Ofreciendo disculpas a mis lectores por tener meses sin escribir decido hacerlo nuevamente (sólo escribo cuando me suceden vivencias sexuales), ya que les confieso que había hecho la promesa de portarme bien y no caer nuevamente en la tentación de fornicar a espaldas de mi ingenuo marido, sin embargo, después de meses tranquila me llega una tentación originada por un dulce jovencito.
La hermana de mi marido debía viajar y como mi marido es tan servicial ofreció nuestra casa para que se quedara el fin de semana ya que su hermana retornaba el lunes, un jovencito muy callado pero con unos lindos ojos verdes, recuerdo haberle dicho que cuando fuera adulto iba a ser un conquistador de chicas con tan lindos ojos, como era sabido, el niño aún no comprendía lo que le decía y estaba inmerso en las consolas de videojuegos.
Ya de eso pasaron varios años y mis ojos se llenaron de sorpresa cuando el joven Luis que así se llama, llega a la puerta y al abrirle noto su porte: 1.80 o más aproximadamente, atlético, con un rostro de galán de serie juvenil, me miró con sus bellos ojos de pie a cabeza, en casa yo visto holgada y cargaba una blusa escotada que mostraba mis dos grandes atributos.
Luis no dudó en mirarlos detenidamente y le hablé:
Yo: Hola sobrinito qué grande te has puesto, creo que tus ojitos están mirando mucho para un solo lado (reí coquetamente).
Luis: Hola tía, un gusto verla, hacía tiempo que no la veía, se mantiene igual de hermosa como siempre.
Yo: Hay gracias sobrino, pasa adelante y saluda a tu tío mientras te acomodo tus maletas en la habitación al lado del baño que es la que te habilité para que pases el fin de semana.
Caminé lentamente con el equipaje de él, notando por un espejo que el chico no paraba de ver mi culo contoneándose al caminar, en mi mente me puse a pensar que está en una edad de mucho despertar sexual y quizás por eso sus hormonas se alborotaron conmigo, Luis dejó de mirarme y fue a saludar a mi marido que estaba entretenido viendo tv.
Acomodé el equipaje de mi sobrino y me entró curiosidad de ver qué traía mi sobrino, cuál fue mi sorpresa que entre su ropa hallé dos paquetes de cigarros, no pensé que el fuera de esos jóvenes que les gusta fumar, lo más sorpresivo fue verle tres revistas pornográficas de alto contenido sexual, con esto no había duda: el chico estaba en su etapa de despertar sexual.
No quise revisar más porque podría darse cuenta y puse sus maletas a un costado de la cama, acomodé la misma y escuché unos pasos, imaginé que era él y algo dentro de mí me forzó a empinar mi culo sobre la cama lo más posible, el que me estaba mirando seguro tendría una buena vista del contorno de mis nalgas.
Al voltearme era el chico, como me lo imaginaba, se le veía una sonrisa descarada, le pregunté por qué reía y me dijo que por nada en especial, sólo que le recordaba a su mamá acomodándole la cama, le dije que no me parecía nada a su mamá, pues yo soy más voluptuosa, el chico enseguida me señaló que sí tenía razón con una sonrisa pícara.
Me retiré mirándolo con algo de coquetería y le dije que si necesitaba algo que me buscara, él me dijo que seguro lo iba a hacer si era necesario, salí contoneando mi cuerpo sabiendo que eso lo calentaba más. Mi marido me preguntó si todo estaba bien desde el sofá y le dije que sí, pero ya por mi cabeza el diablo me tentaba a comerme a ese suculento chico, mi conciencia me decía que me aguantara las ganas, que a mi marido no le debía poner más cuernos pero más pudo mi deseo carnal, mi concha se mojaba sola y esa era señal de que le debía de dar algo nuevo de comer.
Le pedí a mi marido que me comprara unas pastillas para la jaqueca que sentía repentinamente (obviamente no tenía nada) en la farmacia antes que anocheciera y como él es tan complaciente salió en el auto a buscarme mi capricho, aproveché de inmediato para coquetearle a mi sobrino, salí con una toalla muy corta y ajustada, si me agachaba creo que se me vería todo, disimuladamente le dije a mi sobrino que si tenía hambre para darle de comer, al pobre se le paró de una vez viendo mis curvas, balbuceando me dijo que si tenía hambre, que si tenía pechuga o muslo pues le encantaba la carne, yo le dije que si tenía eso, me acerqué y abrí mi toalla mostrándole mis grandes senos y mi vagina gorda y depilada.
Sin hablar nada el chico se bajó el pantalón mostrándome un buen trozo de verga morcillosa, le dije:
Yo: Uy sobrino a mí también me dio hambre, voy a probar eso que tienes allí pero no se lo digas a mi marido ok?.
Luis: Claro tía, será un secreto entre los dos, usted siempre ha sido mi tía favorita y soñaba con verla así como está.
Yo: ja ja sobrino, no solo me verás sino que probarás lo que ves, necesito quitarme esta calentura y sed de una buena verga….
Me agaché y empecé a mamarle esa delicia, obvio que ya el chico no era virgen juzgando por lo que vi en sus maletas, le lamía su cabeza con sumo placer, su olor a hombre me ponía a mil, él no se aguantó las ganas de suspirar y hacer gemidos de placer producto de la chupada que le estaba dando, mientras se la mamaba el loquito me dio un nalgazo fuerte, yo grité y le dije que con calma, que eso horita se lo comía.
En ese momento me llama mi marido por teléfono diciéndome sobre dos medicamentos para elegir cuál me traía, yo sin dejar de chupársela a mi sobrino le dije el nombre de una de ellas, cerré y le puse la vagina en la cara para que me mamara a mí también, vaya que sí sabía lamer el chico. Me daba unas lamidas, me mordía el clítoris, hasta el punto en que descargué una rica venida en su cara, luego me le senté de un solo envión sobre su verga y lo cabalgué como hacía rato no lo hacía.
El sentir una verga nueva en mi cosita era una experiencia que hacía rato no sentía, el sonido de su miembro entrando y saliendo de mi me hacía ver estrellas igual que a él, yo era su fantasía y ya la estaba cumpliendo, mientras lo montaba me chupaba los senos como un bebé muy hambriento, luego me volteé sin sacarme su verga y seguí cabalgándolo sobre el sillón, la vista de mis nalgas era algo que él no dejaba de gozar.
Luis: oh tía su vagina es el cielo,,,
Yo: sobrino es más que eso, es el paraíso,,,
Me moví más fuerte y mi pobre sobrino no pudo aguantar más y descargó un río de semen caliente y espeso dentro de mi vagina, me echó tanta leche que se me escurría por las piernas, mi sobrino era todo un semental joven, de esos que buscan maduras como yo para sentirse jovencitas.
Me fui a bañar y el me acompañó, volvimos a follar en el baño, pero en ese momento llegó mi marido y nos interrumpió, me llamó y le dije que estaba bañándome, me preguntó por su sobrino que no lo veía y le dije que estaba en su cuarto con sus videojuegos, le pedí que me llevara las pastillas a nuestro cuarto y mi sobrino aprovechó para correr desnudo a su cuarto.
Esa noche del viernes quería comérmelo pero mi marido me abrazó dormido y no podía quitarme su mano de encima. El sábado me levanté a hacer el desayuno con una bata semitransparente que mostraba mis pezones pues sólo traía un hilo sin sostén, mi sobrino se levantó primero que mi marido y me dio un nalgazo saludándome con un beso de buenos días, hablamos bajo para que mi marido no nos oyera:
Luis: ¿Tía que hay de desayuno?
Yo: Bueno sobrinito para ti hay esto (me di la vuelva y me subí la bata mostrándole mis grandes nalgas, se las movía bien sexy para que gozara de lo que empezó a probar).
Luis: Oh tía eso se ve muy rico, y usted, ¿qué probará?
Yo: Bueno bebe yo voy a comer chorizo y huevo (le bajé la pantaloneta y me agaché para darle una rica mamada, su verga se paró apenas sintió mis labios, se la chupaba como toda una profesional, lamía sus huevos, le escupía la cabeza de su pene, él gozaba todo lo que le hacía).
Yo: sobrino, no tuviste que ver esas revistas que trajiste ja ja.
Luis: Oh tía revisó mi maleta, claro que no tia, todo lo que podía ver con usted lo viví realmente, soy un sobrino muy afortunado.
Yo: Bastante sobrino, goce este culo que no lo podrá probar por mucho tiempo (me puse en 4 sobre la mesa del comedor ofreciéndole una maravillosa vista de mi culote).
Mi sobrino no dudó en pasarme la lengua por mi orificio anal, disfruté su lengua morbosa recorriendo mi culo y luego disfruté su verga entrando como cuchillo en mantequilla por allí, empezó una penetración suave, yo le ayudaba meneándome en círculos y de atrás hacia adelante, tenía su verga totalmente dentro de mi cola, la sensación fue gloriosa, no me importaba si mi marido nos viera, gemía como una perra en celo, tratando de no gritar para mi querido cornudo no nos escuchara, la penetración se hizo más fuerte y su chorizo ya estaba adueñado de mi cola, el coito duró por largo rato hasta que mi sobrino no aguantó más y descargó su semen caliente y abundante dentro de mi cola, disfrutaba su juventud y vigor tras cada embestida, haciéndome sentir viva y joven aunque le llevara muchos años de edad a mi sobrino.
Ambos nos metimos a la ducha para asearnos y no dejar evidencias, revisé el piso y tuve que limpiar rastros de semen que mi cola dejaba, vaya que mi sobrino era un depósito ambulante de esperma, del semen que recogí se me ocurrió untarla en el desayuno de mi marido, fue algo que vi una vez en una película porno, mi marido al despertar y asearse probó su desayuno con mucho gusto, yo sonreía al ver que mi broma perversa dio frutos, me excitó ver a mi marido probando el semen de su propio sobrino sin darse cuenta, mi sobrino no conocía la maldad que le hice a su tío.
Ambos salieron, mi sobrino no tiene queja de su tío pues lo llevó a pasear a muchos sitios al punto que regresaron tarde, tampoco tiene queja de su tía porque le di más de lo que él esperaba, mi cuerpo estaba un poco adolorido ya que tenía tiempo sin fornicar de una forma tan salvaje, me resigné a saber que de puta no me iba a librar así que acepté mi realidad y en la noche luego que mi marido se durmió seguí dándole placer a mi sobrino en su cuarto, vaya chico, era una máquina de follar, perdí la cuenta de las venidas que me provocó pero si sé que lo dejé rendido y sudado en la cama, le dije algunos trucos que podía hacer con las chicas para satisfacerlas, sobre todo a cómo mamar una vagina, cosa primordial para nosotras.
Lastimosamente el domingo llegó inesperadamente su madre a buscarlo, ya que sus diligencias las acortó y le daba un poco de pena abusar de la confianza de su hermano, mi sobrino puso mala cara y no quería irse pero a regañadientes y sin escusa válida para dar tuvo que resignarse a aceptar la decisión de su madre, no sin antes pedirme ayuda para empacar.
Mientras su mamá conversaba con mi marido nos dimos el gusto del último polvazo, se la chupé con muchas ganas para que me recordara y lo cabalgué sobre un sillón ya que temía que la cama hiciera mucho ruido, me puse lo más puta que pude dándole besos con lengua, el me chupaba mis grandes senos con sumo placer, su verga entraba y salía de mi como taladro y yo me movía duro para sacarle sus últimas descargas de leche, en su oído le decía cosas ricas para que se viniera rápido:
Yo: Ahhh sobrino, dame tu leche ufff.
Luis: Si tía, que rica está…
Yo: Si papito, vacíate en mi concha, dámela ya…
Luis: Ahhh tia sii me vengooo ahhh ohhhh…
Yo: mmmm sii sobrino lléname ufff…
Nuevamente sentí su descarga dentro de mi, fue un polvo rápido, delicioso, algo silencioso, rápidamente alistamos sus maletas y me despedí con un beso de lengua, mientras sus manos agarraban mi culo como si fueran su propiedad, sin más, se fueron ambos y mi marido me preguntó: ¿Qué tal mi sobrino?, yo le respondí: “delicioso, muy delicioso”, el me dijo: ¿cómo?, enseguida le respondí: “fue delicioso el compartir con tu sobrino, un chico muy agradable y gentil, ojalá nos visite nuevamente”, me fui a mi cuarto con mi vagina aún rebosante de su semen
La hermana de mi marido debía viajar y como mi marido es tan servicial ofreció nuestra casa para que se quedara el fin de semana ya que su hermana retornaba el lunes, un jovencito muy callado pero con unos lindos ojos verdes, recuerdo haberle dicho que cuando fuera adulto iba a ser un conquistador de chicas con tan lindos ojos, como era sabido, el niño aún no comprendía lo que le decía y estaba inmerso en las consolas de videojuegos.
Ya de eso pasaron varios años y mis ojos se llenaron de sorpresa cuando el joven Luis que así se llama, llega a la puerta y al abrirle noto su porte: 1.80 o más aproximadamente, atlético, con un rostro de galán de serie juvenil, me miró con sus bellos ojos de pie a cabeza, en casa yo visto holgada y cargaba una blusa escotada que mostraba mis dos grandes atributos.
Luis no dudó en mirarlos detenidamente y le hablé:
Yo: Hola sobrinito qué grande te has puesto, creo que tus ojitos están mirando mucho para un solo lado (reí coquetamente).
Luis: Hola tía, un gusto verla, hacía tiempo que no la veía, se mantiene igual de hermosa como siempre.
Yo: Hay gracias sobrino, pasa adelante y saluda a tu tío mientras te acomodo tus maletas en la habitación al lado del baño que es la que te habilité para que pases el fin de semana.
Caminé lentamente con el equipaje de él, notando por un espejo que el chico no paraba de ver mi culo contoneándose al caminar, en mi mente me puse a pensar que está en una edad de mucho despertar sexual y quizás por eso sus hormonas se alborotaron conmigo, Luis dejó de mirarme y fue a saludar a mi marido que estaba entretenido viendo tv.
Acomodé el equipaje de mi sobrino y me entró curiosidad de ver qué traía mi sobrino, cuál fue mi sorpresa que entre su ropa hallé dos paquetes de cigarros, no pensé que el fuera de esos jóvenes que les gusta fumar, lo más sorpresivo fue verle tres revistas pornográficas de alto contenido sexual, con esto no había duda: el chico estaba en su etapa de despertar sexual.
No quise revisar más porque podría darse cuenta y puse sus maletas a un costado de la cama, acomodé la misma y escuché unos pasos, imaginé que era él y algo dentro de mí me forzó a empinar mi culo sobre la cama lo más posible, el que me estaba mirando seguro tendría una buena vista del contorno de mis nalgas.
Al voltearme era el chico, como me lo imaginaba, se le veía una sonrisa descarada, le pregunté por qué reía y me dijo que por nada en especial, sólo que le recordaba a su mamá acomodándole la cama, le dije que no me parecía nada a su mamá, pues yo soy más voluptuosa, el chico enseguida me señaló que sí tenía razón con una sonrisa pícara.
Me retiré mirándolo con algo de coquetería y le dije que si necesitaba algo que me buscara, él me dijo que seguro lo iba a hacer si era necesario, salí contoneando mi cuerpo sabiendo que eso lo calentaba más. Mi marido me preguntó si todo estaba bien desde el sofá y le dije que sí, pero ya por mi cabeza el diablo me tentaba a comerme a ese suculento chico, mi conciencia me decía que me aguantara las ganas, que a mi marido no le debía poner más cuernos pero más pudo mi deseo carnal, mi concha se mojaba sola y esa era señal de que le debía de dar algo nuevo de comer.
Le pedí a mi marido que me comprara unas pastillas para la jaqueca que sentía repentinamente (obviamente no tenía nada) en la farmacia antes que anocheciera y como él es tan complaciente salió en el auto a buscarme mi capricho, aproveché de inmediato para coquetearle a mi sobrino, salí con una toalla muy corta y ajustada, si me agachaba creo que se me vería todo, disimuladamente le dije a mi sobrino que si tenía hambre para darle de comer, al pobre se le paró de una vez viendo mis curvas, balbuceando me dijo que si tenía hambre, que si tenía pechuga o muslo pues le encantaba la carne, yo le dije que si tenía eso, me acerqué y abrí mi toalla mostrándole mis grandes senos y mi vagina gorda y depilada.
Sin hablar nada el chico se bajó el pantalón mostrándome un buen trozo de verga morcillosa, le dije:
Yo: Uy sobrino a mí también me dio hambre, voy a probar eso que tienes allí pero no se lo digas a mi marido ok?.
Luis: Claro tía, será un secreto entre los dos, usted siempre ha sido mi tía favorita y soñaba con verla así como está.
Yo: ja ja sobrino, no solo me verás sino que probarás lo que ves, necesito quitarme esta calentura y sed de una buena verga….
Me agaché y empecé a mamarle esa delicia, obvio que ya el chico no era virgen juzgando por lo que vi en sus maletas, le lamía su cabeza con sumo placer, su olor a hombre me ponía a mil, él no se aguantó las ganas de suspirar y hacer gemidos de placer producto de la chupada que le estaba dando, mientras se la mamaba el loquito me dio un nalgazo fuerte, yo grité y le dije que con calma, que eso horita se lo comía.
En ese momento me llama mi marido por teléfono diciéndome sobre dos medicamentos para elegir cuál me traía, yo sin dejar de chupársela a mi sobrino le dije el nombre de una de ellas, cerré y le puse la vagina en la cara para que me mamara a mí también, vaya que sí sabía lamer el chico. Me daba unas lamidas, me mordía el clítoris, hasta el punto en que descargué una rica venida en su cara, luego me le senté de un solo envión sobre su verga y lo cabalgué como hacía rato no lo hacía.
El sentir una verga nueva en mi cosita era una experiencia que hacía rato no sentía, el sonido de su miembro entrando y saliendo de mi me hacía ver estrellas igual que a él, yo era su fantasía y ya la estaba cumpliendo, mientras lo montaba me chupaba los senos como un bebé muy hambriento, luego me volteé sin sacarme su verga y seguí cabalgándolo sobre el sillón, la vista de mis nalgas era algo que él no dejaba de gozar.
Luis: oh tía su vagina es el cielo,,,
Yo: sobrino es más que eso, es el paraíso,,,
Me moví más fuerte y mi pobre sobrino no pudo aguantar más y descargó un río de semen caliente y espeso dentro de mi vagina, me echó tanta leche que se me escurría por las piernas, mi sobrino era todo un semental joven, de esos que buscan maduras como yo para sentirse jovencitas.
Me fui a bañar y el me acompañó, volvimos a follar en el baño, pero en ese momento llegó mi marido y nos interrumpió, me llamó y le dije que estaba bañándome, me preguntó por su sobrino que no lo veía y le dije que estaba en su cuarto con sus videojuegos, le pedí que me llevara las pastillas a nuestro cuarto y mi sobrino aprovechó para correr desnudo a su cuarto.
Esa noche del viernes quería comérmelo pero mi marido me abrazó dormido y no podía quitarme su mano de encima. El sábado me levanté a hacer el desayuno con una bata semitransparente que mostraba mis pezones pues sólo traía un hilo sin sostén, mi sobrino se levantó primero que mi marido y me dio un nalgazo saludándome con un beso de buenos días, hablamos bajo para que mi marido no nos oyera:
Luis: ¿Tía que hay de desayuno?
Yo: Bueno sobrinito para ti hay esto (me di la vuelva y me subí la bata mostrándole mis grandes nalgas, se las movía bien sexy para que gozara de lo que empezó a probar).
Luis: Oh tía eso se ve muy rico, y usted, ¿qué probará?
Yo: Bueno bebe yo voy a comer chorizo y huevo (le bajé la pantaloneta y me agaché para darle una rica mamada, su verga se paró apenas sintió mis labios, se la chupaba como toda una profesional, lamía sus huevos, le escupía la cabeza de su pene, él gozaba todo lo que le hacía).
Yo: sobrino, no tuviste que ver esas revistas que trajiste ja ja.
Luis: Oh tía revisó mi maleta, claro que no tia, todo lo que podía ver con usted lo viví realmente, soy un sobrino muy afortunado.
Yo: Bastante sobrino, goce este culo que no lo podrá probar por mucho tiempo (me puse en 4 sobre la mesa del comedor ofreciéndole una maravillosa vista de mi culote).
Mi sobrino no dudó en pasarme la lengua por mi orificio anal, disfruté su lengua morbosa recorriendo mi culo y luego disfruté su verga entrando como cuchillo en mantequilla por allí, empezó una penetración suave, yo le ayudaba meneándome en círculos y de atrás hacia adelante, tenía su verga totalmente dentro de mi cola, la sensación fue gloriosa, no me importaba si mi marido nos viera, gemía como una perra en celo, tratando de no gritar para mi querido cornudo no nos escuchara, la penetración se hizo más fuerte y su chorizo ya estaba adueñado de mi cola, el coito duró por largo rato hasta que mi sobrino no aguantó más y descargó su semen caliente y abundante dentro de mi cola, disfrutaba su juventud y vigor tras cada embestida, haciéndome sentir viva y joven aunque le llevara muchos años de edad a mi sobrino.
Ambos nos metimos a la ducha para asearnos y no dejar evidencias, revisé el piso y tuve que limpiar rastros de semen que mi cola dejaba, vaya que mi sobrino era un depósito ambulante de esperma, del semen que recogí se me ocurrió untarla en el desayuno de mi marido, fue algo que vi una vez en una película porno, mi marido al despertar y asearse probó su desayuno con mucho gusto, yo sonreía al ver que mi broma perversa dio frutos, me excitó ver a mi marido probando el semen de su propio sobrino sin darse cuenta, mi sobrino no conocía la maldad que le hice a su tío.
Ambos salieron, mi sobrino no tiene queja de su tío pues lo llevó a pasear a muchos sitios al punto que regresaron tarde, tampoco tiene queja de su tía porque le di más de lo que él esperaba, mi cuerpo estaba un poco adolorido ya que tenía tiempo sin fornicar de una forma tan salvaje, me resigné a saber que de puta no me iba a librar así que acepté mi realidad y en la noche luego que mi marido se durmió seguí dándole placer a mi sobrino en su cuarto, vaya chico, era una máquina de follar, perdí la cuenta de las venidas que me provocó pero si sé que lo dejé rendido y sudado en la cama, le dije algunos trucos que podía hacer con las chicas para satisfacerlas, sobre todo a cómo mamar una vagina, cosa primordial para nosotras.
Lastimosamente el domingo llegó inesperadamente su madre a buscarlo, ya que sus diligencias las acortó y le daba un poco de pena abusar de la confianza de su hermano, mi sobrino puso mala cara y no quería irse pero a regañadientes y sin escusa válida para dar tuvo que resignarse a aceptar la decisión de su madre, no sin antes pedirme ayuda para empacar.
Mientras su mamá conversaba con mi marido nos dimos el gusto del último polvazo, se la chupé con muchas ganas para que me recordara y lo cabalgué sobre un sillón ya que temía que la cama hiciera mucho ruido, me puse lo más puta que pude dándole besos con lengua, el me chupaba mis grandes senos con sumo placer, su verga entraba y salía de mi como taladro y yo me movía duro para sacarle sus últimas descargas de leche, en su oído le decía cosas ricas para que se viniera rápido:
Yo: Ahhh sobrino, dame tu leche ufff.
Luis: Si tía, que rica está…
Yo: Si papito, vacíate en mi concha, dámela ya…
Luis: Ahhh tia sii me vengooo ahhh ohhhh…
Yo: mmmm sii sobrino lléname ufff…
Nuevamente sentí su descarga dentro de mi, fue un polvo rápido, delicioso, algo silencioso, rápidamente alistamos sus maletas y me despedí con un beso de lengua, mientras sus manos agarraban mi culo como si fueran su propiedad, sin más, se fueron ambos y mi marido me preguntó: ¿Qué tal mi sobrino?, yo le respondí: “delicioso, muy delicioso”, el me dijo: ¿cómo?, enseguida le respondí: “fue delicioso el compartir con tu sobrino, un chico muy agradable y gentil, ojalá nos visite nuevamente”, me fui a mi cuarto con mi vagina aún rebosante de su semen
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