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Mi historia, como me convertí en hotwife!

Mi historia, como me convertí en hotwife!




Hola, muchos me habéis pedido que me presente, que cuente mi historia como pareja entre otras cosas.


Pues llegó el momento de abrirme al público en forma de mis frases.


Durante mis años de carrera universitaria he vivido siempre ajena al mundo exterior. Me centraba en mis estudios sin preocuparme de salir y mucho menos de ir a fiestas. Pertenecía a un grupo de amigas que siempre nos preguntábamos el por qué la gente salía de fiesta.


Cuando terminé de estudiar me centré en un negocio familiar de repostería y es allí donde conocí a mi marido y, espero, padre de mis futuros hijo/as.
Él veraneaba en mi municipio ya que allí hay buenas playas, es una tierra de turistas. Creo que sin turismo mi pueblo no existiría. En un día cualquiera él entró a realizar un encargo y como tantos otros hombres que llegaban, me hablaba de la zona (como si no la conociera) pero él fue especial, se le veía tan atractivo con las gafas que llevaba... así que decidí sugerirle que tal vez le gustaría visitar cierta playa natural donde apenas hay gente.


A los 5 días vino de nuevo a verme, diciéndome que le encantó la playa, en especial porque era una playa nudista, que había unas chicas y unos chicos super interesantes allí. Yo no sabía nada de que era playa nudista, luego más tarde me informé y efectivamente lo era. Había sido catalogada como playa de interés nudista por el municipio vecino para favorecer el turismo. Yo muerta de vergüenza le pedí disculpas pero no quería aceptarlas porque realmente le gustó la experiencia de visitar una playa nudista aquí.
Ese mismo día cuando terminé mi jornada fui a esa playa puesto que sentía curiosidad.
La playa es una maravilla, bajaba por unas escaleras de madera mientras me daba en la cara el viento y me agitaba el vestido. Al llegar estuve observando la playa totalmente vacía, creo que el hecho de ser nudista a muchas personas también le disgustaba por lo que tenía toda la playa para mí. Ande y ande y antes de darme la vuelta para casa decidí subirme en lo alto de una colina envuelta con escasa vegetación con senderos de arena. Me quedé quieta y callada por las vistas que me daba la playa y fue cuando, por el silencio, escuchaba ruidos como a unos 50 metros,de un animal. Decidí ir, ver de que se trataba puesto que no había nada y, lo que comprobé fue el inicio de mi fetiche. Había una pareja follando en la arena, sobre una toalla muy grande. Los ruidos de animal provenían de aquella mujer de unos 30 años, morena de piel y con pelo muy oscuro. Sus pechos eran considerables y naturales, una cintura estrechita pero su trasero era mucho mayor. No portaba bikini, sin embargo éste lo llevaba sujeto el chico por el cuello, a modo de percha.
El hombre era alto, moreno también y dios mio, era la primera polla que había visto. No veía porno, no quedé con chicos, así que fue la primera. Ahora se que su tamaño era enorme, pero por aquel momento consideré que era lo normal.
Me largué corriendo del lugar por vergüenza a que me vieran allí.
Durante la noche siguiente estuve pensando en ello, en como la chica parecía sentirse bien, en ese chico, en como la polla no dejaba de clavarse en su coño una y otra vez, me sentí excitada.


Al día siguiente fui de nuevo a la misma hora, por si estaban allí. Y estaban, esta vez ella encima del chico pero gemía fuerte, igual que el día anterior. Ese día me puse el bikini debajo a cosa hecha, pensando que si alguien me veía allí pues que fuera con ropa de baño, porque si me veían con ropa de calle sabrían que iba a espiar. Me quité la parte de arriba dejando ver se mis pechos en aquel bikini blanco sin estrenar. Debajo de mi pantalón corto llevaba mi tanga de hilo. Me metí la mano por dentro del pantalón, quería sentir lo de esa chica. Estaba muy mojada. De meterme la mano y frotar mi clítoris, el pantalón se bajó un poquito, de tal forma que si alguien me veía por detrás, vería mi hilo.
Tras sentirme satisfecha me fui del lugar.

Éste acto lo repetí al día siguiente pero no más porque esa pareja dejó de ir al lugar.

En un día de aquella semana, mi pareja vino de nuevo a confesarme que le gustaría pasear conmigo y tal. Así se inició nuestro amor.


Nos casamos a los 3 años de estar juntos, me vine para España a vivir con él y desde entonces todo fue perfecto. 
En tema de sexo todo había sido perfecto. Follábamos todos los días durante mucho tiempo, ni un día faltábamos. Lo complementábamos viendo porno aunque en principio no me gustaba, y con juguetes, que realmente no me aportaban mas placer que él pero era por el morbo. No necesitaba masturbarme porque me lo daba todo.
Pero el 14 de febrero del año pasado empezó una locura. Ese día se presentó a casa con un nuevo juguete como regalo. Yo encantada de tener sexo con mi marido me puse lencería que fuera bonita y buenos tacones. Al llegar a la cama vi el consolador que me compró: un dildo de color morado de 16 centímetros, realista, con su forma del capullo, sus venas...era bien lindo. Tras usarlo y venirme con aquel maldito juguete como 3 veces luego me folló y me volví a correr. Fue una gran noche y acabé muerta de placer. 
Al día siguiente me despertó con el juguete y me volvió a follar luego. Este proceso lo hizo durante muchos días, tal vez un mes.
Al mes me compró otro juguete, este de 18 cm y algo más ancho, podía notar como me perforaba el coño, me rellenaba las paredes, sentía como llegaba al final, y si lo movía hacía abajo, podía sentirse hasta por el culo. Gemía y gemía. Se me clavaba y se ajustaba a mí. 
Aquella noche no me folló, no entendía por qué, sin embargo acababa complacida. Mi pareja hizo esto por una semana. Se limitaba a jugar conmigo y no se corría. 
Una vez en la bañera, fui para hacerle una mamada y mientras le hacía una paja con la boca le comenté que fuéramos a follar, pero sin juguete y mi marido me dijo: 
- Ya no puedo complacerte, ahora necesitas una polla más grande.

-¿Qué dices?

-El objetivo de jugar con estos juguetes era dilatarte el coño y hacerte sentir mejor, más placer, que te des cuenta que te gustan las pollas grandes.

-¿Cómo va hacer unos juguetes que me abra el coño? quiero follarte ahora mismo.

-Pueden y lo has hecho. Te he visto disfrutar con esos juguetes más que follando, incluso tuviste un ligero squirt anoche. 

-Ven aquí que te follo ya verás como eso es verdad.

Fingí mis gemidos durante 10 minutos de polvo. Me gustaba pero no sentía lo mismo, no se que pasaba, era como si realmente estuviera más abierta. Comprimía las paredes de mi coño para sentir mejor su polla pero no podía, no la encontraba por mucho que apretara.
Lubricada por su leche jugó con el dildo 15 minutos. Me volví loca con las corridas que tuve. 
Aunque no me corriera con él, mi chico hacía lo mismo, me follaba y luego jugaba con el dildo una y otra vez durante semanas.

Por mi cumpleaños me regaló otro juguete, otro dildo, mas durito, de 20 centímetros por 4,4, de ancho. Mi coño se dilataba más y más cuando probaba ese juguete, era enorme, tarde días en acostumbrarme pero lo hice, lo hice y cuando lo hice me provocaba unos orgasmos increibles.
Realmente me había adaptado a esas pollas, no sentía nada con mi marido, y me di cuenta que tenía un problema ya que su polla solo me servía para lubricar con su leche mi juguete. 

Tras aquello me convenció para que estas experiencias las contara al público, contara lo perra que era, como me empezó a interesar el porno, las mujeres, otros hombres....

Y lo que mi marido no sabía es que también tenía la fantasía de Voyeur desde hace años, y me entró ganas de vivir esa experiencia de nuevo. Pero sssshhhhh, se va a enterar ahora junto a vosotros y con este post.




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