Esa noche cuando llego mi marido, yo me hice la enfadada y no le dirigí la palabra en toda la noche, no quería ni siquiera que me tocara, quería reservarme para el día siguiente con mi ahijado.
Por la mañana nada más irse mi marido me metí en mi habitación hice la cama y arregle la casa rápidamente. Después entrando en mi habitación busque unas bragas negras de puntillas, pero de tiro alto como habitualmente uso y un sujetador a juego del mismo conjunto en el que a través de las puntillas se veían perfectamente mis grandes aureolas y mis pezones, ya erectos y duros por la excitación, decidí no ponerme ese día la batita y me coloqué un camisón tipo picardía que usaba algunas veces para calentar a mi marido. Era muy erótico, de color negro, cortito, con tirantes de volantes, a juego con la base también de volante, semitransparente. Podían verse mis bragas negras, y mis muslos cuando me movía rozándose uno con el otro, pero sobre todo dejaba ver con toda perfección mis dos grandes tetazas, meciéndose bajo la gasa, apreciándose hasta las aureolas donde estaban los pezones. Vestida de esta guisa esperé impaciente y muy excitada a que llegara mi joven amante, se me hizo un siglo hasta que llego Raúl. Cuando le abrí él se quedó parado mirándome y con una sonrisa en su cara.
Traía una bolsita de regalo en su mano, le invite a pasar rápido, por miedo a que pudiera verme vestida de esa forma cualquier vecino. Cuando pasó cerré rápidamente la puerta para escondernos de cualquier mirada inoportuna. Fue cerrar y él se abrazó a mí uniendo nuestras bocas y dándonos un morreo que duró al menos tres o cuatro minutos. Cuando deshicimos nuestro beso y abrazo, él sentándose en el salón me entrego la bolsa de regalo que portaba y me dijo:
“Es para ti, un regalo, a ver si te gusta”
Yo cogiéndolo le pregunte antes de abrir el paquete que venía en el interior de la bolsa:
“Gracias Raúl, ¿Qué será? Que nerviosa estoy hasta saber que es”.
Él al ver mi nerviosismo y ansiedad por saber lo que era me dijo:
“Te he comprado un tanga”.
“Pero si yo eso no lo uso, siempre uso este tipo de bragas altas, eso me parece una indecencia y debe de ser muy incómodo, tan pequeño”
“No digas que no te gusta, primero ábrelo y míralo y después veremos si te gusta. Pero de todas formas yo quiero que cuando habitualmente estés conmigo sigas usando las bragas que habitualmente usas, esas bragas grandes y altas que ahora tienes puesta me excitan más que las pequeñas y que los tangas como el que te acabo de regalar. Este tanga te lo he regalado para que lo uses en las ocasiones que yo te diga, que no tardando mucho van a ser más veces que las que tú piensas. Pero conmigo quiero y te lo vuelvo a repetir que te sientas a gusto y quitando esas ocasiones, quiero que sigas usando tus bragas tradicionales”.
Yo al decirme esto, pensé que me las había comprado para esas ocasiones en que quisiera excitarse viéndome con prendas pequeñas que enseñaran más partes de mi cuerpo que ahora con las tradicionales mías podía mostrarle y entonces le dije:.
“Está bien, de acuerdo, me le pondré en las ocasiones que tú me digas, y probaremos a ver qué pasa…”
Raúl al oírme decir esto me pregunta:
“¿Te lo quieres probar? “
“Sí, desenvuélvela por favor.”
Él rompe el papel donde está envuelta la prenda y me la entrega. Era un tanga muy pequeño de muselina, de color beige, con la delantera muy estrecha y las gomas laterales y traseras muy finas. Lo desplegué para verlo. Y pensé, se ha gastado el dinero el pobre para nada, pues me va a estar pequeño , pero es una prenda muy sexy por su transparente y estrecha delantera y por la fina tira trasera, una tira tan fina como un hilo y entonces le dije:.
“Qué chulo, muy erótico, jajaja, nunca me he puesto una cosa tan sexy, igual me queda algo pequeño”
“Mis amigas son las bragas que usan y dicen que son muy cómodas”
“¿Por qué no te lo pruebas? “.
“Sí, me lo voy a probar al dormitorio, espera”.
Y cuando me iba a encaminar para el dormitorio me dice:
“Para que te vas a ir al dormitorio, si estamos solos y si es por pudor a que te vea desnuda, ya es tarde pues ayer y el día anterior te he visto como Dios te trajo al mundo. Además te puedes mirar en este espejo que tienes puesto encima de ese mueble alejándote un poquito de él en el centro del salón estoy seguro que te podrás ver reflejado en él todo tu cuerpo”.
Yo nerviosa, dudo en hacerle caso o irme a mi cuarto, pero el morbo y el quererle excitar me arrastra hacía la imprudencia, y me bajó mis grandes bragas dejándolas sobre uno de los sillones y me colocó el tanga que mi ahijado me ha regalado. Me miro al espejo y veo que me queda excesivamente pequeño, pero para complacerle a Raúl me lo quedó puesto. Y cuando me voy a poner el salto de cama encima él me dice:
“No no lo hagas quiero verte así. ¿Qué tal?, ¿qué te parece, es verdad que son cómodas?”
Yo le contesto girándome para que me vea él por detrás:
“Me parece bien, es cómodo, pero quizás una talla más”
Mi ahijado no quitaba los ojos de mí y me dice:
“Te queda muy bien, el culo con lo bonito que lo tienes te lo realza y se te ve mejor, es estupendo”
Yo me miraba en el espejo y veía el tanga, casi del mismo color que mi piel. Aun siendo pequeño de por sí esta prenda, yo creo que él me había cogido una o dos tallas aún más pequeñas, pues lo tenía muy apretado en las carnes, con las tiras laterales hundidas en la piel. Por delante, la parte delantera del tanga no me cubría casi nada, abarcaba apenas una tercera parte de todo mi triangulo velloso, los pelillos sobresalían por los laterales y la parte superior del mismo y transparentándoseme toda la rajita, con el vello apretujado contra la gasa de la prenda y apreciándose perfectamente mis carnosos y gordos labios vaginales. No sé porque al ver a mi ahijado mirándome tan directamente a mi entrepierna y sentirme, aún sin estarlo, completamente desnuda me subió un calor a mi cara que hizo que mis mejillas se sonrojaran por el rubor que sentía.
Yo entonces para evadirme un poco de la vergüenza que sentía al estar con esa prenda puesta le dije:
”¿Qué te parece?”
Y rápidamente me contesta:
“Uff… Te queda muy bien. Estás muy guapa…”
“Un poco erótico, ¿no?”
“Date la vuelta.”
Obedecí los deseos de mi ahijado y me giré dándole la espalda, exponiendo a sus ojos la parte trasera de mi cuerpo. Yo mire hacia atrás con mi cabeza para ver la expresión de Raúl y al hacerlo vi reflejado en el espejo mi culo, el cual me parecía más grande de lo habitual al igual que mis nalgas. Llevaba la fina tira hundida en el fondo de la raja de mi culito y daba la sensación de que estaba completamente desnuda. Los muslos de las piernas se rozaban y entre las piernas se me distinguía la densa mata de vello del coño. Yo me giré un poco deprisa, para que el no siguiera viendo mi parte trasera desnuda, provocando un serio vaivén en mis grandes tetas aunque estaban dentro de mi sujetador. No pude dejar de mirar la entrepierna de él, estaba sentado y abierto de piernas y con su mano se acariciaba el bulto que formaba su sexo, era un buen bulto bastante grande, debía estar a punto de reventar su polla. Mi exhibición ante él había hecho que se le pusiera de esa forma, lo que quería decir que estaba muy excitado contemplándome casi desnuda y con esa prenda puesta. Entonces le dije:
“Si me viera mi marido así, pensaría que soy una putita…“
“Una putita muy guapa. Anda, ven, siéntate aquí a mi lado”.
Yo le hice caso y dando unos pasos me acerqué hacía el sofá donde él estaba sentado, al hacerlo mis tetas brincaron hacía arriba y hacia abajo rozándose una con la otra, esto le debió de gustar, pues al verlo puso una sonrisa pícara en su cara. Yo hice como si no me hubiera dado cuenta y como un poco cortada para que él piense que estaba un poco cohibida ante él y no pensara que después de lo de ayer todo era bueno y que todo valía. Al llegar me senté a su lado y vi como Raúl miraba mis tetas y bajaba con su vista hasta mi entrepierna cubierto mi sexo con el tanga transparente. Me pasó un brazo por los hombros y me acercó hacia él cariñosamente y me dijo:
“Anda, ven, cuantas ganas tenía de estar contigo, se me han hecho estas horas desde que te deje ayer hasta ahora larguísimas y no he dejado de pensar en ti ni un momento, madrina”.
Yo recosté mi cuerpo contra el costado de él, apoyando mi cara en su hombro y sin darme cuenta, por la posición en que me había colocado, mis tetas se posaron sobre su cuerpo, una sobre su barriga y la otra tocando con mis ya duros y gordos pezones una de sus axilas. Raúl entonces acercando su boca a mi cabeza me dio un beso cariñoso y suave sobre mi cabello que caía a lo largo de su hombro. Yo entonces le pase una de mis manos por su pecho y a la vez que le acariciaba sus pectorales duros por el deporte que hacía, le dije:
“Mi niño, no has sido tú solo al que se le ha hecho largo la espera, yo he estado toda la noche muy nerviosa y apenas he podido dormir deseando que llegara pronto esta hora. Te he echado mucho de menos estas horas desde que te marchaste ayer. Te podías haber quedado a comer, pues luego mi marido no vino, me dio una rabia que te hubieras ido, con lo bien que estábamos.”
Entonces mi ahijado con su mano fue deslizándola por todo mi brazo, pasándola luego a mi espalda para llegar con ella acariciándome la parte baja de la misma , ya ceca de mi cintura.
Yo volví mi cara hacía él y nos miramos ambos a nuestros ojos con mucha intensidad y lujuria. Yo continuaba acariciándole su pecho y de vez en cuando su cara y en estos movimientos mis tetas le iban rozando por encima de todo su cuerpo haciendo que él cada vez se fuera excitando más. Al estar tan cercas nuestros alientos se mezclaban llegándonos a cada uno el aire caliente de los mismos. Nuestras ganas de uno por el otro hicieron que nuestras bocas se fueran acercando una a la otra hasta que al final nuestros labios se unieron en principio muy suavemente para acabar besándonos. Yo quise hacerle sufrir un poco y no abría mi boca, pero Raúl insistía hasta que al final consiguió hacerme abrir mi boca (cosa que estaba deseando) y metiendo su lengua dentro de mi boca consiguió enrollarla con la mía fundiéndonos en un apasionado beso proporcionado por la pasión morbosa del momento. Cuando deshicimos nuestro beso el no pudo por menos que decirme:
“Te quiero Maribel, y te he querido siempre”
Yo como una colegiala enamorada le digo:
“Y yo a ti, mi niño”
Entonces él comenzó a besarme el cuello al tiempo que llevando su mano a mi espalda, me desabrocho el broche de mi sujetador, cogiendo esta prenda con una de sus manos y colocándola encima del sofá, saltando mis grandes cantaros al exterior, bamboleándose arriba y abajo y a los lados por el movimiento realizado al sacarlos de la prenda que acababa de quitarme. Él siguió bajando su cabeza hasta mis tetas, las cuales agarro con fuerza metiendo su cabeza entre ellas, yo creía estar en un sueño y sería ridículo negar que estuviera disfrutando con lo que aquel muchacho de 18 años estaba haciendo conmigo. Siguió bajando su cabeza hasta llegar al tanga con la intención de bajármele y quitármele. Pero yo le agarre su mano haciéndole soltar el fino hilo de la nueva prenda e impidiéndole de esta forma que lo hiciera. Quería estar un poco más con esa prenda puesta para hacer que sus ganas por mi y su calentura aumentaran si eso aún era posible. Trato de bajármelas pero yo agarre ambos lados y saque fuerzas para pedirle que parara. Mi ahijado me miró y con una media sonrisa y con cara de ruego me dijo:
“Te deseo, Maribel, te deseo tanto, eres la mujer que más deseo, por favor déjame continuar… “
No sé qué me paso que al oírle decir esto, solté su mano y le deje que siguiera. Era la primera vez de las muchas que luego vendrían que me dejaba convencer y sucumbía a lo que aquel niño, me pidiera y dejar hacerle todos sus caprichos y antojos. Raúl me bajó el tanga de un solo tirón y lo dejó caer al suelo. Luego llevo su mano a mi almejita y pasándola por encima de mis labios vaginales suavemente, me hizo vibrar de placer al sentir la palma de su mano sobre esta parte tan sensible de mi cuerpo, y al hacerlo me dijo:
“Estas muy caliente madrina, estas completamente mojada y me encanta que sea así. No te lo dije ayer pero me gusta mucho tu coñito y sobre todo con los pelitos como los tienes, pues a mí me encantan las mujeres con su coño lleno con abundantes pelos igual que tú lo tienes, madrina”
Dicho esto ayudándose de sus dos manos, las puso sobre la parte interna de mis muslos y me hizo abrir todo lo que pude mis piernas quedando mi almeja expuesta y abierta ante su vista. Él entonces se levantó del sofá y colocándose de rodilla entre mis piernas y deslizando sus manos por mis muslos, acariciándome el interior de los mismos. Antes de que yo pudiera reaccionar metió su cara entre mis piernas y con su boca fue pasando su lengua por todo lo largo de mis muslos hasta que llego con su boca a mi rajita y comenzó a pasar rápidamente sus labios por mi pubis y rajita para llegar a donde empiezan mis piernas entreteniéndose en pasar su lengua por la unión de mis ingles que me chupaba y besaba pasando de una a otra y de arriba abajo rozando con su barba al hacerlo todo mi sexo. Me estaba devorando literalmente mi coño, aquello era nuevo para mí, mi esposo que era incluso más conservador que yo, jamás me había comido el coño y yo a él su polla, de hecho alguna de mis amigas solía gastarme bromas con aquello diciéndome que no sabía lo que me perdía y aquel día comprendí que tenían razón. Esta caricia me estaba excitando muchísimo y volviéndome loca. Sin poder evitarlo el gusto que Raúl me estaba dando me fue en aumento y yo estaba desatada, abría las piernas inconscientemente para que pudiera llegar mejor a todos los rincones de mi sexo y él continuaba y lo aprovechaba para hacerme vibrar de placer. Esto hizo que yo no pudiera reprimir mis gemidos y no pude por menos que exclamar:
“Uuummm, que delicia, que placeeer me haces sentir con tu lengua mi amooor… siiii sigue asiii…”
Él entonces mira mi coñito y lo ve todo mojado y brillante por la excitación y el placer que me está proporcionando. Entonces suavemente me aparta los labios de mi coñito y mira los labios internos a los que acerca su lengua y me los chupa suavemente subiendo a través de ellos hacía arriba hasta que encuentra mi clítoris excitado, pero aún escondido bajo mi prepucio. Esto me hace vibrar de placer. Él a su vez coge uno de sus dedos y llevándoselo a su boca se lo moja y tras dejar de acariciar con su lengua mi clítoris, acerca este dedo y comienza acariciármelo hasta conseguir que mi clítoris vaya saliendo por la excitación. Yo estoy alcanzando un estado de excitación muy alto, Raúl me está haciendo subir al séptimo cielo con su extraordinaria comida de coño. Yo empujo mi pelvi hacía fuera del sofá, quiero sentir su boca dentro de mi coño, estoy muy caliente. El sabiendo como estoy deja de chupar mi clítoris y vuelve a bajar a los pliegues de mi almeja, y esto lo hace muy pausadamente. Pero yo quiero más y necesito que me coma el coño con fuerza y ganas, quiero que su lengua y boca se coma literalmente mi coño. Entonces pone sus labios en la superficie de mi raja, me la besa suavemente y después más fuerte y con su lengua me va separando los labios de mi chocho, cuando ha logrado abrirlos hace correr su lengua arriba y abajo entre las capas de carne de mi coño, yo no aguanto más y le grito:
“Siiiii, siiiii… asiiii… asiiii… que placer me estas dandooo… es la primera vez que alguien me come mi coñooo y estooo es fantasticooo… me vuelve locaaa… como tú lo estas haciendooo… aaaahhhh… cometelooo… cometelooo… yaaaa… me estas matandooo de placeeerrrr…”
Yo con mi calentura he cerrado un poco mis piernas, él entonces las separa un poco más con sus manos. Mete su lengua en el interior de mi vagina traspasando mis labios mayores y menores, comienza un mete y saca con ella como si me estuviera follando. Esto es lo más no se cuánto voy a poder resistir sin correrme, necesito que me coma o toque mi clítoris y le digo:
“Raúúúl… aaaahhhh… cometeee mi clitoriiis tocamelooo, quiero que te le comaaass… aaaahhhh me estas volviendo locaaa…”
Él al oírme lleva su lengua hasta la parte superior de mi raja y comienza a jugar con ella sobre mi clítoris, esto hace que me dé como un calambre y levanto en un acto reflejo mi pubis hacía su boca. Él me le chupa más fuerte y me le presiona haciendo fuerza con su boca hacia mi pelvi y comienza a mover su lengua rápidamente y a succionar fuerte mi botoncito mi perla del placer, esto hace que mis piernas se tensen y comiencen a temblar. En ese momento mete dos de sus dedos en mi coño y comienza un movimiento de mete y saca con ellos como si me estuviera follando con su polla, esto hace que me vuelva loca de placer y estoy a punto de correrme, me va a llegar el orgasmo. Pero él sabiéndolo, quiere hacerme sufrir, y hace como si no se diera cuenta y entonces coge y colocando sus labios formando como una O toma todo mi clítoris de nuevo con su boca y comienza a chuparme muy suave. Me mira a mi cara, el cabrón quiere ver mi cara de placer y de perra salida que debo de estar poniendo. Al ver la cara que pongo comienza a chuparme más fuerte, más fuerte y a la vez sin dejar de follarme con sus dedos, yo no aguanto más y comienzo a correrme, dando gritos y soltando palabras soeces como fruto de la excitación que estoy sufriendo. Pero él no deja de chuparme y yo estoy como loca por el placer que siento, quiero sentirle más cerca aún y subo mi pelvis hacía arriba cuando me llega el orgasmo y él acompaña su boca a mis movimientos, sin dejar de chupar ni de mover sus dedos dentro de mi coño, y no aguantando más le comienzo a gritar:
“¡No pares! ¡no pares! ¡No pares! ¡no pares nunca cabron… sigueee… sigueeee… me mataaasss, me corrooo… aaahhh… uuuummm que placeeerrrr… me estoyyy corriendooo… me estoyyy… corriendoo… sigueee… sigueee… chupandomeee… tragateee todaaasss misss correduraaasss… Miiis jugooosss… soyyy tuyaaa, tuyaaa para siempreee… mi amooorrr… quiero seeerrr tuuuyaaa por completooo mi niñooo haz conmigo lo que quieraaasss… siiiii… quiero ser siempre tuyaaa… siiii… raúúúl… tuuu… esclavaaa… tuuu mujeeerrr… lo que tuuu quieraaas que seaaa… me estaaas volviendo locaaa…”
Pero mi ahijado aun viendo mi orgasmo no deja de chuparme y comerme mi clítoris. Sigue castigándomele, ahora presiona su lengua contra el lado inferior de mi perla del placer cubriendo con sus labios la parte superior, y mete su lengua moviéndola hacia dentro y hacía fuera de mi coño y aprovecha a sacar sus dedos que aún tenía metido dentro de mí y de nuevo me provoca otro orgasmo, y otro. Así me tiene un buen rato sin apartarse de mi sexo haciendo que enlace un orgasmo tras otro y él se va tragando todos mis flujos y líquidos que en ese momento estoy echando como si fuera un grifo, no puedo más y sigo gritando de placer:
“¡Qué bien me lo comees! ¡Jodeer, Raúl, mi amor eres una máquina con la lengua! ¡¡Ahhhh! ¡Mmmm! Mi niñooo ¡Cómo me estás comiendooo el coño, cabrón! Qué bieeeennn me lo comeeesss… ¡Joder, cariñooo… paraaa… paraaa… no puedo maaasss ¡Me matas! ¡Dios mío! ¡Me estás destrozandooo!”
Él entonces va bajando poco a poco el ritmo de su mamada y con sumo cuidado va tragándose todos mis jugos, hasta que consigue que yo me vaya calmando y quede completamente destrozada espatarrada encima del sofá.
Entonces él se levanta y comienza a desnudarse, tras estar completamente desnudo, le miro y observo que su polla está completamente erecta y dura como si estuviera a punto de reventar. Acerco mi mano a ella y comienzo a tocársela, cierro mi mano sobre ella y comienzo un movimiento de arriba y abajo masturbándole y viendo como a él le produce placer. Noto por el palpitar de su miembro en mi mano que está cerca su orgasmo, quiero hacerle venir, quiero que goce lo mismo que yo he gozado y comienzo a mover mi mano con más ritmo. Cuando estoy en esto, el me agarra por mis axilas y dando un tirón fuerte de mi, me levanta del sofá haciendo con ello que tenga que soltarle su polla y me deja caer en el suelo, el cual siento el frio en mi culo y cuando me tiene sentada en el suelo me dice:
“Túmbate y ábrete bien de piernas pedazo de puta, me tienes a cien y quiero follarte, quiero follarte como ayer y no me digas que me ponga preservativo estés o no en tus días fértiles, porque no me lo voy a poner.”
Yo como hipnotizada hacía todo lo que él me decía. Me tumbe boca arriba con mi espalda posada en el frio suelo y me abrí todo lo que pude de piernas. La verdad es que estaba muy excitada y ese día no me había dado ningún afrodisiaco a tomar y sin embargo estaba tan excitada como cuando me le dio. El probarme el tanga delante de él y la comida de coño que me había hecho me había puesto así de caliente. Él entonces se puso de rodilla entre mis piernas y cogiéndome las dos piernas por mis tobillos se las puso encima de sus hombros, quedando mi sexo un poco alzado y justo preparado para que él pudiera penetrarme con toda la facilidad del mundo. Entonces él coge su erecta polla y me la acerca a mi coñito y comienza a pasármela de arriba abajo y de abajo arriba a lo largo de todos mis labios vaginales. Cuando llega a mi excitado clítoris juega con la cabezota de su polla en él, sacándome gemido entrecortados de placer:
“Aaaahhhh… ooohhh que placeerrrr mi niñooo como me gusta estoo, asiii, asiiii, sigue, sigue por favor, no te entres todavía estate un ratito más así mi amoorrr”
El me hace caso y continua así un ratito más haciendo que yo comience a derramar jugos y consiguiendo mojarme totalmente de nuevo. Cuando decidió que era suficiente, se tumbó encima de mí y de un solo golpe me la clavó. Ahogué un grito de placer, y me dejé follar por mi ahijado. Él se agarró a mis dos melones y como si fueran un soporte me los agarro con fuerza cada uno con cada una de sus manos y tirando de ellos comenzó un frenético mete y saca de su pollón en mi coño, que aun doliéndome muchísimo mis pechos por los tirones que daba de ellos, me hizo subir al infinito de placer. Parece mentira que un niño, pues por su edad prácticamente es lo que era, pudiera tener esa pericia follando a una mujer madura y con 26 años de casada encima. Me estaba follando con fuerza, casi con violencia, como hacía años que nadie me follaba. Estábamos los dos fuera de sí dando gritos de placer y aunque vivo en un chalet con parcela alrededor, tuve miedo a que nuestros gritos los pudieran escuchar los propios vecinos. Pero ya nada podía detenerme, estaba fuera de mí, loca de excitación, oyendo cómo mi ahijado me decía:
“Puta golfa, ¿te gusta, te gusta cómo te folla tu ahijado? ¿Te gusta como lo hago? Dímelo, quiero que me lo digas puta, si puta porque a partir de ahora es lo que serás , primero serás mi puta y después te convertiré en puta profesional para que los demás también puedan gozar de este maravilloso cuerpo que posees perra , puta que aunque no lo creas es lo que eres”
Él entonces dejando de hablar e insultarme bajó su cabeza a mis pechos, pero sin soltarlos de sus manos y continuando apretándomelos y comenzó a chupar y mordisquear con gula. Así estuvo un rato hasta que sacando la cabeza de entre mis tetas y mirándome fijamente al tiempo que me sonreía busco con su boca la mía y nos fundimos en un apasionado beso, dando con ello el comienzo de una pasión desmedida. Comenzamos a besarnos locamente, apretando fuertemente los labios, uniendo y enrollando nuestras lenguas, babeando, comiéndonos el uno a la otra y procurando que cada lengua penetrara en lo más profundo de la boca del otro. La pasión dio paso al delirio, besándonos ahora a mordiscos arrebatadores, mordiscos mezclados con jadeos. Yo entonces lleve mis manos hasta el culo de Raúl y lo apreté contra mí, fuerte como un toro, movía su cadera arriba y abajo penetrándome por completo. Me besaba con pasión como si fuéramos dos jóvenes amantes y a mí me volvía loca de placer, deseaba en esos momentos que aquello durará toda la vida. Y no me importaba que me llamara puta y que me dijera que era su puta, porque en realidad lo deseaba y quería ser suya por completo. Él seguía empujando su polla dentro de mi coñito con pasión a la vez que me preguntaba:
“Te gusta madrina, te gusta, estas disfrutando con tu ahijado, dímelo, dímelo, quiero que me lo digas pedazo de puta. Estoy a punto de llegar, dímelo, dímelo, Maribel, puta quiero que me digas que deseas que te folle siempre , que siga follándote y que de ahora en adelante serás mía , dime que te folle, golfaaa”
Yo también fuera de mi y muy salida le gritaba:
“Si, si me está gustando cariño, sigue, sigue ¡Cabrooon, no pares!... ¡no paaares!... ¿Qué me haces mi niño, qué me haaaces?... Aaaah, ah, ah, aah, aaaaah! Siiii sii quiero que me folles siempre, sigue, sigue por favor, sigue follándome, quiero que te corras ya dentro de miii, por favooorrr correteee yaaaa… cabrooonn necesito sentir tu leche llenándome mi vaginaaa…”
Y él seguía diciéndome y preguntándome:
- ¿Vas a ser mi puta de aquí en adelante, madrina? ¿Vas a ser mi guarra para follarte cuando quiera?
Y yo fuera de mí sin saber siquiera lo que le decía, le contestaba:
“Sí mi niño, síiii... lo que tú quieras Raúl, pero no paaares, por Dios, no pareeesss, sigueee, sigueee quiero que te corras yaaaa”.
Él entonces aumentó la fuerza de sus embestidas y comenzó a arquear su espalda hacia atrás y los músculos de sus nalgas se tensaron. Y explotó dentro de mí, comenzando a depositar toda su leche hirviendo en mi coñito al tiempo que daba un bufido como el de un toro. Sus chorros eran intensos, calientes e interminables e hicieron que yo comenzara a correrme una vez más totalmente descontrolada por el placer. Conté como derramaba sus chorros sintiendo cada uno de ellos, dos, tres, cuatro chorros... y así hasta ocho pude llegar a contar, pues luego perdí la cuenta de los demás por la intensidad del placer que sentía. Yo notaba palpitar esa maravillosa polla de mi querido ahijado, una vez y otra y otra dentro de mi coño que se había vuelto como si estuviera hambriento de su polla. Yo no pudiendo más le gritaba:
“Aaaahhh... noto tu semen... te estás corriendo en mí... Aaaahhh, sí cariño, ahhh... y no veas que corrida, ahhhh me estás llenando por completo, siento tu leche hirviendo... me corrooo...”
Él me decía:
“Aaaahhh, cómo te gusta, ¿eh? Ahhh, toma lefa... toma másss...
Y yo no sé cómo le respondía:
“Siiiii... me gustaaa, aaahhhh, que locuraaa… Siiii me vaaas a preñaaar pues no estoy tomando nada para impedirlo y estoy como sabes en mis días fértiles, pero no me importa yaaaa nadaaa, solo quiero tu lecheee… cariñooo… siiii… sssiii correteee todooo dentro de la puta y golfa de tu madrina porque eso es lo que soyyy una putaaa…”
Él entonces gritando y empujando hacía dentro de mí sexo con todas sus fuerzas a la vez que sigue corriéndose en el interior de mi coño grita:
“Ya es tarde cariño, para sácatela y correrme fuera de ti pues ya me sale, prepara el coño que estoy hasta arriba de leche. Ojala te quedes preñada madrina... Aaaahhh, qué gustazo me está dando correrme en ti... verás cómo te gusta. Ahhhh!, ¡toma!, ¡toma!, ¡toma!, ahhh, jamás me he corrido tanto. Me estás sacando hasta la última gota guarra, golfa que eres una golfa pedazo de putaaaa, ahhhh. Tenía que verte tu marido aullar así y lo que está tragando tu coño, a ver si aprende a follarte en condiciones. ¿Imaginas su cara al verte así, aquí conmigo en plena monta? “
Yo le digo:
“Dios mío, la leche que me estás echando dentro...Dios quiera que no me preñes para que no se entere mi maridooo”
Él me sigue diciendo:
“Siií, tómala toda... directamente al útero, a ver si te preño... aunque tú no quieras yo es lo que más deseo. Te hacía falta, cariño. Las mujeres con unas almejitas tan hermosa y caliente como la tuya necesitan que las follen bien, en su casa o fuera de ella. A ti viendo lo caliente y lo que gozas follando, aunque no lo creas pues nunca te han follado como yo lo estoy haciendo ahora y por eso te he sacado la calentura que llevas dentro, habría que llenarte el coño de leche varias veces al día para dejarte satisfecha... aaahhhh. Quiero que seas mi putita... ¡Aaahhhh! Dime que me dejarás follarte bien duro y llenarte entera de leche cada vez que quiera... dime que lo harás... Aaaahhhh”
“No sé... me moriría si mi marido se enterase de esto... pero si quiero que me sigas follandooo pero con mucho cuidadoo para que él no se llegue nunca a enteraaar… seee… si lo hacemos asiiii podrás tenerme siempre que quieraasss mi amooor.”
Me contesta:
“Tú tranquila que no tiene que saber nada. Tu marido confía en mí y por ahora estate tranquila que no se enterará. Otra cosa es si te quedo preñada... pues si no quieres que se entere tendrás que engañarlo haciéndole creer que la barriga te la ha hecho él”
Diciendo esto acabó entre jadeos incontrolados y convulsiones su corrida dentro de mí llenando todo mi coño con su abundante semen. Tras acabar de correrse dentro, dejo caer su cuerpo sobre mí. Su polla seguía estando en mi interior depositando en mis entrañas hasta la última gota de semen que había en sus pelotas, Raúl me besaba mientras yo todavía sentía como las últimas gotas entraban en mí. Después se bajó de encima de mí sacando su hermosa herramienta de mi cuerpo, a los pocos minutos cuando su polla ya estaba casi totalmente fláccida y se tumbó junto a mí. Permaneciendo los dos cuerpos sudados pegados uno junto al otro descansando del tremendo esfuerzo que habíamos realizado y así estuvimos un tiempo. Mientras esto duró me hizo permanecer con mis piernas bien abiertas y dejando que salieran la mezcla de su semen con mis jugos a lo largo de mi coño y muslos hasta que llagaban al frio suelo donde estábamos tumbados. Era el mejor polvo que me habían echado en años. Se acercó más a mí jadeando aún, por el cansancio y cogiendo mis pechos con sus manos me los apretó hasta hacerme daño y quedármelos marcados y me dijo:
"A partir de ahora vas a ser mi puta, ¿me oyes madrina?"
Yo estaba demasiado satisfecha y excitada para negarme a lo que él quería y sin saber lo que le decía le conteste, pegando todo lo que pude mi cuerpo al suyo y acercando mi boca a su cara para besarle:
"Sí… sí… seré lo que tú quieras mi amor"
Él me seguía diciendo:
"Tengo muchos planes para ti, ¿sabes?”
Yo asentía, loca de excitación, sin darme cuenta ni pensar en las consecuencias de lo que él me estaba diciendo y proponiendo.
Luego me dijo:
“Y para empezar como buena puta, chúpame mi polla, quiero que me la quedes bien limpia y te tragues todo lo que chupes de ella”.
Yo que nunca había tenido una polla en mi boca pues nunca se lo había hecho a mi marido (y hasta ahora era con el único hombre con el que había estado y tenido relaciones sexuales) y como hipnotizada por su palabras baje con mi boca hasta su entrepierna. Pero no me la metí en mi boca sino que comencé a pasarle mi lengua despacio a lo largo de todo su duro tallo de carne, sintiendo en mi lengua el sabor de la mezcla de nuestros fluidos de los cuales estaba impregnada y como él me dijo fui tragándome todo lo que le iba quitando de su hermosa herramienta. Mientras yo le hacía esta caricia y limpieza con mi lengua, el acariciando mis cabellos con cariño me decía:
“Métetela en la boca y chúpala entera, Maribel, chúpala”
“No, Raúl, estoy muy caliente y te lo haría, pero nunca lo he hecho y no lo voy hacer ahora, pues siempre tanto Pepe como yo hemos considerado que es una guarrería y por eso no lo practicamos. Si quieres sigo limpiándotela con la lengua, pero chupártela, me da asco y nunca lo he hecho”.
Él un poco contrariado me contesta:
“Eso no vale yo te he comido antes tu coño y entonces no te ha parecido que eso fuera una guarrería y tampoco lo habías hecho nunca con tú marido y ahora esto sí es una guarrería, pero bueno vale no lo hagas. Está bien, por ahora basta con lo que estás haciendo madrina, no quiero que te enfades y se acabe todo. Pero vete acostumbrando a esto y mucho más porque tu coño va a ser mío siempre que quiera. Me pasaría la vida follándote, nunca he conocido una mujer tan guarra y cachonda como tú Maribel, tú has nacido para follar y conmigo es lo que harás”
Después con mucho cuidado y delicadeza, me hizo parar en mi lamida y levantándose del suelo, cogió su ropa y comenzó a vestirse. Yo entonces un poco decepcionada le dije:
“Raúl ¿Ya te vas?, ¿te has enfadado porque no te la he chupado?, si es por eso lo hago aunque me cueste hacerlo, por favor no me dejes así te deseo y quiero estar más contigo. Hoy no viene Pepe, mi marido a comer, podemos aprovechar a estar juntos y amándonos por lo menos hasta las seis de la tarde. Llama a tu madre y dila que no irás a comer, que comes con unos compañeros de universidad y así te quedas conmigo, mi amor, por favor, te necesito y te deseo muchísimo”
Él continuando vistiéndose, me dice:
“No madrina, bueno en parte si es por eso pero aparte de ello me tengo que ir, de modo que por hoy ya has tenido bastante. Tengo que irme y mi madre me espera y si sigo contigo probablemente se enfade al no poder contentarla, pues como tú, ella también necesita de mi polla. A partir de mañana vendré a la misma hora todos los días para que gocemos de nuestros cuerpos mi puta. Porque eso es lo que eres desde ahora madrina, mi puta y una verdadera puta complace a su hombre en todo lo que le pida, piénsalo de ahora hasta mañana que vuelva.”
Acabó de vestirse y dándome un beso en mi boca y pasando una de sus manos por mi ardiente coño y la otra agarrando con fuerza una de mis tetas, se despidió saliendo de la habitación, dejándome tendida desnuda y espatarrada en el suelo, toda sudada y con mi culo sentada sobre el charco que los jugos que salían de mi coño habían formado. Sus últimas palabras me hicieron pensar y temer que aquello hubiera sido un ultimátum velado, de si quería seguir gozando con él tendría que complacerle en todo lo que me pidiera o si no todo se acabaría. La verdad es que no quería ni deseaba que todo se acabará, de modo que rápidamente para mi me dije, de ahora en adelante le complaceré en todo. No tenía que darle más vuelta en todo el día lo acababa de decidir, quizás por lo caliente que en esos momentos estaba. Aunque había sido el mejor polvo que nadie me había echado en mi vida (la verdad es que no tenía mucho con que comparar, pues solo me había follado en toda mi vida mi marido y ahora Raúl), tuve que aliviar mis ganas de sexo y de estar con mi ahijado masturbándome con fuerza hasta correrme. Tras lo cual me di una ducha con agua más bien fría para poder aplacar por completo mi calentura.
Continuará...
Por la mañana nada más irse mi marido me metí en mi habitación hice la cama y arregle la casa rápidamente. Después entrando en mi habitación busque unas bragas negras de puntillas, pero de tiro alto como habitualmente uso y un sujetador a juego del mismo conjunto en el que a través de las puntillas se veían perfectamente mis grandes aureolas y mis pezones, ya erectos y duros por la excitación, decidí no ponerme ese día la batita y me coloqué un camisón tipo picardía que usaba algunas veces para calentar a mi marido. Era muy erótico, de color negro, cortito, con tirantes de volantes, a juego con la base también de volante, semitransparente. Podían verse mis bragas negras, y mis muslos cuando me movía rozándose uno con el otro, pero sobre todo dejaba ver con toda perfección mis dos grandes tetazas, meciéndose bajo la gasa, apreciándose hasta las aureolas donde estaban los pezones. Vestida de esta guisa esperé impaciente y muy excitada a que llegara mi joven amante, se me hizo un siglo hasta que llego Raúl. Cuando le abrí él se quedó parado mirándome y con una sonrisa en su cara.
Traía una bolsita de regalo en su mano, le invite a pasar rápido, por miedo a que pudiera verme vestida de esa forma cualquier vecino. Cuando pasó cerré rápidamente la puerta para escondernos de cualquier mirada inoportuna. Fue cerrar y él se abrazó a mí uniendo nuestras bocas y dándonos un morreo que duró al menos tres o cuatro minutos. Cuando deshicimos nuestro beso y abrazo, él sentándose en el salón me entrego la bolsa de regalo que portaba y me dijo:
“Es para ti, un regalo, a ver si te gusta”
Yo cogiéndolo le pregunte antes de abrir el paquete que venía en el interior de la bolsa:
“Gracias Raúl, ¿Qué será? Que nerviosa estoy hasta saber que es”.
Él al ver mi nerviosismo y ansiedad por saber lo que era me dijo:
“Te he comprado un tanga”.
“Pero si yo eso no lo uso, siempre uso este tipo de bragas altas, eso me parece una indecencia y debe de ser muy incómodo, tan pequeño”
“No digas que no te gusta, primero ábrelo y míralo y después veremos si te gusta. Pero de todas formas yo quiero que cuando habitualmente estés conmigo sigas usando las bragas que habitualmente usas, esas bragas grandes y altas que ahora tienes puesta me excitan más que las pequeñas y que los tangas como el que te acabo de regalar. Este tanga te lo he regalado para que lo uses en las ocasiones que yo te diga, que no tardando mucho van a ser más veces que las que tú piensas. Pero conmigo quiero y te lo vuelvo a repetir que te sientas a gusto y quitando esas ocasiones, quiero que sigas usando tus bragas tradicionales”.
Yo al decirme esto, pensé que me las había comprado para esas ocasiones en que quisiera excitarse viéndome con prendas pequeñas que enseñaran más partes de mi cuerpo que ahora con las tradicionales mías podía mostrarle y entonces le dije:.
“Está bien, de acuerdo, me le pondré en las ocasiones que tú me digas, y probaremos a ver qué pasa…”
Raúl al oírme decir esto me pregunta:
“¿Te lo quieres probar? “
“Sí, desenvuélvela por favor.”
Él rompe el papel donde está envuelta la prenda y me la entrega. Era un tanga muy pequeño de muselina, de color beige, con la delantera muy estrecha y las gomas laterales y traseras muy finas. Lo desplegué para verlo. Y pensé, se ha gastado el dinero el pobre para nada, pues me va a estar pequeño , pero es una prenda muy sexy por su transparente y estrecha delantera y por la fina tira trasera, una tira tan fina como un hilo y entonces le dije:.
“Qué chulo, muy erótico, jajaja, nunca me he puesto una cosa tan sexy, igual me queda algo pequeño”
“Mis amigas son las bragas que usan y dicen que son muy cómodas”
“¿Por qué no te lo pruebas? “.
“Sí, me lo voy a probar al dormitorio, espera”.
Y cuando me iba a encaminar para el dormitorio me dice:
“Para que te vas a ir al dormitorio, si estamos solos y si es por pudor a que te vea desnuda, ya es tarde pues ayer y el día anterior te he visto como Dios te trajo al mundo. Además te puedes mirar en este espejo que tienes puesto encima de ese mueble alejándote un poquito de él en el centro del salón estoy seguro que te podrás ver reflejado en él todo tu cuerpo”.
Yo nerviosa, dudo en hacerle caso o irme a mi cuarto, pero el morbo y el quererle excitar me arrastra hacía la imprudencia, y me bajó mis grandes bragas dejándolas sobre uno de los sillones y me colocó el tanga que mi ahijado me ha regalado. Me miro al espejo y veo que me queda excesivamente pequeño, pero para complacerle a Raúl me lo quedó puesto. Y cuando me voy a poner el salto de cama encima él me dice:
“No no lo hagas quiero verte así. ¿Qué tal?, ¿qué te parece, es verdad que son cómodas?”
Yo le contesto girándome para que me vea él por detrás:
“Me parece bien, es cómodo, pero quizás una talla más”
Mi ahijado no quitaba los ojos de mí y me dice:
“Te queda muy bien, el culo con lo bonito que lo tienes te lo realza y se te ve mejor, es estupendo”
Yo me miraba en el espejo y veía el tanga, casi del mismo color que mi piel. Aun siendo pequeño de por sí esta prenda, yo creo que él me había cogido una o dos tallas aún más pequeñas, pues lo tenía muy apretado en las carnes, con las tiras laterales hundidas en la piel. Por delante, la parte delantera del tanga no me cubría casi nada, abarcaba apenas una tercera parte de todo mi triangulo velloso, los pelillos sobresalían por los laterales y la parte superior del mismo y transparentándoseme toda la rajita, con el vello apretujado contra la gasa de la prenda y apreciándose perfectamente mis carnosos y gordos labios vaginales. No sé porque al ver a mi ahijado mirándome tan directamente a mi entrepierna y sentirme, aún sin estarlo, completamente desnuda me subió un calor a mi cara que hizo que mis mejillas se sonrojaran por el rubor que sentía.
Yo entonces para evadirme un poco de la vergüenza que sentía al estar con esa prenda puesta le dije:
”¿Qué te parece?”
Y rápidamente me contesta:
“Uff… Te queda muy bien. Estás muy guapa…”
“Un poco erótico, ¿no?”
“Date la vuelta.”
Obedecí los deseos de mi ahijado y me giré dándole la espalda, exponiendo a sus ojos la parte trasera de mi cuerpo. Yo mire hacia atrás con mi cabeza para ver la expresión de Raúl y al hacerlo vi reflejado en el espejo mi culo, el cual me parecía más grande de lo habitual al igual que mis nalgas. Llevaba la fina tira hundida en el fondo de la raja de mi culito y daba la sensación de que estaba completamente desnuda. Los muslos de las piernas se rozaban y entre las piernas se me distinguía la densa mata de vello del coño. Yo me giré un poco deprisa, para que el no siguiera viendo mi parte trasera desnuda, provocando un serio vaivén en mis grandes tetas aunque estaban dentro de mi sujetador. No pude dejar de mirar la entrepierna de él, estaba sentado y abierto de piernas y con su mano se acariciaba el bulto que formaba su sexo, era un buen bulto bastante grande, debía estar a punto de reventar su polla. Mi exhibición ante él había hecho que se le pusiera de esa forma, lo que quería decir que estaba muy excitado contemplándome casi desnuda y con esa prenda puesta. Entonces le dije:
“Si me viera mi marido así, pensaría que soy una putita…“
“Una putita muy guapa. Anda, ven, siéntate aquí a mi lado”.
Yo le hice caso y dando unos pasos me acerqué hacía el sofá donde él estaba sentado, al hacerlo mis tetas brincaron hacía arriba y hacia abajo rozándose una con la otra, esto le debió de gustar, pues al verlo puso una sonrisa pícara en su cara. Yo hice como si no me hubiera dado cuenta y como un poco cortada para que él piense que estaba un poco cohibida ante él y no pensara que después de lo de ayer todo era bueno y que todo valía. Al llegar me senté a su lado y vi como Raúl miraba mis tetas y bajaba con su vista hasta mi entrepierna cubierto mi sexo con el tanga transparente. Me pasó un brazo por los hombros y me acercó hacia él cariñosamente y me dijo:
“Anda, ven, cuantas ganas tenía de estar contigo, se me han hecho estas horas desde que te deje ayer hasta ahora larguísimas y no he dejado de pensar en ti ni un momento, madrina”.
Yo recosté mi cuerpo contra el costado de él, apoyando mi cara en su hombro y sin darme cuenta, por la posición en que me había colocado, mis tetas se posaron sobre su cuerpo, una sobre su barriga y la otra tocando con mis ya duros y gordos pezones una de sus axilas. Raúl entonces acercando su boca a mi cabeza me dio un beso cariñoso y suave sobre mi cabello que caía a lo largo de su hombro. Yo entonces le pase una de mis manos por su pecho y a la vez que le acariciaba sus pectorales duros por el deporte que hacía, le dije:
“Mi niño, no has sido tú solo al que se le ha hecho largo la espera, yo he estado toda la noche muy nerviosa y apenas he podido dormir deseando que llegara pronto esta hora. Te he echado mucho de menos estas horas desde que te marchaste ayer. Te podías haber quedado a comer, pues luego mi marido no vino, me dio una rabia que te hubieras ido, con lo bien que estábamos.”
Entonces mi ahijado con su mano fue deslizándola por todo mi brazo, pasándola luego a mi espalda para llegar con ella acariciándome la parte baja de la misma , ya ceca de mi cintura.
Yo volví mi cara hacía él y nos miramos ambos a nuestros ojos con mucha intensidad y lujuria. Yo continuaba acariciándole su pecho y de vez en cuando su cara y en estos movimientos mis tetas le iban rozando por encima de todo su cuerpo haciendo que él cada vez se fuera excitando más. Al estar tan cercas nuestros alientos se mezclaban llegándonos a cada uno el aire caliente de los mismos. Nuestras ganas de uno por el otro hicieron que nuestras bocas se fueran acercando una a la otra hasta que al final nuestros labios se unieron en principio muy suavemente para acabar besándonos. Yo quise hacerle sufrir un poco y no abría mi boca, pero Raúl insistía hasta que al final consiguió hacerme abrir mi boca (cosa que estaba deseando) y metiendo su lengua dentro de mi boca consiguió enrollarla con la mía fundiéndonos en un apasionado beso proporcionado por la pasión morbosa del momento. Cuando deshicimos nuestro beso el no pudo por menos que decirme:
“Te quiero Maribel, y te he querido siempre”
Yo como una colegiala enamorada le digo:
“Y yo a ti, mi niño”
Entonces él comenzó a besarme el cuello al tiempo que llevando su mano a mi espalda, me desabrocho el broche de mi sujetador, cogiendo esta prenda con una de sus manos y colocándola encima del sofá, saltando mis grandes cantaros al exterior, bamboleándose arriba y abajo y a los lados por el movimiento realizado al sacarlos de la prenda que acababa de quitarme. Él siguió bajando su cabeza hasta mis tetas, las cuales agarro con fuerza metiendo su cabeza entre ellas, yo creía estar en un sueño y sería ridículo negar que estuviera disfrutando con lo que aquel muchacho de 18 años estaba haciendo conmigo. Siguió bajando su cabeza hasta llegar al tanga con la intención de bajármele y quitármele. Pero yo le agarre su mano haciéndole soltar el fino hilo de la nueva prenda e impidiéndole de esta forma que lo hiciera. Quería estar un poco más con esa prenda puesta para hacer que sus ganas por mi y su calentura aumentaran si eso aún era posible. Trato de bajármelas pero yo agarre ambos lados y saque fuerzas para pedirle que parara. Mi ahijado me miró y con una media sonrisa y con cara de ruego me dijo:
“Te deseo, Maribel, te deseo tanto, eres la mujer que más deseo, por favor déjame continuar… “
No sé qué me paso que al oírle decir esto, solté su mano y le deje que siguiera. Era la primera vez de las muchas que luego vendrían que me dejaba convencer y sucumbía a lo que aquel niño, me pidiera y dejar hacerle todos sus caprichos y antojos. Raúl me bajó el tanga de un solo tirón y lo dejó caer al suelo. Luego llevo su mano a mi almejita y pasándola por encima de mis labios vaginales suavemente, me hizo vibrar de placer al sentir la palma de su mano sobre esta parte tan sensible de mi cuerpo, y al hacerlo me dijo:
“Estas muy caliente madrina, estas completamente mojada y me encanta que sea así. No te lo dije ayer pero me gusta mucho tu coñito y sobre todo con los pelitos como los tienes, pues a mí me encantan las mujeres con su coño lleno con abundantes pelos igual que tú lo tienes, madrina”
Dicho esto ayudándose de sus dos manos, las puso sobre la parte interna de mis muslos y me hizo abrir todo lo que pude mis piernas quedando mi almeja expuesta y abierta ante su vista. Él entonces se levantó del sofá y colocándose de rodilla entre mis piernas y deslizando sus manos por mis muslos, acariciándome el interior de los mismos. Antes de que yo pudiera reaccionar metió su cara entre mis piernas y con su boca fue pasando su lengua por todo lo largo de mis muslos hasta que llego con su boca a mi rajita y comenzó a pasar rápidamente sus labios por mi pubis y rajita para llegar a donde empiezan mis piernas entreteniéndose en pasar su lengua por la unión de mis ingles que me chupaba y besaba pasando de una a otra y de arriba abajo rozando con su barba al hacerlo todo mi sexo. Me estaba devorando literalmente mi coño, aquello era nuevo para mí, mi esposo que era incluso más conservador que yo, jamás me había comido el coño y yo a él su polla, de hecho alguna de mis amigas solía gastarme bromas con aquello diciéndome que no sabía lo que me perdía y aquel día comprendí que tenían razón. Esta caricia me estaba excitando muchísimo y volviéndome loca. Sin poder evitarlo el gusto que Raúl me estaba dando me fue en aumento y yo estaba desatada, abría las piernas inconscientemente para que pudiera llegar mejor a todos los rincones de mi sexo y él continuaba y lo aprovechaba para hacerme vibrar de placer. Esto hizo que yo no pudiera reprimir mis gemidos y no pude por menos que exclamar:
“Uuummm, que delicia, que placeeer me haces sentir con tu lengua mi amooor… siiii sigue asiii…”
Él entonces mira mi coñito y lo ve todo mojado y brillante por la excitación y el placer que me está proporcionando. Entonces suavemente me aparta los labios de mi coñito y mira los labios internos a los que acerca su lengua y me los chupa suavemente subiendo a través de ellos hacía arriba hasta que encuentra mi clítoris excitado, pero aún escondido bajo mi prepucio. Esto me hace vibrar de placer. Él a su vez coge uno de sus dedos y llevándoselo a su boca se lo moja y tras dejar de acariciar con su lengua mi clítoris, acerca este dedo y comienza acariciármelo hasta conseguir que mi clítoris vaya saliendo por la excitación. Yo estoy alcanzando un estado de excitación muy alto, Raúl me está haciendo subir al séptimo cielo con su extraordinaria comida de coño. Yo empujo mi pelvi hacía fuera del sofá, quiero sentir su boca dentro de mi coño, estoy muy caliente. El sabiendo como estoy deja de chupar mi clítoris y vuelve a bajar a los pliegues de mi almeja, y esto lo hace muy pausadamente. Pero yo quiero más y necesito que me coma el coño con fuerza y ganas, quiero que su lengua y boca se coma literalmente mi coño. Entonces pone sus labios en la superficie de mi raja, me la besa suavemente y después más fuerte y con su lengua me va separando los labios de mi chocho, cuando ha logrado abrirlos hace correr su lengua arriba y abajo entre las capas de carne de mi coño, yo no aguanto más y le grito:
“Siiiii, siiiii… asiiii… asiiii… que placer me estas dandooo… es la primera vez que alguien me come mi coñooo y estooo es fantasticooo… me vuelve locaaa… como tú lo estas haciendooo… aaaahhhh… cometelooo… cometelooo… yaaaa… me estas matandooo de placeeerrrr…”
Yo con mi calentura he cerrado un poco mis piernas, él entonces las separa un poco más con sus manos. Mete su lengua en el interior de mi vagina traspasando mis labios mayores y menores, comienza un mete y saca con ella como si me estuviera follando. Esto es lo más no se cuánto voy a poder resistir sin correrme, necesito que me coma o toque mi clítoris y le digo:
“Raúúúl… aaaahhhh… cometeee mi clitoriiis tocamelooo, quiero que te le comaaass… aaaahhhh me estas volviendo locaaa…”
Él al oírme lleva su lengua hasta la parte superior de mi raja y comienza a jugar con ella sobre mi clítoris, esto hace que me dé como un calambre y levanto en un acto reflejo mi pubis hacía su boca. Él me le chupa más fuerte y me le presiona haciendo fuerza con su boca hacia mi pelvi y comienza a mover su lengua rápidamente y a succionar fuerte mi botoncito mi perla del placer, esto hace que mis piernas se tensen y comiencen a temblar. En ese momento mete dos de sus dedos en mi coño y comienza un movimiento de mete y saca con ellos como si me estuviera follando con su polla, esto hace que me vuelva loca de placer y estoy a punto de correrme, me va a llegar el orgasmo. Pero él sabiéndolo, quiere hacerme sufrir, y hace como si no se diera cuenta y entonces coge y colocando sus labios formando como una O toma todo mi clítoris de nuevo con su boca y comienza a chuparme muy suave. Me mira a mi cara, el cabrón quiere ver mi cara de placer y de perra salida que debo de estar poniendo. Al ver la cara que pongo comienza a chuparme más fuerte, más fuerte y a la vez sin dejar de follarme con sus dedos, yo no aguanto más y comienzo a correrme, dando gritos y soltando palabras soeces como fruto de la excitación que estoy sufriendo. Pero él no deja de chuparme y yo estoy como loca por el placer que siento, quiero sentirle más cerca aún y subo mi pelvis hacía arriba cuando me llega el orgasmo y él acompaña su boca a mis movimientos, sin dejar de chupar ni de mover sus dedos dentro de mi coño, y no aguantando más le comienzo a gritar:
“¡No pares! ¡no pares! ¡No pares! ¡no pares nunca cabron… sigueee… sigueeee… me mataaasss, me corrooo… aaahhh… uuuummm que placeeerrrr… me estoyyy corriendooo… me estoyyy… corriendoo… sigueee… sigueee… chupandomeee… tragateee todaaasss misss correduraaasss… Miiis jugooosss… soyyy tuyaaa, tuyaaa para siempreee… mi amooorrr… quiero seeerrr tuuuyaaa por completooo mi niñooo haz conmigo lo que quieraaasss… siiiii… quiero ser siempre tuyaaa… siiii… raúúúl… tuuu… esclavaaa… tuuu mujeeerrr… lo que tuuu quieraaas que seaaa… me estaaas volviendo locaaa…”
Pero mi ahijado aun viendo mi orgasmo no deja de chuparme y comerme mi clítoris. Sigue castigándomele, ahora presiona su lengua contra el lado inferior de mi perla del placer cubriendo con sus labios la parte superior, y mete su lengua moviéndola hacia dentro y hacía fuera de mi coño y aprovecha a sacar sus dedos que aún tenía metido dentro de mí y de nuevo me provoca otro orgasmo, y otro. Así me tiene un buen rato sin apartarse de mi sexo haciendo que enlace un orgasmo tras otro y él se va tragando todos mis flujos y líquidos que en ese momento estoy echando como si fuera un grifo, no puedo más y sigo gritando de placer:
“¡Qué bien me lo comees! ¡Jodeer, Raúl, mi amor eres una máquina con la lengua! ¡¡Ahhhh! ¡Mmmm! Mi niñooo ¡Cómo me estás comiendooo el coño, cabrón! Qué bieeeennn me lo comeeesss… ¡Joder, cariñooo… paraaa… paraaa… no puedo maaasss ¡Me matas! ¡Dios mío! ¡Me estás destrozandooo!”
Él entonces va bajando poco a poco el ritmo de su mamada y con sumo cuidado va tragándose todos mis jugos, hasta que consigue que yo me vaya calmando y quede completamente destrozada espatarrada encima del sofá.
Entonces él se levanta y comienza a desnudarse, tras estar completamente desnudo, le miro y observo que su polla está completamente erecta y dura como si estuviera a punto de reventar. Acerco mi mano a ella y comienzo a tocársela, cierro mi mano sobre ella y comienzo un movimiento de arriba y abajo masturbándole y viendo como a él le produce placer. Noto por el palpitar de su miembro en mi mano que está cerca su orgasmo, quiero hacerle venir, quiero que goce lo mismo que yo he gozado y comienzo a mover mi mano con más ritmo. Cuando estoy en esto, el me agarra por mis axilas y dando un tirón fuerte de mi, me levanta del sofá haciendo con ello que tenga que soltarle su polla y me deja caer en el suelo, el cual siento el frio en mi culo y cuando me tiene sentada en el suelo me dice:
“Túmbate y ábrete bien de piernas pedazo de puta, me tienes a cien y quiero follarte, quiero follarte como ayer y no me digas que me ponga preservativo estés o no en tus días fértiles, porque no me lo voy a poner.”
Yo como hipnotizada hacía todo lo que él me decía. Me tumbe boca arriba con mi espalda posada en el frio suelo y me abrí todo lo que pude de piernas. La verdad es que estaba muy excitada y ese día no me había dado ningún afrodisiaco a tomar y sin embargo estaba tan excitada como cuando me le dio. El probarme el tanga delante de él y la comida de coño que me había hecho me había puesto así de caliente. Él entonces se puso de rodilla entre mis piernas y cogiéndome las dos piernas por mis tobillos se las puso encima de sus hombros, quedando mi sexo un poco alzado y justo preparado para que él pudiera penetrarme con toda la facilidad del mundo. Entonces él coge su erecta polla y me la acerca a mi coñito y comienza a pasármela de arriba abajo y de abajo arriba a lo largo de todos mis labios vaginales. Cuando llega a mi excitado clítoris juega con la cabezota de su polla en él, sacándome gemido entrecortados de placer:
“Aaaahhhh… ooohhh que placeerrrr mi niñooo como me gusta estoo, asiii, asiiii, sigue, sigue por favor, no te entres todavía estate un ratito más así mi amoorrr”
El me hace caso y continua así un ratito más haciendo que yo comience a derramar jugos y consiguiendo mojarme totalmente de nuevo. Cuando decidió que era suficiente, se tumbó encima de mí y de un solo golpe me la clavó. Ahogué un grito de placer, y me dejé follar por mi ahijado. Él se agarró a mis dos melones y como si fueran un soporte me los agarro con fuerza cada uno con cada una de sus manos y tirando de ellos comenzó un frenético mete y saca de su pollón en mi coño, que aun doliéndome muchísimo mis pechos por los tirones que daba de ellos, me hizo subir al infinito de placer. Parece mentira que un niño, pues por su edad prácticamente es lo que era, pudiera tener esa pericia follando a una mujer madura y con 26 años de casada encima. Me estaba follando con fuerza, casi con violencia, como hacía años que nadie me follaba. Estábamos los dos fuera de sí dando gritos de placer y aunque vivo en un chalet con parcela alrededor, tuve miedo a que nuestros gritos los pudieran escuchar los propios vecinos. Pero ya nada podía detenerme, estaba fuera de mí, loca de excitación, oyendo cómo mi ahijado me decía:
“Puta golfa, ¿te gusta, te gusta cómo te folla tu ahijado? ¿Te gusta como lo hago? Dímelo, quiero que me lo digas puta, si puta porque a partir de ahora es lo que serás , primero serás mi puta y después te convertiré en puta profesional para que los demás también puedan gozar de este maravilloso cuerpo que posees perra , puta que aunque no lo creas es lo que eres”
Él entonces dejando de hablar e insultarme bajó su cabeza a mis pechos, pero sin soltarlos de sus manos y continuando apretándomelos y comenzó a chupar y mordisquear con gula. Así estuvo un rato hasta que sacando la cabeza de entre mis tetas y mirándome fijamente al tiempo que me sonreía busco con su boca la mía y nos fundimos en un apasionado beso, dando con ello el comienzo de una pasión desmedida. Comenzamos a besarnos locamente, apretando fuertemente los labios, uniendo y enrollando nuestras lenguas, babeando, comiéndonos el uno a la otra y procurando que cada lengua penetrara en lo más profundo de la boca del otro. La pasión dio paso al delirio, besándonos ahora a mordiscos arrebatadores, mordiscos mezclados con jadeos. Yo entonces lleve mis manos hasta el culo de Raúl y lo apreté contra mí, fuerte como un toro, movía su cadera arriba y abajo penetrándome por completo. Me besaba con pasión como si fuéramos dos jóvenes amantes y a mí me volvía loca de placer, deseaba en esos momentos que aquello durará toda la vida. Y no me importaba que me llamara puta y que me dijera que era su puta, porque en realidad lo deseaba y quería ser suya por completo. Él seguía empujando su polla dentro de mi coñito con pasión a la vez que me preguntaba:
“Te gusta madrina, te gusta, estas disfrutando con tu ahijado, dímelo, dímelo, quiero que me lo digas pedazo de puta. Estoy a punto de llegar, dímelo, dímelo, Maribel, puta quiero que me digas que deseas que te folle siempre , que siga follándote y que de ahora en adelante serás mía , dime que te folle, golfaaa”
Yo también fuera de mi y muy salida le gritaba:
“Si, si me está gustando cariño, sigue, sigue ¡Cabrooon, no pares!... ¡no paaares!... ¿Qué me haces mi niño, qué me haaaces?... Aaaah, ah, ah, aah, aaaaah! Siiii sii quiero que me folles siempre, sigue, sigue por favor, sigue follándome, quiero que te corras ya dentro de miii, por favooorrr correteee yaaaa… cabrooonn necesito sentir tu leche llenándome mi vaginaaa…”
Y él seguía diciéndome y preguntándome:
- ¿Vas a ser mi puta de aquí en adelante, madrina? ¿Vas a ser mi guarra para follarte cuando quiera?
Y yo fuera de mí sin saber siquiera lo que le decía, le contestaba:
“Sí mi niño, síiii... lo que tú quieras Raúl, pero no paaares, por Dios, no pareeesss, sigueee, sigueee quiero que te corras yaaaa”.
Él entonces aumentó la fuerza de sus embestidas y comenzó a arquear su espalda hacia atrás y los músculos de sus nalgas se tensaron. Y explotó dentro de mí, comenzando a depositar toda su leche hirviendo en mi coñito al tiempo que daba un bufido como el de un toro. Sus chorros eran intensos, calientes e interminables e hicieron que yo comenzara a correrme una vez más totalmente descontrolada por el placer. Conté como derramaba sus chorros sintiendo cada uno de ellos, dos, tres, cuatro chorros... y así hasta ocho pude llegar a contar, pues luego perdí la cuenta de los demás por la intensidad del placer que sentía. Yo notaba palpitar esa maravillosa polla de mi querido ahijado, una vez y otra y otra dentro de mi coño que se había vuelto como si estuviera hambriento de su polla. Yo no pudiendo más le gritaba:
“Aaaahhh... noto tu semen... te estás corriendo en mí... Aaaahhh, sí cariño, ahhh... y no veas que corrida, ahhhh me estás llenando por completo, siento tu leche hirviendo... me corrooo...”
Él me decía:
“Aaaahhh, cómo te gusta, ¿eh? Ahhh, toma lefa... toma másss...
Y yo no sé cómo le respondía:
“Siiiii... me gustaaa, aaahhhh, que locuraaa… Siiii me vaaas a preñaaar pues no estoy tomando nada para impedirlo y estoy como sabes en mis días fértiles, pero no me importa yaaaa nadaaa, solo quiero tu lecheee… cariñooo… siiii… sssiii correteee todooo dentro de la puta y golfa de tu madrina porque eso es lo que soyyy una putaaa…”
Él entonces gritando y empujando hacía dentro de mí sexo con todas sus fuerzas a la vez que sigue corriéndose en el interior de mi coño grita:
“Ya es tarde cariño, para sácatela y correrme fuera de ti pues ya me sale, prepara el coño que estoy hasta arriba de leche. Ojala te quedes preñada madrina... Aaaahhh, qué gustazo me está dando correrme en ti... verás cómo te gusta. Ahhhh!, ¡toma!, ¡toma!, ¡toma!, ahhh, jamás me he corrido tanto. Me estás sacando hasta la última gota guarra, golfa que eres una golfa pedazo de putaaaa, ahhhh. Tenía que verte tu marido aullar así y lo que está tragando tu coño, a ver si aprende a follarte en condiciones. ¿Imaginas su cara al verte así, aquí conmigo en plena monta? “
Yo le digo:
“Dios mío, la leche que me estás echando dentro...Dios quiera que no me preñes para que no se entere mi maridooo”
Él me sigue diciendo:
“Siií, tómala toda... directamente al útero, a ver si te preño... aunque tú no quieras yo es lo que más deseo. Te hacía falta, cariño. Las mujeres con unas almejitas tan hermosa y caliente como la tuya necesitan que las follen bien, en su casa o fuera de ella. A ti viendo lo caliente y lo que gozas follando, aunque no lo creas pues nunca te han follado como yo lo estoy haciendo ahora y por eso te he sacado la calentura que llevas dentro, habría que llenarte el coño de leche varias veces al día para dejarte satisfecha... aaahhhh. Quiero que seas mi putita... ¡Aaahhhh! Dime que me dejarás follarte bien duro y llenarte entera de leche cada vez que quiera... dime que lo harás... Aaaahhhh”
“No sé... me moriría si mi marido se enterase de esto... pero si quiero que me sigas follandooo pero con mucho cuidadoo para que él no se llegue nunca a enteraaar… seee… si lo hacemos asiiii podrás tenerme siempre que quieraasss mi amooor.”
Me contesta:
“Tú tranquila que no tiene que saber nada. Tu marido confía en mí y por ahora estate tranquila que no se enterará. Otra cosa es si te quedo preñada... pues si no quieres que se entere tendrás que engañarlo haciéndole creer que la barriga te la ha hecho él”
Diciendo esto acabó entre jadeos incontrolados y convulsiones su corrida dentro de mí llenando todo mi coño con su abundante semen. Tras acabar de correrse dentro, dejo caer su cuerpo sobre mí. Su polla seguía estando en mi interior depositando en mis entrañas hasta la última gota de semen que había en sus pelotas, Raúl me besaba mientras yo todavía sentía como las últimas gotas entraban en mí. Después se bajó de encima de mí sacando su hermosa herramienta de mi cuerpo, a los pocos minutos cuando su polla ya estaba casi totalmente fláccida y se tumbó junto a mí. Permaneciendo los dos cuerpos sudados pegados uno junto al otro descansando del tremendo esfuerzo que habíamos realizado y así estuvimos un tiempo. Mientras esto duró me hizo permanecer con mis piernas bien abiertas y dejando que salieran la mezcla de su semen con mis jugos a lo largo de mi coño y muslos hasta que llagaban al frio suelo donde estábamos tumbados. Era el mejor polvo que me habían echado en años. Se acercó más a mí jadeando aún, por el cansancio y cogiendo mis pechos con sus manos me los apretó hasta hacerme daño y quedármelos marcados y me dijo:
"A partir de ahora vas a ser mi puta, ¿me oyes madrina?"
Yo estaba demasiado satisfecha y excitada para negarme a lo que él quería y sin saber lo que le decía le conteste, pegando todo lo que pude mi cuerpo al suyo y acercando mi boca a su cara para besarle:
"Sí… sí… seré lo que tú quieras mi amor"
Él me seguía diciendo:
"Tengo muchos planes para ti, ¿sabes?”
Yo asentía, loca de excitación, sin darme cuenta ni pensar en las consecuencias de lo que él me estaba diciendo y proponiendo.
Luego me dijo:
“Y para empezar como buena puta, chúpame mi polla, quiero que me la quedes bien limpia y te tragues todo lo que chupes de ella”.
Yo que nunca había tenido una polla en mi boca pues nunca se lo había hecho a mi marido (y hasta ahora era con el único hombre con el que había estado y tenido relaciones sexuales) y como hipnotizada por su palabras baje con mi boca hasta su entrepierna. Pero no me la metí en mi boca sino que comencé a pasarle mi lengua despacio a lo largo de todo su duro tallo de carne, sintiendo en mi lengua el sabor de la mezcla de nuestros fluidos de los cuales estaba impregnada y como él me dijo fui tragándome todo lo que le iba quitando de su hermosa herramienta. Mientras yo le hacía esta caricia y limpieza con mi lengua, el acariciando mis cabellos con cariño me decía:
“Métetela en la boca y chúpala entera, Maribel, chúpala”
“No, Raúl, estoy muy caliente y te lo haría, pero nunca lo he hecho y no lo voy hacer ahora, pues siempre tanto Pepe como yo hemos considerado que es una guarrería y por eso no lo practicamos. Si quieres sigo limpiándotela con la lengua, pero chupártela, me da asco y nunca lo he hecho”.
Él un poco contrariado me contesta:
“Eso no vale yo te he comido antes tu coño y entonces no te ha parecido que eso fuera una guarrería y tampoco lo habías hecho nunca con tú marido y ahora esto sí es una guarrería, pero bueno vale no lo hagas. Está bien, por ahora basta con lo que estás haciendo madrina, no quiero que te enfades y se acabe todo. Pero vete acostumbrando a esto y mucho más porque tu coño va a ser mío siempre que quiera. Me pasaría la vida follándote, nunca he conocido una mujer tan guarra y cachonda como tú Maribel, tú has nacido para follar y conmigo es lo que harás”
Después con mucho cuidado y delicadeza, me hizo parar en mi lamida y levantándose del suelo, cogió su ropa y comenzó a vestirse. Yo entonces un poco decepcionada le dije:
“Raúl ¿Ya te vas?, ¿te has enfadado porque no te la he chupado?, si es por eso lo hago aunque me cueste hacerlo, por favor no me dejes así te deseo y quiero estar más contigo. Hoy no viene Pepe, mi marido a comer, podemos aprovechar a estar juntos y amándonos por lo menos hasta las seis de la tarde. Llama a tu madre y dila que no irás a comer, que comes con unos compañeros de universidad y así te quedas conmigo, mi amor, por favor, te necesito y te deseo muchísimo”
Él continuando vistiéndose, me dice:
“No madrina, bueno en parte si es por eso pero aparte de ello me tengo que ir, de modo que por hoy ya has tenido bastante. Tengo que irme y mi madre me espera y si sigo contigo probablemente se enfade al no poder contentarla, pues como tú, ella también necesita de mi polla. A partir de mañana vendré a la misma hora todos los días para que gocemos de nuestros cuerpos mi puta. Porque eso es lo que eres desde ahora madrina, mi puta y una verdadera puta complace a su hombre en todo lo que le pida, piénsalo de ahora hasta mañana que vuelva.”
Acabó de vestirse y dándome un beso en mi boca y pasando una de sus manos por mi ardiente coño y la otra agarrando con fuerza una de mis tetas, se despidió saliendo de la habitación, dejándome tendida desnuda y espatarrada en el suelo, toda sudada y con mi culo sentada sobre el charco que los jugos que salían de mi coño habían formado. Sus últimas palabras me hicieron pensar y temer que aquello hubiera sido un ultimátum velado, de si quería seguir gozando con él tendría que complacerle en todo lo que me pidiera o si no todo se acabaría. La verdad es que no quería ni deseaba que todo se acabará, de modo que rápidamente para mi me dije, de ahora en adelante le complaceré en todo. No tenía que darle más vuelta en todo el día lo acababa de decidir, quizás por lo caliente que en esos momentos estaba. Aunque había sido el mejor polvo que nadie me había echado en mi vida (la verdad es que no tenía mucho con que comparar, pues solo me había follado en toda mi vida mi marido y ahora Raúl), tuve que aliviar mis ganas de sexo y de estar con mi ahijado masturbándome con fuerza hasta correrme. Tras lo cual me di una ducha con agua más bien fría para poder aplacar por completo mi calentura.
Continuará...
0 comentarios - Soy la puta de mi ahijado (III)