Mamá me acababa de servir el desayuno y me daba la espalda y se ocupaba de ordenar algo en la mesada de la cocina, la miré con detenimiento. Era pleno verano y mamá lucía un liviano vestido de falda corta y tenía los hombros descubiertos, calzaba zapatillas y noté que se le notaban los elásticos de una pequeña tanga a través del vestido ajustado que realzaba sus bellas y redondas nalgas, levanté la mirada y me di cuenta que no tenía corpiño, vista desde atrás parecía una adolescente.
Ella me calentaba terriblemente y desde que se separó de papá fantaseé que alguna noche me metería en su cama y me recibiría con los brazos abiertos, pero nunca me animé y ella no parecía darse cuenta que la miraba como un lobo hambriento. Tenía quince años cuando mis padres se separaron y, en los cuatro años siguientes, mamá vivió una vida recoleta, jamás salía excepto para visitar a tía Ana que en realidad no era mi tía, pero era la mejor amiga de mamá de toda la vida y que también estaba separada de su marido.
Tía Ana era psicóloga y yo imaginaba que las visitas de mamá a ella eran en busca de consejo o apoyo porque solía volver de buen carácter lo que me alegraba muchísimo, a veces también tía se quedaba a dormir en casa y se hacían compañía, sobre todo cuando yo salía con mis amigos y ella se quedaba sola, tía no tenía más familia que nosotros así que pasaba casi todo su tiempo libre con mamá.
No podía apartar los ojos del culo de mamá, estaba como hipnotizado con la vista clavada en esas nalgas perfectas y comencé a tener una erección, una tremenda erección, me levanté silenciosamente, pero no pude evitar golpear con mi miembro el borde de la mesa. Me acerqué y apoyé mis manos sobre sus hombros desnudos. «¿Qué haces?» Dijo mamá sonriendo extrañada. Entonces le besé el cuello y la sonrisa de mamá se congeló en su rostro. «No» Dijo con voz temblorosa cuando le apoyé la verga entre las nalgas. «Por favor Tony, no» Repitió mientras seguía besando y lamiendo su cuello y le apretaba el pene contra su culo.
Bajé las manos a lo largo de sus brazos y la abracé por la cintura. «Tony, por favor» Suplicó mamá. Pero yo, sin responder, subí mis manos y atrapé sus redondas y perfectas tetas que durante tantos años me habían calentado con locura, sentí sus pezones duros entre las yemas de mis dedos. Mamá sollozó: «No lo hagas, por favor, no lo hagas» Pero yo no estaba dispuesto a concederle ninguna tregua y bajé mi mano izquierda y le apreté la vagina haciéndola gritar de sorpresa.
Mamá lloraba quedamente cuando le di vuelta y la apreté contra mi cuerpo mientas mi boca buscaba la suya. La besé profundamente y mamá gimió, la tenía apretada fuertemente contra la mesada y le refregaba mi miembro contra su vagina. Mis manos bajaron hasta el borde de la falda y la comencé a subir acariciando sus muslos tibios. «No» Repitió intentando una resistencia en la que ni ella misma ya creía. Cuando mis manos acariciaron las nalgas se estremeció y supe que ya había asumido que estaba perdida.
Le bajé la bombacha mientras la besaba y luego me agaché para quitársela, entonces le vi por primera vez la vagina. Tenía los labios inflamados y los recubría una espuma blanca, se estaba mojando terriblemente y cuando le pasé la lengua mamá se sacudió en medio de un irreprimible y tremendo orgasmo, en tanto me había bajado el pantalón y el slip y, mientras con mi mano izquierda descubría el glande, comencé a incorporarme… Entonces sonó el teléfono y mamá atendió. «Tony, es para vos» Anunció. «Voy» Dije mientras minimizaba la pantalla y suspendía mi relato.
Soy un fanático aficionado a los
relatos eróticos de esta página y me encantan, sobre todo, los filiales. Leí varios en que chicos se cogen a sus madres y tuve la idea de escribir uno, siempre supe que aunque todos juran que sus historias son reales, la mayoría son ficticias y pensé que yo podría escribir también uno lo suficientemente bueno como para que esta página lo publique y en eso estaba cuando mamá me interrumpió. Atendí a un compañero y charlé con él unos diez minutos y al volver a mi habitación vi a mamá sentada frente a mi computadora llorando, había descubierto mi relato y lo había leído.
«¿Cómo pudiste escribir algo así? Preguntó sollozando. Iba a comenzar alguna explicación cuando continuó: «Es tan morboso y perverso, me siento avergonzada, humillada, mancillada… ¿Cómo pudiste? ¿Yo provoco esto en vos? ¿Te olvidaste que soy tu madre?» «Mamá» Interrumpí «No es lo que piensas, es solo ficción, lo escribo para un sitio de relatos eróticos, no tiene nada que ver con vos…» «¿Qué no tiene nada que ver conmigo? Me describes perfectamente y es innegable que me miras con mucho detenimiento porque conoces detalles de mi cuerpo mejor que yo misma… ¿Desde cuando sucede esto Tony?»
Juré que las cosas no eran como ella pensaba, pero no me creyó en absoluto, sentí que algo se había roto definitivamente en nuestra relación de madre e hijo. Esa noche no hablamos mientras cenábamos, mamá parecía agobiada, pero extrañamente yo me sentía bien como si haber sido descubierto me aliviase de culpas, me fui a dormir sintiéndome feliz. Cuando por la mañana bajé a desayunar me llevé la sorpresa de mi vida.
Mamá estaba vestida tal como la había descripto en mi relato y me daba la espalda acomodando algo en la mesada, cuando se dio vuelta para servirme el desayuno comprobé que no tenía corpiño, me dio los buenos días y un beso en la mejilla, entre mis piernas algo comenzó a crecer irreprimible. Mamá volvió a ocuparse de lo que hacía en la mesada y yo comencé a levantarme lentamente y, como en mi relato, me golpeé con el borde de la mesa.
Cuando le puse las manos en los hombros la sentí temblar y cuando le besé el cuello suspiró, pero no dijo «No» ni ninguna otra frase de rechazo, menos aún cuando le apoyé el miembro contra las nalgas. Tampoco dijo nada cuando le acaricié las tetas y mucho menos cuando mi mano apretó su vagina, sólo suspiró y se estremeció.
Mamá lloraba quedamente cuando le di vuelta y la apreté contra mi cuerpo mientas mi boca buscaba la suya. La besé profundamente y mamá gimió, la tenía apretada fuertemente contra la mesada y le refregaba mi miembro contra su vagina. Mis manos bajaron hasta el borde de la falda y la comencé a subir acariciando sus muslos tibios. «No» Repitió intentando una resistencia en la que ni ella misma ya creía. Cuando mis manos acariciaron las nalgas se estremeció y supe que ya había asumido que estaba perdida.
Le bajé la bombacha mientras la besaba y luego me agaché para quitársela, entonces le vi por primera vez la vagina. Tenía los labios inflamados y los recubría una espuma blanca, se estaba mojando terriblemente y cuando le pasé la lengua mamá se sacudió en medio de un irreprimible y tremendo orgasmo, en tanto me había bajado el pantalón y el slip y, mientras con mi mano izquierda descubría el glande, comencé a incorporarme…
…y la empalé hasta los huevos. Los pies de mamá se separaron del piso, todo su peso estaba sostenido por mi verga y mis manos que la aferraban por las nalgas, echó sus manos alrededor de mi cuello y la apoyé contra la mesada y comencé a metérsela y sacársela furiosamente, la calentura nos desbordaba y nos cogíamos como si nos fuese la vida en ese orgasmo al que estábamos a punto de llegar.
Mamá gritó y echó la cabeza hacia atrás con la boca muy abierta cuando le mordí el cuello y comencé a eyacular, se sacudía enloquecida en medio de una terrible acabada mientras yo pensaba que nunca más en la vida iba a volver a sentir lo que estaba sintiendo en ese momento.
Permanecimos unidos largo rato con los sexos latiendo fuertemente mientras mamá acariciaba mi cuello con su aliento caliente, luego susurró en mi o&iacut
e;do: «Hacía tanto tiempo que no… ¡Me hacía tanta falta!» Mientras le apretaba las redondas nalgas y con la yema de un dedo le acariciaba suavemente el culo, le dije:
«Te prometo que nunca más te va a faltar, seré tu amante por el resto de nuestras vidas mamita querida» Mamá gimió y me mordió suavemente el lóbulo de la oreja «Mi dulce hijito, no te vayas todavía, déjame sentirte un poco más» Yo también quería sentirla un poco más, sobre todo porque estaba recuperando mi erección y mamá se merecía otro orgasmo luego de tan larga abstención.
Esa noche tía Ana vino a cenar y, al terminar y mientras tomábamos café en la sala, me dijo: «Tony, tu mamá me contó lo que pasó esta mañana y tuvimos una larga conversación…» Miré a mamá reprochándole la indiscreción, pero tía continuaba… entonces estuvimos de acuerdo en que llegó el momento de decirte algo que hasta ahora te ocultamos: Tony, tu madre y yo somos amantes desde nuestra primera adolescencia». Debo haber abierto la boca exageradamente, pero el asombro era mayúsculo, en tanto tía seguía hablando: «Si, somos lesbianas, siempre lo fuimos hasta el día que tu madre conoció a tu padre y yo a mi ex marido, entonces descubrimos la heterosexualidad y nos convencimos que el estado ideal de una mujer es la bisexualidad y terminamos casándonos con nuestros novios.
Casi me caigo del sillón en el que estaba sentado, así que mi mamá y mi tía… Ahora entendía muchas cosas, pero tía seguía: «Es el estado perfecto de la sexualidad, el ciento por ciento del placer, pero un día tu padre nos encontró en su cama y le contó a mi marido y ambos nos abandonaron, entonces perdimos la mitad masculina que nos complementaba y nos conformamos con amarnos la una a la otra como lo hacíamos desde jovencitas, pero esta mañana ese delicado equilibrio se rompió, ahora tu madre tiene un amante hombre.
A esta altura yo estaba muy aturdido y escuchaba a tía Ana entrecortadamente mezclada con mis confusos pensamientos, pero lo que continuó fue mucho más claro: «Nuestra relación sufre ahora una descompensación porque ella recuperó la totalidad de su sexualidad y yo me quedé solamente con mi mitad a menos que…» Aunque yo ya estaba dispuesto a escuchar casi cualquier cosa lo que dijo tía igual me sorprendió… que también seas mi amante, de ese modo recompondríamos el equilibrio roto por ti esta mañana.
De haber sido creyente habría caído de rodillas y elevado plegarias de agradecimiento y entonado cánticos de alabanza al Señor, tía Ana me calentaba horrores desde mi más tierna pre adolescencia, por ella me había reventado innumerables y sublimes pajas, es que tía tenía el mejor culo que jamás vi en mi vida y sus tetas eran dos maravillosas obras de arte. Mamá tiene cuerpo de adolescente, pero tía es más alta y tiene cuerpo de hembra más que de mujer, recuerdo que cuando íbamos de vacaciones los hombres miraban a tía en la playa sin ningún disimulo es que, sin llegar a la exhuberancia, tiene un cuerpazo tremendo.
Me quedé sin hablar durante unos minutos intentando comprender que no era un sueño lo que había escuchado, pero finalmente reaccioné y contesté: «Tía, mamá, ustedes son las dos personas que más amo en el mundo y vuestra felicidad es la mía. No solo me acostaré con ambas sino que lo haré de todo corazón y las amaré incansablemente como ustedes lo merecen, pero también disfrutaré de vuestro amor como privilegiado testigo y las asistiré mientras ustedes me demuestran como se aman dos mujeres, a partir de hoy seremos maravillosos y apasionados amantes»
Mamá, emocionada hasta las lágrimas por mi respuesta, intervino: «Hijo mío, no imaginas lo feliz que me hace escucharte, te prometo hacerte gozar lo indecible y con tía nos amaremos para que nos mires y disfrutes también viendo amarse a dos lesbianas, pero no hablemos más y vayamos a la cama a demostrarnos lo que estamos dispuestos a darnos» Entonces se pararon y me tomaron de las manos y nos dirigimos al dormitorio, en el camino les toqué el culo mientras me miraban sonriendo.
Al llegar al dormitorio, y mientras mamá retiraba las cobijas de la cama, tía y yo ya nos besábamos frenéticamente. Tía tenía una terrible calentura producto de la larga a
bstención de verga a la que se vio sometida, igual que mamá, y nos quitábamos la ropa casi con desesperación, finalmente cuando la tuve completamente desnuda no podía creer que ese tremendo pedazo de mujer estuviese temblando entre mis brazos mientras la apretaba y la besaba, caímos en la cama y nos revolcábamos enloquecidos hasta que la puse de espaldas y hundí mi boca en su chorreante vagina y le pegué tremenda mamada.
Me incorporé, y arrodillado entre sus piernas, con la verga en la mano me dispuse a penetrarla, pero tía dijo las más maravillosas palabras que en mis ardientes sueños imaginé alguna vez escucharle: «Métemela toda por atrás» Y girando sobre si misma me dio la espalda, la visión del tremendo culo me mareó. A todo esto mamá estaba acostada a nuestro lado y había comenzado a masturbarse con entusiasmo, tragué saliva y me dije: «Me voy a coger el culo de mis sueños» Pero antes no pude contenerme y lo lamí largamente saboreándolo, era delicioso.
Cuando se la metí me sorprendió la facilidad como se deslizó dentro del húmedo recto, tía apenas gimió, estaba muy acostumbrada a recibir por el culo y, evidentemente, gozaba tanto por él como por la vagina. Apoyé mis manos en sus hombros y empecé a bombear con todas mis fuerza y perdí la cabeza por completo, es que estaba realizando la mayor de las fantasías de toda mi vida, cogerme el culo de tía Ana. En tanto mamá estaba presa de una cadena de orgasmos y se masturbaba a dos manos mientras miraba como mi verga entraba y salía del culo de su amante de toda la vida.
Tía tenía la boca hundida en la almohada, pero no podía evitar que sus gemidos se escuchasen como el rugido de una leona en celo, pronto iba a acabar. Me di cuenta por la forma en que sus nudillos se pusieron blancos de la fuerza con la que apretaba la almohada, tía Ana se venía y yo quería llegar con ella así que redoble la velocidad de mi bombeo hasta que eyaculé como un caballo.
Aunque mordía la almohada con todas sus fuerzas, tía no pudo sofocar los gritos, ella también acababa como una yegua mientras yo le mordía la nuca y mamá levantaba las caderas de la cama en un último y brutal orgasmo, el dormitorio se llenó de gritos, gemidos y jadeos, era lo mejor que había vivido en toda mi vida. Luego de un rato tía me dijo: «Tony, me estás haciendo doler». Entonces me di cuenta que seguía mordiéndola y le pedí perdón, tía contestó: «Está bien, lo que no quiero es que me quedé la marca de tus dientes y la gente se ría cuando me vea». Sonreí y besé el cuello de tía.
Cuando se la saqué tía Ana suspiró y le dijo a mamá: «No mentiste, es un tremendo semental y está muy bien dotado» Mamá sonrió orgullosa «Viste que no exageré, te dije que mi niñito tenía un hermoso instrumento» Me sonrojé ante tantos elogios, pero ahora tenía una gran curiosidad que deseaba satisfacer «Mamá, tía, ahora quiero verlas a ustedes, yo nunca estuve con dos lesbianas» «Nosotras nunca habíamos estado juntas con un hombre» Contestó mamá y agregó: «Es tremendamente excitante ver a tu pareja ser penetrada. Dejame acostarme a su lado que me muero por besarla» Salté a un lado de la cama y mamá y tía se abrazaron y comenzaron a besarse jadeando de la calentura ¡Estaban que ardían!
Se revolcaban besándose, mordiéndose, metiéndose los dedos… A veces mamá estaba abajo y otras arriba y de pronto estaban haciendo un 69 o una quedaba boca abajo y la otra le refregaba la concha por el culo o se lo lamía. Yo me había agradado tal calentura que tenía una erección completa nuevamente y estaba arrodillado a lado de ellas metiendo mano también cuando podía, me di cuenta que eso las excitaba mucho porque cada vez que le metía un dedo a alguna en algún agujero gemía y se besaban más furiosamente todavía, pero uno no es de fierro tampoco y en un momento que mamá quedó arriba dándome la espalda no me pude contener.
Apretó muy fuerte los ojos y su cara se crispó en un gesto de dolor y un largo quejido se escapó de su boca cuando la empalé, tía me miró sonriendo y me dijo: «Esperá que le separo los cachetes» La visión de las manos de tía aferrando la nalgas de mamá y abriéndolas cas
i me hace eyacular, luego tía me advirtió: «Despacio que tu madre dilata lentamente, dale tiempo» Yo no podía creer que esto estaba sucediendo de verdad, esa mañana me había cogido a mi mamá y ahora me acababa de coger a mi tía, mi mayor fetiche sexual, y ahora le estaba haciendo el culo a mi madre, esto era milagroso.
Pero no quería distraerme porque mamá se merecía mi mayor atención, ese culo era maravilloso y había comenzado a gozar como una perra, tía y ella se besaban y se mordían la boca mientras mi verga entraba y salía de ese volcán que parecía iba a entrar en erupción en cualquier momento, el esfínter se había dilatado y se veía enrojecido por la fricción, mi verga ahora entraba y salía a mayor velocidad y yo sabía que no podía durar mucho más.
Mis embates eran cada vez más fuertes y el cuerpo de mamá se sacudía con mis empujones y subía y bajaba flotando sobre las magníficas tetas de tía Ana, de pronto los tres estábamos gritando porque el orgasmo avanzaba como una ola gigantesca que nos iba a arrasar. Finalmente la ola rompió y mamá, apoyándose en las manos, se irguió y echando la cabeza hacia atrás gritó enloquecida mientras le enterraba la verga hasta las pelotas y la mantenía fuertemente penetrada mientras eyaculaba fuertes chorros de leche caliente y le mordía el cuello con todas mis fuerzas, tía levantó las caderas y mamá quedó apretada entre los dos cuerpos que más amaba en la vida, su hijo y tía Ana.
Descansamos abrazados, yo en el medio con mamá y tía con sus tetas contra mi pecho, era un sueño ¡Cuatro tetas! Me besaban y acariciaban todo el tiempo, sus manos no me daban tregua y se repartían entre mi verga y mis pelotas mientras me daban alternadamente besos en la boca, era un momento mágico. Claro que con tantos estímulos era imposible mantenerse calmo mucho tiempo y mi juventud reaccionó rápidamente y ambas recibieron, reiteradamente, lo que les estaba faltando desde hacía tanto tiempo.
Era de día cuando se quedaron dormidas abrazadas y con la cara de felicidad más grande que les había visto nunca, yo me levanté a tomar agua porque estaba sediento y entonces me acordé del relato que había comenzado a escribir y decidí terminarlo, ahora tenía un final perfecto.
Mientras lo firmaba y le ponía mi dirección de correo pensaba en la paradoja: Había comenzado escribiendo un relato de ficción e inesperadamente terminaba transformándose en un relato auténtico ojalá les guste, en una de esas hasta quizás me merezca una estrellita amarilla con sus votos, y hasta puede ser que una roja.
Ella me calentaba terriblemente y desde que se separó de papá fantaseé que alguna noche me metería en su cama y me recibiría con los brazos abiertos, pero nunca me animé y ella no parecía darse cuenta que la miraba como un lobo hambriento. Tenía quince años cuando mis padres se separaron y, en los cuatro años siguientes, mamá vivió una vida recoleta, jamás salía excepto para visitar a tía Ana que en realidad no era mi tía, pero era la mejor amiga de mamá de toda la vida y que también estaba separada de su marido.
Tía Ana era psicóloga y yo imaginaba que las visitas de mamá a ella eran en busca de consejo o apoyo porque solía volver de buen carácter lo que me alegraba muchísimo, a veces también tía se quedaba a dormir en casa y se hacían compañía, sobre todo cuando yo salía con mis amigos y ella se quedaba sola, tía no tenía más familia que nosotros así que pasaba casi todo su tiempo libre con mamá.
No podía apartar los ojos del culo de mamá, estaba como hipnotizado con la vista clavada en esas nalgas perfectas y comencé a tener una erección, una tremenda erección, me levanté silenciosamente, pero no pude evitar golpear con mi miembro el borde de la mesa. Me acerqué y apoyé mis manos sobre sus hombros desnudos. «¿Qué haces?» Dijo mamá sonriendo extrañada. Entonces le besé el cuello y la sonrisa de mamá se congeló en su rostro. «No» Dijo con voz temblorosa cuando le apoyé la verga entre las nalgas. «Por favor Tony, no» Repitió mientras seguía besando y lamiendo su cuello y le apretaba el pene contra su culo.
Bajé las manos a lo largo de sus brazos y la abracé por la cintura. «Tony, por favor» Suplicó mamá. Pero yo, sin responder, subí mis manos y atrapé sus redondas y perfectas tetas que durante tantos años me habían calentado con locura, sentí sus pezones duros entre las yemas de mis dedos. Mamá sollozó: «No lo hagas, por favor, no lo hagas» Pero yo no estaba dispuesto a concederle ninguna tregua y bajé mi mano izquierda y le apreté la vagina haciéndola gritar de sorpresa.
Mamá lloraba quedamente cuando le di vuelta y la apreté contra mi cuerpo mientas mi boca buscaba la suya. La besé profundamente y mamá gimió, la tenía apretada fuertemente contra la mesada y le refregaba mi miembro contra su vagina. Mis manos bajaron hasta el borde de la falda y la comencé a subir acariciando sus muslos tibios. «No» Repitió intentando una resistencia en la que ni ella misma ya creía. Cuando mis manos acariciaron las nalgas se estremeció y supe que ya había asumido que estaba perdida.
Le bajé la bombacha mientras la besaba y luego me agaché para quitársela, entonces le vi por primera vez la vagina. Tenía los labios inflamados y los recubría una espuma blanca, se estaba mojando terriblemente y cuando le pasé la lengua mamá se sacudió en medio de un irreprimible y tremendo orgasmo, en tanto me había bajado el pantalón y el slip y, mientras con mi mano izquierda descubría el glande, comencé a incorporarme… Entonces sonó el teléfono y mamá atendió. «Tony, es para vos» Anunció. «Voy» Dije mientras minimizaba la pantalla y suspendía mi relato.
Soy un fanático aficionado a los
relatos eróticos de esta página y me encantan, sobre todo, los filiales. Leí varios en que chicos se cogen a sus madres y tuve la idea de escribir uno, siempre supe que aunque todos juran que sus historias son reales, la mayoría son ficticias y pensé que yo podría escribir también uno lo suficientemente bueno como para que esta página lo publique y en eso estaba cuando mamá me interrumpió. Atendí a un compañero y charlé con él unos diez minutos y al volver a mi habitación vi a mamá sentada frente a mi computadora llorando, había descubierto mi relato y lo había leído.
«¿Cómo pudiste escribir algo así? Preguntó sollozando. Iba a comenzar alguna explicación cuando continuó: «Es tan morboso y perverso, me siento avergonzada, humillada, mancillada… ¿Cómo pudiste? ¿Yo provoco esto en vos? ¿Te olvidaste que soy tu madre?» «Mamá» Interrumpí «No es lo que piensas, es solo ficción, lo escribo para un sitio de relatos eróticos, no tiene nada que ver con vos…» «¿Qué no tiene nada que ver conmigo? Me describes perfectamente y es innegable que me miras con mucho detenimiento porque conoces detalles de mi cuerpo mejor que yo misma… ¿Desde cuando sucede esto Tony?»
Juré que las cosas no eran como ella pensaba, pero no me creyó en absoluto, sentí que algo se había roto definitivamente en nuestra relación de madre e hijo. Esa noche no hablamos mientras cenábamos, mamá parecía agobiada, pero extrañamente yo me sentía bien como si haber sido descubierto me aliviase de culpas, me fui a dormir sintiéndome feliz. Cuando por la mañana bajé a desayunar me llevé la sorpresa de mi vida.
Mamá estaba vestida tal como la había descripto en mi relato y me daba la espalda acomodando algo en la mesada, cuando se dio vuelta para servirme el desayuno comprobé que no tenía corpiño, me dio los buenos días y un beso en la mejilla, entre mis piernas algo comenzó a crecer irreprimible. Mamá volvió a ocuparse de lo que hacía en la mesada y yo comencé a levantarme lentamente y, como en mi relato, me golpeé con el borde de la mesa.
Cuando le puse las manos en los hombros la sentí temblar y cuando le besé el cuello suspiró, pero no dijo «No» ni ninguna otra frase de rechazo, menos aún cuando le apoyé el miembro contra las nalgas. Tampoco dijo nada cuando le acaricié las tetas y mucho menos cuando mi mano apretó su vagina, sólo suspiró y se estremeció.
Mamá lloraba quedamente cuando le di vuelta y la apreté contra mi cuerpo mientas mi boca buscaba la suya. La besé profundamente y mamá gimió, la tenía apretada fuertemente contra la mesada y le refregaba mi miembro contra su vagina. Mis manos bajaron hasta el borde de la falda y la comencé a subir acariciando sus muslos tibios. «No» Repitió intentando una resistencia en la que ni ella misma ya creía. Cuando mis manos acariciaron las nalgas se estremeció y supe que ya había asumido que estaba perdida.
Le bajé la bombacha mientras la besaba y luego me agaché para quitársela, entonces le vi por primera vez la vagina. Tenía los labios inflamados y los recubría una espuma blanca, se estaba mojando terriblemente y cuando le pasé la lengua mamá se sacudió en medio de un irreprimible y tremendo orgasmo, en tanto me había bajado el pantalón y el slip y, mientras con mi mano izquierda descubría el glande, comencé a incorporarme…
…y la empalé hasta los huevos. Los pies de mamá se separaron del piso, todo su peso estaba sostenido por mi verga y mis manos que la aferraban por las nalgas, echó sus manos alrededor de mi cuello y la apoyé contra la mesada y comencé a metérsela y sacársela furiosamente, la calentura nos desbordaba y nos cogíamos como si nos fuese la vida en ese orgasmo al que estábamos a punto de llegar.
Mamá gritó y echó la cabeza hacia atrás con la boca muy abierta cuando le mordí el cuello y comencé a eyacular, se sacudía enloquecida en medio de una terrible acabada mientras yo pensaba que nunca más en la vida iba a volver a sentir lo que estaba sintiendo en ese momento.
Permanecimos unidos largo rato con los sexos latiendo fuertemente mientras mamá acariciaba mi cuello con su aliento caliente, luego susurró en mi o&iacut
e;do: «Hacía tanto tiempo que no… ¡Me hacía tanta falta!» Mientras le apretaba las redondas nalgas y con la yema de un dedo le acariciaba suavemente el culo, le dije:
«Te prometo que nunca más te va a faltar, seré tu amante por el resto de nuestras vidas mamita querida» Mamá gimió y me mordió suavemente el lóbulo de la oreja «Mi dulce hijito, no te vayas todavía, déjame sentirte un poco más» Yo también quería sentirla un poco más, sobre todo porque estaba recuperando mi erección y mamá se merecía otro orgasmo luego de tan larga abstención.
Esa noche tía Ana vino a cenar y, al terminar y mientras tomábamos café en la sala, me dijo: «Tony, tu mamá me contó lo que pasó esta mañana y tuvimos una larga conversación…» Miré a mamá reprochándole la indiscreción, pero tía continuaba… entonces estuvimos de acuerdo en que llegó el momento de decirte algo que hasta ahora te ocultamos: Tony, tu madre y yo somos amantes desde nuestra primera adolescencia». Debo haber abierto la boca exageradamente, pero el asombro era mayúsculo, en tanto tía seguía hablando: «Si, somos lesbianas, siempre lo fuimos hasta el día que tu madre conoció a tu padre y yo a mi ex marido, entonces descubrimos la heterosexualidad y nos convencimos que el estado ideal de una mujer es la bisexualidad y terminamos casándonos con nuestros novios.
Casi me caigo del sillón en el que estaba sentado, así que mi mamá y mi tía… Ahora entendía muchas cosas, pero tía seguía: «Es el estado perfecto de la sexualidad, el ciento por ciento del placer, pero un día tu padre nos encontró en su cama y le contó a mi marido y ambos nos abandonaron, entonces perdimos la mitad masculina que nos complementaba y nos conformamos con amarnos la una a la otra como lo hacíamos desde jovencitas, pero esta mañana ese delicado equilibrio se rompió, ahora tu madre tiene un amante hombre.
A esta altura yo estaba muy aturdido y escuchaba a tía Ana entrecortadamente mezclada con mis confusos pensamientos, pero lo que continuó fue mucho más claro: «Nuestra relación sufre ahora una descompensación porque ella recuperó la totalidad de su sexualidad y yo me quedé solamente con mi mitad a menos que…» Aunque yo ya estaba dispuesto a escuchar casi cualquier cosa lo que dijo tía igual me sorprendió… que también seas mi amante, de ese modo recompondríamos el equilibrio roto por ti esta mañana.
De haber sido creyente habría caído de rodillas y elevado plegarias de agradecimiento y entonado cánticos de alabanza al Señor, tía Ana me calentaba horrores desde mi más tierna pre adolescencia, por ella me había reventado innumerables y sublimes pajas, es que tía tenía el mejor culo que jamás vi en mi vida y sus tetas eran dos maravillosas obras de arte. Mamá tiene cuerpo de adolescente, pero tía es más alta y tiene cuerpo de hembra más que de mujer, recuerdo que cuando íbamos de vacaciones los hombres miraban a tía en la playa sin ningún disimulo es que, sin llegar a la exhuberancia, tiene un cuerpazo tremendo.
Me quedé sin hablar durante unos minutos intentando comprender que no era un sueño lo que había escuchado, pero finalmente reaccioné y contesté: «Tía, mamá, ustedes son las dos personas que más amo en el mundo y vuestra felicidad es la mía. No solo me acostaré con ambas sino que lo haré de todo corazón y las amaré incansablemente como ustedes lo merecen, pero también disfrutaré de vuestro amor como privilegiado testigo y las asistiré mientras ustedes me demuestran como se aman dos mujeres, a partir de hoy seremos maravillosos y apasionados amantes»
Mamá, emocionada hasta las lágrimas por mi respuesta, intervino: «Hijo mío, no imaginas lo feliz que me hace escucharte, te prometo hacerte gozar lo indecible y con tía nos amaremos para que nos mires y disfrutes también viendo amarse a dos lesbianas, pero no hablemos más y vayamos a la cama a demostrarnos lo que estamos dispuestos a darnos» Entonces se pararon y me tomaron de las manos y nos dirigimos al dormitorio, en el camino les toqué el culo mientras me miraban sonriendo.
Al llegar al dormitorio, y mientras mamá retiraba las cobijas de la cama, tía y yo ya nos besábamos frenéticamente. Tía tenía una terrible calentura producto de la larga a
bstención de verga a la que se vio sometida, igual que mamá, y nos quitábamos la ropa casi con desesperación, finalmente cuando la tuve completamente desnuda no podía creer que ese tremendo pedazo de mujer estuviese temblando entre mis brazos mientras la apretaba y la besaba, caímos en la cama y nos revolcábamos enloquecidos hasta que la puse de espaldas y hundí mi boca en su chorreante vagina y le pegué tremenda mamada.
Me incorporé, y arrodillado entre sus piernas, con la verga en la mano me dispuse a penetrarla, pero tía dijo las más maravillosas palabras que en mis ardientes sueños imaginé alguna vez escucharle: «Métemela toda por atrás» Y girando sobre si misma me dio la espalda, la visión del tremendo culo me mareó. A todo esto mamá estaba acostada a nuestro lado y había comenzado a masturbarse con entusiasmo, tragué saliva y me dije: «Me voy a coger el culo de mis sueños» Pero antes no pude contenerme y lo lamí largamente saboreándolo, era delicioso.
Cuando se la metí me sorprendió la facilidad como se deslizó dentro del húmedo recto, tía apenas gimió, estaba muy acostumbrada a recibir por el culo y, evidentemente, gozaba tanto por él como por la vagina. Apoyé mis manos en sus hombros y empecé a bombear con todas mis fuerza y perdí la cabeza por completo, es que estaba realizando la mayor de las fantasías de toda mi vida, cogerme el culo de tía Ana. En tanto mamá estaba presa de una cadena de orgasmos y se masturbaba a dos manos mientras miraba como mi verga entraba y salía del culo de su amante de toda la vida.
Tía tenía la boca hundida en la almohada, pero no podía evitar que sus gemidos se escuchasen como el rugido de una leona en celo, pronto iba a acabar. Me di cuenta por la forma en que sus nudillos se pusieron blancos de la fuerza con la que apretaba la almohada, tía Ana se venía y yo quería llegar con ella así que redoble la velocidad de mi bombeo hasta que eyaculé como un caballo.
Aunque mordía la almohada con todas sus fuerzas, tía no pudo sofocar los gritos, ella también acababa como una yegua mientras yo le mordía la nuca y mamá levantaba las caderas de la cama en un último y brutal orgasmo, el dormitorio se llenó de gritos, gemidos y jadeos, era lo mejor que había vivido en toda mi vida. Luego de un rato tía me dijo: «Tony, me estás haciendo doler». Entonces me di cuenta que seguía mordiéndola y le pedí perdón, tía contestó: «Está bien, lo que no quiero es que me quedé la marca de tus dientes y la gente se ría cuando me vea». Sonreí y besé el cuello de tía.
Cuando se la saqué tía Ana suspiró y le dijo a mamá: «No mentiste, es un tremendo semental y está muy bien dotado» Mamá sonrió orgullosa «Viste que no exageré, te dije que mi niñito tenía un hermoso instrumento» Me sonrojé ante tantos elogios, pero ahora tenía una gran curiosidad que deseaba satisfacer «Mamá, tía, ahora quiero verlas a ustedes, yo nunca estuve con dos lesbianas» «Nosotras nunca habíamos estado juntas con un hombre» Contestó mamá y agregó: «Es tremendamente excitante ver a tu pareja ser penetrada. Dejame acostarme a su lado que me muero por besarla» Salté a un lado de la cama y mamá y tía se abrazaron y comenzaron a besarse jadeando de la calentura ¡Estaban que ardían!
Se revolcaban besándose, mordiéndose, metiéndose los dedos… A veces mamá estaba abajo y otras arriba y de pronto estaban haciendo un 69 o una quedaba boca abajo y la otra le refregaba la concha por el culo o se lo lamía. Yo me había agradado tal calentura que tenía una erección completa nuevamente y estaba arrodillado a lado de ellas metiendo mano también cuando podía, me di cuenta que eso las excitaba mucho porque cada vez que le metía un dedo a alguna en algún agujero gemía y se besaban más furiosamente todavía, pero uno no es de fierro tampoco y en un momento que mamá quedó arriba dándome la espalda no me pude contener.
Apretó muy fuerte los ojos y su cara se crispó en un gesto de dolor y un largo quejido se escapó de su boca cuando la empalé, tía me miró sonriendo y me dijo: «Esperá que le separo los cachetes» La visión de las manos de tía aferrando la nalgas de mamá y abriéndolas cas
i me hace eyacular, luego tía me advirtió: «Despacio que tu madre dilata lentamente, dale tiempo» Yo no podía creer que esto estaba sucediendo de verdad, esa mañana me había cogido a mi mamá y ahora me acababa de coger a mi tía, mi mayor fetiche sexual, y ahora le estaba haciendo el culo a mi madre, esto era milagroso.
Pero no quería distraerme porque mamá se merecía mi mayor atención, ese culo era maravilloso y había comenzado a gozar como una perra, tía y ella se besaban y se mordían la boca mientras mi verga entraba y salía de ese volcán que parecía iba a entrar en erupción en cualquier momento, el esfínter se había dilatado y se veía enrojecido por la fricción, mi verga ahora entraba y salía a mayor velocidad y yo sabía que no podía durar mucho más.
Mis embates eran cada vez más fuertes y el cuerpo de mamá se sacudía con mis empujones y subía y bajaba flotando sobre las magníficas tetas de tía Ana, de pronto los tres estábamos gritando porque el orgasmo avanzaba como una ola gigantesca que nos iba a arrasar. Finalmente la ola rompió y mamá, apoyándose en las manos, se irguió y echando la cabeza hacia atrás gritó enloquecida mientras le enterraba la verga hasta las pelotas y la mantenía fuertemente penetrada mientras eyaculaba fuertes chorros de leche caliente y le mordía el cuello con todas mis fuerzas, tía levantó las caderas y mamá quedó apretada entre los dos cuerpos que más amaba en la vida, su hijo y tía Ana.
Descansamos abrazados, yo en el medio con mamá y tía con sus tetas contra mi pecho, era un sueño ¡Cuatro tetas! Me besaban y acariciaban todo el tiempo, sus manos no me daban tregua y se repartían entre mi verga y mis pelotas mientras me daban alternadamente besos en la boca, era un momento mágico. Claro que con tantos estímulos era imposible mantenerse calmo mucho tiempo y mi juventud reaccionó rápidamente y ambas recibieron, reiteradamente, lo que les estaba faltando desde hacía tanto tiempo.
Era de día cuando se quedaron dormidas abrazadas y con la cara de felicidad más grande que les había visto nunca, yo me levanté a tomar agua porque estaba sediento y entonces me acordé del relato que había comenzado a escribir y decidí terminarlo, ahora tenía un final perfecto.
Mientras lo firmaba y le ponía mi dirección de correo pensaba en la paradoja: Había comenzado escribiendo un relato de ficción e inesperadamente terminaba transformándose en un relato auténtico ojalá les guste, en una de esas hasta quizás me merezca una estrellita amarilla con sus votos, y hasta puede ser que una roja.
0 comentarios - Trio con Mama y Mi Tia