Después de todo lo que pasó con su papá, las cogidas que nos dábamos Armando y yo, eran tremendas, nuestro libido no bajaba y dado que con su papá ya no cogia volví a ser monógama. Por suerte no quedé embarazada en aquellas vacaciones ya que mi novio me dijo que tomara la píldora.
En los meses siguientes con Armando he tenido sexo en cantidad y calidad, creo que él también ha dejado de andar tirándose las mujeres que le dan entrada. Su desempeño en la cama mejoró y nuestras sesiones coitales se sienten muy diferentes, incluso creo que saca más leche que antes. Me hace sentir que soy su puta, me pone a sudar y gozar en cada una de las deslechadas que se da conmigo.
Pero con esto de la pandemia decidimos irnos a una casa que tienen sus papás en un pueblo de Guerrero, es una casa pequeña, pero muy acogedora y con mucha privacidad porque está en un terreno grande. Ahí llevamos prácticamente mes y medio, viviendo felices, como si fuéramos un matrimonio. Todo iba bien hasta que hace 15 días pasó que Armando volvió a las andadas y un día mientras buscamos porno juntos, vimos un video sobre negros, como siempre nos masturbamos viéndolo y cuándo terminó nos pusimos a coger, me la estaba clavando bien rico cuándo me empezó a preguntar si me gustaría que él tuviera el pene más grande, si alguna vez estuve con un negro y preguntas de ese estilo.
Al terminar de joder tuvimos una pequeña plática.
-Te gustaría estar con un negro? –Armando.
-No mi amor, con tu vergota me es suficiente -le dije jugueteando con su pene.
-Nunca te ha dado curiosidad?
-Jaja! Tú quieres verme con un negro verdad? -le dije- no te hagas.
-La verdad sí, me daría mucho morbo.
-Pues ya sabes que yo sólo haré lo que tú quieras mi amor -le dije dejando el asunto en sus manos mientras me recargaba en su pecho.
-Quiero verte coger con una verga negra -dijo excitado.
-Está bien, solo dime con quién y cuándo -le dije tratando de ocultar mi calentura.
Ese día la conversación sólo quedó ahí, pero yo estaba todo el tiempo pensando en que iba a terminar siendo perforada por un negro bien dotado y hasta montando un trío con mi novio.
Pasaron dos días cuándo llegó mi novio y me dijo que ya estaba listo todo, me pidió que me arreglará para en la noche salir. Me contó que fue hasta el puerto en el carro y durante un día buscó a un candidato. Encontró al elegido vendiendo playeras cerca del centro, me contó que era un hombre de unos 35 años, alto, un poco gordo, pero nada mal, podría decir que corpulento. Su nombre era Simón y vivía en un pueblo cercano.
Me arreglé para la ocasión, me arreglé mi cabello, me puse un maquillaje muy sexy y perfume. Obvio depilación y lavado anal fueron indispensables. Me puse un vestido azul suelto de algodón muy bonito. A las 6 salimos de la casa rumbo a la casa de Simón. En el trayecto de más de una hora mi novio me dijo que fue un poco incrédulo al principio pero que lo convenció con mostrándole fotos mías y 500 pesos.
Llegamos a una casa pequeña, fachada de cemento en un lugar apartado, ya estaba un poco oscuro y Armando toco el claxon para ver si era ahí, en menos de un minuto salió un hombre corpulento y de color, era Simón. Nos abrió la reja de madera y estacionamos el carro frente a su casa. Hubo algunas presentaciones muy cortas y entramos a su casa, adentro estaba la sala, comedor y cocina en un solo cuarto y detrás de una cortina estaba su recámara. El lugar dónde, este hombre que nunca había visto, me haría de todo.
Armando habló con él y en menos de cinco minutos Simón me hizo pasar a su recámara. Conscientes de para qué nos reunimos Simón me comenzó a quitar la ropa y yo a él. Cuándo baje su short note que no llevaba nada abajo y entonces vi el porqué de la fama de esta raza. Estaba flácido y ya era tan grande como el de mi novio, volteé a ver a mi Armando y él se estaba masturbando sentado en una silla. Se puso lubricante en su miembro y me lo dio.
-La tienes enorme -le dije a Simón.
-Era lo que esperabas? –Simón.
-Es más grande -dije- me tienes que lubricar bien antes.
Me acostó en su cama, era una vieja cama de madera que rechinaba mucho. Me quité las panties y abrí mis muslos mientras Simón se masturbaba, se veía imponente. Era un tipo de 1.80, ancho y bofo con panza y brazos y piernas gruesos. Y de su verga ni hablar, estaba igual de gorda. Simón se abalanzó y me empezó a hacer sexo oral.
Volteé a ver a mi novio que se masturbaba en una silla.
-te gusta?
-Me encanta, te sabe bien rica la pucha -contestó Simón
-Pues cómetela con ganas -dije.
Veía como ese hombre de chocolate comía mi sexo. Me sentí muy bien, creo que una aventura de vez en cuando no está mal. Así estuvo como 15 minutos, chupando y lamiendo, usando sus dedos para extraer de mi rosado sexo mis secreciones.
-Ahhh! Ya, si quieres con eso ahh! -le dije a Simón.
Él se puso de pie y me lleve una sorpresa al ver que su verga ya estaba tiesa y escurriendo líquido preseminal. Seguramente ese miembro medía unos 25 cm más o menos y de ancho estaba obeso, mi mano no cerraba y se veía pequeña, nunca había tenido algo parecido en frente. Le mamé lo podía meter a mi boca, tenía que saborear algo así, jugaba con sus bolas que también estaban enormes, los huevos más grandes que había visto y después sabría que los más llenos de leche que me han tocado. Se la chupe como 5 minutos.
-Ya ponte el condón -dije.
-Ya quieres que te la meta? –Simón.
Tomé su glande y abrí con mis dedos su orificio de la uretra, entonces metí con fuerza mi lengua en ese ojillo unos segundos.
-a poco no quieres meterla? -le pregunté.
-Todas las de la ciudad son así? -dijo mientras yo me acomodaba boca arriba viendo ese palpitante tronco de ébano.
Se puso un condón y cuando se colocó encima de mi, le aplique lubricante y lo masturbe para llenarlo bien. Entonces con su mano la guio hasta haberme metido el glande que era una cosa que parecía mantecada. Con la boca abierta lo mire y él a mi. Sólo fui sintiendo como lentamente aquella enorme verga se albergaba en mi interior, estirando mis paredes vaginales y emanando calor intenso de ambos órganos sexuales nos fundía en un solo ser. Su hombría llegó hasta dónde solo él largo miembro de mi novio lo había logrado pero Simón siguió avanzando y yo no pude contener un pujido de la impresión de semejante inserción en mi útero. Creo que el sexo con hombres de semejante calibre no es para todas de verdad que era algo grande y hasta incómodo.
-Ay! Ay! Ay! -me quejaba yo teniendo solo los huevos de aquel negrote fuera de mi coño.
-Te gusta? Ya te la comiste toda -dijo Simón manteniéndose quieto dentro y sobre de mi, mientras nos mirábamos- Que rica panochita ahh!
-Qué grande! Me siento muy abierta! Ay! Ah! -le dije jalándolo de su nuca para besarnos un poco- muévete despacio.
Nos empezamos a besar con pura lengua mientras él se movía. Removió con calma mis entrañas, su grueso miembro hacia estragos como no lo habían logrado ni mi novio, ni su papá. Durante unos cinco minutos continuamos en ese coito lento, hasta que me sentí más acostumbrada. Mirando hacia mi novio tomé a Simón del culo y le indique que entrará más fuerte. De un golpe seco y fuerte me hizo sentir el poder de su verga, grite mientras miraba como mi novio se masturbaba perdido en el morbo de ver como un negro le daba una cogida a su mujer. Así nos miramos durante un minuto tal vez, mientras Simón me daba duro, gimiendo de la excitación que causa cogerse a la mujer de otro y aún más frente a él, es algo que a los hombres les eleva el ego.
-Ahhh! Ahhh! Ahh! Sigue! Ah! Así! Así! -gritaba sintiendo como me destruía por dentro.
-Ay qué rico rico! Te gusta mi vergota??
-Siii! Ahh! Ahh! Dame! No pares! -gritaba sintiendo que me iba a venir.
-Eso mami! Vente, termina rico -me animaba Simón.
-Ahhh! Que ricooo! -grité retorciéndome del placer en medio de un colosal orgasmo.
Simón se quedó hasta el fondo mientras movía la cadera para remover mis entrañas con su dura macana negra. Cuándo mis gritos bajaron de volumen volvió a la carga, pistoneando con su obscena verga mi vagina que estaba escurriendo líquidos. Seguí siendo masacrada por ese negro durante 10 minutos, en los que fácilmente tuve 3 orgasmos más, esos orgasmos me iban agotando cada vez más aunque, al mismo tiempo el vicio que me generó aquella fornica me daba el aliento suficiente para mantener la piernas bien abiertas.
-Ponte en cuatro -dijo Simón extrayendo su miembro de mi vagina.
Mientras me colocaba como una perra miré a mi novio, tan fuerte me habían cogido que se me había olvidado que estaba ahí.
-Nunca me habían dado una cogida así, mi amor -dije en cuatro esperando la penetración- ni con tu papá me vine tanto.
-Cogió con tu papá?! -le preguntó Simón a Armando notablemente sorprendido.
-Es una puta depravada -contestó mi novio- reviéntala.
-Ufff! Que puta es -dijo clavándome sin compasión.
-Ayyy! Mi amor, la tengo muy adentro… La siento en mi útero -dije en un chillido- que rico hombre me conseguiste.
Entonces mi negrote tomó mi cintura para a continuación empezar una brutal cópula. Las sensaciones son inenarrables, sólo puedo decir que durante los siguientes 5 minutos mi negrote me dio con todas sus fuerzas y yo sólo me dediqué a gritar en una sucesión de orgasmos brutales.
Mi novio me dijo que yo gritaba como desesperada mientras Simón me embestía con todo su peso de una forma salvaje, mientras nuestros cuerpos desnudos brillaban meciéndose y temblando sobre aquella cama. Ese ritmo extraordinario le pasó factura a mi negrote y se vino gritando como un animal mientras mi joven, pero fogueada anatomía soportaba las ultimas estocadas de aquel treintón de ébano.
Me derrumbé sobre el colchón jadeando para recuperar la cordura aunque, la sesión había sido intensa en extremo Simón no tenía el aguante de mi novio y su padre. De cualquier forma después de tanto sin haber tenido sexo con otro esto era otro nivel. Pasados unos minutos me levanté y fui con mi novio.
-Te está gustando esto? -le pregunté masturbando su miembro- yo estoy fascinada.
-Se veía muy rico.
-No tienes ni idea de lo rico que es -contesté bajando para hacerle una mamada.
Se la mamé bien duro hasta que se vino en mi boca. Me lo tomé como la buena novia que soy jaja.
Entonces Simón se paró a un lado con su pene semi erecto, creo que no tiene tanto sexo como un macho de esa talla necesita. Me puse de pie y lo besé jugando con sus huevos suavemente, después lo lleve a la cama.
-Qué rico palpita tu garrote -le dije mamando su hombría.
-Te gusta la carne negra? -preguntó.
-No me gusta, me fascina -contesté llevando mi lengua desde sus huevos hasta su glande. Su pene se sentía pegajoso por el semen de la eyaculación anterior.
-Pues disfrútala putita.
-Si coger es rico, con un negro es otro nivel -le decía chupando su cada vez más dura y parada verga.
Se la estuve chupando unos minutos después de que se había puesto bien tieso. Era un gusto para mí tener un pene de ese color y esas dimensiones sin darme a basto.
-Ponte el condón -le dije dándoselo- quiero sentirte otra vez.
Veía como aquel tremendo hombre se enfundaba en látex su garrote. Con esa emoción de saber que eso lo hacía para no dejarme embarazada mientras teníamos sexo, aunque, nos acabábamos de conocer.
Me subí y me embutí todo, me movía batiendo nuestros sexos en una danza coital que era acompañada por el coro de gemidos que salían de nuestras bocas. Monté a ese hombre con una entrega y una pasión totalmente nueva para mi. Durante el tiempo que cabalgue tuve un orgasmo tras otro hasta que le pedí que me cogiera en cuatro para sentir muy adentro la penetración. Me partió con furia sobre aquella cama, me destrozó hasta la garganta con tantos gritos desesperados que lance a lo largo de la copulación que duró unos 15 minutos. Después de eso yo hice lo posible por vestirme pues, aunque lo había pasado como nunca era demasiada verga para aventarse más de tres palos de un jalón jajaja.
No hay mucho más que decir, fue sólo sexo duro y puro. Nos fuimos y durante dos días no quise tener sexo con mi novio debido al estado en el que aquella verga negra me había dejado. Es sin duda una de las mejores experiencias que he tenido y todo gracias a mi novio.
En los meses siguientes con Armando he tenido sexo en cantidad y calidad, creo que él también ha dejado de andar tirándose las mujeres que le dan entrada. Su desempeño en la cama mejoró y nuestras sesiones coitales se sienten muy diferentes, incluso creo que saca más leche que antes. Me hace sentir que soy su puta, me pone a sudar y gozar en cada una de las deslechadas que se da conmigo.
Pero con esto de la pandemia decidimos irnos a una casa que tienen sus papás en un pueblo de Guerrero, es una casa pequeña, pero muy acogedora y con mucha privacidad porque está en un terreno grande. Ahí llevamos prácticamente mes y medio, viviendo felices, como si fuéramos un matrimonio. Todo iba bien hasta que hace 15 días pasó que Armando volvió a las andadas y un día mientras buscamos porno juntos, vimos un video sobre negros, como siempre nos masturbamos viéndolo y cuándo terminó nos pusimos a coger, me la estaba clavando bien rico cuándo me empezó a preguntar si me gustaría que él tuviera el pene más grande, si alguna vez estuve con un negro y preguntas de ese estilo.
Al terminar de joder tuvimos una pequeña plática.
-Te gustaría estar con un negro? –Armando.
-No mi amor, con tu vergota me es suficiente -le dije jugueteando con su pene.
-Nunca te ha dado curiosidad?
-Jaja! Tú quieres verme con un negro verdad? -le dije- no te hagas.
-La verdad sí, me daría mucho morbo.
-Pues ya sabes que yo sólo haré lo que tú quieras mi amor -le dije dejando el asunto en sus manos mientras me recargaba en su pecho.
-Quiero verte coger con una verga negra -dijo excitado.
-Está bien, solo dime con quién y cuándo -le dije tratando de ocultar mi calentura.
Ese día la conversación sólo quedó ahí, pero yo estaba todo el tiempo pensando en que iba a terminar siendo perforada por un negro bien dotado y hasta montando un trío con mi novio.
Pasaron dos días cuándo llegó mi novio y me dijo que ya estaba listo todo, me pidió que me arreglará para en la noche salir. Me contó que fue hasta el puerto en el carro y durante un día buscó a un candidato. Encontró al elegido vendiendo playeras cerca del centro, me contó que era un hombre de unos 35 años, alto, un poco gordo, pero nada mal, podría decir que corpulento. Su nombre era Simón y vivía en un pueblo cercano.
Me arreglé para la ocasión, me arreglé mi cabello, me puse un maquillaje muy sexy y perfume. Obvio depilación y lavado anal fueron indispensables. Me puse un vestido azul suelto de algodón muy bonito. A las 6 salimos de la casa rumbo a la casa de Simón. En el trayecto de más de una hora mi novio me dijo que fue un poco incrédulo al principio pero que lo convenció con mostrándole fotos mías y 500 pesos.
Llegamos a una casa pequeña, fachada de cemento en un lugar apartado, ya estaba un poco oscuro y Armando toco el claxon para ver si era ahí, en menos de un minuto salió un hombre corpulento y de color, era Simón. Nos abrió la reja de madera y estacionamos el carro frente a su casa. Hubo algunas presentaciones muy cortas y entramos a su casa, adentro estaba la sala, comedor y cocina en un solo cuarto y detrás de una cortina estaba su recámara. El lugar dónde, este hombre que nunca había visto, me haría de todo.
Armando habló con él y en menos de cinco minutos Simón me hizo pasar a su recámara. Conscientes de para qué nos reunimos Simón me comenzó a quitar la ropa y yo a él. Cuándo baje su short note que no llevaba nada abajo y entonces vi el porqué de la fama de esta raza. Estaba flácido y ya era tan grande como el de mi novio, volteé a ver a mi Armando y él se estaba masturbando sentado en una silla. Se puso lubricante en su miembro y me lo dio.
-La tienes enorme -le dije a Simón.
-Era lo que esperabas? –Simón.
-Es más grande -dije- me tienes que lubricar bien antes.
Me acostó en su cama, era una vieja cama de madera que rechinaba mucho. Me quité las panties y abrí mis muslos mientras Simón se masturbaba, se veía imponente. Era un tipo de 1.80, ancho y bofo con panza y brazos y piernas gruesos. Y de su verga ni hablar, estaba igual de gorda. Simón se abalanzó y me empezó a hacer sexo oral.
Volteé a ver a mi novio que se masturbaba en una silla.
-te gusta?
-Me encanta, te sabe bien rica la pucha -contestó Simón
-Pues cómetela con ganas -dije.
Veía como ese hombre de chocolate comía mi sexo. Me sentí muy bien, creo que una aventura de vez en cuando no está mal. Así estuvo como 15 minutos, chupando y lamiendo, usando sus dedos para extraer de mi rosado sexo mis secreciones.
-Ahhh! Ya, si quieres con eso ahh! -le dije a Simón.
Él se puso de pie y me lleve una sorpresa al ver que su verga ya estaba tiesa y escurriendo líquido preseminal. Seguramente ese miembro medía unos 25 cm más o menos y de ancho estaba obeso, mi mano no cerraba y se veía pequeña, nunca había tenido algo parecido en frente. Le mamé lo podía meter a mi boca, tenía que saborear algo así, jugaba con sus bolas que también estaban enormes, los huevos más grandes que había visto y después sabría que los más llenos de leche que me han tocado. Se la chupe como 5 minutos.
-Ya ponte el condón -dije.
-Ya quieres que te la meta? –Simón.
Tomé su glande y abrí con mis dedos su orificio de la uretra, entonces metí con fuerza mi lengua en ese ojillo unos segundos.
-a poco no quieres meterla? -le pregunté.
-Todas las de la ciudad son así? -dijo mientras yo me acomodaba boca arriba viendo ese palpitante tronco de ébano.
Se puso un condón y cuando se colocó encima de mi, le aplique lubricante y lo masturbe para llenarlo bien. Entonces con su mano la guio hasta haberme metido el glande que era una cosa que parecía mantecada. Con la boca abierta lo mire y él a mi. Sólo fui sintiendo como lentamente aquella enorme verga se albergaba en mi interior, estirando mis paredes vaginales y emanando calor intenso de ambos órganos sexuales nos fundía en un solo ser. Su hombría llegó hasta dónde solo él largo miembro de mi novio lo había logrado pero Simón siguió avanzando y yo no pude contener un pujido de la impresión de semejante inserción en mi útero. Creo que el sexo con hombres de semejante calibre no es para todas de verdad que era algo grande y hasta incómodo.
-Ay! Ay! Ay! -me quejaba yo teniendo solo los huevos de aquel negrote fuera de mi coño.
-Te gusta? Ya te la comiste toda -dijo Simón manteniéndose quieto dentro y sobre de mi, mientras nos mirábamos- Que rica panochita ahh!
-Qué grande! Me siento muy abierta! Ay! Ah! -le dije jalándolo de su nuca para besarnos un poco- muévete despacio.
Nos empezamos a besar con pura lengua mientras él se movía. Removió con calma mis entrañas, su grueso miembro hacia estragos como no lo habían logrado ni mi novio, ni su papá. Durante unos cinco minutos continuamos en ese coito lento, hasta que me sentí más acostumbrada. Mirando hacia mi novio tomé a Simón del culo y le indique que entrará más fuerte. De un golpe seco y fuerte me hizo sentir el poder de su verga, grite mientras miraba como mi novio se masturbaba perdido en el morbo de ver como un negro le daba una cogida a su mujer. Así nos miramos durante un minuto tal vez, mientras Simón me daba duro, gimiendo de la excitación que causa cogerse a la mujer de otro y aún más frente a él, es algo que a los hombres les eleva el ego.
-Ahhh! Ahhh! Ahh! Sigue! Ah! Así! Así! -gritaba sintiendo como me destruía por dentro.
-Ay qué rico rico! Te gusta mi vergota??
-Siii! Ahh! Ahh! Dame! No pares! -gritaba sintiendo que me iba a venir.
-Eso mami! Vente, termina rico -me animaba Simón.
-Ahhh! Que ricooo! -grité retorciéndome del placer en medio de un colosal orgasmo.
Simón se quedó hasta el fondo mientras movía la cadera para remover mis entrañas con su dura macana negra. Cuándo mis gritos bajaron de volumen volvió a la carga, pistoneando con su obscena verga mi vagina que estaba escurriendo líquidos. Seguí siendo masacrada por ese negro durante 10 minutos, en los que fácilmente tuve 3 orgasmos más, esos orgasmos me iban agotando cada vez más aunque, al mismo tiempo el vicio que me generó aquella fornica me daba el aliento suficiente para mantener la piernas bien abiertas.
-Ponte en cuatro -dijo Simón extrayendo su miembro de mi vagina.
Mientras me colocaba como una perra miré a mi novio, tan fuerte me habían cogido que se me había olvidado que estaba ahí.
-Nunca me habían dado una cogida así, mi amor -dije en cuatro esperando la penetración- ni con tu papá me vine tanto.
-Cogió con tu papá?! -le preguntó Simón a Armando notablemente sorprendido.
-Es una puta depravada -contestó mi novio- reviéntala.
-Ufff! Que puta es -dijo clavándome sin compasión.
-Ayyy! Mi amor, la tengo muy adentro… La siento en mi útero -dije en un chillido- que rico hombre me conseguiste.
Entonces mi negrote tomó mi cintura para a continuación empezar una brutal cópula. Las sensaciones son inenarrables, sólo puedo decir que durante los siguientes 5 minutos mi negrote me dio con todas sus fuerzas y yo sólo me dediqué a gritar en una sucesión de orgasmos brutales.
Mi novio me dijo que yo gritaba como desesperada mientras Simón me embestía con todo su peso de una forma salvaje, mientras nuestros cuerpos desnudos brillaban meciéndose y temblando sobre aquella cama. Ese ritmo extraordinario le pasó factura a mi negrote y se vino gritando como un animal mientras mi joven, pero fogueada anatomía soportaba las ultimas estocadas de aquel treintón de ébano.
Me derrumbé sobre el colchón jadeando para recuperar la cordura aunque, la sesión había sido intensa en extremo Simón no tenía el aguante de mi novio y su padre. De cualquier forma después de tanto sin haber tenido sexo con otro esto era otro nivel. Pasados unos minutos me levanté y fui con mi novio.
-Te está gustando esto? -le pregunté masturbando su miembro- yo estoy fascinada.
-Se veía muy rico.
-No tienes ni idea de lo rico que es -contesté bajando para hacerle una mamada.
Se la mamé bien duro hasta que se vino en mi boca. Me lo tomé como la buena novia que soy jaja.
Entonces Simón se paró a un lado con su pene semi erecto, creo que no tiene tanto sexo como un macho de esa talla necesita. Me puse de pie y lo besé jugando con sus huevos suavemente, después lo lleve a la cama.
-Qué rico palpita tu garrote -le dije mamando su hombría.
-Te gusta la carne negra? -preguntó.
-No me gusta, me fascina -contesté llevando mi lengua desde sus huevos hasta su glande. Su pene se sentía pegajoso por el semen de la eyaculación anterior.
-Pues disfrútala putita.
-Si coger es rico, con un negro es otro nivel -le decía chupando su cada vez más dura y parada verga.
Se la estuve chupando unos minutos después de que se había puesto bien tieso. Era un gusto para mí tener un pene de ese color y esas dimensiones sin darme a basto.
-Ponte el condón -le dije dándoselo- quiero sentirte otra vez.
Veía como aquel tremendo hombre se enfundaba en látex su garrote. Con esa emoción de saber que eso lo hacía para no dejarme embarazada mientras teníamos sexo, aunque, nos acabábamos de conocer.
Me subí y me embutí todo, me movía batiendo nuestros sexos en una danza coital que era acompañada por el coro de gemidos que salían de nuestras bocas. Monté a ese hombre con una entrega y una pasión totalmente nueva para mi. Durante el tiempo que cabalgue tuve un orgasmo tras otro hasta que le pedí que me cogiera en cuatro para sentir muy adentro la penetración. Me partió con furia sobre aquella cama, me destrozó hasta la garganta con tantos gritos desesperados que lance a lo largo de la copulación que duró unos 15 minutos. Después de eso yo hice lo posible por vestirme pues, aunque lo había pasado como nunca era demasiada verga para aventarse más de tres palos de un jalón jajaja.
No hay mucho más que decir, fue sólo sexo duro y puro. Nos fuimos y durante dos días no quise tener sexo con mi novio debido al estado en el que aquella verga negra me había dejado. Es sin duda una de las mejores experiencias que he tenido y todo gracias a mi novio.
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