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La venganza (de mi amigo) l

Era la tercera vez que me lo pedía en dos semanas. Me había llamado incontables veces y mandado el doble de mensajes explicando y suplicando lo mismo. Ahora se repetía la escena.
- ¡Por favor Eli! Nunca más tendré una oportunidad como ésta. Solo mírame. Mírame, soy feo. Bastante. Nadie me pide esto todos los días. Ayúdame por favor. Te lo pagaré...
- ¡Ni lo digas! Sabes lo hace mucho, hace demasiado tiempo que no cobro un peso por sexo. No es que ahora lo haga gratis. Ahora lo hago solo cuando me antoja. Se que soy bastante liberal con mi pensamiento pero no me trates de puta...
- No es diciendo eso...
- Pero lo insinuas. ¿Como debo tomarmelo? Me pides que haga un trío contigo y con esa suripanta que tienes por ex. Que apropósito, dicho sea de paso, te engañó.
- Eli, eres mi amiga - en eso tenía razón, para variar. Marco era mi amigo desde hace tiempo y nos habíamos salvado las espaldas muchas veces. Nunca había pasado de eso aunque por un tiempo sentí que yo le atraía, a quién no, pero después se apagó y quedo una buena amistad.
- ... De verdad, Eli, eres mi amiga y si te lo pido a ti es porque no podría pedírselo a nadie más. Reina me engañó, lo sé muy bien. Nunca volvimos, aunque no me creas. Pero sí escribimos. Y ahora me sale con eso. Quiere un trío. Conmigo y con otra mujer, te expliqué la larga historia de como llegamos a eso...
- Larga historia..
- Bueno, sí. Lo que sí es que es su primera vez con una mujer. No quiere una prostituta. Te ofrecí a ti y dijo que eres hermosa. Lo siento, pero fuiste la primera en quién pensé porque aceptemoslo, eres preciosa. Y pensé que si se podía dar, ya te lo dije también, yo no tendré sexo contigo, quizás lo mínimo para disimular frente a Reina, pero te prometo que no te tocaré. No quiero hacerlo - pensó un poco mejor sus palabras - es decir, lo que quiero es tener a Reina y romperla, por última vez, como venganza, descargarme porque siempre la trate bien. Después de esto ya nunca más. Me alejaré, lo juro.
- ¿de verdad?
- Lo prometo. Ya no puedo con ella. Solo que salió esta oportunidad y no quiero desaprovecharla.
- Joder Marco.
- ¿Lo harás?
- ¡Pero ni un pelo me tocarás!
La efusión de agradecimientos no se puede describir. Marco se deshizo en elogios. Disposimos una fecha y nos reunimos en el departamento de mi afortunado amigo. Pedimos algo de pizza, vimos la TV y tomamos algunos tragos ligero hasta la noche. Las cosas sucedieron bastante bien. Reina era una mujer radiante, bronceada de unos metro setenta de estatura, me quitaba una cabeza con mi pequeño aspecto. Iba al gimnasio y se notaba los músculos bajo su piel. Rubia, teñida, pero de cabello bastante bonito y de unos ojos verdes que más parecían color miel, había paso por una peluquería y tenía ondas en el pelo. Los pechos firmes, posiblemente operados de alguna forma y de nalgas no tan cargadas pero bien definidas. Bastante hermosa lucia un vestido casual negro y unos zapatitos cómodos. Era amable y graciosa.
Viéndola desnuda sobre la cama no dirías que era bastante zorra. Pero lo era. Marco también se desnudó y yo dude si quedarme en ropa interior o no. Sentía un poco de vergüenza de él pero fue todo un caballero, cuando me metí a la cama tal como vine al mundo fue bastante profesional. Sus ojos estaban sobre Reina. Y los míos también.
Tambien estaban sobre ella mis manos. Me tomé mi tiempo para recorrer su torneado cuerpo, mientras Marco hacia lo suyo entre sus piernas.
Reina estaba un poco nerviosa, pero cuando se fue calentando se soltó bastante. Mis labios se enredaron con los suyo. Metí mi lengua y ella me regaló la suya. Para cuando terminamos de comernos nos encontramos con la erección de Marco muy cerca.
Pensé en lo que iba a pasar y Reina actuó primero. No había escape. El pene era normal, quizá un poco grande, bastante bonito. Reina empezó a chuparlo moviendo la cabeza rápidamente, toda una experta. Aproveché la oportunidad y me levanté. Simule besar a Marco mientras Reina seguía con la mamada. Lo increpé en voz baja.
- Eres un vivo, ni creas que te lo voy a chupar...
- No lo hagas, ayúdame con Reina, comienza la venganza...
Ni había terminado de hablar cuando agarró a Reina del pelo y metió toda su verga en su boca. La nariz de ella se enterró en el vientre de Marco. Al instante trato de sacarlo pero él la atajaba fuertemente. Lucharon por algunos minutos hasta que Reina fue capaz de liberarse. Pero no protestó, solo tomó el aire. Toda una puta. Entendí que no iba a protestar por nada así que tomé la iniciativa y de paso me liberé de hacer el sexo oral a Marco. Lo haría a Reina.
La acosté boca arriba y me acerqué a su vulva. Labios oscuros, bien desarrollados. Más abajo, el ano, del mismo tono que la piel de las nalgas, perfecto, chupe mi dedo gordo e introduje el pulgar por aquel orificio. Reina arqueó la espalda pero fue detenida por Marco quien se acostó sobre su cara y empezó a follarle la boca. Ella luchaba por sacarse la verga pero sin demasiada insistencia y Marco le sujetaba las manos.
Continúe mi trabajo. Deje el dedo ahí y mi boca devoró su vulva. Hacia un buen tiempo no comía productos femeninos. Era una verdadera delicia, Reina tenia una vagina fenomenal. Comía sus labios y metía mi legua bien dentro. Lamía los bordes y el interior, chupe sus labios mayores y los menores, uno a uno y solo entonces me concentré en su clitoris. Se escuchaba sus arcadas mientras temblaba una y otra vez por los orgasmos que mis experiencias les regalaban. Duramos bastante así.
Saqué el dedo de su culito y decidí que estaba lo suficientemente caliente como para desear algo de acción. Así que empujé a Marco, pero solo para apartarlo de Reina. Tenía la cara llena de saliva y había un charco a un costado. Respiraba profundamente. Marco la había usado con saña y sin embargo Reina respondió a mi llamado como si nada hubiese pasado.
Abrí mis piernas, la sujeté del cabello y hundí su rostro directo entre ellas. Al principio lo hacía bastante mal, pero le iba diciendo por donde tenía que lamer y aprendió bastante rápido.
- ¿Te gusta la vagina también? - Marco era un animal, animado por lo que hice colocó de cuatro a su ex y se preparaba para penetrarla - ¿O te gusta más la pija?
En ese instante me vine, Reina hacía un trabajo exclente. La electricidad del orgasmo me recorrió, apreté su cabeza contra mi vulva y ella no dejaba de lamerme. De repente Reina gritó.
- Ahg, no. ¡Por ahí no!
Marco embestía y se escuchaba los golpes de las nalgas contra su pubis.
- Cuál te gusta más te pregunté, puta.
- Aaa! Au! La pija, Amor, sácalo, Au! - la expresión de dolor de Reina era fabulosa, toda hermosa torciendo el gesto sufría la evidente penetración anal de Marco. Al menos la dilaté un poco antes.
- ¿Cuál pija?
Reina pasaba del dolor al placer, al menos en parte. En el momento de la penetración ella lo empujó con un brazo pero volvía a colocarse en cuatro patas, se iba rindiendo y mientras, Marco ganaba intensidad.
- La tuya - respondió mientras volvía a comerme la vulva.
- Se nota que también te gusta la concha. ¿Lo hace bien Eli? Sino no lo hace dímelo y le damos un castigo. - me guiño un ojo.
Un total tonto. De todas formas le seguí el absurdo juego. Cuando dije que podía mejorar Reina me miró con ojos asustados y los abrió aún más cuando Marco apoyo los pies en la cama y se montó, literalmente, sobre su culo.
El espectáculo iba a comenzar.
Marco saltó una y otra vez. La penetró como nunca a nadie en su vida. Tampoco había visto a muchos follar con tanta ira, menos analmente. Menos aún ver a alguien dejarse coger así. Reina tenía los ojos en blancos y gemía un profundo "A" cuando Marco bajaba sobre ella. Le tomé de las manos y ella me las apretó como si así fuera sujetándose a la realidad. Sus piernas temblaban y las movía constantemente para poder sostener el peso de Marco. También avanzaba lentamente entre cada penetración intentando evitar tanta profundidad pero mi amigo avanzaba a la par. Lentamente Reina subía encima mío, cuando llegó a mis pechos la ataje ahí y hundió su cara en ellos. Marco parecía un endemoniado, aumentó aun más su fuerza y Reina gritó aún más, se desplomó sobre mí estirando sus piernas pero marcó también se acostó sobre nosotras y no la dejó de penetrar. Pensé que iba a terminar ahí mismo pero después de saltar unas cuántas veces sobre ella se levantó y se dirigió al baño.
Hay que reconocerle el aguante.
Reina estaba deshecha. Respiraba rápidamente y apenas movía las piernas. Tuve un pinchazo de pena, no parecía tan mala, la ayudé a reincorporarse, la levanté sobre mí y la abracé. La besé. Tenía un rostro y un cuerpo hermoso. Besé su boca, aún tenía un regusto a pene así que pasé a besarle el cuello. Acaricié sus nalgas y busqué su ano. Toqué la entrada y aún estaba bien cerrado, aunque cuando metí un dedo tuve que hacer menos fuerza que la primera vez. Envidiable, tenía muy apretado el orificio o capaz no había tenido mucha acción anal en su vida. Escupí en mis dedos y me dediqué a lubricárselo hasta que Marco volvió.
No tardó en subirse a la cama y volvió a abrir las nalgas de Reina. Ya se había tomado su respiro. Pero estaba cansado, ya no la penetró con tanta ira pero si lo hizo constantemente. Yo alcé las piernas y rodeé el torso de Reina, como si me estuviera haciendo de misionero. Ella estaba sobre mí mientras Marco disfrutaba de ella.
Mi amigo hacía movimientos rítmicos, pausa ñba y volvía a moverse. Por los ojos de Reina comprendí que entre pausas cambiaba de agujero. Ahora era Reina quien disfrutaba, hasta empezó a chupar mis pezones. Las mordía y las besaba. Subía por mi cuello y me besaba en la boca. Lo hacía con tanta pasión que pasé por alto el sabor que mi amigo dejó en ella. Solo cuando cambiaba y le daba por detrás ella se detenía un poco en la tarea de devorarme la boca. Me dejé llevar.
Y me distraje. Cuando recuperé la cordura fue muy tarde. Reina me tomó por los tobillos y me abrió las piernas lo más que pudo. Apretó su vientre contra el mío. Aunque yo soy más gordita ella tenía mucha más fuerza. Me inmovilizó y dejó al aire libre mi entrepierna. Marco habría ganado la mejor vista de su vida, el culo de Reina junto con su vagina, que estaba pegaba a la mía, seguido de mi banco culo. Tostada y rosada hacíamos buen contraste, ambos coños delante de él. Por un instante tuve temor. Pero Marco se comportó y cuando volvió a inclinarse eligió uno de los orificios de Reina. No sé cuál porque Reina ocupaba toda mi visión. No veía nada más.
Ese detalle aumentó mi sorpresa cuando sentí el pene de Marco chocar contra mi vulva. No hizo falta mucho, estaba tan abierta y mojada que sentí como su miembro penetraba sin problemas. Grité de la sorpresa, mi cara estaba estupefacta. Reina no debió notarlo porque continuaba besándome, cuando se movió para besarme el cuello lancé una mirada asesina a Marco desde allí abajo. Él me miro y siguió moviéndose. Sentía su pene salir y entrar de mí. Lo metía completamente y lo sacaba en toda su extensión y volvía a meterlo.
El fuego se extendía por mi cuerpo. Sentía cada centímetro de su penetración.
- ¿Qué haces? - pregunté con la voz tan calmada como pude. Se suponía que era un trío, no podía hacerle quedar mal a mi amigo pero si no se detenía ya no me iba a importar dejarlos en medio de todo.
- ¿Qué? ¿Por ahí no era?
No entendí. Pero no hizo falta que lo hicera porque Marco me mostró lo que decía. Sacó su pene de mi vagina y bajo unos centímetros. Su glande presionó mi esfínter y con un empujón lento y constante lo venció. De nuevo, estaba tan abierta que no pude hacer mucho. Para empeorarlo cuando sentí su invasión me moví y Reina al notarlo me sujetó con mucha más fuerza. El pene penetró hasta que sus bolas tocaron mis nalgas. No grité, no iba a darle el gusto y escondí mi gesto de placer entre los besos de Reina. Aunque mucho no logré, cuando Marco empezó a moverse yo ya gemía a viva voz.
Fue la noche de mi amigo. Comenzó a sacar y a meter su verga en los cuatro agujeros que tenía a su disposición. Sacaba y metía lentamente. Debía de estar en las últimas pero de seguro no quería terminar aún. Y no lo hizo. Prolongo la situación por bastante tiempo. Mis tetas y mis labios ya estaban muy rojos de tanto ser besados por Reina. Marco pasaba de su culo a su vagina para pasar a mi vagina y a mi culo. Luego subía o empezaba de nuevo. A veces era aleatorio. A veces era un ano a ano y vagina a vagina. Otras veces penetraba por mucho tiempo un agujero y otras veces metía una sola vez su pene en los cuatro orificios. Yo estaba extasiada y Reina, encima mío ya no daba más.
Ya al final Marco volvió a entusiasmarse con el culo de Reina. Ella lo sufrió una vez más. Se podía decir que mi amigo si se vengó. Hasta unas lágrimas salieron de esos hermosos ojos color miel. Justo cuando los gemidos llegaban al clímax sentí una tremenda embestida.
No entendí que paso. Luego sentí el líquido caliente en mi interior. Al concentrarme sentí que mi vagina estaba ocupada, tan profundamente y tan rápido que me confundió. Pero el sentimiento del semen llenar mi vagina es inconfundible. Marco, en el último segundo había salido de Reina y me había penetrado para eyacular dentro mío. Sentía sus espasmos y su leche de hombre me llenaba.
El ganador fue él. Gimió y miró al techo. Luego se derrumbó a nuestro lado. Reina también se movió de encima. Yo estaba tan sorprendida que no dije nada y me quedé ahí con las piernas abiertas. Llevé mis manos a mi vulva y sentí como el semen ya salía y bajaba por mis nalgas.
Estaba a punto de explotar de ira cuando la lengua de Reina salvó la vida de mi amigo. Se encargó de limpiarme la vagina y su boca fue tan delicada y suave amainó mi enojo. Disfruté mientras ella se comía el semen de su ex de la vagina de otra chica.
- Aquí también queda - protesto Marco acostado al lado mío, sujetándose el pene medio flácido - Ayuda un poco a Reina, Eli.
"Ayuda un poco a Reina, Eli". Lo dijo tan natural que mi sangre hirvió de rabia. Que la ayude. Se pasó del límite. Me folló, eyaculó dentro mío, me penetró por la puerta trasera y ahora me pedía que ayude a limpiarlo con mi boca. Estaba a punto de cometer un asesinato. Pero un sentimiento frío me sujetó. Las tenazas de la venganza. Ahora comprendía el sentimiento de Marco y sus ansias, su conducta y sus acciones ahora eran cristales transparentes para mí. Yo actuaría igual, aún no sabía cómo, pero lo haría.
Por ahora, que ganara. Mientras mal alto vuelan después más fuerte caen. No le respondí nada pero me dirigí a su verga. Reina ya estaba del otro lado. Sujeté su miembro y Marco me miró con sorpresa, casi con miedo.
Me vangaría. Sí. Pero no ahora. Abrí la boca y metí el pene, que serpenteó hasta mi garganta. Tragué el semen y los fluidos de ambas y cuando pasé la verga a Reina estaba limpio. Mientras ella chupaba yo bajé a sus testículos y los chupe. Estuvimos las dos chupándole el pene por un tiempo.
Sí, me vengaría. Y Reina también entraba en mis planes.

1 comentarios - La venganza (de mi amigo) l

stranger78
Muy buen relato me paro la verga espero este la segunda parte