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Un calentamiento

Se acercó con cuidado a mi boca, sus ojos mostraban una timidez que se envolvía en deseo. Sus labios se acercaron con cautela, para luego ser besada con intensidad. Sutilmente fui metiendo mi mano bajo su camisa en busca de sus senos. 
    Le agarre el seno derecho aun cubierta por su brasier, para luego comenzar a masajear, a acariciarla. Pase la otra para darle más cariño. Por otro lado su boca comenzaba a producir más saliva. Sus besos cada vez más húmedos, más excitantes y su respiración un tanto más lenta con el corazón acelerado. Su mano derecha comenzaba a bajar hacia mi pantalón, comenzado a soltar el cinturón. 

Saque mi mano de debajo de su camisa y comencé a llevarla contra una pared mientras le soltaba los botones, y luego procediendo a poner el brasier sobre sus tetas que ya tenían los pezones duros. Ella me saco la camiseta negra que traía puesta, y comenzó a bajar mientras iba lamiendo todo mi cuerpo hasta llegar al pantalón, donde comenzó soltando el botón con la boca, luego agarró el cierre con los dientes y lo bajo. Ella se acercó con suavidad nuevamente, tímida. Comenzó a bajar el pantalón para comenzar. Comenzó acariciando el pene con sus manos; su boca se acercó con cuidado y comenzó a besarlo. Primero besos cortos, uno tras otro. Luego bajando hasta los huevos a chuparlos, mientras que con la mano derecha empezaba a hacerme una paja. Fue subiendo poco a poco mientras lo lamía lentamente y me miraba a los ojos mientras se encontraba de rodillas. Cuando llegó a la punta comenzó a chupar y aumentando la velocidad con la que lo hacía. 
Puse mi mano sobre su cabeza y ayudando que llegará lo más adentro posible de su boca, mientras sus ojos se llenaban de placer a cada segundo de la mamada. Se levantó un poco y puso mi pene entre estas tetas perfectas. Se sentía delicioso el roce de sus tetas contra mi verga, mientras chupa y jugaba con la punta usando su delgada lengua. Su mano izquierda empezó a jugar con mis bolas. Ella se levantó, me dio un beso en la mejilla y se apoyó en mi cuello. Yo le cargue por las piernas y la subí a un escritorio que tenía en la oficina. 

Le termine de sacar la ropa y baje hasta sus piernas y fui subiendo mientras las besaba. Me acerque a su vagina toda empapada y comencé a lamer por un rato. Su cara de perversión era tal, que mientras yo me la comía a besos y lamidas, ella me agarraba la cabeza haciendo presión para que yo no me separara y con la otra mano se tocaba los senos de manera casi orgásmica. 

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