Les voy a contar como empezó mi pasatiempo de “observador” llamémosle.
Me había mudado a una ciudad no muy grande donde se estudia la carrera universitaria que tanto me gustaba, Ingeniero Agrónomo. Mis mejores amigos se quedaron en el pueblo ya que tenían pensado ya comenzar a trabajar y lo pocos que iban a estudiar se mudaron a ciudades más grandes como Córdoba, Rosario o Santa Fe. Por esto es que quede solo en esta nueva ciudad donde se estudiaba mi carrera y un par más, relacionadas con el campo.
Esta soledad hizo que pasara largas horas en el balcón de mi edificio (7mopiso y último piso) tomando mates y mirando la nada. Poco a poco fui conociendo a todos mis vecinos de “abajo” ya que mi vista era hacia el corazón de la manzana.
Un par de casas tenían grandes patios con pileta, otros simples con plantas y otros solo un pequeño patio de cemento. Además, se observaban algunas terrazas con parrillas instaladas donde solían juntarse a comer y también se veían2 torres de departamentos similares a la mía.
En cuanto a mis vecinos de piso, en la puerta de en frente vivía una señora de unos 50 y pico que cuando estaba en su departamento se la pasaba escuchando música de otras épocas y era quien me pasaba internet y cable. El otro departamento del piso estaba vacío porque, según me dijeron tenía un problema con la conexión eléctrica.
Pero bueno vamos a lo que nos importa y esto es que de tanto mirar por el balcón y conocer a mis vecinos me fue dando más curiosidad la vida de cada uno de ellos y sus actividades. Para esto no tuve mejor idea que decirles a mis padres que para la facultad necesitaba unos binoculares para “observación de los cultivos en grandes superficies” a lo cual accedieron sin ninguna pregunta. Una vez que me dieron el “OK” fui a una armería cercana donde vendían todo tipo de artículos de caza, incluidos los “larga vistas” que necesitaba. Luego de un breve asesoramiento con el dueño, volví a casa con mi juguete nuevo. Eran de muy buena calidad, con regulador de distancia y doble adaptador de enfoque. No tenía ni idea cómo funcionaban, pero ya los quería probar.
Mientras volvía a casa mire mi balcón desde distintos puntos de la calle a ver si era probable que alguien me viera “chusmeando”. Por suerte comprobé que era prácticamente imposible que me vieran gracias a que era en un 7mo piso y también a la gran cantidad de plantas que mi hermana me había dejado de regalo.
Llegue y fui directo al balcón, arme una especie de trinchera con las plantas y el tender con ropa para poder sentarme en el piso de manera oculta y, allí, comenzar lo que sería mi gran pasatiempo.
Eran las 5 de la tarde de un caluroso día de febrero así que por supuesto las 2 piletas a mi vista estaban en uso. Centré mi atención en una de las 2 y pude observar a la dueña del almacén del barrio tomando sol con su hija de unos veintipico de años que también la ayudaba en el negocio. Ella tendría unos 40años, morocha, grandota, con un buen par de tetas que le gustaba lucir con remeras escotadas mientras atendía a la gente. La hija, mucho más flaquita que ella, pero con un culo tremendo ya que era profesora de zumba en un gimnasio de la ciudad. Me quede mirando un rato como cocinaban sus cuerpos al sol, una boca arriba y otra boca abajo con sus pequeños bikinis tapando poco y nada, sin sospechar que alguien las miraba. A todo esto, ya se me había empezado a endurecer la cosa, pero no me distraje y seguí con mi observación.
Para mi desgracia las 2 torres de departamentos de la manzana tenían todas sus ventanas cerradas ya que les daba de lleno el sol que yo tenía a mis espaldas.
Pude identificar la casa del verdulero ya que tenía miles de cajones de frutas desarmados tirados en su patiecito y su esposa colgaba ropa recién lavada. Me calentó un poco ver como colgaba una gran variedad de tangas de distintos colores y tamaños, supuse que serían de ella y de su hija, la cual era compañera mía en la facultad.
También vi en uno de los patios con pasto a Cuzquito, un perro de la calle grandote que habían rescatado tres chicas que estudian veterinaria y así identifiqué su casa, deseaba poder verlas porque, a decir verdad, estaban una más buena quela otra, pero solo lo vi a Cuzquito.
Me pasé el resto de la tarde mirando absolutamente todo lo que estaba a mi alcance, tanto así que cuando quise acordar se estaba poniendo de noche y paso algo que no me esperaba. Cuando les dejo de dar el sol, casi todos los departamentos de las torres del barrio abrieron sus persianas y quedaron en exhibición para mí.Al estar con la luz prendida cada departamento parecía una vidriera a mi disposición.
Ahí me quedé mirando y vi a uno del gimnasio en bolas colgando una toalla en el balcón, a 2 viejas tomando mates y mirando televisión, una mina arreglando las plantas que tenía colgadas, y mucho más. Todo se veía con bastante claridad y nadie me podía ver porque estaba oscuro.
Bueno si les gusto, hago otros relatos contando distintas cosas que he ido viendo (que son muuuchas como se imaginaran). Espero que hayan disfrutado al leerlo como yo al escribirlo. Y ya saben, si quieren mas, pídanmelos!
Me había mudado a una ciudad no muy grande donde se estudia la carrera universitaria que tanto me gustaba, Ingeniero Agrónomo. Mis mejores amigos se quedaron en el pueblo ya que tenían pensado ya comenzar a trabajar y lo pocos que iban a estudiar se mudaron a ciudades más grandes como Córdoba, Rosario o Santa Fe. Por esto es que quede solo en esta nueva ciudad donde se estudiaba mi carrera y un par más, relacionadas con el campo.
Esta soledad hizo que pasara largas horas en el balcón de mi edificio (7mopiso y último piso) tomando mates y mirando la nada. Poco a poco fui conociendo a todos mis vecinos de “abajo” ya que mi vista era hacia el corazón de la manzana.
Un par de casas tenían grandes patios con pileta, otros simples con plantas y otros solo un pequeño patio de cemento. Además, se observaban algunas terrazas con parrillas instaladas donde solían juntarse a comer y también se veían2 torres de departamentos similares a la mía.
En cuanto a mis vecinos de piso, en la puerta de en frente vivía una señora de unos 50 y pico que cuando estaba en su departamento se la pasaba escuchando música de otras épocas y era quien me pasaba internet y cable. El otro departamento del piso estaba vacío porque, según me dijeron tenía un problema con la conexión eléctrica.
Pero bueno vamos a lo que nos importa y esto es que de tanto mirar por el balcón y conocer a mis vecinos me fue dando más curiosidad la vida de cada uno de ellos y sus actividades. Para esto no tuve mejor idea que decirles a mis padres que para la facultad necesitaba unos binoculares para “observación de los cultivos en grandes superficies” a lo cual accedieron sin ninguna pregunta. Una vez que me dieron el “OK” fui a una armería cercana donde vendían todo tipo de artículos de caza, incluidos los “larga vistas” que necesitaba. Luego de un breve asesoramiento con el dueño, volví a casa con mi juguete nuevo. Eran de muy buena calidad, con regulador de distancia y doble adaptador de enfoque. No tenía ni idea cómo funcionaban, pero ya los quería probar.
Mientras volvía a casa mire mi balcón desde distintos puntos de la calle a ver si era probable que alguien me viera “chusmeando”. Por suerte comprobé que era prácticamente imposible que me vieran gracias a que era en un 7mo piso y también a la gran cantidad de plantas que mi hermana me había dejado de regalo.
Llegue y fui directo al balcón, arme una especie de trinchera con las plantas y el tender con ropa para poder sentarme en el piso de manera oculta y, allí, comenzar lo que sería mi gran pasatiempo.
Eran las 5 de la tarde de un caluroso día de febrero así que por supuesto las 2 piletas a mi vista estaban en uso. Centré mi atención en una de las 2 y pude observar a la dueña del almacén del barrio tomando sol con su hija de unos veintipico de años que también la ayudaba en el negocio. Ella tendría unos 40años, morocha, grandota, con un buen par de tetas que le gustaba lucir con remeras escotadas mientras atendía a la gente. La hija, mucho más flaquita que ella, pero con un culo tremendo ya que era profesora de zumba en un gimnasio de la ciudad. Me quede mirando un rato como cocinaban sus cuerpos al sol, una boca arriba y otra boca abajo con sus pequeños bikinis tapando poco y nada, sin sospechar que alguien las miraba. A todo esto, ya se me había empezado a endurecer la cosa, pero no me distraje y seguí con mi observación.
Para mi desgracia las 2 torres de departamentos de la manzana tenían todas sus ventanas cerradas ya que les daba de lleno el sol que yo tenía a mis espaldas.
Pude identificar la casa del verdulero ya que tenía miles de cajones de frutas desarmados tirados en su patiecito y su esposa colgaba ropa recién lavada. Me calentó un poco ver como colgaba una gran variedad de tangas de distintos colores y tamaños, supuse que serían de ella y de su hija, la cual era compañera mía en la facultad.
También vi en uno de los patios con pasto a Cuzquito, un perro de la calle grandote que habían rescatado tres chicas que estudian veterinaria y así identifiqué su casa, deseaba poder verlas porque, a decir verdad, estaban una más buena quela otra, pero solo lo vi a Cuzquito.
Me pasé el resto de la tarde mirando absolutamente todo lo que estaba a mi alcance, tanto así que cuando quise acordar se estaba poniendo de noche y paso algo que no me esperaba. Cuando les dejo de dar el sol, casi todos los departamentos de las torres del barrio abrieron sus persianas y quedaron en exhibición para mí.Al estar con la luz prendida cada departamento parecía una vidriera a mi disposición.
Ahí me quedé mirando y vi a uno del gimnasio en bolas colgando una toalla en el balcón, a 2 viejas tomando mates y mirando televisión, una mina arreglando las plantas que tenía colgadas, y mucho más. Todo se veía con bastante claridad y nadie me podía ver porque estaba oscuro.
Bueno si les gusto, hago otros relatos contando distintas cosas que he ido viendo (que son muuuchas como se imaginaran). Espero que hayan disfrutado al leerlo como yo al escribirlo. Y ya saben, si quieren mas, pídanmelos!
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