El otro día, hablando en confianza con mi amigo Héctor me comentó que le parecía que tenía problemas sexuales ya que le costaba mantener su erección y eso lo tenía preocupado. Que había visitado a un urólogo, pero éste le había dicho que era todo psicológico ya que, no obstante ser un hombre de 50 años no padecía de enfermedad alguna que le produjera tal situación.
Se notaba que realmente se sentía mal porque en cierta oportunidad, en que estaba su esposa presente, se preguntó en tono risueño ¿cuál era el motivo por el que su "amiguito" si había nacido con él se había muerto antes? (en alusión a su falta de erección) y su mujer se rio, como asintiendo sus palabras y eso me puso mal, porque comprendí realmente por lo que estaba pasando mi amigo.
Fue entonces que me preocupé por ayudarlo y le propuse cambiar de médico y fue entonces cuando me contó que en realidad un psicólogo al que había acudido le habían sugerido probar tener sexo con otra mujer, ya que con la suya debido a la rutina con la que practicaba el sexo le sería imposible verificar si tal situación mejoraba entonces, ya que no tendría las motivaciones adecuadas.
Me contó que le costaba un poco buscar una mujer que fuera trabajadora sexual porque tenía miedo de contagiarse alguna enfermedad y luego trasmitírsela a su esposa, por lo que prefería seguir sufriendo con su problema hasta que pudiera comprobar si estaba o no con problemas, con alguna otra mujer, que no fuera su esposa, y con la cual tuviera confianza de que no iba a tener complicaciones futuras.
Fue así que se me ocurrió una idea que me venía rondando la cabeza desde hacía bastante tiempo.
Siempre tuve la fantasía de que mi mujer tuviera sexo con otro hombre y si fuera posible en mi presencia, pero ella sistemáticamente se oponía a ello cada vez que se lo insinuaba y hasta me contestaba de mal modo.
Pensé, si lo convencía de ello, que Héctor podría ser el amante que había soñado en mis fantasías y empecé a elucubrar el plan para ello.
Hablando de bueyes perdidos con mi amigo le sugerí que debía tener sexo con alguna mujer conocida, que, si fuera del grupo de amigos mejor, pero él, con buen criterio preguntó cómo haría para encarar a alguna de sus amigas ya que todas estaban bien casadas y cuando les insinuara algo lo mandarían a pasear, como se dice vulgarmente.
Fue así, que medio en broma para que no sospechara, le dije que de darse la oportunidad de tener sexo con alguna de ellas cuál o cuáles eran las que lo atraían más.
A la primera que nombró, y pidiéndome disculpas por ello, fue a mi mujer y ahí me empezó a facilitar las cosas.
De hacerse realidad cumpliría mi fantasía y podría solucionar también el problema que aquejaba a mi amigo.
En otra charla que tuvimos le conté que no lo divulgara, pero que no daba abasto con mi esposa en la cama. Que como ya no era tan joven me costaba recuperarme más que antes y que ella, que era toda una máquina sexual, pedía más y más y hasta que tenía miedo de que un día me engañara con algún compañero de trabajo (los que la acosaban bastante según me había contado en confidencia una vez).
Que, aunque disimulara y pareciera una mina recatada, le gustaba mucho coger y que hasta sospechaba que lo podía estar haciendo con otros.
Fue entonces Héctor el que se compadeció de mí y comprobé que el plan estaba por llegar a buen puerto.
Le dije que no me disgustaría que fuera él el que me ayudara con mi mujer ya que lo consideraba un muy buen amigo y sobre todo discreto. Que ella quedaría satisfecha y yo sabría con quién cogía.
Se sorprendió con mis palabras y en principio se negó, aunque no rotundamente y hasta le pareció mal que la ofreciera como si fuera una puta.
Me disculpé por hacerle tal propuesta, aunque percibí que sus ojos brillaban y no le debía parecer nada mal tener sexo con mi mujer así que seguí adelante con el plan.
Le dije que quedaba extenuado cabe vez que hacían el amor porque era una hembra insaciable. Que me la chupaba hasta hacerme acabar, que quería que tuviera dos o tres polvos porque es multiorgásmica y que muchas veces me pedía que la cogiera también por el culo porque a ella le gustaba mucho ello.
Pude observar que mi amigo se estaba entusiasmando y hasta se le escapó (luego me pidió perdón) que siempre le tuvo ganas.
Y creo que no es para menos porque mi esposa tiene un buen par de tetas, un culo admirable, muy buenas piernas y es muy simpática.
Héctor se entusiasmó y largo su lengua, contándome que no dejó de pensar en ella nunca más desde que una vez que nos fuimos de vacaciones juntos la vio con su baby-doll transparente y pudo comprobar la belleza que era y lo bien formada que estaba. Me confesó que en esas vacaciones cuando tenía sexo con su mujer pensaba que era la mía y que tenía una acabada brutal.
Eso me hizo poner un poco celoso, aunque me halagó mucho a la vez.
Con ello me confirmó que podría cumplir con mi fantasía y por ahí solucionar su problema, si es que realmente existía.
Ahora quedaba pendiente cómo preparar el terreno ya que ella no accedería a tener sexo con él.
Le propuse que fuera un día sábado a la tarde, ya que sale a trabajar con su taxi y su mujer no sospecharía de nada. Yo, por mi parte, trataría de que mi esposa estuviera preparada para el encuentro.
Tendríamos que, además de fijar el día, comunicarnos luego con nuestros celulares para determinar el momento preciso, porque le dije que ella no debería saber que él se la había cogido, porque por más que fuera "una máquina sexual" no iba a tener sexo con él, sobre todo porque era el esposo de una muy buena amiga.
Llegó el fin de semana y puse en práctica el plan que había elaborado. Además de almorzar con una buena cantidad de vino le mezclé en su café de sobremesa un par de pastillas sedantes, las que sabía que no le iban a producir daño alguno, pero la tendrían semiinconsciente. Que actuaría como si estuviera despierta, pero tendría los ojos entrecerrados y no recordaría luego nada de lo sucedido. Me había asesorado bien y hasta se lo había hecho un par de días atrás para ver cómo reaccionaba y habíamos tenido sexo de manera espectacular, reaccionando a todos mis estímulos y más.
Después del almuerzo nos recostamos y al ratito nomás había entrado en ese estado "tan especial". Aproveché para sacarle la poca ropa que llevaba puesta y la cubrí apenas con la sábana de la cama.
Lo llamé a mi amigo, el que ya estaba bastante cerca de casa y acudió de inmediato.
Le dije que podía hacer con ella lo que quisiera en materia sexual, que no tuviera en cuenta que yo estaba ahí presente. El plan incluía también la filmación del hecho y como se realizaría en penumbras, aunque la cámara de video lo permitiera, trataría de preservar las identidades para evitar problemas futuros y él estuvo de acuerdo.
Cuando Héctor ingresó en el dormitorio se quitó la ropa y al retirar yo la sábana que cubría a mi mujer tuvo una erección que me hizo exclamar que ya se había curado y que no necesitaba tener sexo con ella.
Me miró desconsolado y le dije que era una broma y tuvo una sonrisa de oreja a oreja y no era para menos, no podía perderse un bocadito como ese.
Al ver la situación y pensar en lo que se venía me hizo tener a mí también una erección.
Cuando él se metió en la cama, ella que parecía estar dormida reaccionó al sentir el miembro de mi amigo sobre su cuerpo y sin más empezó a acariciárselo. Luego, empezó a mover la mano de abajo a arriba dejando que la piel descubriera la cabeza de la verga y suavemente se la introdujo en la boca y comenzó a succionarla.
Recorría íntegramente la pija de Héctor con su lengua húmeda y un suspiro escapó de mis labios. Utilizaba su lengua lentamente hacia arriba, hasta llegar al glande, metiéndola en el agujerito de la punta y luego volviendo nuevamente a la base. Llegaba hasta los testículos y los mordía muy suavemente.
Parecía que mi amigo no aguantaba más. Tal vez su mujer nunca se la había chupado o nunca de tal manera.
Por los movimientos me di cuenta que él estaba por eyacular y quería retirar el miembro de la boca de mi esposa, la que no lo dejó y empezó a acelerar los movimientos de succión.
Ella chupaba de tal manera que él no se pudo contener y empezó a acabarle en la boca. Mi mujer se tragó el primer chorro de semen, después la sacó y siguió pajeándolo con la mano recibiendo la leche caliente sobre su cara y pelo. Luego, lamió las últimas gotitas que quedaban en la verga y se recostó, sin dejar de sostener entre sus manos el miembro ya fláccido y pareció quedarse dormida.
Luego de un instante Héctor comenzó a acariciarle suavemente los pechos al tiempo que le besaba su oreja y su pija comenzó a crecer, con lo que me dio la impresión que se había curado de golpe.
Lentamente ella fue abriendo sus piernas como para recibir el miembro y él la penetró desde atrás en su vagina al tiempo que tomaba sus pechos y le acariciaba los pezones con la punta de los dedos mientras que la besaba en su cuello, oreja o boca indistintamente.
Los dos parecían estarla pasando muy bien y yo, a pesar de mi excitación, no dejaba de filmar nada.
Hasta me pregunté el por qué lo estaba haciendo y no tuve respuesta, aunque pensé que cualquiera podía llegar a considerarme un degenerado si se supiera.
El de pronto se empezó a mover cada vez más rápido y parecía que estaba pronto a acabar. Ella se sacudía y estremecía ante cada embestida y pedía por favor más.
Mi amigo no pudo aguantarse y la sacó rápidamente para acabarle sobre la cola, aunque yo le había anticipado que no había problemas en que lo hiciera dentro de ella.
Parecía que ahí se acababa todo, pero Héctor, que ya estaba curado y cómo (parece que el psicólogo tenía razón en que le había dicho de cambiar de monta) se recuperó pronto (hasta creo que más rápido de lo que me sucede a mi) y con una erección bastante pronunciada se acercó la verga al rostro a mi esposa, la que, sin abrir los ojos comenzó a masajearla para luego incorporarse y metérsela en la boca una vez más y empezó a chupársela suavemente.
De pronto se la sacó y algo le dijo al oído porque él la hizo girar, se agachó y puso su boca en el agujerito del culo de mi mujer y lo lubricó bien con saliva metiéndole la lengua dentro, provocando que ella exhalara un suspiro.
Luego, acercó su pija y comenzó a penetrarla. Ella parecía rechazarla al principio, pero luego el orificio se nota que se fue dilatando poco a poco favorecido por los movimientos que ella realizaba.
Esto permitió que el miembro entrara casi todo. Mi mujer gimió una vez más, pero le pidió que empezara a moverse al tiempo que ella también lo hacía con sus glúteos, los que apretaba cuando el pedazo entraba y aflojaba cuando éste salía.
La escena era inenarrable y parecía que yo estaba por acabar junto con ellos.
Alentado por las palabras de ella mi amigo derramó furiosamente su eche dentro y luego se quedó recostado sobre ella, pero no por mucho tiempo.
Se bajó a chuparle la concha y ella no se resistió al embate, más bien lo recibió con mucho agrado por la expresión de su cara y por la forma en que le sujetaba la cabeza y le pedía que no se detuviera, que quería acabar y empezó a tener -gracias a los lengüetazos intensos- fuertes convulsiones llegando al orgasmo.
Cuando sus líquidos empezaron a fluir llevó su cuerpo hacia abajo y quedando cara a cara con él abrió bien los ojos y le dio un beso que duró una eternidad, saboreando de esa manera también sus propios jugos. Luego giró y se puso a dormir.
Ahí sí, mi amigo que estaba extenuado empezó a retirarse y luego de vestirse me dijo que tenía razón, que mi mujer era una verdadera máquina sexual, que la había pasado de maravillas, que ojalá se repitiera ya que él estaba dispuesto a ayudarme.
Parecía ahora (y en realidad era así) que el favor me lo había hecho él a mí. Creo que de esta cogida no se olvidará jamás y hasta me dijo que le hiciera una copia del video que había filmado.
Cuando mi mujer despertó, cerca del anochecer dijo estar cansada, como si hubiera estado teniendo sexo toda la tarde (y en realidad lo había tenido), pero estaba feliz y eso me puso feliz a mí también.
A la noche fuimos al cine y a cenar afuera y cuando regresamos tuvimos sexo en forma espectacular.
Se notaba que realmente se sentía mal porque en cierta oportunidad, en que estaba su esposa presente, se preguntó en tono risueño ¿cuál era el motivo por el que su "amiguito" si había nacido con él se había muerto antes? (en alusión a su falta de erección) y su mujer se rio, como asintiendo sus palabras y eso me puso mal, porque comprendí realmente por lo que estaba pasando mi amigo.
Fue entonces que me preocupé por ayudarlo y le propuse cambiar de médico y fue entonces cuando me contó que en realidad un psicólogo al que había acudido le habían sugerido probar tener sexo con otra mujer, ya que con la suya debido a la rutina con la que practicaba el sexo le sería imposible verificar si tal situación mejoraba entonces, ya que no tendría las motivaciones adecuadas.
Me contó que le costaba un poco buscar una mujer que fuera trabajadora sexual porque tenía miedo de contagiarse alguna enfermedad y luego trasmitírsela a su esposa, por lo que prefería seguir sufriendo con su problema hasta que pudiera comprobar si estaba o no con problemas, con alguna otra mujer, que no fuera su esposa, y con la cual tuviera confianza de que no iba a tener complicaciones futuras.
Fue así que se me ocurrió una idea que me venía rondando la cabeza desde hacía bastante tiempo.
Siempre tuve la fantasía de que mi mujer tuviera sexo con otro hombre y si fuera posible en mi presencia, pero ella sistemáticamente se oponía a ello cada vez que se lo insinuaba y hasta me contestaba de mal modo.
Pensé, si lo convencía de ello, que Héctor podría ser el amante que había soñado en mis fantasías y empecé a elucubrar el plan para ello.
Hablando de bueyes perdidos con mi amigo le sugerí que debía tener sexo con alguna mujer conocida, que, si fuera del grupo de amigos mejor, pero él, con buen criterio preguntó cómo haría para encarar a alguna de sus amigas ya que todas estaban bien casadas y cuando les insinuara algo lo mandarían a pasear, como se dice vulgarmente.
Fue así, que medio en broma para que no sospechara, le dije que de darse la oportunidad de tener sexo con alguna de ellas cuál o cuáles eran las que lo atraían más.
A la primera que nombró, y pidiéndome disculpas por ello, fue a mi mujer y ahí me empezó a facilitar las cosas.
De hacerse realidad cumpliría mi fantasía y podría solucionar también el problema que aquejaba a mi amigo.
En otra charla que tuvimos le conté que no lo divulgara, pero que no daba abasto con mi esposa en la cama. Que como ya no era tan joven me costaba recuperarme más que antes y que ella, que era toda una máquina sexual, pedía más y más y hasta que tenía miedo de que un día me engañara con algún compañero de trabajo (los que la acosaban bastante según me había contado en confidencia una vez).
Que, aunque disimulara y pareciera una mina recatada, le gustaba mucho coger y que hasta sospechaba que lo podía estar haciendo con otros.
Fue entonces Héctor el que se compadeció de mí y comprobé que el plan estaba por llegar a buen puerto.
Le dije que no me disgustaría que fuera él el que me ayudara con mi mujer ya que lo consideraba un muy buen amigo y sobre todo discreto. Que ella quedaría satisfecha y yo sabría con quién cogía.
Se sorprendió con mis palabras y en principio se negó, aunque no rotundamente y hasta le pareció mal que la ofreciera como si fuera una puta.
Me disculpé por hacerle tal propuesta, aunque percibí que sus ojos brillaban y no le debía parecer nada mal tener sexo con mi mujer así que seguí adelante con el plan.
Le dije que quedaba extenuado cabe vez que hacían el amor porque era una hembra insaciable. Que me la chupaba hasta hacerme acabar, que quería que tuviera dos o tres polvos porque es multiorgásmica y que muchas veces me pedía que la cogiera también por el culo porque a ella le gustaba mucho ello.
Pude observar que mi amigo se estaba entusiasmando y hasta se le escapó (luego me pidió perdón) que siempre le tuvo ganas.
Y creo que no es para menos porque mi esposa tiene un buen par de tetas, un culo admirable, muy buenas piernas y es muy simpática.
Héctor se entusiasmó y largo su lengua, contándome que no dejó de pensar en ella nunca más desde que una vez que nos fuimos de vacaciones juntos la vio con su baby-doll transparente y pudo comprobar la belleza que era y lo bien formada que estaba. Me confesó que en esas vacaciones cuando tenía sexo con su mujer pensaba que era la mía y que tenía una acabada brutal.
Eso me hizo poner un poco celoso, aunque me halagó mucho a la vez.
Con ello me confirmó que podría cumplir con mi fantasía y por ahí solucionar su problema, si es que realmente existía.
Ahora quedaba pendiente cómo preparar el terreno ya que ella no accedería a tener sexo con él.
Le propuse que fuera un día sábado a la tarde, ya que sale a trabajar con su taxi y su mujer no sospecharía de nada. Yo, por mi parte, trataría de que mi esposa estuviera preparada para el encuentro.
Tendríamos que, además de fijar el día, comunicarnos luego con nuestros celulares para determinar el momento preciso, porque le dije que ella no debería saber que él se la había cogido, porque por más que fuera "una máquina sexual" no iba a tener sexo con él, sobre todo porque era el esposo de una muy buena amiga.
Llegó el fin de semana y puse en práctica el plan que había elaborado. Además de almorzar con una buena cantidad de vino le mezclé en su café de sobremesa un par de pastillas sedantes, las que sabía que no le iban a producir daño alguno, pero la tendrían semiinconsciente. Que actuaría como si estuviera despierta, pero tendría los ojos entrecerrados y no recordaría luego nada de lo sucedido. Me había asesorado bien y hasta se lo había hecho un par de días atrás para ver cómo reaccionaba y habíamos tenido sexo de manera espectacular, reaccionando a todos mis estímulos y más.
Después del almuerzo nos recostamos y al ratito nomás había entrado en ese estado "tan especial". Aproveché para sacarle la poca ropa que llevaba puesta y la cubrí apenas con la sábana de la cama.
Lo llamé a mi amigo, el que ya estaba bastante cerca de casa y acudió de inmediato.
Le dije que podía hacer con ella lo que quisiera en materia sexual, que no tuviera en cuenta que yo estaba ahí presente. El plan incluía también la filmación del hecho y como se realizaría en penumbras, aunque la cámara de video lo permitiera, trataría de preservar las identidades para evitar problemas futuros y él estuvo de acuerdo.
Cuando Héctor ingresó en el dormitorio se quitó la ropa y al retirar yo la sábana que cubría a mi mujer tuvo una erección que me hizo exclamar que ya se había curado y que no necesitaba tener sexo con ella.
Me miró desconsolado y le dije que era una broma y tuvo una sonrisa de oreja a oreja y no era para menos, no podía perderse un bocadito como ese.
Al ver la situación y pensar en lo que se venía me hizo tener a mí también una erección.
Cuando él se metió en la cama, ella que parecía estar dormida reaccionó al sentir el miembro de mi amigo sobre su cuerpo y sin más empezó a acariciárselo. Luego, empezó a mover la mano de abajo a arriba dejando que la piel descubriera la cabeza de la verga y suavemente se la introdujo en la boca y comenzó a succionarla.
Recorría íntegramente la pija de Héctor con su lengua húmeda y un suspiro escapó de mis labios. Utilizaba su lengua lentamente hacia arriba, hasta llegar al glande, metiéndola en el agujerito de la punta y luego volviendo nuevamente a la base. Llegaba hasta los testículos y los mordía muy suavemente.
Parecía que mi amigo no aguantaba más. Tal vez su mujer nunca se la había chupado o nunca de tal manera.
Por los movimientos me di cuenta que él estaba por eyacular y quería retirar el miembro de la boca de mi esposa, la que no lo dejó y empezó a acelerar los movimientos de succión.
Ella chupaba de tal manera que él no se pudo contener y empezó a acabarle en la boca. Mi mujer se tragó el primer chorro de semen, después la sacó y siguió pajeándolo con la mano recibiendo la leche caliente sobre su cara y pelo. Luego, lamió las últimas gotitas que quedaban en la verga y se recostó, sin dejar de sostener entre sus manos el miembro ya fláccido y pareció quedarse dormida.
Luego de un instante Héctor comenzó a acariciarle suavemente los pechos al tiempo que le besaba su oreja y su pija comenzó a crecer, con lo que me dio la impresión que se había curado de golpe.
Lentamente ella fue abriendo sus piernas como para recibir el miembro y él la penetró desde atrás en su vagina al tiempo que tomaba sus pechos y le acariciaba los pezones con la punta de los dedos mientras que la besaba en su cuello, oreja o boca indistintamente.
Los dos parecían estarla pasando muy bien y yo, a pesar de mi excitación, no dejaba de filmar nada.
Hasta me pregunté el por qué lo estaba haciendo y no tuve respuesta, aunque pensé que cualquiera podía llegar a considerarme un degenerado si se supiera.
El de pronto se empezó a mover cada vez más rápido y parecía que estaba pronto a acabar. Ella se sacudía y estremecía ante cada embestida y pedía por favor más.
Mi amigo no pudo aguantarse y la sacó rápidamente para acabarle sobre la cola, aunque yo le había anticipado que no había problemas en que lo hiciera dentro de ella.
Parecía que ahí se acababa todo, pero Héctor, que ya estaba curado y cómo (parece que el psicólogo tenía razón en que le había dicho de cambiar de monta) se recuperó pronto (hasta creo que más rápido de lo que me sucede a mi) y con una erección bastante pronunciada se acercó la verga al rostro a mi esposa, la que, sin abrir los ojos comenzó a masajearla para luego incorporarse y metérsela en la boca una vez más y empezó a chupársela suavemente.
De pronto se la sacó y algo le dijo al oído porque él la hizo girar, se agachó y puso su boca en el agujerito del culo de mi mujer y lo lubricó bien con saliva metiéndole la lengua dentro, provocando que ella exhalara un suspiro.
Luego, acercó su pija y comenzó a penetrarla. Ella parecía rechazarla al principio, pero luego el orificio se nota que se fue dilatando poco a poco favorecido por los movimientos que ella realizaba.
Esto permitió que el miembro entrara casi todo. Mi mujer gimió una vez más, pero le pidió que empezara a moverse al tiempo que ella también lo hacía con sus glúteos, los que apretaba cuando el pedazo entraba y aflojaba cuando éste salía.
La escena era inenarrable y parecía que yo estaba por acabar junto con ellos.
Alentado por las palabras de ella mi amigo derramó furiosamente su eche dentro y luego se quedó recostado sobre ella, pero no por mucho tiempo.
Se bajó a chuparle la concha y ella no se resistió al embate, más bien lo recibió con mucho agrado por la expresión de su cara y por la forma en que le sujetaba la cabeza y le pedía que no se detuviera, que quería acabar y empezó a tener -gracias a los lengüetazos intensos- fuertes convulsiones llegando al orgasmo.
Cuando sus líquidos empezaron a fluir llevó su cuerpo hacia abajo y quedando cara a cara con él abrió bien los ojos y le dio un beso que duró una eternidad, saboreando de esa manera también sus propios jugos. Luego giró y se puso a dormir.
Ahí sí, mi amigo que estaba extenuado empezó a retirarse y luego de vestirse me dijo que tenía razón, que mi mujer era una verdadera máquina sexual, que la había pasado de maravillas, que ojalá se repitiera ya que él estaba dispuesto a ayudarme.
Parecía ahora (y en realidad era así) que el favor me lo había hecho él a mí. Creo que de esta cogida no se olvidará jamás y hasta me dijo que le hiciera una copia del video que había filmado.
Cuando mi mujer despertó, cerca del anochecer dijo estar cansada, como si hubiera estado teniendo sexo toda la tarde (y en realidad lo había tenido), pero estaba feliz y eso me puso feliz a mí también.
A la noche fuimos al cine y a cenar afuera y cuando regresamos tuvimos sexo en forma espectacular.
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