Rompiendo con la tradición de familia rechacé seguir la carrera militar , no podía... no quería encuartelarme y perderme ese universo de placer descubierto de muy pibe por un enciérro voluntario; preferí dividir mi tiempo entre hacer la secundaria y continuar con la rutína de mirón y espía de los hombres de la familia que seguían soltéros y éran mi dósis diária de sexo sin filtro y a escóndidas.
- Ya te vá a tocar la "colimba" y vas a ver lo que és buéno... - me decían mi viejo y mis tios; porque disfrazando mi gusto por los hombres me habia convertido en un "pibe rebelde", peleador y camorréro ... eso servía para ganarme a ótros de mi edad.
En el sortéo de la conscripción ese año me tocó el 998 y era mi boléto a dos años y médio de servício militar obligatório en la marína.
Mi estratégia siempre fué la discreción, podía pasar entre mis "camádas" como uno más del montón y estudiarlos bien de cerca, conocerlos bien.
Éramos 600 típos de 18 años para arríba, con la testosteróna a full, recluídos por largos periódos de entrenamiento. Muchas situaciónes de homoerotísmo en esos lugáres.
Al cábo de un tiempo ese batallón de varónes preciósos y seleccionados de todos los rincónes de la patria se exhibían sin rópas en los baños o en la "cuadra" de forma "casual"...paseando sus séxos a veces "medio astílla" por el solo placer de ser admirádo.
Mi mas gránde estratégia consistía en hacerme amigo y confidente; podía tranquilamente sentarme frente a ellos mientras se duchában para no cortar "el chamullo"...
Ningúno de esos hombrecítos sospechába que mi amistad incondicional era motivada por el enorme deséo de verlos desnúdos y grabarmelos en la memória para pajearme a placer pensando el cada uno de ellos.
Cuando pintába el alcohol de contrabando, el regimiento se convertía en un campo de exhibición donde los gladiadóres se mostrában obsénos y animados a "tódo"... el encierro y la calentúra acumuláda convertían a esos hombrezuélos en présas óptimas para un vampíro viejo y entrenádo como yo en séxo puro, dúro y explícito.
Cuando se desihinibían, sacába una charla sexuál y en la "confusión" me ofrecían la píja para saber "cómo éra"...
No éran gays, éran hombrecítos alzádos buscando aliviar esa terríble sensación de calentúra acumulada y curiósa.
Súpe aprovechar cada una de esas píjas durante dos años y medio, tragar cada chorro de sémen y cada cabéza con la misma dedicación que le púse a la priméra, chuparle la pija a esos típos y sentir las pulsaciónes y las contracciónes de sus vergas endurecidas en el paladar... sentir esos chasquídos de léche tíbia en la garganta y tragarme ese liquido precióso como prémio a la dedicación laboriósa de mi boca que conocía de antemano como besar una píja a full nivel putíta come pija.
Me gané "la confianza íntima" de mis camarádas que sabían que el final de una borrachéra entre "colimbas" era con la mamáda de pija nivel fantasía
- Ya te vá a tocar la "colimba" y vas a ver lo que és buéno... - me decían mi viejo y mis tios; porque disfrazando mi gusto por los hombres me habia convertido en un "pibe rebelde", peleador y camorréro ... eso servía para ganarme a ótros de mi edad.
En el sortéo de la conscripción ese año me tocó el 998 y era mi boléto a dos años y médio de servício militar obligatório en la marína.
Mi estratégia siempre fué la discreción, podía pasar entre mis "camádas" como uno más del montón y estudiarlos bien de cerca, conocerlos bien.
Éramos 600 típos de 18 años para arríba, con la testosteróna a full, recluídos por largos periódos de entrenamiento. Muchas situaciónes de homoerotísmo en esos lugáres.
Al cábo de un tiempo ese batallón de varónes preciósos y seleccionados de todos los rincónes de la patria se exhibían sin rópas en los baños o en la "cuadra" de forma "casual"...paseando sus séxos a veces "medio astílla" por el solo placer de ser admirádo.
Mi mas gránde estratégia consistía en hacerme amigo y confidente; podía tranquilamente sentarme frente a ellos mientras se duchában para no cortar "el chamullo"...
Ningúno de esos hombrecítos sospechába que mi amistad incondicional era motivada por el enorme deséo de verlos desnúdos y grabarmelos en la memória para pajearme a placer pensando el cada uno de ellos.
Cuando pintába el alcohol de contrabando, el regimiento se convertía en un campo de exhibición donde los gladiadóres se mostrában obsénos y animados a "tódo"... el encierro y la calentúra acumuláda convertían a esos hombrezuélos en présas óptimas para un vampíro viejo y entrenádo como yo en séxo puro, dúro y explícito.
Cuando se desihinibían, sacába una charla sexuál y en la "confusión" me ofrecían la píja para saber "cómo éra"...
No éran gays, éran hombrecítos alzádos buscando aliviar esa terríble sensación de calentúra acumulada y curiósa.
Súpe aprovechar cada una de esas píjas durante dos años y medio, tragar cada chorro de sémen y cada cabéza con la misma dedicación que le púse a la priméra, chuparle la pija a esos típos y sentir las pulsaciónes y las contracciónes de sus vergas endurecidas en el paladar... sentir esos chasquídos de léche tíbia en la garganta y tragarme ese liquido precióso como prémio a la dedicación laboriósa de mi boca que conocía de antemano como besar una píja a full nivel putíta come pija.
Me gané "la confianza íntima" de mis camarádas que sabían que el final de una borrachéra entre "colimbas" era con la mamáda de pija nivel fantasía
1 comentarios - "Puto Soldadíto", Puerto Belgrano full pijas...