“El secreto de Romina”
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4420279/Deseo-Prohibido-Capitulo-l.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4429411/Deseo-Prohibido-Capitulo-lll.html
–“Yo soy Luxure”- resonaba en la cabeza de Eduardo, quien seguía mirando a Romina con una cara incrédula, ella no dejaba de acercar sus senos pero antes de que envuelvan ese tronco, la joven le da una suave lamida a esa cabeza que soltaba unas gotitas de semen. Aquello produjo que la poca cordura que le quedaba al hombre desapareciera, emocionado y ansioso por sentir su verga entre medio de esos pechos se queda estático permitiéndole a la jovencita acercar sus gordos melones a su polla, envolviéndola en un cálido abrazo y comienza a pajearlo.
Eduardo: Ooooohhhh, uuuuuuhhhhhmmmm... Mmmmmmmmhhhhh, mmmmmmmhhhh, mmmmmhhhggg...
Exclamaba el maduro al sentir esas tetas ordeñando su pene, la muchacha babeando por ese trozo de carne que cada vez estaba más cerca de su boca, saca tímidamente su lengua y le da otra lamida a la glande. El sabor entre salado y amargo, le había encantado a Romina quien quería probar un poco más en su boca.
Romina: Tío, te-te gusta, ¿cómo te pajeo con mis tetas?
Eduardo sonríe y entre jadeos le responde que sí, ella al oír esa confesión se coloca más cachonda y con cierta picardía le pregunta si lo hacía mejor que Vicky, a lo que el maduro contesta, –“Ooooohhh, uuuuuuhhhh... Sí... Sííí... Lo haces mucho mejoooooorr... Tu-tu-tu… Tus tetas son increíbles… Hhhmmm… De otro mundooooooghh”-, Romina no podía ocultar su felicidad, todo estaba saliendo de maravilla. Solo le quedaba saborear esa glande que parecía tan apetitosa, abriendo su boca se acerca a ella. Solo bastó un leve contacto de esos labios con su pija, para que el hombre se emocionada e iniciada a mover sus caderas de forma frenética.
Romina: (Sorprendida) Ti-tío…
Eduardo: Diablos... Mmmmhhggg... Pe-perdooooónn… Pero no puedo controlarme con este par…
Romina soltó una corta risilla y se mordió los labios.
Romina: Descuida, puedes follarte mis tetas o hacer lo que quieras con ellas y conmigo, porque te pertenecemos.
Eduardo: Gra-gracias… Gracias… Gracias…
Eduardo ya no podía callar lo que sentía y eso era muy bien aprovechado por Romina, quien no dejaba de babear por ese miembro. Dejando caer saliva y con el movimiento de sus tetas, iba lubricando ese tronco. Luego abre la boca y finalmente se traga la glande, saboreándolo muy bien, provoca que Eduardo deje de mover sus caderas y que ella pueda comerse tranquilamente el pene del hombre que tanto amaba. El maduro que no esperaba que Romina le hiciera sentir aquel placer, suspiraba.
La muchacha teniendo gran parte del pene en su boca, comienza a retirarlo, porque no podía más, había llegado a su límite. Al tenerlo fuera, toma bastante aire y con sus tetas nuevamente comenzaba a pajear al hombre.
Romina: Que delicia... Tu polla es un rico caramelo, que me gustaría estar comiendo todo el día.
Eduardo: Aaaahhh, Romina...
Romina: Sabes tío, jamás había hecho esto antes. Ya sabes, mi contenido solo se limita a fotos sensuales y unos vídeos de mí masturbándome, pero nunca he practicado sexo, solo había visto vídeos, porque me estaba guardando para hacerlo contigo y hoy finalmente ese sueño se hará realidad.
Ella aprieta más fuerte el miembro del maduro con sus senos y le da unas tiernas lamidas en la glande.
Eduardo, solo gime, ella sonriendo levanta un poco su cabeza y mirándolo, le dice.
Romina: Voy a hacer que sueltes toda esa carga que tienes en tus bolas, voy a hacer el trabajo que la estúpida de tu novia no ha hecho.
Romina, volvía a mover con intensidad sus pechos y además chupaba la cabeza del miembro con mucho entusiasmo. El hombre suspirando, se agarraba muy fuerte en la cama. Después de unos minutos, él no pudo resistir más y se corrió. La jovencita sorprendida al sentir los primeros chorros abundantes en su boca se separa de él y varios terminaron en su rostro, dejándola empapada de semen. Eduardo quedó echado en la cama, mientras la muchacha se limpiaba el rostro. Ella después se recuesta y los dos se besan apasionadamente, el maduro acaricia suavemente las nalgas de su chica platónica, mientras que su pene iba reviviendo poco a poco, rozando ese chochito mojado.
Eduardo regresaba a la normalidad, pensando claro se da cuenta de que se había dejado llevar, pero es que tras saber que Romina era Luxure y ella le cumpliera una de sus fantasías que tenía, cuando se pajeaba mirando el cuerpo voluptuoso de esa modelo que para en ese entonces era de desconocida identidad, simplemente no pudo controlarse. Ella mordiéndole los labios y saboreando el semen que tenía entre los dientes, le pregunta si en realidad le había gustado, aquella paja que le había realizado. Él se queda callado, observando detenidamente esas tetas.
Romina: ¿Qué pasa tío? ¿Acaso crees que fue una equivocación lo que hicimos?
La muchacha temía por la respuesta y el tiempo que él se tomaba para contestar, no ayudaba para nada esa ansiedad que estaba destrozando a la joven. Hasta que finalmente, sus labios se movieron ligeramente y en un murmullo se escucha la palabra, –“No”-, esa simple respuesta le causo la felicidad más grande a Romina.
Romina: ¿Hablas en serio? No estás bromeando, ¿verdad?
Eduardo: No, (cierra los ojos) Romina, no quiero ilusionarte ni tampoco confundirte, que lo haya disfrutado no significa que te amo o que quiera hacerte el amor. Sin embargo, en mi interior siempre deseé tener mi verga entre las tetazas de Luxure y por eso lo gocé como un demente degenerado.
Eduardo abre los ojos y ve como esa muchacha se acerca más y acaricia su rostro.
Romina: Y yo soñaba con complacerte como lo hice.
Ambos se quedan así por un rato, ninguno dice nada, solo mirándose a los ojos y tratando de comprender lo que iba a significar lo que acaba de ocurrir. Entonces ellos escuchan la voz de Lorena por el pasillo y los remordimientos empezaron a afectar a Eduardo. Él se sienta en la cama y observa atentamente a la jovencita.
Eduardo: Romina, creo que es mejor que me vaya.
Romina: (Toma su mano) No, por favor.
Eduardo: Te prometo que mañana antes que me vaya, hablare contigo, pero déjame irme ahora, por favor, que aún no asimilo todo y me siento asqueroso por usarte para satisfacerme.
Romina: No.
Ella lo abraza y sentir esos redondos senos apegados en su espalda, hacía que se confundiera.
Romina: Tío, quédate un momento más, por favor. Solo unos minutos más.
Él gira su cabeza, haciendo contacto visual con esa muchacha que antes amaba como una hija y ahora deseaba como mujer. En ese instante de incertidumbre, la lujuria aprovechó para aparecer de nuevo y en un tono sensual le susurra, –“Quien diría que la modelo con la cual nos consolábamos y fantaseábamos durante nuestros viajes de negocios, mirando sus cachondas fotografías resultaría ser Romina”-, el hombre se quedaba estático sin contestar, a la vez que esa jovencita cortaba las distancia entre ambos y pretendía engancharse a sus labios, –“Mírala, está tan desesperada que haría cualquier cosa para que no te vayas, no es descortés dejar a una mujer así”- agregó.
Romina: Tío, (rozando sus labios) no me mires como Romina, sino como Luxure, la modelo que anhelabas tener de rodillas y pajeando tu enorme polla con sus tetas. Si quieres puedes llamarme así e incluso yo me limitó a quedarme callada o hablar en francés si eso te hace sentir mejor, pero no te vayas.
El maduro acerca sus dedos en los labios de ella e influenciado por la lujuria, allega sus labios al cuello de la joven y lo besa con locura, para luego murmullarle en su oído, –“Ok, continuemos Luxure”-, Romina sonríe, se muerde los labios y sus manos rodean el cuello del hombre, sus narices se tocan y sus labios se rozan levemente.
Romina: ¿Quieres que Luxure vuelva a usar sus senos?
Eduardo: Sí joder, me muero de ganas de repetir la experiencia.
Afirmó el hombre, quien se acomodaba en la cama excitadísimo por el morbo de toda la situación. Ella contenta se disponía a rodea esa pija erguida, no obstante antes de hacerlo, acomoda una cámara para filmar esa sesión, dejando descolocado al maduro.
Eduardo: Luxure, ¿qué haces?
Romina: Voy a grabar esto, pero descuida, voy a dejarla en un ángulo en que nuestras caras no se vean y solo mis tetas con tu polla sean los protagonistas.
Eduardo: Luxure, yo no sé…
Romina: (Interrumpe) Descuida, nadie va a saber que eres tú, además hace tiempo que muchos me ruegan para que agregue material de este tipo en mi portafolio. Sin embargo, no lo iba hacer con otro hombre que no seas tú, así que aprovecharé esta oportunidad para hacerlo.
Eduardo miraba con recelos a la cámara, no le agradaba la idea pero a la vez le resultaba estimulante, su tranca se endureció aún más y todo su cuerpo ardía en una cachondez increíble. Tras dejar la cámara acomodara a la perfección, la joven vuelve abrigar ese miembro con sus dos senos y paulatinamente los movía de arriba a abajo, Eduardo se mordía los labios, soltando un par de suspiro. Ella lame en círculo la glande y lo deja reluciente, el hombre tuvo que llevar una de sus manos para apaciguar lo que iba a hacer un gran grito.
La jovencita comenzó a hablar en francés y aunque Eduardo no le entendía lo que decía, él se excitaba todavía más por cada palabra que pronunciaba. Ella detuvo el movimientos de sus tetas, porque no soportaba más, necesitaba tener algo más que la cabeza de ese trozo de carne dentro de su boca. Sin esperarlo, Eduardo ve cómo esa muchachita se traga sin dificultad la mitad de su tranca. Esa lengua inocente se sentía fabulosa, los movimientos circulares que hacía eran maravillosos, al grado que no pudo contener más sus gemidos y los soltó, acompañado con unos gritos.
Eduardo: Ooooooohhhh, mierda… Sigue así pendeja francesa, no te detengas por ningún motivo, que me encanta como tu lengua traviesa rodea mi pollaaaaa.
Romina lo complace y sin quitárselo de su boca continúa disgustando esa vara de carne como si fuese un dulce o un helado. Juguetona, ella con sus largas uñas empieza a arañar esos testículos que se balanceaban, sentir ese cosquilleo hizo que el maduro quiera una comida de huevos y apenas se lo solicita a la chavala, ella se aproxima a esas bolas y las besa con picardía. Luego mordió gentilmente el tejido y pasó su lengua de forma escueta. Ese juego solo desesperaba al hombre, que le apetecía sentir sus pelotas dentro de esa boquita.
Ella finalmente abre sus labios y se podía apreciar unos finos hilos de semen, su lengua vuelve a pasearse por arriba y abajo, de costado a costado, hasta que se traga esos huevos por completos. Una vez más, Eduardo bufó, esa muchacha movía su lengua muy bien y sus dientes apretaban lo suficiente para hacer de aquello fuese aún más sabroso. El sonido que se producía también resultaba ser cachondo y muy estimulante, perdiendo la noción del tiempo, el maduro le suplicaba a la joven que siguiera así, que no dejase de comer sus pelotas.
La muchacha dándose cuenta que estaría un buen rato comiendo esos huevos salados, levantó sus brazos y colocó sus manos en el troco duro de él. Masturbándolo suavemente, comienza a sentir su palpitar, en cualquier instante iba soltar una nueva descarga, disparando chorros al azar, algo que ella encontraba un desperdicio, pues prefería tener esa esperma dentro de su boca o que bañe su cuerpo. No obstante, antes que eso ocurriera, el hombre la detiene y le pide que se ponga en cuclillas, apoyando su espalda en la pared.
Romina acató como la buena niña que era, pero juguetona levantó sus brazos y los dejó apegados en la pared, esperando a su tío. Él camino hasta donde ella, al ver que esa muchacha tenía ya su boca abierta, comienza a introducir su tranca lentamente. La jovencita se lo traga sin problemas y desliza su lengua alrededor de ella. Eduardo encontraba que tanto la imagen como la situación eran cachonda. Él solo metió la mitad de su pene y después la retiro, dejando colgados unas hilazas de baba entre los labios de la joven y su tronco. Romina se relame y vuelve a dejar su boca lo más extendida posible para recibir otra vez esa pija, aunque el maduro ignoraba la sorpresa que le tenía preparada la hija de su amiga.
Ella dejó que el hombre repitiera el proceso, recibiendo la mitad de esa vara venosa dentro de su garganta, pues ese era el límite de Luxure, pero no el de Romina. Ya que una vez que él se detuviera y soltara unos suspiros, la muchacha fue yendo cada vez más profundo, dejando asombrado a Eduardo, quien solo ve como su mástil fue devorado por completo. La nariz de la joven chocaba con su abdomen y extraordinariamente esa lengua traviesa lograba tocar sus huevos. Después de unos breves segundos, ella suelta toda esa tranca y toma aire, mientras que Eduardo sigue congelado, sin creer lo que había pasado.
Romina: (Agitada) ¿Te gusto tío?
Eduardo: Joder, me has dejado alucinando. No imagine que pudieras comérmela entera, menos hacer que tu lengua toque mis pelotas.
Romina: Oh vamos, estoy segura que ya te lo habían hecho eso antes.
Eduardo: Sí, pero solo dos mujeres. La mayoría solo puede con un poco más de la mitad. Por eso pensé que tu límite era la mitad de mi polla.
Romina: (Ríe) No debiste haberme subestimado tío.
Eduardo: Eso me lo has dejado muy claro cariño, ahora solo quiero volver a sentir mi verga en lo más profundo de tu garganta.
Ambos jocosos siguen jugando en esa noche acalorada, donde Lorena dormía feliz por satisfacer sus necesidades, Piero no podía sacar de su cabeza a la amiga de su amigo y Vicky soñaba con la jornada donde experimentaría una doble penetración después de tanto tiempo. Sin embargo, su sueño sería interrumpido por un aullido de su prometido, el cual la dejó con suspense. Ella se levanta de la cama y sigue el ruido, en ese momento Romina besaba, mordía y le da unas lamidas magistrales al miembro de Eduardo, al cual le acaba de dar una increíble mamada.
Pero su gula era enorme por lo que vuelve a engullirse esa verga, el maduro gime, sintiendo que pronto soltaría todo dentro de esa boquita. Él se sentía completamente dominado por esa muchacha y sus habilidades, era imposible que no haya hecho eso antes, porque sus técnicas no eran de una novata. Aun así, prefería no comentar nada y gozar al máximo esa chupada de pija. –“Joooodeeerr”- balbuceó, justo cuando Victoria golpeó la puerta con incertidumbre.
Vicky: ¿Eduardo?
Expresó con misterio.
Eduardo: Vi-Vi… ¿Vicky?
Contestó, sin dejar de mover su pelvis y disfrutando de esa cálida garganta.
Vicky: Eduardo, ¿qué haces ahí?
Él se quedaba sin respuestas, en realidad era incapaz de pensar en una con esa jovencita devorando su tranca. Por la presión y el morbo, él no resistió más y soltó sus innumerables chorros dentro de ella, quien trago esos litros de leche con entusiasmo. –“Ooooohhhhgg”- se oyó en un suspiro largo, luego de unos segundos la jovencita se retira esa pija y la deja caer entre sus gordos senos, amoldándolos alrededor de esa polla, dice con picardía.
Romina: Tío, gracias por dármelo todo, me encantó comer tu baguette.
Manifestó mientras pasaba su lengua entre los labios y disgustaba el semen que tenía en su boca.
Vicky: (Confundida) ¿Baguette? Eduardo, ¿hiciste un baguette?
La muchacha soltó una pequeña risa tras escuchar a Vicky preguntando eso de manera inocente. Eduardo por su parte, comenzaba a volver a excitarse por el escenario en que se encontraba y las ocurrencias que soltaba la hija de su amiga.
Vicky: ¡Eduardo!
Eduardo: ¿Eh?
Vicky: (Molesta) Te estoy hablando hombre y ábreme.
Eduardo: Perdón, es que estaba acabando. Tú ve a la cama, que yo voy a limpiar aquí y me voy al cuarto, amor.
Romina sonríe porque el maduro le siguió el juego y entre sus senos sentía como ese trozo de carne se levantaba nuevamente. Victoria estaba desconcertada no entendía nada lo que ocurría, pero, ¿por qué iba a sospechar de una relación que su pareja le comentó que era de padre e hija? La mujer sin tener motivos para quedarse ahí, a pesar del comportamiento extraño de esos dos, regresa a su habitación. La jovencita dejó reluciente esa polla y luego se colocó de pies para envolverse en un beso apasionado. Ella no quería despedirse del hombre, pero no podía detenerlo, aunque antes de que él se vaya, le susurra en el oído que cuando regresé de su viaje de negocios, va a querer los servicios de Luxure, de nuevo.
La joven feliz camino hasta donde tenía su cámara y echándose en la cama, comenzó a observar todo lo que había grabado, de esa noche de ensueño. Él acostándose al lado de Victoria, se da vuelta a un costado y cierra los ojos, ella pensó que estaba jugando, que después de unos minutos de fingir estar dormido iba a darse vuelta y abrazarla como todas las noches, sin embargo, no lo hizo. El silencio reinaba en el dormitorio, Eduardo no sacaba de su mente las tetas y la figura de Romina y discretamente se sobaba la pija pensando esa jovencita, hasta que Victoria comentó en un tono algo molesto.
Vicky: Veo que la pasaste muy bien con tu “niñita”, ya que ni un beso de buenas noches me diste.
Eduardo: ¿Celosa?
Consultó entre risas, lo que enojaba aún más a Victoria.
Vicky: Te hubieras quedado a dormir con la pendeja.
Eduardo solo sonríe a esa declaración e internamente dice, –“No te imaginas cuanto me hubiera gustado hacerlo”-, para luego abrazarla y darle un beso en su mejilla.
Eduardo: Amor, es increíble que tengas celos de una chavalita.
Vicky: ¿Chavalita? (Ríe irónicamente) Me encontré de sopetón con ella cuando fui a cambiar las toallas al baño de invitados y de niña no tiene nada, posee un cuerpazo que estoy seguro que levanta muchas vergas.
Eduardo: La mía es la primera en hacerlo. (Murmura)
Vicky: ¿Dijiste algo?
Eduardo: Que tienes razón amor, Romi es un pibón, pero yo solo tengo ojos para ti, además ya te dije que ella es como una hija.
Tras susurrarle aquello en el oído, le besó el cuello y ella sintió ese tronco duro golpeándola.
Vicky: Lo sé amor, por cierto, mañana me voy a ir a la casa de la playa, quiero estar con mis amigas a solas, espero que no te moleste.
Eduardo: No, dale. Yo mañana voy a hacer un viaje de negocio y tal vez regrese hasta el miércoles.
La respuesta de Eduardo provocó felicidad en su prometida, porque eso significaba que iba a disfrutar más tiempo en la casa de la playa. Aunque fingió sorpresa, para que él no sospeche nada.
Vicky: ¿Viaje de negocios? ¿Qué no estás de vacaciones?
Eduardo: Sí, sin embargo, mi jefe me encomendó esta negociación, porque es con Zheng, un socio chino con el cual es difícil de cerrar negocios y yo he tenido éxito con él. Además, acepte porque es en la capital y no tuve que viajar a China.
Vicky: Ya veo, entonces tus invitadas se van a quedar solas en casa durante estos días.
Eduardo: A menos que las lleves a la casa de la playa.
Ella voltea su mirada y apega sus labios a los de él, al mismo tiempo que una de sus manos se filtraba dentro del pijama del hombre y agarraba ese fierro endurecido.
Vicky: Me gustaría, pero lamentablemente, no creo que ellas encajen con Soledad y Fabiola, ya sabes cómo son esas dos y no quiero generar algún disgusto, amor.
Eduardo: Entiendo, le diré a Piero que cuide de ellas, entonces.
Vicky: Sí, dile a Piero que haga eso.
La pareja se besa de manera tierna, ella se percata que el pene de su prometido está húmedo, no solo el tallo, sino también los testículos.
Vicky: Edu, cariño, tienes tu troncazo mojado, ¿te estuviste masturbando?
Eduardo: Claro Vicky, si me dejaste con un calentón, que por muchas pajas que me he dado, no se me quita.
Vicky: Y yo que estaba pensando en que nos pongamos al día con las tareas después de tu viaje, pero veo que necesitas que lo hagamos urgente.
La mujer no lo dudo y se quitó aquel camisón rojo que llevaba, Eduardo al ver las tetas de su prometida bambalear, recuerda inmediatamente a Romina. Él se quita el pantalón y ella se arrimó donde su pareja, zampado su boca en la de él y entrelazando sus lenguas, mezclando sus salivas lujuriosas. Victoria se agacha y entre sus tetazas deja esa pija que soltaba pequeños chorros pre seminal. Al igual que la joven, movió sus senos de arriba y abajo, dando lamidas gentiles, no obstante, Eduardo notaba la diferencia entre ambas, los pechos de la hija de su amiga eran más blando y suaves, algo que le gustaba.
–“Uuuuuffffhh… Oooooohhh, sí, joder”- balbuceaba el hombre, tratando de no decir el nombre artístico de su joven amante. Vicky siguió lamiendo, dándose cuenta que el sabor de esa tranca era diferente a lo normal, sin embargo, creyó a que se debía a las pajas que se había realizado Eduardo, para bajar su calentura, nunca sospechó en que entre él y Romina había pasado algo. Aunque a la vez que proseguía chupando esa pija, recordó cuando la muchacha hizo mención del baguette y mordiendo la cabeza con delicadeza, ella mencionó, –“Tu pequeña disfrutó del baguette que le hiciste y ahora yo lo hago, pero con este que tienes entre las piernas”-, abriendo su boca y tragándoselo entero.
–“Vicky, si supieras que Romina hacía referencia a mi pene igual y no al pan”-, dijo él entre sus pensamientos, entre tanto soltaba un gemido. La mujer se mantuvo comiendo esa polla con fervor y nuevamente en su cabeza, Eduardo expresaba, –“Joder, Vicky… Pensé que no había otra mujer que me mamada el capullo como tú lo haces, pero si lo hay y por eso, no me entiendo cómo lo hace si es una inexperta”-, Victoria se da cuenta que él se regocijaba para soltar toda su leche, así que se detiene y se acerca a su boca para besarlo de manera fogosa, mientras su mojado coño se flotaba con esa firme tranca.
Vicky: Ensártamelo todo, no tengas piedad, solo desquítate con mi coño, prometo no aullar tan alto, para que tus visitas no se despierten.
Eduardo mordiéndole los labios a la mujer, fue acariciando esa maravillosa cola. Se besan a la vez que sus cuerpos se acomodan, el hombre se pierde entre esas tetas por unos momentos y su verga perfilada entra poco a poco dentro de ese coño que había devorado la pija de su amigo la noche anterior. –“Ooooohhh”- soltó suavemente la mujer y se fue haciendo más grave a medida que esa tranca se deslizaba dentro de sus entrañas. Soltando esas dos nalgas sabrosas, comienzan a mover sus caderas y dando así una cogida maravillosa.
Sus bocas se entrelazan una vez más y en un coro de jadeos intensos, ella le pide perdón, perdón por no serle fiel, ya que su cuerpo de manera extraña comenzó a necesitar más de una polla para sentirse satisfecha aunque cuando lo hace con él, se siente completamente complacida. –“Como me gustaría confesarte lo que he hecho, pero sé que no me vas a perdonar y yo no quiero perderte. Prometo que cuando nos casemos, voy hacer el mayor de mis esfuerzos para no volverte a ser infiel”- expresó la mujer sin dejar de comerle la boca a su prometido y de mover sus caderas de forma impetuosa. Él por su parte, también se disculpaba, por lo que había hecho con Romina, además de fantasear y desear ese cuerpo más que el de su propia prometida.
A la mañana siguiente, el maduro se despertó más temprano de lo inusual, debido a que, hasta en sus sueños, Romina lo perseguía. Se va al baño, donde toma una larga ducha, quería olvidar lo que había pasado en la noche anterior con esa jovencita, por respeto a Vicky y el amor que aún le tenía a la mujer, no quería cometer una locura y serle desleal a su bella prometida, que seguía durmiendo plácidamente en la cama, desnuda. No obstante, cada vez que él cerraba los ojos, veía a Romina masturbándolo con sus grandes tetas y le era inevitable excitarse, ansiando volver a repetir todo eso y más.
Al salir del baño, observa que Victoria se había despertado, ella se acerca a él y da un ardiente beso en los labios. La mujer nota cómo se le levanta al hombre tras ese jugueteo entre sus lenguas, –“Vaya, veo que te despertaste muy animado hoy”- dice en un tono coqueto. Ella entra al baño y él se viste, para luego bajar a la cocina. Su idea era desayunar temprano, antes que Romina despertara y así poder evitarla. Mientras preparaba su desayuno, siente el toque de unos dedos en su hombro, él pensó en lo peor, que se trataba de Romina, respirando hondo, se da vuelta con cierta vergüenza y al dar se cuenta que era Gabriela, se relaja y a la vez se sorprende.
Eduardo: ¿Y tú?
Gabriela: (Sonriendo) Vine a buscarte compañero.
Eduardo: Sabes que nuestro viaje es a las 14:00 horas, ¿verdad?
Gabriela: Sí.
Eduardo: Entonces, ¿qué haces en mi casa a las 7:00 am?
Gabriela: Digamos que estoy emocionada por lo que vamos a hacer este día, además será la última vez que estaremos juntos en este mes.
La jovencita apoya sus manos en los hombros del maduro y colocándose en puntillas, trata de estar a la misma altura que él.
Eduardo: Qu-que haya salido de vacaciones, no significa que no nos vayamos a ver.
Gabriela: Ajá, pero también tome mis vacaciones y voy a ir a pasarlas a unas cabañas de unos amigos de mis padres, a menos que tú quieras acompañarme, no nos veremos hasta dentro de un mes.
Gabriela comenzaba a inquietar a Eduardo, tenerla tan cerca le recordaba a Romina y ese aroma juvenil cada vez lo estaba enloqueciendo.
Eduardo: Vaya, espero que lo pases bien entonces. Por cierto, ¿cómo entraste?
Gabriela: Ah, cuando llegué, vi a Piero acompañado de una mujer saliendo. Ellos me dejaron entrar.
Eduardo: (Sorprendido) ¿Piero? ¿Piero aún estaba aquí? ¿Y estaba acompañado de una mujer?
Gabriela: Sí, ella fue muy amable, por cierto, mucho mejor que la antipática de tu noviecita.
El maduro divagando se pregunta si esa mujer era su amiga, en un susurro deja salir su nombre –“¿Lorena?”-
Gabriela: Exacto, la misma, ¿quién es ella? Por favor que no sea la novia de Piero, porque pobrecilla, va a sufrir mucho por ese imbécil depravado.
Eduardo: Ella es mi amiga, la que fui a buscar al aeropuerto ayer.
Gabriela: ¿Tú amiga?
Eduardo: Sí, ¿por qué?
Gabriela: No por nada… ¿Por qué no me sirves el desayuno mejor?
El hombre ríe, a diferencia de Romina, Gabriela era mucho más dócil y fácil de manejar o por lo menos eso pensaba él. La muchacha sentándose en una silla se coloca a reflexionar en tanto el maduro seguía preparando el desayuno. –“Dios mío, si esa mujer es así de atractiva, no quiero imaginar a su hija. Por favor, Dios, que no esté interesada en Eduardo y que menos haya heredado ese par de su madre, porque en una posible disputa, ahí estaría en una gran desventaja”- se decía la muchacha con cierta preocupación y pudor. Eduardo terminaba de preparar el desayuno y se sentaba para comer junto a ella, la jovencita le sonríe y trata de dejar de lado ese temor.
Todo iba bien hasta que el peor escenario se le presentó al maduro, Romina sin haber hecho ruido bajó al primer piso y lo encontró desayunando junto a Gabriela. Ella se colocó celosa, pues no podía aceptar que su “Tío” estuviera con otra muchacha compartiendo, acercándose a él, lo abraza, haciendo que el hombre se colocara nervioso. Gabriela por su parte, al ver que esa muchacha si tenía el mismo tamaño de busto que su madre, se aterró, más cuando Romina la miro de forma amenazadora, dejando en claro, que Eduardo le pertenecía a ella. Todos los miedos de la joven rubia se hicieron realidad, mirando los senos de Romina, los comparaba visualmente con el pequeño par de ella.
Romina: Dime tío, ¿quién es esta fulana?
Gabriela: (Molesta) ¿Fulana?
Eduardo: E-es… Mi compañera de trabajo e hija de mi jefe.
Romina: Ah, ya veo, ¿y por qué esta aquí?
Gabriela: Porque yo voy a acompañar a Eduardo a la negociación, querida.
Romina: (Atónita) ¿Qué?
Gabriela: Lo que oíste, estaré al lado de Eduardo todo el día de hoy, tal vez mañana y hasta el miércoles. (Ríe)
Romina: Tío, ¿puedo pedirte un favor?
Eduardo: Cla-claro… ¿Cuál?
Romina: ¿Puedes dejarme a solas con esta chica?
Eduardo: Con… ¿Con Gabriela?
Romina: Sí…
Sorpresivamente para Gabriela, Eduardo se levantó de la mesa y las dejo a ambas a solas, quizás eso no significaba mucho, pero para Gabriela, sí. Ya que en esos minutos se percató que el maduro era más flexible con Romina, actuaba de forma nerviosa y hasta se sonrojó cuando lo abrazó. Era obvio para la joven rubia que Eduardo no miraba a Romina como una niña, como lo hacía con ella y eso le molestaba. Estando a solas con la joven tetona, las dos se miraron fijamente a los ojos, no era necesario confesarlo abiertamente, entre sus miradas proyectaban el odio mutuo. El hombre caminando por su patio, no se daba cuenta que en la cocina había nacido una rivalidad por él.
Romina: Dime, ¿qué intensiones tienes con mi tío?
Gabriela: Supongo que las mismas que tú.
Romina: Entonces date por derrotada, porque esta guerra no la voy a perder y aunque estés con él por unos días, sé que no vas a hacer nada.
Gabriela: (Sonríe) Antes de iniciar nuestra guerra, qué te parece que colaboremos juntas.
Romina: ¿Colaborar juntas?
Gabriela: Síp, ambas estamos interesadas por Eduardo, pero antes de destruirnos una a la otra, hay alguien que nos está estorbando y es su noviecita.
Romina: (Ríe) Descuida esa puta tiene los días contados en esta casa, me asegurare de que se vaya lejos y nunca más regrese, como lo haré contigo.
Gabriela: Debo admitir que me sorprende tu seguridad pechugona. Pero si lo tienes tan controlado, por qué él se ve tan acaramelado junto a ella, ahora.
Romina: (Confundida) ¿Qué?
Gabriela le indica con sus manos que mire por la ventana, ahí podía apreciar como Eduardo tenía de la cintura a Vicky y se besaban románticamente. Esto fue un duro golpe en el orgullo para Romina, sin embargo, este solo era el principio. Ya que ante el silencio de ellas en la cocina, podían escuchar lo que la pareja hablaba, la mujer le decía a él, que le había encantado la forma en que se la cogió. Gabriela aprovechó esto, para volver a ofrecer su alianza.
Gabriela: ¿Y aceptas o no?
Romina: (Sonríe) Ok, somos amigas si eso quieres.
Gabriela: (Desconcertada) ¿Eh? Solo te pedí hacer una alianza, nada más.
Romina: Separemos a esos dos y que gane la mejor, que obviamente seré yo.
Romina se retira de la cocina, para ir al patio a ver al maduro y separarlo de Victoria. Ella se arrima donde él y lo abraza, acompañado con un beso en la mejilla. Vicky no dijo nada al respecto, solo soltó una pequeña risita, al mismo tiempo Gabriela se acerca a donde estaban ellos.
Vicky: Luces preciosa, Gabriela.
Gabriela: (Ruborizada) Gra… Gracias…
Vicky: (Sonríe) De nada. Por cierto, ¿ya tienes novio? Porque me sorprendería que aún nadie se atreviera a salir contigo.
De nuevo la joven rubia quedaba anonadada por la actitud amable y amigable que tenía Victoria, todo lo contrario a como era con ella generalmente.
Gabriela: No… No tengo novio.
Vicky: Que lastima, aunque ellos son los que se pierden a una chica tan adorable. (Mirando a Romina) ¿Y tú? ¿También estás soltera?
Romina: Claro, solo tengo ojos para mi tío. (Ríe traviesamente)
Vicky: Comprendo, por cierto, sé que quieres conocerme o algo así me dijo un pajarito. ¿Qué te parece que tú y yo hoy pasemos la tarde, juntas?
Romina no se esperaba ese movimiento de la mujer y Eduardo estaba tan perplejo como lo estaba Gabriela, pues Vicky siempre había sido muy poco amigable con los adolescentes y niños. Ella mira a su prometido con una sonrisa.
Vicky: Amor, te parecerá extraño todo esto, pero quiero hacer cercana a tus pequeñas y desarrollar ese lado maternal, después de todo, estoy comenzando a anhelar tener un bebé.
Esa declaración dejó a todos en blanco, Romina entendía que debía empezar a moverse más rápida, al igual que Gabriela, ellas se miraron y asistieron con su cabeza, dando a entender que no había tiempo que perder, en su plan para separar a Eduardo de Vicky.
Eduardo: ¿Bebé?
Vicky: Sí, cariño. Recuerda que soy mayor que tú y tengo 40 años ya, tras lo de anoche, lo pensé detenidamente y decidí que quiero tener un hijo.
Romina: ¿En serio tienes 40?
Vicky: Así es, que me mantenga bella y atractiva, como tu madre, es otra cosa.
Romina se sentía abrumada, comenzaba a dudar sobre sus intenciones de separar a esos dos, el deseo de esa mujer parecía ser sincero y ella no era tan mala como imaginaba. Las horas pasaron y Eduardo tenía que irse junto con Gabriela a tomar su vuelo, el hombre se despide de Romina y su prometida. En ese justo momento, Lorena regresaba a la casa sola, ella abraza a su amigo y le desea todo el éxito y ojala pudiera volver lo más antes posible. Eduardo se embarcaba desconociendo que después de ese viaje su vida cambiaría por completo y toda su felicidad, tal vez se iría entre los vientos.
Durante el tiempo que ellos viajaban, la muchacha y su madre compartieron con Victoria, a quien encontraron agradable y esto seguía perturbando a Romina, que no sabía qué hacer al respecto. Para la sorpresa de Eduardo, las negociaciones con Zheng no fueron complicadas, de hecho él con Gabriela lograron algo que no tenía planificado, que fue cerrar el negocio ese mismo día. Esto se debió a que la rubia se mostró muy convincente en sus argumentos dejando completamente impresionado al hombre chino, además, para la fortuna de Eduardo, a esa reunión no fue la hija de Zheng.
Tras el éxito del negocio, el maduro y la jovencita, se fueron a celebrar en el bar del hotel, él le aplaudió por su logró, ella se ruborizaba, llamándolo exagerado, a lo que Eduardo respondió, –“Para nada exagero mi niña, si te acabas de mandar el negoció del año”-, Gabriela soltó una risilla nerviosa y bebió de su copa. Al mismo tiempo, Victoria se encontraba en la casa de la playa, ella fumaba un cigarrillo y pensaba detenidamente. Mientras en la sala de estar lo esperaban los colegas de Eduardo, Vicky no quería serle infiel a su prometido, no obstante, su cuerpo rogaba por ser penetrado y su mente también lo hacía.
Ellos por otro lado, estaban confundidos y a la vez muy calientes, por estar a solas con esa hembra. Antes que ella se fuese a fumar, le preguntaron si iban a tardar en llegar los invitados, a lo que ella solo sonrió, dejando la incertidumbre en el ambiente. A pesar del silencio de la mujer, los hombres decidieron no darle tanta importancia y mientras ella fumaba, ellos charlaban de lo hermosa que se veía. Tiago decía que Vicky lo estaba volviendo loco, Mario, le respondía lo mismo, pero no podía hacer nada más que desearla y fantasear que la cogían. En eso, Victoria entra a la sala, completamente desnuda, dejando a los dos hombres sin reacción, ella sonriendo y agarrando su par de tetas, les dice.
Vicky: Chicos, ¿recuerdan que cuando llegaron les dije que les tenía preparada una sorpresa? Bueno, la sorpresa es que nadie va a venir. En realidad los invite, para cumplirles cada una de sus fantasías conmigo. (Mordiendo su labio inferior)
Los dos hombres no podían creer lo que estaba pasando, pero no iban a quedarse sentados y sin hacer nada. Tiago emocionado se acerca a la mujer, agarrándola de la cintura, le manifiesta.
Tiago: No sabes, cuantas pajas te he dedicado.
Vicky: (Sonríe) Ahora puedes hacerme todo lo que quieras.
Mario desesperado se retira el pantalón, dejando a la vista su pene. Victoria sonríe nuevamente y se acerca a Mario, agachándose, toma el miembro de este. Tiago procede a quitarse el pantalón y el bóxer. Ella agarra ambas pollas, cachonda, las mira y luego se las mete en la boca. Dando así inicio a su noche de sexo, pensando que sería su despedida de ese mundo lujurioso que lo había acompañado a lo largo de su vida y que luego de esa noche tomaría un tratamiento para controlar su deseo carnal y no volver a serle infiel a su querido Eduardo. Luego de mamárselas se preparaba para ser empotrada, entretanto, Gabriela había pasado al baño tras beber mucho.
La muchacha tardaba en regresar, lo que preocupó a Eduardo, él se acercó a una mujer que estaba sola en ese momento, para pedirle si podía ir al baño para ver cómo se encontraba la hija de su jefe. La tipa antes de responderle al hombre, le echó un vistazo fugas, percatándose que era guapo. –“Ok”- expresó deteniendo su mirada en la entrepierna de él, –“Pero luego me invitas a unas copas”- agregó con una sonrisa picarona. Eduardo aceptó, con el tal de saber cómo estaba su acompañante. La mujer en demoró en volver, al hacerlo, le dice al maduro, que en el baño había una muchacha vomitando.
Eduardo pensó en ese momento en entrar e ir a buscarla, para llevarla a un hospital, pero fue detenido por la otra chavala. –“Epa, ¿a dónde crees que vas?”- le consulta, –“¿No habrás olvidado las copas que me prometiste?”-, añadió sonriendo. Él suspiro y se sentó para pedir 2 tragos. Gabriela sentía como su cabeza daba muchas vueltas y un ligero dolor en su estómago por estar devolviendo tanto. Eduardo empezaba a inquietarse con esa mujer que no apartaba su mirada de él y tocaba su pierna con su pie, que cada vez parecía ir llegando a su miembro.
Finalmente la joven rubia volvía y al ver al maduro con esa tipa, se acerca donde ellos molesta y sin decir nada, le agarra el brazo al hombre. Él al verla sonríe y la carga entre sus brazos, sonrojando así a Gabriela, Eduardo le dice a la mujer que tenía que llevar a su hermanita a su cuarto, lo que molesta a aquella depredadora. Al llegar a la habitación de la muchacha, él la recuesta en su cama y le da las gracias, ella ríe, para luego pedirle que se quedé con ella, por lo menos hasta que cierre los ojos. Eduardo acepta en hacerle compañía, abrazándola continúan hablando, hasta que el sueño vence a los dos.
En la casa, Romina estaba en su cuarto, hablando por video llamada con Vanessa. La rubia le preguntaba a su amiga cómo le había ido con el hombre, ella le contestaba que nada mal, la idea de confesarle que ella era “Luxure”, en realidad fue una buena estrategia. –“Me alegró por ti, en cambio yo, haga lo que haga no puedo convencer a papá para que me haga suya o por lo menos me dejé jugar con su polla”- manifestó la tetoncita entre risa. Romina se quedó callada, algo que llamó la atención de Vanessa, quién le preguntó, si algo le sucedía.
Ella le contestó que no sabía si seguir adelante con su plan o darse ya por satisfecha, ya que estuvo charlando con la prometida de su tío y no resultaba ser una perra interesada como ella pensaba. Además, anhela ser madre, un deseo que ella no quería arrebatarle. Esa declaración enfureció a la rubia, golpeando la mesa con las palmas de sus manos, regaña a su amiga. –“¿Eres tonta o qué? Cómo vas a tirar a la mierda todo el progreso que hemos hecho”-, afirmó. Romina quedó impactada por la actitud agresiva que tenía su amiga, ¿acaso no entendía lo confundida que estaba? Sin embargo, antes de que abriera la boca, Vanessa volvió a hablar.
Vanessa: Ok… Lo entiendo, comprendo que te sientas mal por arruinarle el sueño a esa mujer de formar una familia con Eduardo, pero que hay del tuyo, ¿lo vas a tirar a la basura? Solo te vas a rendir, porque ella fue amigable contigo. Qué pasa si ella está mintiendo y pierdes tu oportunidad con Eduardo, por ser noble, porque te recuerdo que tú no conoces a esa mujer, ni has hecho una investigación de ella.
Romina: ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me meta en su celular y la espié?
Vanessa: No, solo dame sus nombres y apellidos. Yo me encargo de lo demás.
Romina: ¿Solo eso?
Vanessa: Sí, con eso me basta para averiguar quién es realmente esa mujer.
Romina le da el nombre completo de Vicky a su amiga, quien mientras tecleaba en su computador es interrumpida por Tomás. El hombre le pide a su hija que tenga la voz baja y no haga tanto escándalo, ya que estaba tratando de hacer dormir a Simón. Vanessa le pide disculpa a su padre, quien sin notar la presencia de Romina en la pantalla, se va. La joven rubia, termina de teclear y al volver a ver a su amiga, se da cuenta que ella se mordía los labios. Vanessa chasquea sus dedos para que Romina deje de volar en sus pensamientos, una vez que lo logra, ella le comenta a su amiga.
Vanessa: Serás guarra, Romina. Ya tienes a un hombre con un pollón y aun así te pillo alucinando con mi padre.
Romina: (Ríe) Perdón Vanessa, pero se le marcaba ese paquetazo, que me fue inevitable no deseárselo.
Vanessa: Puedo ver que estas muy obsesionada con mi papá, puta.
Romina: No te imaginas lo que daría por estar ahora mismo en tu casa, hacer dormir a tu hermanito, para que tu papi me deje comer su vergota.
Vanessa: ¡Romi!
Romina: ¿Qué? (Sonríe traviesamente)
Vanessa: Ni te avergüenza con confesarme eso.
Romina: Ya sabes, lo loca que me pone él. (Ríe) Pero tienes razón, debo controlarme un poco, perdón, si te ofendí, amiga.
Romina suspira y vagamente comienza a recordar aquel encuentro que la marcó con Tomás y el porqué de esa pequeña obsesión con él. Como si quisiera contarle la verdad a su amiga, comienza a relatar los hechos internamente.
“Todo inició con ese primer encuentro que se efectuó en el pasillo del edificio en donde vivo con mi madre. Después de haber acompañado a mamá en su trabajo, regresé a casa y mientras yo intentaba abrir la puerta, ustedes iban llegando, acompañado por mi vecino, que resultaría ser tu tío. Él al verme forcejear y no tener éxito para entrar, se me acercó y me preguntó, ¿qué pasaba? Yo frustrada le dije que la puerta se había trabado. Entonces tu tío intentó abrirla, pero fracasó igual que yo, al ver esto, tu padre se aproximó hacía nosotros y con una sonrisa muy acogedora me miro”.
“Con solo ese contacto visual yo sentí que me derritió y me engatuso, fui incapaz de abrir mi boca y decirle algo, él luego de sonreírme miró a su hermano y le dijo que lo dejé intentar. Lo que causó algo de gracia en mi vecino, supongo que no pensaba que tu padre pudiera hacer algo que él no había hecho. No obstante, él abrió la puerta sin problemas y mirándome de nuevo, me dijo, –“Hay un truquillo para esto y no hay que ejercer mucha fuerza”-, tu papá continuó explicándome cómo lo hizo, pero yo no le presté atención, estaba completamente hechizada por él y no dejaba de mirarlo de pies a cabeza”.
“No comprendía el motivo por el cual me sentía de esa manera, si mis ojos solo habían sido para mi tío Eduardo y ningún otro hombre más, me había hecho sentirme confundida y atraída. Dominada por mis delirios, pasé todo lo que quedaba del día, pensando en tu padre. Al día siguiente, seguía igual, no sacaba de mi cabeza, su sonrisa, sus ojos, su manera de hablar, sus labios, principalmente estos últimos eran con los que más fantaseaba y soñaba con tocarlos. Mi mamá se percató que andaba rara, pues en todo lo que me pedía ayuda me encontraba distraída y no la escuchaba, así que me pidió que salga a tomar aíre y luego regrese”.
“Pensé que era una buena idea, sin embargo, al salir del piso, me encontré nuevamente con aquel hombre que me estaba volviendo loca. Solo con verlo, mi cuerpo completo tembló y me quedé perdidamente mirándolo. En esa oportunidad, quienes acompañaban al señor Tomás, eran tu madre, tu hermano, tu prima Lily y tú. Yo con Lily en ese tiempo ya éramos amigas, así que al verme corrió a saludarme y luego me invitó a su casa, gracias a esto, yo pude ir conociéndolos a todos ustedes, hacerme amiga tuya y obsesionándome más con tu padre. El mes paso volando y ser una de sus guías en Francia fue lo más genial, principalmente porque puede ir hablando con normalidad con el señor Tomás”.
“Todo pudo haber terminado ahí, como un loco amor prohibido de verano, sin embargo, dos días antes de que ustedes se vayan, mamá tuvo que salir de la ciudad, yo estaba enferma, así que no pudo llevarme con ella, su única opción era dejarme a cargo de los vecinos. Recuerdo que ustedes tenían todo preparado ya para salir a dar una última vuelta por la ciudad, ya que al otro día, tu tío les iba hacer una cena de despedida. Mi madre al darse cuenta lo que tenían planeado, no quiso arruinarle el paseo, pero tus padres, fueron quienes se ofrecieron a cuidarme, después de todo, ellos también querían un tiempo a solas para los dos”.
“Al saber que estaría al cuidado de tu padre, me sentí avergonzada y a la vez feliz, además tampoco me desagradaba tu madre, todo lo contrario, me sentía a gusto con ella y actualmente para mí sigue siendo una maravillosa mujer. Ellos fueron muy amables y cariñosos conmigo, hasta me mimaron diría. Hubo un momento que por el cansancio me quedé dormida, no sé cuánto tiempo estuve con los ojos cerrados, pero me desperté por unos gemidos. Al principio pensé que eran parte de mi imaginación, no obstante, cada vez eran más fuertes y llenos de pasión”.
“Me levante y caminé hasta el baño, que era donde provenían esos gritos de placer, apenas me asome un poco, vi a tus padres dominados por sus cuerpos y deseos. Era la primera vez que veía a dos personas haciendo el amor, y vaya manera que lo hacían, parecía tan salvaje y la vez artístico. Aunque sin duda, lo que me dejó absolutamente anonadada fue ver como ese grueso tronco entraba y salía del coño de tu madre y ella amaba cada estocada que recibía. No tardé en sentir un cosquilleó en mi vulva y me masturbé por primera vez en mi vida”.
“Mis jadeos eran tiernos y no fueron percibidos por tus padres que estaban concentrados en su follada y en gozar. Al experimentar mi primer orgasmo, mi cuerpo entero tembló, regocijándose en un placer que no sabía que existía. Había soltado un gran chorro, mojando por completo el pantalón de pijama que llevaba puesto. El señor Tomás tras terminar de coger con tu mamá, le dijo que iba a salir del baño antes, para fijarse como me encontraba yo. Ella con la voz agitada le contestó que no había problema y que se iba a quedar unos minutos más en la ducha para recuperar sus fuerzas”. ´
“No me dio tiempo para volver a mi cama, así que corrí a sentarme hasta el sofá y apenas salió tu padre, me quedó mirando sonrojado. El señor Tomás se me acercó con una toalla puesta entre su cintura, para preguntarme si estaba bien, sin embargo, al ver que mis ojos reflejaban lujuria y se centraban en su entrepierna, él se quedó congelado”.
Tomás: Ro-Ro-Romina…
“Tartamudeó, tratando de que lo mire a los ojos, no obstante, yo no apartaba mi mirada de ese paquete que estaba oculto con la toalla. Fui cortando la distancia entre ambos y acercando mis dedos a ese rabo que seguía erecto”.
Yo: Guao… Jamás imagine que existían penes tan grandes. (Mordiéndome los labios)
Tomás: (Nervioso) Yo… Yo…
Yo: Ssshh… No digas nada, vas a llamar la atención de tu mujer y yo quiero echarle un vistazo de cerca, lo que tienes entre tus piernas.
Tomás: ¡¿Qué?!
Yo: Ssshhh… Te dije que guardes silencio.
“Mis dedos rozaban ese miembro, yo agarré la toalla e intenté quitársela, pero él lo evita, haciéndome recurrir a un truco sucio”.
Yo: Si no me dejas ver tu pija, le diré a mi mamá lo que estuviste haciendo con tu esposa, mientras debían estar cuidándome. Hasta puedo exagerar la historia, así que se bueno y déjame ver esa enorme cosa.
“Tu padre no tuvo otra opción que soltar la toalla y dejarla caer en el piso, yo al ver esa polla erecta y de cerca, quedé nuevamente sorprendida y mis labios babeaban por ese trozo de carne. Inconscientemente apreté con mis dos manos esa hermosa verga madura, acariciándola suavemente, hice que él suelte un ligero suspiro. Mi cuerpo ardía en excitación, me agaché y continué examinando esa tranca, que parecía ir colocándose más dura que antes. Me mordí los labios y sentí una necesidad de poder probarla, de saborear esa cabeza tan reluciente y apetitosa, no obstante, cuando intento lamerla, el señor Tomás me detuvo. –“Creo que es suficiente, Romina”- expresó, volviendo a colocarse la toalla en la cintura y regresando al baño”.
“Durante todo lo que quedó de día, fui incapaz de sacarse de la mente a ese tronco. Era consiente que al día siguiente, sería la última vez que compartiera con ese hombre antes de regresar junto a ustedes a su hogar y yo no quería quedarme con esas ganas de probar algo tan sabroso. Así que planeé cautelosamente la forma en que haría que ese maduro me volviera a mostrar su verga y lograr saborearla aunque sea solo un poco. Mi primera oportunidad se dio tempranamente, cuando él llevó a Benjamín, a Lily y a ti a la piscina del edificio. Yo me coloqué el bikini más revelador que tenía, aunque me daba vergüenza usarlo, porque me miraban de forma obscena, sin embargo, mi obsesión por ese pene maduro era mayor”.
“Mi esfuerzo valió la pena, porque tu padre al verme, quedó sorprendido y encandilado, sus ojos no se apartaron de mi juvenil cuerpo voluptuoso. Inmediatamente supe que tenía que usar mis encantos y mis grandes atributos, para seguir llamando la atención de tu papi. Quien trató de ignorarme, pero le fue inútil, ya que yo no se lo permití. Por ejemplo, cuando él estaba divirtiéndose con Benjamín, me acerqué a él, con una sonrisa traviesa, lo acorralé en un rincón y apegué mis senos en el pecho de él, pidiéndole que la ayude a buscar mi sujetador”.
Tomás: Pe-pero, si lo tienes puestos.
“Astuta y atrevida me lo quité y lo tiré, justo cuando nadie me veía”.
Yo: Upss… Creo que acabó de perderlo.
“Abrazándolo apego mis tetas desnudas en el pecho de él, dejándolo sin ninguna alternativa más que quedarse quieto, pues si se movía, se me verían los senos y apenas me mostré con ese bikini, hubieron degenerado que me desnudaron con su mirada y él se dio cuenta, por lo que su instinto paternal, lo obligó a cuidarme. Lo que no era malo, ya que se dio cuenta de los suaves que eran mi gran par, además que tenía los pezones duritos, provocando que él empiece a calentarse también. Moví mis pechos de arriba abajo, sonriendo pícaramente, mientras sentía que su bulto se hacía más grande. Recuerdo que te colocaste celosa, al verme abrazando a tu padre y te acercaste con el ceño fruncido, él te explica lo que ocurría”.
“Tú de forma desesperada te colocaste a buscar mi sujetador y a pesar de que no tardaste mucho, tu padre perdió el control de su cuerpo, unos segundos antes. Agarrándome de la cintura, fue flotando su verga erecta con mi coñito, si bien los dos todavía estábamos con ropa puesta allí abajo, aquello fue una sensación única para mí. Me mordí los labios para que no se escuchen mis jadeos, aunque dejé de hacerlo cuando vi que esos labios, por los cuales me moría por probarlos como su tranca, estaban tan cerca. Él comenzó a aumentar el ritmo y yo solo quería que me atravesada ahí mismo, que me enseñada a montar una verga”.
“Sin embargo, cuando justo él parecía querer hacerme algo, tú nos interrumpiste, mostrando mi sujetador entre tus manos. Me enojé, porque estábamos a nada de hacerlo caer a mi juego. No obstante, cuando estaba en mi casa, reflexione y consideré esa experiencia como un pequeño triunfo y un gran avance para mi objetivo final. El cual debía ocurrir sí o sí en la cena de despedida. Tu padre no esperaba verme ahí, ya que su rostro fue de incomodes, yo por mi parte fue inteligente, no me acerqué a él hasta que se sentó en la mesa, ahí fui corriendo a su lado, provocando yo esta vez tu enojo, porque tú querías sentarte al lado de tu papi”.
“Una vez más, noté su incomodes, pues le resultaba difícil mirarme como lo hacía antes de los últimos sucesos. Ingenuamente pensó que si no me prestaba atención, no iba a pasar nada entre nosotros, pero no hizo nada más que bajar la guardia y ante esto, yo aproveche para meter mi mano dentro de su pantalón y pajearlo. Cuando sintió mis dedos agarrando su mástil, quedo helado, luego al sentir que se lo masturbaba y este se colocaba duro, trató de no dejar salir ningún gemido. Mi madre aprovechó la ocasión para darle las gracias a tu papá, ya que había sido muy bueno conmigo y para su sorpresa, yo le había tomado mucho apreció, algo que ocurría rara vez”.
“Yo sonreí y agregando lo dicho por mi madre, expresé mi tristeza porque en poco tiempo nos habíamos hecho muy cercanos y lo iba a echar de menos. Todo aquello, mientras movía mi mano con más rapidez. Tu madre comenzó a notar que su marido no estaba bien, que algo le pasaba, pues comía lento, se mostraba inquieto y asustado, además de tener su rostro casi pálido y se mordía constantemente los labios. –“¿Te ocurre algo, amor?”- preguntó esa hermosa Milf, él le respondió que nada, con una voz ya agitada y cansada, me miró y me hizo un gesto para que me detuviera, pero yo solo aumenté la velocidad de mi mano”.
“–“Mierda, mierda, mierda… Si sigue así harás que me corra”- me susurró. Provocando que me caliente aún más, me excitaba la idea de verlo correr al frente de su linda esposa, que estaba muy preocupada por él. A diferencia de ti, Vanessa, que luego de ganarte el puesto, parecías enojada con tu padre y no veías lo que ocurría a unos centímetros tuyos”.
April: Tom, ¿seguro que no te pasa nada?
Tomás: Sss-sí…
April: Tengo la impresión de que no lo estás amor.
“La mujer colocó su mano en la frente de él para ver su temperatura y se percataba que su esposo estaba sudando bastante. Él en un suave murmullo dijo –“Dios mío… Por favor aleja a April de mí, me está excitando tenerla aquí cerca, mientras esa muchachita me la jala como una experta”- esas palabras no hicieron otra cosa de entusiasmarme más”.
April: ¿Qué has dicho?
Tomás: Na-nada, Princesa…
April: Juro haberte oído balbucear algo, pero bueno, olvídalo, porque lo importante aquí es que estás sudando mucho, amor. ¿Seguro que te sientes bien?
Tomás: Sí, cariño… Nn-no… No es nada…
Yo: Yo creo que el señor Tomás está bien, señora April, solo debe estar sudando por la calor que hay, ¿verdad?
Tomás: E-e-el-ella… Ti-tie-ne… Razón…
“Dijo él, mirándome con un rostro molesto”.
April: Bien, te voy a creer.
“A medida que tu madre se alejaba de nosotros, yo fui bajando la intensidad de la paja, tu padre pensaría que le daría algo de paz, finalmente. No obstante, le apreté su verga de una manera exquisita que le fue imposible contenerse y explotó en un orgasmo. Detuve una gran cantidad de semen con mi mano, pero era tanta que un poco salpicó y la gran parte cayó en el suelo. Tras eso él me miro, entendiendo que no me iba a detener hasta tener su polla entre mis labios y aunque trababa de ocultarlo, yo sabía que había disfrutado de esa paja. Hubo un instante en que me quede a solas con él, en la mesa, algo que evidentemente aproveche y me senté en sus piernas, sujeté esa tranca con ambas manos y le mordí los labios”.
Yo: Joder, esto fue más divertido de lo que esperaba.
Tomás: Po… Por favor detente…
Yo: Nop, (tocando mis labios con los suyos) primero debes hacer algo más por mí, así que sígueme. Y, no se te ocurra desobedecerme, si lo haces, diré que te quisiste sobrepasar conmigo y me van a creer porque soy muy buena actriz.
“Él suspiro y me acompaño ciegamente, con tal de librarse de mi control, haría cualquier cosa. Yo le dije a mi madre que iría por unos minutos a nuestro apartamento y que el señor Tomás me acompañaría. Al llegar, comencé a quitar la ropa, causaron que él se altere un poco, pidiéndome que no me desvista, pero no le hice caso y quede completamente desnuda, delante de él. Sus ojos me devoraban y eso me cachondeaba, quería hacer muchas cosas con tu padre, sin embargo, decidí colocarme de rodillas, bajarle la cremallera y liberar esa gran pija erecta de su pantalón”.
“Su hedor me embriagaba, lucia tan preciosa en mis manos, que no aguante más y le di una pequeña lamida. Tu padre no sabía que decir, sabía que estaba mal todo eso, que no era correcto, aun así una parte de él deseaba que yo, jugara con su pene”.
Yo: Dime, si te hago aullar de placer con mis tetas, ¿me dejarías chupar tu verga?
Tomás: (Tragando saliva) Tú… ¿Tú quieres mamármela?
Yo: Sí. (Pasando mi lengua por los labios)
“Yo interpreté su silencio como un sí, así que llevé ese tronco entre mis gordas tetas, las cuales desde que comencé a desarrollarme no habían dejado de crecerme. Comencé a pajearlo de forma lenta, tu padre aguantó lo más posible por no gemir, pero el movimiento de mis senos y su suavidad, hicieron que aquello no fuera por más de dos minutos. Rendido y continuando bajo mi dominio, me permitió que le chupara la cabeza de su polla, yo tome mi premio con mucha alegría y como si fuera un dulce, se lo devoré. Él quedó impresionado por el placer que le estaba haciendo sentir”.
Tomás: Oooohh… Mierdaaaaa… No pares nena… Sigue moviendo esas tetazas y come mi verga completa si quieres, es toda tuya, amor.
“Esas palabras me hicieron feliz, yo ansiaba comerle toda su verga, pero continué usando mis tetas, aumentando la velocidad, provocando que ese maduro soltara su gran descarga, un par de chorros quedaron en mi rostro, otro por mi cuerpo y los demás me los trague. Saboreando el semen que había estado anhelando desde el día anterior, sentí unos pequeños fluidos caer por su vagina. Miré fijamente esa pija, sorprendiéndome porque aún estaba vigorosa, no podía dejarla así, por lo que me acerqué nuevamente y limpie el esperma que tenía en la glande”.
Yo: Aaahhhgg… Que delicia, espero que no te moleste que quiera un poco más de tu tranca.
Tomás: Ooohh, santo Dios… Se siento tan bien, que te permitiré que sigas jugando con ella.
Yo: (Río) ¿Y si me coges?, para hacer más especial esta despedida.
Tomás: No… Yo no puedo hacer eso…
Yo: Amas mucho a tu esposa, ¿verdad?
Tomás: Sí, no quiero serle infiel, de hecho esto ya es un engaño, pero hay un límite que no voy a cruzar.
Yo: Una lástima, aunque te entiendo perfectamente, sin embargo, tal vez te haga una visita algún día y veremos si eres capaz de resistirte a no cogerme. Por cierto, espero que no te moleste que tome una foto de tu vergota como recuerdo.
Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/4420279/Deseo-Prohibido-Capitulo-l.html
Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/4429411/Deseo-Prohibido-Capitulo-lll.html
–“Yo soy Luxure”- resonaba en la cabeza de Eduardo, quien seguía mirando a Romina con una cara incrédula, ella no dejaba de acercar sus senos pero antes de que envuelvan ese tronco, la joven le da una suave lamida a esa cabeza que soltaba unas gotitas de semen. Aquello produjo que la poca cordura que le quedaba al hombre desapareciera, emocionado y ansioso por sentir su verga entre medio de esos pechos se queda estático permitiéndole a la jovencita acercar sus gordos melones a su polla, envolviéndola en un cálido abrazo y comienza a pajearlo.
Eduardo: Ooooohhhh, uuuuuuhhhhhmmmm... Mmmmmmmmhhhhh, mmmmmmmhhhh, mmmmmhhhggg...
Exclamaba el maduro al sentir esas tetas ordeñando su pene, la muchacha babeando por ese trozo de carne que cada vez estaba más cerca de su boca, saca tímidamente su lengua y le da otra lamida a la glande. El sabor entre salado y amargo, le había encantado a Romina quien quería probar un poco más en su boca.
Romina: Tío, te-te gusta, ¿cómo te pajeo con mis tetas?
Eduardo sonríe y entre jadeos le responde que sí, ella al oír esa confesión se coloca más cachonda y con cierta picardía le pregunta si lo hacía mejor que Vicky, a lo que el maduro contesta, –“Ooooohhh, uuuuuuhhhh... Sí... Sííí... Lo haces mucho mejoooooorr... Tu-tu-tu… Tus tetas son increíbles… Hhhmmm… De otro mundooooooghh”-, Romina no podía ocultar su felicidad, todo estaba saliendo de maravilla. Solo le quedaba saborear esa glande que parecía tan apetitosa, abriendo su boca se acerca a ella. Solo bastó un leve contacto de esos labios con su pija, para que el hombre se emocionada e iniciada a mover sus caderas de forma frenética.
Romina: (Sorprendida) Ti-tío…
Eduardo: Diablos... Mmmmhhggg... Pe-perdooooónn… Pero no puedo controlarme con este par…
Romina soltó una corta risilla y se mordió los labios.
Romina: Descuida, puedes follarte mis tetas o hacer lo que quieras con ellas y conmigo, porque te pertenecemos.
Eduardo: Gra-gracias… Gracias… Gracias…
Eduardo ya no podía callar lo que sentía y eso era muy bien aprovechado por Romina, quien no dejaba de babear por ese miembro. Dejando caer saliva y con el movimiento de sus tetas, iba lubricando ese tronco. Luego abre la boca y finalmente se traga la glande, saboreándolo muy bien, provoca que Eduardo deje de mover sus caderas y que ella pueda comerse tranquilamente el pene del hombre que tanto amaba. El maduro que no esperaba que Romina le hiciera sentir aquel placer, suspiraba.
La muchacha teniendo gran parte del pene en su boca, comienza a retirarlo, porque no podía más, había llegado a su límite. Al tenerlo fuera, toma bastante aire y con sus tetas nuevamente comenzaba a pajear al hombre.
Romina: Que delicia... Tu polla es un rico caramelo, que me gustaría estar comiendo todo el día.
Eduardo: Aaaahhh, Romina...
Romina: Sabes tío, jamás había hecho esto antes. Ya sabes, mi contenido solo se limita a fotos sensuales y unos vídeos de mí masturbándome, pero nunca he practicado sexo, solo había visto vídeos, porque me estaba guardando para hacerlo contigo y hoy finalmente ese sueño se hará realidad.
Ella aprieta más fuerte el miembro del maduro con sus senos y le da unas tiernas lamidas en la glande.
Eduardo, solo gime, ella sonriendo levanta un poco su cabeza y mirándolo, le dice.
Romina: Voy a hacer que sueltes toda esa carga que tienes en tus bolas, voy a hacer el trabajo que la estúpida de tu novia no ha hecho.
Romina, volvía a mover con intensidad sus pechos y además chupaba la cabeza del miembro con mucho entusiasmo. El hombre suspirando, se agarraba muy fuerte en la cama. Después de unos minutos, él no pudo resistir más y se corrió. La jovencita sorprendida al sentir los primeros chorros abundantes en su boca se separa de él y varios terminaron en su rostro, dejándola empapada de semen. Eduardo quedó echado en la cama, mientras la muchacha se limpiaba el rostro. Ella después se recuesta y los dos se besan apasionadamente, el maduro acaricia suavemente las nalgas de su chica platónica, mientras que su pene iba reviviendo poco a poco, rozando ese chochito mojado.
Eduardo regresaba a la normalidad, pensando claro se da cuenta de que se había dejado llevar, pero es que tras saber que Romina era Luxure y ella le cumpliera una de sus fantasías que tenía, cuando se pajeaba mirando el cuerpo voluptuoso de esa modelo que para en ese entonces era de desconocida identidad, simplemente no pudo controlarse. Ella mordiéndole los labios y saboreando el semen que tenía entre los dientes, le pregunta si en realidad le había gustado, aquella paja que le había realizado. Él se queda callado, observando detenidamente esas tetas.
Romina: ¿Qué pasa tío? ¿Acaso crees que fue una equivocación lo que hicimos?
La muchacha temía por la respuesta y el tiempo que él se tomaba para contestar, no ayudaba para nada esa ansiedad que estaba destrozando a la joven. Hasta que finalmente, sus labios se movieron ligeramente y en un murmullo se escucha la palabra, –“No”-, esa simple respuesta le causo la felicidad más grande a Romina.
Romina: ¿Hablas en serio? No estás bromeando, ¿verdad?
Eduardo: No, (cierra los ojos) Romina, no quiero ilusionarte ni tampoco confundirte, que lo haya disfrutado no significa que te amo o que quiera hacerte el amor. Sin embargo, en mi interior siempre deseé tener mi verga entre las tetazas de Luxure y por eso lo gocé como un demente degenerado.
Eduardo abre los ojos y ve como esa muchacha se acerca más y acaricia su rostro.
Romina: Y yo soñaba con complacerte como lo hice.
Ambos se quedan así por un rato, ninguno dice nada, solo mirándose a los ojos y tratando de comprender lo que iba a significar lo que acaba de ocurrir. Entonces ellos escuchan la voz de Lorena por el pasillo y los remordimientos empezaron a afectar a Eduardo. Él se sienta en la cama y observa atentamente a la jovencita.
Eduardo: Romina, creo que es mejor que me vaya.
Romina: (Toma su mano) No, por favor.
Eduardo: Te prometo que mañana antes que me vaya, hablare contigo, pero déjame irme ahora, por favor, que aún no asimilo todo y me siento asqueroso por usarte para satisfacerme.
Romina: No.
Ella lo abraza y sentir esos redondos senos apegados en su espalda, hacía que se confundiera.
Romina: Tío, quédate un momento más, por favor. Solo unos minutos más.
Él gira su cabeza, haciendo contacto visual con esa muchacha que antes amaba como una hija y ahora deseaba como mujer. En ese instante de incertidumbre, la lujuria aprovechó para aparecer de nuevo y en un tono sensual le susurra, –“Quien diría que la modelo con la cual nos consolábamos y fantaseábamos durante nuestros viajes de negocios, mirando sus cachondas fotografías resultaría ser Romina”-, el hombre se quedaba estático sin contestar, a la vez que esa jovencita cortaba las distancia entre ambos y pretendía engancharse a sus labios, –“Mírala, está tan desesperada que haría cualquier cosa para que no te vayas, no es descortés dejar a una mujer así”- agregó.
Romina: Tío, (rozando sus labios) no me mires como Romina, sino como Luxure, la modelo que anhelabas tener de rodillas y pajeando tu enorme polla con sus tetas. Si quieres puedes llamarme así e incluso yo me limitó a quedarme callada o hablar en francés si eso te hace sentir mejor, pero no te vayas.
El maduro acerca sus dedos en los labios de ella e influenciado por la lujuria, allega sus labios al cuello de la joven y lo besa con locura, para luego murmullarle en su oído, –“Ok, continuemos Luxure”-, Romina sonríe, se muerde los labios y sus manos rodean el cuello del hombre, sus narices se tocan y sus labios se rozan levemente.
Romina: ¿Quieres que Luxure vuelva a usar sus senos?
Eduardo: Sí joder, me muero de ganas de repetir la experiencia.
Afirmó el hombre, quien se acomodaba en la cama excitadísimo por el morbo de toda la situación. Ella contenta se disponía a rodea esa pija erguida, no obstante antes de hacerlo, acomoda una cámara para filmar esa sesión, dejando descolocado al maduro.
Eduardo: Luxure, ¿qué haces?
Romina: Voy a grabar esto, pero descuida, voy a dejarla en un ángulo en que nuestras caras no se vean y solo mis tetas con tu polla sean los protagonistas.
Eduardo: Luxure, yo no sé…
Romina: (Interrumpe) Descuida, nadie va a saber que eres tú, además hace tiempo que muchos me ruegan para que agregue material de este tipo en mi portafolio. Sin embargo, no lo iba hacer con otro hombre que no seas tú, así que aprovecharé esta oportunidad para hacerlo.
Eduardo miraba con recelos a la cámara, no le agradaba la idea pero a la vez le resultaba estimulante, su tranca se endureció aún más y todo su cuerpo ardía en una cachondez increíble. Tras dejar la cámara acomodara a la perfección, la joven vuelve abrigar ese miembro con sus dos senos y paulatinamente los movía de arriba a abajo, Eduardo se mordía los labios, soltando un par de suspiro. Ella lame en círculo la glande y lo deja reluciente, el hombre tuvo que llevar una de sus manos para apaciguar lo que iba a hacer un gran grito.
La jovencita comenzó a hablar en francés y aunque Eduardo no le entendía lo que decía, él se excitaba todavía más por cada palabra que pronunciaba. Ella detuvo el movimientos de sus tetas, porque no soportaba más, necesitaba tener algo más que la cabeza de ese trozo de carne dentro de su boca. Sin esperarlo, Eduardo ve cómo esa muchachita se traga sin dificultad la mitad de su tranca. Esa lengua inocente se sentía fabulosa, los movimientos circulares que hacía eran maravillosos, al grado que no pudo contener más sus gemidos y los soltó, acompañado con unos gritos.
Eduardo: Ooooooohhhh, mierda… Sigue así pendeja francesa, no te detengas por ningún motivo, que me encanta como tu lengua traviesa rodea mi pollaaaaa.
Romina lo complace y sin quitárselo de su boca continúa disgustando esa vara de carne como si fuese un dulce o un helado. Juguetona, ella con sus largas uñas empieza a arañar esos testículos que se balanceaban, sentir ese cosquilleo hizo que el maduro quiera una comida de huevos y apenas se lo solicita a la chavala, ella se aproxima a esas bolas y las besa con picardía. Luego mordió gentilmente el tejido y pasó su lengua de forma escueta. Ese juego solo desesperaba al hombre, que le apetecía sentir sus pelotas dentro de esa boquita.
Ella finalmente abre sus labios y se podía apreciar unos finos hilos de semen, su lengua vuelve a pasearse por arriba y abajo, de costado a costado, hasta que se traga esos huevos por completos. Una vez más, Eduardo bufó, esa muchacha movía su lengua muy bien y sus dientes apretaban lo suficiente para hacer de aquello fuese aún más sabroso. El sonido que se producía también resultaba ser cachondo y muy estimulante, perdiendo la noción del tiempo, el maduro le suplicaba a la joven que siguiera así, que no dejase de comer sus pelotas.
La muchacha dándose cuenta que estaría un buen rato comiendo esos huevos salados, levantó sus brazos y colocó sus manos en el troco duro de él. Masturbándolo suavemente, comienza a sentir su palpitar, en cualquier instante iba soltar una nueva descarga, disparando chorros al azar, algo que ella encontraba un desperdicio, pues prefería tener esa esperma dentro de su boca o que bañe su cuerpo. No obstante, antes que eso ocurriera, el hombre la detiene y le pide que se ponga en cuclillas, apoyando su espalda en la pared.
Romina acató como la buena niña que era, pero juguetona levantó sus brazos y los dejó apegados en la pared, esperando a su tío. Él camino hasta donde ella, al ver que esa muchacha tenía ya su boca abierta, comienza a introducir su tranca lentamente. La jovencita se lo traga sin problemas y desliza su lengua alrededor de ella. Eduardo encontraba que tanto la imagen como la situación eran cachonda. Él solo metió la mitad de su pene y después la retiro, dejando colgados unas hilazas de baba entre los labios de la joven y su tronco. Romina se relame y vuelve a dejar su boca lo más extendida posible para recibir otra vez esa pija, aunque el maduro ignoraba la sorpresa que le tenía preparada la hija de su amiga.
Ella dejó que el hombre repitiera el proceso, recibiendo la mitad de esa vara venosa dentro de su garganta, pues ese era el límite de Luxure, pero no el de Romina. Ya que una vez que él se detuviera y soltara unos suspiros, la muchacha fue yendo cada vez más profundo, dejando asombrado a Eduardo, quien solo ve como su mástil fue devorado por completo. La nariz de la joven chocaba con su abdomen y extraordinariamente esa lengua traviesa lograba tocar sus huevos. Después de unos breves segundos, ella suelta toda esa tranca y toma aire, mientras que Eduardo sigue congelado, sin creer lo que había pasado.
Romina: (Agitada) ¿Te gusto tío?
Eduardo: Joder, me has dejado alucinando. No imagine que pudieras comérmela entera, menos hacer que tu lengua toque mis pelotas.
Romina: Oh vamos, estoy segura que ya te lo habían hecho eso antes.
Eduardo: Sí, pero solo dos mujeres. La mayoría solo puede con un poco más de la mitad. Por eso pensé que tu límite era la mitad de mi polla.
Romina: (Ríe) No debiste haberme subestimado tío.
Eduardo: Eso me lo has dejado muy claro cariño, ahora solo quiero volver a sentir mi verga en lo más profundo de tu garganta.
Ambos jocosos siguen jugando en esa noche acalorada, donde Lorena dormía feliz por satisfacer sus necesidades, Piero no podía sacar de su cabeza a la amiga de su amigo y Vicky soñaba con la jornada donde experimentaría una doble penetración después de tanto tiempo. Sin embargo, su sueño sería interrumpido por un aullido de su prometido, el cual la dejó con suspense. Ella se levanta de la cama y sigue el ruido, en ese momento Romina besaba, mordía y le da unas lamidas magistrales al miembro de Eduardo, al cual le acaba de dar una increíble mamada.
Pero su gula era enorme por lo que vuelve a engullirse esa verga, el maduro gime, sintiendo que pronto soltaría todo dentro de esa boquita. Él se sentía completamente dominado por esa muchacha y sus habilidades, era imposible que no haya hecho eso antes, porque sus técnicas no eran de una novata. Aun así, prefería no comentar nada y gozar al máximo esa chupada de pija. –“Joooodeeerr”- balbuceó, justo cuando Victoria golpeó la puerta con incertidumbre.
Vicky: ¿Eduardo?
Expresó con misterio.
Eduardo: Vi-Vi… ¿Vicky?
Contestó, sin dejar de mover su pelvis y disfrutando de esa cálida garganta.
Vicky: Eduardo, ¿qué haces ahí?
Él se quedaba sin respuestas, en realidad era incapaz de pensar en una con esa jovencita devorando su tranca. Por la presión y el morbo, él no resistió más y soltó sus innumerables chorros dentro de ella, quien trago esos litros de leche con entusiasmo. –“Ooooohhhhgg”- se oyó en un suspiro largo, luego de unos segundos la jovencita se retira esa pija y la deja caer entre sus gordos senos, amoldándolos alrededor de esa polla, dice con picardía.
Romina: Tío, gracias por dármelo todo, me encantó comer tu baguette.
Manifestó mientras pasaba su lengua entre los labios y disgustaba el semen que tenía en su boca.
Vicky: (Confundida) ¿Baguette? Eduardo, ¿hiciste un baguette?
La muchacha soltó una pequeña risa tras escuchar a Vicky preguntando eso de manera inocente. Eduardo por su parte, comenzaba a volver a excitarse por el escenario en que se encontraba y las ocurrencias que soltaba la hija de su amiga.
Vicky: ¡Eduardo!
Eduardo: ¿Eh?
Vicky: (Molesta) Te estoy hablando hombre y ábreme.
Eduardo: Perdón, es que estaba acabando. Tú ve a la cama, que yo voy a limpiar aquí y me voy al cuarto, amor.
Romina sonríe porque el maduro le siguió el juego y entre sus senos sentía como ese trozo de carne se levantaba nuevamente. Victoria estaba desconcertada no entendía nada lo que ocurría, pero, ¿por qué iba a sospechar de una relación que su pareja le comentó que era de padre e hija? La mujer sin tener motivos para quedarse ahí, a pesar del comportamiento extraño de esos dos, regresa a su habitación. La jovencita dejó reluciente esa polla y luego se colocó de pies para envolverse en un beso apasionado. Ella no quería despedirse del hombre, pero no podía detenerlo, aunque antes de que él se vaya, le susurra en el oído que cuando regresé de su viaje de negocios, va a querer los servicios de Luxure, de nuevo.
La joven feliz camino hasta donde tenía su cámara y echándose en la cama, comenzó a observar todo lo que había grabado, de esa noche de ensueño. Él acostándose al lado de Victoria, se da vuelta a un costado y cierra los ojos, ella pensó que estaba jugando, que después de unos minutos de fingir estar dormido iba a darse vuelta y abrazarla como todas las noches, sin embargo, no lo hizo. El silencio reinaba en el dormitorio, Eduardo no sacaba de su mente las tetas y la figura de Romina y discretamente se sobaba la pija pensando esa jovencita, hasta que Victoria comentó en un tono algo molesto.
Vicky: Veo que la pasaste muy bien con tu “niñita”, ya que ni un beso de buenas noches me diste.
Eduardo: ¿Celosa?
Consultó entre risas, lo que enojaba aún más a Victoria.
Vicky: Te hubieras quedado a dormir con la pendeja.
Eduardo solo sonríe a esa declaración e internamente dice, –“No te imaginas cuanto me hubiera gustado hacerlo”-, para luego abrazarla y darle un beso en su mejilla.
Eduardo: Amor, es increíble que tengas celos de una chavalita.
Vicky: ¿Chavalita? (Ríe irónicamente) Me encontré de sopetón con ella cuando fui a cambiar las toallas al baño de invitados y de niña no tiene nada, posee un cuerpazo que estoy seguro que levanta muchas vergas.
Eduardo: La mía es la primera en hacerlo. (Murmura)
Vicky: ¿Dijiste algo?
Eduardo: Que tienes razón amor, Romi es un pibón, pero yo solo tengo ojos para ti, además ya te dije que ella es como una hija.
Tras susurrarle aquello en el oído, le besó el cuello y ella sintió ese tronco duro golpeándola.
Vicky: Lo sé amor, por cierto, mañana me voy a ir a la casa de la playa, quiero estar con mis amigas a solas, espero que no te moleste.
Eduardo: No, dale. Yo mañana voy a hacer un viaje de negocio y tal vez regrese hasta el miércoles.
La respuesta de Eduardo provocó felicidad en su prometida, porque eso significaba que iba a disfrutar más tiempo en la casa de la playa. Aunque fingió sorpresa, para que él no sospeche nada.
Vicky: ¿Viaje de negocios? ¿Qué no estás de vacaciones?
Eduardo: Sí, sin embargo, mi jefe me encomendó esta negociación, porque es con Zheng, un socio chino con el cual es difícil de cerrar negocios y yo he tenido éxito con él. Además, acepte porque es en la capital y no tuve que viajar a China.
Vicky: Ya veo, entonces tus invitadas se van a quedar solas en casa durante estos días.
Eduardo: A menos que las lleves a la casa de la playa.
Ella voltea su mirada y apega sus labios a los de él, al mismo tiempo que una de sus manos se filtraba dentro del pijama del hombre y agarraba ese fierro endurecido.
Vicky: Me gustaría, pero lamentablemente, no creo que ellas encajen con Soledad y Fabiola, ya sabes cómo son esas dos y no quiero generar algún disgusto, amor.
Eduardo: Entiendo, le diré a Piero que cuide de ellas, entonces.
Vicky: Sí, dile a Piero que haga eso.
La pareja se besa de manera tierna, ella se percata que el pene de su prometido está húmedo, no solo el tallo, sino también los testículos.
Vicky: Edu, cariño, tienes tu troncazo mojado, ¿te estuviste masturbando?
Eduardo: Claro Vicky, si me dejaste con un calentón, que por muchas pajas que me he dado, no se me quita.
Vicky: Y yo que estaba pensando en que nos pongamos al día con las tareas después de tu viaje, pero veo que necesitas que lo hagamos urgente.
La mujer no lo dudo y se quitó aquel camisón rojo que llevaba, Eduardo al ver las tetas de su prometida bambalear, recuerda inmediatamente a Romina. Él se quita el pantalón y ella se arrimó donde su pareja, zampado su boca en la de él y entrelazando sus lenguas, mezclando sus salivas lujuriosas. Victoria se agacha y entre sus tetazas deja esa pija que soltaba pequeños chorros pre seminal. Al igual que la joven, movió sus senos de arriba y abajo, dando lamidas gentiles, no obstante, Eduardo notaba la diferencia entre ambas, los pechos de la hija de su amiga eran más blando y suaves, algo que le gustaba.
–“Uuuuuffffhh… Oooooohhh, sí, joder”- balbuceaba el hombre, tratando de no decir el nombre artístico de su joven amante. Vicky siguió lamiendo, dándose cuenta que el sabor de esa tranca era diferente a lo normal, sin embargo, creyó a que se debía a las pajas que se había realizado Eduardo, para bajar su calentura, nunca sospechó en que entre él y Romina había pasado algo. Aunque a la vez que proseguía chupando esa pija, recordó cuando la muchacha hizo mención del baguette y mordiendo la cabeza con delicadeza, ella mencionó, –“Tu pequeña disfrutó del baguette que le hiciste y ahora yo lo hago, pero con este que tienes entre las piernas”-, abriendo su boca y tragándoselo entero.
–“Vicky, si supieras que Romina hacía referencia a mi pene igual y no al pan”-, dijo él entre sus pensamientos, entre tanto soltaba un gemido. La mujer se mantuvo comiendo esa polla con fervor y nuevamente en su cabeza, Eduardo expresaba, –“Joder, Vicky… Pensé que no había otra mujer que me mamada el capullo como tú lo haces, pero si lo hay y por eso, no me entiendo cómo lo hace si es una inexperta”-, Victoria se da cuenta que él se regocijaba para soltar toda su leche, así que se detiene y se acerca a su boca para besarlo de manera fogosa, mientras su mojado coño se flotaba con esa firme tranca.
Vicky: Ensártamelo todo, no tengas piedad, solo desquítate con mi coño, prometo no aullar tan alto, para que tus visitas no se despierten.
Eduardo mordiéndole los labios a la mujer, fue acariciando esa maravillosa cola. Se besan a la vez que sus cuerpos se acomodan, el hombre se pierde entre esas tetas por unos momentos y su verga perfilada entra poco a poco dentro de ese coño que había devorado la pija de su amigo la noche anterior. –“Ooooohhh”- soltó suavemente la mujer y se fue haciendo más grave a medida que esa tranca se deslizaba dentro de sus entrañas. Soltando esas dos nalgas sabrosas, comienzan a mover sus caderas y dando así una cogida maravillosa.
Sus bocas se entrelazan una vez más y en un coro de jadeos intensos, ella le pide perdón, perdón por no serle fiel, ya que su cuerpo de manera extraña comenzó a necesitar más de una polla para sentirse satisfecha aunque cuando lo hace con él, se siente completamente complacida. –“Como me gustaría confesarte lo que he hecho, pero sé que no me vas a perdonar y yo no quiero perderte. Prometo que cuando nos casemos, voy hacer el mayor de mis esfuerzos para no volverte a ser infiel”- expresó la mujer sin dejar de comerle la boca a su prometido y de mover sus caderas de forma impetuosa. Él por su parte, también se disculpaba, por lo que había hecho con Romina, además de fantasear y desear ese cuerpo más que el de su propia prometida.
A la mañana siguiente, el maduro se despertó más temprano de lo inusual, debido a que, hasta en sus sueños, Romina lo perseguía. Se va al baño, donde toma una larga ducha, quería olvidar lo que había pasado en la noche anterior con esa jovencita, por respeto a Vicky y el amor que aún le tenía a la mujer, no quería cometer una locura y serle desleal a su bella prometida, que seguía durmiendo plácidamente en la cama, desnuda. No obstante, cada vez que él cerraba los ojos, veía a Romina masturbándolo con sus grandes tetas y le era inevitable excitarse, ansiando volver a repetir todo eso y más.
Al salir del baño, observa que Victoria se había despertado, ella se acerca a él y da un ardiente beso en los labios. La mujer nota cómo se le levanta al hombre tras ese jugueteo entre sus lenguas, –“Vaya, veo que te despertaste muy animado hoy”- dice en un tono coqueto. Ella entra al baño y él se viste, para luego bajar a la cocina. Su idea era desayunar temprano, antes que Romina despertara y así poder evitarla. Mientras preparaba su desayuno, siente el toque de unos dedos en su hombro, él pensó en lo peor, que se trataba de Romina, respirando hondo, se da vuelta con cierta vergüenza y al dar se cuenta que era Gabriela, se relaja y a la vez se sorprende.
Eduardo: ¿Y tú?
Gabriela: (Sonriendo) Vine a buscarte compañero.
Eduardo: Sabes que nuestro viaje es a las 14:00 horas, ¿verdad?
Gabriela: Sí.
Eduardo: Entonces, ¿qué haces en mi casa a las 7:00 am?
Gabriela: Digamos que estoy emocionada por lo que vamos a hacer este día, además será la última vez que estaremos juntos en este mes.
La jovencita apoya sus manos en los hombros del maduro y colocándose en puntillas, trata de estar a la misma altura que él.
Eduardo: Qu-que haya salido de vacaciones, no significa que no nos vayamos a ver.
Gabriela: Ajá, pero también tome mis vacaciones y voy a ir a pasarlas a unas cabañas de unos amigos de mis padres, a menos que tú quieras acompañarme, no nos veremos hasta dentro de un mes.
Gabriela comenzaba a inquietar a Eduardo, tenerla tan cerca le recordaba a Romina y ese aroma juvenil cada vez lo estaba enloqueciendo.
Eduardo: Vaya, espero que lo pases bien entonces. Por cierto, ¿cómo entraste?
Gabriela: Ah, cuando llegué, vi a Piero acompañado de una mujer saliendo. Ellos me dejaron entrar.
Eduardo: (Sorprendido) ¿Piero? ¿Piero aún estaba aquí? ¿Y estaba acompañado de una mujer?
Gabriela: Sí, ella fue muy amable, por cierto, mucho mejor que la antipática de tu noviecita.
El maduro divagando se pregunta si esa mujer era su amiga, en un susurro deja salir su nombre –“¿Lorena?”-
Gabriela: Exacto, la misma, ¿quién es ella? Por favor que no sea la novia de Piero, porque pobrecilla, va a sufrir mucho por ese imbécil depravado.
Eduardo: Ella es mi amiga, la que fui a buscar al aeropuerto ayer.
Gabriela: ¿Tú amiga?
Eduardo: Sí, ¿por qué?
Gabriela: No por nada… ¿Por qué no me sirves el desayuno mejor?
El hombre ríe, a diferencia de Romina, Gabriela era mucho más dócil y fácil de manejar o por lo menos eso pensaba él. La muchacha sentándose en una silla se coloca a reflexionar en tanto el maduro seguía preparando el desayuno. –“Dios mío, si esa mujer es así de atractiva, no quiero imaginar a su hija. Por favor, Dios, que no esté interesada en Eduardo y que menos haya heredado ese par de su madre, porque en una posible disputa, ahí estaría en una gran desventaja”- se decía la muchacha con cierta preocupación y pudor. Eduardo terminaba de preparar el desayuno y se sentaba para comer junto a ella, la jovencita le sonríe y trata de dejar de lado ese temor.
Todo iba bien hasta que el peor escenario se le presentó al maduro, Romina sin haber hecho ruido bajó al primer piso y lo encontró desayunando junto a Gabriela. Ella se colocó celosa, pues no podía aceptar que su “Tío” estuviera con otra muchacha compartiendo, acercándose a él, lo abraza, haciendo que el hombre se colocara nervioso. Gabriela por su parte, al ver que esa muchacha si tenía el mismo tamaño de busto que su madre, se aterró, más cuando Romina la miro de forma amenazadora, dejando en claro, que Eduardo le pertenecía a ella. Todos los miedos de la joven rubia se hicieron realidad, mirando los senos de Romina, los comparaba visualmente con el pequeño par de ella.
Romina: Dime tío, ¿quién es esta fulana?
Gabriela: (Molesta) ¿Fulana?
Eduardo: E-es… Mi compañera de trabajo e hija de mi jefe.
Romina: Ah, ya veo, ¿y por qué esta aquí?
Gabriela: Porque yo voy a acompañar a Eduardo a la negociación, querida.
Romina: (Atónita) ¿Qué?
Gabriela: Lo que oíste, estaré al lado de Eduardo todo el día de hoy, tal vez mañana y hasta el miércoles. (Ríe)
Romina: Tío, ¿puedo pedirte un favor?
Eduardo: Cla-claro… ¿Cuál?
Romina: ¿Puedes dejarme a solas con esta chica?
Eduardo: Con… ¿Con Gabriela?
Romina: Sí…
Sorpresivamente para Gabriela, Eduardo se levantó de la mesa y las dejo a ambas a solas, quizás eso no significaba mucho, pero para Gabriela, sí. Ya que en esos minutos se percató que el maduro era más flexible con Romina, actuaba de forma nerviosa y hasta se sonrojó cuando lo abrazó. Era obvio para la joven rubia que Eduardo no miraba a Romina como una niña, como lo hacía con ella y eso le molestaba. Estando a solas con la joven tetona, las dos se miraron fijamente a los ojos, no era necesario confesarlo abiertamente, entre sus miradas proyectaban el odio mutuo. El hombre caminando por su patio, no se daba cuenta que en la cocina había nacido una rivalidad por él.
Romina: Dime, ¿qué intensiones tienes con mi tío?
Gabriela: Supongo que las mismas que tú.
Romina: Entonces date por derrotada, porque esta guerra no la voy a perder y aunque estés con él por unos días, sé que no vas a hacer nada.
Gabriela: (Sonríe) Antes de iniciar nuestra guerra, qué te parece que colaboremos juntas.
Romina: ¿Colaborar juntas?
Gabriela: Síp, ambas estamos interesadas por Eduardo, pero antes de destruirnos una a la otra, hay alguien que nos está estorbando y es su noviecita.
Romina: (Ríe) Descuida esa puta tiene los días contados en esta casa, me asegurare de que se vaya lejos y nunca más regrese, como lo haré contigo.
Gabriela: Debo admitir que me sorprende tu seguridad pechugona. Pero si lo tienes tan controlado, por qué él se ve tan acaramelado junto a ella, ahora.
Romina: (Confundida) ¿Qué?
Gabriela le indica con sus manos que mire por la ventana, ahí podía apreciar como Eduardo tenía de la cintura a Vicky y se besaban románticamente. Esto fue un duro golpe en el orgullo para Romina, sin embargo, este solo era el principio. Ya que ante el silencio de ellas en la cocina, podían escuchar lo que la pareja hablaba, la mujer le decía a él, que le había encantado la forma en que se la cogió. Gabriela aprovechó esto, para volver a ofrecer su alianza.
Gabriela: ¿Y aceptas o no?
Romina: (Sonríe) Ok, somos amigas si eso quieres.
Gabriela: (Desconcertada) ¿Eh? Solo te pedí hacer una alianza, nada más.
Romina: Separemos a esos dos y que gane la mejor, que obviamente seré yo.
Romina se retira de la cocina, para ir al patio a ver al maduro y separarlo de Victoria. Ella se arrima donde él y lo abraza, acompañado con un beso en la mejilla. Vicky no dijo nada al respecto, solo soltó una pequeña risita, al mismo tiempo Gabriela se acerca a donde estaban ellos.
Vicky: Luces preciosa, Gabriela.
Gabriela: (Ruborizada) Gra… Gracias…
Vicky: (Sonríe) De nada. Por cierto, ¿ya tienes novio? Porque me sorprendería que aún nadie se atreviera a salir contigo.
De nuevo la joven rubia quedaba anonadada por la actitud amable y amigable que tenía Victoria, todo lo contrario a como era con ella generalmente.
Gabriela: No… No tengo novio.
Vicky: Que lastima, aunque ellos son los que se pierden a una chica tan adorable. (Mirando a Romina) ¿Y tú? ¿También estás soltera?
Romina: Claro, solo tengo ojos para mi tío. (Ríe traviesamente)
Vicky: Comprendo, por cierto, sé que quieres conocerme o algo así me dijo un pajarito. ¿Qué te parece que tú y yo hoy pasemos la tarde, juntas?
Romina no se esperaba ese movimiento de la mujer y Eduardo estaba tan perplejo como lo estaba Gabriela, pues Vicky siempre había sido muy poco amigable con los adolescentes y niños. Ella mira a su prometido con una sonrisa.
Vicky: Amor, te parecerá extraño todo esto, pero quiero hacer cercana a tus pequeñas y desarrollar ese lado maternal, después de todo, estoy comenzando a anhelar tener un bebé.
Esa declaración dejó a todos en blanco, Romina entendía que debía empezar a moverse más rápida, al igual que Gabriela, ellas se miraron y asistieron con su cabeza, dando a entender que no había tiempo que perder, en su plan para separar a Eduardo de Vicky.
Eduardo: ¿Bebé?
Vicky: Sí, cariño. Recuerda que soy mayor que tú y tengo 40 años ya, tras lo de anoche, lo pensé detenidamente y decidí que quiero tener un hijo.
Romina: ¿En serio tienes 40?
Vicky: Así es, que me mantenga bella y atractiva, como tu madre, es otra cosa.
Romina se sentía abrumada, comenzaba a dudar sobre sus intenciones de separar a esos dos, el deseo de esa mujer parecía ser sincero y ella no era tan mala como imaginaba. Las horas pasaron y Eduardo tenía que irse junto con Gabriela a tomar su vuelo, el hombre se despide de Romina y su prometida. En ese justo momento, Lorena regresaba a la casa sola, ella abraza a su amigo y le desea todo el éxito y ojala pudiera volver lo más antes posible. Eduardo se embarcaba desconociendo que después de ese viaje su vida cambiaría por completo y toda su felicidad, tal vez se iría entre los vientos.
Durante el tiempo que ellos viajaban, la muchacha y su madre compartieron con Victoria, a quien encontraron agradable y esto seguía perturbando a Romina, que no sabía qué hacer al respecto. Para la sorpresa de Eduardo, las negociaciones con Zheng no fueron complicadas, de hecho él con Gabriela lograron algo que no tenía planificado, que fue cerrar el negocio ese mismo día. Esto se debió a que la rubia se mostró muy convincente en sus argumentos dejando completamente impresionado al hombre chino, además, para la fortuna de Eduardo, a esa reunión no fue la hija de Zheng.
Tras el éxito del negocio, el maduro y la jovencita, se fueron a celebrar en el bar del hotel, él le aplaudió por su logró, ella se ruborizaba, llamándolo exagerado, a lo que Eduardo respondió, –“Para nada exagero mi niña, si te acabas de mandar el negoció del año”-, Gabriela soltó una risilla nerviosa y bebió de su copa. Al mismo tiempo, Victoria se encontraba en la casa de la playa, ella fumaba un cigarrillo y pensaba detenidamente. Mientras en la sala de estar lo esperaban los colegas de Eduardo, Vicky no quería serle infiel a su prometido, no obstante, su cuerpo rogaba por ser penetrado y su mente también lo hacía.
Ellos por otro lado, estaban confundidos y a la vez muy calientes, por estar a solas con esa hembra. Antes que ella se fuese a fumar, le preguntaron si iban a tardar en llegar los invitados, a lo que ella solo sonrió, dejando la incertidumbre en el ambiente. A pesar del silencio de la mujer, los hombres decidieron no darle tanta importancia y mientras ella fumaba, ellos charlaban de lo hermosa que se veía. Tiago decía que Vicky lo estaba volviendo loco, Mario, le respondía lo mismo, pero no podía hacer nada más que desearla y fantasear que la cogían. En eso, Victoria entra a la sala, completamente desnuda, dejando a los dos hombres sin reacción, ella sonriendo y agarrando su par de tetas, les dice.
Vicky: Chicos, ¿recuerdan que cuando llegaron les dije que les tenía preparada una sorpresa? Bueno, la sorpresa es que nadie va a venir. En realidad los invite, para cumplirles cada una de sus fantasías conmigo. (Mordiendo su labio inferior)
Los dos hombres no podían creer lo que estaba pasando, pero no iban a quedarse sentados y sin hacer nada. Tiago emocionado se acerca a la mujer, agarrándola de la cintura, le manifiesta.
Tiago: No sabes, cuantas pajas te he dedicado.
Vicky: (Sonríe) Ahora puedes hacerme todo lo que quieras.
Mario desesperado se retira el pantalón, dejando a la vista su pene. Victoria sonríe nuevamente y se acerca a Mario, agachándose, toma el miembro de este. Tiago procede a quitarse el pantalón y el bóxer. Ella agarra ambas pollas, cachonda, las mira y luego se las mete en la boca. Dando así inicio a su noche de sexo, pensando que sería su despedida de ese mundo lujurioso que lo había acompañado a lo largo de su vida y que luego de esa noche tomaría un tratamiento para controlar su deseo carnal y no volver a serle infiel a su querido Eduardo. Luego de mamárselas se preparaba para ser empotrada, entretanto, Gabriela había pasado al baño tras beber mucho.
La muchacha tardaba en regresar, lo que preocupó a Eduardo, él se acercó a una mujer que estaba sola en ese momento, para pedirle si podía ir al baño para ver cómo se encontraba la hija de su jefe. La tipa antes de responderle al hombre, le echó un vistazo fugas, percatándose que era guapo. –“Ok”- expresó deteniendo su mirada en la entrepierna de él, –“Pero luego me invitas a unas copas”- agregó con una sonrisa picarona. Eduardo aceptó, con el tal de saber cómo estaba su acompañante. La mujer en demoró en volver, al hacerlo, le dice al maduro, que en el baño había una muchacha vomitando.
Eduardo pensó en ese momento en entrar e ir a buscarla, para llevarla a un hospital, pero fue detenido por la otra chavala. –“Epa, ¿a dónde crees que vas?”- le consulta, –“¿No habrás olvidado las copas que me prometiste?”-, añadió sonriendo. Él suspiro y se sentó para pedir 2 tragos. Gabriela sentía como su cabeza daba muchas vueltas y un ligero dolor en su estómago por estar devolviendo tanto. Eduardo empezaba a inquietarse con esa mujer que no apartaba su mirada de él y tocaba su pierna con su pie, que cada vez parecía ir llegando a su miembro.
Finalmente la joven rubia volvía y al ver al maduro con esa tipa, se acerca donde ellos molesta y sin decir nada, le agarra el brazo al hombre. Él al verla sonríe y la carga entre sus brazos, sonrojando así a Gabriela, Eduardo le dice a la mujer que tenía que llevar a su hermanita a su cuarto, lo que molesta a aquella depredadora. Al llegar a la habitación de la muchacha, él la recuesta en su cama y le da las gracias, ella ríe, para luego pedirle que se quedé con ella, por lo menos hasta que cierre los ojos. Eduardo acepta en hacerle compañía, abrazándola continúan hablando, hasta que el sueño vence a los dos.
En la casa, Romina estaba en su cuarto, hablando por video llamada con Vanessa. La rubia le preguntaba a su amiga cómo le había ido con el hombre, ella le contestaba que nada mal, la idea de confesarle que ella era “Luxure”, en realidad fue una buena estrategia. –“Me alegró por ti, en cambio yo, haga lo que haga no puedo convencer a papá para que me haga suya o por lo menos me dejé jugar con su polla”- manifestó la tetoncita entre risa. Romina se quedó callada, algo que llamó la atención de Vanessa, quién le preguntó, si algo le sucedía.
Ella le contestó que no sabía si seguir adelante con su plan o darse ya por satisfecha, ya que estuvo charlando con la prometida de su tío y no resultaba ser una perra interesada como ella pensaba. Además, anhela ser madre, un deseo que ella no quería arrebatarle. Esa declaración enfureció a la rubia, golpeando la mesa con las palmas de sus manos, regaña a su amiga. –“¿Eres tonta o qué? Cómo vas a tirar a la mierda todo el progreso que hemos hecho”-, afirmó. Romina quedó impactada por la actitud agresiva que tenía su amiga, ¿acaso no entendía lo confundida que estaba? Sin embargo, antes de que abriera la boca, Vanessa volvió a hablar.
Vanessa: Ok… Lo entiendo, comprendo que te sientas mal por arruinarle el sueño a esa mujer de formar una familia con Eduardo, pero que hay del tuyo, ¿lo vas a tirar a la basura? Solo te vas a rendir, porque ella fue amigable contigo. Qué pasa si ella está mintiendo y pierdes tu oportunidad con Eduardo, por ser noble, porque te recuerdo que tú no conoces a esa mujer, ni has hecho una investigación de ella.
Romina: ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me meta en su celular y la espié?
Vanessa: No, solo dame sus nombres y apellidos. Yo me encargo de lo demás.
Romina: ¿Solo eso?
Vanessa: Sí, con eso me basta para averiguar quién es realmente esa mujer.
Romina le da el nombre completo de Vicky a su amiga, quien mientras tecleaba en su computador es interrumpida por Tomás. El hombre le pide a su hija que tenga la voz baja y no haga tanto escándalo, ya que estaba tratando de hacer dormir a Simón. Vanessa le pide disculpa a su padre, quien sin notar la presencia de Romina en la pantalla, se va. La joven rubia, termina de teclear y al volver a ver a su amiga, se da cuenta que ella se mordía los labios. Vanessa chasquea sus dedos para que Romina deje de volar en sus pensamientos, una vez que lo logra, ella le comenta a su amiga.
Vanessa: Serás guarra, Romina. Ya tienes a un hombre con un pollón y aun así te pillo alucinando con mi padre.
Romina: (Ríe) Perdón Vanessa, pero se le marcaba ese paquetazo, que me fue inevitable no deseárselo.
Vanessa: Puedo ver que estas muy obsesionada con mi papá, puta.
Romina: No te imaginas lo que daría por estar ahora mismo en tu casa, hacer dormir a tu hermanito, para que tu papi me deje comer su vergota.
Vanessa: ¡Romi!
Romina: ¿Qué? (Sonríe traviesamente)
Vanessa: Ni te avergüenza con confesarme eso.
Romina: Ya sabes, lo loca que me pone él. (Ríe) Pero tienes razón, debo controlarme un poco, perdón, si te ofendí, amiga.
Romina suspira y vagamente comienza a recordar aquel encuentro que la marcó con Tomás y el porqué de esa pequeña obsesión con él. Como si quisiera contarle la verdad a su amiga, comienza a relatar los hechos internamente.
“Todo inició con ese primer encuentro que se efectuó en el pasillo del edificio en donde vivo con mi madre. Después de haber acompañado a mamá en su trabajo, regresé a casa y mientras yo intentaba abrir la puerta, ustedes iban llegando, acompañado por mi vecino, que resultaría ser tu tío. Él al verme forcejear y no tener éxito para entrar, se me acercó y me preguntó, ¿qué pasaba? Yo frustrada le dije que la puerta se había trabado. Entonces tu tío intentó abrirla, pero fracasó igual que yo, al ver esto, tu padre se aproximó hacía nosotros y con una sonrisa muy acogedora me miro”.
“Con solo ese contacto visual yo sentí que me derritió y me engatuso, fui incapaz de abrir mi boca y decirle algo, él luego de sonreírme miró a su hermano y le dijo que lo dejé intentar. Lo que causó algo de gracia en mi vecino, supongo que no pensaba que tu padre pudiera hacer algo que él no había hecho. No obstante, él abrió la puerta sin problemas y mirándome de nuevo, me dijo, –“Hay un truquillo para esto y no hay que ejercer mucha fuerza”-, tu papá continuó explicándome cómo lo hizo, pero yo no le presté atención, estaba completamente hechizada por él y no dejaba de mirarlo de pies a cabeza”.
“No comprendía el motivo por el cual me sentía de esa manera, si mis ojos solo habían sido para mi tío Eduardo y ningún otro hombre más, me había hecho sentirme confundida y atraída. Dominada por mis delirios, pasé todo lo que quedaba del día, pensando en tu padre. Al día siguiente, seguía igual, no sacaba de mi cabeza, su sonrisa, sus ojos, su manera de hablar, sus labios, principalmente estos últimos eran con los que más fantaseaba y soñaba con tocarlos. Mi mamá se percató que andaba rara, pues en todo lo que me pedía ayuda me encontraba distraída y no la escuchaba, así que me pidió que salga a tomar aíre y luego regrese”.
“Pensé que era una buena idea, sin embargo, al salir del piso, me encontré nuevamente con aquel hombre que me estaba volviendo loca. Solo con verlo, mi cuerpo completo tembló y me quedé perdidamente mirándolo. En esa oportunidad, quienes acompañaban al señor Tomás, eran tu madre, tu hermano, tu prima Lily y tú. Yo con Lily en ese tiempo ya éramos amigas, así que al verme corrió a saludarme y luego me invitó a su casa, gracias a esto, yo pude ir conociéndolos a todos ustedes, hacerme amiga tuya y obsesionándome más con tu padre. El mes paso volando y ser una de sus guías en Francia fue lo más genial, principalmente porque puede ir hablando con normalidad con el señor Tomás”.
“Todo pudo haber terminado ahí, como un loco amor prohibido de verano, sin embargo, dos días antes de que ustedes se vayan, mamá tuvo que salir de la ciudad, yo estaba enferma, así que no pudo llevarme con ella, su única opción era dejarme a cargo de los vecinos. Recuerdo que ustedes tenían todo preparado ya para salir a dar una última vuelta por la ciudad, ya que al otro día, tu tío les iba hacer una cena de despedida. Mi madre al darse cuenta lo que tenían planeado, no quiso arruinarle el paseo, pero tus padres, fueron quienes se ofrecieron a cuidarme, después de todo, ellos también querían un tiempo a solas para los dos”.
“Al saber que estaría al cuidado de tu padre, me sentí avergonzada y a la vez feliz, además tampoco me desagradaba tu madre, todo lo contrario, me sentía a gusto con ella y actualmente para mí sigue siendo una maravillosa mujer. Ellos fueron muy amables y cariñosos conmigo, hasta me mimaron diría. Hubo un momento que por el cansancio me quedé dormida, no sé cuánto tiempo estuve con los ojos cerrados, pero me desperté por unos gemidos. Al principio pensé que eran parte de mi imaginación, no obstante, cada vez eran más fuertes y llenos de pasión”.
“Me levante y caminé hasta el baño, que era donde provenían esos gritos de placer, apenas me asome un poco, vi a tus padres dominados por sus cuerpos y deseos. Era la primera vez que veía a dos personas haciendo el amor, y vaya manera que lo hacían, parecía tan salvaje y la vez artístico. Aunque sin duda, lo que me dejó absolutamente anonadada fue ver como ese grueso tronco entraba y salía del coño de tu madre y ella amaba cada estocada que recibía. No tardé en sentir un cosquilleó en mi vulva y me masturbé por primera vez en mi vida”.
“Mis jadeos eran tiernos y no fueron percibidos por tus padres que estaban concentrados en su follada y en gozar. Al experimentar mi primer orgasmo, mi cuerpo entero tembló, regocijándose en un placer que no sabía que existía. Había soltado un gran chorro, mojando por completo el pantalón de pijama que llevaba puesto. El señor Tomás tras terminar de coger con tu mamá, le dijo que iba a salir del baño antes, para fijarse como me encontraba yo. Ella con la voz agitada le contestó que no había problema y que se iba a quedar unos minutos más en la ducha para recuperar sus fuerzas”. ´
“No me dio tiempo para volver a mi cama, así que corrí a sentarme hasta el sofá y apenas salió tu padre, me quedó mirando sonrojado. El señor Tomás se me acercó con una toalla puesta entre su cintura, para preguntarme si estaba bien, sin embargo, al ver que mis ojos reflejaban lujuria y se centraban en su entrepierna, él se quedó congelado”.
Tomás: Ro-Ro-Romina…
“Tartamudeó, tratando de que lo mire a los ojos, no obstante, yo no apartaba mi mirada de ese paquete que estaba oculto con la toalla. Fui cortando la distancia entre ambos y acercando mis dedos a ese rabo que seguía erecto”.
Yo: Guao… Jamás imagine que existían penes tan grandes. (Mordiéndome los labios)
Tomás: (Nervioso) Yo… Yo…
Yo: Ssshh… No digas nada, vas a llamar la atención de tu mujer y yo quiero echarle un vistazo de cerca, lo que tienes entre tus piernas.
Tomás: ¡¿Qué?!
Yo: Ssshhh… Te dije que guardes silencio.
“Mis dedos rozaban ese miembro, yo agarré la toalla e intenté quitársela, pero él lo evita, haciéndome recurrir a un truco sucio”.
Yo: Si no me dejas ver tu pija, le diré a mi mamá lo que estuviste haciendo con tu esposa, mientras debían estar cuidándome. Hasta puedo exagerar la historia, así que se bueno y déjame ver esa enorme cosa.
“Tu padre no tuvo otra opción que soltar la toalla y dejarla caer en el piso, yo al ver esa polla erecta y de cerca, quedé nuevamente sorprendida y mis labios babeaban por ese trozo de carne. Inconscientemente apreté con mis dos manos esa hermosa verga madura, acariciándola suavemente, hice que él suelte un ligero suspiro. Mi cuerpo ardía en excitación, me agaché y continué examinando esa tranca, que parecía ir colocándose más dura que antes. Me mordí los labios y sentí una necesidad de poder probarla, de saborear esa cabeza tan reluciente y apetitosa, no obstante, cuando intento lamerla, el señor Tomás me detuvo. –“Creo que es suficiente, Romina”- expresó, volviendo a colocarse la toalla en la cintura y regresando al baño”.
“Durante todo lo que quedó de día, fui incapaz de sacarse de la mente a ese tronco. Era consiente que al día siguiente, sería la última vez que compartiera con ese hombre antes de regresar junto a ustedes a su hogar y yo no quería quedarme con esas ganas de probar algo tan sabroso. Así que planeé cautelosamente la forma en que haría que ese maduro me volviera a mostrar su verga y lograr saborearla aunque sea solo un poco. Mi primera oportunidad se dio tempranamente, cuando él llevó a Benjamín, a Lily y a ti a la piscina del edificio. Yo me coloqué el bikini más revelador que tenía, aunque me daba vergüenza usarlo, porque me miraban de forma obscena, sin embargo, mi obsesión por ese pene maduro era mayor”.
“Mi esfuerzo valió la pena, porque tu padre al verme, quedó sorprendido y encandilado, sus ojos no se apartaron de mi juvenil cuerpo voluptuoso. Inmediatamente supe que tenía que usar mis encantos y mis grandes atributos, para seguir llamando la atención de tu papi. Quien trató de ignorarme, pero le fue inútil, ya que yo no se lo permití. Por ejemplo, cuando él estaba divirtiéndose con Benjamín, me acerqué a él, con una sonrisa traviesa, lo acorralé en un rincón y apegué mis senos en el pecho de él, pidiéndole que la ayude a buscar mi sujetador”.
Tomás: Pe-pero, si lo tienes puestos.
“Astuta y atrevida me lo quité y lo tiré, justo cuando nadie me veía”.
Yo: Upss… Creo que acabó de perderlo.
“Abrazándolo apego mis tetas desnudas en el pecho de él, dejándolo sin ninguna alternativa más que quedarse quieto, pues si se movía, se me verían los senos y apenas me mostré con ese bikini, hubieron degenerado que me desnudaron con su mirada y él se dio cuenta, por lo que su instinto paternal, lo obligó a cuidarme. Lo que no era malo, ya que se dio cuenta de los suaves que eran mi gran par, además que tenía los pezones duritos, provocando que él empiece a calentarse también. Moví mis pechos de arriba abajo, sonriendo pícaramente, mientras sentía que su bulto se hacía más grande. Recuerdo que te colocaste celosa, al verme abrazando a tu padre y te acercaste con el ceño fruncido, él te explica lo que ocurría”.
“Tú de forma desesperada te colocaste a buscar mi sujetador y a pesar de que no tardaste mucho, tu padre perdió el control de su cuerpo, unos segundos antes. Agarrándome de la cintura, fue flotando su verga erecta con mi coñito, si bien los dos todavía estábamos con ropa puesta allí abajo, aquello fue una sensación única para mí. Me mordí los labios para que no se escuchen mis jadeos, aunque dejé de hacerlo cuando vi que esos labios, por los cuales me moría por probarlos como su tranca, estaban tan cerca. Él comenzó a aumentar el ritmo y yo solo quería que me atravesada ahí mismo, que me enseñada a montar una verga”.
“Sin embargo, cuando justo él parecía querer hacerme algo, tú nos interrumpiste, mostrando mi sujetador entre tus manos. Me enojé, porque estábamos a nada de hacerlo caer a mi juego. No obstante, cuando estaba en mi casa, reflexione y consideré esa experiencia como un pequeño triunfo y un gran avance para mi objetivo final. El cual debía ocurrir sí o sí en la cena de despedida. Tu padre no esperaba verme ahí, ya que su rostro fue de incomodes, yo por mi parte fue inteligente, no me acerqué a él hasta que se sentó en la mesa, ahí fui corriendo a su lado, provocando yo esta vez tu enojo, porque tú querías sentarte al lado de tu papi”.
“Una vez más, noté su incomodes, pues le resultaba difícil mirarme como lo hacía antes de los últimos sucesos. Ingenuamente pensó que si no me prestaba atención, no iba a pasar nada entre nosotros, pero no hizo nada más que bajar la guardia y ante esto, yo aproveche para meter mi mano dentro de su pantalón y pajearlo. Cuando sintió mis dedos agarrando su mástil, quedo helado, luego al sentir que se lo masturbaba y este se colocaba duro, trató de no dejar salir ningún gemido. Mi madre aprovechó la ocasión para darle las gracias a tu papá, ya que había sido muy bueno conmigo y para su sorpresa, yo le había tomado mucho apreció, algo que ocurría rara vez”.
“Yo sonreí y agregando lo dicho por mi madre, expresé mi tristeza porque en poco tiempo nos habíamos hecho muy cercanos y lo iba a echar de menos. Todo aquello, mientras movía mi mano con más rapidez. Tu madre comenzó a notar que su marido no estaba bien, que algo le pasaba, pues comía lento, se mostraba inquieto y asustado, además de tener su rostro casi pálido y se mordía constantemente los labios. –“¿Te ocurre algo, amor?”- preguntó esa hermosa Milf, él le respondió que nada, con una voz ya agitada y cansada, me miró y me hizo un gesto para que me detuviera, pero yo solo aumenté la velocidad de mi mano”.
“–“Mierda, mierda, mierda… Si sigue así harás que me corra”- me susurró. Provocando que me caliente aún más, me excitaba la idea de verlo correr al frente de su linda esposa, que estaba muy preocupada por él. A diferencia de ti, Vanessa, que luego de ganarte el puesto, parecías enojada con tu padre y no veías lo que ocurría a unos centímetros tuyos”.
April: Tom, ¿seguro que no te pasa nada?
Tomás: Sss-sí…
April: Tengo la impresión de que no lo estás amor.
“La mujer colocó su mano en la frente de él para ver su temperatura y se percataba que su esposo estaba sudando bastante. Él en un suave murmullo dijo –“Dios mío… Por favor aleja a April de mí, me está excitando tenerla aquí cerca, mientras esa muchachita me la jala como una experta”- esas palabras no hicieron otra cosa de entusiasmarme más”.
April: ¿Qué has dicho?
Tomás: Na-nada, Princesa…
April: Juro haberte oído balbucear algo, pero bueno, olvídalo, porque lo importante aquí es que estás sudando mucho, amor. ¿Seguro que te sientes bien?
Tomás: Sí, cariño… Nn-no… No es nada…
Yo: Yo creo que el señor Tomás está bien, señora April, solo debe estar sudando por la calor que hay, ¿verdad?
Tomás: E-e-el-ella… Ti-tie-ne… Razón…
“Dijo él, mirándome con un rostro molesto”.
April: Bien, te voy a creer.
“A medida que tu madre se alejaba de nosotros, yo fui bajando la intensidad de la paja, tu padre pensaría que le daría algo de paz, finalmente. No obstante, le apreté su verga de una manera exquisita que le fue imposible contenerse y explotó en un orgasmo. Detuve una gran cantidad de semen con mi mano, pero era tanta que un poco salpicó y la gran parte cayó en el suelo. Tras eso él me miro, entendiendo que no me iba a detener hasta tener su polla entre mis labios y aunque trababa de ocultarlo, yo sabía que había disfrutado de esa paja. Hubo un instante en que me quede a solas con él, en la mesa, algo que evidentemente aproveche y me senté en sus piernas, sujeté esa tranca con ambas manos y le mordí los labios”.
Yo: Joder, esto fue más divertido de lo que esperaba.
Tomás: Po… Por favor detente…
Yo: Nop, (tocando mis labios con los suyos) primero debes hacer algo más por mí, así que sígueme. Y, no se te ocurra desobedecerme, si lo haces, diré que te quisiste sobrepasar conmigo y me van a creer porque soy muy buena actriz.
“Él suspiro y me acompaño ciegamente, con tal de librarse de mi control, haría cualquier cosa. Yo le dije a mi madre que iría por unos minutos a nuestro apartamento y que el señor Tomás me acompañaría. Al llegar, comencé a quitar la ropa, causaron que él se altere un poco, pidiéndome que no me desvista, pero no le hice caso y quede completamente desnuda, delante de él. Sus ojos me devoraban y eso me cachondeaba, quería hacer muchas cosas con tu padre, sin embargo, decidí colocarme de rodillas, bajarle la cremallera y liberar esa gran pija erecta de su pantalón”.
“Su hedor me embriagaba, lucia tan preciosa en mis manos, que no aguante más y le di una pequeña lamida. Tu padre no sabía que decir, sabía que estaba mal todo eso, que no era correcto, aun así una parte de él deseaba que yo, jugara con su pene”.
Yo: Dime, si te hago aullar de placer con mis tetas, ¿me dejarías chupar tu verga?
Tomás: (Tragando saliva) Tú… ¿Tú quieres mamármela?
Yo: Sí. (Pasando mi lengua por los labios)
“Yo interpreté su silencio como un sí, así que llevé ese tronco entre mis gordas tetas, las cuales desde que comencé a desarrollarme no habían dejado de crecerme. Comencé a pajearlo de forma lenta, tu padre aguantó lo más posible por no gemir, pero el movimiento de mis senos y su suavidad, hicieron que aquello no fuera por más de dos minutos. Rendido y continuando bajo mi dominio, me permitió que le chupara la cabeza de su polla, yo tome mi premio con mucha alegría y como si fuera un dulce, se lo devoré. Él quedó impresionado por el placer que le estaba haciendo sentir”.
Tomás: Oooohh… Mierdaaaaa… No pares nena… Sigue moviendo esas tetazas y come mi verga completa si quieres, es toda tuya, amor.
“Esas palabras me hicieron feliz, yo ansiaba comerle toda su verga, pero continué usando mis tetas, aumentando la velocidad, provocando que ese maduro soltara su gran descarga, un par de chorros quedaron en mi rostro, otro por mi cuerpo y los demás me los trague. Saboreando el semen que había estado anhelando desde el día anterior, sentí unos pequeños fluidos caer por su vagina. Miré fijamente esa pija, sorprendiéndome porque aún estaba vigorosa, no podía dejarla así, por lo que me acerqué nuevamente y limpie el esperma que tenía en la glande”.
Yo: Aaahhhgg… Que delicia, espero que no te moleste que quiera un poco más de tu tranca.
Tomás: Ooohh, santo Dios… Se siento tan bien, que te permitiré que sigas jugando con ella.
Yo: (Río) ¿Y si me coges?, para hacer más especial esta despedida.
Tomás: No… Yo no puedo hacer eso…
Yo: Amas mucho a tu esposa, ¿verdad?
Tomás: Sí, no quiero serle infiel, de hecho esto ya es un engaño, pero hay un límite que no voy a cruzar.
Yo: Una lástima, aunque te entiendo perfectamente, sin embargo, tal vez te haga una visita algún día y veremos si eres capaz de resistirte a no cogerme. Por cierto, espero que no te moleste que tome una foto de tu vergota como recuerdo.
2 comentarios - Deseo Prohibido. Capítulo lV:
En este post, se encuentra el desenlace de este relato, el cual no quedó completo en esta publicación.