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Animal con cuernos. Capítulo 1

Amadas hotwife, adorados corneadores y serviles cornudos, iniciamos una nueva aventura con mi Reina, y queremos contarla, y disfrutar muchísimo haciendolo. 


Esperamos que la disfruten. 
Esperamos sus mensajitos con comentarios!! 






LA HISTORIA DE NUESTRAS VACACIONES
 
CAPÍTULO 1.
LA LLEGADA.
 
“Todo en el mundo es por sexo. Excepto el sexo, el sexo es poder”
Oscar Wilde
 
Después de un largo año de trabajo, pudimos disfrutar de un par de semanas de vacaciones en las playas de nuestro país.
Como teníamos dos semanas, elegimos salir en dos etapas. La primera semana alquilamos una cabañita en un balneario muy lindo muy al este de nuestro país, en Rocha, y la segunda semana conseguimos una casita un poco más cómoda y un poco más cerca, en Maldonado.
Como buen cornudo, cada vez que salimos de vacaciones con nuestras novias o esposas, tenemos una brasa interna incandescente que nos dice que algo va pasar, que seguramente van a ver algún chico que les llame la atención, y va a encenderse la llama de fiera que llevan dentro, corriéndonos a un costado y entregándose al placer de un nuevo falo que las haga acabar como nosotros no podemos. 
A la vez, para no angustiarnos con la frustración de una sequía de cuernos, nos convencemos de que lo mejor es pasar las vacaciones de la forma planificada, aprovechando para descansar y disfrutar del tiempo con nuestra novia. Sin embargo, cada vez que detectamos un potencial chongo cerca, comenzamos el proceso de vigilancia, buscando reconocer gestos de interés en nuestra hotwife. 
Cuando esto se da, al instante sentimos ese remolino en nuestros genitales. No sé bien si es en nuestro pene, incapaz de dar satisfacción por sí mismo, o en nuestros testículos, que siempre generan cantidades insuficientes de líquido para nuestras reinas. Es como una sensación de electricidad que corre de arriba a abajo allí, y que termina por dominarnos la mente, y haciendo imposible que podemos pensar en otra cosa, que no sea la imagen de nuestra hotwife siendo cogida por ese nuevo chongo, como un animal.
 
No recuerdo bien cuando nación ese animal cornudo que vive y madura dentro de mí. De acuerdo a materiales que he leído, puede que la predisposición a estos placeres se traiga en el paquete genético al nacer, considero que es una explicación un tanto simplista. 
Hay otras fuentes que dan otra perspectiva, más vinculada a los instintos más profundos del ser humano, como ser animal. Los animales se ordenan en escalas jerárquicas en la manada, existe un macho alfa, que domina y fecunda a las hembras de la manada, eso lo sabemos todo. Pero, ¿qué pasa con los otros machos de las manadas? Existen, en el otro extremo del Alfa, algunos integrantes de la manada que encontrarían cierto placer en contemplar como el macho impone todo su poder, y se apodera de todo lo que podría ser suyo. Con esos animalitos carentes de poder es, quizás, con quienes los cornudos nos identificamos. 
Cada cornudo debe saber las cosas que atravesó, y cuáles de ellas lo hicieron sentir este placer intelectual. En mi caso, recuerdo a mi primera novia. Una morocha tetona con un sex appeal muy importante. No quiero ahondar en su descripción, porque encuentro innecesario agregarles información que luego vamos a abandonar. Sin embargo, lo que me ocurrió con ella podría estar dentro de mis primeras experiencias de contacto con la temática. Fuimos novios durante la adolescencia, hasta que nos convertimos en adultos. 
La conocí en unas vacaciones en un balneario. Como vivíamos a 20 Km de distancia, y no teníamos grandes medios materiales para visitarnos, teníamos una relación a distancia relativa. Recuerdo que comencé visitándola una vez por semana, luego aumentamos la frecuencia, y ya crecidos, me quedaba a dormir en su casa varias veces en la semana. Como podrán interpretar, ambos tuvimos nuestro inicio en la sexualidad adulta juntos. 
La relación, como todo en la adolescencia, fue perdiendo la magia. Ambos fuimos creciendo y nos fuimos diferenciando uno del otro. Pero, tercos como una mula, continuábamos insistiendo en esto que para nosotros debía ser para toda la vida. ¿Les recuerda a su adolescencia?
Una noche, hicimos una fiesta con algunos pocos amigos y amigas suyas en su casa. En esa fiesta, todos nos emborrachamos y soltamos mucho. Tanto que a uno de sus amigos se le soltó la lengua y me contó que, mientras yo estaba de vacaciones, ella había tenido una aventura con un amigo suyo, al que justamente me habían presentado semanas antes. En ese momento sentí una vergüenza y un dolor inabarcables en mi cuerpo. Recuerdo haberme enojado mucho también. Una tremenda ira se apoderó de mí, producto de la vergüenza. Salí disparado como un misil a buscarla. Le dije de todo, le grité, y juré que para mí la relación estaba terminada. Acto seguido me fui de la fiesta a una habitación a intentar dormir. Necesitaba espacio, me sentía atrapado allí.
Una vez solo mi cabeza no paraba de pensar en cómo me podría haber hecho eso. Me sentí expuesto, ridiculizado. Sentí que era muy probable que todos me vieran como un boludo, y que hasta se juntaran a reírse de mí. 
A la vez, mi cabeza no paraba de imaginarme el cómo en sí mismo habría sido esa aventura. ¿Cómo la habrá cogido? Seguro lo había hecho mejor que yo, porque era probable que tuviera la pija más grande que la mía, que tuviera más experiencia, y hasta mejor actitud que yo. Y que probablemente a ella le había gustado muchísimo más, y hasta que probablemente pensara en él cuando cogía conmigo. 
Sin darme cuenta todas esas imágenes fueron haciéndome sentir que la sangre me corría por más fuerzas con mis venas. Los glóbulos rojos se habían convertido en Ferraris, y mi torrente sanguíneo en Monza. Y sí, mi pija ya se había parado y  yo ya estaba pajeándome despacito. Sin embargo, la angustia no me había abandonado. Sin darme cuenta, me estaba masturbando con la angustia como motor. 
En ese momento, ella entró por la ventana de la habitación. Sí, como una ladrona. No se dio cuenta que me estaba masturbando. Su intención era la de pedirme disculpas, y no podía haber llegado en mejor momento para que no me costara nada dárselas. Me desprendí de la carga de mi enojo, me abracé a él y a la angustia como motores de mi morbo, y la cogí como creí que se la habían cogido. Fracasé, por supuesto. Acabé a los 3 minutos, dejándola insatisfecha, más allá de que ella se esforzase por disimularlo. 
El cuckold se había metido dentro de mí, y yo le abrí las puertas de par en par. 
 
Varias novias después, y ya con varias experiencias, sabía que, en la previa a unas vacaciones como las que íbamos a tener, algo de esa energía se transmitía de forma silenciosa, y se traslucía claramente en algunos aprontes de mi Reina indicaban que ella quería que algo se moviera en las vacaciones.  
Días antes de que iniciaran nuestras vacaciones apareció sonriente con una bolsita de compras de una casa de lencería. A propósito, se compró dos bikinis a estrenar. El primero que me mostró era de un color anaranjado llamativo, que se notaba iba a resaltar tremendamente cuando empezara a broncearse, y el segundo era negro con algunos brillos. Si bien el primero se diferenciaba con el segundo no solo con el color, sino con el calce de la bombacha, uno era levemente más ancho que el otro, ambos se incrustaban deliciosamente en ese monumento de culo que tiene. Resta decir cómo era la parte de arriba. ¿Recuerdan las tetas de mi novia? Bueno, imagínense que ambos bikinis envolvían perfectamente sus lolas, dejando todo el escote a la vista, pero tapando casi que únicamente el pezón. Esos que ningún corneador que se precie de tal deja pasar un segundo sin tirarse encima a devorarlos.
Aparte de esa compra mi novia me mostró dos bodies, uno negro y otro rojo, “Por las dudas que la cosa se ponga linda para los dos”, dijo al tiempo que me guiñaba un ojo, con una sonrisa entre malévola y pícara. Sentí la motivación ineludible de sostener como sea esa idea que había aparecido en su cabeza. Sin embargo, debía ser muy cuidadoso de no abordarla en demasía con el tema, pues podía llegar a hastiarla y que el tiro saliera por la culata. 
Siempre me caractericé por ser un cornudo paciente. Aunque por momentos la emoción de verla gozando con otra pija frente a mí me supera, y termino insistiendo tanto sobre el tema, haciendo que ella pierda entusiasmo. Esta vez debía ser sumamente atento a lo que fuera surgiendo, no dando puntada sin hilo, pero evitando pincharme a mí mismo y retrocediendo casilleros.
Cuando conocí a mi Reina, no pensaba en el cuckold, realmente. Como toda pareja, al inicio se vive un proceso de idilio en el que sólo se ven las bondades de la persona. Nos enganchamos enseguida, ambos nos gustábamos mucho y habíamos pasado por los suficientes desengaños amorosos como para haber consolidado una madurez suficiente para hablarnos las cosas de frente, dándole siempre lugar a los sentimientos del otro. 
Cuando la conocí fue impactante. Se presentaba como una mujer sumamente inteligente, desafiante, irónica, y con una sensualidad que impactaba. Su cuerpo parece contener puro sexo. Sus formas son las que mueven cada célula sexual de cualquier hombre. Si bien tiene una estatura relativamente baja, el tamaño de sus lolas y sus caderas le dan una presencia que impacta cuando entra en cualquier lugar, sobre todo a los hombres, claro está. 
Y ni qué hablar en la forma en la que vive su sensualidad. Con el tiempo comprendí que una de las cosas que más la calientan es la mirada. Sentirse el centro de atención es un combustible altamente inflamable para ella. Notar que su presencia tiene un efecto erotizante en los varones le genera niveles alarmantes de placer. Me enamoraba a cada paso.
 
Seis años y algunos meses, estábamos partiendo de vacaciones, hacia el primero de los destinos. Lo hicimos muy temprano a la mañana, porque queríamos disfrutar del día un día hermoso y caluroso en la playa. Para la semana que habíamos planificado vacacionar allí, estaban pronosticadas grandes lluvias cada uno de los días que íbamos a estar en ese balneario. Esto se sintió como una puñalada en la calentura de cornudo que siempre llevo encima, pues probablemente me privara de ver las miradas de los hombres hacia mi Reina en la playa.


(Continuará…)


Besos de mi Reina para todos y todas. 

2 comentarios - Animal con cuernos. Capítulo 1

Miguel3312
Quien quiere ver fotos de mi novia por telegram ?
Miguel3312
@Morbosos_Q nombre ?
ejosem33 +1
Muy buen, espero ansioso la 2da parte. Creó que el cornudo tiene un inconsiente bi ,en algunos casos asoma y en otros queda oculto ( dicho con respeto, no te estoy bardeando). Abrazo chicos.
Cornisuy
Muchas gracias por la crítica! Te mandamos Dm!