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Mi rica sobrina

No dejes de pasar por mi mejor post

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No te vas a arrepentir


MI RICA SOBRINA

Había vivido mi vida, después de diez largos e interminables años de noviazgo, un bebé estaba en camino y forzó mi relación de pareja y convivencia, tenía casi treinta años y emprendimos con Ana, una nueva etapa en la vida.
Llegó Kevin y las cosas cambiaron para todos, compromisos, responsabilidades, deudas, idas y vueltas.
Indudablemente Ana y yo no éramos compatibles, por algo habíamos tenido una relación de novios de tantos años, donde en algún momento estábamos en el cielo y en otro en el infierno, y vivir juntos todo el día solo fue desgastando nuestra relación.
Pensamos que tener un segundo hijo arreglaría nuestras diferencias, grave error, poner en las espaldas de un angelito nuestra relación destinada al fracaso, así llegó Lourdes, una niña.
Ana y yo nos transformamos en perfectos extraños, ella hacía su vida, yo la mía, no teníamos nada en común, proyectos, sueños, planes, diez años después decidimos separar nuestros caminos de común acuerdo, al menos nos quedó el respeto mutuo por lo que fuimos y separamos todo lo que teníamos en común.

Así, con cuarenta y dos años empecé una nueva vida, en un departamento pequeño que a mí se me hacía enorme en mi infinita soledad y mi momento en la semana llegaba en los días que podía disfrutar a mis amores, Kevin y Lourdes.
Pero me aterraba vivir en soledad, extrañaba una compañera en la cama y asumí que no había encontrado al amor de mi vida, me había atado a Ana, pero jamás sentí por ella lo que un amor verdadero representaba en mi imaginación.
Tenía que empezar de nuevo mi vida amorosa, buscar un amor, alguien a quien llevar a la cama, alguien a quien sorprender por la mañana con un desayuno.

Y yo no tenía ninguna cualidad por la que sobresaliera, no era un tipo bonito, no tenía un buen empleo, no tenía una buena paga, divorciado, con dos hijos, con una ex dando vueltas cada tanto, con las cuentas bancarias en rojo y un futuro nada prometedor.
Me crucé con algunas mujeres, por contactos de amigos, en alguna noche de fiesta, en alguna red social, pero en general todas venían a sumar problemas a mis problemas, solo una noche de sexo y a otra cosa, mujeres de carácter insoportable, mujeres interesadas, mujeres llorando por un amor perdido, mujeres y más mujeres.

Fue cuando llegó Susana, mi actual esposa, fue por casualidad, nos encontramos en un sitio de citas para solos y solas. Susana era unos años mayor que yo, era solo una mujer más que se ganaba la vida en un estudio contable, incluso ganaba más que yo. A pesar de tener una familia numerosa nos unía algo especial, la soledad, su madre había fallecido, su padre vivía internado hacía tiempo con demencia senil, se había divorciado hacía tiempo, no había podido tener niños y solo le quedaba un fiel pastor alemán como mascota.
Era la tercera de cuatro hermanos, el mayor hacía años que vivía en España, el segundo había fallecido de un cáncer repentino y fulminante, su hermana menor era azafata internacional, así que estaba más en el aire que en la tierra

Cuando yo le conté de mis hijos, que ellos eran mi mundo, ella me dijo que quería conocerlos y que alguna vez me presentaría a Sonia, era su ex cuñada - esposa de su hermano fallecido - y a Aylén su única hija.

La siguiente parte de la historia no la vi venir, es que había conseguido lo que buscaba, una fiel compañera, buena mujer, confidente, a quien podía contarles mis problemas y a quien abrazar en la cama, y todo estaba en orden, pero Sonia, su ex cuñada se transformaría en un problema, o, mejor dicho, Aylén, su hija.
Cuando la conocí Aylén tenía poco más de quince veinte años, una jovencita que no tenía un rostro bonito, tampoco unos pechos llamativos, muy por el contrario, pero tenía una cola para hacerle un monumento. Pero lo que me llamó la atención en verdad fue su forma de ser, de mirar, de hablar, con rapidez me llamó 'tío' de una forma muy rara, porque en verdad no teníamos ningún lazo que nos uniera, sabía mucho de mujeres y ella era una putita barata, pude notarlo, aunque para su madre y mi mujer era solo una tonta adolescente.

Ella empezó a jugar conmigo, como entendí que jugaba con todos, se hacía la tonta, la inocente, la ingenua, con palabras, con poses, con vestimentas, y siempre me mantuve firme en evitarla, ella era menor de edad y no quería problemas, ni con ella, ni con su madre, y menos quería arruinar mi relación de pareja.
Solo dejé pasar el tiempo, casi tres años hasta que fue mayor de edad, y cada vez que la vida nos cruzaba ella me presentaba un nuevo novio, creo que cambiaba más seguido los chicos que su ropa interior.
Con dieciocho cumplidos era toda una mujer, toda una puta, y el culo hermoso que tenía a los quince ahora era sencillamente espectacular y ya no pude resistirme a la excitación de las fotos que me mandaba por privado.

Una tarde, fui espectador casual de una discusión, estábamos de visita en su casa, Susana hacía tiempo que no veía a Sonia, y solo era una tarde de tres personas cincuentonas compartiendo un té, Sonia estaba bastante decepcionada con su hija, no estudiaba, no trabajaba y vivía de fiesta en fiesta, viviendo el presente sin pensar en el futuro. Fue cuando ella llegó con unos jeans rasgados y una remera desgastada, nos saludó, tenía un rico perfume y le pidió dinero, unos chicos la habían invitado a salir hacia el fin de semana y quería comprarse algo de ropa, fue cuando su madre se lo negó y todo pareció desmadrarse en una discusión entre ambas, donde a mi mujer y a mí nos incomodó el triste espectáculo que dieron, hasta que Aylén, dio media vuelta y se fue maldiciendo.
Fue cuando solo dije a mi esposa y a mi cuñada

Me dejan hablar con ella? tengo una hija y se cómo arreglar estas cosas

Fui tras sus pasos y dejé a las mujeres sentadas a la mesa, Aylén estaba en el patio trasero jugando con su celular

Hola tío! - dijo al verme - perdoname el berrinche, pero es que mamá...
Ya sé, ya se - respondí cortando sus palabras - de cuánto dinero hablamos?

Ella me dio un número, era bastante, más de lo que tenía encima

Esta noche, cuando nadie me vea paso cinco minutos y te lo dejo, te parece? regalo y secreto del tío

A ella se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja y me dio un beso demasiado peligroso, en la mejilla, pero las comisuras de nuestros labios se rozaron al azar. Le dije que disimulara, que nadie debía saberlo.

Volvimos a casa, no tenía mucho tiempo e inventé una excusa para volver a salir, ya había caído la noche y le dije a Aylén que estaba en camino. Cuando llegué ella me estaba esperando en el patio delantero, casi con sigila para que su madre no supiera, estaba todo oscuro, le di el dinero, le dije que había unos pesos demás, ella se alegró y me dijo cuando yo pensaba volver a casa, casi al oído, en un susurro

Pará tío, tengo una sorpresa para vos...

No dijo más, solo me recostó contra la pared y la vi arrodillarse a mis pies, maldita mocosa, me soltó el cinto del pantalón, bajó el cierre, soló el botón y sacó mi pija que ya estaba dura de entre mis ropas, sentí que me masturbaba y luego la humedad de su lengua en mi glande, cerré los ojos, aun en medio de la sorpresa, Aylén me la chupaba y me la chupaba, muy rico, usaba sus manos y yo solo atinaba a acariciar sus cabellos, como estatua, inerte, rendido al placer que ella me daba y que no estaba en mis planes, y no tardé en sentirme venir, y sé que ella también lo notó, solo lo hice en su boca y ella siguió chupando y tragando todo, hasta la última gota.
Luego se paró a mi frente y me dio un profundo beso de lengua, muy profundo, tenía un sabor áspero, muy propio del semen que había tragado, entonces se acercó a mi oído y me dijo casi como un secreto pecaminoso de chiquilla

Gracias tío! me encanta chupar pitos y tragarme los juguitos!

Ya había notado que lo hacía muy bien, demasiado bien, solo acomodé mis prendas y me retiré antes que su madre notara algo.
Yo vivía en el paraíso con mi esposa, pero esa niña había abierto las puertas del infierno.
Empezamos a escribirnos de otra manera, ya no como un supuesto tío lo haría con su sobrina, solo hablábamos de sexo. Las fotos que ella me enviaba a mi celular, tampoco eran las fotos de una sobrina angelical, ella lograba que terminara con la verga dura en cada mensaje.
No pasaría demasiado tiempo para que ella volviera a golpear, entre escritos y fotos, me envió un anuncio por unas botas muy lindas, en color blanco, y a continuación se animó a decir

Mi rica sobrina


Tío, mirá que lindas botas! estoy antojada de tenerlas, pero no me alcanza el dinero

No tardé en responderle, le dije que contara conmigo, esas botas serían suyas, Aylén me dijo si quería pasar por la tarde, su mamá no estaría en casa, así podíamos charlar un poco.

Ella era una jugadora de altas ligas, cuando llegué tenía solo unas sexis medias blancas con ligas, y una tanga hilo dental que le dibujaban el culo soñado por todo hombre, sus diminutos pechos lucían desnudos y además estaba descalza, entonces dijo haciéndose la nenita inocente

Ves tío? me faltan las botas para verme bien

Era una puta, fuimos a su cuarto para que ella pagara por mi dinero, encendió el led de su habitación y me preguntó si quería ver una película condicionada, conectó su móvil, aunque yo solo quería llevarla a la cama.
Pero para mí sorpresa, ese video casero tenía una particularidad, era ella misma rodeada por cuatro vergas, chupando una y otra, muy golosa, muy feliz, muy puta.
Me quedé extasiado por lo que veía, quedé recostado mirando hacia un lado, donde estaba el gran led sobre la pared.
Ella estaba casi desnuda, en un abrir y cerrar de ojos me estaba cabalgando y mi verga por primera vez estaba adentro de su hueco húmedo.
Aylén me había sorprendido, no vi venir esa jugada, ella me atacaba por todos lados, moviendo sus caderas como toda una profesional, llenándome la vista con su propia imagen de puta chupando vergas, y por si algo faltaba empezó a hablarme, me besaba muy profundo y me decía entre gemidos al oído

Tío, te gusta besarme esta boquita sucia que ha chupado tantas pijas y ha tragado tanta lechita?

Diablos, solo jugaba conmigo y me decía lo que yo deseaba escuchar, besar esos labios de pecado, esa boca que tanto semen había disfrutado, donde yo ponía ahora mi propia boca, viendo como le acababan en la boca, su lengua blanquecida, llenándome las manos con sus enormes nalgas, acariciando sus muslos preciosos cubiertos por esas medias blancas, no tardé mucho en venirme.
Solo entonces notaría su estrategia, había caído como un tonto novato, ella salió de arriba mío y fría como la nieve se olvidó de mí, fue a contar los billetes que hacía unos minutos le había dejado.

Jugada audaz sin dudas, solo me reí por dentro antes de seguir mi camino.

Susana, mi esposa jamás sospecharía nada, para Sonia, su madre, Aylén seguía siendo una niña malcriada pero jamás llegó a imaginar que esa mujer era una putita que obtenía todo gracias a su sexo
Seguí siendo uno más de sus clientes a escondidas, pero ella se puso más y más demandante, ya no le alcanzaban unas simples botas y a medida que ganó experiencia se cotizó más y más.
Yo ya no podía pagar sus precios y poco a poco nuestros cruces se fueron enfriando. Ella no tuvo reparos en preguntarme por amigos míos, tipos mayores con dinero y justamente alguno de mis amigos organizaría una orgía con ella.
Nos encontramos en la casa de Enrique, ese amigo solterón que gastaba sus ingresos con putas, seis cincuentones con una veinteañera.


puta


Aylén en segundos estaba rodeada, chupando una, chupando otra, se la daban por el culo, por la concha, por ambos lados, por todos lados, honestamente me sentí paralizado, intimidado, yo no podía con la situación y no era hombre de atacar en manada, tampoco me hacía gracia ver a esa jovencita hacer lo que estaba haciendo, y en algún momento ella notó que solo estaba a un costado, entonces me dijo

Tio, si no vas a jugar al menos filmanos...

Fue lo que hice, con una sonrisa amarga retraté esos minutos donde la dejaron chorreando leche por todos lados, por su boca, por su concha, por su culo, con su cuerpo tapizado en semen, como la mejor de las putas.

Pasó el tiempo, llegamos a este presente, a veces nos juntamos a merendar, Susana mi señora, Sonia su cuñada y yo, estamos viejos, como siempre dejo que las mujeres hables de sus cosas, me gusta mirar la casa en silencio, es imposible que los recuerdos de Aylén no me invadan, solo se me dibuja una sonrisa cómplice. Mi mujer suele preguntar por la suerte de esa chica, sin estudios, sin futuro, intentando dar golpes bajos a Sonia, pero ella, ella sigue en una nube de inocencias, 'la nena tuvo suerte suele decir, conoció a algunas personas importantes y se metió en el ambiente'. Lo cierto es que cuando Aylén sintió que yo ya no estaba a la altura, solamente me dejó de lado, ella se codea con gente vip, tipos acaudalados que pagan mucho por llevarla a la cama, en fin, que lo disfrute, aun me parece sentir su perfume.

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