Tras la charla con mi padrino me sentía mal por saber que le ocultaba información a mi madrina, información importante, pero también sabía que si ella lo sabía podría entrar en pánico. Ya hacia casi diez días que no teníamos tiempo a solas con mi madrina, Adrián seguía haciendo de cuenta que nada pasaba y Martín hacia cada vez más evidentes sus miradas al culo de mi madrina.
Una noche de fin de semana me quedé a dormir, era viernes, trataba de estar tranquilo pero sentía que las hormonas en exceso me iban a matar. Martín no estaba, se había ido de fiesta, a mi la verdad no me interesaban las fiestas, me interesaba ella. Dormían con la puerta cerrada, estaba en medias así que podía caminar sin hacer ruido (al menos si lo hacía bien). Por debajo de la puerta se veía algo de luz salir, miré por la mirilla que no tenía la mejor definición del mundo pero la misma apuntaba a la cama, lo primero que veía era a mi madrina acostada de costado, detrás mi padrino que se notaba que la penetraba, lento, a veces pausado, ella tenía un camisón que lo tenía apenas levantado. Luego mi padrinó subió la intensidad, me sentía inseguro estando ahí, volví al cuarto a mirar la tele sin volumen.
Quería fumar pero mi madrina no sabía que había vuelto a hacerlo por lo cual debía aguantarme, menos podía masturbarme. No estaba realmente pendiente del reloj pero bastante tiempo después la puerta se abrió despacio, era mi madrina en ese camisón blanco hermoso, sonreía mientras se sentaba en la cama, hablamos susurrando, técnicamente mi padrino dormía, pero sentía que podría ser una práctica para aumentar su morbo, o la otra opción era que echarse un polvo lo había dejado liquidado.
_ ¿No podías dormir ahijado?
_ No madrina... te extraño...
_ ¿Me extrañas a mi? porque me ves bastante seguido... ¿o extrañas lo que hacíamos?
_ Madrina... es que me sentía tan bien...
_ Tranquilo, tené paciencia, estoy segura que nos vamos a hacer algo algún día.
_ ¿Adrían duerme?
_ Sí, estaba muy cansado....
_ Me imagino, recién fui a ver si estabas despierta y ví que... bueno, la estaban pasando bien...
_ ¿Me estabas espiando? Me parece que merezco un poquito de privacidad ¿no te parece?
_ Bueno madrina pero te iba a buscar a vos...
_ Bueno si, estaba teniendo relaciones con mi marido ¿hay algo raro? ¿algún problema? espero que no sea una escena de celos ¿No?
_ No madrina ¿cómo voy a tener celos? era curiosidad
_ Ahijado... ¿recordás que esto es para que vos puedas superar tu problema no? Sigo siendo tu madrina, ¿eso está claro no?
_ Sí madrina, repito, solo era curiosidad
_ Mas que curioso... morboso diría yo, ¿pero qué te daba curiosidad?
_ Nada, no sé... pensé que ya no tenían relaciones... aparte me daba curiosidad que te cogía despacito...
_ Hace poco... no sé por qué Adrián empezó a buscarme de nuevo, pensé que ya no tenía interés, pero de golpe se vino con todo. Con respecto a lo de "despacito" era porque.... bueno... estábamos teniendo sexo anal.
_ ¿Te gusta el sexo anal madrina?
_ Sí, pero ni te ilusiones, la cola es para él y nadie más...
_ ¿Y te gustó?
_ Al principio dolió un poquito, hacía rato que no lo hacía, pero me acostumbré rápido
_ ¿Y cuándo me toca coger a mi?
_ ¿Y ese reclamo de dónde nace? tranquilo, ya te dije que las cosas vamos a hacerlas suave, quiero que aprendas a usar todo el cuerpo, el resto es práctica y listo.
Era cierto, no sentía celos, por el contrario me calentaba mucho la idea de saber que recién había sido cogida. Ella me acariciaba el pecho y la cabeza, enseguida podía entregarme a sus caricias y entrar en clima, yo por mi parte me acomodé para acariciarle las piernas, después de todo un poco de cariño no hacía mal. Poco a poco fui levantando el vestido, primero le chupé un poco los pezones aún teniendo el camisón, no sé porque pero eso la hizo erizar, separó un poco las piernas y procedí a flotarle el clítoris por encima de la tanga, con suavidad. El calor que emanaba su entrepierna se me hacía adictivo a medida que con cada toque se retorcía en la cama; decidí sacarle una teta afuera para chupar mejor, me tenía agarrado de la cabeza pero subí a besarla un poco, susurrarle mis pensamientos pegado a su oído mientras seguía masturbándola.
_ ¿Así que la pasaste bien mientras te hacían la colita? ¿te hicieron acabar?
_ Sí, me hizo una paja mientras me cogía....
_ ¿Y te gusta saber que después de eso otro hombre te va ayudar a acabar?
_ Me encanta ahijado... mu... mucho
Mi madrina hablaba como podía, la respiración se le iba de su control mientras apretaba las sábanas como si eso pudiera devolverle el control. Ya su mano no me acariciaba, su mano me empujaba hacia abajo, su mano demandaba que se la chupe. Tal como ella me había enseñado comencé a chuparle con delicadeza la concha, supe que iba bien cuando la ví taparse la cara con la almohada; la sentí estremecerse, ya ni parecía importarle que en otro cuarto dormía su marido. Logré que se diera vuelta y quedara boca abajo, le bajé la tanga, al pasar mi mano entre sus nalgas se podía sentir aún el aceite, toda la lubricación del reciente polvo que le habían echado. Separé bien ambas nalgas, gracias a la luz que devolvía la tele noté que su ano aún estaba dilatado, eso me calentó, me calentó tanto que se lo masajeé, no hubo que hacer ningún esfuerzo para que mi dedo gordo entrara y comenzar a meterlo y sacarlo; mi madrina sólo atinó a levantar más el culo como ofreciéndolo. Pero lamentablemente, como si hubiera entrado en razón otra vez, se levantó y me dijo que era mucho por hoy, que mejor dejarlo ahí.
Pasaron unos días más, sentía que el tiempo era eterno, fumaba más que antes, ninguno de los días que iba tenía tiempo a solas con ella y en el estudio de yoga había mucho trabajo. El poco tiempo que la veía tenía que quedarme viendo como mi padrino pasaba y le tocaba el culo cada dos segundos sin ningún disimulo. Toda la idea de práctica ya se veía nublada por el morbo, el deseo; sólo quería acostarme con ella, poder hacerle el amor.
Estaba en el patio de su casa uno de los tantos días, pensé que ella daba clases así que me puse a fumar con Martín, hablábamos de boludeces típicas de las que hablar Martín; ojo, no es mal pibe pero es boludo, no tiene ninguna mala intención, pero es eso, muy boludo. Tuve tanta mala suerte que apareció mi madrina de la nada a saludarnos, había vuelto de dar clases más temprano, me miró e hizo un gesto como decepcionada, se dió vuelta y entró sin decir nada. Martín se quedó mirándole fijamente el culo, tanto que se olvidó que yo estaba viéndolo, cuando me miró se dió cuenta y cortó con una pregunta boluda, porque también era boludo para cambiar de tema.
_ Cierto que vos... habías dejado de fumar ¿no?
_ Martín.... te quiero hacer una pregunta, nos conocemos mucho, tenemos la misma edad, no hace falta que me mientas, no te voy a juzgar boludo
_ Qu... ¿Qué pasa?
_ ¿Vos le estabas viendo el culo no? Y no me digas que no porque no es la primera vez que te engancho...
_ ¿Qué te pasa boludo? Es mi m...
_ Y te repito que no es la primera vez que te engacho, ¿arranco a enumerar situaciones?
En su habitación charlamos bastante, me dijo que era eso nomás, un morbo de verla, o espiarla. Estaba expuesto así que era decir la verdad sí o sí, atinó a preguntarme con complicidad para ver qué decía yo pero sólo contesté que era una mujer muy hermosa pero nada más, que entendía objetivamente el buen cuerpo que tenía. También me comentó que alguna vez la pudo ver teniendo sexo y que otra vuelta los había escuchado; obviamente no dejé escapar ningún dato que pudiera dar a entender mi acuerdo, yo soy muy pajero, pero también caballero. Luego de eso el muy boludo me hacía cómplice señalándome cuando mi madrina se agachaba o se daba vuelta, y le digo boludo no porque yo no quisiera ver, sino porque tenía muy poco disimulo, pensé en querer ser chusma y ahora tenía que bancarme esto. Mi madrina no me dirigía la palabra, estaba muy enojada porque yo volviese a fumar, sentía que eso podía arruinarme los planes así que hablé con ella y me entendió pero que aún se sentía mal porque ella hacía todo lo que hacía por mi bienestar. Me hizo sentir horrendo lo que me dijo así que tiré los cigarros que me quedaban a la basura.
Para mi alegría me llamó una mañana de viernes para que vaya a la casa, yo fui muy contento porque eso podía significar una sola cosa pero al llegar solo ví arena, ladrillos y bolsa de cemento en la entrada, tuve que entrar todo; no solo eso, tuve que ayudarla a limpiar toda la casa, me sentía estafado y ella solamente iba de acá para allá cantando como si nada. Me bañé, igual entendía que podía ayudarla pero un poco ilusionado estaba, ella no tenía la culpa. Ella se estaba por bañar cuando me llamó, estaba en una silla (la cual no sé en qué momento metió) una palangana en el suelo con agua, espuma y una maquinita de afeitar; ella toda imponente y desafiante se sentaba con las piernas abiertas y la vagina algo peluda... totalmente desnuda. "Creo que para tener más tenes que preparar el terreno ¿no?"
Sus palabras fueron orden, me arrodillé y seguí cuidadosamente sus instrucciones para un correcto depilado de su vagina, veía como iba eliminando cada rastro de pelos, no sólo eso sino que mis dedos no podía evitar tocar todo; también caí en la cuenta que jamás le había metido un dedo en la concha pero quizás no era el momento. Una vez terminado mi trabajo de artista me quedé quieto, con la boca abierta admirando su vagina depilada por mí, estaba asombrado y arrodillado ante ella. Cuando la miré tenía un gesto arrogante, con un pié me empujó levemente y me dijo "ya está ahijado, cualquier cosita te aviso".
¿En serio eso era todo? Bueno, al menos era algo, me hice unos mates y tomé algunos, no sabía cómo podía ayudar eso a mis nervios pero al menos era algo ante la falta de tabaco, ya sentía que se comportaba con maldad, como disfrutando. "¡Ahijado!" se escuchó, pero no del baño, de la habitación. Al entrar estaba desnuda, había cerrado las ventanas del cuarto.
_ ¿Por qué tanta ropa ahijado?
_ Por... porque pensé que... que no íbamos a hacer nada, pensé que te iba a ayudar nomás con las co...
_ Sí, pero pensé que se sobre entendía que íbamos a seguir, venimos atrasados ¿no te parece? Sacate eso.
Me desnudé como si de eso dependiera mi vida, por fin estaba donde quería. Solita se subió encima mio para darnos los besos que tanto disfrutábamos, pero siempre lento para darle lugar al sonido de nuestras bocas. Por dentro entendía que estaba en la mismísima cama matrimonial, le daba morbo a la situación. Estuvimos un rato muy largo besándonos, no teníamos apuro y yo lo disfrutaba, aparte podía tocarle ese culo a voluntad, quise meterle de nuevo un dedo en el culo pero firmemente me dijo "la cola no", obedecí ya que no quería cortar el clima. Agarró de su bolso un preservativo, así sentada arriba lo abrió y me lo colocó.
_ ¿Estás listo? tranquilo, sin apuro, si sentís de acabar me decís
_ Sí madrina, estoy listo...
_ Tranqui, lo vas a hacer bien.
Estaba un poco nervioso pero me sentía tranquilo que no tenía que demostrarle nada. Levantó un pierna y ví tomar mi pija para posarla en la entrada de su vagina, ya sentía el calor, poco a poco se fue sentando hasta tenerla toda adentro. Se quedó así, quieta, acariciándome la cara, los labios, el pecho, hasta el detalle de los pezones. Yo aprovechaba para acariciarla suavemente. Si bien no se movía tenía la técnica de apretar a voluntad sus músculos vaginales, hacía esas contracciones mientras se masturbaba. Yo gozaba del momento pero también era muy feliz de saber que podía aguantar, aunque fuese de ese modo. Lentamente se empezó a mover pero no metiendo y sacando mi pija, no, se movía como si quisiera frotarse. Ahí sí debía pedirle cada tanto que parara, ella frenaba y luego seguíamos. Se tiró a besarme, ya habían pasado unos cuantos minutos en los cuales me dedicaba a sus tetas o a sostenerla del culo o las caderas, pero ahora ella ya estaba caliente, ya gemía y cada vez lo hacía más suelta. Se incorporó y parecía haber perdido el control, ahora sí cabalgaba un poco más fuerte, mi pija entraba y salía y ahora las ganas de acabar eran insostenibles. Cabe destacar que su vagina se sentía muy calurosa, muy lubricada.
Estaba fuera de sí, cerraba los ojos y gemía libremente, aún sabiendo que existen vecinos chusmas y metidos, ella gozaba. No pude más y eyaculé.
_ ¿Viste ahijado? no tenés ningún problema, solo necesitas calmarte, calmar tu mente, practicar, mirá que lindo lo que hicimos...
_ ¿Hicimos buen tiempo?
_ Es tiempo es lo de menos, estuvo muy rico ahijado. Si te deja tranquilo el tiempo estuvo perfecto, ni más ni menos.
No quedan demasiados capítulos, trato de hacer corta la lectura, hasta aquí llegamos hoy. Los acontecimientos tienen su fin, para bien o para mal, aún así es una mujer más que importante para mí. Todo esto no quiere decir que no haya más práctica, pero usted entenderá.
Una noche de fin de semana me quedé a dormir, era viernes, trataba de estar tranquilo pero sentía que las hormonas en exceso me iban a matar. Martín no estaba, se había ido de fiesta, a mi la verdad no me interesaban las fiestas, me interesaba ella. Dormían con la puerta cerrada, estaba en medias así que podía caminar sin hacer ruido (al menos si lo hacía bien). Por debajo de la puerta se veía algo de luz salir, miré por la mirilla que no tenía la mejor definición del mundo pero la misma apuntaba a la cama, lo primero que veía era a mi madrina acostada de costado, detrás mi padrino que se notaba que la penetraba, lento, a veces pausado, ella tenía un camisón que lo tenía apenas levantado. Luego mi padrinó subió la intensidad, me sentía inseguro estando ahí, volví al cuarto a mirar la tele sin volumen.
Quería fumar pero mi madrina no sabía que había vuelto a hacerlo por lo cual debía aguantarme, menos podía masturbarme. No estaba realmente pendiente del reloj pero bastante tiempo después la puerta se abrió despacio, era mi madrina en ese camisón blanco hermoso, sonreía mientras se sentaba en la cama, hablamos susurrando, técnicamente mi padrino dormía, pero sentía que podría ser una práctica para aumentar su morbo, o la otra opción era que echarse un polvo lo había dejado liquidado.
_ ¿No podías dormir ahijado?
_ No madrina... te extraño...
_ ¿Me extrañas a mi? porque me ves bastante seguido... ¿o extrañas lo que hacíamos?
_ Madrina... es que me sentía tan bien...
_ Tranquilo, tené paciencia, estoy segura que nos vamos a hacer algo algún día.
_ ¿Adrían duerme?
_ Sí, estaba muy cansado....
_ Me imagino, recién fui a ver si estabas despierta y ví que... bueno, la estaban pasando bien...
_ ¿Me estabas espiando? Me parece que merezco un poquito de privacidad ¿no te parece?
_ Bueno madrina pero te iba a buscar a vos...
_ Bueno si, estaba teniendo relaciones con mi marido ¿hay algo raro? ¿algún problema? espero que no sea una escena de celos ¿No?
_ No madrina ¿cómo voy a tener celos? era curiosidad
_ Ahijado... ¿recordás que esto es para que vos puedas superar tu problema no? Sigo siendo tu madrina, ¿eso está claro no?
_ Sí madrina, repito, solo era curiosidad
_ Mas que curioso... morboso diría yo, ¿pero qué te daba curiosidad?
_ Nada, no sé... pensé que ya no tenían relaciones... aparte me daba curiosidad que te cogía despacito...
_ Hace poco... no sé por qué Adrián empezó a buscarme de nuevo, pensé que ya no tenía interés, pero de golpe se vino con todo. Con respecto a lo de "despacito" era porque.... bueno... estábamos teniendo sexo anal.
_ ¿Te gusta el sexo anal madrina?
_ Sí, pero ni te ilusiones, la cola es para él y nadie más...
_ ¿Y te gustó?
_ Al principio dolió un poquito, hacía rato que no lo hacía, pero me acostumbré rápido
_ ¿Y cuándo me toca coger a mi?
_ ¿Y ese reclamo de dónde nace? tranquilo, ya te dije que las cosas vamos a hacerlas suave, quiero que aprendas a usar todo el cuerpo, el resto es práctica y listo.
Era cierto, no sentía celos, por el contrario me calentaba mucho la idea de saber que recién había sido cogida. Ella me acariciaba el pecho y la cabeza, enseguida podía entregarme a sus caricias y entrar en clima, yo por mi parte me acomodé para acariciarle las piernas, después de todo un poco de cariño no hacía mal. Poco a poco fui levantando el vestido, primero le chupé un poco los pezones aún teniendo el camisón, no sé porque pero eso la hizo erizar, separó un poco las piernas y procedí a flotarle el clítoris por encima de la tanga, con suavidad. El calor que emanaba su entrepierna se me hacía adictivo a medida que con cada toque se retorcía en la cama; decidí sacarle una teta afuera para chupar mejor, me tenía agarrado de la cabeza pero subí a besarla un poco, susurrarle mis pensamientos pegado a su oído mientras seguía masturbándola.
_ ¿Así que la pasaste bien mientras te hacían la colita? ¿te hicieron acabar?
_ Sí, me hizo una paja mientras me cogía....
_ ¿Y te gusta saber que después de eso otro hombre te va ayudar a acabar?
_ Me encanta ahijado... mu... mucho
Mi madrina hablaba como podía, la respiración se le iba de su control mientras apretaba las sábanas como si eso pudiera devolverle el control. Ya su mano no me acariciaba, su mano me empujaba hacia abajo, su mano demandaba que se la chupe. Tal como ella me había enseñado comencé a chuparle con delicadeza la concha, supe que iba bien cuando la ví taparse la cara con la almohada; la sentí estremecerse, ya ni parecía importarle que en otro cuarto dormía su marido. Logré que se diera vuelta y quedara boca abajo, le bajé la tanga, al pasar mi mano entre sus nalgas se podía sentir aún el aceite, toda la lubricación del reciente polvo que le habían echado. Separé bien ambas nalgas, gracias a la luz que devolvía la tele noté que su ano aún estaba dilatado, eso me calentó, me calentó tanto que se lo masajeé, no hubo que hacer ningún esfuerzo para que mi dedo gordo entrara y comenzar a meterlo y sacarlo; mi madrina sólo atinó a levantar más el culo como ofreciéndolo. Pero lamentablemente, como si hubiera entrado en razón otra vez, se levantó y me dijo que era mucho por hoy, que mejor dejarlo ahí.
Pasaron unos días más, sentía que el tiempo era eterno, fumaba más que antes, ninguno de los días que iba tenía tiempo a solas con ella y en el estudio de yoga había mucho trabajo. El poco tiempo que la veía tenía que quedarme viendo como mi padrino pasaba y le tocaba el culo cada dos segundos sin ningún disimulo. Toda la idea de práctica ya se veía nublada por el morbo, el deseo; sólo quería acostarme con ella, poder hacerle el amor.
Estaba en el patio de su casa uno de los tantos días, pensé que ella daba clases así que me puse a fumar con Martín, hablábamos de boludeces típicas de las que hablar Martín; ojo, no es mal pibe pero es boludo, no tiene ninguna mala intención, pero es eso, muy boludo. Tuve tanta mala suerte que apareció mi madrina de la nada a saludarnos, había vuelto de dar clases más temprano, me miró e hizo un gesto como decepcionada, se dió vuelta y entró sin decir nada. Martín se quedó mirándole fijamente el culo, tanto que se olvidó que yo estaba viéndolo, cuando me miró se dió cuenta y cortó con una pregunta boluda, porque también era boludo para cambiar de tema.
_ Cierto que vos... habías dejado de fumar ¿no?
_ Martín.... te quiero hacer una pregunta, nos conocemos mucho, tenemos la misma edad, no hace falta que me mientas, no te voy a juzgar boludo
_ Qu... ¿Qué pasa?
_ ¿Vos le estabas viendo el culo no? Y no me digas que no porque no es la primera vez que te engancho...
_ ¿Qué te pasa boludo? Es mi m...
_ Y te repito que no es la primera vez que te engacho, ¿arranco a enumerar situaciones?
En su habitación charlamos bastante, me dijo que era eso nomás, un morbo de verla, o espiarla. Estaba expuesto así que era decir la verdad sí o sí, atinó a preguntarme con complicidad para ver qué decía yo pero sólo contesté que era una mujer muy hermosa pero nada más, que entendía objetivamente el buen cuerpo que tenía. También me comentó que alguna vez la pudo ver teniendo sexo y que otra vuelta los había escuchado; obviamente no dejé escapar ningún dato que pudiera dar a entender mi acuerdo, yo soy muy pajero, pero también caballero. Luego de eso el muy boludo me hacía cómplice señalándome cuando mi madrina se agachaba o se daba vuelta, y le digo boludo no porque yo no quisiera ver, sino porque tenía muy poco disimulo, pensé en querer ser chusma y ahora tenía que bancarme esto. Mi madrina no me dirigía la palabra, estaba muy enojada porque yo volviese a fumar, sentía que eso podía arruinarme los planes así que hablé con ella y me entendió pero que aún se sentía mal porque ella hacía todo lo que hacía por mi bienestar. Me hizo sentir horrendo lo que me dijo así que tiré los cigarros que me quedaban a la basura.
Para mi alegría me llamó una mañana de viernes para que vaya a la casa, yo fui muy contento porque eso podía significar una sola cosa pero al llegar solo ví arena, ladrillos y bolsa de cemento en la entrada, tuve que entrar todo; no solo eso, tuve que ayudarla a limpiar toda la casa, me sentía estafado y ella solamente iba de acá para allá cantando como si nada. Me bañé, igual entendía que podía ayudarla pero un poco ilusionado estaba, ella no tenía la culpa. Ella se estaba por bañar cuando me llamó, estaba en una silla (la cual no sé en qué momento metió) una palangana en el suelo con agua, espuma y una maquinita de afeitar; ella toda imponente y desafiante se sentaba con las piernas abiertas y la vagina algo peluda... totalmente desnuda. "Creo que para tener más tenes que preparar el terreno ¿no?"
Sus palabras fueron orden, me arrodillé y seguí cuidadosamente sus instrucciones para un correcto depilado de su vagina, veía como iba eliminando cada rastro de pelos, no sólo eso sino que mis dedos no podía evitar tocar todo; también caí en la cuenta que jamás le había metido un dedo en la concha pero quizás no era el momento. Una vez terminado mi trabajo de artista me quedé quieto, con la boca abierta admirando su vagina depilada por mí, estaba asombrado y arrodillado ante ella. Cuando la miré tenía un gesto arrogante, con un pié me empujó levemente y me dijo "ya está ahijado, cualquier cosita te aviso".
¿En serio eso era todo? Bueno, al menos era algo, me hice unos mates y tomé algunos, no sabía cómo podía ayudar eso a mis nervios pero al menos era algo ante la falta de tabaco, ya sentía que se comportaba con maldad, como disfrutando. "¡Ahijado!" se escuchó, pero no del baño, de la habitación. Al entrar estaba desnuda, había cerrado las ventanas del cuarto.
_ ¿Por qué tanta ropa ahijado?
_ Por... porque pensé que... que no íbamos a hacer nada, pensé que te iba a ayudar nomás con las co...
_ Sí, pero pensé que se sobre entendía que íbamos a seguir, venimos atrasados ¿no te parece? Sacate eso.
Me desnudé como si de eso dependiera mi vida, por fin estaba donde quería. Solita se subió encima mio para darnos los besos que tanto disfrutábamos, pero siempre lento para darle lugar al sonido de nuestras bocas. Por dentro entendía que estaba en la mismísima cama matrimonial, le daba morbo a la situación. Estuvimos un rato muy largo besándonos, no teníamos apuro y yo lo disfrutaba, aparte podía tocarle ese culo a voluntad, quise meterle de nuevo un dedo en el culo pero firmemente me dijo "la cola no", obedecí ya que no quería cortar el clima. Agarró de su bolso un preservativo, así sentada arriba lo abrió y me lo colocó.
_ ¿Estás listo? tranquilo, sin apuro, si sentís de acabar me decís
_ Sí madrina, estoy listo...
_ Tranqui, lo vas a hacer bien.
Estaba un poco nervioso pero me sentía tranquilo que no tenía que demostrarle nada. Levantó un pierna y ví tomar mi pija para posarla en la entrada de su vagina, ya sentía el calor, poco a poco se fue sentando hasta tenerla toda adentro. Se quedó así, quieta, acariciándome la cara, los labios, el pecho, hasta el detalle de los pezones. Yo aprovechaba para acariciarla suavemente. Si bien no se movía tenía la técnica de apretar a voluntad sus músculos vaginales, hacía esas contracciones mientras se masturbaba. Yo gozaba del momento pero también era muy feliz de saber que podía aguantar, aunque fuese de ese modo. Lentamente se empezó a mover pero no metiendo y sacando mi pija, no, se movía como si quisiera frotarse. Ahí sí debía pedirle cada tanto que parara, ella frenaba y luego seguíamos. Se tiró a besarme, ya habían pasado unos cuantos minutos en los cuales me dedicaba a sus tetas o a sostenerla del culo o las caderas, pero ahora ella ya estaba caliente, ya gemía y cada vez lo hacía más suelta. Se incorporó y parecía haber perdido el control, ahora sí cabalgaba un poco más fuerte, mi pija entraba y salía y ahora las ganas de acabar eran insostenibles. Cabe destacar que su vagina se sentía muy calurosa, muy lubricada.
Estaba fuera de sí, cerraba los ojos y gemía libremente, aún sabiendo que existen vecinos chusmas y metidos, ella gozaba. No pude más y eyaculé.
_ ¿Viste ahijado? no tenés ningún problema, solo necesitas calmarte, calmar tu mente, practicar, mirá que lindo lo que hicimos...
_ ¿Hicimos buen tiempo?
_ Es tiempo es lo de menos, estuvo muy rico ahijado. Si te deja tranquilo el tiempo estuvo perfecto, ni más ni menos.
No quedan demasiados capítulos, trato de hacer corta la lectura, hasta aquí llegamos hoy. Los acontecimientos tienen su fin, para bien o para mal, aún así es una mujer más que importante para mí. Todo esto no quiere decir que no haya más práctica, pero usted entenderá.
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