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Jugadora inexperta, las vueltas de la suerte

Jugadora inexperta, las vueltas de la suerte...



El juego es sencillo. Completamente nuevo para ella, un descubrimiento que cree propio. La adrenalina que le genera es casi insostenible. Le sacude el cuerpo. Ella se esfuerza esperando el momento. Trata de dominar el ardor que le pica en todo el cuerpo desde temprano ese día. Un conjuntito especial (soutien con los pezones al aire, tanga mínima clavada como nunca en su cola, marcando su vulva como si no usara nada y una pollerita muy pequeña) espera oculto por el sencillo vestido común y corriente que usó ese día en la oficina, como si debajo de su atuendo diario no solamente su cuerpo se exhibiera desnudo, sino tambien todo su ser. Tiene muchas ganas de cogerlo, de ser de él. De entregarse cómo nunca antes se lo había permitido. Está dispuesta a todo: "quiero ser tu putita ésta noche..." le dijo, sabiendo que sus mejillas se sonrojaban. Pero eso no le importó, hablaba en serio y estaba dispuesta a serlo realmente: su puta. La más puta. Para él. No iba a sonrojarse por la noche cuando pudiera expresarle con todo su cuerpo las ganas que tenía de entregarse. Las ganas que tenía de devolverle, de forma física, todo lo que él le generaba. Moría por verle la cara al descubrirla así, caliente y dispuesta a todo. ... Lo besó apasionadamente mientras se deshacía del vestido que la ocultaba. Lo empujó hacia la cama y dió una vuelta lenta para que él pudiera observar lo bien que le quedaba esa ropa que había elegido. Después, con una sonrisa que trataba de simular malicia, fué directamente a buscarle la pija, Desabrochó el pantalón, con la desesperación de un animal hambriento que encuentra alimento. Sacó el trozo casi plenamente erecto, le bajó la piel descubriendo la cabeza, lo miró a los ojos y empezó a lamer. Quería probarlo, pero más quería que él la viera hacerlo con tanta locura. Se esmeró hasta sentirla bien erguida, hasta verlo apretar los ojos, hasta saber que ese sabor en su boca no era solamente el de su saliva, sino tambien el de las primeras gotas que anticipaban el sabor del semen. Apretandole la cabeza un poco más, logró sacar una gota transparente que rodó a lo largo de todo el tronco, hasta llegar a los huevos: ella, con su mirada pareció decirle "mirá lo puta que estoy hoy..." y pasó su lengua desde los testiculos hasta la punta de la pija, desandando el camino formado por la gotita. "¡Ay! ¡Qué puta sos...!" le confirmó él, apretando las piernas para no acabar en ese mismo momento. Despues, se sacó la tanga, dandole la espalda para que él pudiera observarla bien. Se le puso encima, levantó una de sus piernas, para lograr mostrarle cómo se acomodaba la pija adentro de la concha y se desplomó sobre él, clavándosela a fondo, haciendo fuerza con la cola para poder sentirla lo más adentro posible. Comenzó a menearse, en forma circular primero, sintiendo la pija recorriendola por todo su interior. Sonriéndole le dijo: "¿Te gusta que sea tu putita?", "Si..." le respondió él. Ella se acomodaba constantemente sobre él presionando con todas sus fuerzas, gimiéndole fuerte a cada embestida. "¿Viste que putita puedo ser...?", "Si, me encanta...", "Soy toda tuya, mi amor... Tú putita..." Y tan excitada estaba, taladrándole la pija con todo su cuerpo que no se pudo aguantar. "¡Quiero acabarte ahí!" le suplicó. Y mientras tomaba sus manos y lo obligaba a agarrarle la cola, largó unos fuertes gritos. La calentura contenida en su cuerpo, desde el momento en que imaginó todo, la atravesaba ahora como un rayo que la partía al medio. No controlaba ni su cuerpo ni sus gritos. La sensación de placer quizá haya sido la más intensa que había sentido en su vida. Con una sonrisa final, casi una carcajada, sintió cómo su cuerpo retornaba a la normalidad. ¡qué lindo ser así de putita!¡Cómo se disfruta! pensaba, mientras volvía a cabalgarlo a él y lo besaba casi ahogandolo. "¿Qué linda putita...?¿Acabaste lindo?" le preguntaba él mientras empezaba a dominar el ritmo de la penetración. Ella sonriendo con toda la boca se lo confirmó. Él empezó a embestirla con mayor intensidad, ella le gemía al oido para estimularlo: "acabame... dejame toda la lechita adentro...". ël la miro y le hizo que no con la cabeza: "¿Querés que me la tome?" le propuso ella. Los ojos de él se abrieron grandes causandole a ella una sensación extraña. En un movimiento sacó la poronga de su interior, de los pelos la obligó a arrodillarse hasta el suelo y así como estaba, embadurnada y lubricada de su propio orgasmo, se la metió en la boca hasta el fondo. Ella chupó sorprendida y un poco molesta por la brutalidad repentina. Él sacaba la pija y se la chocaba en la cara (la boca, las mejillas, la nariz, la frente...) "Chupá...¡Chupá!" le ordenaba. Ella se quedó confundida con su actitud. "Dale puta. ¡Chupá te ordené!" le gritó mientras nuevamente de los pelos la obligaba a lamerle toda la extensión del miembro. Ella empezó a decir: "Más suave, amor..." Pero él la calló enseguida con un golpe de la pija en la boca y le aclaró: "Sos mí puta esta noche, vos me lo prometiste, no te podes hechar atrás... Sé buena puta y chupame bien las bolas" Se sentó en la cama y la hizo gatear hasta llegar con la lengua a sus huevos. Se los hizo lamer por fuera y se los hizo meter en la boca, ella obedecía con cierta confusión. Despues de un rato le dijo: "bueno, bastante bien, tuve mejores chupadas pero vas a aprender. Ahora dame la cola..." Y de un brazo la levantó y la obligó a darle la espalda haciendole recostar las tetas y la cara sobre la cama. "¡Pará amor! ¿Qué hacés? La cola no, me estás asustando..." Él le hundió el cuerpo un poco mas sobre el colchón y con la pija y la mano libre le buscó el ano. "Sos mí puta esta noche. Pienso pagarte por esta cola. Vos te me entregaste..." Juntó saliva con los dedos y empezó a explorarla. Ella se retorcía y trataba de decir algo, pero su voz estaba ahogada por la almohada. El primer dedo lo metió con cierto esfuerzo, despues de chuparlo bien logró meterle dos juntos. Sentía la presión de esa cola, como expulsandolo. "Tranquila... Tranquila..." Le decía él. Se notaba que ella gemía y se sacudía, pero él la controlaba plenamente. Apoyó la cabeza de la pija y empujó hasta sentir los primeros milimetros adentro. Saberla virgen lo estimulaba más. Casi con dolor logró hacer pasar la cabeza, después, escupiendose la pija empezó a moverla hasta lograr que se deslizara medianamente a gusto. Hacía rato que, fascinado como estaba con la situación, había dejado de escuchar los gritos de ella. La sentía retorcerse, sí, pero eso lo estimulaba más. Unos minutos despues ella se calmó, cansada de luchar inutilmente. Él, entonces, sacó el miembro, henchido y colorado por la presión que la cola inexperta le había dejado. Se le acostó encima, aprisionandole los brazos, que no tuvieron fuerza de resistirse, con sus propias piernas, sentándose sobre sus tetas. Ella jadeaba y trataba de recomponer la respiración, su cara expresaba el dolor que acababa de pasar. Él le abrío la boca, largó varios chorros de leche, tapó su nariz hasta cerciorarse que se los habia tragado, le ordenó "Limpiame" y ella lo lamió hasta sentir que su poronga se deshinchaba en su boca. Él, calmo y sonriente, le dijo mientras se vestía nuevamente: "Te dejo la plata en la mesita de luz, putita... Estuviste bastante bien al final. Ah, de esto que no se sepa nada. Si se entera mi mujer puedo llegar a tener problemas y eso no nos conviene a ninguno de los dos, ¿no? Te veo el domingo que voy de visita" Ella solo atinó a decir: "Sí, tío..."
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Gracias por leer hasta el final. Forzar una relación (o aprovechar un lugar de poder para hacerlo) es sin dudas algo deplorable cuando no hay consentimiento de los participantes. A nivel fantasía, sin embargo, a veces funciona. Esta historia tiene dos partes: una muy feliz y otra oscura. En ambas alguien llega al placer extremo. Me gustaría saber tu opninión al respecto. Espero tu comentario.

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1 comentarios - Jugadora inexperta, las vueltas de la suerte

sofiasimona +1
El sexo es la puerta de entrada a nuestra animalidad. Y en ese estado el dolor y el placer se confunden, son una y la misma cosa. Esa marikada del consentimiento mutuo de este siglo es pura influencia de la mala del porno y su "liberación sexual".
martinfcd
Me gusta tu frase. De donde sos? Pasaste por alguna situación parecida? Gracias por pasar y comentar. Nadie se animó a comentar en esta historia.