"Los Papáchos de La Péke", Reláto Ilustrádo...

Imaginensé que crecía en pléna dictadúra régia, católica y caréta nivél dios, en una cása con mi padre gendárme y sus hermános del mísmo pálo...
No podía darme el lújo de ser "maricón", tenía que observar las "normas" , hacer lo que se esperába de un "machíto"... sobretódo en mi casa donde la gobernanta éra mi abuéla paterna , criadóra de "hombrecitos héchos y deréchos"...
Mi obediencia a las réglas y mi apégo a los rézos no les dába motívo de sospécha cada noche cuando escondído y désde la penúmbra del pátio me trepába a los muébles de la galeria o a los árboles para darme un espectáculo infernal de sexo en vívo, ofrecído por mis mayóres segúros de que mi abuéla me encerraba bajo lláve.


Con la suerte de que todos éran varónes soltéros la experiencia éra muy exténsa y variába entre las distíntas visítas que recibían en promédio de tres a cuatro mujéres por cabéza, salvo el "Tio Cacho"que recibía "random", siempre distíntas minitas mayóres a la que mi tio hacía delirar entre grítos mientras las hacía montarle la pija que parecía un obelísco de carne mojádo.












Para no perderme detálle muchas véces me escabullia en el techo de los placares empotrádos que mi finádo abuélo le había hécho a cada habitación, eran enormes y de material, de dos métros veinte siguiendo la línea de las abertúras con un técho de falso frente que era el escondíte justo y grandióso para no perderse detálle de la situación, la vista aérea me permitía observar en detálle esas penetraciones fabulósas, crúdas y bien inténsas. También podía ver y disfrutar el juego prévio, sentir ese estímulo eléctrico y contagióso de las amantes cuando esos dédos hábiles y curiósos les frotaban la rajíta mojáda y florecída en carne víva hasta que rogában con la voz entrecortáda que les metiéran la pija qué dura como madéra se estremecía en el aire mientras buscaba a tientas la boquita caliente que dibujaban esas conchas calientes full.













La visión perfécta de esas pijas afiebradas durísimas calzandosé ajustádas hasta salir forradas entre los labios cómo en un béso de léngua profúndo