vergüenza, de hecho, sentí que un fuerte calor se apoderó de mi cuerpo.
Inmediatamente, a Nico le brillaron los ojos y quiso ahondar en el tema. Me preguntó si me calentaba cuando me corregía algún ejercicio y si me tocaba mucho en ese momento.
Le contesté que sinceramente no tenía demasiado contacto con sus alumnas, pero de vez en cuando me agarraba suavemente la cintura desde atrás para corregir alguna postura y me sentí un poc exitada.
Noté que Nico empezaba a frotarse el pene por arriba del boxer y ahí entendí todo..
Para seguirle el juego, le conté que cuando están por cerrar, él se pone a hacer pesas y yo me quedo mirándolo mientras guardo lentamente mis cosas.
A esa altura, Nico ya se estaba masturbando descaradamente en frente mío.
Metiéndome sus dedos por debajo de mi ropa interior, se dio cuenta de que mi vagina estaba bastante húmeda y me preguntó si alguna vez se me había cruzado por la cabeza coger con él ahí mismo.
Mientras me acariciaba suavemente el clitoris, le contesté que si, que me gustaría subirme arriba de él mientras se ejercita y lamerle los músculos transpirados, después bajarle el pantalón, hacerle sexo oral y luego cabalgar en su verga hasta que se venga.. esto último lo dije teniendo un orgasmo, que también provocó que Nico eyacule a los pocos segundos.
Después de eso, Nico no me preguntó más nada y seguimos el día como si nada.
Al día siguiente, me tocaba ir al gimnasio y realmente me sentía incómoda, algo sucia de hecho..
Casi no podía mirar a los ojos a Lucas, mi entrenador, sentía que la escena que le había relatado a mi novio realmente había sucedido. Lucas no se percató de mi incomodidad y realizó la rutina con total normalidad. Pero cada vez que me tocaba para corregirme, me corría un sudor frío por la espalda.
Con el correr de los días todo volvía a la normalidad y ya me sentía más a gusto con Lucas. Pero de repente, Nico empezó a preguntar nuevamente por él y esta vez era más incisivo.. me preguntaba si me seguía gustando que me agarre la cintura o si prefería me agarre otras partes también.. él sabía que había instalado un gran morbo en mí y no quería que lo olvide. No me iba a quedar atrás con eso y le pregunté si le gustaría saber cómo se la chuparía si tuviera la oportunidad. No le di tiempo para responder y me avalancé sobre su pene. Aún estaba flácido, así que me lo metí entero en la boca hasta que empezó a ganar tamaño. Se lo chupaba con desesperación y de vez en cuando me sacaba la verga de la boca y le preguntaba si le gustaba cómo se la iba a chupar. Él sólo gemía blanqueado los ojos hasta que en poco tiempo me llenó la boca de semen, que tragué de inmediato.
Me quedé muy caliente después de eso y ese mismo día decidí ir al gimnasio, en el último horario posible. Llevé la menor cantidad de ropa para entrenar, me puse una tanga diminuta que se me perdía entre las nalgas y por lo tanto el short ajustado también se incrustaba allí.
Me dediqué a hacer piernas, glúteos y cintura y esta vez le iba a pedir ayuda a Lucas para todo, quería que esté pendiente de mí..
Cada ejercicio que hacía le pedía que me corrija y él amablemente lo hacía. Cuando estaba haciendo glúteos, le pedía que me toque para ver si estaban trabajando bien los músculos. Él, un poco descolocado, me tocaba con mucha timidez. Pero se lo pedí reiteradas veces para que me corrijiera y, a medida que lo hacía, comenzó a agarrar mis nalgas con más contundencia, de hecho, empezó a estirar sus dedos para abarcar más. Fue ahí cuando noté que estaba teniendo una erección. Un poco avergonzado, trataba de disimularlo y se fue al baño. Cuando volvió al salón, se fue a ayudar a otro chico, aunque me miraba desde lejos de vez en cuando.
Ya había poca gente, así que se acercó nuevamente a mi para preguntarme cómo me estaba yendo con el ejercicio y yo empecé a hacerlo mal a propósito y él desde atrás comenzó a corregirme desde la cintura. Yo aproveché para apoyar mi cola en él y comencé a moverme disimuladamente. Lucas, todo incómodo miró hacia los costados para ver si alguien lo veía, me agarró más fuerte de la cadera y me llevaba la cola hacia él. Notaba que su pene estaba duro y me lo colocaba entre mis nalgas para frotarse suavemente. Luego dejó de hacerlo. Su mano izquierda bajó hacia mí nalga y le dió un último apretón antes de apartarse de mí.
No volvió más a donde yo estaba. Cuando ya no había nadie y cómo era costumbre, se puso a entrenar. Yo me quedé mirándolo descaradamente pero él me evadía. Por primera vez me iba a duchar en el gimnasio. Saqué algunas cosas para bañarme y dejé la mochila en un banco del salón. Me dejé el jabón para volver a propósito.
Me fui a las duchas, me saqué todo menos la tanga y volví al salón cubriéndome con una toalla . Me aseguré que no haya nadie y fui hasta mi mochila. Lucas ya estaba guardando sus cosas. Agarré el jabón y lo miré sonriendo mostrándole lo que me había olvidado. Él sonrió y yo dejé caer la toalla intencionalmente y dije "Ups", pero no volví a ponerme la toalla. Lucas, todo colorado miró hacia los costados fijándose que no aparezca el dueño del gimnasio que estaba por ahí. Empecé a caminar hacia las duchas y me di vuelta para decirle que ahora sí me iba a bañar. Él se sonrió nuevamente y preguntó si quería ayuda también con eso. Yo le contesté que "puede ser" y me dirigí hacia el vestidor. Lucas vino por detrás y me dio vuelta para comerme la boca de un beso. Lo senté en un banco, me subí encima suyo y comencé a frotarme sobre la entrepierna mientras besaba su cuello. Luego le saqué su musculosa y le lamía los pectorales. Él apretaba con fuerza mis nalgas y me chupaba las tetas con desesperación. Me arrodillé ante él, le bajé el pantalón e inmediatamente me metí su pene en la boca y se lo chupé como le había mostrado a Nico que lo haría. Lucas me levantó, me sacó la tanga y me recostó en el banco para chuparme la vagina. Le pregunté si no le molestaba que esté toda transpirada y mojada y él me dijo que estaba muy rica así. En unos pocos segundos estaba teniendo un exquisito orgasmo donde le pedí que me la meta de una vez. Él me sentó sobre él pero no me penetró, sino que me llevó alzada hasta la ducha y continuó besándome. Me apoyó contra una de las paredes y abrió la ducha. Aún seguía sobre Lucas. Con una mano logré llegar hasta su pene y me lo puse en la puerta de la vagina. Como su miembro era bastante largo, sólo tuvo que hacer un poco para adelante y logró entrar. Ahí sentí que la fantasía había sido superada ampliamente. No sólo estaba cogiendo con mi entrenador, sino que me estaba clavando en la ducha del gimnasio mientras nos bañábamos. Sumado al vigor de sus brazos sosteniéndome, mi clitoris estaba rozando su pubis y su pene dentro mío, me provocó el orgasmo más rico que jamás haya sentido. El gemido que emití se debe haber escuchado hasta el salón. Lucas disminuyó su intensidad mientras yo estaba temblando abrazada a él besándolo. Me bajó suavemente y me di vuelta para ponerme shampoo y enjabonarme. Él acariciaba mis tetas y me besaba el cuello suavemente. Me enjuagué rápidamente y salí de la ducha agarrándole la verga para que me siguiera. Me arrodillé sobre el banco poniéndome en cuatro y él se agachó para meter su lengua entre mis nalgas e ir recorriendo desde el ano hacia la vagina. Se quedó saboreando mi vulva un rato hasta que le dije que estaba lista para que me vuelva a penetrar. Él nunca perdió la erección, pero cuando comenzó a penetrarme, me di cuenta que estaba aún más tiesa y más hinchada. Se ve que esa posición le gustaba más.. Le pedí que me la meta entera. Lucas obedeció y me hizo sentir que sus testículos estaban pegados a mí. En ese momento comencé a moverme suavemente, sacándome su verga hasta la mitad y luego me la metía lo más profundo que podía. Al principio Lucas acompañaba mi movimiento, pero a medida que yo aceleraba, él iba tomando el control de la penetración. Empecé a gemir con más fuerza y él se iba encendiendo cada vez más. Me agarraba fuerte de la cintura y me llevaba hacia él, haciendo que sus huevos choquen con fuerza en mí. De repente comenzó a darme nalgadas fuertes y a mi me encantaba. Sin bajar la intensidad, agarró mi pelo y me avisó que estaba por acabar. Entre gemidos, le pedí que me acabe adentro, lo más profundo que pueda..
Lucas obedeció y los últimos bombeos los hizo bien adentro. Sentí los espasmos de su pene descargando semen caliente dentro mío mientras me abrazaba agitado desde atrás..
Nos vestimos rápidamente y cuando estábamos por salir del vestuario nos dimos un beso de lengua corto. Él, un poco preocupado preguntó si había algún riesgo de embarazo, pero lo tranquilicé diciéndole que me cuidaba con anticonceptivos.
Cuando salimos, estaba el dueño del gimnasio esperando para cerrar. Yo me morí de vergüenza porque seguramente había escuchando mis gemidos, pero él no emitió ningún comentario.
Sólo dijo "¿te llevo Agus?" (Si, mi nombre es Agustina) y yo acepté.
Fuimos charlando de cosas que no tenían que ver con el gimnasio. Igual fue bastante corta la conversación porque no vivo tan lejos.
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, el esbozó una sonrisa picaresca y yo le pregunté qué pasaba. Pero él sólo me dijo que esperaba que la haya pasado bien hoy...
En ese momento me sentí la más puta del gimnasio. Sólo me puse colorada y bajé del auto.
Cuando entre a casa, estaba Nico esperándome y me preguntó por qué llegaba tan tarde del gimnasio. Yo sólo le sonreí y lo llevé hasta la habitación. Me acosté boca arriba, me saqué el short y la tanga y abrí la piernas. Nico abrió los ojos grande al verme aún dilatada y se acercó preguntando "¿te lo cogiste al final?"
Yo le respondí que sí y le pedí que me meta un dedo bien adentro. Cuando lo sacó, notó que tenía semen. Le agarré el dedo y se lo chupé. Él está desorbitado. Sacó su pene y comenzó a masturbarse pidiéndome que le cuente todo..
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