Después de un largo tiempo de vacaciones que le dieron a mi marido, aparezco nuevamente para contar parte de mis aventuras amorosas fuera del nexo matrimonial, llámese infidelidad, cuernos o lo que quieran ponerle, no me avergüenza por que ¿quién en la vida es perfecto para no cometer pecados?, ni el cura de la iglesia, ya que frente a la abstinencia de mujer peca con las miradas, pero esa es otra historia que contaré después.
Mi esposo estaba feliz porque después de mucho trabajar le dieron sus merecidas vacaciones, tenía más de un mes que por derecho le correspondían pero que su jefe no le daba la gana de dárselas, como siempre, tuve que sacrificarme yendo a su oficina en horas en que el personal no se encontraba, la cita se dio luego de una llamada que le hice:
Yo: Hola cariño, hace rato no hacemos nada.
Jefe: Hola preciosa, es que mi mujer me vigila ahora, me cuesta escaparme.
Yo: Es que te encanta abrirle las piernas a todas las esposas de tus empleados ja ja
Jefe: Bueno, te soy sincero que a la única esposa de empleado que le he abierto las piernas has sido tú por lo ofrecida y puta que eres.
Yo: ¿Puta yo?, no lo creo papi, recuerda que todo fue por el aumento de salario que mi marido merecía, ¿a poco no te gustó estar entre mis piernas?
Jefe: Claro que si putita, follas mejor que cualquier perra que cobra por sus servicios sexuales, sobre todo me encanta que gozas de mi polla grande y cabezona.
Yo: Ahí si amor, tú la tienes bien deliciosa, lástima que ambos seamos casados, sino, me iría a vivir contigo para que me la claves a cada rato.
Jefe: Si bebe, tu eres buenísima mamando polla, me encantas porque me das tu culo, es un placer metértela viendo tus grandes nalgas, aparte que tus tetas me enloquecen.
Yo: Bueno papi, si deseas probarlas de nuevo tienes que darle las vacaciones a mi marido, eres un tacaño, ya que a él hace rato no recibe vacaciones, se las merece papi.
Jefe: Claro cielo, ven a mi oficina en la hora de salida y arreglamos todo, ¿vale?
Yo: Ok bebe, te veré en tu oficina, muaxxx.
En seguida busqué qué ponerme, una falda corta negra, ajustada a mis caderas anchas, una blusita escotada con transparencias, no me puse ropa interior porque sabía a lo que iba, me perfumé, poco maquillaje y lista para esas vacaciones que yo deseaba porque mi marido me prometió un crucero por el caribe apenas le salieran las mismas.
Llegué por la parte trasera del edificio y esperé al jefe de mi marido atrás de su camioneta, le escribí que lo esperaba allí con el documento firmado de las vacaciones de mi marido, el raudo y veloz llegó enseguida, me abrió la puerta y nos fuimos a un hotel.
Allí apenas entramos al cuarto me sentó, sacó su pene y empecé a mamárselo sin preguntas, extrañaba ese pene, me daba un placer inmenso saborearlo, cuando se le paró fuerte le pregunté por los papeles, me los mostró y me puse en cuatro para que me cogiera mientras yo leía bien el documento, una vez leído empecé a menearle mis nalgas para que se viniera, su pene me abría toda mi zanja, era muy rico comerme esa polla gruesa, el me la metía con más fuerza hasta inundar mi concha de abundante leche, quedó agotado sobre mi espalda, todo sudado de la faena, yo quedé insatisfecha, le pedí más, así que con el roce de mis nalgas empecé a frotarle su verga hasta que se le volvió a parar y le dije:
Métemela por el culo…..
Enseguida sentí su verga entrando de un solo envión a mi orificio anal, me fascinaba sentirla adentro de ese agujero apretadito: ahhhhh ay si papi, bombéame con fuerza, culéame rico, no pares, ese choque de su pene contra mis nalgas me hizo venirme fuerte, me alaba por el cabello, me tenía como una perra barata, me decía cochinadas, que era una sucia asquerosa, la más puta que se había comido, su miembro duro entraba como un taladro dentro de mis nalgas, las cuales parecían resortes rebotando con cada embestida generando ese sonido característico de cuando la mujer está siendo bien cogida, no aguantó más y descargó su semen dentro de mi culo, quedó recostado sobre mi espalda tras su laboriosa tarea, yo procedí a limpiarle su miembro con mi boca, logrando unos chorros más de su líquido delicioso, vaya que si estaba cargado el cabrón, nos vestimos, sabiendo que él no me iba a mentir, me fui satisfecha del deber cumplido contoneando mis nalgas que tan arduamente habían trabajado.
A los pocos días mi marido me comunica emocionado que le dieron vacaciones y que nos íbamos al crucero que me había prometido, pensé que ese viaje iba a avivar las llamas de la pasión marital, razón por la cual no escatimé en gastos para llevar trajes de baño muy pequeños que despertaran el deseo de mi marido, así como también unos vestidos ajustados con escotes por si se le ocurría participar en los eventos nocturnos, además de varias prendas de lencería que podrían levantar su miembro con sólo vérmelo puesto, tenía temor de que él se disgustara, señalándome que los demás hombres me verían con lujuria pero ya tenía pensado decirle que en esos cruceros la gente es muy liberal y sin inhibiciones.
Al subir al barco noté que era tan inmenso, como una ciudad que flotaba en el mar, tenía restaurantes, gimnasio, sala de eventos, piscinas, spa, restaurantes, entre muchas otras cosas más, había personas de diferentes nacionalidades, las habitaciones eran cómodas, si bien no estábamos en una suite de lujo, la habitación disponía de todas las comodidades que se necesitaban. Mi marido se volvió loco comiendo platillos que nunca había probado, por mi parte yo fui más cauta y comí en forma ligera, después de desayunar teníamos planeado ir a la piscina más grande del crucero, sin embargo mi marido algo le cayó mal y me dijo que se sentía indispuesto para ir, le dije que me quedaría acompañándolo pero él me dijo que podía salir a nadar, que él no iba a ser la causa de que yo no disfrutara del viaje.
Salía a la piscina, no sin antes titubear si cambiarme el traje de baño ya que traía un bikini pequeño en color negro que dejaba ver mi culo en forma prominente, así como la parte del sujetador si acaso tapaba los pezones de mis abultados senos, estaba para matar a cualquiera, vestida para mi marido pero que por mala fortuna de él no podía deleitarse viéndome. La piscina estaba un tanto distante de la habitación, sabía que mi marido iba a descansar hasta sentirse mejor del estómago, por ende me dije: “este crucero me costó sacrificio también, así que lo disfrutaré”, noté que al caminar hacia la piscina recibía miradas lascivas de los hombres que estaban en los alrededores, algunos de ellos my guapos, sobre todo un rubio holandés de hermosos ojos verdes, alto y varonil, como de unos 28 años aproximadamente, las miradas lejos de causarme vergüenza me daban felicidad, ya que una mujer casi llegando a los cuarenta no suele ser admirada a menos de que se vea bien y yo sabía que mi cuerpo es lo mejor que tengo.
Caminé lentamente contoneando mis nalgas y me quité el aparejo de mi cintura, mostrando mi culo en su gran inmensidad, cosa que volvió loco a más de uno, sin embargo, ninguno se me acercaba, yo me sentía como una presa de buitres pero disfrutaba esa sensación, me recosté sobre una silla cerca de la piscina y me empecé a poner bloqueador solar, el holandés no paraba de mirarme cada vez que me ponía el bloqueador, quizás por su mente deseaba comerse semejante mujerón, así que se acercó a mí y me saludó: “hello, you are so beautifull lady”, le respondí que no hablaba muy bien el inglés sino español y sorprendentemente empezó a decirme lo mismo pero en un español decente, asombrada le pregunté dónde lo había aprendido y me dijo que en México, pues practicaba el surf en las playas de Acapulco.
Tomó el bloqueador solar y se ofreció a ayudarme, lo cual con agrado acepté, tenía buenas manos, como de masajista profesional, me las pasaba fuerte, sintiendo sus manos varoniles exitándome, él lo notó y se atrevió a meterlas entre mis muslos, sin llegar a tocar mi zona vaginal para evitar cualquier insulto de mi parte, sentía como si me masturbara con sus dedos, noté que su miembro por dentro de su pantaloneta estaba que quería reventar, lo cual me agradó, no aguanté tanta sobadera y lancé un gemido leve, lo cual a él le encantó: “está disfrutando de mis manos hermosa dama?”, yo le respondí que si, en ese momento me llama mi marido por teléfono preguntándome si la estaba pasando bien, yo le dije: “si papi, la estoy pasando súper bien, ojalá me vieras”, enseguida me preguntó: “¿Ah sí amor?, ¿Qué haces?”, le dije: “Estoy poniéndome el bloqueador solar”, mi marido me dice: “oh amor, cómo quisiera estarte pasando mis manos horita”, en mi mente dije “no te preocupes amor que otro lo está haciendo por ti, ji ji”, pero mi sensatez me obligó a mentirle: “yo misma me lo pongo bebe, será mañana que tú me lo pongas”, al decirlo, le cerré un ojo a mi ayudante, como diciéndole que sea cómplice en mi mentira, el holandés mostró una mueca de sonrisa, sabiendo que le mentía a mi marido, cerré el teléfono dándole un beso de despedida a mi marido.
El holandés tomando valor me dijo: “Lástima que estés casada, me hubiera gustado invitarte a mi habitación para seguirte dando masaje”, yo me reí y le dije tras un breve silencio: “papi, yo hago lo que me da la gana, no te preocupes”, ya sabiendo eso, el joven sabía que su deseo estaba por cumplirse, me levanté y le dije: “llévame a tu habitación que deseo un masaje más privado”, recogí mis cosas y lo acompañe a su dormitorio, una habitación similar a la mía pero lejana de ella, enseguida me abrazó y haló hacia él, dándome un rico beso intenso, yo le correspondí metiéndole incluso la lengua en su boca, ya él se imaginaba el tipo de mujer que era yo, así que se quitó la ropa enseguida, mostrándome un pene de buen tamaño, duro y firme como me encantan, yo imité sus pasos mostrándole mis tetas, las cuales empezó a chupar como un bebe hambriento, mis gemidos no tardaron en aparecer con cada caricia, me fui a la cama quitándome vulgarmente la parte que me quedaba del bikini, le movía mis nalgas mientras lo miraba con deseo sacando mi lengua, acto seguido me puso en 4 y comenzó a mamarme la micha con gran habilidad, mis labios vaginales se inchaban y mojaban, vaya que sí sabía comer coños, de un mueble al lado de la cama sacó una tira de condones, al parecer él era muy promiscuo y yo era su nueva víctima, se puso el condón, y yo le abrí mis piernas a total disposición, entró en mi de un solo envión, disfrutando su verga al completo, mientras me embestía me besaba con deseo al igual que yo a él, estaba comiéndome un hermoso adonis más joven que yo, todo un semental europeo, cambiamos la pose y empecé a cabalgarlo como sólo yo sé hacerlo, el ruido de mi cabalgata así como de nuestros gemidos se escuchaba en toda la habitación.
A pesar de mi meneo, no se venía, cosa que me alegraba, me cargó y llevó al baño, encima del inodoro continué mi cabalgata mientras me chupaba mis tetas, cambiamos de puesto y me senté, poniendo su verga caliente entre mis tetas, yo ya sabía lo que quería así que le hice una paja rusa entre mis senos, se la escupí varias veces para que se deslizara fácilmente, su miembro se perdía entre mis senos y entraba a mi boca, le quité el condón y empecé a mamarla como debe ser, su verga sabía riquísima, le dije:
Yo: ¿Deseas darme por el culo?
Holandés: Siii, dame ese placer.
Yo: Ven, lámeme el culo, escupe en él y entiérrame tu verga sin condón, quiero tu leche adentro.
Holandés: Claro perra, dame ese culo grande y apetitoso.
Puse mis manos sobre una barra de colgar toallas para sujetarme y él procedió a lamerme mi culo, echándome saliva para lubricar, luego hundió su verga poco a poco dentro de mi orificio anal, cuando la tenía toda adentro empezó a culearme lentamente, yo de lo arrecha que estaba le dije que me la clavara más fuerte:
Yo: Culéame duro papi, no temas que mi culo ya está acostumbrado a ser abierto.
Holandés: Qué puta eres, pobre de tu marido cornudo ja ja
Yo: ja ja nadie lo manda dejarme sola, hayyy ahhh sii dale cabrón, fóllame duro por las nalgas.
Sin contemplaciones su verga empezó a moverse de adentro hacia afuera con fuerza, me la clavaba como si fuera por mi vagina, ríos de sudor pasaban de su cuerpo a mi espalda, ese olor junto con el olor a sexo impregnaban la habitación.
Yo: Ahh ayy si dame, dame más, méteme esa pinga duro.
Holandés: Oh reina, estás riquísima, ere carne de primera, todo lo tienes grande y ricooo.
En ese momento vuelve a sonar mi teléfono, yo me acerqué a responder con la verga de mi macho dentro, mi marido nuevamente: “Amor demoras mucho?, ya llevas tres horas allá”, y les respondí: “hay papi cómo pasa el tiempo, si ya voy”, mi marido me dice: “¿por qué te escuchas agitada?”, (el holandés no paró en bombearme), yo le respondí: “hay papi de lo que te pierdes, hay aeróbicos al lado de la piscina, ufff cómo estoy sudando”, mi marido me responde: “que bien que estés gozando del crucero amor, te espero al rato”, le dije: “huy si papi, estoy gozando más que tú de este viaje”, el holandés me pregunta si quería leche y rauda y veloz le dije: “con gusto papi, quiero probar la leche holandesa”.
Empecé a mamársela para disfrutar de su semen el cual no demoró en salir a chorros, no dejé caer ni una gota, ese cabrón me tenía reventada pero de gusto, luego que lo ordené me fui a limpiar al baño y me vestí, me preguntó si podíamos seguirnos viendo y le dije: “claro papi, ya sé dónde buscarte”, me pidió mi teléfono pero le dije que no porque mi marido podía sospechar, así que quedó confiando en mi palabra.
Regresé feliz a la habitación, mi marido como siempre, no sospechó nada, al entrar dormía plácidamente, mientras yo recordaba mi travesura que hice, no tenía remordimientos, ya eso lo perdí hace mucho al igual que mi virginidad, lo que pasó después lo seguiré narrando para ustedes en la siguiente publicación
Mi esposo estaba feliz porque después de mucho trabajar le dieron sus merecidas vacaciones, tenía más de un mes que por derecho le correspondían pero que su jefe no le daba la gana de dárselas, como siempre, tuve que sacrificarme yendo a su oficina en horas en que el personal no se encontraba, la cita se dio luego de una llamada que le hice:
Yo: Hola cariño, hace rato no hacemos nada.
Jefe: Hola preciosa, es que mi mujer me vigila ahora, me cuesta escaparme.
Yo: Es que te encanta abrirle las piernas a todas las esposas de tus empleados ja ja
Jefe: Bueno, te soy sincero que a la única esposa de empleado que le he abierto las piernas has sido tú por lo ofrecida y puta que eres.
Yo: ¿Puta yo?, no lo creo papi, recuerda que todo fue por el aumento de salario que mi marido merecía, ¿a poco no te gustó estar entre mis piernas?
Jefe: Claro que si putita, follas mejor que cualquier perra que cobra por sus servicios sexuales, sobre todo me encanta que gozas de mi polla grande y cabezona.
Yo: Ahí si amor, tú la tienes bien deliciosa, lástima que ambos seamos casados, sino, me iría a vivir contigo para que me la claves a cada rato.
Jefe: Si bebe, tu eres buenísima mamando polla, me encantas porque me das tu culo, es un placer metértela viendo tus grandes nalgas, aparte que tus tetas me enloquecen.
Yo: Bueno papi, si deseas probarlas de nuevo tienes que darle las vacaciones a mi marido, eres un tacaño, ya que a él hace rato no recibe vacaciones, se las merece papi.
Jefe: Claro cielo, ven a mi oficina en la hora de salida y arreglamos todo, ¿vale?
Yo: Ok bebe, te veré en tu oficina, muaxxx.
En seguida busqué qué ponerme, una falda corta negra, ajustada a mis caderas anchas, una blusita escotada con transparencias, no me puse ropa interior porque sabía a lo que iba, me perfumé, poco maquillaje y lista para esas vacaciones que yo deseaba porque mi marido me prometió un crucero por el caribe apenas le salieran las mismas.
Llegué por la parte trasera del edificio y esperé al jefe de mi marido atrás de su camioneta, le escribí que lo esperaba allí con el documento firmado de las vacaciones de mi marido, el raudo y veloz llegó enseguida, me abrió la puerta y nos fuimos a un hotel.
Allí apenas entramos al cuarto me sentó, sacó su pene y empecé a mamárselo sin preguntas, extrañaba ese pene, me daba un placer inmenso saborearlo, cuando se le paró fuerte le pregunté por los papeles, me los mostró y me puse en cuatro para que me cogiera mientras yo leía bien el documento, una vez leído empecé a menearle mis nalgas para que se viniera, su pene me abría toda mi zanja, era muy rico comerme esa polla gruesa, el me la metía con más fuerza hasta inundar mi concha de abundante leche, quedó agotado sobre mi espalda, todo sudado de la faena, yo quedé insatisfecha, le pedí más, así que con el roce de mis nalgas empecé a frotarle su verga hasta que se le volvió a parar y le dije:
Métemela por el culo…..
Enseguida sentí su verga entrando de un solo envión a mi orificio anal, me fascinaba sentirla adentro de ese agujero apretadito: ahhhhh ay si papi, bombéame con fuerza, culéame rico, no pares, ese choque de su pene contra mis nalgas me hizo venirme fuerte, me alaba por el cabello, me tenía como una perra barata, me decía cochinadas, que era una sucia asquerosa, la más puta que se había comido, su miembro duro entraba como un taladro dentro de mis nalgas, las cuales parecían resortes rebotando con cada embestida generando ese sonido característico de cuando la mujer está siendo bien cogida, no aguantó más y descargó su semen dentro de mi culo, quedó recostado sobre mi espalda tras su laboriosa tarea, yo procedí a limpiarle su miembro con mi boca, logrando unos chorros más de su líquido delicioso, vaya que si estaba cargado el cabrón, nos vestimos, sabiendo que él no me iba a mentir, me fui satisfecha del deber cumplido contoneando mis nalgas que tan arduamente habían trabajado.
A los pocos días mi marido me comunica emocionado que le dieron vacaciones y que nos íbamos al crucero que me había prometido, pensé que ese viaje iba a avivar las llamas de la pasión marital, razón por la cual no escatimé en gastos para llevar trajes de baño muy pequeños que despertaran el deseo de mi marido, así como también unos vestidos ajustados con escotes por si se le ocurría participar en los eventos nocturnos, además de varias prendas de lencería que podrían levantar su miembro con sólo vérmelo puesto, tenía temor de que él se disgustara, señalándome que los demás hombres me verían con lujuria pero ya tenía pensado decirle que en esos cruceros la gente es muy liberal y sin inhibiciones.
Al subir al barco noté que era tan inmenso, como una ciudad que flotaba en el mar, tenía restaurantes, gimnasio, sala de eventos, piscinas, spa, restaurantes, entre muchas otras cosas más, había personas de diferentes nacionalidades, las habitaciones eran cómodas, si bien no estábamos en una suite de lujo, la habitación disponía de todas las comodidades que se necesitaban. Mi marido se volvió loco comiendo platillos que nunca había probado, por mi parte yo fui más cauta y comí en forma ligera, después de desayunar teníamos planeado ir a la piscina más grande del crucero, sin embargo mi marido algo le cayó mal y me dijo que se sentía indispuesto para ir, le dije que me quedaría acompañándolo pero él me dijo que podía salir a nadar, que él no iba a ser la causa de que yo no disfrutara del viaje.
Salía a la piscina, no sin antes titubear si cambiarme el traje de baño ya que traía un bikini pequeño en color negro que dejaba ver mi culo en forma prominente, así como la parte del sujetador si acaso tapaba los pezones de mis abultados senos, estaba para matar a cualquiera, vestida para mi marido pero que por mala fortuna de él no podía deleitarse viéndome. La piscina estaba un tanto distante de la habitación, sabía que mi marido iba a descansar hasta sentirse mejor del estómago, por ende me dije: “este crucero me costó sacrificio también, así que lo disfrutaré”, noté que al caminar hacia la piscina recibía miradas lascivas de los hombres que estaban en los alrededores, algunos de ellos my guapos, sobre todo un rubio holandés de hermosos ojos verdes, alto y varonil, como de unos 28 años aproximadamente, las miradas lejos de causarme vergüenza me daban felicidad, ya que una mujer casi llegando a los cuarenta no suele ser admirada a menos de que se vea bien y yo sabía que mi cuerpo es lo mejor que tengo.
Caminé lentamente contoneando mis nalgas y me quité el aparejo de mi cintura, mostrando mi culo en su gran inmensidad, cosa que volvió loco a más de uno, sin embargo, ninguno se me acercaba, yo me sentía como una presa de buitres pero disfrutaba esa sensación, me recosté sobre una silla cerca de la piscina y me empecé a poner bloqueador solar, el holandés no paraba de mirarme cada vez que me ponía el bloqueador, quizás por su mente deseaba comerse semejante mujerón, así que se acercó a mí y me saludó: “hello, you are so beautifull lady”, le respondí que no hablaba muy bien el inglés sino español y sorprendentemente empezó a decirme lo mismo pero en un español decente, asombrada le pregunté dónde lo había aprendido y me dijo que en México, pues practicaba el surf en las playas de Acapulco.
Tomó el bloqueador solar y se ofreció a ayudarme, lo cual con agrado acepté, tenía buenas manos, como de masajista profesional, me las pasaba fuerte, sintiendo sus manos varoniles exitándome, él lo notó y se atrevió a meterlas entre mis muslos, sin llegar a tocar mi zona vaginal para evitar cualquier insulto de mi parte, sentía como si me masturbara con sus dedos, noté que su miembro por dentro de su pantaloneta estaba que quería reventar, lo cual me agradó, no aguanté tanta sobadera y lancé un gemido leve, lo cual a él le encantó: “está disfrutando de mis manos hermosa dama?”, yo le respondí que si, en ese momento me llama mi marido por teléfono preguntándome si la estaba pasando bien, yo le dije: “si papi, la estoy pasando súper bien, ojalá me vieras”, enseguida me preguntó: “¿Ah sí amor?, ¿Qué haces?”, le dije: “Estoy poniéndome el bloqueador solar”, mi marido me dice: “oh amor, cómo quisiera estarte pasando mis manos horita”, en mi mente dije “no te preocupes amor que otro lo está haciendo por ti, ji ji”, pero mi sensatez me obligó a mentirle: “yo misma me lo pongo bebe, será mañana que tú me lo pongas”, al decirlo, le cerré un ojo a mi ayudante, como diciéndole que sea cómplice en mi mentira, el holandés mostró una mueca de sonrisa, sabiendo que le mentía a mi marido, cerré el teléfono dándole un beso de despedida a mi marido.
El holandés tomando valor me dijo: “Lástima que estés casada, me hubiera gustado invitarte a mi habitación para seguirte dando masaje”, yo me reí y le dije tras un breve silencio: “papi, yo hago lo que me da la gana, no te preocupes”, ya sabiendo eso, el joven sabía que su deseo estaba por cumplirse, me levanté y le dije: “llévame a tu habitación que deseo un masaje más privado”, recogí mis cosas y lo acompañe a su dormitorio, una habitación similar a la mía pero lejana de ella, enseguida me abrazó y haló hacia él, dándome un rico beso intenso, yo le correspondí metiéndole incluso la lengua en su boca, ya él se imaginaba el tipo de mujer que era yo, así que se quitó la ropa enseguida, mostrándome un pene de buen tamaño, duro y firme como me encantan, yo imité sus pasos mostrándole mis tetas, las cuales empezó a chupar como un bebe hambriento, mis gemidos no tardaron en aparecer con cada caricia, me fui a la cama quitándome vulgarmente la parte que me quedaba del bikini, le movía mis nalgas mientras lo miraba con deseo sacando mi lengua, acto seguido me puso en 4 y comenzó a mamarme la micha con gran habilidad, mis labios vaginales se inchaban y mojaban, vaya que sí sabía comer coños, de un mueble al lado de la cama sacó una tira de condones, al parecer él era muy promiscuo y yo era su nueva víctima, se puso el condón, y yo le abrí mis piernas a total disposición, entró en mi de un solo envión, disfrutando su verga al completo, mientras me embestía me besaba con deseo al igual que yo a él, estaba comiéndome un hermoso adonis más joven que yo, todo un semental europeo, cambiamos la pose y empecé a cabalgarlo como sólo yo sé hacerlo, el ruido de mi cabalgata así como de nuestros gemidos se escuchaba en toda la habitación.
A pesar de mi meneo, no se venía, cosa que me alegraba, me cargó y llevó al baño, encima del inodoro continué mi cabalgata mientras me chupaba mis tetas, cambiamos de puesto y me senté, poniendo su verga caliente entre mis tetas, yo ya sabía lo que quería así que le hice una paja rusa entre mis senos, se la escupí varias veces para que se deslizara fácilmente, su miembro se perdía entre mis senos y entraba a mi boca, le quité el condón y empecé a mamarla como debe ser, su verga sabía riquísima, le dije:
Yo: ¿Deseas darme por el culo?
Holandés: Siii, dame ese placer.
Yo: Ven, lámeme el culo, escupe en él y entiérrame tu verga sin condón, quiero tu leche adentro.
Holandés: Claro perra, dame ese culo grande y apetitoso.
Puse mis manos sobre una barra de colgar toallas para sujetarme y él procedió a lamerme mi culo, echándome saliva para lubricar, luego hundió su verga poco a poco dentro de mi orificio anal, cuando la tenía toda adentro empezó a culearme lentamente, yo de lo arrecha que estaba le dije que me la clavara más fuerte:
Yo: Culéame duro papi, no temas que mi culo ya está acostumbrado a ser abierto.
Holandés: Qué puta eres, pobre de tu marido cornudo ja ja
Yo: ja ja nadie lo manda dejarme sola, hayyy ahhh sii dale cabrón, fóllame duro por las nalgas.
Sin contemplaciones su verga empezó a moverse de adentro hacia afuera con fuerza, me la clavaba como si fuera por mi vagina, ríos de sudor pasaban de su cuerpo a mi espalda, ese olor junto con el olor a sexo impregnaban la habitación.
Yo: Ahh ayy si dame, dame más, méteme esa pinga duro.
Holandés: Oh reina, estás riquísima, ere carne de primera, todo lo tienes grande y ricooo.
En ese momento vuelve a sonar mi teléfono, yo me acerqué a responder con la verga de mi macho dentro, mi marido nuevamente: “Amor demoras mucho?, ya llevas tres horas allá”, y les respondí: “hay papi cómo pasa el tiempo, si ya voy”, mi marido me dice: “¿por qué te escuchas agitada?”, (el holandés no paró en bombearme), yo le respondí: “hay papi de lo que te pierdes, hay aeróbicos al lado de la piscina, ufff cómo estoy sudando”, mi marido me responde: “que bien que estés gozando del crucero amor, te espero al rato”, le dije: “huy si papi, estoy gozando más que tú de este viaje”, el holandés me pregunta si quería leche y rauda y veloz le dije: “con gusto papi, quiero probar la leche holandesa”.
Empecé a mamársela para disfrutar de su semen el cual no demoró en salir a chorros, no dejé caer ni una gota, ese cabrón me tenía reventada pero de gusto, luego que lo ordené me fui a limpiar al baño y me vestí, me preguntó si podíamos seguirnos viendo y le dije: “claro papi, ya sé dónde buscarte”, me pidió mi teléfono pero le dije que no porque mi marido podía sospechar, así que quedó confiando en mi palabra.
Regresé feliz a la habitación, mi marido como siempre, no sospechó nada, al entrar dormía plácidamente, mientras yo recordaba mi travesura que hice, no tenía remordimientos, ya eso lo perdí hace mucho al igual que mi virginidad, lo que pasó después lo seguiré narrando para ustedes en la siguiente publicación
0 comentarios - Infiel a mi marido y lo gocé: Vacaciones en barco