Episodio 3 acá: http://www.poringa.net/posts/relatos/4469270/Sak-Yant---Episodio-3-La-casa-de-Beth.html
A los 19 años había flasheado con una chica muy pero muy linda, flaquita, morocha de ojos celestes, flequillo rolinga y de esas que usaban jeans o calzas bien apretadas para que se les marque bien la cola. Ella tenía una hermosa y redonda cola que siempre me volvió loco. Yo era ingenuo y tonto y no le di más que besos mientras ella resultó tener novio y conmigo buscar algo que nunca le di por boludo. Aún no sé cómo pero estaba soñando que tomaba una cerveza con ella mientras físicamente seguía en la cama de Elizabeth. En este increíblemente vívido sueño ambos estábamos más grandes y la rolinga seguía estando buenísima, incluso mejor que antes. Seguía de novia ahora con otro cornudo pero eso ya no importaba, a los pocos segundos me vi en un hotel bajándole la calza y rompiéndole la tanga para cogerla en cuatro tirándole del pelo, dándole chirlos, diciéndole que era una putita hermosa. Ella gritaba de placer y me decía que siempre quiso que se la ponga, lo cual me dio más ganas y se la metí más fuerte. Entre gritos me pidió que le hiciera la cola, casi que me lo rogó y soltó alaridos salvajes cuando se la puse toda de a poquito en ese culo que ya no era virgen hacía rato. No sé cuanto tiempo fue exactamente pero horas estuve haciéndole el orto a Loana, viendo su culo redondito y perfecto rebotando contra mí, penetrándola y sintiendo su cuerpo retorciéndose por dentro de placer. Cuando no di más saqué como con bronca mi verga de adentro suyo y acabe a chorros sobre sus perfectas nalgas y su espalda. Se dio vuelta para mirarme y mis vi el tatuaje de una serpiente en su muslo derecho. Hora de abrir los ojos y volver a la realidad.
Al volver a la "vida real" y en medio de un mareo agradable como el de ciertas borracheras, vi a Eli abriendo la boca y recibiendo en su hermosa carita toda mi leche, varios chorros y chorros no paraban de salir y eso la hizo sonreír, aunque no estaba satisfecha y me volvió a decir "Necesito más". Empezó a tocármela de nuevo y a lamer mis huevos para que se me parara otra vez y yo no podía decirle nada, aunque realmente quería seguir con aquello que no sabía si era un sueño o muchos juntos o si estábamos drogados con lo que sea que había en aquel vaso pequeño. Cerré los ojos y otra vez los volví a abrir en aquel mundo onírico y sexual
Denise era muy flaquita, muy linda de cara y muy dulce a pesar de usar cuero y tachas. En mi adolescencia obviamente no habíamos pasado de los besos y hasta cuando nos volvimos a ver de más grandes la cosa quedó en la nada por una razón u otra. Pero ahí estábamos de nuevo en su auto tras tomar unos tragos donde no pude dejar de observar su tentadora boca y sus ojos que de tan dulces eran provocativos. Se hizo un silencio y le comí la boca agarrándola de la nuca y ella empezó a tocarme desesperada. Metió la mano y me desabrochó el pantalón "Uy Dios estás muy al palo" me dijo ella y cuando quise decirle que me calentaba mucho me interrumpió y me dijo con un tono hasta llamativamente inocente "¿Te la puedo chupar?" Y lo hizo babeándola toda mirándome con esos ojos dulces y atrevidos a la vez, se la pasaba por la cara y me preguntaba si me gustaba. Loco, la agarré de la nuca, la hice ahogarse con mi verga dura y le acabé mucho adentro de la boca. "Eso me encantó, ahora quiero coger acá en el auto", dijo. Chapando le metí las manos por abajo de la pollera y tenía una tanga chiquitísima bien metida y que estaba empapada. Su piel suave era excitante y estaba 100% depilada, era una muñequita, me la hizo parar de nuevo como loco, tiré el asiento para atrás y ella se dio vuelta para agarrarse bien y frotarse contra mí. Le corrí la tanguita y le metí la punta, ella era muy estrecha y costó, le metí la cabeza y gritó de tal forma que pensé que le hacía daño y me frené pero me dijo que la meta toda. Volvió a gritar muy fuerte y a moverse muy muy muy despacito de arriba a abajo suspirando. Se sentía muy apretado adentro de ella, la tanguita era tan chica y estaba tan metida atrás que sentía como me cortaba un poco, incluso causándome un mínimo dolor y un extraño placer. La agarré de su pequeña cinturita y la bajé empujando mi verga más adentro. Lo hice varias veces y me pidió que lo haga más fuerte mientras ella se empezó también a mover más rápido. Pegaba alaridos la flaquita y a los gritos pedía que termine adentro. Le saqué la pollera, me senté, la agarré de los hombros y le di hasta acabar. Cuando se levantó para tirarse en su asiento le vi el tatuaje de un cantante de una banda de metal que le gustaba en su hombro.
Otra vez el mareo (cada vez más leve) y cuando mis ojos se terminaron de acostumbrar a la luz vi de nuevo a Elizabeth con toda la cara ya manchada de mi semen recibiendo más, sonriendo y luego pasándose las manos para juntarlo todo. Se las pasó por la cintura y por la pierna, donde tenía los tatuajes de una cabeza de serpiente y la cara de un tipo barbudo. Se acostó al lado mío a descansar y mirando el techo pude ver escrito en un rincón "Beth la magia está en tus pieles" y me estaba quedando dormido cuando ella me zamarreó de los hombros y me dijo "¿Qué hacés? No te duermas" y cuando me di vuelta vi que estaba realmente enojada mirándome con esos ojos que quemaban. "No te duermas, tenés que seguir hasta el final"
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A los 19 años había flasheado con una chica muy pero muy linda, flaquita, morocha de ojos celestes, flequillo rolinga y de esas que usaban jeans o calzas bien apretadas para que se les marque bien la cola. Ella tenía una hermosa y redonda cola que siempre me volvió loco. Yo era ingenuo y tonto y no le di más que besos mientras ella resultó tener novio y conmigo buscar algo que nunca le di por boludo. Aún no sé cómo pero estaba soñando que tomaba una cerveza con ella mientras físicamente seguía en la cama de Elizabeth. En este increíblemente vívido sueño ambos estábamos más grandes y la rolinga seguía estando buenísima, incluso mejor que antes. Seguía de novia ahora con otro cornudo pero eso ya no importaba, a los pocos segundos me vi en un hotel bajándole la calza y rompiéndole la tanga para cogerla en cuatro tirándole del pelo, dándole chirlos, diciéndole que era una putita hermosa. Ella gritaba de placer y me decía que siempre quiso que se la ponga, lo cual me dio más ganas y se la metí más fuerte. Entre gritos me pidió que le hiciera la cola, casi que me lo rogó y soltó alaridos salvajes cuando se la puse toda de a poquito en ese culo que ya no era virgen hacía rato. No sé cuanto tiempo fue exactamente pero horas estuve haciéndole el orto a Loana, viendo su culo redondito y perfecto rebotando contra mí, penetrándola y sintiendo su cuerpo retorciéndose por dentro de placer. Cuando no di más saqué como con bronca mi verga de adentro suyo y acabe a chorros sobre sus perfectas nalgas y su espalda. Se dio vuelta para mirarme y mis vi el tatuaje de una serpiente en su muslo derecho. Hora de abrir los ojos y volver a la realidad.
Al volver a la "vida real" y en medio de un mareo agradable como el de ciertas borracheras, vi a Eli abriendo la boca y recibiendo en su hermosa carita toda mi leche, varios chorros y chorros no paraban de salir y eso la hizo sonreír, aunque no estaba satisfecha y me volvió a decir "Necesito más". Empezó a tocármela de nuevo y a lamer mis huevos para que se me parara otra vez y yo no podía decirle nada, aunque realmente quería seguir con aquello que no sabía si era un sueño o muchos juntos o si estábamos drogados con lo que sea que había en aquel vaso pequeño. Cerré los ojos y otra vez los volví a abrir en aquel mundo onírico y sexual
Denise era muy flaquita, muy linda de cara y muy dulce a pesar de usar cuero y tachas. En mi adolescencia obviamente no habíamos pasado de los besos y hasta cuando nos volvimos a ver de más grandes la cosa quedó en la nada por una razón u otra. Pero ahí estábamos de nuevo en su auto tras tomar unos tragos donde no pude dejar de observar su tentadora boca y sus ojos que de tan dulces eran provocativos. Se hizo un silencio y le comí la boca agarrándola de la nuca y ella empezó a tocarme desesperada. Metió la mano y me desabrochó el pantalón "Uy Dios estás muy al palo" me dijo ella y cuando quise decirle que me calentaba mucho me interrumpió y me dijo con un tono hasta llamativamente inocente "¿Te la puedo chupar?" Y lo hizo babeándola toda mirándome con esos ojos dulces y atrevidos a la vez, se la pasaba por la cara y me preguntaba si me gustaba. Loco, la agarré de la nuca, la hice ahogarse con mi verga dura y le acabé mucho adentro de la boca. "Eso me encantó, ahora quiero coger acá en el auto", dijo. Chapando le metí las manos por abajo de la pollera y tenía una tanga chiquitísima bien metida y que estaba empapada. Su piel suave era excitante y estaba 100% depilada, era una muñequita, me la hizo parar de nuevo como loco, tiré el asiento para atrás y ella se dio vuelta para agarrarse bien y frotarse contra mí. Le corrí la tanguita y le metí la punta, ella era muy estrecha y costó, le metí la cabeza y gritó de tal forma que pensé que le hacía daño y me frené pero me dijo que la meta toda. Volvió a gritar muy fuerte y a moverse muy muy muy despacito de arriba a abajo suspirando. Se sentía muy apretado adentro de ella, la tanguita era tan chica y estaba tan metida atrás que sentía como me cortaba un poco, incluso causándome un mínimo dolor y un extraño placer. La agarré de su pequeña cinturita y la bajé empujando mi verga más adentro. Lo hice varias veces y me pidió que lo haga más fuerte mientras ella se empezó también a mover más rápido. Pegaba alaridos la flaquita y a los gritos pedía que termine adentro. Le saqué la pollera, me senté, la agarré de los hombros y le di hasta acabar. Cuando se levantó para tirarse en su asiento le vi el tatuaje de un cantante de una banda de metal que le gustaba en su hombro.
Otra vez el mareo (cada vez más leve) y cuando mis ojos se terminaron de acostumbrar a la luz vi de nuevo a Elizabeth con toda la cara ya manchada de mi semen recibiendo más, sonriendo y luego pasándose las manos para juntarlo todo. Se las pasó por la cintura y por la pierna, donde tenía los tatuajes de una cabeza de serpiente y la cara de un tipo barbudo. Se acostó al lado mío a descansar y mirando el techo pude ver escrito en un rincón "Beth la magia está en tus pieles" y me estaba quedando dormido cuando ella me zamarreó de los hombros y me dijo "¿Qué hacés? No te duermas" y cuando me di vuelta vi que estaba realmente enojada mirándome con esos ojos que quemaban. "No te duermas, tenés que seguir hasta el final"
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