Primero un preámbulo a los hechos.
Como les conté hace unos meses en mi primer relato, tuvimos con mi esposa nuestra primera experiencia trio con un amigo en común, han pasado ya dos meses y algo más de aquel día, y ésta semana la experiencia se repitió. A continuación, les contaré como se dieron las cosas, y como terminó siendo una experiencia en extremo placentera.
En mi relato anterior les describía como es mi esposa, pero me pidieron que diera fuera un poco más explícito en los detalles así que procuraré ahondar en ellos.
Mi mujer goza de una figura muy sensual, atractiva, 1,60 cm, piernas contorneadas, latina, piel ligeramente de tono canela, unos pechos deliciosos, que no son inmensos, pero apenas logras cubrir la mitad de uno con tu mano, un trasero de campeonato, ella es delgada pero no flaquita, así que siempre le quedan las faldas y shorts demasiado ajustados, en general una silueta deliciosa, y no porque sea mi esposa, pero siempre se lleva algunas miradas.
Pasada nuestra primera experiencia en un trio, nuestra vida sexual se animó bastante, debo confesar que antes de que pasara, temía que las cosas se echarán a perder, pero puedo decir con gusto que hasta ahora vamos en un buen momento. Pese a que la experiencia no se había repetido nuevamente, creo que ambos en secreto disfrutábamos de recordarla. En varias ocasiones me masturbé recordando aquellos momentos, y en otros, sólo de recordarlo me daba una excitación inmensa, que terminábamos haciendo el amor con mi mujer con bastantes ganas.
En algunas ocasiones mencionamos lo que habíamos vivido, y concordábamos en que fue realmente excitante, tanto así que en una ocasión mi esposa llegó del trabajo, me encontraba acostado en nuestro cuarto, y apenas me vio, empezó a besarme desenfrenadamente, cogió mi mano, y la llevó a su vagina, estaba empapada. Me dijo que mientras venía en camino revivió como se dieron las cosas en su mente, y me pidió que por favor utilizara en todo momento mis manos, que quería sentir como estas recorrían todo su cuerpo cuando la penetrara, mientras fantaseaba lo que ya había vivido.
Esto me dejó como los locos, sabía que mi esposa deseaba nuevamente estar con dos hombres, y mi mente empezó a alucinar con mil y un plan para que esto se vuelva a dar. Yo también lo quería. Mi mente fantaseaba con las imágenes de ella jugando con dos miembros, viéndola chupar un pene mientras la penetro, o ver cómo me lo chupaba mientras mi amigo se lo metía.
Decidido a que la experiencia se debía repetir.
Como arte del destino, mi compadre me llamó en estos días, aproximadamente la segunda semana de diciembre, habíamos mantenido contacto, pero sin mencionar lo que había sucedido, y mayormente conversaciones cortas, algún comentario en algún estado que publicara uno o el otro en Whatsapp, me preguntó que si lo estaba evitando, que por qué no habíamos salido a tomar o conversar nuevamente desde aquel día, le respondí que entre una cosa y otra había estado ocupado, pero que no había ningún problema, a continuación de esto me dijo que si era así, que tal si nos tomábamos unas cervezas ese fin de semana, para conversar y ponernos al tanto, y quedamos en que así sería.
Luego de esa llamada no lo dudé más. Debíamos compartir a mi mujer de nuevo. Era momento de empezar a poner las piezas en su lugar.
Le conté a mi esposa que él me había llamado, justamente unos días antes ella me había preguntado si sí nos seguíamos hablando, así que le conté que saldríamos a tomar. No hablamos más al respecto, ni mencionamos nada de lo anterior. Llegó el día y sólo me dijo que cuidado vaya ahora él a compartirme a alguien, y que ése era el motivo de la salida, sólo me reí, me pareció bien gracioso, le dije que no pensara nada de eso, que no andaba buscando igualar las cosas.
Conversando con mi compadre entre varias cosas, le conté que con mi esposa nos habíamos ido de paseo a un lugar campestre, que tiene pequeñas lagunas y cascadas, me pidió si tenía fotos del lugar, que le gustaría ver, y le mostré las que tenía en el teléfono. Estaba tan concentrado explicándole acerca del lugar, que olvidé que nos habíamos tomado unas fotos en el agua. No estábamos desnudos, pero ya que originalmente nunca habíamos pensado en bañarnos, aquel día nos metimos al agua en ropa interior. Pasé unas fotos y entre esas se cruzaron unas fotos que justo estábamos así, otra que le tomaba un primer plano, otra foto de cuerpo entero, y así algunas más, a mi esposa le gusta en ocasiones jugar con la cámara. Él se sonrojó, me pareció gracioso, en ésta ocasión nuevamente estaba viendo a mi esposa, aunque ahora semi desnuda, y me dijo sonriendo y con una sonrisa pícara:
-No se puede negar que tiene un lindo cuerpo. Yo solamente me reí, y le respondí:
-Creo que eso es algo que ya lo conoces muy bien. El me vio con una mirada fija, como si estuviera entendiendo inmediatamente mis intenciones. Y luego de eso, sin dar más vueltas, se lo propuse.
Le pregunté qué pensaba hacer para fin de año, en mi país han puesto restricciones de circulación, así que para fin de año había toque de queda desde las 10 pm, hasta las 4 am del día siguiente. Él me dijo que no tenía nada especial en mente, que visitaría a su familia temprano, y luego pensaba tomar en algún lugar con alguien. Inmediatamente le hice la proposición:
-¿Qué tal si vienes a pasar fin de año con nosotros, y recibimos el año con unos tragos?
Me respondió: -Por supuesto, cómo voy a rechazarte compadre, te agradezco.
Estaba hecho, el plan había tomado su rumbo.
Esa noche al regresar a casa le conté a mi esposa algunos detalles de nuestra plática, y le conté que lo había invitado a pasar fin de año con nosotros, que si no habría ningún problema. Ella sólo se sonrió y me dijo que no había ningún problema si para mí todo estaba bien.
En secreto pensé y afirmé que esto era lo que ella y yo deseábamos. Esa noche hicimos el amor, muy delicioso, y terminamos dormidos.
Llegó el 31 de diciembre, temprano fuimos a visitar a nuestros familiares, y le pedimos a mis suegros que se quedaran con mi hija, ya que íbamos a tener una pequeña reunión en casa con amigos, y que no habría más niños como para que ella se entretenga, ellos sin poner complicaciones accedieron, siendo así cómplices de lo que estaba por pasar.
El día del encuentro.
31 de diciembre, 9:30 pm
Regresamos a casa a alistarnos, darnos un baño, y vestirnos para la llegada de mi amigo. Esta vez no le di ninguna instrucción a mi esposa sobre que esperaba que vistiera, simplemente dejamos que todo fluyera como a cada quien le apeteciera. Mi esposa vistió un enterizo color palo de rosas, muy ceñido, nada vulgar, con un solo cierre en la espalda, y un escote amplio de botones a la altura de los pechos.
31 de diciembre, 10:40 (aproximadamente)
Llega mi amigo, se disculpó por la demora, y nos saludamos. Nada extraordinario, pero tampoco nada que ponga la situación incómoda. Le dije que me acompañara a preparar unos cocteles para amenizar la noche.
Ya entrando a la medianoche, luego de conversar de todo por un buen rato, decidimos jugar a algunos juegos, para hacer más entretenida la noche.
Juegos de desafíos, penitencias, preguntas picaras, todo para ir calentando el ambiente.
En un momento nos pusimos a bailar, bailé con mi esposa, y luego bailó ella con él, no nos fuimos de largo con esto, supongo porque era algo incómodo que dos bailen y uno solo vea. Sin embargo, en medio de esto, mientras bailábamos un reggaetón, mi esposa se agachó por completo, dándome la espalda, mostrándole sus pechos por el escote, y rozando su trasero contra mi pene, empezando a estar erecto. Seguimos con los juegos.
31 de diciembre, 11:15 pm tal vez (no llevé más control del tiempo)
Seguíamos con las penitencias, a ella le tocó una en que tenía que darle un baile sensual a él, mientras estaba sentado en el mueble. Observé con morbo toda la situación, ella mostró disfrutarlo, subía y bajaba por sus piernas, le dio varios sentones mientras se ponía frente a él, le pidió que se pusiera de pie, y continuó bailando de arriba para abajo, hasta que bajando mientras bailaba, a la altura de su pene, se detuvo unos segundos, y de manera muy lenta y casi deteniendo el tiempo, paseó su lengua por encima de la cremallera de su pantalón. Mi amigo inmediatamente me observó, y asentando mi cabeza, le di a entender que prosiguiera como él deseara.
La tomó de los hombros y la acercó a su pantalón, ella jugó con su boca, y asumo que él ya estaba erecto, ya que ella le dio lo que al parecer era un mordisco a su miembro, pero sobre la ropa. Tenía ganas de en ese mismo instante acercarme, sacar mi pene del pantalón, y ponérselo también en la boca, sin embargo, decidí esperar.
Ambos jugaron con sus manos, mi esposa me vio brevemente, y entendió que tampoco iba a presentar alguna protesta a lo que estaba sucediendo, él la recorrió por completo con sus manos, se besaban frente a mi ardientemente, recuerdo como sentía que mi pene no tenía a donde más ir, estaba demasiado apretado dentro de mi interior y pantalón. Mi compadre la tomó de espaldas, y en ese momento se dispuso bajarle el cierre del enterizo que cargaba. Vaya sorpresa que nos llevamos ambos en ese momento.
Al bajarle mi compadre el cierre, ambos descubrimos lo que llevaba mi esposa por debajo de la prenda, una pijama nueva, extremadamente sensual, tipo malla, color negra, semitransparente, sin nada más que un hilo en la parte inferior. Realmente me tomó por sorpresa, jamás imaginé lo que ella cargaba, sabía que no estaba desnuda, pues obviamente se notaban las copas de la pijama, pero pensé que era un brasier como cualquier otro. Cuando él la desnudo, sentí que sólo necesitaba darle un par de agarradas a mi pene, y seguro hubiese acabado. Pero saqué fuerza de voluntad de donde aún me quedaba, y aguanté observando un poco más.
Llegó el momento del acto como tal.
Me acerqué, no aguantaba más. La besé fervorosamente, poco o nada me importaba que haya tenido su boca sobre el pene de mi amigo, aunque haya sido sobre la ropa. La sentamos en el mueble, directamente abierta de piernas, moría por probar esa vagina, y como era de esperarse, tenía una laguna entre sus piernas. La chupé como si no hubiese un mañana, jugaba con sus labios vaginales, pasaba mi lengua por todo lo largo, casi desde el ano hasta lo más arriba del clítoris, quería meterme entero, pero sólo entraba mi nariz y mi lengua, diablos, sólo de recordarlo no puedo evitar estar erecto, quería llegar a lo más profundo que pudiera con mi lengua; mientras que, al mismo tiempo, mi compadre ya había sacado su verga, y se había parado junto a mi esposa para que ella se lo chupara.
Estuvimos en esto al menos unos diez minutos antes que alguno de los tres quisiera moverse. Saqué mi lengua, me bajé los pantalones, y estaba listo para penetrarla, ella me observó mientras se la seguía chupando a él, apenas se la metí, supe que no iba a durar ni dos minutos, estaba demasiada cálida, demasiada húmeda, era una vagina palpitante, y mi verga ya no podía más. Tuve que retirarme a la fuerza, ya que agarró con sus piernas a la altura de la cintura, con una expresión en el rostro que simulaba fuese a desmayar. Pero yo no quería acabar tan pronto, no podía hacerlo, me levanté de ella,
Les dije que volvía de inmediato, que iría por algo a la cocina, mi esposa me vio, me dijo que no tardara, y de inmediato se dio vuelta, se puso de perrito, mientras se la chupaba a mi amigo, que estaba parado junto a ella en el mueble. Fue mi escape, me mentalicé a que debía calmarme un poco, o no iba a disfrutar del todo lo que estaba sucediendo. Fui por unas cervezas, me tomé una entera de golpe, respiré hondo un par de veces, y volví con ellos, para sorpresa mía mi compadre la tenía encima de él, él se había sentado, y ella estaba de espaldas a él, brincando sobre su verga, que excitante fue verla brincar, rayos, sentía que no había servido de nada mi momento de calma. Regué cerveza por encima del cuerpo de ella, y lo siguiente que hice, hasta éste momento aún no lo creo.
Me arrodillé y empecé a lamer su vagina expuesta, bañada de cerveza, con la verga de mi amigo entrando y saliendo de ella. Ella quedó sorprendida, lo vi inmediatamente en su rostro. Debió considerarme bisexual, y quizás definitivamente lo fui en ese momento. No puedo negar que en algún momento mi lengua rozó también su verga, por más que procuraba evitarlo, sencillamente entre su penetrada y mi lamida, en algún momento nos topábamos. Sin embargo, no era mi intención probar su verga, aunque para este punto ya ambos indirectamente nos la habíamos probado, y eso no era un engaño (risas).
Mi esposa no pudo más, dio un fuerte gemido y se rindió sobre él. Se recostó sobre su pecho, estando ella de espaldas, mientras el aún la penetraba, mucho más lento, y yo seguía lamiendo su vagina, que había tenido una explosión de jugos hace breves momentos.
Mi esposa se levantó, y nos dijo que mejor nos pusiéramos más cómodos. Nos llevó a ambos de la mano a nuestra habitación, mi compadre y yo nos vimos con una cara de enfermos de sexo los dos, mientras en el camino nos terminábamos las cervezas.
Llegamos a la cama, mi esposa se recostó, dijo de manera muy segura y confiada, que quería ser bien atendida, con cariño, que seamos corteses. Empezamos ambos a besarla por todo su cuerpo, él desde un costado, yo empezando por los pies, recorriendo con mi lengua, y labios todas sus piernas, hasta que llegué a su trasero. Le di una buena lamida, no puedo negar que sabía raro, ya los jugos vaginales y pre seminales se habían mezclado, sin embargo, era un detalle que me importaba de lo menos.
Él besaba el costado de sus senos, alcancé a ver como de a ratos se besaban, y de a ratos chupaba lo que alcanzaba de sus pezones. La levanté lentamente a mi esposa, la puse en rodillas, la penetré de espaldas, y el aprovechó para acceder a sus senos, mientras yo la penetraba, luego se puso completamente de pie y nuevamente se la puso en su boca para que la chupara, esta vez mientras yo la embestía de espaldas. Luego de eso empezamos a variar un poco entre poses.
Quisimos hacerle doble penetración, pero con mi esposa no practicamos muy seguido el sexo anal, así que su culo estaba demasiado apretado, lo que menos quería era generarle un dolor, y que cortara la excitación del momento. Sin embargo, en algún momento mi compadre se recostó en la cama, y estando ella encima de él, yo rosaba su ano con mi verga, mientras hacía un vago intento por introducirla, más al menos rozaba y rozaba su culo, frotando mi pene entre los cachetes de su nalga.
Estuvimos con esto un buen tiempo, tantos cambios de poses, y mentalizarme había hecho que dure lo que esperaba. Los tres teníamos ganas de ya acabar, lo veníamos mencionando en varias ocasiones, así que llegó el momento, le dije a mi esposa que se pusiera de rodillas frente a nosotros, que acabaríamos en su boca, ella soltó una risa, y me dijo que ni loca se tragaría tanta leche. Sin embargo, nos la empezó a chupar, por turnos, o tratando de tener las dos en la boca a la vez, con sus manos haciendo una paja a uno, mientras se la chupaba a otro.
Yo estaba decidido a entregarle mi leche tan pronto saliera, así que me dediqué a disfrutar todo lo que sentía, y finalmente pasó, acabó mi compadre, con un fuerte gemido, justo afuera de su boca, le embarró todo el rostro, su cabello, y algo del pecho, yo no quise aguantar más, hice justicia por mano propia, mientras ella nos deleitaba con una expresión de éxtasis total, estaba disfrutando sentir el semen corriendo por su cuerpo, me masturbé y acabé de igual manera en todo su rostro, pero terminé de derramar mi leche sobre sus senos. Vaya, que cara que puso, parecía que con su piel podía disfrutar el semen que le habíamos dado. Que buena corrida por parte de ambos. Quedo bien bañada de leche, tal como es el título de este relato.
Luego de eso nos levantamos, y mi esposa, siendo bien descarada y mostrando dominio en ese momento, se nos acercó a los dos, y nos dio un buen beso con lengua, me reí por dentro, capaz quería darnos a probar algo de nuestro propio semen.
El cierre de la velada
Bueno, a diferencia de la vez anterior, esta ocasión le dije yo mismo a mi amigo que se quedara, bueno, de igual manera en realidad no podía irse, ya que había restricciones de circulación como les mencioné anteriormente. La dejamos que se dé un baño, mientras le dije a mi compadre que fuéramos por unas cervezas. Le pregunté riendo si le gustaba disfrutar de mi esposa, me respondió que no tenía idea de cuánto, que le ha encantado que lo hayamos hecho participe, pero me dijo que si quería que se fuera se lo pidiera no más, que el buscaría la manera, que no quería incomodarnos, ni dañar las cosas entre nuestra amistad. Le dije que no se preocupara, que tenía algo en mente, y que seguro lo íbamos a disfrutar.
Todos nos vestimos, mucho más cómodos, nosotros sólo ropa interior y la camisa, ella se puso una pijama nueva. Seguimos tomando hasta alrededor de las 4 am, conversando y riendo de las locuras que hicimos, y hablando ya de ir a dormir, es aquí donde yo le doy la sorpresa ambos. Les dije que si no tenían problema, pues los tres dormiríamos en la misma cama, mi esposa se rio y sólo dijo: -Ja Ja, a ti si que se te ocurre cada cosa.
Ahorrando un poco los detalles les diré que nos fuimos a la cama, nos acostamos, nos besamos un poco más, jugamos con nuestras manos, recorriendo los cuerpos, y en un intento forzado, intentamos dormir. No era posible.
Nos seguimos besando más, ya estaba erecto nuevamente, también mi amigo. Y en ese momento lo decidí, les dije que tenía en mente una última fantasía. Y que en ella mi única participación sería dejarlos solos, que les entregaría ésta noche para que disfruten los dos lo que más quisieran, y que lo único que quería es que no se guarden ni un ruido, que hagan todo lo que quieran, ya que yo estaría en el cuarto de al lado escuchando, mi compadre puso una cara de asombro, y mi esposa para asombro mío solo respondió: amor te esperaré con el desayuno mañana. Fin.
Despedida
Éste relato lo dejaré aquí amigos, se ha hecho demasiado extenso, y lo que luego mi esposa me contó es buen material para otro relato que gustoso se los compartiré si ustedes lo desean. Sé que ya no solamente compartí a mi mujer en un trio, me hice yo mismo un buen cachudo. Sin embargo, les puedo decir que desde ese día hasta hoy todo ha estado muy bien, y hemos estado de muy buen humor, teniendo buen sexo. Hasta una próxima!
Como les conté hace unos meses en mi primer relato, tuvimos con mi esposa nuestra primera experiencia trio con un amigo en común, han pasado ya dos meses y algo más de aquel día, y ésta semana la experiencia se repitió. A continuación, les contaré como se dieron las cosas, y como terminó siendo una experiencia en extremo placentera.
En mi relato anterior les describía como es mi esposa, pero me pidieron que diera fuera un poco más explícito en los detalles así que procuraré ahondar en ellos.
Mi mujer goza de una figura muy sensual, atractiva, 1,60 cm, piernas contorneadas, latina, piel ligeramente de tono canela, unos pechos deliciosos, que no son inmensos, pero apenas logras cubrir la mitad de uno con tu mano, un trasero de campeonato, ella es delgada pero no flaquita, así que siempre le quedan las faldas y shorts demasiado ajustados, en general una silueta deliciosa, y no porque sea mi esposa, pero siempre se lleva algunas miradas.
Pasada nuestra primera experiencia en un trio, nuestra vida sexual se animó bastante, debo confesar que antes de que pasara, temía que las cosas se echarán a perder, pero puedo decir con gusto que hasta ahora vamos en un buen momento. Pese a que la experiencia no se había repetido nuevamente, creo que ambos en secreto disfrutábamos de recordarla. En varias ocasiones me masturbé recordando aquellos momentos, y en otros, sólo de recordarlo me daba una excitación inmensa, que terminábamos haciendo el amor con mi mujer con bastantes ganas.
En algunas ocasiones mencionamos lo que habíamos vivido, y concordábamos en que fue realmente excitante, tanto así que en una ocasión mi esposa llegó del trabajo, me encontraba acostado en nuestro cuarto, y apenas me vio, empezó a besarme desenfrenadamente, cogió mi mano, y la llevó a su vagina, estaba empapada. Me dijo que mientras venía en camino revivió como se dieron las cosas en su mente, y me pidió que por favor utilizara en todo momento mis manos, que quería sentir como estas recorrían todo su cuerpo cuando la penetrara, mientras fantaseaba lo que ya había vivido.
Esto me dejó como los locos, sabía que mi esposa deseaba nuevamente estar con dos hombres, y mi mente empezó a alucinar con mil y un plan para que esto se vuelva a dar. Yo también lo quería. Mi mente fantaseaba con las imágenes de ella jugando con dos miembros, viéndola chupar un pene mientras la penetro, o ver cómo me lo chupaba mientras mi amigo se lo metía.
Decidido a que la experiencia se debía repetir.
Como arte del destino, mi compadre me llamó en estos días, aproximadamente la segunda semana de diciembre, habíamos mantenido contacto, pero sin mencionar lo que había sucedido, y mayormente conversaciones cortas, algún comentario en algún estado que publicara uno o el otro en Whatsapp, me preguntó que si lo estaba evitando, que por qué no habíamos salido a tomar o conversar nuevamente desde aquel día, le respondí que entre una cosa y otra había estado ocupado, pero que no había ningún problema, a continuación de esto me dijo que si era así, que tal si nos tomábamos unas cervezas ese fin de semana, para conversar y ponernos al tanto, y quedamos en que así sería.
Luego de esa llamada no lo dudé más. Debíamos compartir a mi mujer de nuevo. Era momento de empezar a poner las piezas en su lugar.
Le conté a mi esposa que él me había llamado, justamente unos días antes ella me había preguntado si sí nos seguíamos hablando, así que le conté que saldríamos a tomar. No hablamos más al respecto, ni mencionamos nada de lo anterior. Llegó el día y sólo me dijo que cuidado vaya ahora él a compartirme a alguien, y que ése era el motivo de la salida, sólo me reí, me pareció bien gracioso, le dije que no pensara nada de eso, que no andaba buscando igualar las cosas.
Conversando con mi compadre entre varias cosas, le conté que con mi esposa nos habíamos ido de paseo a un lugar campestre, que tiene pequeñas lagunas y cascadas, me pidió si tenía fotos del lugar, que le gustaría ver, y le mostré las que tenía en el teléfono. Estaba tan concentrado explicándole acerca del lugar, que olvidé que nos habíamos tomado unas fotos en el agua. No estábamos desnudos, pero ya que originalmente nunca habíamos pensado en bañarnos, aquel día nos metimos al agua en ropa interior. Pasé unas fotos y entre esas se cruzaron unas fotos que justo estábamos así, otra que le tomaba un primer plano, otra foto de cuerpo entero, y así algunas más, a mi esposa le gusta en ocasiones jugar con la cámara. Él se sonrojó, me pareció gracioso, en ésta ocasión nuevamente estaba viendo a mi esposa, aunque ahora semi desnuda, y me dijo sonriendo y con una sonrisa pícara:
-No se puede negar que tiene un lindo cuerpo. Yo solamente me reí, y le respondí:
-Creo que eso es algo que ya lo conoces muy bien. El me vio con una mirada fija, como si estuviera entendiendo inmediatamente mis intenciones. Y luego de eso, sin dar más vueltas, se lo propuse.
Le pregunté qué pensaba hacer para fin de año, en mi país han puesto restricciones de circulación, así que para fin de año había toque de queda desde las 10 pm, hasta las 4 am del día siguiente. Él me dijo que no tenía nada especial en mente, que visitaría a su familia temprano, y luego pensaba tomar en algún lugar con alguien. Inmediatamente le hice la proposición:
-¿Qué tal si vienes a pasar fin de año con nosotros, y recibimos el año con unos tragos?
Me respondió: -Por supuesto, cómo voy a rechazarte compadre, te agradezco.
Estaba hecho, el plan había tomado su rumbo.
Esa noche al regresar a casa le conté a mi esposa algunos detalles de nuestra plática, y le conté que lo había invitado a pasar fin de año con nosotros, que si no habría ningún problema. Ella sólo se sonrió y me dijo que no había ningún problema si para mí todo estaba bien.
En secreto pensé y afirmé que esto era lo que ella y yo deseábamos. Esa noche hicimos el amor, muy delicioso, y terminamos dormidos.
Llegó el 31 de diciembre, temprano fuimos a visitar a nuestros familiares, y le pedimos a mis suegros que se quedaran con mi hija, ya que íbamos a tener una pequeña reunión en casa con amigos, y que no habría más niños como para que ella se entretenga, ellos sin poner complicaciones accedieron, siendo así cómplices de lo que estaba por pasar.
El día del encuentro.
31 de diciembre, 9:30 pm
Regresamos a casa a alistarnos, darnos un baño, y vestirnos para la llegada de mi amigo. Esta vez no le di ninguna instrucción a mi esposa sobre que esperaba que vistiera, simplemente dejamos que todo fluyera como a cada quien le apeteciera. Mi esposa vistió un enterizo color palo de rosas, muy ceñido, nada vulgar, con un solo cierre en la espalda, y un escote amplio de botones a la altura de los pechos.
31 de diciembre, 10:40 (aproximadamente)
Llega mi amigo, se disculpó por la demora, y nos saludamos. Nada extraordinario, pero tampoco nada que ponga la situación incómoda. Le dije que me acompañara a preparar unos cocteles para amenizar la noche.
Ya entrando a la medianoche, luego de conversar de todo por un buen rato, decidimos jugar a algunos juegos, para hacer más entretenida la noche.
Juegos de desafíos, penitencias, preguntas picaras, todo para ir calentando el ambiente.
En un momento nos pusimos a bailar, bailé con mi esposa, y luego bailó ella con él, no nos fuimos de largo con esto, supongo porque era algo incómodo que dos bailen y uno solo vea. Sin embargo, en medio de esto, mientras bailábamos un reggaetón, mi esposa se agachó por completo, dándome la espalda, mostrándole sus pechos por el escote, y rozando su trasero contra mi pene, empezando a estar erecto. Seguimos con los juegos.
31 de diciembre, 11:15 pm tal vez (no llevé más control del tiempo)
Seguíamos con las penitencias, a ella le tocó una en que tenía que darle un baile sensual a él, mientras estaba sentado en el mueble. Observé con morbo toda la situación, ella mostró disfrutarlo, subía y bajaba por sus piernas, le dio varios sentones mientras se ponía frente a él, le pidió que se pusiera de pie, y continuó bailando de arriba para abajo, hasta que bajando mientras bailaba, a la altura de su pene, se detuvo unos segundos, y de manera muy lenta y casi deteniendo el tiempo, paseó su lengua por encima de la cremallera de su pantalón. Mi amigo inmediatamente me observó, y asentando mi cabeza, le di a entender que prosiguiera como él deseara.
La tomó de los hombros y la acercó a su pantalón, ella jugó con su boca, y asumo que él ya estaba erecto, ya que ella le dio lo que al parecer era un mordisco a su miembro, pero sobre la ropa. Tenía ganas de en ese mismo instante acercarme, sacar mi pene del pantalón, y ponérselo también en la boca, sin embargo, decidí esperar.
Ambos jugaron con sus manos, mi esposa me vio brevemente, y entendió que tampoco iba a presentar alguna protesta a lo que estaba sucediendo, él la recorrió por completo con sus manos, se besaban frente a mi ardientemente, recuerdo como sentía que mi pene no tenía a donde más ir, estaba demasiado apretado dentro de mi interior y pantalón. Mi compadre la tomó de espaldas, y en ese momento se dispuso bajarle el cierre del enterizo que cargaba. Vaya sorpresa que nos llevamos ambos en ese momento.
Al bajarle mi compadre el cierre, ambos descubrimos lo que llevaba mi esposa por debajo de la prenda, una pijama nueva, extremadamente sensual, tipo malla, color negra, semitransparente, sin nada más que un hilo en la parte inferior. Realmente me tomó por sorpresa, jamás imaginé lo que ella cargaba, sabía que no estaba desnuda, pues obviamente se notaban las copas de la pijama, pero pensé que era un brasier como cualquier otro. Cuando él la desnudo, sentí que sólo necesitaba darle un par de agarradas a mi pene, y seguro hubiese acabado. Pero saqué fuerza de voluntad de donde aún me quedaba, y aguanté observando un poco más.
Llegó el momento del acto como tal.
Me acerqué, no aguantaba más. La besé fervorosamente, poco o nada me importaba que haya tenido su boca sobre el pene de mi amigo, aunque haya sido sobre la ropa. La sentamos en el mueble, directamente abierta de piernas, moría por probar esa vagina, y como era de esperarse, tenía una laguna entre sus piernas. La chupé como si no hubiese un mañana, jugaba con sus labios vaginales, pasaba mi lengua por todo lo largo, casi desde el ano hasta lo más arriba del clítoris, quería meterme entero, pero sólo entraba mi nariz y mi lengua, diablos, sólo de recordarlo no puedo evitar estar erecto, quería llegar a lo más profundo que pudiera con mi lengua; mientras que, al mismo tiempo, mi compadre ya había sacado su verga, y se había parado junto a mi esposa para que ella se lo chupara.
Estuvimos en esto al menos unos diez minutos antes que alguno de los tres quisiera moverse. Saqué mi lengua, me bajé los pantalones, y estaba listo para penetrarla, ella me observó mientras se la seguía chupando a él, apenas se la metí, supe que no iba a durar ni dos minutos, estaba demasiada cálida, demasiada húmeda, era una vagina palpitante, y mi verga ya no podía más. Tuve que retirarme a la fuerza, ya que agarró con sus piernas a la altura de la cintura, con una expresión en el rostro que simulaba fuese a desmayar. Pero yo no quería acabar tan pronto, no podía hacerlo, me levanté de ella,
Les dije que volvía de inmediato, que iría por algo a la cocina, mi esposa me vio, me dijo que no tardara, y de inmediato se dio vuelta, se puso de perrito, mientras se la chupaba a mi amigo, que estaba parado junto a ella en el mueble. Fue mi escape, me mentalicé a que debía calmarme un poco, o no iba a disfrutar del todo lo que estaba sucediendo. Fui por unas cervezas, me tomé una entera de golpe, respiré hondo un par de veces, y volví con ellos, para sorpresa mía mi compadre la tenía encima de él, él se había sentado, y ella estaba de espaldas a él, brincando sobre su verga, que excitante fue verla brincar, rayos, sentía que no había servido de nada mi momento de calma. Regué cerveza por encima del cuerpo de ella, y lo siguiente que hice, hasta éste momento aún no lo creo.
Me arrodillé y empecé a lamer su vagina expuesta, bañada de cerveza, con la verga de mi amigo entrando y saliendo de ella. Ella quedó sorprendida, lo vi inmediatamente en su rostro. Debió considerarme bisexual, y quizás definitivamente lo fui en ese momento. No puedo negar que en algún momento mi lengua rozó también su verga, por más que procuraba evitarlo, sencillamente entre su penetrada y mi lamida, en algún momento nos topábamos. Sin embargo, no era mi intención probar su verga, aunque para este punto ya ambos indirectamente nos la habíamos probado, y eso no era un engaño (risas).
Mi esposa no pudo más, dio un fuerte gemido y se rindió sobre él. Se recostó sobre su pecho, estando ella de espaldas, mientras el aún la penetraba, mucho más lento, y yo seguía lamiendo su vagina, que había tenido una explosión de jugos hace breves momentos.
Mi esposa se levantó, y nos dijo que mejor nos pusiéramos más cómodos. Nos llevó a ambos de la mano a nuestra habitación, mi compadre y yo nos vimos con una cara de enfermos de sexo los dos, mientras en el camino nos terminábamos las cervezas.
Llegamos a la cama, mi esposa se recostó, dijo de manera muy segura y confiada, que quería ser bien atendida, con cariño, que seamos corteses. Empezamos ambos a besarla por todo su cuerpo, él desde un costado, yo empezando por los pies, recorriendo con mi lengua, y labios todas sus piernas, hasta que llegué a su trasero. Le di una buena lamida, no puedo negar que sabía raro, ya los jugos vaginales y pre seminales se habían mezclado, sin embargo, era un detalle que me importaba de lo menos.
Él besaba el costado de sus senos, alcancé a ver como de a ratos se besaban, y de a ratos chupaba lo que alcanzaba de sus pezones. La levanté lentamente a mi esposa, la puse en rodillas, la penetré de espaldas, y el aprovechó para acceder a sus senos, mientras yo la penetraba, luego se puso completamente de pie y nuevamente se la puso en su boca para que la chupara, esta vez mientras yo la embestía de espaldas. Luego de eso empezamos a variar un poco entre poses.
Quisimos hacerle doble penetración, pero con mi esposa no practicamos muy seguido el sexo anal, así que su culo estaba demasiado apretado, lo que menos quería era generarle un dolor, y que cortara la excitación del momento. Sin embargo, en algún momento mi compadre se recostó en la cama, y estando ella encima de él, yo rosaba su ano con mi verga, mientras hacía un vago intento por introducirla, más al menos rozaba y rozaba su culo, frotando mi pene entre los cachetes de su nalga.
Estuvimos con esto un buen tiempo, tantos cambios de poses, y mentalizarme había hecho que dure lo que esperaba. Los tres teníamos ganas de ya acabar, lo veníamos mencionando en varias ocasiones, así que llegó el momento, le dije a mi esposa que se pusiera de rodillas frente a nosotros, que acabaríamos en su boca, ella soltó una risa, y me dijo que ni loca se tragaría tanta leche. Sin embargo, nos la empezó a chupar, por turnos, o tratando de tener las dos en la boca a la vez, con sus manos haciendo una paja a uno, mientras se la chupaba a otro.
Yo estaba decidido a entregarle mi leche tan pronto saliera, así que me dediqué a disfrutar todo lo que sentía, y finalmente pasó, acabó mi compadre, con un fuerte gemido, justo afuera de su boca, le embarró todo el rostro, su cabello, y algo del pecho, yo no quise aguantar más, hice justicia por mano propia, mientras ella nos deleitaba con una expresión de éxtasis total, estaba disfrutando sentir el semen corriendo por su cuerpo, me masturbé y acabé de igual manera en todo su rostro, pero terminé de derramar mi leche sobre sus senos. Vaya, que cara que puso, parecía que con su piel podía disfrutar el semen que le habíamos dado. Que buena corrida por parte de ambos. Quedo bien bañada de leche, tal como es el título de este relato.
Luego de eso nos levantamos, y mi esposa, siendo bien descarada y mostrando dominio en ese momento, se nos acercó a los dos, y nos dio un buen beso con lengua, me reí por dentro, capaz quería darnos a probar algo de nuestro propio semen.
El cierre de la velada
Bueno, a diferencia de la vez anterior, esta ocasión le dije yo mismo a mi amigo que se quedara, bueno, de igual manera en realidad no podía irse, ya que había restricciones de circulación como les mencioné anteriormente. La dejamos que se dé un baño, mientras le dije a mi compadre que fuéramos por unas cervezas. Le pregunté riendo si le gustaba disfrutar de mi esposa, me respondió que no tenía idea de cuánto, que le ha encantado que lo hayamos hecho participe, pero me dijo que si quería que se fuera se lo pidiera no más, que el buscaría la manera, que no quería incomodarnos, ni dañar las cosas entre nuestra amistad. Le dije que no se preocupara, que tenía algo en mente, y que seguro lo íbamos a disfrutar.
Todos nos vestimos, mucho más cómodos, nosotros sólo ropa interior y la camisa, ella se puso una pijama nueva. Seguimos tomando hasta alrededor de las 4 am, conversando y riendo de las locuras que hicimos, y hablando ya de ir a dormir, es aquí donde yo le doy la sorpresa ambos. Les dije que si no tenían problema, pues los tres dormiríamos en la misma cama, mi esposa se rio y sólo dijo: -Ja Ja, a ti si que se te ocurre cada cosa.
Ahorrando un poco los detalles les diré que nos fuimos a la cama, nos acostamos, nos besamos un poco más, jugamos con nuestras manos, recorriendo los cuerpos, y en un intento forzado, intentamos dormir. No era posible.
Nos seguimos besando más, ya estaba erecto nuevamente, también mi amigo. Y en ese momento lo decidí, les dije que tenía en mente una última fantasía. Y que en ella mi única participación sería dejarlos solos, que les entregaría ésta noche para que disfruten los dos lo que más quisieran, y que lo único que quería es que no se guarden ni un ruido, que hagan todo lo que quieran, ya que yo estaría en el cuarto de al lado escuchando, mi compadre puso una cara de asombro, y mi esposa para asombro mío solo respondió: amor te esperaré con el desayuno mañana. Fin.
Despedida
Éste relato lo dejaré aquí amigos, se ha hecho demasiado extenso, y lo que luego mi esposa me contó es buen material para otro relato que gustoso se los compartiré si ustedes lo desean. Sé que ya no solamente compartí a mi mujer en un trio, me hice yo mismo un buen cachudo. Sin embargo, les puedo decir que desde ese día hasta hoy todo ha estado muy bien, y hemos estado de muy buen humor, teniendo buen sexo. Hasta una próxima!
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