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El finalizador - Recordando a mi primera presa 3

¿Os acordáis de la sensación de boca seca y de “no sé en qué coño estaba pensando” que te asaltaba cuando eras un crio y te pillaba tu padre con las manos en la masa haciendo algo que no deberías?  Así estaba yo. Acojonado a más no poder. El padre de Luis fue seco y tajante.
- Te veo en mi despacho en 10 minutos, arriba en el último piso.- me dijo con una cara que no supe bien cómo interpretar.
Y ahí estaba yo diez minutos más tarde, con los huevos por corbata con la mano en al pomo de la puerta pensando en si solamente me agrediría verbalmente o directamente elegiría opciones más contundentes. La puerta se abrió y lo primero que me sorprendió es que el hombre estaba  sentado en una actitud que definiría como bastante tranquila e hizo un gesto señalándome un mueble bar justo a mi derecha mientras me ofreció una bebida que acepté de buen gusto.
Tras tomar un buen sorbo de lo que sabía a un whisky muy caro el padre de Luis empezó a hablar
-Como bien habrás observado Sandra no está con nosotros y el motivo es que lo que se va a hablar en esta sala va a quedar entre nosotros- Para mis adentros pensé que el pobre hombre aceptaba ser un cornudo y lo quería llevar con la máxima discreción posible -Supongo que entenderás que un hombre de mi posición y condición económica debe tomar todas las precauciones posibles-
De verdad os prometo que empecé a compadecerme de él y cuando iba a decirle que lo sentía con lo más profundo de mi alma, me hizo un gesto para que callara y le dejase seguir hablando.
-Mira hijo, no sé bien como decirte esto- esta vez fue él el que dio un buen trago al whiskey- las cosas no siempre van como uno desea…-
Y ahí estaba yo unos días después, apurando las últimas horas para ayudar a mi amigo a estudiar y aprovechar yo mismo para repasar un poco y llegar a la matrícula de honor mientras la tensión entre Sandra y yo no paraba de crecer. La verdad es no habíamos tenido ninguna oportunidad clara para poder estar a solas ya que el padre de Luís no se iría de casa hasta pasados un par de días. La verdad es que no os negaré que todo lo sucedido con él me había cortado un poco, pero las continuas provocaciones de su mujer estaban haciendo que sintiese un intenso dolor de huevos que no se iba ni a base de pajas.
Cada día la misma rutina. Llegar a casa de Luís y encontrar a Sandra con un albornoz apenas abrochado dejando a la vista su escote. Intercambio de besos, siempre sin respetar la distancia formal entre nuestros labios. Sentarse en la mesa y sacar los apuntes disimulando mi incipiente erección.  Tras un tiempo fui capaz de acostumbrarme a eso pero a lo que no me podía acostumbrar era cuando bien Luís o bien yo tenía que ir al baño. Si era Luís el que se ausentaba para ir  al baño, misteriosamente aparecía su madre para asegurarse que no se me bajase la erección que me había provocado. Siempre aparecía de forma sigilosa, como un pantera de piel morena y grandes ojos, se acercaba por mi espalda y posaba sus manos sobre mis hombros, luego se arrimaba lo suficiente como para que sus redondos pechos se pegaran a mi nuca. Desde esa posición acercaba sus gruesos labios a mi oído y siempre me decía lo mucho que agradecía lo que estaba haciendo por su hijo y que si tenía paciencia encontraría la manera de agradecérmelo como es debido.
Supongo que así os podréis hacer una idea del martirio que sufría día sí,  día también. ¿Pensáis que eso era jodido? Pues parecía gloria comparado con lo que sufría cuándo el que tenía ganas de orinar era yo. En esos momentos era poco más que un autómata con un rabo a punto de reventar entre las piernas. Pasaba de largo la puerta del baño y seguía andando hasta llegar a la puerta del jardín donde le pedía a dios que fuese el momento de piscina de Sandra cosa que sucedía una y otra vez todos esos días. La diferencia con la primera vez que la descubrí tomando el sol es que ahora no me escondía tras el marco de la ventana,  sino que me paraba a mirar con total descaro mientras me sobaba el rabo por encima del pantalón. Ella siempre estaba allí, increíble como siempre, mirándome fijamente mientras se acariciaba su cuerpo de diosa con sus manos. Tras un par de minutos de espectáculo tenía que volver al baño para intentar que se me bajara la erección y a poder ser aprovechar para orinar para evitar que Luís sospechara nada.
Como comprenderéis eso no era vida. Pero sabiendo lo que estaba por venir, más me valía esperar como un buen chico a que los astros se alinearan.
Y por fin ese día llegó
-Buenos días cielo –me susurró al oído con los pechos pegados a mi nunca como de costumbre.
-Ehh, buenos días señora, está usted muy guapa-
-Gracias cielo, da gusto ver como aún no está todo perdido con los jóvenes, ¡tan educado! Eres un encanto en todos los sentidos- Se sentó en la silla a mi lado y continuó- lo que has hecho estas últimas semanas es muy amable por tu parte. Tanto yo como el padre de Luís estamos realmente asombrados con las primeras notas que ha sacado desde que tu le ayudas-
Todo eso lo dijo mirándome fijamente a los ojos con su albornoz apenas abrochado y con sus brazos apretando entre ellos a sus bellos pechos mientras se inclinaba hacia delante como una niña traviesa.
En esa posición separó un poquito las piernas haciendo que se escurrirá la parte inferior de su albornoz hasta acabar colgando entre ellas dejándolas al descubierto.
En esa posición y la mirada fija en mis ojos añadió- Has ayudado tanto a mi hijo que me gustaría poder compensártelo de alguna forma- alargó una mano y la puso junto a mi paquete -creo que hoy sería un gran día para agradecerte este gran favor tal y como te mereces, mi marido se ha ido a primera hora esta mañana y sabes de sobra que Luís tiene para horas con ese examen tan complicado.-
-Discúlpeme Sandra pero creo que no deberíamos. No quiero que se ofenda, es la mujer más hermosa que he conocido jamás y por descontado que daría lo que fuera para repetir lo que paso el otro día sin miedo a interrupciones. Pero la verdad, no quiero ser el causante de una ruptura y mucho menos crear una situación que afecte a mi amigo-
 Eso era justo lo contrario de lo que quería decir.  De hecho quería decirle pocas cosas, hubiese preferido usar la boca para lentamente lamer los pezones que coronaban ese par de suculentas tetas, pero es el acuerdo al que había llegado con el padre de Luís
-Está claro que a Sandra le gustas, de eso no cabe duda. Pero lo que necesitamos es ponerla tan excitada que baje completamente sus defensas. De hecho aunque no lo parezca, mi mujer está siempre alerta- Todo esto me lo estaba contando con una frialdad típica de un hombre de éxito con una gran capacidad para trazar y ejecutar planes a la perfección -Deberás negarte en un principio, no hay nada que le ponga más a esa mujer que una presa se le resista- añadió- si mantienes tu negativa el tiempo necesario serás capaz de hacer que se rebaje a hacer cualquier cosa, literalmente anularás su voluntad-
A Sandra le sorprendió mi negativa, tenía asumido que a la primera de cambio me habría abierto la bragueta y liberado mi pene de su prisión de tela, apuesto a que ya  tenía asumido que ahora mismo estaría saboreándola entre sus labios, y eso es algo que realmente no podía tolerar.
-Alex cariño de verdad que eres un cielo, tienes a una mujer madura que según muchos hombres soy la definición de un sueño hecho realidad y tú te preocupas por tu amigo frenando tus instintos como todo un caballero- mientras me hablaba iba moviendo la parte superior de su cuerpo como una serpiente, ondulándose haciendo que a cada ondulación el albornoz se escurriera un poquito más de sus hombros. Decir no a aquello era más jodido que dejar la heroína, os lo juro.
-De todas formas te juro que no tienes nada que temer, no es la primera vez que hago algo como esto, está todo controlado-
-¿No es la primera vez?- pregunté con fingida  sorpresa. El padre de Luís me había puesto en antecedentes - ¿Entonces no soy el primero con el que le pone los cuernos a su marido?- puse la mejor cara de pena que pude poner.
-Alex cariño no te pongas así, entiéndeme soy una mujer adulta con un marido que se pasa la mitad del tiempo fuera de casa y un hijo que ya no necesita mis cuidados, necesito sentirme deseada ¡Sentirme viva!- Tomo una  profunda bocanada, se serenó y con un tono maternal añadió-  no es nada personal cariño pero cuando empecé con esto tu tenias 10 añitos y aún no te había crecido ese enorme mango que ahora me trae loca, te lo pido por favor cariño no me hagas esperar más, deja que te enseñe lo que es follar con una mujer de verdad-
-No sé qué decirle, por un lado está la necesidad de volver a acostarme con usted pero por otro el respeto a su marido y a su hijo-
-Álex por favor… ¿quieres que te lo suplique? ¿Quieres verme de rodillas?- esto último lo dijo con una cara muy seria, una cara que no había visto jamás. Esculpido en el rostro de aquella mujer única, había una expresión que se podía definir como de pura determinación
-No Sandra, no es eso lo que quiero-
Para cuando acabé la corta frase Sandra ya estaba de rodillas justo entre mis piernas con la cabeza a la altura de mi paquete. Como podéis imaginar por muy bien que yo pueda fingir mi rabo no era capaz de mantenerse quieto
-Haré lo que me pidas. Lo que me pidas- Le costaba mantener la mirada fija en mi cara -No pondré condiciones. Todo lo que hayas soñado lo haré- otra mirada velada a mi paquete -de todos los hombres con los que me he acostado creo que eres el más joven y a la vez el más interesante que he conocido. No te mentiré, no has sido el primero pero sí el único que me ha hecho sentir así en mi vida, deseada y respetada-
Desde esa posición tenía una visión perfecta de su escote, de hecho el pezón izquierdo  asomaba por fuera del albornoz que apenas se sujetaba al filo de sus estilados hombros
-Está bien Sandra, no puedo negar que la deseo, pero le juro que esta será la última vez. ¿Me lo jura usted también?-
El sí de Sandra se escucho un poquito por encima del sonido de mi cremallera. Metió la mano dentro sin miramientos cogiendo mi miembro por el centro con toda la mano lo saco por fin fuera de mis pantalones y empezó a darle unos lametones que de  tan húmedos me goteaban hasta el pantalón.
-Si conozco a mi mujer, que la conozco. Tras mantenerte firme durante unos minutos ya la tendrás con tu polla en su boca- he de reconocer que el padre de Luís no se equivocaba – en ese momento ya la tendrás completamente a tu merced y hará lo que le pidas descuidando cualquier precaución. En ese momento vas a tener que hacer lo que sea necesario para que acceda a  salir al jardín- El muy cabrón no dio ni una pista de cómo hacer eso. Se acabó el vaso de un trago y me invito a marcharme. Cuando ya estaba cerrando la puerta añadió –Eh chaval!!  Una vez en el jardín haz lo que quieras con ella. Si esto sale bien tendrás muchos problemas resueltos-
En teoría era un plan fácil pero en la práctica….
Sandra estaba brindándole a mi falo la mejor de las atenciones. En un principio pensé que iría directo al grano metiéndose mi tronco en la garganta pero no, Sandra no era de esas, ella no era una puta cualquiera, ella era una señora. Con su mano izquierda rodeaba la base de mi polla, apenas podía abarcar su perímetro, de hecho conseguía cerrar la mano gracias a sus largas uñas rojas que le daban el centímetro extra que necesitaba para rodear por completo mi tronco. Con esa mano hacía movimientos muy cortos arriba y abajo lo suficiente para masturbarme lo mínimo y dejar al descubierto mi morado capullo. Con su lengua repasaba la base de mi glande lamiendo todo su perímetro, de vez en cuando bajaba su boca sin dejar de lamer hasta que chocaba con la mano que me estaba masturbando. Su mano derecha estaba reservada para ella, en cuanto había empezado a comerme la polla había cambiado de postura, dejo de estar de rodillas para ponerse de cuclillas con las piernas abiertas dejando su vagina completamente al descubierto y bien abierta. Al mirar hacia abajo podía ver como mientras jugaba con mi capullo ella hacía lo mismo con su clítoris. Su punto sensible estaba hinchado y bien rojo, de hecho cada vez que su dedo índice y corazón completaban un círculo alrededor de él notaba como toda ella daba un respingo. Como toda buena mujer, ella era capaz de hacer a la perfección dos cosas a la vez, así que mientras seguía masturbándose se introdujo, ¡¡¡Por fin!!! Mi polla en su boca. Siguiendo con el ritmo pausado de sus húmedos lametones se introdujo la polla con la delicadeza de una pluma en su boca. Note como cada centímetro de mi rabo se abría paso entre sus apretados y abultados labios hasta que toque el fondo de su boca. En ese momento vi como centraba su mirada en mí.  En lo que a mí respecta, me era prácticamente imposible mantener la mirada a esa hembra en celo, ver a Sandra arrodillada con su boca llena de mi rabo era algo más de lo que un chaval de mi edad podía soportar.
En pleno nirvana sonreí al ver que como era habitual, hasta una mujer tan experimentada como Sandra era incapaz de tragarse toda mi herramienta quedando la mitad de mi rabo fuera de su boca. De repente comprendí porque Sandra se había quedado mirándome fijamente a los ojos. Quería asegurarse de que no me perdía ningún detalle. De golpe la resistencia que hacía mi capullo contra el final de su boca desapareció y con la misma lentitud con la que se había tragado la primera mitad de mi rabo, la segunda mitad empezó a desaparecer dentro de su boca.
Notar como su garganta abrazaba mi capullo me puso al límite. Al parecer Sandra no había estado ociosa esos últimos días, supongo que el hecho de que una cría de 18 años hubiese conseguido tragarse mi rabo la había picado más de lo que esperaba. Viendo la facilidad con la que mi rabo se había deslizado por su garganta era de suponer que habría invertido su tiempo en mejorar aún más si cabe sus artes felatorias.
Cuando su nariz toco mi cuerpo la escena entera me sobrepasó, estalle directo en su garganta. Note como hasta 6 veces disparé chorros y como esas seis veces Sandra trago sin quitar sus enormes ojos miel de mi mirada. Durante todo el proceso Sandra mantuvo una actitud completamente altiva. Tan solo tenía los ojos un poco vidriosos, producto de alguna pequeña arcada, pero era verdaderamente admirable como siendo empalada por la polla de una chaval mientras ella de cuclillas se masturbaba no le quitaba ni un ápice de dignidad. Podría decir que incluso teniéndola por entero sometida parecía que el que estaba siendo gobernado era yo y no ella.
Tras tragar el último chorro muy poco a poco fue sacándose mi mango de su boca mientras pequeños hilos de semen y saliva resbalaban de la comisura de sus labios.
-Cariño espero que esto no sea el final de la fiesta, ¿verdad que no?-
-Discúlpeme por favor, no he podido evitarlo, ni siquiera me ha dado tiempo a avisarle- por una vez lo estaba diciendo desde el corazón. Esa mujer había aprendido a hacer gargantas profundas en 4 días para mí y  yo casi la ahogo. –Le juro que se lo compensaré con creces-
­­-Nunca imaginé que conseguiría tragarme una polla como la tuya- comento una sonriente Sandra.-pero por lo que parece el entrenamiento ha valido la pena. Todos los días antes de acostarme he dedicado una hora a masturbarme mientras intentaba tragarme el dildo más grande de mi colección, te prometo que no ha sido fácil-
Y entonces. ¡¡¡POP!!! Ya tenía otra vez mis 25 centímetros listos para otra batalla. Juventud divino tesoro. Como entenderéis, imaginar una mujer madura, con ese cuerpo diseñado por algún dios, tragándose un rabo de goma mientras se mete los dedos reanima a un muerto.
Que mi rabo estuviese listo para la acción hizo que sus pezones se pusieran duros y su respiración se acelerase. Estaba deseando que la ensartara, que me la follara como siempre había fantaseado, no podía apartar la mirada de mi polla.
Poco a poco fui andando de espaldas mientras ella como una gata en celo seguía mi polla a cuatro patas. Pude verlo en su mirada, todo su mundo se reducía a 25 cm de carne. No importaba nada, ni su marido, ni Luís, solo mi polla tenía significado. Cada 10 pasos paraba lo suficiente para que rozase la punta de mi capullo con su lengua brevemente antes de seguir caminando hasta que al fin alcancé el exterior.
-Desde que la vi por primera vez tumbada tomando el sol he deseado tenerla para mi aquí fuera- la verdad es que no mentía para nada.
Sandra apenas era consciente de sus actos, aún gateando se acerco a la hamaca y se subió dejando todo su trasero expuesto para mí. Desde mi posición apreciaba perfectamente todo el esplendor de lo que aún a día de hoy considero uno de los mejores traseros que he tenido la suerte de poseer. Las dos nalgas estaban perfectamente bronceadas y tonificadas, era imposible encontrar una pequeña estría o incluso un pequeño indicio de piel de naranja o flacidez, era simple y llanamente un enorme trasero que podría pertenecer perfectamente a cualquier actriz porno de primer nivel y 15 años menor que ella. Entonces me di cuenta, había un detalle que aún no había podido ver. Al estar tan tonificada el simple hecho de ponerse a cuatro patas le abría las nalgas lo suficiente para deleitarme con la visión de su preciosa vagina y su ano. Aquello era una invitación en toda regla. Poco a poco me acerque y puse mis manos en esos enormes glúteos. Con mi capullo toque la entrada de su vagina pero no quería ir deprisa así que allí me detuve observando la perfección de la madre de Luís. En ese momento ella giro su cuello para mirarme y lentamente hecho su trasero hacia atrás tragándose mi rabo con su coño. Fuego, aquello era fuego. Sandra estaba ardiendo note un gran calor abrazando mi rabo. Sandra empezó a follarse mi rabo mientras gemía en voz baja de una manera extremadamente sensual. Pasados unos minutos de puro éxtasis decidí que yo también quería un poco de acción y empecé a penetrarla yo usando todo el largo de mi pene. La madre de Luís bajo poco a poco su cuerpo hasta acabar con las tetas aplastadas en la tumbona de forma que liberaba sus manos, de esta forma mientras yo me la follaba ella se sujeto el culo abriendo aún más sus nalgas. Y joder, aquello era una provocación en toda regla, no me lo pensé dos veces y solté un hilo de saliva encima de ese pequeño agujero para automáticamente meter mi dedo índice dentro de su esfínter. Sandra dio un respingo y sin dejar de sostener sus nalgas abiertas me dijo.
-Joder Alex- era la primera vez que le oía un taco ­– vuestra generación está realmente al día, es la primera vez que alguien me mete algo por el culo- metí un poquito más el dedo, otro respingo –Ahhh…joder Alex, me vas a romper el culo.
-Discúlpeme, pensaba que ya habría experimentado cosas como esta – me disculpe de forma poco creíble mientras seguía follándomela lentamente y con medio dedo ensartado en su ojete.
Sandra se retorcía a cada embestida mía, estaba realmente empapada y podía notar como con cada bombeo su ojete abrazaba con fuerza mi índice. Aprovechando un momento en que se relajó metí un poquito más mi dedo hasta que su esfínter engullo mi nudillo. Sandra se estaba volviendo loca.
-Alex- consiguió decir entre jadeos – si…si… sigues así me voy a correr…- temblaba de cuerpo entero y gemía tras cada embestida mía- nunca…..pensé…que se podía sentir tanto..tanto placer por el culo….-
-Pero si solamente le he metido un dedo- dije incrédulo ­–pues esto no es más que el principio-
En ese momento y a pesar de toda la lujuria acumulada en su tonificado cuerpo apareció otra vez la mujer hecha y derecha que se escondía tras la zorra que estaba viendo en esos momentos.
-No te hagas ilusiones niñato hoy no pasarás de ese dedo-
Niñato, hay pocas palabras que me toquen más los cojones que niñato, así que de golpe le empotre todo lo que faltaba de mi dedo y bombee su coño como si no hubiese un mañana. La madre de Luís empezó a gritar mientras curvaba aún más su espalda. Estaba claro, estaba al límite.  En ese momento cargué mi mano derecha y le di un nalgazo que sonó en todo el jardín. La madre de Luís giró su fino cuello dejándome ver su cara de odio y justo cuando iba a decirme algo empecé a penetrar su ojete con mi dedo, que hasta el momento había estado estático. Lo que fuera que fuese a decirme se quedó para siempre en su garganta ya que no pudo hacer más que poner los ojos en blanco y gemir. Tras 30 segundos de puro éxtasis me pareció que era el momento de regalarle  a esa diosa el mejor orgasmo de su vida. Justo cuando vi que se acercaba al orgasmo paré unos segundos cualquier movimiento, el tiempo justo para un par de inspiraciones. Y sin contemplaciones saque el dedo de su ojete a la vez que retomaba el ritmo al penetrarla.
-Jodeeeeeeeeerrrrr me corrooooooo- dijo ella fuera de sí.
La imagen quedará para siempre en mi retina. Tan pronto saque el dedo, su esfínter empezó a abrirse y a cerrarse como una boca pidiendo más. A cada convulsión de su cuerpo su ojete se abría y de su coño llovía un chorro que empapaba la tumbona. De pura tensión se le resbalaban las manos de sus nalgas dejando 4 rojos surcos  en cada una hasta sus caderas. Así estuvo durante 2 minutos hasta que desfalleció quedando tumbada sin fuerzas. Yo completamente hinchado como un animal la alcé agarrándola por sus piernas sin sacar mi herramienta de su coño y empecé a follármela de pie hasta que exploté. Sandra estaba completamente a mi merced,  apenas tenía fuerzas para gemir y sujetarse los pechos que de no ser así subirían y bajarían frenéticamente. Finalmente noté como a mí también me tocaba aliviarme y me vacié entero en sus entrañas. Tras uno de los mejores orgasmos en mi corta vida saque mi polla aún dura permitiendo que toda mi corrida se desparramara por el césped directamente de su coño.
Después de aquello y aprovechando mis últimas fuerzas la mantuve en brazos y la lleve a su habitación para tumbarla en la cama.
-Alex cariño he de reconocer que ha sido magnifico- me dijo con los labios aún hinchados por la excitación y tumbada en la cama como una ninfa envuelta en sudor –pero te juro que ha habido momentos en que me apetecía darte un bofetón.- ­Pues cuando se dé cuenta del plan se arrepentirá de no habérmelo dado, pensé para mis adentros. ­­–Me has abierto el culo y te has corrido dentro de mí, todo sin preguntar.
­-Lo siento señora pero no debió llamarme niñato, lo odio y por eso lo del dedo en el culo y el nalgazo. Lo de correrme dentro fue una decisión logística, usted no se podía sostener sola y yo no podía apartarla de mi-
-No creí que diría nunca esto, pero estoy demasiado cansada para rebatir tu exposición- dijo una sonriente Sandra ­–una pregunta Álex. ¿Tu ya le has dado por el culo a alguien, verdad?-
Sonreí
­-Madre mía, espero que mi hijo se lo monte tan bien como tú. Con quién?
Sonreí otra vez
-¡Dios mío no! ¿Laura, la niñata de 18 años?-
-Sí,  los dos aprendimos juntos gran parte de lo que ahora sé – contesté con sinceridad – pero también debo decirle que no fue la última­-
-¿Pero como lo hacen para meterse todo eso dentro?-
-Eso solo puede saberlo preguntándoselo a ellas o bien probándolo usted misma- contesté con una sonrisa maléfica
- No creo que nunca llegue a eso, ya tengo una edad- contestó con seriedad 
Noté como se le cerraban los ojos, la había dejado exhausta así que decidí recoger mis cosas y marcharme antes de que volviese Luís.
Tres días más tarde, un día antes del final de los exámenes me llamó Luís para comentarme con voz profunda que mejor que no viniese, que su madre estaba gritando como histérica hecha un mar de lágrimas mientras su padre la estaba echando de su casa con poco más que lo puesto y una maleta. Que no sabía bien que había pasado pero que parecía muy fuerte. Intenté tranquilizarlo y le dije que estaba a su lado para cualquier cosa que necesitase.
Más tarde recibí un email de una fuente anónima que de no haber sido por el sujeto lo hubiese marcado como spam “buen trabajo”. Lo abrí:
Buenas tardes Álex, el trabajo realizado ha sido excelente y el resultado cien por cien satisfactorio al menos para una de las partes. Encontrarás dos  archivos adjuntos. Por lo que a ti respecta, no hay pruebas de que  estuviste informado de nada
Seguimos en contacto
Alucinando sobre el matiz “james bond” que había adquirido el asunto abrí el primer archivo. Una colección de fotos mías y de Sandra follando en el jardín. Quien fuese que sacase las fotos lo hizo de manera que siempre se veía la cara de Sandra, mientras que la mía salía de encuadre. El segundo archivo me dejo de piedra. El extracto bancario de cuatrocientos mil euros a mi favor.
Había decidido mi futuro profesional

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