Bueno, para ir variando un poco voy a hacer una sección que se va a llamar "Historias de Diván" basada en historias que le cuentan a un amigo psicólogo, que llamaremos Gabriel (claramente homenaje a Rolón), él me las cuenta con absoluto secreto de la persona y yo nunca revelé la identidad de nadie (excepto una vez que puse el verdadero nombre de mi novia por error y alguien me avisó, gracias públicas) y esta vez ni aunque quisiera no podría ya que no se el nombre de los protagonistas.
Voy a empezar con una que NO es Historia de Diván, porque es algo que le pasó a él. Aclaremos que tiene un nombre y apellido recontra común, tipo Pablo Pérez y atiende en capital, siendo el de provincia. En unos consultorios privados, son muchos consultorios independientes con una secretaria que organiza todos los turnos.
Una tarde va una chica a la primera sesión. Obviamente la llamaremos Pamela, a quien conozco personalmente y puedo decir que es una bomba.
Pame mide 1,70, castaña, ojos verdes, flaca, culito chico pero lindo, tetas tamaño normal, va al gym, se cuida bastante, tiene una sonrisa divina y es recontra fotogénica, sale bien siempre.
Gabriel es rubio oscuro, 1,73, ojos verdes, cuerpo normal, pero siempre lo jodimos con que tiene culito de mina, realmente tiene un culo hermoso.
Ellos se conocían del primer año de la facultad de otra carrera, después Gabriel se pasó a psicología, pero no se seguían en contacto, ni redes sociales, nada.
Bueno, vayamos a lo que vinimos: Entra Pame al consultorio:
P: Gaby, que hacés acá?
G: Pame... Es mi consultorio, es obvio, no?
P: Sí, pero no esperaba verte.
G: Pero sacaste turno conmigo o que?
P: Me derivó la obra social, pero pensé que era otra persona con ese nombre.
G: Bueno, pasá, sentate.
Gabriel se quedó en silencio, callado. Silencio absoluto.
P: No vas a preguntarme como estoy? Cómo es esto?
G: Ahora si empezamos, sos vos la que tiene que hablar.
P: Que loco encontrarte acá Gaby, hace mil años que no sabía nada de vos. Cómo andás?
G: Pame, mirá, te voy a ser honesto, no se si vas a poder analizarte conmigo.
P: Qué pasa?
G: Nos conocemos de antes.
P: Sí, ya se eso.
G: Sí, yo también y recuerdo que en una salida me tiraste onda.
P: Pero no pasó nada, vos estabas de novio en ese momento. Ahora que onda?
G: No, no vas a poder analizarte conmigo, te voy a derivar, bueno, voy a pedir que te deriven.
P: Pero...
G: Es lo más profesional que puedo hacer, la sesión terminó. Ahora le aviso a la secretaria.
P: Pero... me tengo que ir.
G: No, tenemos media hora todavía que tu obra social me va a pagar.
P: Entonces?
G: Hablemos, pero como viejos conocidos. Hoy estarías conmigo? Saldrías conmigo?
P: Es parte del análisis?
G: No, te estoy invitando a salir.
P: Dale, no seas irónico.
G: Te estoy diciendo en serio Pame, no es que no pueda analizarte por lo que pasó hace 13 años. Es por lo que me pasó a mi cuando te vi entrar acá.
P: Que te pasó?
G: Me dieron ganas de invitarte a salir y si querés que me abra más, no me estás contestando y me estás poniendo ansioso.
P: Y qué pesás que te voy a decir?
G: No me dijiste que no de entrada y estás sonriendo mirándome y asintiendo con la cabeza.
P: No se si soportaría salir con alguien que me analice todo el tiempo.
G: No te estoy analizando, te estoy observando.
Pame empezó a reírse sin saber que decir, Gabriel se paró, dio la vuelta al escritorio y directamente la besó. Ella se paró, se besaron intensamente, con esas ganas que llevaban más de una docena de años guardadas, rápidamente comenzaron a tocarse, Gaby le agarró el culo con las 2 manos, la levantó y la puso sobre el escritorio, su pija comenzaba a crecer, ella la sentía y la quería sentir más, abría sus piernas y apretaba su cuerpo. Pame le sacó la camisa, le desabrochó el jean y le sacó la pija para afuera, Gaby le sacó toda la ropa desesperadamente. Pame tomó la posta y lo llevó contra la pared, bajándole el jean bajó ella también y empezó a chuparle la pija mientras lo terminaba de desnudar. Ella sentía como esa pija crecía y se endurecía entre sus labios, con sus lamidos.
Gaby la volvió a poner sobre el escritorio, la besó, le besó el cuello, las tetas, bajó por su ombligo hasta llegar a su conchita, se la comió toda metiéndole los dedos hasta que Pamela no aguantó más el placer y acabó conteniendo como pudo los gemidos para que no se escuchen.
Se puso de pie y despacito empezó a penetrarla despacio, de a poquito, ambos disfrutaban cada centímetro, el ritmo se fue incrementando hasta que se fundieron en un beso, se abrazaron fuertemente y acabaron ambos a la vez.
Se vistieron, ella se acomodó como pudo y salió del consultorio.
El siguiente paciente ya estaba esperando a Gabriel para su sesión semanal, esta vez fue respirando aire viciado de sexo.
Esa historia alocada y extraña es sobre como un amigo mío comenzó su relación con la que actualmente está por convertirse en su esposa.
Para los que siguen mi historia y antes que lo pregunten, no les cabe el swingerismo.
Voy a empezar con una que NO es Historia de Diván, porque es algo que le pasó a él. Aclaremos que tiene un nombre y apellido recontra común, tipo Pablo Pérez y atiende en capital, siendo el de provincia. En unos consultorios privados, son muchos consultorios independientes con una secretaria que organiza todos los turnos.
Una tarde va una chica a la primera sesión. Obviamente la llamaremos Pamela, a quien conozco personalmente y puedo decir que es una bomba.
Pame mide 1,70, castaña, ojos verdes, flaca, culito chico pero lindo, tetas tamaño normal, va al gym, se cuida bastante, tiene una sonrisa divina y es recontra fotogénica, sale bien siempre.
Gabriel es rubio oscuro, 1,73, ojos verdes, cuerpo normal, pero siempre lo jodimos con que tiene culito de mina, realmente tiene un culo hermoso.
Ellos se conocían del primer año de la facultad de otra carrera, después Gabriel se pasó a psicología, pero no se seguían en contacto, ni redes sociales, nada.
Bueno, vayamos a lo que vinimos: Entra Pame al consultorio:
P: Gaby, que hacés acá?
G: Pame... Es mi consultorio, es obvio, no?
P: Sí, pero no esperaba verte.
G: Pero sacaste turno conmigo o que?
P: Me derivó la obra social, pero pensé que era otra persona con ese nombre.
G: Bueno, pasá, sentate.
Gabriel se quedó en silencio, callado. Silencio absoluto.
P: No vas a preguntarme como estoy? Cómo es esto?
G: Ahora si empezamos, sos vos la que tiene que hablar.
P: Que loco encontrarte acá Gaby, hace mil años que no sabía nada de vos. Cómo andás?
G: Pame, mirá, te voy a ser honesto, no se si vas a poder analizarte conmigo.
P: Qué pasa?
G: Nos conocemos de antes.
P: Sí, ya se eso.
G: Sí, yo también y recuerdo que en una salida me tiraste onda.
P: Pero no pasó nada, vos estabas de novio en ese momento. Ahora que onda?
G: No, no vas a poder analizarte conmigo, te voy a derivar, bueno, voy a pedir que te deriven.
P: Pero...
G: Es lo más profesional que puedo hacer, la sesión terminó. Ahora le aviso a la secretaria.
P: Pero... me tengo que ir.
G: No, tenemos media hora todavía que tu obra social me va a pagar.
P: Entonces?
G: Hablemos, pero como viejos conocidos. Hoy estarías conmigo? Saldrías conmigo?
P: Es parte del análisis?
G: No, te estoy invitando a salir.
P: Dale, no seas irónico.
G: Te estoy diciendo en serio Pame, no es que no pueda analizarte por lo que pasó hace 13 años. Es por lo que me pasó a mi cuando te vi entrar acá.
P: Que te pasó?
G: Me dieron ganas de invitarte a salir y si querés que me abra más, no me estás contestando y me estás poniendo ansioso.
P: Y qué pesás que te voy a decir?
G: No me dijiste que no de entrada y estás sonriendo mirándome y asintiendo con la cabeza.
P: No se si soportaría salir con alguien que me analice todo el tiempo.
G: No te estoy analizando, te estoy observando.
Pame empezó a reírse sin saber que decir, Gabriel se paró, dio la vuelta al escritorio y directamente la besó. Ella se paró, se besaron intensamente, con esas ganas que llevaban más de una docena de años guardadas, rápidamente comenzaron a tocarse, Gaby le agarró el culo con las 2 manos, la levantó y la puso sobre el escritorio, su pija comenzaba a crecer, ella la sentía y la quería sentir más, abría sus piernas y apretaba su cuerpo. Pame le sacó la camisa, le desabrochó el jean y le sacó la pija para afuera, Gaby le sacó toda la ropa desesperadamente. Pame tomó la posta y lo llevó contra la pared, bajándole el jean bajó ella también y empezó a chuparle la pija mientras lo terminaba de desnudar. Ella sentía como esa pija crecía y se endurecía entre sus labios, con sus lamidos.
Gaby la volvió a poner sobre el escritorio, la besó, le besó el cuello, las tetas, bajó por su ombligo hasta llegar a su conchita, se la comió toda metiéndole los dedos hasta que Pamela no aguantó más el placer y acabó conteniendo como pudo los gemidos para que no se escuchen.
Se puso de pie y despacito empezó a penetrarla despacio, de a poquito, ambos disfrutaban cada centímetro, el ritmo se fue incrementando hasta que se fundieron en un beso, se abrazaron fuertemente y acabaron ambos a la vez.
Se vistieron, ella se acomodó como pudo y salió del consultorio.
El siguiente paciente ya estaba esperando a Gabriel para su sesión semanal, esta vez fue respirando aire viciado de sexo.
Esa historia alocada y extraña es sobre como un amigo mío comenzó su relación con la que actualmente está por convertirse en su esposa.
Para los que siguen mi historia y antes que lo pregunten, no les cabe el swingerismo.
1 comentarios - Historia de NO Diván: Pamela