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El día de la carne asada en el rancho donde Rodo trabaja, mi esposa estaba demasiado ebria, la ayudé a bajar del auto, y le preparé un baño caliente, la piel de su pecho se notaba pegajosa, pensé que de sudor, pero ella me dijo que, al beber cerveza, una se le derramó encima, lo cual es curioso, porque la blusa ombliguera no estaba mojada. La ayudé a entrar a latina llena de agua y se recostó, me besaba melosa y yo sentía el sabor de la cerveza y sexo en sus labios, “¿te la pasaste bien?” le pregunté, “muuuuy bien”me dijo sonriendo, “¿no se propasaron contigo?, ¿no te faltaron al respeto? tu short está muy cortito”, “ya sabes como son los hombres” me dijo “coketeaban conmigo cuando Rodo no estaba”, “¿Cuándo Rodo no estaba? ¿te dejó sola conellos?” pregunté, me miró con sus hermosos ojos color miel, ella sabía queestuvo a punto de hablar de más, “¿Cómo te presentó con ellos? ¿como su amiga?”dudó un poco, riendo y me dijo “como esposa de su amigo, por eso habíarespeto”. Vino a mi mente la imagen del chino platicando con ella,acariciándole la espalda desnuda y mirándole las tetas descaradamente mientrasella reía. “Oye, tú sabes que me puedes contar todo ¿verdad?” le dije mientraspasaba la esponja con jabón por su cuello y su pecho, “pero ¿contarte qué?”preguntó un tanto incómoda, “lo que sea, lo que haya pasado, lo que hayashecho” le dije “yo nunca te voy a juzgar. Puedes contarme lo que sea” ella solobajaba su mirada, lo más amorosamente que pude le pregunté “¿no pasó nada?”.Ella dudaba, “y si hubiera pasado algo, ¿Qué me dirías?”, “depende de lo quehaya pasado” le contesté, ella rió de forma provocativa “¿y si te dijera que meacosté con él?”, yo le sonreí y le di un beso en los labios, “te pediríadetalle por detalle mientras te hago el amor”, “ahora me convenzo que estásloco” nos reímos los dos. “pero no pasó nada” me dijo.
Otro amigo que contestó a mi clasificado era Xavier, le gusta que lollamen X, es joven de veintiséis años de edad, delgado, alto y rubio, fan delos comics. Seguro de sí mismo que hasta me mandó una foto por chat. Si a mí seme hizo atractivo, seguro que a Maggie también. Xavier estaba decidido aconocerla y conquistarla como diera lugar, así que chateamos largamente ehicimos este plan: Mi esposa tiene las llaves del lugar donde trabaja, y cuandosalen todos, el lugar se cierra y queda vacío, ella tiene el código paraactivar y desactivar las alarmas, entrar y salir; ahora, cerca de ahí, hay unmall con un cine que ella y yo frecuentamos. La idea era, que yo quedara deverme con ella en el mall, al salir ella de trabajar para ir al cine, perollamarle a su celular y decirle que estaba atascado en el tráfico, para queXavier la encontrara y le hiciera platica, a ver qué pasaba. Por supuesto yo yaiba a estar por ahí escondido viendo el progreso, además oyendo de lo quehablaban por mi celular y el aparato bluetooth de Xavier. Y así fue, el día acordado, me encontré con él,venía con traje y corbata como para quedar bien, antes de la hora de salida demi esposa, para afinar detalles, subimos al segundo piso del mall y esperamosMaggie, cuando ella me llamó, le dije que ya iba en camino pero que habíabastante tráfico, que me esperara en el área de comida, en una de las mesas, ydespués de unos minutos la vimos aparecer e ir a sentarse. Llamé al número deX, y ya establecida la llamada, nos dimos un apretón de manos y mientras él sedirigió a las escaleras, yo me oculté tras una columna desde donde podía ver laescena sin ser descubierto.
Xavier hizo como que iba pasando y cuando sus miradas se cruzaron, élfingió reconocerla, y se acercó a saludarla, “¿Maggie?” preguntó él en tonoalegre y amigable “¿te acuerdas de mí? soy Xavier”, ella le dio la manoextrañada, nunca lo había visto en su vida, claro, “perdón, ¿te conozco?”,“claro que sí, soy sobrino de Don Rafael, tu jefe” dijo él, toda la informaciónque yo le había dado la tenía memorizada, incluso detalles de un amorío deella, que me pasó una señora que fue despedida de esa oficina y que odiaba aMaggie. Poco a poco fue ganándose la confianza de mi esposa y el tiempo pasósin que se dieran cuenta por la plática amena, ya reían juntos cuando, yo lemandaba textos a ella por el celular “10 minutos más”, “mucho tráfico”, “nadiese mueve, 10 minutos más”, pero ella ya me contestaba, “tranquilo, solo manejacon cuidado”, “no te apures, estoy viendo la ropa”, cuando en realidad ya leestaba contando a X, las intimidades de su trabajo, amoríos e infidelidades delos empleados. Cuando él vio que era tiempo, se atrevió y le dijo en voz bajita:“así que… ¿tú y Roberto?”, ella abrió los ojos con sorpresa, “¿queeeeé?”preguntó, “¿tú qué sabes de eso?”, él rió divertido, ella se había delatadosola, “lo sé todo” remató X “y con detalles”. Pero ella ya estaba confiada, asíque no lo negó “¿qué te dijeron?”. “El mismo Roberto me platicó todo, hastaposes”, “por eso me cae gordo ahora, por chismoso” dijo ella apretando losdientes, “¿Por qué, por chismoso o mentiroso? “dijo X, “¿cuál es la diferencia?”preguntó Maggie, “pues mira…” dijo él al tiempo que se acercaba más a ella y lerosaba el brazo “mentiroso es que no pasó nada, y chismoso es que si pasó y loanda contando… así que, ¿cuál es?” Ella lo miró con sus bonitos ojos y dudó,pero creo que la calentura ya empezaba prender la mecha. “Primero dime qué eslo que te dijo”, Xavier rió “dijo que aparte de bonita eres muy buena con tuboquita” ella lo miró extrañada, no muy segura de lo que le estaba diciendo, “¿buenapara qué, en qué sentido?”, “para el sexo oral, claro” dijo él para rematar,ella solo sonrió mirando al piso y dijo “mira, ya va a llegar mi esposo y si teve conmigo se me va a encelar”, al oír esto, le mandé otro texto “olvídalo,amor, el tráfico está detenido, en la primer oportunidad me regreso a la casa…te espero allá, solo no uses la avenida Springs porque está cerrada”, “pareceque ya no va a llegar” dijo él sin tono de burla, “si quieres te invito uncafé”, “está bien pero solo un rato porque me tengo que ir”. Se levantaron dela mesa, platicando del tráfico y de cosillas, fueron al local de McDonalds porun café y regresaron a la misma mesa, fue cuando Xavier continuó su ataque.“Entonces, ¿es verdad lo que dice Roberto?”, ella, un tanto desinhibidarespondió:” creo que cuando te gusta lo que haces, lo puedes hacer muy bien”, “¿entonceslo haces muy bien?” ella solo asintió con la cabeza, tomando un sorbo de café,“entonces te gusta hacer el sexo oral” ella volvió a asentir, con rostro serioy mirando hacia otro lado, yo pensé que se comenzaba a enojar, y se lo dije a Xpor el celular “creo que se está enojando, mejor…” “me gustaría probar cómo lohaces” me interrumpió el chico, acercándose a mi esposa y colocando su mano enel muslo desnudo de ella. Pensé que iba a arder Troya, que ella le daría unabofetada y saldría de ahí. “¿En dónde?” le preguntó aún seria, como si nopasara nada, “¿Tienes llaves de la oficina?” preguntó él, “si… me gané laconfianza de Don Rafael” dijo en tono pícaro, Xavier rió sorprendido “¿haciendoqué?”, ella lo miró con sus hermosos ojos “exactamente eso”, “¿ni a mi tío sela perdonaste? mira que tío tan suertudo”, rieron mientras yo me la imaginabasiendo cogida por el jefe de la compañía, un hombre de casi sesenta años. Selevantaron de la mesa y se dirigieron al estacionamiento, X la agarró de lacintura y ella no dijo nada, y así caminaron juntos, yo corrí también, me subíal carro, manejé lo más rápido posible hasta la oficina donde ella trabaja y meestacioné en un lugar donde ella no me vería, “suertudo, se te va a hacer”,Xavier me respondió en voz alta, disimulando con mi esposa: “no puedo creer losuertudo que soy”, ya no pude ver la reacción de mi esposa, pero imaginé unasonrisa. “Tienes bien suavecitas tus piernas” dijo enseguida, la estabaacariciando mientras ella manejaba, “no seas tentón” dijo ella riendo “me vas adistraer”, pero su voz se escuchaba excitada. Vi llegar el carro yestacionarse, los dos se bajaron y Xavier ya la llevaba abrazada, ella abrió lapuerta y desconectó la alarma, cerraron la puerta tras de sí. Lo siguiente es,parte lo que oí y parte lo que Xavier me platicó: entraron a la recepción delas oficinas donde hay dos mullidos sillones casi nuevos, y los grandescristales son de espejo, así que de afuera hacia dentro no se puede ver nada(yo no podía ver nada ahí dentro), pero ellos podían ver a unos metros dedistancia los autos pasar por la calle, Xavier se sentó y ella puso su bolso enla mesa, pero no atinaba que hacer, así que él, metiendo un dedo en la cinturade la falda, la jaló delicadamente pero firme hacia sí mismo, hasta que ellaquedó entre sus piernas, la abrazó por la cintura y Maggie se agachó parabesarse tiernamente en la boca. Cuando los besos se hicieron más pasionales, elchico masajeó las nalgas sobre la tela apretada de su falda y luego metió lasmanos por debajo, levantándosela para quitarle la tanga. Ella lo detuvo y lomiró a los ojos “ni una palabra de esto a nadie, ¿entendiste?, no quiero quellegue a oídos de mi esposo” le dijo apuntando con su dedo índice a la cara deél, “claro que no” dijo X, bajando la tanga a las rodillas “aunque ya todossaben de tus salidas con Alberto, me extraña que tu esposo no lo sepa”, ella lomiró extrañada, luego preguntó: “¿Roberto?”, Xavier se desconcertó, habíaequivocado el nombre, pero rápidamente aclaró: “Perdón, quise decir Roberto” lamiró con ojos de sospecha “¿también tuviste algo que ver con Alberto?”, ellasolo sonrió en tono pícaro, “bueno, con este cuerpo, no creo que haya uno queno quiera cogerte” dijo y olvidando la equivocación, continuó besándola. En esaposición y sin dejar de besarse, Xavier la dejó desnuda y ella le apretaba elmiembro sobre el pantalón, sabiendo que yo estaba escuchando, le decía cosas,como:” ya estas bien mojadita, que rico” y “me gustan tus tetas, están duras,déjame chupártelas” y se escuchaban las chupadas y besos que le daba. Ella sepuso de rodillas en la alfombra y le desabrochó el cinturón, luego el pantalóny le sacó el miembro “bájame los pantalones hasta el suelo para que no estorben”le dijo,” así… ¿ya ves?... chúpamela, ya está lista para ti, quiero sentir loque me contó Roberto… aaaayyyyy, así, así… que rico lo haces”, yo ya estabajalándomela también en mi carro, “chúpame también mis huevos… así… eres unaexperta” decía entre jadeos. “¿te parece que lo hago bien?” alcancé a oír quepreguntó ella melosa, “muuuy bien, se ve que te gusta chuparla”, “me encanta”le contestó ella en una forma que me hizo eyacular, por suerte estaba preparadocon toallitas, pero mi erección no se bajó, cuando oí a Xavier decirle “ven, súbete”ella se puso de pie y él se acostó para que ella lo montara, así que subiendola pierna al sillón, agarró con su mano la verga y solita se la clavó en suverija mojada y comenzó a moverse, “ven” dijo X “déjame mamarte tus chiches”(ruido de chupetes), yo podía escuchar también los gemidos de ella al sentir ensus pezones la lengua hambrienta del chico y me asustó, sin querer, la voz demi esposa decirle en el oído, justo donde estaba el auricular de bluetooth“cógeme” dijo muy, pero muy sexy “la tienes más rica que Roberto”, “¿sí?”preguntó él sabiendo que yo escuchaba “¿cuántas veces te cogió él?”, “variasveces” respondió mi esposa “aquí mismo en este sillón, cuando todos se iban”,recordé las veces que Maggie llegaba tarde a casa y las excusas que me daba “mequedé tiempo extra”, “tuvimos un problema y tuve que quedarme”, “hay muchotráfico”, “fui al mall a ver la ropa”, etc. y curiosamente llegaba a darse unbaño caliente. “también en la bodega, a la hora de comer” confesó ella también,y pensé que a esa hora muchos salían a comer fuera y los pocos en el comedor,aparte en la bodega hay muchísimos rollos de tela, lugar perfecto para cogercómodos y sin ser vistos. Los gritos de ella se hicieron más fuertes, hastaque, arañando el pecho de él, se vino en un orgasmo. Se quedaron unos minutosquietos. “¿Te cogió de perrito?” le preguntó el chico respirandodificultosamente, “¡huy, si! me hizo lo que quiso”, “a ver, quiero metértela asíyo también”, se oyeron ruidos de movimiento, me imaginaba a mi esposatotalmente desnuda, acomodándose en cuatro para ser penetrada por un chico queni siquiera conocía, “que rico culito tienes” dijo X “ahí te va”, se oyó elgritito de mi esposa y enseguida los choques de la cadera de él chocando conlas nalgas de Maggie, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer y jadeosmasculinos al tiempo que se escuchaban las nalgadas que le daba, cuando ella sevino nuevamente, entonces Xavier aceleró el mete y saca y respirandodificultosamente le dijo:” me voy a venir”, a lo que ella respondió:”¡no! ¡venteen mi boca!”, yo me chorreé en una toallita de papel, y Xavier, apenasaguantando la venida, se volteó y un chorro de semen golpeó la carita de miesposa, quien rápidamente engulló la cabeza de la verga para recibir el restode leche caliente en la garganta y tragarla. Mi amada siguió mamando hasta queel joven, como adolorido, le dijo que ya no y se sentó en el sofá respirandoagitado con el miembro perdiendo lentamente la dureza, ella se levantó y asídesnuda fue al baño a lavarse la cara de esperma. Platicaron un rato y ella ledijo que se tenía que irse, esa fue mi clave para arrancar mi auto y volver acasa, mientras ellos se vistieron, intercambiaron números de celular y sedespidieron. Cuando Maggie llegó a la casa, yo estaba en la sala viendo la tv,ella me beso y le expliqué lo del tráfico, etc. Me contó que se encontró unjoven sobrino de Don Rafael y que se saludaron, pero nada más, obvio. Despuésde su baño caliente nos fuimos a dormir, los dos estábamos satisfechos de sexopor ese día.
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El día de la carne asada en el rancho donde Rodo trabaja, mi esposa estaba demasiado ebria, la ayudé a bajar del auto, y le preparé un baño caliente, la piel de su pecho se notaba pegajosa, pensé que de sudor, pero ella me dijo que, al beber cerveza, una se le derramó encima, lo cual es curioso, porque la blusa ombliguera no estaba mojada. La ayudé a entrar a latina llena de agua y se recostó, me besaba melosa y yo sentía el sabor de la cerveza y sexo en sus labios, “¿te la pasaste bien?” le pregunté, “muuuuy bien”me dijo sonriendo, “¿no se propasaron contigo?, ¿no te faltaron al respeto? tu short está muy cortito”, “ya sabes como son los hombres” me dijo “coketeaban conmigo cuando Rodo no estaba”, “¿Cuándo Rodo no estaba? ¿te dejó sola conellos?” pregunté, me miró con sus hermosos ojos color miel, ella sabía queestuvo a punto de hablar de más, “¿Cómo te presentó con ellos? ¿como su amiga?”dudó un poco, riendo y me dijo “como esposa de su amigo, por eso habíarespeto”. Vino a mi mente la imagen del chino platicando con ella,acariciándole la espalda desnuda y mirándole las tetas descaradamente mientrasella reía. “Oye, tú sabes que me puedes contar todo ¿verdad?” le dije mientraspasaba la esponja con jabón por su cuello y su pecho, “pero ¿contarte qué?”preguntó un tanto incómoda, “lo que sea, lo que haya pasado, lo que hayashecho” le dije “yo nunca te voy a juzgar. Puedes contarme lo que sea” ella solobajaba su mirada, lo más amorosamente que pude le pregunté “¿no pasó nada?”.Ella dudaba, “y si hubiera pasado algo, ¿Qué me dirías?”, “depende de lo quehaya pasado” le contesté, ella rió de forma provocativa “¿y si te dijera que meacosté con él?”, yo le sonreí y le di un beso en los labios, “te pediríadetalle por detalle mientras te hago el amor”, “ahora me convenzo que estásloco” nos reímos los dos. “pero no pasó nada” me dijo.
Otro amigo que contestó a mi clasificado era Xavier, le gusta que lollamen X, es joven de veintiséis años de edad, delgado, alto y rubio, fan delos comics. Seguro de sí mismo que hasta me mandó una foto por chat. Si a mí seme hizo atractivo, seguro que a Maggie también. Xavier estaba decidido aconocerla y conquistarla como diera lugar, así que chateamos largamente ehicimos este plan: Mi esposa tiene las llaves del lugar donde trabaja, y cuandosalen todos, el lugar se cierra y queda vacío, ella tiene el código paraactivar y desactivar las alarmas, entrar y salir; ahora, cerca de ahí, hay unmall con un cine que ella y yo frecuentamos. La idea era, que yo quedara deverme con ella en el mall, al salir ella de trabajar para ir al cine, perollamarle a su celular y decirle que estaba atascado en el tráfico, para queXavier la encontrara y le hiciera platica, a ver qué pasaba. Por supuesto yo yaiba a estar por ahí escondido viendo el progreso, además oyendo de lo quehablaban por mi celular y el aparato bluetooth de Xavier. Y así fue, el día acordado, me encontré con él,venía con traje y corbata como para quedar bien, antes de la hora de salida demi esposa, para afinar detalles, subimos al segundo piso del mall y esperamosMaggie, cuando ella me llamó, le dije que ya iba en camino pero que habíabastante tráfico, que me esperara en el área de comida, en una de las mesas, ydespués de unos minutos la vimos aparecer e ir a sentarse. Llamé al número deX, y ya establecida la llamada, nos dimos un apretón de manos y mientras él sedirigió a las escaleras, yo me oculté tras una columna desde donde podía ver laescena sin ser descubierto.
Xavier hizo como que iba pasando y cuando sus miradas se cruzaron, élfingió reconocerla, y se acercó a saludarla, “¿Maggie?” preguntó él en tonoalegre y amigable “¿te acuerdas de mí? soy Xavier”, ella le dio la manoextrañada, nunca lo había visto en su vida, claro, “perdón, ¿te conozco?”,“claro que sí, soy sobrino de Don Rafael, tu jefe” dijo él, toda la informaciónque yo le había dado la tenía memorizada, incluso detalles de un amorío deella, que me pasó una señora que fue despedida de esa oficina y que odiaba aMaggie. Poco a poco fue ganándose la confianza de mi esposa y el tiempo pasósin que se dieran cuenta por la plática amena, ya reían juntos cuando, yo lemandaba textos a ella por el celular “10 minutos más”, “mucho tráfico”, “nadiese mueve, 10 minutos más”, pero ella ya me contestaba, “tranquilo, solo manejacon cuidado”, “no te apures, estoy viendo la ropa”, cuando en realidad ya leestaba contando a X, las intimidades de su trabajo, amoríos e infidelidades delos empleados. Cuando él vio que era tiempo, se atrevió y le dijo en voz bajita:“así que… ¿tú y Roberto?”, ella abrió los ojos con sorpresa, “¿queeeeé?”preguntó, “¿tú qué sabes de eso?”, él rió divertido, ella se había delatadosola, “lo sé todo” remató X “y con detalles”. Pero ella ya estaba confiada, asíque no lo negó “¿qué te dijeron?”. “El mismo Roberto me platicó todo, hastaposes”, “por eso me cae gordo ahora, por chismoso” dijo ella apretando losdientes, “¿Por qué, por chismoso o mentiroso? “dijo X, “¿cuál es la diferencia?”preguntó Maggie, “pues mira…” dijo él al tiempo que se acercaba más a ella y lerosaba el brazo “mentiroso es que no pasó nada, y chismoso es que si pasó y loanda contando… así que, ¿cuál es?” Ella lo miró con sus bonitos ojos y dudó,pero creo que la calentura ya empezaba prender la mecha. “Primero dime qué eslo que te dijo”, Xavier rió “dijo que aparte de bonita eres muy buena con tuboquita” ella lo miró extrañada, no muy segura de lo que le estaba diciendo, “¿buenapara qué, en qué sentido?”, “para el sexo oral, claro” dijo él para rematar,ella solo sonrió mirando al piso y dijo “mira, ya va a llegar mi esposo y si teve conmigo se me va a encelar”, al oír esto, le mandé otro texto “olvídalo,amor, el tráfico está detenido, en la primer oportunidad me regreso a la casa…te espero allá, solo no uses la avenida Springs porque está cerrada”, “pareceque ya no va a llegar” dijo él sin tono de burla, “si quieres te invito uncafé”, “está bien pero solo un rato porque me tengo que ir”. Se levantaron dela mesa, platicando del tráfico y de cosillas, fueron al local de McDonalds porun café y regresaron a la misma mesa, fue cuando Xavier continuó su ataque.“Entonces, ¿es verdad lo que dice Roberto?”, ella, un tanto desinhibidarespondió:” creo que cuando te gusta lo que haces, lo puedes hacer muy bien”, “¿entonceslo haces muy bien?” ella solo asintió con la cabeza, tomando un sorbo de café,“entonces te gusta hacer el sexo oral” ella volvió a asentir, con rostro serioy mirando hacia otro lado, yo pensé que se comenzaba a enojar, y se lo dije a Xpor el celular “creo que se está enojando, mejor…” “me gustaría probar cómo lohaces” me interrumpió el chico, acercándose a mi esposa y colocando su mano enel muslo desnudo de ella. Pensé que iba a arder Troya, que ella le daría unabofetada y saldría de ahí. “¿En dónde?” le preguntó aún seria, como si nopasara nada, “¿Tienes llaves de la oficina?” preguntó él, “si… me gané laconfianza de Don Rafael” dijo en tono pícaro, Xavier rió sorprendido “¿haciendoqué?”, ella lo miró con sus hermosos ojos “exactamente eso”, “¿ni a mi tío sela perdonaste? mira que tío tan suertudo”, rieron mientras yo me la imaginabasiendo cogida por el jefe de la compañía, un hombre de casi sesenta años. Selevantaron de la mesa y se dirigieron al estacionamiento, X la agarró de lacintura y ella no dijo nada, y así caminaron juntos, yo corrí también, me subíal carro, manejé lo más rápido posible hasta la oficina donde ella trabaja y meestacioné en un lugar donde ella no me vería, “suertudo, se te va a hacer”,Xavier me respondió en voz alta, disimulando con mi esposa: “no puedo creer losuertudo que soy”, ya no pude ver la reacción de mi esposa, pero imaginé unasonrisa. “Tienes bien suavecitas tus piernas” dijo enseguida, la estabaacariciando mientras ella manejaba, “no seas tentón” dijo ella riendo “me vas adistraer”, pero su voz se escuchaba excitada. Vi llegar el carro yestacionarse, los dos se bajaron y Xavier ya la llevaba abrazada, ella abrió lapuerta y desconectó la alarma, cerraron la puerta tras de sí. Lo siguiente es,parte lo que oí y parte lo que Xavier me platicó: entraron a la recepción delas oficinas donde hay dos mullidos sillones casi nuevos, y los grandescristales son de espejo, así que de afuera hacia dentro no se puede ver nada(yo no podía ver nada ahí dentro), pero ellos podían ver a unos metros dedistancia los autos pasar por la calle, Xavier se sentó y ella puso su bolso enla mesa, pero no atinaba que hacer, así que él, metiendo un dedo en la cinturade la falda, la jaló delicadamente pero firme hacia sí mismo, hasta que ellaquedó entre sus piernas, la abrazó por la cintura y Maggie se agachó parabesarse tiernamente en la boca. Cuando los besos se hicieron más pasionales, elchico masajeó las nalgas sobre la tela apretada de su falda y luego metió lasmanos por debajo, levantándosela para quitarle la tanga. Ella lo detuvo y lomiró a los ojos “ni una palabra de esto a nadie, ¿entendiste?, no quiero quellegue a oídos de mi esposo” le dijo apuntando con su dedo índice a la cara deél, “claro que no” dijo X, bajando la tanga a las rodillas “aunque ya todossaben de tus salidas con Alberto, me extraña que tu esposo no lo sepa”, ella lomiró extrañada, luego preguntó: “¿Roberto?”, Xavier se desconcertó, habíaequivocado el nombre, pero rápidamente aclaró: “Perdón, quise decir Roberto” lamiró con ojos de sospecha “¿también tuviste algo que ver con Alberto?”, ellasolo sonrió en tono pícaro, “bueno, con este cuerpo, no creo que haya uno queno quiera cogerte” dijo y olvidando la equivocación, continuó besándola. En esaposición y sin dejar de besarse, Xavier la dejó desnuda y ella le apretaba elmiembro sobre el pantalón, sabiendo que yo estaba escuchando, le decía cosas,como:” ya estas bien mojadita, que rico” y “me gustan tus tetas, están duras,déjame chupártelas” y se escuchaban las chupadas y besos que le daba. Ella sepuso de rodillas en la alfombra y le desabrochó el cinturón, luego el pantalóny le sacó el miembro “bájame los pantalones hasta el suelo para que no estorben”le dijo,” así… ¿ya ves?... chúpamela, ya está lista para ti, quiero sentir loque me contó Roberto… aaaayyyyy, así, así… que rico lo haces”, yo ya estabajalándomela también en mi carro, “chúpame también mis huevos… así… eres unaexperta” decía entre jadeos. “¿te parece que lo hago bien?” alcancé a oír quepreguntó ella melosa, “muuuy bien, se ve que te gusta chuparla”, “me encanta”le contestó ella en una forma que me hizo eyacular, por suerte estaba preparadocon toallitas, pero mi erección no se bajó, cuando oí a Xavier decirle “ven, súbete”ella se puso de pie y él se acostó para que ella lo montara, así que subiendola pierna al sillón, agarró con su mano la verga y solita se la clavó en suverija mojada y comenzó a moverse, “ven” dijo X “déjame mamarte tus chiches”(ruido de chupetes), yo podía escuchar también los gemidos de ella al sentir ensus pezones la lengua hambrienta del chico y me asustó, sin querer, la voz demi esposa decirle en el oído, justo donde estaba el auricular de bluetooth“cógeme” dijo muy, pero muy sexy “la tienes más rica que Roberto”, “¿sí?”preguntó él sabiendo que yo escuchaba “¿cuántas veces te cogió él?”, “variasveces” respondió mi esposa “aquí mismo en este sillón, cuando todos se iban”,recordé las veces que Maggie llegaba tarde a casa y las excusas que me daba “mequedé tiempo extra”, “tuvimos un problema y tuve que quedarme”, “hay muchotráfico”, “fui al mall a ver la ropa”, etc. y curiosamente llegaba a darse unbaño caliente. “también en la bodega, a la hora de comer” confesó ella también,y pensé que a esa hora muchos salían a comer fuera y los pocos en el comedor,aparte en la bodega hay muchísimos rollos de tela, lugar perfecto para cogercómodos y sin ser vistos. Los gritos de ella se hicieron más fuertes, hastaque, arañando el pecho de él, se vino en un orgasmo. Se quedaron unos minutosquietos. “¿Te cogió de perrito?” le preguntó el chico respirandodificultosamente, “¡huy, si! me hizo lo que quiso”, “a ver, quiero metértela asíyo también”, se oyeron ruidos de movimiento, me imaginaba a mi esposatotalmente desnuda, acomodándose en cuatro para ser penetrada por un chico queni siquiera conocía, “que rico culito tienes” dijo X “ahí te va”, se oyó elgritito de mi esposa y enseguida los choques de la cadera de él chocando conlas nalgas de Maggie, sus gemidos se convirtieron en gritos de placer y jadeosmasculinos al tiempo que se escuchaban las nalgadas que le daba, cuando ella sevino nuevamente, entonces Xavier aceleró el mete y saca y respirandodificultosamente le dijo:” me voy a venir”, a lo que ella respondió:”¡no! ¡venteen mi boca!”, yo me chorreé en una toallita de papel, y Xavier, apenasaguantando la venida, se volteó y un chorro de semen golpeó la carita de miesposa, quien rápidamente engulló la cabeza de la verga para recibir el restode leche caliente en la garganta y tragarla. Mi amada siguió mamando hasta queel joven, como adolorido, le dijo que ya no y se sentó en el sofá respirandoagitado con el miembro perdiendo lentamente la dureza, ella se levantó y asídesnuda fue al baño a lavarse la cara de esperma. Platicaron un rato y ella ledijo que se tenía que irse, esa fue mi clave para arrancar mi auto y volver acasa, mientras ellos se vistieron, intercambiaron números de celular y sedespidieron. Cuando Maggie llegó a la casa, yo estaba en la sala viendo la tv,ella me beso y le expliqué lo del tráfico, etc. Me contó que se encontró unjoven sobrino de Don Rafael y que se saludaron, pero nada más, obvio. Despuésde su baño caliente nos fuimos a dormir, los dos estábamos satisfechos de sexopor ese día.
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