En el relato anterior les había comentado que me había metido a jugar en un equipo de futbol interno, al final fuimos subcampeones, y aunque no era precisamente una estrella, jugaba bien y llamé la atención por lo que fui invitado a integrar un equipo que representaría la escuela en un torneo interescolar.
Me sentía feliz, el equipo estaba integrado por estudiantes de diversas carreras, y era lo suficientemente bueno para ser titular en la mayoría de los partidos.
Allí conocí a Arturo, era de una carrera diferente a la mía, y al principio me cayó mal, era el típico Mirrey, galán, mujeriego, que salía con múltiples conquistas y las presumía, sus padres eran de dinero y tenía auto propio, realmente era un auto compacto, nada lujoso, pero era la envidia de la mayoría de los estudiantes. Su familia era de Sonora y tenía un ligero acento norteño, no muy fuerte, solo se le apreciaba por su forma un poco más ruda de hablar, un poco golpeado y la pronunciación de la letra CH, que sonaba más como SH, no sé si me explico, por ejemplo, al saludar sonaba algo así como “musho gusto mushashos”, para acabarla era el goleador y estrella del equipo.
Venía de Hermosillo y vaya que le hacía honor a su lugar de nacimiento, que Hermosillo era el cabrón, alto, atlético y musculoso, de piel blanca y pelo castaño, con unos ojos grandes y expresivos de color miel, Cristiano Ronaldo de joven, sin tanto músculo, me recuerda un poco su figura, pero en güero, todas las chicas de la escuela querían andar con él, sumamente popular, en los partidos o entrenamientos siempre había alguna chica en las tribunas y estoy seguro que no era para ver como jugaba el equipo.
Cuando me lo presentaron intenté bromear con él y le dije-
– Pensé que en Sonora solo jugaban al beisbol, ja ja
– Todos los de Sonora practicamos el beisbol, es cierto somos buenos para dar batazos, ja ja, pero también me gusta perforar algunas porterías, al tiempo que se tocaba la polla y pude apreciar que a pesar de estar cubierta por el short y flácida era muy grande y gruesa- solo sonreí con su comentario.
Mi posición era en el medio campo y mi función era de contención y ataque, detener los avances de los rivales, recuperar balones y surtir de balones a la delantera, y cabe resaltar que a pesar de nuestra diferencia fuera de la cancha, éramos muy compatibles en el campo y me convertí pronto en el principal surtidor de balones de Arturo, muchos de sus goles fueron producto de pases míos, y nos hicimos buenos amigos.
Comprobé con el trato diario que mi impresión inicial era equivocada, Arturo era muy jovial y atento, le gustaba salir de fiesta y con frecuencia me invitaba, pero la verdad no me gustaba mucho ese ambiente, siempre serio y era raro que acudiera, a excepción de unas fiestas de alberca en la casa de los padres de un compañero de carrera de Arturo, otro chico con dinero, y siempre me acompañaba mi novia, más sociable que yo, por lo que podía relacionarse con los estudiantes más populares de la escuela, las fiestas eran a las afueras de la ciudad y siempre pasaba Arturo para llevarnos y traernos, casi siempre lo acompañaba alguna chica diferente.
Los entrenamientos eran en las tardes 3 veces a la semana y los partidos generalmente los sábados.
Los viernes tenía clases después de los entrenamientos y me tenía que duchar en los vestuarios para asearme y cambiarme de ropa, los otros días prefería solamente cambiar mi playera sudada e irme a bañar a mi departamento, algo transpirado, lo sé, tal vez era poco cortés para los otros pasajeros del metro, pero no era el único, al contrario que en la mañana, en la tarde el transporte en el metro es una mezcla de olores, no todos agradables, de muchos trabajadores, obreros o estudiantes después de una larga jornada
Arturo siempre acostumbraba bañarse después de los entrenamientos, mostraba siempre una imagen muy pulcra, y como en todos los vestuarios había los exhibicionistas y los más recatados, Arturo indudablemente era de los primeros, se paseaba desnudo sin importarle que lo vieran, y como no, presumía su cuerpo, tenía un cuerpo perfecto, parecía una de las estatuas de mármol de algún Dios Griego, pero en lo que se refiere a sus atributos sexuales era todo lo contrario a esas figuras griegas, la naturaleza había sido muy generosa con él, tenía una verga monstruosa, aún flácida era muy gruesa y larga, en mi mente no me imaginaba cuanto llegaría a medir si estuviera erecta, con razón tenía tanta suerte con las mujeres, con esa cosa bajo sus piernas, yo lo veía de reojo, siempre en forma discreta, para no ser descubierto, pero me excitaba mucho verla. Por mi parte pertenecía al segundo grupo, era más recatado, si bien mi verga era de tamaño promedio, nada por que pudiera sentirme avergonzado, mis nalgas sabía que podrían traerme comentarios o bromas, así que siempre hacía tiempo y prefería bañarme hasta el final, ya cuando se estaban yendo todos.
En cierta ocasión en que pensé que estaba solo en las regaderas, sentí como que alguien me miraba, giré la vista y era Arturo, se había entretenido en una llamada con alguna de sus conquistas y estaba contemplando mi cola, no sabría con certeza cuanto tiempo llevaba viéndome. Al sentirse descubierto exclamó:
– No manches Ariel, que culito tan rico tienes.
– No jodas Arturo- me defendí, sabía que era cierto y el comentario que le había gustado al más galán y mujeriego de toda la escuela me sorprendió y al mismo tiempo me lleno de orgullo.
– En serio que si no supiera que eres mi amigo, no te respeto y te clavo, ja ja, mira, se me puso dura la verga,
– Ya en serio, Arturo no chingues, dándome la vuelta para que dejara de verme el culo y no pude evitar ver su verga y no mentía su verga había crecido y era de dimensiones sorprendentes, posiblemente 24 o 25 cm de largo y muy gruesa y eso que no estaba completamente erecta, no lo podía creer, mi cara fue de sorpresa y quedé con la boca abierta. Sentí que mi cara se sonrojaba.
Arturo se alejó riendo y solamente lo tomé como una broma, era para mí impensable que pudiera haber algo entre Arturo y yo, el más galán y macho de la escuela, con decenas de jovencitas tras él.
Transcurrieron algunas semanas y en una ocasión nos tocaba ir a jugar hasta una escuela del Estado de México, por lo regular utilizábamos alguno de los autobuses de la escuela (había 2) pero no eran exclusivos de nosotros si no que había que apartarlos con anticipación, y había preferencia a viajes especiales como congresos o viajes de estudio y precisamente ese fin de semana había un viaje de estudios, así que teníamos que desplazarnos por nuestra cuenta, no había mucho problema porque varios compañeros tenían coche, el desplazamiento se daba de diversos puntos, dependiendo de los domicilios de los jugadores y 6 de nosotros nos juntarnos en las instalaciones de la escuela 4 de nosotros sin coche y dos con coche, un compañero llamado Toño y Arturo, llega Toño y nos quedamos esperando que llegara Arturo para viajar ambos coches juntos, pero de pronto vemos que va llegando Arturo sólo con su maleta.
– Que pasó Arturo? y tu coche?- pregunté.
– Disculpen, tuve un ligero accidente anoche, nada de cuidado, pero el coche se quedará un par de semanas en un taller- nos respondió Arturo
– No puede ser Arturo, somos 6 en total y mi coche es compacto, no cabemos, respondió Toño.
– Vamos, no me van a negar el aventón, varias veces se los he dado.
– Ok, no te preocupes, ya vemos como nos acomodamos respondió Toño.
Llegamos al vehículo y decidimos que el más fornido estaría de copiloto y los demás en la parte trasera, por ser el más delgado y bajito me tocó subirme al último y ya no había lugar para sentarse, por lo que me tocó ir en cuclillas agarrado del respaldo del conductor, al lado de Arturo y arrancamos el viaje, que era de alrededor de una hora.
Mi posición era muy incómoda y ya no aguantaba, mis piernas se entumieron apenas aguanté como 20 minutos y me quejé, señalando que ya tenía las piernas entumidas pidiendo a Toño que se diera prisa, Arturo al ver mi tormento me dice que me siente en su pierna, que no sea penoso.
– Anda Ariel, siéntate en mi pierna, ja ja, no te voy a violar, bromeó- mis compañeros sonrieron, pero no aguantaba y no me quedó de otra que sentarme en la pierna de Arturo. Era incómodo y a la vez excitante, mis nalgas apoyadas en la pierna del tipo más galán de la escuela, la sensación me ponía un poco cachondo y seguimos avanzando así aproximadamente otros 20 minutos.
Pasado ese tiempo ahora fue Arturo quien se quejó.
– No manches, pinche Ariel, estas delgado pero pesas, ya se me entumió la pierna, levanta el culo un poco, ya no aguanto.
Alcé la cola y Arturo abrió las piernas, mira siéntate aquí, hay un pequeño espacio de asiento y así puedo descansar mis piernas.
Mi cola quedó entre sus piernas, y agarrándome del respaldo intentaba sentarme en la puntita del asiento, y mantener el equilibrio, pero seguía siendo una posición incómoda, mis nalgas rozaban las piernas de Arturo y en ocasiones al frenar o acelerar era imposible que mis nalgas no fueran a rozar el bulto de Arturo, solo unas fracciones de segundo, totalmente accidental, tan pronto sentía el me apoyaba del respaldo y alejaba el culo, esas pequeñas fracciones de segundo eran suficientes para que me excitara sobremanera, y aunque los roces eran totalmente accidentales, cerré los ojos y me concentré en la sensación, tratando de sensibilizar la piel de mis nalgas para disfrutar aunque sea ese minúsculo tiempo, alcanzaba a distinguir el diámetro de su enorme bulto y que se estaba poniendo cada vez más duro, mi verga empezaba a ponerse dura también, afortunadamente llegamos al lugar del partido y rápidamente me saqué la playera para que no se notara mi turbación y me bajé, me fijé en el bulto de Arturo y seguía su verga morcillona, pero no hice ningún comentario.
Ese partido lo ganamos 3 a 2 de visita con dos goles de Arturo, uno de ellos a pase mío y nos quedamos un rato a festejar, lo habitual era comprar algunos six de cerveza en algún Oxxo cercano y bromear y charlar por horas en lo que nos acabábamos las cervezas, Arturo estaba Feliz por los goles y colaboró pagando una ronda de cervezas extra.
Ya estaba anocheciendo y teníamos que regresar por lo que todos nos dirigimos a los autos, en especial los que vivíamos cerca de la escuela al auto de Toño, y pregunté cómo nos acomodaríamos, Arturo se apresuró a contestar que igual que como habíamos llegado, lo cual era lo más lógico pero me ponía en una incómoda posición. Nos metimos al coche y rápidamente Arturo abrió las piernas para que me sentara en medio de ellas no sabría decir si me dio gusto o me molestó, por un lado volvería a sentir los rozones de la verga de Arturo en mi colita, pero también era un tormento tratar de disimular, y ahora seguramente sería una hora completa y no 20 minutos como en la llegada.
Arrancamos y empezó la misma situación, pero con la diferencia que nuestros dos compañeros que iban con nosotros les ganó el sueño y en menos de 15 minutos se durmieron, yo no aguantaba las ganas de empujar mis nalgas atrás y disfrutar la sensación de la verga de Arturo y se me ocurrió fingir dormir como mis compañeros, total dormido podría simular que no me daba cuenta de la verga de Arturo, me apoyé en el respaldo del piloto, empinando la colita e imité la respiración de mis dos compañeros, poco a poco fui aflojando las nalgas y sentí más fuerte el contacto de su verga contra mis nalgas. Que rico se sentía me encantaba, la verga de Arturo cada vez se ponía más dura, e incluso percibía el calor que despedía, disfrutaba, era una sensación exquisita.
Toño le preguntó a su copiloto si todos los pasajeros de la parte de atrás iban dormidos y Arturo simuló también dormir
– Toño bromeó con su copiloto y le dijo no te vayas a dormir también, porque ya nos llevó la chingada, ja ja, me pegarías el sueño.
– No, como crees, ja ja, estoy cansado pero aguanto y aquí te iré haciendo plática, ja ja, quiero llegar a viejo.
El roce continuó algunos minutos y sentí que Arturo trataba de acomodarse tras de mí, ja ja pensé, ya la tiene tan dura y le molesta que necesita acomodársela bajo el short, y efectivamente así era pero no se la acomodó bajo el short, sino que sentí un tronco ardiente y grueso en mi espalda, tocando mi piel, el cabrón se había sacado la verga y la había introducido bajo mi playera, apoyándola en mi espalda, sentí que mi piel se erizaba al contacto y una descarga eléctrica recorría mi cuerpo, su verga dura y ardiente rozaba contra la piel de mi espalda, una caricia excitante que jamás hubiera imaginado, la cabeza de su verga me llegaba hasta casi la mitad de mi espalda y sentí que esa parte se humedecía con algún líquido caliente y viscoso, estaba saliendo precum de su verga, y usando el mismo precum lo utilizaba para deslizar su verga en mi espalda, muy suave, casi imperceptible siguiendo los movimientos del coche para no despertarme, y me encantaba, con los ojos cerrados me concentraba en la sensación, agudizando los nervios de mi espalda, después de un rato, sentí un dedo en mi espalda, frotando suavemente mi piel con la yema del dedo, despacio, sin ejercer presión, su dedo frotó los huequitos que algunos tenemos y que se forman en la parte baja de la espalda, apenas encima de mis nalgas y sentí delicioso, nadie nunca me había tocado allí y descubrí una nueva zona erógena, mi verga estaba a punto, y goteaba precum, mordía mis labios para no gemir y simular que seguía durmiendo.
Después de frotar un rato esa zona de mi espalda, buscó mi rajita, precisamente donde inicia, donde termina la espalda y nacen las nalgas y frotó un largo rato ese lugar, al ver que seguía durmiendo humedeció su dedo, seguramente con saliva y regresó al inicio de mi rayita. Ya era el acabose, su verga dura en mi espalda goteando precum y su dedo entre mis nalgas, presionó muy suavemente y ayudado por la saliva se deslizó entre mis nalgas, me sentía en el cielo, me contenía para no empujar mi culo y delatar que no estaba dormido, entonces pasamos un bache y aproveché para con el movimiento, empinar más la colita y darle mejor acceso a mi culo, sacó su dedo y regresó más húmedo, deslizándose hasta que sentí que encontró mi orificio, un escalofrío recorrió mi cuerpo y no pude evitar suspirar y dar un ligerísimo respingo, desgraciadamente mi esfínter es muy sensible y no pude evitarlo, pero mordí mis labios, ahogando mi gemido, inmediatamente sacó el dedo de mi raja, para ver mi reacción y si despertaba.
Seguí fingiendo dormir, y tal vez pensando que mi sueño era profundo y que iba medio borracho por las cervezas que tomé, un par de minutos después, sentí nuevamente su dedo deslizarse entre mis nalgas, muy lento, suave, hasta que otra vez encontró mi orificio y empezó a frotar la entrada.
Que rico lo hacía sentía un placer indescriptible, oleadas de placer recorrían mi cuerpo, apenas lo podía creer la persona más viril y galán que conocía en el mundo, me estaba rozando la entrada del hoyito.
Desgraciadamente para entonces estábamos llegando a las instalaciones de la escuela y lentamente sacó su dedo, para evitar despertarme y se acomodó la polla bajo su short disimuladamente, pero aún durísima.
Tan pronto Toño llegó al estacionamiento prendió las luces interiores y exclamó.
– Despierten dormilones ya llegamos.
Así que despertamos todos (En realidad Arturo y yo solo fingimos despertar) y le dimos las gracias a Toño. Arturo bromeó:
– Ufff lástima estaba imaginando que me estaba cogiendo a una niña riquísima que conocí en el banco, Tengo la verga durísima, pobre Ariel, creo que me desquité con sus nalguitas soñando en la chica.
– Cabrón, tienes una boa en las piernas, no chingues y te calentaste con mi cola, la próxima ni a madres viajo así, aunque perdamos. Pervertido- respondí riendo,
Todos rieron de mi respuesta y Arturo exclamó.
– Perdón Ariel, ja ja, a mí me gustan las mujeres, solo estaba soñando, pero sabes, tienes nalgas ricas, si fuera puto ya te hubiera ensartado.
– Si yo fuera puto también ja ja, se necesitan dos- me defendí.
Todos rieron con los comentarios y bromas y nos despedimos, Arturo le pidió a Toño que lo acercara a una base de taxis para tomar alguno y los demás fuimos a tomar el metro.
Al caminar sentía la humedad de la saliva de Arturo en mi rajita y también la humedad del precum que tenía depositado en la parte media de mi espalda y me excitaba, sentía la colita muy sensible y calientita, tan pronto llegué a mi departamento me encerré en mi cuarto y empecé a tocarme la cola recordando como lo había hecho Arturo, me hice una paja deliciosa y desquité mi calentura al otro día con mi novia, que me encontró más fogoso que de costumbre
El siguiente lunes después del entrenamiento, se acercó Arturo y me pregunta que voy a hacer después, le comenté que saldría a cenar con mi novia pero que tenía clases hasta tarde, por lo que iría a mi departamento a bañarme y cambiarme y ver un rato la TV, para regresar después por ella. El entrenamiento terminaba a las 3 de la tarde y mi novia salía de clases a las 9 de la noche, así que tenía mucho tiempo libre.
Me comenta que no tiene nada que hacer, que porque no lo acompañaba a su Departamento a jugar videojuegos en lo que pasaba el tiempo para ver a mi novia.
Me extrañó un poco, jamás me había invitado y creo que tampoco a algún otro compañero, incluso en ocasiones bromeaba y decía era exclusivo para sus conquistas, que sólo lo usaba para coger, lejos estaba de imaginar que yo sería una de ellas.
Me duché y cambié en los vestidores de la escuela, para no tener que ir hasta mi departamento, y salimos rumbo a su departamento.
Lo que pasó después lo cuento en el siguiente relato.
Me sentía feliz, el equipo estaba integrado por estudiantes de diversas carreras, y era lo suficientemente bueno para ser titular en la mayoría de los partidos.
Allí conocí a Arturo, era de una carrera diferente a la mía, y al principio me cayó mal, era el típico Mirrey, galán, mujeriego, que salía con múltiples conquistas y las presumía, sus padres eran de dinero y tenía auto propio, realmente era un auto compacto, nada lujoso, pero era la envidia de la mayoría de los estudiantes. Su familia era de Sonora y tenía un ligero acento norteño, no muy fuerte, solo se le apreciaba por su forma un poco más ruda de hablar, un poco golpeado y la pronunciación de la letra CH, que sonaba más como SH, no sé si me explico, por ejemplo, al saludar sonaba algo así como “musho gusto mushashos”, para acabarla era el goleador y estrella del equipo.
Venía de Hermosillo y vaya que le hacía honor a su lugar de nacimiento, que Hermosillo era el cabrón, alto, atlético y musculoso, de piel blanca y pelo castaño, con unos ojos grandes y expresivos de color miel, Cristiano Ronaldo de joven, sin tanto músculo, me recuerda un poco su figura, pero en güero, todas las chicas de la escuela querían andar con él, sumamente popular, en los partidos o entrenamientos siempre había alguna chica en las tribunas y estoy seguro que no era para ver como jugaba el equipo.
Cuando me lo presentaron intenté bromear con él y le dije-
– Pensé que en Sonora solo jugaban al beisbol, ja ja
– Todos los de Sonora practicamos el beisbol, es cierto somos buenos para dar batazos, ja ja, pero también me gusta perforar algunas porterías, al tiempo que se tocaba la polla y pude apreciar que a pesar de estar cubierta por el short y flácida era muy grande y gruesa- solo sonreí con su comentario.
Mi posición era en el medio campo y mi función era de contención y ataque, detener los avances de los rivales, recuperar balones y surtir de balones a la delantera, y cabe resaltar que a pesar de nuestra diferencia fuera de la cancha, éramos muy compatibles en el campo y me convertí pronto en el principal surtidor de balones de Arturo, muchos de sus goles fueron producto de pases míos, y nos hicimos buenos amigos.
Comprobé con el trato diario que mi impresión inicial era equivocada, Arturo era muy jovial y atento, le gustaba salir de fiesta y con frecuencia me invitaba, pero la verdad no me gustaba mucho ese ambiente, siempre serio y era raro que acudiera, a excepción de unas fiestas de alberca en la casa de los padres de un compañero de carrera de Arturo, otro chico con dinero, y siempre me acompañaba mi novia, más sociable que yo, por lo que podía relacionarse con los estudiantes más populares de la escuela, las fiestas eran a las afueras de la ciudad y siempre pasaba Arturo para llevarnos y traernos, casi siempre lo acompañaba alguna chica diferente.
Los entrenamientos eran en las tardes 3 veces a la semana y los partidos generalmente los sábados.
Los viernes tenía clases después de los entrenamientos y me tenía que duchar en los vestuarios para asearme y cambiarme de ropa, los otros días prefería solamente cambiar mi playera sudada e irme a bañar a mi departamento, algo transpirado, lo sé, tal vez era poco cortés para los otros pasajeros del metro, pero no era el único, al contrario que en la mañana, en la tarde el transporte en el metro es una mezcla de olores, no todos agradables, de muchos trabajadores, obreros o estudiantes después de una larga jornada
Arturo siempre acostumbraba bañarse después de los entrenamientos, mostraba siempre una imagen muy pulcra, y como en todos los vestuarios había los exhibicionistas y los más recatados, Arturo indudablemente era de los primeros, se paseaba desnudo sin importarle que lo vieran, y como no, presumía su cuerpo, tenía un cuerpo perfecto, parecía una de las estatuas de mármol de algún Dios Griego, pero en lo que se refiere a sus atributos sexuales era todo lo contrario a esas figuras griegas, la naturaleza había sido muy generosa con él, tenía una verga monstruosa, aún flácida era muy gruesa y larga, en mi mente no me imaginaba cuanto llegaría a medir si estuviera erecta, con razón tenía tanta suerte con las mujeres, con esa cosa bajo sus piernas, yo lo veía de reojo, siempre en forma discreta, para no ser descubierto, pero me excitaba mucho verla. Por mi parte pertenecía al segundo grupo, era más recatado, si bien mi verga era de tamaño promedio, nada por que pudiera sentirme avergonzado, mis nalgas sabía que podrían traerme comentarios o bromas, así que siempre hacía tiempo y prefería bañarme hasta el final, ya cuando se estaban yendo todos.
En cierta ocasión en que pensé que estaba solo en las regaderas, sentí como que alguien me miraba, giré la vista y era Arturo, se había entretenido en una llamada con alguna de sus conquistas y estaba contemplando mi cola, no sabría con certeza cuanto tiempo llevaba viéndome. Al sentirse descubierto exclamó:
– No manches Ariel, que culito tan rico tienes.
– No jodas Arturo- me defendí, sabía que era cierto y el comentario que le había gustado al más galán y mujeriego de toda la escuela me sorprendió y al mismo tiempo me lleno de orgullo.
– En serio que si no supiera que eres mi amigo, no te respeto y te clavo, ja ja, mira, se me puso dura la verga,
– Ya en serio, Arturo no chingues, dándome la vuelta para que dejara de verme el culo y no pude evitar ver su verga y no mentía su verga había crecido y era de dimensiones sorprendentes, posiblemente 24 o 25 cm de largo y muy gruesa y eso que no estaba completamente erecta, no lo podía creer, mi cara fue de sorpresa y quedé con la boca abierta. Sentí que mi cara se sonrojaba.
Arturo se alejó riendo y solamente lo tomé como una broma, era para mí impensable que pudiera haber algo entre Arturo y yo, el más galán y macho de la escuela, con decenas de jovencitas tras él.
Transcurrieron algunas semanas y en una ocasión nos tocaba ir a jugar hasta una escuela del Estado de México, por lo regular utilizábamos alguno de los autobuses de la escuela (había 2) pero no eran exclusivos de nosotros si no que había que apartarlos con anticipación, y había preferencia a viajes especiales como congresos o viajes de estudio y precisamente ese fin de semana había un viaje de estudios, así que teníamos que desplazarnos por nuestra cuenta, no había mucho problema porque varios compañeros tenían coche, el desplazamiento se daba de diversos puntos, dependiendo de los domicilios de los jugadores y 6 de nosotros nos juntarnos en las instalaciones de la escuela 4 de nosotros sin coche y dos con coche, un compañero llamado Toño y Arturo, llega Toño y nos quedamos esperando que llegara Arturo para viajar ambos coches juntos, pero de pronto vemos que va llegando Arturo sólo con su maleta.
– Que pasó Arturo? y tu coche?- pregunté.
– Disculpen, tuve un ligero accidente anoche, nada de cuidado, pero el coche se quedará un par de semanas en un taller- nos respondió Arturo
– No puede ser Arturo, somos 6 en total y mi coche es compacto, no cabemos, respondió Toño.
– Vamos, no me van a negar el aventón, varias veces se los he dado.
– Ok, no te preocupes, ya vemos como nos acomodamos respondió Toño.
Llegamos al vehículo y decidimos que el más fornido estaría de copiloto y los demás en la parte trasera, por ser el más delgado y bajito me tocó subirme al último y ya no había lugar para sentarse, por lo que me tocó ir en cuclillas agarrado del respaldo del conductor, al lado de Arturo y arrancamos el viaje, que era de alrededor de una hora.
Mi posición era muy incómoda y ya no aguantaba, mis piernas se entumieron apenas aguanté como 20 minutos y me quejé, señalando que ya tenía las piernas entumidas pidiendo a Toño que se diera prisa, Arturo al ver mi tormento me dice que me siente en su pierna, que no sea penoso.
– Anda Ariel, siéntate en mi pierna, ja ja, no te voy a violar, bromeó- mis compañeros sonrieron, pero no aguantaba y no me quedó de otra que sentarme en la pierna de Arturo. Era incómodo y a la vez excitante, mis nalgas apoyadas en la pierna del tipo más galán de la escuela, la sensación me ponía un poco cachondo y seguimos avanzando así aproximadamente otros 20 minutos.
Pasado ese tiempo ahora fue Arturo quien se quejó.
– No manches, pinche Ariel, estas delgado pero pesas, ya se me entumió la pierna, levanta el culo un poco, ya no aguanto.
Alcé la cola y Arturo abrió las piernas, mira siéntate aquí, hay un pequeño espacio de asiento y así puedo descansar mis piernas.
Mi cola quedó entre sus piernas, y agarrándome del respaldo intentaba sentarme en la puntita del asiento, y mantener el equilibrio, pero seguía siendo una posición incómoda, mis nalgas rozaban las piernas de Arturo y en ocasiones al frenar o acelerar era imposible que mis nalgas no fueran a rozar el bulto de Arturo, solo unas fracciones de segundo, totalmente accidental, tan pronto sentía el me apoyaba del respaldo y alejaba el culo, esas pequeñas fracciones de segundo eran suficientes para que me excitara sobremanera, y aunque los roces eran totalmente accidentales, cerré los ojos y me concentré en la sensación, tratando de sensibilizar la piel de mis nalgas para disfrutar aunque sea ese minúsculo tiempo, alcanzaba a distinguir el diámetro de su enorme bulto y que se estaba poniendo cada vez más duro, mi verga empezaba a ponerse dura también, afortunadamente llegamos al lugar del partido y rápidamente me saqué la playera para que no se notara mi turbación y me bajé, me fijé en el bulto de Arturo y seguía su verga morcillona, pero no hice ningún comentario.
Ese partido lo ganamos 3 a 2 de visita con dos goles de Arturo, uno de ellos a pase mío y nos quedamos un rato a festejar, lo habitual era comprar algunos six de cerveza en algún Oxxo cercano y bromear y charlar por horas en lo que nos acabábamos las cervezas, Arturo estaba Feliz por los goles y colaboró pagando una ronda de cervezas extra.
Ya estaba anocheciendo y teníamos que regresar por lo que todos nos dirigimos a los autos, en especial los que vivíamos cerca de la escuela al auto de Toño, y pregunté cómo nos acomodaríamos, Arturo se apresuró a contestar que igual que como habíamos llegado, lo cual era lo más lógico pero me ponía en una incómoda posición. Nos metimos al coche y rápidamente Arturo abrió las piernas para que me sentara en medio de ellas no sabría decir si me dio gusto o me molestó, por un lado volvería a sentir los rozones de la verga de Arturo en mi colita, pero también era un tormento tratar de disimular, y ahora seguramente sería una hora completa y no 20 minutos como en la llegada.
Arrancamos y empezó la misma situación, pero con la diferencia que nuestros dos compañeros que iban con nosotros les ganó el sueño y en menos de 15 minutos se durmieron, yo no aguantaba las ganas de empujar mis nalgas atrás y disfrutar la sensación de la verga de Arturo y se me ocurrió fingir dormir como mis compañeros, total dormido podría simular que no me daba cuenta de la verga de Arturo, me apoyé en el respaldo del piloto, empinando la colita e imité la respiración de mis dos compañeros, poco a poco fui aflojando las nalgas y sentí más fuerte el contacto de su verga contra mis nalgas. Que rico se sentía me encantaba, la verga de Arturo cada vez se ponía más dura, e incluso percibía el calor que despedía, disfrutaba, era una sensación exquisita.
Toño le preguntó a su copiloto si todos los pasajeros de la parte de atrás iban dormidos y Arturo simuló también dormir
– Toño bromeó con su copiloto y le dijo no te vayas a dormir también, porque ya nos llevó la chingada, ja ja, me pegarías el sueño.
– No, como crees, ja ja, estoy cansado pero aguanto y aquí te iré haciendo plática, ja ja, quiero llegar a viejo.
El roce continuó algunos minutos y sentí que Arturo trataba de acomodarse tras de mí, ja ja pensé, ya la tiene tan dura y le molesta que necesita acomodársela bajo el short, y efectivamente así era pero no se la acomodó bajo el short, sino que sentí un tronco ardiente y grueso en mi espalda, tocando mi piel, el cabrón se había sacado la verga y la había introducido bajo mi playera, apoyándola en mi espalda, sentí que mi piel se erizaba al contacto y una descarga eléctrica recorría mi cuerpo, su verga dura y ardiente rozaba contra la piel de mi espalda, una caricia excitante que jamás hubiera imaginado, la cabeza de su verga me llegaba hasta casi la mitad de mi espalda y sentí que esa parte se humedecía con algún líquido caliente y viscoso, estaba saliendo precum de su verga, y usando el mismo precum lo utilizaba para deslizar su verga en mi espalda, muy suave, casi imperceptible siguiendo los movimientos del coche para no despertarme, y me encantaba, con los ojos cerrados me concentraba en la sensación, agudizando los nervios de mi espalda, después de un rato, sentí un dedo en mi espalda, frotando suavemente mi piel con la yema del dedo, despacio, sin ejercer presión, su dedo frotó los huequitos que algunos tenemos y que se forman en la parte baja de la espalda, apenas encima de mis nalgas y sentí delicioso, nadie nunca me había tocado allí y descubrí una nueva zona erógena, mi verga estaba a punto, y goteaba precum, mordía mis labios para no gemir y simular que seguía durmiendo.
Después de frotar un rato esa zona de mi espalda, buscó mi rajita, precisamente donde inicia, donde termina la espalda y nacen las nalgas y frotó un largo rato ese lugar, al ver que seguía durmiendo humedeció su dedo, seguramente con saliva y regresó al inicio de mi rayita. Ya era el acabose, su verga dura en mi espalda goteando precum y su dedo entre mis nalgas, presionó muy suavemente y ayudado por la saliva se deslizó entre mis nalgas, me sentía en el cielo, me contenía para no empujar mi culo y delatar que no estaba dormido, entonces pasamos un bache y aproveché para con el movimiento, empinar más la colita y darle mejor acceso a mi culo, sacó su dedo y regresó más húmedo, deslizándose hasta que sentí que encontró mi orificio, un escalofrío recorrió mi cuerpo y no pude evitar suspirar y dar un ligerísimo respingo, desgraciadamente mi esfínter es muy sensible y no pude evitarlo, pero mordí mis labios, ahogando mi gemido, inmediatamente sacó el dedo de mi raja, para ver mi reacción y si despertaba.
Seguí fingiendo dormir, y tal vez pensando que mi sueño era profundo y que iba medio borracho por las cervezas que tomé, un par de minutos después, sentí nuevamente su dedo deslizarse entre mis nalgas, muy lento, suave, hasta que otra vez encontró mi orificio y empezó a frotar la entrada.
Que rico lo hacía sentía un placer indescriptible, oleadas de placer recorrían mi cuerpo, apenas lo podía creer la persona más viril y galán que conocía en el mundo, me estaba rozando la entrada del hoyito.
Desgraciadamente para entonces estábamos llegando a las instalaciones de la escuela y lentamente sacó su dedo, para evitar despertarme y se acomodó la polla bajo su short disimuladamente, pero aún durísima.
Tan pronto Toño llegó al estacionamiento prendió las luces interiores y exclamó.
– Despierten dormilones ya llegamos.
Así que despertamos todos (En realidad Arturo y yo solo fingimos despertar) y le dimos las gracias a Toño. Arturo bromeó:
– Ufff lástima estaba imaginando que me estaba cogiendo a una niña riquísima que conocí en el banco, Tengo la verga durísima, pobre Ariel, creo que me desquité con sus nalguitas soñando en la chica.
– Cabrón, tienes una boa en las piernas, no chingues y te calentaste con mi cola, la próxima ni a madres viajo así, aunque perdamos. Pervertido- respondí riendo,
Todos rieron de mi respuesta y Arturo exclamó.
– Perdón Ariel, ja ja, a mí me gustan las mujeres, solo estaba soñando, pero sabes, tienes nalgas ricas, si fuera puto ya te hubiera ensartado.
– Si yo fuera puto también ja ja, se necesitan dos- me defendí.
Todos rieron con los comentarios y bromas y nos despedimos, Arturo le pidió a Toño que lo acercara a una base de taxis para tomar alguno y los demás fuimos a tomar el metro.
Al caminar sentía la humedad de la saliva de Arturo en mi rajita y también la humedad del precum que tenía depositado en la parte media de mi espalda y me excitaba, sentía la colita muy sensible y calientita, tan pronto llegué a mi departamento me encerré en mi cuarto y empecé a tocarme la cola recordando como lo había hecho Arturo, me hice una paja deliciosa y desquité mi calentura al otro día con mi novia, que me encontró más fogoso que de costumbre
El siguiente lunes después del entrenamiento, se acercó Arturo y me pregunta que voy a hacer después, le comenté que saldría a cenar con mi novia pero que tenía clases hasta tarde, por lo que iría a mi departamento a bañarme y cambiarme y ver un rato la TV, para regresar después por ella. El entrenamiento terminaba a las 3 de la tarde y mi novia salía de clases a las 9 de la noche, así que tenía mucho tiempo libre.
Me comenta que no tiene nada que hacer, que porque no lo acompañaba a su Departamento a jugar videojuegos en lo que pasaba el tiempo para ver a mi novia.
Me extrañó un poco, jamás me había invitado y creo que tampoco a algún otro compañero, incluso en ocasiones bromeaba y decía era exclusivo para sus conquistas, que sólo lo usaba para coger, lejos estaba de imaginar que yo sería una de ellas.
Me duché y cambié en los vestidores de la escuela, para no tener que ir hasta mi departamento, y salimos rumbo a su departamento.
Lo que pasó después lo cuento en el siguiente relato.
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