Mi esposo se llama Alberto, cierto día lo habría cachado viendo videos porno de esposos que comparten a sus esposas y ese tipo de fetiches. Mi esposo me había confesado que le gustaría que yo estuviera con otro hombre con la condición de que le contara todo.
-Beto, si decidimos hacer esto, tendré que cambiar mi guardarropa, tendré que irme de compras para comprarme ropa más sexy y provocativa.
-Sí, quiero que te vistas provocativa, que luzcas ese cuerpo y que te deseen los hombres, más que ahora.
-Pues desde mañana empezaré a organizarme para eso.
Pasé el fin de semana ocupada en la casa, con mis labores, atendiendo a mi hijo y esposo. Llegó el día lunes y con la idea de seducir a mi jefe para cogérmelo, me vestí con una falda ceñida a mi cuerpo, la falda era tres dedos arriba de la rodilla, casi llegando a medio muslo, una blusa blanca semi-transparente de botones y de manga larga. De ropa interior, obviamente; una tanga de encaje negro con un moñito en la parte de adelante, con un bra de encaje negro, me vi al espejo y me sentía muy sensual y sexy.
Bajé y mi esposo estaba en la cocina preparando algo para el desayuno, me vio y al verme, pude notar como crecía su erección por encima de sus calzoncillos, seguro pasaron muchas cosas por su cabeza, de su esposa poseída por su jefe jaja. Di la vuelta sobre mi eje para que pudiera admirarme más, y le dije:
-¿Cómo me veo Beto? Crees que a mi jefe se le antoje. -Mientras le mostraba mi trasero en mi ajustada falda, mi esposo vino hacía mi y nos besamos, se notaba excitado, en seguida se bajó los calzoncillos y me quiso tomar para cogerme.
-Mi amor, estas y te ves sexy, con ese culo que te cargas no solo tu jefe querrá cogerte sino todo el despacho, mira como me tienes Lynda, nomás en imaginar que otro hombre te coja, me paras la verga, mi amor.
Yo con una risa picara, le paré un alto y le dije:
-Sé que te mueres por cogerme, mi amor. Pero esta vez te quedarás con las ganas, hoy iniciaré seduciendo hasta mi jefe, hasta llevármelo a la cama y tu… -Le decía mientras tomaba su verga sobre su calzoncillo y lo acariciaba- te quedarás aquí mi amor, este culo de ahora en adelante ya no es solo tuyo, pronto será también de mi jefe y de otros hombre más.
Mi esposo se quedó con las ganas de cogerme, se cambió de ropa y me llevó a la oficina.
A pesar de la hora en que llegué, que era temprano para un principio de semana, había mucha gente entrando y saliendo por el edificio donde se encuentra el despacho, pude robar muchas miradas al pasar, me sentía cachonda y caminaba de forma sensual. Llegando al elevador, para mi suerte llegaba mi jefe, quien se sorprendió a verme y me dijo:
-Pero Linda, te vi mientras entrabas y no estaba seguro de que eras tú -mi jefe me escaneó de arriba hacia abajo delante de mí y de forma descarada, me tomó de la mano y me invitó a hacer una vuelta- Por Dios Linda, que guardadito tenías todo eso, te ves muy bien.
-Gracias Licenciado.
Entramos al elevador, yo antes que él, al entrar al ascensor pude notar su mirada recorriendo todo mi cuerpo, a pesar de llevar puesto mi saco ejecutivo se podían apreciar mis piernas descubiertas, el Lic. siguió:
-Linda, estoy perplejo, déjame decirte que con ese atuendo te ves, te ves… sexyyy, caramba muchacha si sigues viniendo así tendré que subirte el sueldo y algo más.
Para mi suerte solo éramos él y yo en el ascensor, en todo el recorrido el Lic. Arturo no quitaba la mirada en mí, estaba contenta porque mi cometido estaba resultando, que mejor manera para empezar la semana; decía entre mí. Salimos del ascensor y como todo un caballero, Arturo me cedió el paso para que pasara primero, sé que los hombres hacen eso, para poderles ver mejor el culo a las mujeres y yo lo estaba disfrutando tanto como él. Seguí caminando, volteé hacía él y le dije:
-Que tenga un bonito día Licenciado, nos vemos al rato.
Él me alcanzó y me dijo:
-Por favor Linda, quisiera revisar algo contigo en mi oficina, me puedes acompañar.
-Claro Licenciado -le respondí y caminamos hacía su oficina.
Ya en su oficina, mi jefe, al cerrar la puerta se abalanzo hacía mi postrándose atrás de mi y me tomo de la cintura -“Linda, que buena te ves hoy, siempre te ves guapa y muy presentable para venir al trabajo, pero hoy si te ves hermosa, me encanta como te ves, mira como me tienes” -me dijo y yo opuse algo de resistencia para jugar un poco con el -“Lic. gracias por lo que me dice, pero soy casada y usted igual, esto no está bien”-mi jefe ya tenía su verga bien parada, haciendo presión en mi trasero, me moría por que la sacara y me la metiera, me zafé de él y le me voltee quedando frente a el, se notaba excitado, no solo por su entrepierna que le notaba haciendo presión dentro de su pantalón sino por la expresión de su cara que se le veía extasiado. Me sentía realizada y contenta, mi plan había resultado y no me había dado ningún esfuerzo tener a mi jefe delirando por mi -"Pero Linda, no ves como me tienes” -al momento que se acercaba hacía, estaba atrapada entre su escritorio y el cuerpo de mi jefe, deje caer mi trasero sobre la mesa del escritorio de mi jefe, perdí el balance de mi cuerpo un momento.
Arturo apoyo su cuerpo contra el mío, pude sentir su erección en mi ombligo, me tomo de las mejillas y me plantó un beso, por reflejo moví la cabeza hacía un lado y el beso me lo alcanzo a dar a un lado de la comisura de mi labio, mi jefe hizo un segundo intento por besarme y en ese momento ya no pude poner resistencia, mi jefe metía su lengua dentro de mi boca y la movía de una manera deliciosa en un rico beso, su mano fue bajando por mi cuerpo, me despojo de mi saco, cuando caí en cuenta tenía desabrochada los botones de arriba de mi blusa, la mano de Arturo apretaba uno de mis senos por encima de mi bra, yo me sentía agitada y de mi boca salían pequeños gemidos, mi jefe me estaba poniendo muy cachonda con ese beso y sus caricias, fue bajando más su mano hasta la altura de mi entrepierna, yo estaba más que excitada, había perdido la noción de donde me encontraba, todos los demás ya estarían en sus puestos de trabajo, sin embargo mi jefe me tenía ahí para él, me estaba volviendo loca de excitación con la forma como me estaba manoseando, en ese punto lo único en que pensaba o más bien ya no pensaba, era en qué Arturo mi jefe, me hiciera suya.
Un ruido nos distrajo, era el teléfono en el escritorio del Lic. que sonaba, Arturo me tenía atrapada entre su cuerpo y el respaldo de su escritorio, su mano se acercaba cada vez más a mi coño por debajo de mi falda corta y ajustada. El teléfono seguía sonando una vez más y mi jefe lo tomo para contestar, era su socio, el Lic. Ricardo que lo llamaba para irse a la reunión que tenían programado en la mañana, al escuchar la confirmación de mi jefe, tome la compostura de mi ropa. Me acomode el cabello, me baje la falda que se me había subido, abotone mi blusa y trate de calmar mi respiración, estaba loca en excitación. Mi jefe colgó el teléfono tomo sus cosas nuevamente, se acomodó el pantalón aun con su erección por debajo de él.
Se acercó hacía mi, me beso y me dijo -“Nos vemos más tarde mi reina, ojalá podamos perdernos por ahí más tarde. Tengo ganas de que terminemos esto, en otro lugar”-Me beso mientras me tomaba de las nalgas y me las estrujaba -“Te estaré esperando papi, me dejaste bien mojada”-mi jefe salió de su oficina, en dirección a la reunión con su socio Don Ricardo. Tenía las mejillas coloradas de la excitación, sentía mojada mi entrepierna, como aún tenía mis cosas a la mano, pase al baño privado de mi jefe para retocarme el maquillaje. Salí de la oficina de mi jefe y me fui a mi cubículo a empezar con mi trabajo.
El día transcurrió normal en mi trabajo, después de terminar de revisar un pendiente que se me había encargado, llame a mi esposo para contarle lo que me había pasado.
-Beto, hola mi amor, soy Linda, tengo algo que contarte, no me lo vas a creer
-Que paso cariño, dime
-Nuestro plan está saliendo de maravilla. Desde que llegue mi jefe me intercepto, me llevo a su oficina y me dio una agasajada -mi esposo hizo un silencio que me desconcertó, seguí -Mi amor, ¿estás de acuerdo que siga con esto? ¿Quieres que me coja a mi jefe? solo haría esto si tu estás de acuerdo
-Si quiero mi amor, pero con la condición de que me cuentes todo
-Está bien mi amor, lo haré. Arturo quiere verme más tarde, me dejo bien caliente en la mañana, no sé cómo veas, ¿puedo irme con él?
-Ve mi amor, yo me haré cargo del niño (mi hijo), tú disfruta la tarde con tu jefe
Me sentía contenta, mi esposo me estaba orillando a sacar una parte de mi que desconocía, me sentía realizada y eso me hacía sentir bien. El hecho de disfrutar otro pene que no fuera el de mi marido me ponía bien caliente y se me mojaba mi coño, todo la mañana me había sentido caliente, a pesar que había estado ocupada en mis pendientes, tenía el perfume de Arturo en mi piel y en mi ropa, cada vez que lo sentía recordaba cómo me había tomado en su oficina y quería más, tenía muchas ganas de que mi Jefe me hiciera su mujer, sentirlo dentro de mi y cumplir la fantasía que compartía con mi esposo. Beto, mi esposo estaba en total de acuerdo con que me cogiera a mi jefe y a otros hombres, únicamente con la condición de que le contara todo lo que pasaba entre nosotros y así sería.
Estaba a punto de salir a comer cuando me llamaba Arturo por el celular
-Hola mi amor ¿me extrañaste?
-Hola Lic. claro que lo extrañe, ¿como esta?
-No me digas Lic. desde ahora quiero que me tutees, ¿sí?
-Está bien Arturo, o prefieres que te diga "mi amor”
-Mejor, me gustaría que de ahora en adelante me digas así, jajaja
-Está bien, mi amor
-Baja, te veo en 5 minutos en la puerta del edificio, muero por tenerte para mi solito el resto de la tarde, espero que te la ingenies para que podamos pasar la tarde juntos, no te arrepentirás
-Está bien mi amor, ahora te veo abajo y no preocupes ahora me las ingenio para nadie nos moleste en resto de la tarde -ya tenía la autorización de mi marido, pero no quería levantar las sospechas de mi jefe, no quería que se enterara de que lo tenía planeado
Tome mis cosas, antes de salir, me dirigí al baño para retocarme el maquillaje y alistarme para mi jefe, desbordaba alegría en mi expresión, sabía que dentro de poco sería la mujer de mi jefe, eso me ponía más cachonda. No veía llegar la hora para que tener a ese hombre entre mis piernas.
Al salir del edificio, vi que a unos metros estaba la camioneta de mi jefe, la puerta se abrió y entre. Arturo se veía bien guapo, a pesar de que en su cabello se dibujaban varias canas que le daban un toque atractivo a su personalidad. Al entrar a su camioneta, enseguida se abalanzo hacía mí para besarme, yo lo abrace pasando mis brazos sobre su cuello y nos besamos. -“Vamos a darnos prisa, muero de ganas de estar contigo Linda, no sabes cuánto” --“Yo también tengo ganas de estar contigo Arturo y no precipites, me tienes para ti solito el resto de la tarde”.
Mi jefe inicio el recorrido hacía el periférico de la ciudad, nos llevó 30 minutos llegar a Puerto Progreso, ahí se dirigió hacía una casa que tenía, con vista al mar, esa casa era de él y lo había adquirido hace poco. yo misma le había ayudado a hacer los trámites ante la notaría. Entramos, era una casa bonita, solo la había visto en las fotos que componía el proyecto que se entregó ante la notaría. Mi jefe se dirigió hacia un friobar, que se encontraba detrás de una meseta o barra, que dividía el área de la cocina del comedor, para sacar una botella de vino.
En lo que mi jefe descorchaba la botella, me quite el saco que llevaba y me senté en un silla taburete, cruce las piernas y me voltee hacía mi jefe, sirvió el vino en dos copas, se acercó a mi y me dio una al tiempo que me servía el vino, -“Linda ¡por Dios! estas como quieres, moría por tenerte esta tarde para mi solito, espero que tu marido no te moleste y nos deje pasarla bien” -tome la copa, brindamos y nos tomamos un sorbo -“No te preocupes papi, a mi marido yo lo controlo, y de ninguna manera nos molestara esta tarde, te lo aseguro” dejamos las copas en una mesita en se me acerco de un lado, yo aún tenía las piernas cruzadas, el parado frente a mi me tomo de la cintura, yo puse mis manos sobre su barbilla, lo acaricie y lo jale hacia mi boca, nos hundimos en un beso, me besaba tiernamente me cubría con sus labios la parte interna de mi boca, metía su lengua buscando la mía, jugaba con ella, yo acariciaba su pecho y su barbilla mientras que Arturo bajaba y subía sus manos por mi cintura y las llevaba hasta mis piernas, me acariciaba mis muslos y cuando llegaba a mi trasero los apretaba empujándome hacía el, yo cruce mis brazos sobre sus hombros rodeando su cuello abrazándolo con mis manos.
Me acariciaba mis senos por encima de mi blusa, los apretaba sacándome pequeños gemidos de mi boca, con las caricias y los besos me estaba calentando, sentía mi entrepierna caliente y sentía que se empezaba a mojar con mis jugos. Arturo seguía besándome, sus labios sabían a vino tinto, sus manos eran mágicas, me calentaban aún más, recorrían todo mi cuerpo, me hizo bajar la pierna que tenía cruzada, seguía besándome ahora con prisa, su respiración se agitaba y podía sentir la erección tocándome la pierna que crecía por dentro de su pantalón, se sentía una verga dura y gruesa.
Con mis piernas juntas sobre el taburete, fue metiendo su mano derecha por la parte interna de mis muslos hasta llegar a mi entrepierna, ahí empezó a apretar son sus dedos sobre toda la extensión de mi vulva, presionando mis labios sobre mi ropa interior, no podía más, estaba gimiendo sin parar, las manos de Arturo eran mágicas, me tenía bien cachonda y caliente, me estaba estimulando con sus dedos de una forma bestial que hacía que se contrajeran mi pelvis y mi cadera.
Puse mi mano en su verga, por encima de su pantalón para masajear tan suculento miembro empezando a apretarlo y masajearlo con mi mano, mi falda se corrió por completo hacía arriba, Arturo tomo mi tanga y la corrió hacía mi pierna dejando descubierta mi vulva, acarició con los dedos toda la parte externa de los labios superiores de mi vagina para luego dibujar círculos por la entrada de mi coño que se encontraba empapada de mis jugos, sin más metió un dedo hasta el fondo, hasta que choco su mano con mi vulva y empezó a penetrarme con su dedo, sacándolo y metiéndolo con prisa, eso provoco que mis caderas se contrajeran aún más presionando su mano con mis piernas, abrí más las piernas y entonces aprovecho para meterme dos dedos, sus dedos estaban gruesos y ásperos llenaban el interior de mi vagina, ya no aguantaba más la excitación.
Me pegué a su cuerpo retorciéndome de placer, mis caderas y mis piernas se movían en respuesta a la excitación que me estaba provocando mi jefe -"ahhh ahhh ahhh mmmm que ricooo papi, que deliciosas manos tienes, me vuelves loca papitooo… Hazme tu mujer papi, te lo pido, soy tu puta, lo seré… ahhh que rico, mi amor, que ricooo “ -Arturo quedo en medio de mis piernas, su boca seguía besándome ahogando mis gemidos que provocaban sus manos en mi coño -“Desde ahora serás mía Linda. Mi amor, esta verga será tuya, y tú serás mi puta, te cogeré cuando a mí se me pegue la gana y no me importa que estés casada, te culeare cuando a mi se me antoje”.
Este hombre era muy hábil con las manos, estaba haciendo que me retorciera de placer en el taburete, eran sus manos los que ahora tenía estimulándome la entrepierna, tenía dos dedos dentro de mi vagina y con a otra mano estimulaba mi clítoris de una forma violenta y bestial.
Me puse de pie con la respiración agitada, sin dejar de besarnos desabroche el cinturón, baje el cierre de su pantalón y lo baje hasta sus rodillas, baje su calzoncillo blanco que estaba lleno de líquido pre seminal, mi hombre me abrazo con una mano hacia cuerpo y con la otra seguía estimulando mi coño, sentía un ardor riquísimo en mi entrepierna, mi hombre seguía estimulando mi coño, yo me retorcía estando de pie, mis piernas me temblaban y no aguante más me aconchoné poniendo mi cara sobre su pecho y me vine en un rico orgasmo, mis piernas me temblaron por 20 segundos mientras me venía en las manos de mi hombre, fue tanto el líquido que salió de mi interior que Arturo saco las manos completamente empapadas de mis jugos, yo tome su mano y los lleve a mi boca para chupar mis jugos.
Lo bese abrazada a su pecho, recobre el aliento y me arrodille, tome su verga con mi mano derecha me lleve su glande a la boca, chupaba la cabeza de esa verga con prisa y masturbaba su pene con una mano desde el tronco hasta la punta, su pene era como de 18 cm, no se veía tan grande pero en cambio su grosor cabía en toda mi mano, tenía una glande hinchado y redondo, grueso que apenas cabía en mi boca, el grosor me llenaba la boca, chupaba esa verga como si no hubiera mañana, estaba riquísimo el sabor del líquido preseminal que salía de él, tenía un olor que no era desagradable para mi, me encantaba y me calentaba aún más, con la otra mano tomaba sus testículos y los acariciaba.
Arturo me hizo levantar la mirada hacía él, mientras se la chupaba, metía su verga en mi boca y con la lengua recorría la extensión, lo saque de mi boca, hice a un lado su verga para poder lamer la extensión de su verga, pasaba mi lengua por toda la extensión de su verga, desde el tronco hasta llagar a la punta, estaba extasiada, lo masturbaba, bajaba a sus huevos y me metía cada uno en la boca mientras lo masturbaba, su vega estaba llena de mi saliva en conjunto con liquido pre seminal, mi hombre estaba extasiado de la misma manera, se podía observar en su expresión que estaba gozando con la mamada que le estaba dando.
Mi hombre me tomo de los hombros y me hizo pararme, me tomo de las nalgas, me las apretaba mientras nos besábamos, nuestros labios tenían sabor a nuestros jugos y al vino, esa combinación de sabores se sentía rica, aproveche para desabotonar su camisa y quitársela, mi hombre me ayudo a quitarme la blusa, dejando al descubierto mis senos en mi bra, mismo que me quito. Arturo tenía su pantalón y sus calzoncillos aun a la altura de sus rodillas.
Me puso de espaldas a la pared y bajo a mis senos para metérselos a la boca, succionaba mi pezón y metía parte de mi seno a su boca, yo estaba gimiendo nuevamente, mi hombre me daba nalgadas fuertes que sonaban en un eco por toda la casa. Arturo me tomo de mi pierna izquierda y la levanto a la altura de su cintura, se pegó hacía mi y con mi mano tome su pene y lo introduje hacía mi coño, su pene entro sin dificultad debido a lo mojado de mi coño, yo me sujete a su cuerpo una vez más mientras besaba el cuello de ese hombre, la verga de Arturo estaba estimulando la parte superior del interior de mi vagina tocando mi clítoris, eso me provoca un nivel del éxtasis total, yo estaba disfrutando de maravilla en esa posición, mi hombre se separó de mi, me tomo de la cintura y me volteo quedando detrás de mi, yo puse mis manos sobre el taburete, me empine parando el trasero hacía atrás, mi jefe me levanto la falda y me sujeto de las caderas, me metió su verga en mi coño y empezó a bombearme, yo me sujetaba del respaldo del taburete mientras mi hombre me embestía con su verga, podía sentir sus huevos chocando en mi vulva mientras me penetraba, me estrujaba las nalgas mientras me la seguía metiendo, yo no paraba de gemir, levante una pierna y puse mi rodilla derecha sobre el taburete para me entrara completa la verga de mi hombre, en esta posición sentía que hasta los huevos de mi jefe parecían entrar por mi cavidad vaginal, tocaban en cada embestida que me daba.
En la casa solo se escuchaban nuestros gemidos, mi hombre me tomaba de la cadera, me daba nalgadas fuertes mientras seguía embistiéndome, me daba una veces más fuertes que otras, yo sentía que la punta de verga tocaba mi útero, eso me hacía gritar de placer -“Dame más papi, Arturo cógeme, no pares, méteme toda tu verga, mí amor… soy sola tuya, de nadie más” -le decía -“Eres toda una puta Linda, seguro tu marido no te la mete como te la estoy metiendo, ¿verdad patita?”--“No, mi amor, nadie me ha cogido como tú, eres todo un hombre en la cama, me vuelves loca”.
Arturo se separó de mi y me puso de frente a él, yo me senté en orilla del taburete, pegue mi espalda hacía el respaldo y mi hombre me metió su rica verga, yo tenía las piernas alzadas, mi hombre me empezó a penetrar, yo me sujete del asiento del taburete y alce las piernas mientras mi hombre me penetraba, en esa posición Arturo me alzó quedando mis nalgas al aire y empezó a embestirme una vez más, metía y sacaba su verga de mi coño, yo no quería que mi hombre parara, estaba disfrutando tanto de esa posición que sentía que me venía, le dije a mi jefe que ya iba a venir y empezó a penetrarme más fuerte, no tarde y me vine en un delicioso orgasmo que duró poco más de 20 segundos, mas caderas se retorcían por el orgasmo que caí sobre la silla extasiada, mi hombre aún no se venía, ese hombre tenía un aguante maravilloso, entonces me baje y puse de espaldas a él, mi hombre me la metió estando de perrita y entonces fui yo la que empece a hacer movimientos para meterme su verga, flexionaba las rodillas moviéndome de arriba hacia abajo y empujando mi trasero hacía la verga de mi hombre, mi jefe se quedó quieto mientras movía mis caderas, estuve así unos minutos cuando sentí que me apretaba con fuerzas la cadera al tiempo que sentía que me llenaba mi interior de semen caliente corriendo por las paredes de mi cavidad vaginal.
Se separó de mi y se acostó encima de mi, por mis muslos y por mi pierna chorreaba semen que me salía de la vagina, sentía toda mi vagina empapada de mis jugos y por el semen de mi hombre. Mi jefe, me había dado una tremenda cogida, sin haberse quitado por completo los pantalones y sus calzoncillos. En la oficina se veía muy serio pero lo que me había demostrado decía otra cosa, sabía cómo complacer a una mujer, para eso yo ya estaba más que enganchada con ese hombre. Nos fuimos al sofá, terminamos de tomar la botella de vino mientras nos acariciábamos y platicábamos. Estuvimos así un momento. Nos dieron las 8 pm de la noche y aún seguíamos desnudos, Arturo estuvo contestando algunas llamadas del trabajo, nos tomamos la botella de vino y nos metimos a bañar.
En el baño, debajo de la regadera Arturo me tomo de las nalgas y abrazados nos besábamos, yo me estaba calentando nuevamente y el pene de mi hombre empezaba a ponerse duro, Arturo me volteo quedando detrás de mi, yo alce mi pierna y la puse en la esquina de la pared del baño, lleve mi brazo hacía atrás y lo abrace hacía mi, Arturo llevo su mano hasta mi coño y empezó a estimularlo, cubría toda mi vulva con su sus dedos mientras nos besábamos, ese hombre es un genio con los dedos, yo estaba gimiendo extasiada de placer.
Mi hombre apretaba mis senos con gran intensidad mientras me estimulaba mi vulva, yo me empine hacía delante sujetando mis manos en la pared del baño, pare mi trasero y mi jefe hundió su cabeza en mi trasero, con su lengua lamía mi orificio anal y con su mano me masturbaba mi vagina, me tía su lengua como penetrándome mi culo, yo estaba que me volvía loca de placer, gemía como loca mientras que mi jefe me comía el ano, de pronto sentí que mi jefe metía un dedo en mi ano lenta y cuidadosamente hasta logró meterme un dedo mientras lo sacaba y metía de mi interior, estimulaba mi orificio trasero ensalivando para meterme más su dedo y preparando el terreno para penetrarme.
Mi jefe se paró y me tomo de las caderas, tomo su verga y empezó a introducir la punta de su verga en mi culo, poco a poco fue metiendo su verga hasta que logro entrar todo, yo sentía un poco de dolor mientras mi hombre me penetraba, era una especie como que si raspaba el interior de mi cavidad anal, con la estimulación ese dolor se fue convirtiendo en placer, un placer tremendo que me hacía temblar las piernas cada que su verga tocaba hasta lo más profundo de mi interior, sus manos sonaban con las nalgadas que me estaba dando.
Yo llevé mi mano hasta mi clítoris y empecé a estimularlo, estuvimos así unos minutos, mi hombre me penetraba hasta el fondo, sacaba su verga de mi ano y lo volvía a meter dándome embestidas, yo no aguantaba más y no tarde en venirme al momento que sentía que mi macho se venía dentro de mi al mismo tiempo que yo me venía. Nos abrazamos llenos de excitación, terminamos de bañarnos, nos vestimos y salimos de la casa, estaba oscuro por la hora, eran las 9:30 pm y aún teníamos que trasladarnos de Puerto Progreso a la Ciudad de Mérida.
Después de un rato, llegamos a mi casa. Arturo me dejo en la puerta, sin problemas. Nos despedimos con un beso y durante el trayecto quedamos de acuerdo que no le diríamos a nadie de la oficina, por nuestros matrimonios. Desde ese día inicie una relación con mi jefe. Ese día fue un jueves y Arturo me dio el día viernes libre para descansar, bien merecida por la enorme cogida que me había dado.
Entré a la casa, mi hijo ya dormía y mi esposo me esperaba en la sala, yo entre muy cansada y con solo saludarlo le dije que me dejara irme a la cama, que al otro día no trabajaría y que le contaría todo lo que me paso.
Soy Linda Angélica, de Mérida, Yucatán. Actualmente una Hotwife, espero que hayan disfrutado este relato, pronto les contaré de otras aventuras con mi jefe y otros más, jejeje…
Besos…
-Beto, si decidimos hacer esto, tendré que cambiar mi guardarropa, tendré que irme de compras para comprarme ropa más sexy y provocativa.
-Sí, quiero que te vistas provocativa, que luzcas ese cuerpo y que te deseen los hombres, más que ahora.
-Pues desde mañana empezaré a organizarme para eso.
Pasé el fin de semana ocupada en la casa, con mis labores, atendiendo a mi hijo y esposo. Llegó el día lunes y con la idea de seducir a mi jefe para cogérmelo, me vestí con una falda ceñida a mi cuerpo, la falda era tres dedos arriba de la rodilla, casi llegando a medio muslo, una blusa blanca semi-transparente de botones y de manga larga. De ropa interior, obviamente; una tanga de encaje negro con un moñito en la parte de adelante, con un bra de encaje negro, me vi al espejo y me sentía muy sensual y sexy.
Bajé y mi esposo estaba en la cocina preparando algo para el desayuno, me vio y al verme, pude notar como crecía su erección por encima de sus calzoncillos, seguro pasaron muchas cosas por su cabeza, de su esposa poseída por su jefe jaja. Di la vuelta sobre mi eje para que pudiera admirarme más, y le dije:
-¿Cómo me veo Beto? Crees que a mi jefe se le antoje. -Mientras le mostraba mi trasero en mi ajustada falda, mi esposo vino hacía mi y nos besamos, se notaba excitado, en seguida se bajó los calzoncillos y me quiso tomar para cogerme.
-Mi amor, estas y te ves sexy, con ese culo que te cargas no solo tu jefe querrá cogerte sino todo el despacho, mira como me tienes Lynda, nomás en imaginar que otro hombre te coja, me paras la verga, mi amor.
Yo con una risa picara, le paré un alto y le dije:
-Sé que te mueres por cogerme, mi amor. Pero esta vez te quedarás con las ganas, hoy iniciaré seduciendo hasta mi jefe, hasta llevármelo a la cama y tu… -Le decía mientras tomaba su verga sobre su calzoncillo y lo acariciaba- te quedarás aquí mi amor, este culo de ahora en adelante ya no es solo tuyo, pronto será también de mi jefe y de otros hombre más.
Mi esposo se quedó con las ganas de cogerme, se cambió de ropa y me llevó a la oficina.
A pesar de la hora en que llegué, que era temprano para un principio de semana, había mucha gente entrando y saliendo por el edificio donde se encuentra el despacho, pude robar muchas miradas al pasar, me sentía cachonda y caminaba de forma sensual. Llegando al elevador, para mi suerte llegaba mi jefe, quien se sorprendió a verme y me dijo:
-Pero Linda, te vi mientras entrabas y no estaba seguro de que eras tú -mi jefe me escaneó de arriba hacia abajo delante de mí y de forma descarada, me tomó de la mano y me invitó a hacer una vuelta- Por Dios Linda, que guardadito tenías todo eso, te ves muy bien.
-Gracias Licenciado.
Entramos al elevador, yo antes que él, al entrar al ascensor pude notar su mirada recorriendo todo mi cuerpo, a pesar de llevar puesto mi saco ejecutivo se podían apreciar mis piernas descubiertas, el Lic. siguió:
-Linda, estoy perplejo, déjame decirte que con ese atuendo te ves, te ves… sexyyy, caramba muchacha si sigues viniendo así tendré que subirte el sueldo y algo más.
Para mi suerte solo éramos él y yo en el ascensor, en todo el recorrido el Lic. Arturo no quitaba la mirada en mí, estaba contenta porque mi cometido estaba resultando, que mejor manera para empezar la semana; decía entre mí. Salimos del ascensor y como todo un caballero, Arturo me cedió el paso para que pasara primero, sé que los hombres hacen eso, para poderles ver mejor el culo a las mujeres y yo lo estaba disfrutando tanto como él. Seguí caminando, volteé hacía él y le dije:
-Que tenga un bonito día Licenciado, nos vemos al rato.
Él me alcanzó y me dijo:
-Por favor Linda, quisiera revisar algo contigo en mi oficina, me puedes acompañar.
-Claro Licenciado -le respondí y caminamos hacía su oficina.
Ya en su oficina, mi jefe, al cerrar la puerta se abalanzo hacía mi postrándose atrás de mi y me tomo de la cintura -“Linda, que buena te ves hoy, siempre te ves guapa y muy presentable para venir al trabajo, pero hoy si te ves hermosa, me encanta como te ves, mira como me tienes” -me dijo y yo opuse algo de resistencia para jugar un poco con el -“Lic. gracias por lo que me dice, pero soy casada y usted igual, esto no está bien”-mi jefe ya tenía su verga bien parada, haciendo presión en mi trasero, me moría por que la sacara y me la metiera, me zafé de él y le me voltee quedando frente a el, se notaba excitado, no solo por su entrepierna que le notaba haciendo presión dentro de su pantalón sino por la expresión de su cara que se le veía extasiado. Me sentía realizada y contenta, mi plan había resultado y no me había dado ningún esfuerzo tener a mi jefe delirando por mi -"Pero Linda, no ves como me tienes” -al momento que se acercaba hacía, estaba atrapada entre su escritorio y el cuerpo de mi jefe, deje caer mi trasero sobre la mesa del escritorio de mi jefe, perdí el balance de mi cuerpo un momento.
Arturo apoyo su cuerpo contra el mío, pude sentir su erección en mi ombligo, me tomo de las mejillas y me plantó un beso, por reflejo moví la cabeza hacía un lado y el beso me lo alcanzo a dar a un lado de la comisura de mi labio, mi jefe hizo un segundo intento por besarme y en ese momento ya no pude poner resistencia, mi jefe metía su lengua dentro de mi boca y la movía de una manera deliciosa en un rico beso, su mano fue bajando por mi cuerpo, me despojo de mi saco, cuando caí en cuenta tenía desabrochada los botones de arriba de mi blusa, la mano de Arturo apretaba uno de mis senos por encima de mi bra, yo me sentía agitada y de mi boca salían pequeños gemidos, mi jefe me estaba poniendo muy cachonda con ese beso y sus caricias, fue bajando más su mano hasta la altura de mi entrepierna, yo estaba más que excitada, había perdido la noción de donde me encontraba, todos los demás ya estarían en sus puestos de trabajo, sin embargo mi jefe me tenía ahí para él, me estaba volviendo loca de excitación con la forma como me estaba manoseando, en ese punto lo único en que pensaba o más bien ya no pensaba, era en qué Arturo mi jefe, me hiciera suya.
Un ruido nos distrajo, era el teléfono en el escritorio del Lic. que sonaba, Arturo me tenía atrapada entre su cuerpo y el respaldo de su escritorio, su mano se acercaba cada vez más a mi coño por debajo de mi falda corta y ajustada. El teléfono seguía sonando una vez más y mi jefe lo tomo para contestar, era su socio, el Lic. Ricardo que lo llamaba para irse a la reunión que tenían programado en la mañana, al escuchar la confirmación de mi jefe, tome la compostura de mi ropa. Me acomode el cabello, me baje la falda que se me había subido, abotone mi blusa y trate de calmar mi respiración, estaba loca en excitación. Mi jefe colgó el teléfono tomo sus cosas nuevamente, se acomodó el pantalón aun con su erección por debajo de él.
Se acercó hacía mi, me beso y me dijo -“Nos vemos más tarde mi reina, ojalá podamos perdernos por ahí más tarde. Tengo ganas de que terminemos esto, en otro lugar”-Me beso mientras me tomaba de las nalgas y me las estrujaba -“Te estaré esperando papi, me dejaste bien mojada”-mi jefe salió de su oficina, en dirección a la reunión con su socio Don Ricardo. Tenía las mejillas coloradas de la excitación, sentía mojada mi entrepierna, como aún tenía mis cosas a la mano, pase al baño privado de mi jefe para retocarme el maquillaje. Salí de la oficina de mi jefe y me fui a mi cubículo a empezar con mi trabajo.
El día transcurrió normal en mi trabajo, después de terminar de revisar un pendiente que se me había encargado, llame a mi esposo para contarle lo que me había pasado.
-Beto, hola mi amor, soy Linda, tengo algo que contarte, no me lo vas a creer
-Que paso cariño, dime
-Nuestro plan está saliendo de maravilla. Desde que llegue mi jefe me intercepto, me llevo a su oficina y me dio una agasajada -mi esposo hizo un silencio que me desconcertó, seguí -Mi amor, ¿estás de acuerdo que siga con esto? ¿Quieres que me coja a mi jefe? solo haría esto si tu estás de acuerdo
-Si quiero mi amor, pero con la condición de que me cuentes todo
-Está bien mi amor, lo haré. Arturo quiere verme más tarde, me dejo bien caliente en la mañana, no sé cómo veas, ¿puedo irme con él?
-Ve mi amor, yo me haré cargo del niño (mi hijo), tú disfruta la tarde con tu jefe
Me sentía contenta, mi esposo me estaba orillando a sacar una parte de mi que desconocía, me sentía realizada y eso me hacía sentir bien. El hecho de disfrutar otro pene que no fuera el de mi marido me ponía bien caliente y se me mojaba mi coño, todo la mañana me había sentido caliente, a pesar que había estado ocupada en mis pendientes, tenía el perfume de Arturo en mi piel y en mi ropa, cada vez que lo sentía recordaba cómo me había tomado en su oficina y quería más, tenía muchas ganas de que mi Jefe me hiciera su mujer, sentirlo dentro de mi y cumplir la fantasía que compartía con mi esposo. Beto, mi esposo estaba en total de acuerdo con que me cogiera a mi jefe y a otros hombres, únicamente con la condición de que le contara todo lo que pasaba entre nosotros y así sería.
Estaba a punto de salir a comer cuando me llamaba Arturo por el celular
-Hola mi amor ¿me extrañaste?
-Hola Lic. claro que lo extrañe, ¿como esta?
-No me digas Lic. desde ahora quiero que me tutees, ¿sí?
-Está bien Arturo, o prefieres que te diga "mi amor”
-Mejor, me gustaría que de ahora en adelante me digas así, jajaja
-Está bien, mi amor
-Baja, te veo en 5 minutos en la puerta del edificio, muero por tenerte para mi solito el resto de la tarde, espero que te la ingenies para que podamos pasar la tarde juntos, no te arrepentirás
-Está bien mi amor, ahora te veo abajo y no preocupes ahora me las ingenio para nadie nos moleste en resto de la tarde -ya tenía la autorización de mi marido, pero no quería levantar las sospechas de mi jefe, no quería que se enterara de que lo tenía planeado
Tome mis cosas, antes de salir, me dirigí al baño para retocarme el maquillaje y alistarme para mi jefe, desbordaba alegría en mi expresión, sabía que dentro de poco sería la mujer de mi jefe, eso me ponía más cachonda. No veía llegar la hora para que tener a ese hombre entre mis piernas.
Al salir del edificio, vi que a unos metros estaba la camioneta de mi jefe, la puerta se abrió y entre. Arturo se veía bien guapo, a pesar de que en su cabello se dibujaban varias canas que le daban un toque atractivo a su personalidad. Al entrar a su camioneta, enseguida se abalanzo hacía mí para besarme, yo lo abrace pasando mis brazos sobre su cuello y nos besamos. -“Vamos a darnos prisa, muero de ganas de estar contigo Linda, no sabes cuánto” --“Yo también tengo ganas de estar contigo Arturo y no precipites, me tienes para ti solito el resto de la tarde”.
Mi jefe inicio el recorrido hacía el periférico de la ciudad, nos llevó 30 minutos llegar a Puerto Progreso, ahí se dirigió hacía una casa que tenía, con vista al mar, esa casa era de él y lo había adquirido hace poco. yo misma le había ayudado a hacer los trámites ante la notaría. Entramos, era una casa bonita, solo la había visto en las fotos que componía el proyecto que se entregó ante la notaría. Mi jefe se dirigió hacia un friobar, que se encontraba detrás de una meseta o barra, que dividía el área de la cocina del comedor, para sacar una botella de vino.
En lo que mi jefe descorchaba la botella, me quite el saco que llevaba y me senté en un silla taburete, cruce las piernas y me voltee hacía mi jefe, sirvió el vino en dos copas, se acercó a mi y me dio una al tiempo que me servía el vino, -“Linda ¡por Dios! estas como quieres, moría por tenerte esta tarde para mi solito, espero que tu marido no te moleste y nos deje pasarla bien” -tome la copa, brindamos y nos tomamos un sorbo -“No te preocupes papi, a mi marido yo lo controlo, y de ninguna manera nos molestara esta tarde, te lo aseguro” dejamos las copas en una mesita en se me acerco de un lado, yo aún tenía las piernas cruzadas, el parado frente a mi me tomo de la cintura, yo puse mis manos sobre su barbilla, lo acaricie y lo jale hacia mi boca, nos hundimos en un beso, me besaba tiernamente me cubría con sus labios la parte interna de mi boca, metía su lengua buscando la mía, jugaba con ella, yo acariciaba su pecho y su barbilla mientras que Arturo bajaba y subía sus manos por mi cintura y las llevaba hasta mis piernas, me acariciaba mis muslos y cuando llegaba a mi trasero los apretaba empujándome hacía el, yo cruce mis brazos sobre sus hombros rodeando su cuello abrazándolo con mis manos.
Me acariciaba mis senos por encima de mi blusa, los apretaba sacándome pequeños gemidos de mi boca, con las caricias y los besos me estaba calentando, sentía mi entrepierna caliente y sentía que se empezaba a mojar con mis jugos. Arturo seguía besándome, sus labios sabían a vino tinto, sus manos eran mágicas, me calentaban aún más, recorrían todo mi cuerpo, me hizo bajar la pierna que tenía cruzada, seguía besándome ahora con prisa, su respiración se agitaba y podía sentir la erección tocándome la pierna que crecía por dentro de su pantalón, se sentía una verga dura y gruesa.
Con mis piernas juntas sobre el taburete, fue metiendo su mano derecha por la parte interna de mis muslos hasta llegar a mi entrepierna, ahí empezó a apretar son sus dedos sobre toda la extensión de mi vulva, presionando mis labios sobre mi ropa interior, no podía más, estaba gimiendo sin parar, las manos de Arturo eran mágicas, me tenía bien cachonda y caliente, me estaba estimulando con sus dedos de una forma bestial que hacía que se contrajeran mi pelvis y mi cadera.
Puse mi mano en su verga, por encima de su pantalón para masajear tan suculento miembro empezando a apretarlo y masajearlo con mi mano, mi falda se corrió por completo hacía arriba, Arturo tomo mi tanga y la corrió hacía mi pierna dejando descubierta mi vulva, acarició con los dedos toda la parte externa de los labios superiores de mi vagina para luego dibujar círculos por la entrada de mi coño que se encontraba empapada de mis jugos, sin más metió un dedo hasta el fondo, hasta que choco su mano con mi vulva y empezó a penetrarme con su dedo, sacándolo y metiéndolo con prisa, eso provoco que mis caderas se contrajeran aún más presionando su mano con mis piernas, abrí más las piernas y entonces aprovecho para meterme dos dedos, sus dedos estaban gruesos y ásperos llenaban el interior de mi vagina, ya no aguantaba más la excitación.
Me pegué a su cuerpo retorciéndome de placer, mis caderas y mis piernas se movían en respuesta a la excitación que me estaba provocando mi jefe -"ahhh ahhh ahhh mmmm que ricooo papi, que deliciosas manos tienes, me vuelves loca papitooo… Hazme tu mujer papi, te lo pido, soy tu puta, lo seré… ahhh que rico, mi amor, que ricooo “ -Arturo quedo en medio de mis piernas, su boca seguía besándome ahogando mis gemidos que provocaban sus manos en mi coño -“Desde ahora serás mía Linda. Mi amor, esta verga será tuya, y tú serás mi puta, te cogeré cuando a mí se me pegue la gana y no me importa que estés casada, te culeare cuando a mi se me antoje”.
Este hombre era muy hábil con las manos, estaba haciendo que me retorciera de placer en el taburete, eran sus manos los que ahora tenía estimulándome la entrepierna, tenía dos dedos dentro de mi vagina y con a otra mano estimulaba mi clítoris de una forma violenta y bestial.
Me puse de pie con la respiración agitada, sin dejar de besarnos desabroche el cinturón, baje el cierre de su pantalón y lo baje hasta sus rodillas, baje su calzoncillo blanco que estaba lleno de líquido pre seminal, mi hombre me abrazo con una mano hacia cuerpo y con la otra seguía estimulando mi coño, sentía un ardor riquísimo en mi entrepierna, mi hombre seguía estimulando mi coño, yo me retorcía estando de pie, mis piernas me temblaban y no aguante más me aconchoné poniendo mi cara sobre su pecho y me vine en un rico orgasmo, mis piernas me temblaron por 20 segundos mientras me venía en las manos de mi hombre, fue tanto el líquido que salió de mi interior que Arturo saco las manos completamente empapadas de mis jugos, yo tome su mano y los lleve a mi boca para chupar mis jugos.
Lo bese abrazada a su pecho, recobre el aliento y me arrodille, tome su verga con mi mano derecha me lleve su glande a la boca, chupaba la cabeza de esa verga con prisa y masturbaba su pene con una mano desde el tronco hasta la punta, su pene era como de 18 cm, no se veía tan grande pero en cambio su grosor cabía en toda mi mano, tenía una glande hinchado y redondo, grueso que apenas cabía en mi boca, el grosor me llenaba la boca, chupaba esa verga como si no hubiera mañana, estaba riquísimo el sabor del líquido preseminal que salía de él, tenía un olor que no era desagradable para mi, me encantaba y me calentaba aún más, con la otra mano tomaba sus testículos y los acariciaba.
Arturo me hizo levantar la mirada hacía él, mientras se la chupaba, metía su verga en mi boca y con la lengua recorría la extensión, lo saque de mi boca, hice a un lado su verga para poder lamer la extensión de su verga, pasaba mi lengua por toda la extensión de su verga, desde el tronco hasta llagar a la punta, estaba extasiada, lo masturbaba, bajaba a sus huevos y me metía cada uno en la boca mientras lo masturbaba, su vega estaba llena de mi saliva en conjunto con liquido pre seminal, mi hombre estaba extasiado de la misma manera, se podía observar en su expresión que estaba gozando con la mamada que le estaba dando.
Mi hombre me tomo de los hombros y me hizo pararme, me tomo de las nalgas, me las apretaba mientras nos besábamos, nuestros labios tenían sabor a nuestros jugos y al vino, esa combinación de sabores se sentía rica, aproveche para desabotonar su camisa y quitársela, mi hombre me ayudo a quitarme la blusa, dejando al descubierto mis senos en mi bra, mismo que me quito. Arturo tenía su pantalón y sus calzoncillos aun a la altura de sus rodillas.
Me puso de espaldas a la pared y bajo a mis senos para metérselos a la boca, succionaba mi pezón y metía parte de mi seno a su boca, yo estaba gimiendo nuevamente, mi hombre me daba nalgadas fuertes que sonaban en un eco por toda la casa. Arturo me tomo de mi pierna izquierda y la levanto a la altura de su cintura, se pegó hacía mi y con mi mano tome su pene y lo introduje hacía mi coño, su pene entro sin dificultad debido a lo mojado de mi coño, yo me sujete a su cuerpo una vez más mientras besaba el cuello de ese hombre, la verga de Arturo estaba estimulando la parte superior del interior de mi vagina tocando mi clítoris, eso me provoca un nivel del éxtasis total, yo estaba disfrutando de maravilla en esa posición, mi hombre se separó de mi, me tomo de la cintura y me volteo quedando detrás de mi, yo puse mis manos sobre el taburete, me empine parando el trasero hacía atrás, mi jefe me levanto la falda y me sujeto de las caderas, me metió su verga en mi coño y empezó a bombearme, yo me sujetaba del respaldo del taburete mientras mi hombre me embestía con su verga, podía sentir sus huevos chocando en mi vulva mientras me penetraba, me estrujaba las nalgas mientras me la seguía metiendo, yo no paraba de gemir, levante una pierna y puse mi rodilla derecha sobre el taburete para me entrara completa la verga de mi hombre, en esta posición sentía que hasta los huevos de mi jefe parecían entrar por mi cavidad vaginal, tocaban en cada embestida que me daba.
En la casa solo se escuchaban nuestros gemidos, mi hombre me tomaba de la cadera, me daba nalgadas fuertes mientras seguía embistiéndome, me daba una veces más fuertes que otras, yo sentía que la punta de verga tocaba mi útero, eso me hacía gritar de placer -“Dame más papi, Arturo cógeme, no pares, méteme toda tu verga, mí amor… soy sola tuya, de nadie más” -le decía -“Eres toda una puta Linda, seguro tu marido no te la mete como te la estoy metiendo, ¿verdad patita?”--“No, mi amor, nadie me ha cogido como tú, eres todo un hombre en la cama, me vuelves loca”.
Arturo se separó de mi y me puso de frente a él, yo me senté en orilla del taburete, pegue mi espalda hacía el respaldo y mi hombre me metió su rica verga, yo tenía las piernas alzadas, mi hombre me empezó a penetrar, yo me sujete del asiento del taburete y alce las piernas mientras mi hombre me penetraba, en esa posición Arturo me alzó quedando mis nalgas al aire y empezó a embestirme una vez más, metía y sacaba su verga de mi coño, yo no quería que mi hombre parara, estaba disfrutando tanto de esa posición que sentía que me venía, le dije a mi jefe que ya iba a venir y empezó a penetrarme más fuerte, no tarde y me vine en un delicioso orgasmo que duró poco más de 20 segundos, mas caderas se retorcían por el orgasmo que caí sobre la silla extasiada, mi hombre aún no se venía, ese hombre tenía un aguante maravilloso, entonces me baje y puse de espaldas a él, mi hombre me la metió estando de perrita y entonces fui yo la que empece a hacer movimientos para meterme su verga, flexionaba las rodillas moviéndome de arriba hacia abajo y empujando mi trasero hacía la verga de mi hombre, mi jefe se quedó quieto mientras movía mis caderas, estuve así unos minutos cuando sentí que me apretaba con fuerzas la cadera al tiempo que sentía que me llenaba mi interior de semen caliente corriendo por las paredes de mi cavidad vaginal.
Se separó de mi y se acostó encima de mi, por mis muslos y por mi pierna chorreaba semen que me salía de la vagina, sentía toda mi vagina empapada de mis jugos y por el semen de mi hombre. Mi jefe, me había dado una tremenda cogida, sin haberse quitado por completo los pantalones y sus calzoncillos. En la oficina se veía muy serio pero lo que me había demostrado decía otra cosa, sabía cómo complacer a una mujer, para eso yo ya estaba más que enganchada con ese hombre. Nos fuimos al sofá, terminamos de tomar la botella de vino mientras nos acariciábamos y platicábamos. Estuvimos así un momento. Nos dieron las 8 pm de la noche y aún seguíamos desnudos, Arturo estuvo contestando algunas llamadas del trabajo, nos tomamos la botella de vino y nos metimos a bañar.
En el baño, debajo de la regadera Arturo me tomo de las nalgas y abrazados nos besábamos, yo me estaba calentando nuevamente y el pene de mi hombre empezaba a ponerse duro, Arturo me volteo quedando detrás de mi, yo alce mi pierna y la puse en la esquina de la pared del baño, lleve mi brazo hacía atrás y lo abrace hacía mi, Arturo llevo su mano hasta mi coño y empezó a estimularlo, cubría toda mi vulva con su sus dedos mientras nos besábamos, ese hombre es un genio con los dedos, yo estaba gimiendo extasiada de placer.
Mi hombre apretaba mis senos con gran intensidad mientras me estimulaba mi vulva, yo me empine hacía delante sujetando mis manos en la pared del baño, pare mi trasero y mi jefe hundió su cabeza en mi trasero, con su lengua lamía mi orificio anal y con su mano me masturbaba mi vagina, me tía su lengua como penetrándome mi culo, yo estaba que me volvía loca de placer, gemía como loca mientras que mi jefe me comía el ano, de pronto sentí que mi jefe metía un dedo en mi ano lenta y cuidadosamente hasta logró meterme un dedo mientras lo sacaba y metía de mi interior, estimulaba mi orificio trasero ensalivando para meterme más su dedo y preparando el terreno para penetrarme.
Mi jefe se paró y me tomo de las caderas, tomo su verga y empezó a introducir la punta de su verga en mi culo, poco a poco fue metiendo su verga hasta que logro entrar todo, yo sentía un poco de dolor mientras mi hombre me penetraba, era una especie como que si raspaba el interior de mi cavidad anal, con la estimulación ese dolor se fue convirtiendo en placer, un placer tremendo que me hacía temblar las piernas cada que su verga tocaba hasta lo más profundo de mi interior, sus manos sonaban con las nalgadas que me estaba dando.
Yo llevé mi mano hasta mi clítoris y empecé a estimularlo, estuvimos así unos minutos, mi hombre me penetraba hasta el fondo, sacaba su verga de mi ano y lo volvía a meter dándome embestidas, yo no aguantaba más y no tarde en venirme al momento que sentía que mi macho se venía dentro de mi al mismo tiempo que yo me venía. Nos abrazamos llenos de excitación, terminamos de bañarnos, nos vestimos y salimos de la casa, estaba oscuro por la hora, eran las 9:30 pm y aún teníamos que trasladarnos de Puerto Progreso a la Ciudad de Mérida.
Después de un rato, llegamos a mi casa. Arturo me dejo en la puerta, sin problemas. Nos despedimos con un beso y durante el trayecto quedamos de acuerdo que no le diríamos a nadie de la oficina, por nuestros matrimonios. Desde ese día inicie una relación con mi jefe. Ese día fue un jueves y Arturo me dio el día viernes libre para descansar, bien merecida por la enorme cogida que me había dado.
Entré a la casa, mi hijo ya dormía y mi esposo me esperaba en la sala, yo entre muy cansada y con solo saludarlo le dije que me dejara irme a la cama, que al otro día no trabajaría y que le contaría todo lo que me paso.
Soy Linda Angélica, de Mérida, Yucatán. Actualmente una Hotwife, espero que hayan disfrutado este relato, pronto les contaré de otras aventuras con mi jefe y otros más, jejeje…
Besos…
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