No dejes de pasar por mi mejor post
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No te vas a arrepentir
ENCUENTROS PELIGROSOS
PARTE 4 - MIS FANTASMAS
Ese viernes estaba terminando mi jornada cuando recibí un audio de WhatsApp de Alexis, traté de ignorarlo porque podía adivinar de que se trataba, hacía varios días que mi esposa y yo veníamos evadiéndolos con tontas excusas, que teníamos otra reunión planeada, que ella estaba en sus días, que yo estaba con demasiada carga laboral, y demás cosas que sacábamos al azar, pero las tontas excusas empezaban a agotarse y se hacía evidente que solo estábamos dilatando el encuentro.
Cuando llegué a casa, llamé a mi mujer, le comenté lo que sucedía y recién ahí escuchamos el famoso audio. Ciertamente el matrimonio Calcaterra nos invitaba a cenar, sábado por la noche, y ambos sabíamos cómo terminaría la historia.
Afrontamos la situación, Sofía y yo lo analizamos como adultos, en algún momento habíamos aceptado el juego y ahora deberíamos seguir jugando, sabíamos que uno de los dos seguramente se volvería solo, con las manos vacías, y también sabíamos que fuera quien fuera, luego tendría su revancha.
Solo aceptamos, convenimos en llevar algunas cosas y nos aprontamos para lo que vendría.
Ese sábado sería diferente, raramente ninguno de los dos estaba con la adrenalina de las veces anteriores, tal vez porque ambos sentíamos esa pizca de culpa por tener la posibilidad de disfrutar dejando al otro de lado.
Yo me encargué de ir a comprar unas bebidas y mi mujer de hacer un postre casero, tenía muy buenas manos para eso.
Cuando caía el sol fuimos por turnos a ducharnos, ella fue primero, siendo mujer siempre necesita más tiempo para arreglarse.
Busqué ropa casual, una remera celeste, jean negro, zapatillas, nada extravagante, no tenía que impresionar a nadie. Sofía estaba en el mismo camino, una camisa blanca de prender por delante, un jean celeste claro tirando a despintado, y zapatitos marrones tipo borceguíes. La miré como siempre la miraba, en verdad le faltaba busto y en verdad le sobraban caderas, me sentí un bastardo, ella siempre había sido perfecta para mí, pero ahora la comparaba con Roxanne y ahora le encontraba defectos.
Al llegar, esa percepción solo se incrementaría, es que Roxanne siempre estaba impecable, lucía unos zapatos tacos altos y medias en red en color negro, un vestido tipo látex, tan ajustado como provocativo, con unas tetas y un culo pintado a mano, en rojo sangre, como el color de sus labios, con sus ojos pintados en celeste, estirado hacia los lados y las pestañas arqueadas y ennegrecidas.
Aun la recorría con la vista cuando ella me besó en la mejilla emborrachándome con su perfume, realmente era de esas mujeres de ficción, esas mujeres idealizadas por muchos hombres pero que en verdad eran más estereotipos masculinos que realidades femeninas.
Ella se movió con cadencia meneando las caderas de lado a lado y fuimos donde estaba Alexis, el lucia más terrenal, más común, pero no pude evitar olvidar lo que tenía entre las piernas, y con eso, asumí que seguramente Sofía estaría pensando en lo mismo.
Hablamos, siempre hablábamos, nos sentamos a cenar, ellos a un lado de la mesa, nosotros al otro, las chicas frente a frente y nosotros lo propio. Hablamos de muchas cosas, pero siempre en torno a toda esta historia que estábamos viviendo, arrancando por el free shop, pasando por el trío con Alexis, por que habíamos hecho con Roxanne, por lo que haríamos en breve y por como adivinábamos que seguiría la historia.
Creo que todo es palabrerío fue un poco calentando el hielo que tenía en el pecho, y me di cuenta que otro tanto sucedía con mi mujer, tomamos algunas copas, y Alexis trajo unos cigarros para para fumar, mi mujer y yo jamás fumamos, compartían un cigarro de boca en boca en una forma muy caliente, era como que ellos estaban en otra sintonía, como que vivían la vida de otra manera, sin perjuicios, sin reglas, y cerca de las dos de la mañana el aire estaba tan enrarecido por el amargor del humo que me sentí fumando del ambiente sin querer hacerlo.
Había llegado el momento, Roxanne sugirió que era tarde, y uno de nosotros dos debíamos retirarnos, nos preguntó si teníamos alguna preferencia, si lo habíamos discutido, mi esposa me miró y yo solo me encogí de hombros, es que no lo habíamos debatido.
Alexis tomó un escarbadientes del palillero, lo partió en partes desiguales y lo acomodó entre su dedo pulgar e índice, de manera que no pudiéramos saber cuál era cuál, nos miró y lanzó
Vamos, el largo se queda, el corto se va, quien saca?
Le dije a Sofía que escogiera, tomó el de la derecha y fue evidente, había escogido el más largo, hice cara de resignación, de todas maneras, yo hubiera elegido el otro, esa noche quedaría libre.
Terminé la cerveza que estaba tomando, saludé a Alexis, luego a Sofía, por último, a Roxanne, le besé la mejilla y al mismo tiempo le acaricié su generoso culo sintiendo la pequeña tanga que ocultaba bajo tela de látex, con la suficiente desinhibición para que los otros dos vieran lo que hacía, y entonces advertirles en tono jocoso.
Se cuando me toca perder, solo recuerden que tendré revancha
Le dejé las llaves del coche a Sofía para que ella regresara tranquila cuando estuviera satisfecha.
Le dije a mi esposa que tomaría un taxi y derecho a casa, pero la noche estaba en pañales y sabía que difícilmente podría dormirme, preferí caminar sin rumbo fijo, el calor del incipiente verano se hacía insoportable, me mezclé en la vida nocturna, la juventud, los boliches, coches a gran velocidad y adolescentes emborrachándose por aquí y por allá, seguí mi camino, había llegado sin querer a 'Le Monde', un conocido club de stripper que se disimulaba en el subsuelo de una galería de compras.
Entré a pasar el rato, me senté en una mesa un tanto apartada, un par de chicas bailaban casi desnudas en el caño en una pasarela elevada. Antes de los cinco minutos un par de coperas se habían pegado a mi mesa como garrapatas, una se sentó a mi derecha, la otra, más osada directamente se acomodó sobre el muslo de mi pierna izquierda y abrazándome por el cuello me dijo al oído
Hola guapo, nos pagas unas copas?
Asentí con la cabeza, sabía cómo jugar el juego, ellas intentaban jugar conmigo, hacían su trabajo y me sacarían hasta la última moneda que tenía encima. La niña que tenía en mis faldas llamaba mi atención, a pesar del maquillaje adiviné que era muy joven, demasiado
Cuantos años tienes? - pregunté en forma casual -
Cuantos crees? - respondió ella
Seguí haciendo preguntas y solo obtenía más preguntas como respuestas, ella sabía el libreto de memoria, sacar dinero y no dar información. Empecé a perderme en mis laberintos, mi mente se fue a las curvas de Roxanne, acaso estaba buscando en estas prostitutas de poca monta la perfección de esa mujer? era imposible, y pensé en mi amada esposa, que diablos estaría haciendo? ella era una caja de sorpresas, y si no le importó mostrarse como una cualquiera en mi presencia, que estaría haciendo ahora? y Alexis? sería mejor que yo con las dos mujeres al mismo tiempo?
La niña me trajo a la realidad, era hora de un nuevo trago, era la forma de pagar mi tiempo en ese lugar.
Como te llamas? - preguntó ella - estás bien? te veo triste.
Era cierto, no estaba bien en ese sitio, ni sabía por qué me había metido ahí, pagué las últimas copas y seguí mi camino.
Llegué a casa, me recosté, el reloj marcaba ya las cuatro de la mañana, cerré los ojos, di vueltas para un lado, para el otro, la cama matrimonial me resultaba enorme, era la primera vez que Sofía no estaba a mi lado, tenía un revuelto en el estómago.
Todo había cambiado desde nuestra luna de miel, mi vida tranquila se había transformado de pronto en una montaña rusa, pasaba en un abrir y cerrar de ojos desde la más extrema euforia del placer a la más baja depresión por mis propios fantasmas.
Y en esos instantes, en mi soledad, en mi oscuridad, sentí que demasiados fantasmas me acosaban, incertidumbre, temor, ansiedad, pánico, sufrimiento, depresión, ira, resignación, todos y cada uno tenía distintas caras, distintos matices. Estaba claro que las cosas cambiaban vertiginosamente, Sofía no era la misma, yo no era el mismo, nuestra relación no era la misma.
No supe en que punto me quedé dormido, solo el regreso a casa de mi mujer me trajo a la realidad, vino a la cama y se desplomó a mi lado
Hola amor - apenas pronunció - estoy agotada, quiero descansar...
Aun me estaba ubicando en tiempo y espacio cuando ella ya estaba dormida, había quedado boca abajo, ladeada, con camisa, con ese jean celeste, apenas si había dejado sus zapatos al lado de la cama, miré la hora, habían pasado las once de la mañana.
Me levanté, me afeité, me duché, y me preparé el almuerzo, sería el domingo más largo y solitario de mi vida, miré algún que otro programa por tv y después fui un rato a entretenerme con mi notebook, a adelantar trabajo para el día siguiente, escuchando música por mis auriculares para que el resto de la casa estuviera en perfecto silencio. A media tarde fui por unas frutas, me asomé al cuarto y ella seguía sin moverse, en la misma posición, con ese jean ajustado que tan bien le marcaba la cola y que tanto me gustaba, solo que empezaba a aburrirme y sentí que nuevamente mis fantasmas empezaban a acosarme, terrible cogida le habrían pegado para estar casi muerta, y si le habría gustado demasiado? y si la estuviera perdiendo? y si esto se le hiciera costumbre?
Le preparé la tina con agua tibia, como a ella le gustaba, habían pasado las siete de la tarde y pronto anochecería, fui a la pieza, me senté a su lado, y la moví apenas por los hombros para que no se asustara, entreabrió los ojos y me regaló una sonrisa en medio de un prolongado desperezo
Buenas tardes remolona! - dije en tono cordial - se ve que la pasaste bien
Holi amor - apenas audible -
Arriba! vamos que tenes el agua calentita esperándote...
Esperá Marcos - dijo sosteniéndome el antebrazo - tengo que mostrarte algo, un regalo de Alexis para vos...
Mi mujer soltó entonces el jean, y lo bajó juntamente con su ropa interior, su enorme trasero quedó desnudo y observé que en su culo tenía un plug anal inexpulsable, con una base diamantada verde esmeralda, me quedé sin saber que decir, ella dijo entonces
Mierda, esa gente son unos malditos bastardos degenerados!
Escuché sus palabras, no era en tono de reproche, su rostro irradiaba una felicidad absoluta, plena, satisfecha y me recordó a las prostitutas de Le Monde, tragué saliva, ella tendría mucho por contar.
La dejé que se bañara, mientras yo preparé la cena.
Nos juntamos a la mesa poco después, ella vino descalza, con sus cabellos mojados aun chorreando agua, lucía una camisa mía, una blanca de mi empleo, estaba abierta al frente, no tenía sostén, sus pezones se traslucían, por debajo un culote borravino que era de mis preferidos, se sentó con una pierna recogida y por debajo de ella y la otra levantada, apoyando el talón en la silla y la rodilla en su quijada, estaba exquisitamente sensual.
Ella se encargó de servir el guisado que había preparado, estaba tan bonita como peligrosa, llené los vasos y apagué la tv, era momento de hablar y que ella largara el rollo
Amor, que quieres que te diga, Alexis y Roxanne son unos malditos perversos, yo ya había bebido demasiado, y el humo de esos malditos cigarros me había dado vuelta la cabeza, cuando te fuiste me llevaron al dormitorio y resultó que tenían un armario lleno de juguetes sexuales, perecía un sex shop. Roxanne me empezó a acariciar en una forma muy sugerente y me dijo si había algo que me atrajera en especial, y entre tantas cosas había algunas esposas, látigos y cosas por ese estilo
Pero a vos no te gusta eso - repliqué conociendo sus gustos
Tal vez, no, tal vez sí, te dije que me sentía embriagada y no tenía entera dimensión de lo que sucedía en derredor. Nos desnudamos poco a poco, y me pidieron que solo me dejara llevar, Alexis me puso un antifaz, me dejó privada de la visión y me llevaron sobre la cama, me recostaron y sentí que me esposaban las muñecas, sabía que estaban uno a cada lado, extendieron mis brazos y me aferraron a los lados del espaldar de la cama, estaba recostada, casi sentada y me sentía crucificada, no sabía que esperar, ni que iban a hacer, se suponía que debía estar incómoda, pero en verdad era sumamente excitante
En esos momentos ambos habíamos dejado la cena de lado, ella narrando, yo escuchando, se me hacía tan peligroso como caliente
Yo no sabía que esperar, imagina la situación, amarrada, desnuda, ciega, mis oídos estaban alerta y sentí algunos movimientos en el cuarto, los sentí volver y noté como se acomodaban cada uno a un lado, a mi nariz llegaba una rica fragancia, algo estaba llenando el ambiente, pero no alcanzaba a captar de que se trataba. Mi pecho izquierdo entonces recibió una gota, estaba helada, me provocó un escalofrío que me erizo el pezón, largué un quejido contenido de placer, no salía de mi asombro cuando mi pecho derecho recibió una gota de cera hirviendo, que mierda.
Estaba nuevamente en esa montaña rusa, llegaba el momento del éxtasis y tenía ya la verga dura bajo la mesa, ella prosiguió
Te das cuenta no? uno de los dos tenía un trozo de hielo, el otro una rica vela encendida y ese era el aroma que yo había sentido. Alexis y Roxanne jugaron conmigo, por todo mi cuerpo, alternando gotas heladas con gotas candentes, era pasar de un extremo a otro, era no saber que me tocaría en suerte, ni donde caerían, pies? piernas? abdomen? pecho? empezaba a retorcerme en deseo, era muy erótico, muy sado. Yo deseaba tocarme, pero mis manos estaban atrapadas, yo quería ver peor mi vista estaba cegada, yo quería coger, pero ellos llevaban el ritmo. Me dejé llevar, me entregué solo deseaba que me hicieran loe que quisieran hacerme
Entonces? - apuré to dado que estaba muy impaciente
Entonces ellos se saciaron a voluntad, los sentí como dejaban las cosas a un lado y lo próximo que recibiría sería la enorme pija de Alexis en mi boca, yo no podía verlo, pero sabía que estaba a un lado y me hacía desear, era como que me arrimaba su glande hasta los labios, pero me obligaba a estirarme para chupársela, solo me endulzaba y manejaba la situación, sentí sus manos llenarse con mis pechos y jugar con mis pezones. Adiviné también que Roxanne se había colado entre mis piernas para darme un rico sexo oral, ciertamente ella sabe chupar una conchita y sentí sus manos acariciar mi vientre, mis muslos, y solo no podía con tanta provocación, no tardé mucho en venirme en una forma muy descontrolada, estaba rendida.
Definitivamente ninguno de los dos cenaría esa noche, no era el momento, solo quería escucharla, y notaba que nuevamente se estaba excitando recordando todo lo vivido.
Ella retiró el antifaz bajándolo a mi cuello, me preguntó si me había gustado y también si me gustaba mirar, puesto que seguía atada y no tendría otra opción. Alexis había ido por un vibrador de los tantos que había en el cuarto, se recostó boca arriba y ella al otro lado, de manera que yo pudiera ver todo, Roxanne empezó a chupársela, muy rico, muy apetecible, se la besaba, se la comía, me miraba a mí y solo pretendía que yo deseara, de hecho me moría de ganas, Alexis estaba entregado y le decía que era una rica puta y ella solo se la comía más y más profundo, con su mano libre puso a vibrar el juguete y para mi sorpresa poco a poco se lo enterró en el culo a su marido
Yo escuchaba incrédulo cada palabra de mi amor, ella ponía mucho énfasis en sus palabras y gesticulaba con sus manos, con sus brazos y con su rostro.
Y ahí estaba yo, solo observando, Alexis estaba con sus piernas abiertas hacia mi lado, el juguete le había entrado casi por completo y su gigantesca verga era demasiado para su esposa, ella era muy hábil coordinando lo que le hacía por delante y lo que le hacía por detrás, y de pronto el solo empezó a acabar llenándola de semen, Roxanne seguía el juego y noté en su rostro como retenía todo en su boca, lo que hiciera falta. Entonces ella vino a mi lado, tomó mis cabellos y los jaló con fuerza hacia atrás, naturalmente en esa posición mi boca quedó abierta por el peso de mí quijada, ella se acomodó sobre mí, a unos centímetros, y asegurándose que ahora su esposo estuviera como observador, dejó caer poco a poco la mezcla caliente de leche y saliva en mi boca, tuve que tragar poco a poco no tenía otra opción y honestamente era excitante hacerlo. Ella vino sobre mi para darme un enorme beso metiendo su lengua hasta mi garganta, teníamos un sabor especial, un amargor especial, un beso que sabía a Alexis
Yo escuchaba impávido, es que mi mujer ponía tanto énfasis en el relato que realmente se notaba cuanto lo había disfrutado.
Sentía las manos adormecidas, les pedí que me liberaran, pero ellos tenían otros planes, Roxanne tomó un arnés con una verga enorme y las calzó entre mis piernas, me veía ridícula, por primera vez tenía una pija colgando, imaginas? Ella vino entonces a cabalgarme, se sentó sobre mí y empezó a mecerse, yo solo veía su rostro de placer, Alexis fue por detrás y se la metió en el culo, en un juego de doble penetración que parecía ser demasiado para ella. Roxanne empezó a perder la cordura, de a momentos me besaba las tetas muy rico, de a momentos ponía las suyas en mi boca para que lamiera sus pezones, o a veces solo me daba enormes e interminables besos de lengua, y sentía el placer de sus orgasmos en mi boca, era todo tan caliente, que no puedes llegar a imaginarlo.
Sofía narraba todo con tanta vividas que era imposible no tener la verga dura bajo la mesa, siguió transitando con lujo de detalles todas y cada una de las locuras a las que la sometieron
Contame del plug anal - dije intrigado - pensé que esas cosas no te gustaban.
Es que no se si fueron los cigarros, el alcohol, la sexualidad o tal vez una mezcla de todo, nunca me había sentido así y cuando ya habíamos realizado casi todo, Alexis lo tomó, lo untó con lubricante y solo me lo metió, me dijo que era un obsequio para vos y que vos sabrías que tendrías que hacer, que se te ocurre?
Era evidente el pecado en sus ojos, su rostro no era el de la dulce Sofía que yo conocía.
Fui a su lado, la hice parar y recosté su pecho sobre la mesa, levanté la camisa, bajé le culote que lucía, escupí en su esfínter y le di unas buenas nalgadas, al punto de que en sus blancas carnes quedaran pintadas de rojo las palmas de mis manos, ella contuvo sus gemidos, saqué mi verga y se la metí por detrás, ella entonces se mordió los labios con un 'mmmmm' contenido. Y fui profundo, una vez y otra, y una nueva nalgada, le dije que era una puta, que le estaba rompiendo el culo, si eso era lo que quería, y otro empuje y otra nalgada, y en pocos minutos le llenaba su trasero se semen, creí que el corazón me saldría por la boca.
Nos miramos, nos besamos, nos amamos, pero después, nuevamente bajaría en mi montaña rusa, las dudas volvieron a ahogarme, ella no era así, yo no era así, sexo anal? nalgadas? insultos? nos estábamos conociendo nuevamente? esta era nuestra nueva sexualidad? rica pero peligrosa?
Solo quedaba pendiente mi encuentro con Roxanne y Alexis para cerrar el círculo, solo que en este juego de a cuatro nos encontraríamos con una mala perdedora, alguien que ya quería salirse del juego, alguien que no quería quedarse, fuera, mi esposa, Sofía
CONTINUARA
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PARTE 4 - MIS FANTASMAS
Ese viernes estaba terminando mi jornada cuando recibí un audio de WhatsApp de Alexis, traté de ignorarlo porque podía adivinar de que se trataba, hacía varios días que mi esposa y yo veníamos evadiéndolos con tontas excusas, que teníamos otra reunión planeada, que ella estaba en sus días, que yo estaba con demasiada carga laboral, y demás cosas que sacábamos al azar, pero las tontas excusas empezaban a agotarse y se hacía evidente que solo estábamos dilatando el encuentro.
Cuando llegué a casa, llamé a mi mujer, le comenté lo que sucedía y recién ahí escuchamos el famoso audio. Ciertamente el matrimonio Calcaterra nos invitaba a cenar, sábado por la noche, y ambos sabíamos cómo terminaría la historia.
Afrontamos la situación, Sofía y yo lo analizamos como adultos, en algún momento habíamos aceptado el juego y ahora deberíamos seguir jugando, sabíamos que uno de los dos seguramente se volvería solo, con las manos vacías, y también sabíamos que fuera quien fuera, luego tendría su revancha.
Solo aceptamos, convenimos en llevar algunas cosas y nos aprontamos para lo que vendría.
Ese sábado sería diferente, raramente ninguno de los dos estaba con la adrenalina de las veces anteriores, tal vez porque ambos sentíamos esa pizca de culpa por tener la posibilidad de disfrutar dejando al otro de lado.
Yo me encargué de ir a comprar unas bebidas y mi mujer de hacer un postre casero, tenía muy buenas manos para eso.
Cuando caía el sol fuimos por turnos a ducharnos, ella fue primero, siendo mujer siempre necesita más tiempo para arreglarse.
Busqué ropa casual, una remera celeste, jean negro, zapatillas, nada extravagante, no tenía que impresionar a nadie. Sofía estaba en el mismo camino, una camisa blanca de prender por delante, un jean celeste claro tirando a despintado, y zapatitos marrones tipo borceguíes. La miré como siempre la miraba, en verdad le faltaba busto y en verdad le sobraban caderas, me sentí un bastardo, ella siempre había sido perfecta para mí, pero ahora la comparaba con Roxanne y ahora le encontraba defectos.
Al llegar, esa percepción solo se incrementaría, es que Roxanne siempre estaba impecable, lucía unos zapatos tacos altos y medias en red en color negro, un vestido tipo látex, tan ajustado como provocativo, con unas tetas y un culo pintado a mano, en rojo sangre, como el color de sus labios, con sus ojos pintados en celeste, estirado hacia los lados y las pestañas arqueadas y ennegrecidas.
Aun la recorría con la vista cuando ella me besó en la mejilla emborrachándome con su perfume, realmente era de esas mujeres de ficción, esas mujeres idealizadas por muchos hombres pero que en verdad eran más estereotipos masculinos que realidades femeninas.
Ella se movió con cadencia meneando las caderas de lado a lado y fuimos donde estaba Alexis, el lucia más terrenal, más común, pero no pude evitar olvidar lo que tenía entre las piernas, y con eso, asumí que seguramente Sofía estaría pensando en lo mismo.
Hablamos, siempre hablábamos, nos sentamos a cenar, ellos a un lado de la mesa, nosotros al otro, las chicas frente a frente y nosotros lo propio. Hablamos de muchas cosas, pero siempre en torno a toda esta historia que estábamos viviendo, arrancando por el free shop, pasando por el trío con Alexis, por que habíamos hecho con Roxanne, por lo que haríamos en breve y por como adivinábamos que seguiría la historia.
Creo que todo es palabrerío fue un poco calentando el hielo que tenía en el pecho, y me di cuenta que otro tanto sucedía con mi mujer, tomamos algunas copas, y Alexis trajo unos cigarros para para fumar, mi mujer y yo jamás fumamos, compartían un cigarro de boca en boca en una forma muy caliente, era como que ellos estaban en otra sintonía, como que vivían la vida de otra manera, sin perjuicios, sin reglas, y cerca de las dos de la mañana el aire estaba tan enrarecido por el amargor del humo que me sentí fumando del ambiente sin querer hacerlo.
Había llegado el momento, Roxanne sugirió que era tarde, y uno de nosotros dos debíamos retirarnos, nos preguntó si teníamos alguna preferencia, si lo habíamos discutido, mi esposa me miró y yo solo me encogí de hombros, es que no lo habíamos debatido.
Alexis tomó un escarbadientes del palillero, lo partió en partes desiguales y lo acomodó entre su dedo pulgar e índice, de manera que no pudiéramos saber cuál era cuál, nos miró y lanzó
Vamos, el largo se queda, el corto se va, quien saca?
Le dije a Sofía que escogiera, tomó el de la derecha y fue evidente, había escogido el más largo, hice cara de resignación, de todas maneras, yo hubiera elegido el otro, esa noche quedaría libre.
Terminé la cerveza que estaba tomando, saludé a Alexis, luego a Sofía, por último, a Roxanne, le besé la mejilla y al mismo tiempo le acaricié su generoso culo sintiendo la pequeña tanga que ocultaba bajo tela de látex, con la suficiente desinhibición para que los otros dos vieran lo que hacía, y entonces advertirles en tono jocoso.
Se cuando me toca perder, solo recuerden que tendré revancha
Le dejé las llaves del coche a Sofía para que ella regresara tranquila cuando estuviera satisfecha.
Le dije a mi esposa que tomaría un taxi y derecho a casa, pero la noche estaba en pañales y sabía que difícilmente podría dormirme, preferí caminar sin rumbo fijo, el calor del incipiente verano se hacía insoportable, me mezclé en la vida nocturna, la juventud, los boliches, coches a gran velocidad y adolescentes emborrachándose por aquí y por allá, seguí mi camino, había llegado sin querer a 'Le Monde', un conocido club de stripper que se disimulaba en el subsuelo de una galería de compras.
Entré a pasar el rato, me senté en una mesa un tanto apartada, un par de chicas bailaban casi desnudas en el caño en una pasarela elevada. Antes de los cinco minutos un par de coperas se habían pegado a mi mesa como garrapatas, una se sentó a mi derecha, la otra, más osada directamente se acomodó sobre el muslo de mi pierna izquierda y abrazándome por el cuello me dijo al oído
Hola guapo, nos pagas unas copas?
Asentí con la cabeza, sabía cómo jugar el juego, ellas intentaban jugar conmigo, hacían su trabajo y me sacarían hasta la última moneda que tenía encima. La niña que tenía en mis faldas llamaba mi atención, a pesar del maquillaje adiviné que era muy joven, demasiado
Cuantos años tienes? - pregunté en forma casual -
Cuantos crees? - respondió ella
Seguí haciendo preguntas y solo obtenía más preguntas como respuestas, ella sabía el libreto de memoria, sacar dinero y no dar información. Empecé a perderme en mis laberintos, mi mente se fue a las curvas de Roxanne, acaso estaba buscando en estas prostitutas de poca monta la perfección de esa mujer? era imposible, y pensé en mi amada esposa, que diablos estaría haciendo? ella era una caja de sorpresas, y si no le importó mostrarse como una cualquiera en mi presencia, que estaría haciendo ahora? y Alexis? sería mejor que yo con las dos mujeres al mismo tiempo?
La niña me trajo a la realidad, era hora de un nuevo trago, era la forma de pagar mi tiempo en ese lugar.
Como te llamas? - preguntó ella - estás bien? te veo triste.
Era cierto, no estaba bien en ese sitio, ni sabía por qué me había metido ahí, pagué las últimas copas y seguí mi camino.
Llegué a casa, me recosté, el reloj marcaba ya las cuatro de la mañana, cerré los ojos, di vueltas para un lado, para el otro, la cama matrimonial me resultaba enorme, era la primera vez que Sofía no estaba a mi lado, tenía un revuelto en el estómago.
Todo había cambiado desde nuestra luna de miel, mi vida tranquila se había transformado de pronto en una montaña rusa, pasaba en un abrir y cerrar de ojos desde la más extrema euforia del placer a la más baja depresión por mis propios fantasmas.
Y en esos instantes, en mi soledad, en mi oscuridad, sentí que demasiados fantasmas me acosaban, incertidumbre, temor, ansiedad, pánico, sufrimiento, depresión, ira, resignación, todos y cada uno tenía distintas caras, distintos matices. Estaba claro que las cosas cambiaban vertiginosamente, Sofía no era la misma, yo no era el mismo, nuestra relación no era la misma.
No supe en que punto me quedé dormido, solo el regreso a casa de mi mujer me trajo a la realidad, vino a la cama y se desplomó a mi lado
Hola amor - apenas pronunció - estoy agotada, quiero descansar...
Aun me estaba ubicando en tiempo y espacio cuando ella ya estaba dormida, había quedado boca abajo, ladeada, con camisa, con ese jean celeste, apenas si había dejado sus zapatos al lado de la cama, miré la hora, habían pasado las once de la mañana.
Me levanté, me afeité, me duché, y me preparé el almuerzo, sería el domingo más largo y solitario de mi vida, miré algún que otro programa por tv y después fui un rato a entretenerme con mi notebook, a adelantar trabajo para el día siguiente, escuchando música por mis auriculares para que el resto de la casa estuviera en perfecto silencio. A media tarde fui por unas frutas, me asomé al cuarto y ella seguía sin moverse, en la misma posición, con ese jean ajustado que tan bien le marcaba la cola y que tanto me gustaba, solo que empezaba a aburrirme y sentí que nuevamente mis fantasmas empezaban a acosarme, terrible cogida le habrían pegado para estar casi muerta, y si le habría gustado demasiado? y si la estuviera perdiendo? y si esto se le hiciera costumbre?
Le preparé la tina con agua tibia, como a ella le gustaba, habían pasado las siete de la tarde y pronto anochecería, fui a la pieza, me senté a su lado, y la moví apenas por los hombros para que no se asustara, entreabrió los ojos y me regaló una sonrisa en medio de un prolongado desperezo
Buenas tardes remolona! - dije en tono cordial - se ve que la pasaste bien
Holi amor - apenas audible -
Arriba! vamos que tenes el agua calentita esperándote...
Esperá Marcos - dijo sosteniéndome el antebrazo - tengo que mostrarte algo, un regalo de Alexis para vos...
Mi mujer soltó entonces el jean, y lo bajó juntamente con su ropa interior, su enorme trasero quedó desnudo y observé que en su culo tenía un plug anal inexpulsable, con una base diamantada verde esmeralda, me quedé sin saber que decir, ella dijo entonces
Mierda, esa gente son unos malditos bastardos degenerados!
Escuché sus palabras, no era en tono de reproche, su rostro irradiaba una felicidad absoluta, plena, satisfecha y me recordó a las prostitutas de Le Monde, tragué saliva, ella tendría mucho por contar.
La dejé que se bañara, mientras yo preparé la cena.
Nos juntamos a la mesa poco después, ella vino descalza, con sus cabellos mojados aun chorreando agua, lucía una camisa mía, una blanca de mi empleo, estaba abierta al frente, no tenía sostén, sus pezones se traslucían, por debajo un culote borravino que era de mis preferidos, se sentó con una pierna recogida y por debajo de ella y la otra levantada, apoyando el talón en la silla y la rodilla en su quijada, estaba exquisitamente sensual.
Ella se encargó de servir el guisado que había preparado, estaba tan bonita como peligrosa, llené los vasos y apagué la tv, era momento de hablar y que ella largara el rollo
Amor, que quieres que te diga, Alexis y Roxanne son unos malditos perversos, yo ya había bebido demasiado, y el humo de esos malditos cigarros me había dado vuelta la cabeza, cuando te fuiste me llevaron al dormitorio y resultó que tenían un armario lleno de juguetes sexuales, perecía un sex shop. Roxanne me empezó a acariciar en una forma muy sugerente y me dijo si había algo que me atrajera en especial, y entre tantas cosas había algunas esposas, látigos y cosas por ese estilo
Pero a vos no te gusta eso - repliqué conociendo sus gustos
Tal vez, no, tal vez sí, te dije que me sentía embriagada y no tenía entera dimensión de lo que sucedía en derredor. Nos desnudamos poco a poco, y me pidieron que solo me dejara llevar, Alexis me puso un antifaz, me dejó privada de la visión y me llevaron sobre la cama, me recostaron y sentí que me esposaban las muñecas, sabía que estaban uno a cada lado, extendieron mis brazos y me aferraron a los lados del espaldar de la cama, estaba recostada, casi sentada y me sentía crucificada, no sabía que esperar, ni que iban a hacer, se suponía que debía estar incómoda, pero en verdad era sumamente excitante
En esos momentos ambos habíamos dejado la cena de lado, ella narrando, yo escuchando, se me hacía tan peligroso como caliente
Yo no sabía que esperar, imagina la situación, amarrada, desnuda, ciega, mis oídos estaban alerta y sentí algunos movimientos en el cuarto, los sentí volver y noté como se acomodaban cada uno a un lado, a mi nariz llegaba una rica fragancia, algo estaba llenando el ambiente, pero no alcanzaba a captar de que se trataba. Mi pecho izquierdo entonces recibió una gota, estaba helada, me provocó un escalofrío que me erizo el pezón, largué un quejido contenido de placer, no salía de mi asombro cuando mi pecho derecho recibió una gota de cera hirviendo, que mierda.
Estaba nuevamente en esa montaña rusa, llegaba el momento del éxtasis y tenía ya la verga dura bajo la mesa, ella prosiguió
Te das cuenta no? uno de los dos tenía un trozo de hielo, el otro una rica vela encendida y ese era el aroma que yo había sentido. Alexis y Roxanne jugaron conmigo, por todo mi cuerpo, alternando gotas heladas con gotas candentes, era pasar de un extremo a otro, era no saber que me tocaría en suerte, ni donde caerían, pies? piernas? abdomen? pecho? empezaba a retorcerme en deseo, era muy erótico, muy sado. Yo deseaba tocarme, pero mis manos estaban atrapadas, yo quería ver peor mi vista estaba cegada, yo quería coger, pero ellos llevaban el ritmo. Me dejé llevar, me entregué solo deseaba que me hicieran loe que quisieran hacerme
Entonces? - apuré to dado que estaba muy impaciente
Entonces ellos se saciaron a voluntad, los sentí como dejaban las cosas a un lado y lo próximo que recibiría sería la enorme pija de Alexis en mi boca, yo no podía verlo, pero sabía que estaba a un lado y me hacía desear, era como que me arrimaba su glande hasta los labios, pero me obligaba a estirarme para chupársela, solo me endulzaba y manejaba la situación, sentí sus manos llenarse con mis pechos y jugar con mis pezones. Adiviné también que Roxanne se había colado entre mis piernas para darme un rico sexo oral, ciertamente ella sabe chupar una conchita y sentí sus manos acariciar mi vientre, mis muslos, y solo no podía con tanta provocación, no tardé mucho en venirme en una forma muy descontrolada, estaba rendida.
Definitivamente ninguno de los dos cenaría esa noche, no era el momento, solo quería escucharla, y notaba que nuevamente se estaba excitando recordando todo lo vivido.
Ella retiró el antifaz bajándolo a mi cuello, me preguntó si me había gustado y también si me gustaba mirar, puesto que seguía atada y no tendría otra opción. Alexis había ido por un vibrador de los tantos que había en el cuarto, se recostó boca arriba y ella al otro lado, de manera que yo pudiera ver todo, Roxanne empezó a chupársela, muy rico, muy apetecible, se la besaba, se la comía, me miraba a mí y solo pretendía que yo deseara, de hecho me moría de ganas, Alexis estaba entregado y le decía que era una rica puta y ella solo se la comía más y más profundo, con su mano libre puso a vibrar el juguete y para mi sorpresa poco a poco se lo enterró en el culo a su marido
Yo escuchaba incrédulo cada palabra de mi amor, ella ponía mucho énfasis en sus palabras y gesticulaba con sus manos, con sus brazos y con su rostro.
Y ahí estaba yo, solo observando, Alexis estaba con sus piernas abiertas hacia mi lado, el juguete le había entrado casi por completo y su gigantesca verga era demasiado para su esposa, ella era muy hábil coordinando lo que le hacía por delante y lo que le hacía por detrás, y de pronto el solo empezó a acabar llenándola de semen, Roxanne seguía el juego y noté en su rostro como retenía todo en su boca, lo que hiciera falta. Entonces ella vino a mi lado, tomó mis cabellos y los jaló con fuerza hacia atrás, naturalmente en esa posición mi boca quedó abierta por el peso de mí quijada, ella se acomodó sobre mí, a unos centímetros, y asegurándose que ahora su esposo estuviera como observador, dejó caer poco a poco la mezcla caliente de leche y saliva en mi boca, tuve que tragar poco a poco no tenía otra opción y honestamente era excitante hacerlo. Ella vino sobre mi para darme un enorme beso metiendo su lengua hasta mi garganta, teníamos un sabor especial, un amargor especial, un beso que sabía a Alexis
Yo escuchaba impávido, es que mi mujer ponía tanto énfasis en el relato que realmente se notaba cuanto lo había disfrutado.
Sentía las manos adormecidas, les pedí que me liberaran, pero ellos tenían otros planes, Roxanne tomó un arnés con una verga enorme y las calzó entre mis piernas, me veía ridícula, por primera vez tenía una pija colgando, imaginas? Ella vino entonces a cabalgarme, se sentó sobre mí y empezó a mecerse, yo solo veía su rostro de placer, Alexis fue por detrás y se la metió en el culo, en un juego de doble penetración que parecía ser demasiado para ella. Roxanne empezó a perder la cordura, de a momentos me besaba las tetas muy rico, de a momentos ponía las suyas en mi boca para que lamiera sus pezones, o a veces solo me daba enormes e interminables besos de lengua, y sentía el placer de sus orgasmos en mi boca, era todo tan caliente, que no puedes llegar a imaginarlo.
Sofía narraba todo con tanta vividas que era imposible no tener la verga dura bajo la mesa, siguió transitando con lujo de detalles todas y cada una de las locuras a las que la sometieron
Contame del plug anal - dije intrigado - pensé que esas cosas no te gustaban.
Es que no se si fueron los cigarros, el alcohol, la sexualidad o tal vez una mezcla de todo, nunca me había sentido así y cuando ya habíamos realizado casi todo, Alexis lo tomó, lo untó con lubricante y solo me lo metió, me dijo que era un obsequio para vos y que vos sabrías que tendrías que hacer, que se te ocurre?
Era evidente el pecado en sus ojos, su rostro no era el de la dulce Sofía que yo conocía.
Fui a su lado, la hice parar y recosté su pecho sobre la mesa, levanté la camisa, bajé le culote que lucía, escupí en su esfínter y le di unas buenas nalgadas, al punto de que en sus blancas carnes quedaran pintadas de rojo las palmas de mis manos, ella contuvo sus gemidos, saqué mi verga y se la metí por detrás, ella entonces se mordió los labios con un 'mmmmm' contenido. Y fui profundo, una vez y otra, y una nueva nalgada, le dije que era una puta, que le estaba rompiendo el culo, si eso era lo que quería, y otro empuje y otra nalgada, y en pocos minutos le llenaba su trasero se semen, creí que el corazón me saldría por la boca.
Nos miramos, nos besamos, nos amamos, pero después, nuevamente bajaría en mi montaña rusa, las dudas volvieron a ahogarme, ella no era así, yo no era así, sexo anal? nalgadas? insultos? nos estábamos conociendo nuevamente? esta era nuestra nueva sexualidad? rica pero peligrosa?
Solo quedaba pendiente mi encuentro con Roxanne y Alexis para cerrar el círculo, solo que en este juego de a cuatro nos encontraríamos con una mala perdedora, alguien que ya quería salirse del juego, alguien que no quería quedarse, fuera, mi esposa, Sofía
CONTINUARA
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