Mi joven vecino 5
Le escribo a Hugo, no puedo seguir recibiéndolo en casa los vecinos son siempre chusmas, es obvio que no puede seguir viniendo, me asegura que no hay problema, hay un hotel cerca de casa así que lo único que cambia es el punto de encuentro. Cada vez me siento más caliente con él, no puedo dejar de pensar durante todo el día en estar con él. Después de una tarde de hotel fantástica estoy pensando que hacer, necesito verlo más seguido. Esa noche, sigo caliente, voy a aprovechar que tengo a mi marido, mejor que nada, pienso y me río. Me arreglo muy sensual para él, pongo la mesa con flores, velas y cocino la carne que Hugo me dio. Mi marido está encantado, espera el momento de ir a la cama, parecemos novios casi.
-Viste que buena carne me elige el carnicero…?
-Parece que sos una clienta preferencial..
-Está más atento conmigo, después de la visita que le hicimos…
Enseguida pasa a otro tema, busco la forma de instalar el tema, de poder generar el acuerdo de mi marido para verlo y así poderlo ver más seguido, pero mi marido sólo está en el terreno de la fantasía. Cuando estamos en la cama, haciéndolo en la pose del misionero le digo
-Trata de hacerme gozar antes de vaciarte… ya que no lo puedo hacer con nadie más… me haces que caliente a otros hombres y los dejo calientes… no está bien… -no dice nada, gime cada vez más fuerte, me bombea bien duro, pero se detiene cuando se siente cerca de llegar. –Me encantaría poder sentir a otro hombre… y más joven mejor… claro… -sigue sin decir nada, en lo suyo, me da duro y para, cuando se siente cerca. –Sos malo… me podrías acompañar un día al mediodía… entro a buscar el pedido en la carnicería y solo lo dejo que me manosee un rato… después volvemos a casa y lo hacemos bien calientes, no te animas?-no dice nada solo acelera su bombeo, ahora no se detiene hasta que acaba abundantemente para lo que suele acabar.
-Acabaste un montón… como te gusta jugar… -me besa y me acaricia un rato largo, tiene una mirada de enamorado y se queda dormido, me levantó y me doy una ducha. Me voy a la cocina y me tomo una cerveza, después me acuesto.
Mi marido está muy entusiasmado con su trabajo, y en la vida en general, ha mejorado la venta de lo que hace, necesita que lo ayude así que toda la semana estoy trabajando con él, no veo ni a Hugo ni al pendejo, con mi marido tampoco tenemos relaciones en toda la semana, trabajamos mucho, nos levantamos temprano y nos dormimos pronto, después del vino en la cena. El sábado a la mañana me levanto a tomar unos mates, me pongo la calza que le gusta a mi marido, sin nada debajo obvio, el viene al rato, nos apretamos un poco antes de tomar mate. Estoy con la cabeza agachada poniendo el agua en el mate y oigo.
-Te gustaría pasar por la carnicería al mediodía…? –no se si tiene ganas de fantasear o calentarnos para hacerlo en ese momento.
-No seas tonto… se que te gusta jugar con eso… pero ya fue… no me calienta más esa fantasía…
-Pero podemos ir… pero sólo te tenes que dejar apretar un poco… nada más… yo te espero afuera y venimos para casa después…
-Dale tonto… no jodas…
-En serio te digo… -hago una pausa larga, miro el reloj, son las nueve y cinco, ya debe estar abierta la carnicería,
-Vamos ahora si querés… encargo el pedido y después lo pasamos a buscar… -Si realmente lo quiere, no quiero que se arrepienta, me pongo la campera para taparme un poco y vamos, esperamos que salga una clienta, mi marido se queda afuera y yo entro. Hablo bajo para que solo Hugo me oiga –Preparame lo de siempre, lo voy a pasar a buscar al mediodía… voy a venir con mi marido… le va gustando la fantasía de que alguien más me manosee un rato, creo que es cuestión de tiempo para que quiera más… pero solo apretamos un rato… el me va a estar esperando afuera sabes… -el me sonríe.
-Una semana sin verte es un montón… no me alcanza una apretada con vos…
-Pensalo como una inversión… de a poco va a ir queriendo más… y en algún momento vamos a tener via libre para hacer lo que queramos…
-Que puta divina sos…
Salgo de la carnicería, mi marido me mira intrigado, le dije que después lo pasábamos a buscar, que vos me ibas a esperar afuera. Aprovechamos la mañana para ir de compras al super, volvemos cerca de las doce y media, siento los nervios y la excitación de mi marido, sirvo un par de cervezas, los dos brindamos, no hablamos nada, me quedo con el vestido que me había puesto para ir al super que es bastante sugerente. A la una salimos de casa, en el ascensor mi marido abre la puerta entre dos pisos y me empieza a besar y manosear, los dos estamos calientes, pero a él lo siento desbordado, creo que mucho tiempo hace que tiene esta fantasía, pero jamás se imagino ni siquiera cerca de poder cumplirla. Golpeamos la puerta y se abre, paso yo solamente, Hugo lo saluda a mi marido y cierra la puerta detrás de mi, nos apretamos enseguida, me amasa el culo como le gusta, y yo le aprieto su miembro re duro.
-Necesito verte… mira como me tenes…
-Y cogete alguna de tus putitas…
-A vos te quiero coger… me volves loco putona… -me separo de él y le pido que me dé el pedido, no me puedo quedar mas tiempo, antes de abrir, se arrodilla detrás de mi, me levanta el vestido, corre la tanga a un lado y me chupa un instante el culo, estoy toda colorada, cuando salgo mi marido nota los colores de mi cara, vamos a casa sin decir palabra, apretamos en el ascensor sin detenerlo ahora, tratando de llegar lo más pronto posible al departamento. Enseguida lo hacemos en la pose del misionero, quiere ver mi cara, me besa, estamos un largo rato en silencio.
-Saliste toda colorada… parece que te fue bien…
-Me hiciste probar la entrada… ahora me quede con ganas de más…
-Ah… si… que probaste…?
-Ni bien entre me atrajo hacia él y me empezó a sobar el culo… llevó mi mano a su miembro que estaba re duro… y es regrande… lo note largo y grueso dentro de su pantalón…
-Te gusto apretársela eh… putona?
-Tenía ganas de sacársela y chupársela ahí mismo… pero me acordé que dijiste que sólo le pegue una apretada… -No habla más me besa y muerde la boca alternativamente, siento lo duro que está, lo caliente que se puso, cuando se da cuenta que estoy llegando, acelera su bombeo hasta que se vacía dentro de mi, bastante abundante después de una semana sin sexo. Nos quedamos besando y acariciando sin hablar, dormitamos un rato y después quiere ir a almorzar afuera, volvemos a tomar vino, y aunque le cuesta dos veces en un día cuando volvemos a casa sigue caliente. Cuando me empieza a apretar le digo
-Estas demasiado caliente… te voy a tener que meter los cuernos con Hugo… -Se desnuda de la cintura para abajo, su miembro bien duro, se sienta en una silla, me levanta el vestido, corre el tanga a un lado y me acomoda sobre él.
-Pasó algo más… hoy…? –y como me calienta escuchar ese hoy, me transmite la certeza que sabe que solo estamos empezando a jugar
-Me estaba por ir hacia la puerta, me empujo contra la puerta, me levantó el vestido corrió la tanga a un lado… y me chupó el culo…
-Hijo de puta… y te gustó eh puta…?
-Me encantó… me moría de ganas que me meta esa cosa grande y dura que tiene…
Después otra vez todo es en silencio, cada uno metido en sus pensamientos, mi marido cada vez más caliente, sabiendo que este juego está empezando y desconociendo todo lo que ya ha pasado.
Le escribo a Hugo, no puedo seguir recibiéndolo en casa los vecinos son siempre chusmas, es obvio que no puede seguir viniendo, me asegura que no hay problema, hay un hotel cerca de casa así que lo único que cambia es el punto de encuentro. Cada vez me siento más caliente con él, no puedo dejar de pensar durante todo el día en estar con él. Después de una tarde de hotel fantástica estoy pensando que hacer, necesito verlo más seguido. Esa noche, sigo caliente, voy a aprovechar que tengo a mi marido, mejor que nada, pienso y me río. Me arreglo muy sensual para él, pongo la mesa con flores, velas y cocino la carne que Hugo me dio. Mi marido está encantado, espera el momento de ir a la cama, parecemos novios casi.
-Viste que buena carne me elige el carnicero…?
-Parece que sos una clienta preferencial..
-Está más atento conmigo, después de la visita que le hicimos…
Enseguida pasa a otro tema, busco la forma de instalar el tema, de poder generar el acuerdo de mi marido para verlo y así poderlo ver más seguido, pero mi marido sólo está en el terreno de la fantasía. Cuando estamos en la cama, haciéndolo en la pose del misionero le digo
-Trata de hacerme gozar antes de vaciarte… ya que no lo puedo hacer con nadie más… me haces que caliente a otros hombres y los dejo calientes… no está bien… -no dice nada, gime cada vez más fuerte, me bombea bien duro, pero se detiene cuando se siente cerca de llegar. –Me encantaría poder sentir a otro hombre… y más joven mejor… claro… -sigue sin decir nada, en lo suyo, me da duro y para, cuando se siente cerca. –Sos malo… me podrías acompañar un día al mediodía… entro a buscar el pedido en la carnicería y solo lo dejo que me manosee un rato… después volvemos a casa y lo hacemos bien calientes, no te animas?-no dice nada solo acelera su bombeo, ahora no se detiene hasta que acaba abundantemente para lo que suele acabar.
-Acabaste un montón… como te gusta jugar… -me besa y me acaricia un rato largo, tiene una mirada de enamorado y se queda dormido, me levantó y me doy una ducha. Me voy a la cocina y me tomo una cerveza, después me acuesto.
Mi marido está muy entusiasmado con su trabajo, y en la vida en general, ha mejorado la venta de lo que hace, necesita que lo ayude así que toda la semana estoy trabajando con él, no veo ni a Hugo ni al pendejo, con mi marido tampoco tenemos relaciones en toda la semana, trabajamos mucho, nos levantamos temprano y nos dormimos pronto, después del vino en la cena. El sábado a la mañana me levanto a tomar unos mates, me pongo la calza que le gusta a mi marido, sin nada debajo obvio, el viene al rato, nos apretamos un poco antes de tomar mate. Estoy con la cabeza agachada poniendo el agua en el mate y oigo.
-Te gustaría pasar por la carnicería al mediodía…? –no se si tiene ganas de fantasear o calentarnos para hacerlo en ese momento.
-No seas tonto… se que te gusta jugar con eso… pero ya fue… no me calienta más esa fantasía…
-Pero podemos ir… pero sólo te tenes que dejar apretar un poco… nada más… yo te espero afuera y venimos para casa después…
-Dale tonto… no jodas…
-En serio te digo… -hago una pausa larga, miro el reloj, son las nueve y cinco, ya debe estar abierta la carnicería,
-Vamos ahora si querés… encargo el pedido y después lo pasamos a buscar… -Si realmente lo quiere, no quiero que se arrepienta, me pongo la campera para taparme un poco y vamos, esperamos que salga una clienta, mi marido se queda afuera y yo entro. Hablo bajo para que solo Hugo me oiga –Preparame lo de siempre, lo voy a pasar a buscar al mediodía… voy a venir con mi marido… le va gustando la fantasía de que alguien más me manosee un rato, creo que es cuestión de tiempo para que quiera más… pero solo apretamos un rato… el me va a estar esperando afuera sabes… -el me sonríe.
-Una semana sin verte es un montón… no me alcanza una apretada con vos…
-Pensalo como una inversión… de a poco va a ir queriendo más… y en algún momento vamos a tener via libre para hacer lo que queramos…
-Que puta divina sos…
Salgo de la carnicería, mi marido me mira intrigado, le dije que después lo pasábamos a buscar, que vos me ibas a esperar afuera. Aprovechamos la mañana para ir de compras al super, volvemos cerca de las doce y media, siento los nervios y la excitación de mi marido, sirvo un par de cervezas, los dos brindamos, no hablamos nada, me quedo con el vestido que me había puesto para ir al super que es bastante sugerente. A la una salimos de casa, en el ascensor mi marido abre la puerta entre dos pisos y me empieza a besar y manosear, los dos estamos calientes, pero a él lo siento desbordado, creo que mucho tiempo hace que tiene esta fantasía, pero jamás se imagino ni siquiera cerca de poder cumplirla. Golpeamos la puerta y se abre, paso yo solamente, Hugo lo saluda a mi marido y cierra la puerta detrás de mi, nos apretamos enseguida, me amasa el culo como le gusta, y yo le aprieto su miembro re duro.
-Necesito verte… mira como me tenes…
-Y cogete alguna de tus putitas…
-A vos te quiero coger… me volves loco putona… -me separo de él y le pido que me dé el pedido, no me puedo quedar mas tiempo, antes de abrir, se arrodilla detrás de mi, me levanta el vestido, corre la tanga a un lado y me chupa un instante el culo, estoy toda colorada, cuando salgo mi marido nota los colores de mi cara, vamos a casa sin decir palabra, apretamos en el ascensor sin detenerlo ahora, tratando de llegar lo más pronto posible al departamento. Enseguida lo hacemos en la pose del misionero, quiere ver mi cara, me besa, estamos un largo rato en silencio.
-Saliste toda colorada… parece que te fue bien…
-Me hiciste probar la entrada… ahora me quede con ganas de más…
-Ah… si… que probaste…?
-Ni bien entre me atrajo hacia él y me empezó a sobar el culo… llevó mi mano a su miembro que estaba re duro… y es regrande… lo note largo y grueso dentro de su pantalón…
-Te gusto apretársela eh… putona?
-Tenía ganas de sacársela y chupársela ahí mismo… pero me acordé que dijiste que sólo le pegue una apretada… -No habla más me besa y muerde la boca alternativamente, siento lo duro que está, lo caliente que se puso, cuando se da cuenta que estoy llegando, acelera su bombeo hasta que se vacía dentro de mi, bastante abundante después de una semana sin sexo. Nos quedamos besando y acariciando sin hablar, dormitamos un rato y después quiere ir a almorzar afuera, volvemos a tomar vino, y aunque le cuesta dos veces en un día cuando volvemos a casa sigue caliente. Cuando me empieza a apretar le digo
-Estas demasiado caliente… te voy a tener que meter los cuernos con Hugo… -Se desnuda de la cintura para abajo, su miembro bien duro, se sienta en una silla, me levanta el vestido, corre el tanga a un lado y me acomoda sobre él.
-Pasó algo más… hoy…? –y como me calienta escuchar ese hoy, me transmite la certeza que sabe que solo estamos empezando a jugar
-Me estaba por ir hacia la puerta, me empujo contra la puerta, me levantó el vestido corrió la tanga a un lado… y me chupó el culo…
-Hijo de puta… y te gustó eh puta…?
-Me encantó… me moría de ganas que me meta esa cosa grande y dura que tiene…
Después otra vez todo es en silencio, cada uno metido en sus pensamientos, mi marido cada vez más caliente, sabiendo que este juego está empezando y desconociendo todo lo que ya ha pasado.
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