Quique dijo que tenia que pasar al baño, pero sé bien que lo hizo para dejarme un par de minutos sola con el tipo, éste se acercó y sin decir agua va, rodeó mi cintura con un brazo, me atrajo hacia él y me estampó un beso en la boca que obviamente no rehuí, nos besamos apasionadamente, nos lengüeteamos muy rico, pronto sentí una de sus manos bajar de mi cintura a mi cola, dejé que me manosee, y de alguna manera intuí que era lo que quería hacerme o más aún, lo que mi marido le había prometido y luego comprobé que no estaba equivocada. Yo era la única que no sabía de los tres que iba a culearme, siempre fue mi culo la obsesión de Quique y ahora su fantasia era ver como otro me lo hacía. Mientras nos besabamos, Mario me tomó de tal forma que me indicó que quería que me arrodille, lo hice y lo miré desde abajo en tanto el saco la pija enorme y dura y la puso a centímetros de mis labios, sin decir una palabra lamí su glande, pase suavemente la punta de mi lengua sobre el ojito de la verga y volví a mirarlo desde abajo, en eso apareció Quique y allí es cuando abro los ojos y lo veo sonriente a mi lado y me pregunta - ¿todo bien nena? - si amor- le respondi. Y a continuación, sin decir nada y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, hizo que me reincorpore, y me pare a su lado, tomó los breteles de mi vestido, los corrió suavemente hacia los costados, los deslizo sobre mis hombros e hizo que caiga al piso, en un instante quedé completamente desnuda y de inmediato miré la reacción de Mario que se estaba sacando los pantalones, me vio y se quedó como paralizado, esa parálisis le duró segundos, enseguida reaccionó y terminó de desnudarse, otra vez sentí el nudo en mi garganta y ahora sentí agüita en mis ojos, no iba a llorar, no había motivo, pero sentí mis ojos llenos de lágrimas, no puedo explicar porque, simplemente eso pasó. Esos momentos en los que estuve en esa situación, a punto de acostarme con un desconocido, entregar mi cuerpo y dejar que me posean, son muy difíciles para mí poder transmitir lo que sentí, el corazón parece que se sale del pecho y se entremezclan el miedo y el deseo. Mi marido sabiendo bien como manejar el momento y sin darme tiempo a pensar, me dijo que me suba a la cama por uno de los costados y me ponga en cuatro mirando hacia el centro, lo hice sabiendo perfectamente lo que eso significaba, mi respiración se aceleró estaba muy agitada, Quique tomó mis pezones que ya estaban obviamente súper duritos, siempre tuve muchísima sensibilidad en mis pechos y él me conoce de sobra, como dije, los tomó con dos dedos cada uno y comenzó a apretarlos, pellizcarlos suavemente y estirarlos, Mario estaba inmóvil mirandome detrás mío pero enseguida empezó a tocarme el ano, y dijo QUE CULO HERMOSO TIENE, entonces sentí uno de sus dedos humedecido con saliva recorrer mi raja y detenerse brevemente en mi hoyito, me estremecí al sentir como jugaba en mi agujerito y luego se inclinó para chupar la florcita que tengo dibujada allí, y escuché que mi marido dijo - tocate la concha nena, vamos, hacete una linda paja mi amor. Ahora si definitivamente senti vergüenza, mis ojos se llenaron de lágrimas, y nuevamente tragué saliva cuando escuché a Quique decirle a Mario que me coja, y ratificando lo que yo había imaginado le dijo - Vamos cogetela, hacele el orto. Mientras no dejaba de apretar y retorcer mis pezones erectos, lo que sabe perfectamente que me produce muchísimo goce, ese dolor placer me hace perder la razón por instantes y me quita la voluntad de negarme. Entonces Mario apoyó la cabeza de su verga en el borde de mi agujerito trasero ya mojado por su saliva y antes de que me empiece a penetrar, me salió del alma preguntar sabiendo la respuesta que iba a recibir. ¿Ay papi que me va a hacer? Te va a coger por el culo No amor por favor Si putita, déjate coger Por Dios Quique me duele Vamos nena entrégate, dale el culito. ¿Porque me haces hacer esto? Porque me gusta y a vos también te gusta. Por favor mi amor no Vamos puta, aflojate y déjate coger, pajeate y mírame a los ojos que quiero ver bien tu cara cuando te está entrando, quiero ver tu cara mezcla de placer y dolor cuando te cogen por el orto mírame bien a los ojos putita que quiero ver la cara que pones cuando te entra esa pija. Entonces pareció como que eso era la orden que esperaba oír Mario y que le daba el permiso de alguna manera para violarme, era como la autorización final que necesitaba para penetrarme y hacerme sentir esa pija adentro de mi cuerpo y cogerme como a una perra, en segundos mi cola se comió esa cosa enorme y la sentí entrar hasta los testículos, no pude evitar lanzar un grito desgarrador, mientras mi marido para mitigar en parte ese dolor, me causaba aún más apretando mis pezones para desviar mi foco de atención, al sentir la penetración casi sin piedad, froté frenéticamente mi clitoris para provocarme el placer que compense el sufrimiento en mi culo, aunque no pude evitar quejarme, en definitiva eso no hacía más que excitar aún más a Mario y a mi marido que estaba exultante de placer al verme sometida por ese hasta el momento desconocido para mi. Mientras yo me pajeaba la concha y mi Quique estiraba mis pezones, yo gritaba y claro cuando me hube dilatado el ano, comencé a gozar como una zorra y ese hombre al notarlo intensificó las bombeadas y me pegó unos terribles pijazos durante varios minutos, hasta que no pudo más y descargó su semen en mi cola. Yo seguía masturbando mi vagina mientras Mario, se desahogaba descargando toda su leche adentro mío, finalmente en un movimiento casi brusco, me hicieron girar entre los dos y que me acueste sobre mi espalda
Me culearon
Quique dijo que tenia que pasar al baño, pero sé bien que lo hizo para dejarme un par de minutos sola con el tipo, éste se acercó y sin decir agua va, rodeó mi cintura con un brazo, me atrajo hacia él y me estampó un beso en la boca que obviamente no rehuí, nos besamos apasionadamente, nos lengüeteamos muy rico, pronto sentí una de sus manos bajar de mi cintura a mi cola, dejé que me manosee, y de alguna manera intuí que era lo que quería hacerme o más aún, lo que mi marido le había prometido y luego comprobé que no estaba equivocada. Yo era la única que no sabía de los tres que iba a culearme, siempre fue mi culo la obsesión de Quique y ahora su fantasia era ver como otro me lo hacía. Mientras nos besabamos, Mario me tomó de tal forma que me indicó que quería que me arrodille, lo hice y lo miré desde abajo en tanto el saco la pija enorme y dura y la puso a centímetros de mis labios, sin decir una palabra lamí su glande, pase suavemente la punta de mi lengua sobre el ojito de la verga y volví a mirarlo desde abajo, en eso apareció Quique y allí es cuando abro los ojos y lo veo sonriente a mi lado y me pregunta - ¿todo bien nena? - si amor- le respondi. Y a continuación, sin decir nada y sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, hizo que me reincorpore, y me pare a su lado, tomó los breteles de mi vestido, los corrió suavemente hacia los costados, los deslizo sobre mis hombros e hizo que caiga al piso, en un instante quedé completamente desnuda y de inmediato miré la reacción de Mario que se estaba sacando los pantalones, me vio y se quedó como paralizado, esa parálisis le duró segundos, enseguida reaccionó y terminó de desnudarse, otra vez sentí el nudo en mi garganta y ahora sentí agüita en mis ojos, no iba a llorar, no había motivo, pero sentí mis ojos llenos de lágrimas, no puedo explicar porque, simplemente eso pasó. Esos momentos en los que estuve en esa situación, a punto de acostarme con un desconocido, entregar mi cuerpo y dejar que me posean, son muy difíciles para mí poder transmitir lo que sentí, el corazón parece que se sale del pecho y se entremezclan el miedo y el deseo. Mi marido sabiendo bien como manejar el momento y sin darme tiempo a pensar, me dijo que me suba a la cama por uno de los costados y me ponga en cuatro mirando hacia el centro, lo hice sabiendo perfectamente lo que eso significaba, mi respiración se aceleró estaba muy agitada, Quique tomó mis pezones que ya estaban obviamente súper duritos, siempre tuve muchísima sensibilidad en mis pechos y él me conoce de sobra, como dije, los tomó con dos dedos cada uno y comenzó a apretarlos, pellizcarlos suavemente y estirarlos, Mario estaba inmóvil mirandome detrás mío pero enseguida empezó a tocarme el ano, y dijo QUE CULO HERMOSO TIENE, entonces sentí uno de sus dedos humedecido con saliva recorrer mi raja y detenerse brevemente en mi hoyito, me estremecí al sentir como jugaba en mi agujerito y luego se inclinó para chupar la florcita que tengo dibujada allí, y escuché que mi marido dijo - tocate la concha nena, vamos, hacete una linda paja mi amor. Ahora si definitivamente senti vergüenza, mis ojos se llenaron de lágrimas, y nuevamente tragué saliva cuando escuché a Quique decirle a Mario que me coja, y ratificando lo que yo había imaginado le dijo - Vamos cogetela, hacele el orto. Mientras no dejaba de apretar y retorcer mis pezones erectos, lo que sabe perfectamente que me produce muchísimo goce, ese dolor placer me hace perder la razón por instantes y me quita la voluntad de negarme. Entonces Mario apoyó la cabeza de su verga en el borde de mi agujerito trasero ya mojado por su saliva y antes de que me empiece a penetrar, me salió del alma preguntar sabiendo la respuesta que iba a recibir. ¿Ay papi que me va a hacer? Te va a coger por el culo No amor por favor Si putita, déjate coger Por Dios Quique me duele Vamos nena entrégate, dale el culito. ¿Porque me haces hacer esto? Porque me gusta y a vos también te gusta. Por favor mi amor no Vamos puta, aflojate y déjate coger, pajeate y mírame a los ojos que quiero ver bien tu cara cuando te está entrando, quiero ver tu cara mezcla de placer y dolor cuando te cogen por el orto mírame bien a los ojos putita que quiero ver la cara que pones cuando te entra esa pija. Entonces pareció como que eso era la orden que esperaba oír Mario y que le daba el permiso de alguna manera para violarme, era como la autorización final que necesitaba para penetrarme y hacerme sentir esa pija adentro de mi cuerpo y cogerme como a una perra, en segundos mi cola se comió esa cosa enorme y la sentí entrar hasta los testículos, no pude evitar lanzar un grito desgarrador, mientras mi marido para mitigar en parte ese dolor, me causaba aún más apretando mis pezones para desviar mi foco de atención, al sentir la penetración casi sin piedad, froté frenéticamente mi clitoris para provocarme el placer que compense el sufrimiento en mi culo, aunque no pude evitar quejarme, en definitiva eso no hacía más que excitar aún más a Mario y a mi marido que estaba exultante de placer al verme sometida por ese hasta el momento desconocido para mi. Mientras yo me pajeaba la concha y mi Quique estiraba mis pezones, yo gritaba y claro cuando me hube dilatado el ano, comencé a gozar como una zorra y ese hombre al notarlo intensificó las bombeadas y me pegó unos terribles pijazos durante varios minutos, hasta que no pudo más y descargó su semen en mi cola. Yo seguía masturbando mi vagina mientras Mario, se desahogaba descargando toda su leche adentro mío, finalmente en un movimiento casi brusco, me hicieron girar entre los dos y que me acueste sobre mi espalda
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