Gracias a "Laura" por contarme su historia. Espero que disfruten mi versión de los hechos!
Benja es un joven de 30 años, casado hace 2 con Estefanía. Ambos nacidos en familias adineradas, con profesiones y trabajos acomodados.
Él es contador en una empresa de su suegro. Atlético, alto y aficionado al gym. Trigueño, de ojos caramelo, siempre fue el chico lindo que toda suegra aprecia.
Estefanía es nutricionista especializada en deportistas. Tiene un cuerpo fitness, pelo largo negro y alta como su padre. Le dedica mucho tiempo a estar en forma, tanto por fuera como por dentro.
Hace algún tiempo discuten sobre el tema de tener hijos, que en la clase que se mueven es obligatorio. Él dice pronto, ella no está lista para ser madre. Por esta razón chocan y tienen poco sexo.
Laura, la madre de Estefanía, lo nota caído últimamente a Benja y le pude que vaya a verla un día para charlar. Ella es psicóloga, una mujer delgada, fina, de pelo corto que no se tiñe y con mucha clase para vestir.
Él acepta agradecido la reunión. El día que se ven en el consultorio de ella, una habitación reservada en la gran casa familiar, con un amplio diván, varios sillones y una biblioteca llena.
- Hola Benja, sentate.
- Hola Laura, como estás?
- Yo bien, pero veo que vos no, que anda pasando?
Hablaron una hora. Cuando salió el tema del sexo, él se sintió avergonzado de expresar sus necesidades con la madre de su esposa.
- No hay nada malo en tener deseo.
- No es eso. Es que últimamente mi deseo es muy... Elevado. Y Tefy no quiere saber nada a veces.
- A que te referís con "elevado"? Querés hacerlo seguido?
- Sí. Todos los días. Pero...
- Pero?
- Es que me gustaría incluir... Variedad al asunto.
- No sé si te sigo...
- Me cuesta decirlo acá, a vos...
- Acá soy Laura, tu suegra se queda afuera. Nada de lo que me cuentes sale de estas paredes.
- Mmm... Bueno... Me gustaría ser un poco más intenso, más rudo, que no sea algo mecánico. Sumar algún juguete incluso.
- Ajá, y le has hablado con Tefy?
- Sí, aunque no muy directo. Pero me frenó. Es muy estructurada en ese ámbito.
- Ajá. Y vos desearías que ella se suelte un poco más?
- Claro. Me encantaría! Me encantaría pedirle algo y que no se enoje.
- Como se lo dirías?
- Eehhmm...
- Sentite libre, decímelo como si fuera ella.
- Ehh... Ok... Tefy, me gustaría que tengamos sexo más seguido.
- Sí? Qué más?
- Me gustaría ponerte en cuatro...
- Ah!
- Agarrarte del pelo y penetrarte duro!
- Uf...
- Y llenarte de leche! Embarazarte si es posible!
- Nene! Cuanta... Pasión!
Benja se puso colorado. Laura también. Se hizo un silencio incómodo entre ellos, que rompió él sin levantar la mirada.
- Bueno... También me gustaría hacer cosas nuevas...
- Contame... Si querés...
- Quiero hacer sexo anal. Es que tiene una cola divina!
- Bueno! Creo que está bien por hoy!
Ambos estaban acalorados, con la presión un poco elevada y la cara colorada.
- Tenés que ser más directo al expresar tus deseos con ella. A las mujeres no les suele gustar que se anden con rodeos. Decí lo que querés de forma clara y concisa. El resto depende de ella. Hablamos en una semana te parece bien?
- Laura, no soy uno de tus pacientes!
- No, pero te merecés un espacio seguro para hablar de lo que te pasa y sacarte el peso de lo que uno a veces se guarda.
- Ok. La verdad que me siento mejor! Gracias!
La semana pasó y Benja pudo hablar con Estefanía. Ella se mostró comprensiva y tuvieron un sexo intenso aunque ella no le permitió eyacular adentro. Le pidió que tuviera paciencia para el tema del sexo anal. Él aceptó.
Llegó el martes y volvió al consultorio de su suegra.
- Hola Benja, como fue la semana con tu pareja?
- Con Tefy, bien. Pudimos charlar...
- Y?
- Y tuvimos muy buen sexo. Me dejó cogerla en cuatro y le gustó que la tironeara del pelo, aunque se contenía un poco y no me dejó acabar adentro. No entiendo, ella toma la pastilla, cual es el problema?
A Laura le costó conectarse con la pregunta.
- Bueno... no a todas las mujeres les gusta que...
- Que las llenen de leche!
Benja se sentía bien al hablar así, sucio y chocante.
- Claro...
- A vos te molesta?
- Eh? No, a mí... No estamos hablando de mí...
- Pero es una charla, no terapia. Y una charla es de a dos no?
- Está bien. Tenés razón. No, a mi no me molesta... O no me molestaba...
- Carlo no...?
- No. Hace algunos meses que no tenemos sexo. A nuestra edad...
- Pero que decís Laura? Si sos una mujer joven y atractiva!
- Bueno, Carlo no siente igual.
- Y lo que sentís vos? Me estás enseñando a encontrarme con mi deseo, pero vos no te adueñas del tuyo.
- Touché!
- Si yo fuera Carlo haría gustosamente el amor con vos!
- Bueno, si yo fuera Estefanía tendría mucho sexo con vos! O si tuviera la edad de ella, quiero decir!
- Me imagino que sería más divertido, seguro!
- Por qué lo decís?
- Porque siento que vos sos más suelta y más "experimentada" en el sexo.
- ah sí? Como es eso?
- Puedo ser franco y directo?
- Para eso es este espacio!
- Bien, creo que te gusta coger, con ganas, con pasión, con intensidad! Y seguido!
- Ok... Algo acertado andás! Jaja... Querés tomar algo? Yo me voy a servir un dedo de whisky.
- Lo mismo para mí...
- Igual, hace tiempo que no siento... Esa chispa, ese disparador de deseo.
- Que pena... A mí me pasa lo opuesto! Tengo que acallar la voz en mis pantalones para no estar excitado a cada rato! Jaja
- La maravilla de la juventud!
- Como puedo hacer? Para calmar el... Ansia?
- Bueno... Siendo totalmente franca... Si tu pareja no quiere tener sexo y vos sí, deberías buscar otra forma de obtener ese placer. Yo creo.
- Otra mujer?
- No lo dije yo!
Laura le guiñó un ojo.
- Pero no podría ir por ahí... Yo necesito que me guste la mujer.
- Ajá! Necesitás una conexión?
- Claro. Si pienso otra mujer que me pueda pasar eso... No... No se...
Benja mira para otro lado, esquivando la mirada inqusitiva de Laura.
- Podés decir lo que sea, yo no soy quien para censurarte.
- Es que la única otra mujer que me gusta...
- Sí?
- Sos vos!
Laura se sorprende. No esperaba esa confesión. Al calor del whisky se le suma el del impacto de las palabras de su yerno.
- Ah... Bueno, que... Halagador... Estas seguro? Yo?
- Sí. Como te digo? Sos una mujer elegante, decidida, inteligente, linda...
- Que tiene casi el doble de tu edad!
- Eso es lo mejor! Una mujer madura que sepa lo que quiere es lo mejor para mí!
- Pero no debería ser tu suegra!
- Pero si sos una mujer por la que siento cariño y admiración! Además de deseo...
- Benja!
- Vos me dijiste que podía decir lo que fuera, ahora que saco lo que tenía guardado... No querés oírlo!
- No es eso... Es que es muy fuerte que un chico como vos me hable así! Yo también te tengo cariño. Pero sos mi yerno! Imaginá el escándalo! Además que harías con una mujer como yo?
Benja sabía que ella lo decía en sentido figurado, pero él decidió provocarla.
- Qué no haría!
- Bueno. Lo dejamos acá hoy!
Se despidieron fríamente y no se vieron hasta el siguiente encuentro. Ese día Benja entró eufórico.
- Tuve un sueño muy fuerte.
- Querés contarlo?
- Aviso, es con vos...
Laura solo hizo un gesto para que avance.
- Soñé que teníamos sexo. Acá. Intenso. Que nos dábamos todo el uno al otro.
- Bueno, claramente me ponés en representante de tu esposa. Yo te permito lo que ella no.
- Puede ser... Pero veía tu piel desnuda. Lo hacíamos parados contra el escritorio. Yo te la metía fuerte y vos lo disfrutabas.
- No... No hace falta que seas tan gráfico...
- Ah, entonces mejor no sigo...
El brillo de lo ojos de Laura le pedía más.
- Estabas con ropa deportiva, nos besábamos apasionadamente. Me dabas la espalda, yo te bajaba la calza y te penetraba con urgencia.
- Nada más?
- Bueno, eyaculaba adentro tuyo en cantidad. Aunque cuando me masturbé después de despertar también descargué mucho.
- Te masturbaste pensando en mí?
Laura jugaba con su collar.
- Sí... Y creo que lo voy a volver a hacer...
- Que atrevido! Como me decís algo así?
El tono de su voz sonaba lejos de estar ofendida.
- Es una pena que seas la madre de mi esposa, si no ya hubiéramos concretado!
- Ay, Benjaaaa! Vos pensás que yo sería capaz?
- No soy tonto. Noto la tensión sexual que se genera entre nosotros.
- Bueno, basta. Terminamos por hoy. Esto se nos va de tema.
Cuando se levantaban de los sillones, Benja la agarró de los brazos por sorpresa y la besó en los labios. Ella se quedó estática. Cuando intentó meter su lengua, Laura abrió la boca, receptiva. Puso una mano en el pecho de Benja y la otra en la cintura.
- Benja... No...
- Está bien. Hoy me voy. Hasta la próxima.
- Sí. Hasta la próxima...
Y la volvió a besar fugazmente.
Cuando él se fue, Laura sintió su corazón rebotar en su pecho. Si hubiera insistido un poco más...
La semana siguiente Laura había recibido una invitación de una amiga para salir a caminar. La esperaba en cuanto se fuera Benja. Para eso se preparó con su mejor conjunto deportivo, que utilizaba en raras ocasiones, ya que ajustaba y acentuaba mucho sus nalgas.
Cuando Benja llegó se quedó boquiabierto.
- Estás... Hermosa!
Laura sintió el comentario como una caricia, lo que premió posando para él.
- Me queda bien? No tengo cuerpo para esta ropa, me parece...
- Pero no me digas eso, si tenés unas piernas y una cola... Te favorece mucho ese conjunto deportivo!
Mientras le daba la espalda, Laura recordó el sueño de Benja en el que tenía sexo con ella vestida con un conjunto deportivo. Se le subió el color a la cara.
- Me encanta como te vestiste hoy la verdad!
Se sentó con las piernas abiertas en el sillón. Ella no pudo evitar un vistazo rápido a la entrepierna de su yerno. Para pensar un segundo, le ofreció algo de beber.
- Dale. Lo que quieras!
Se puso a servir un vaso con whisky tratando de no pensar nada que delatara lo incómoda que se sentía. Unos brazos la atraparon de repente.
- No finjamos más, por favor!
- Benja!
La dio vuelta y la besó con una mano en su rostro y otra en su culo.
Ella intentó resistirse débilmente, pero solo consiguió excitar más a ese joven musculoso. Lo abrazó y se dejó recorrer por esa boca ansiosa.
Las manos de Benja tocaban y apretaban todo, por fuera y por dentro de sus ropas.
Él llevó una de sus manos a su pene erecto. El tacto con la piel caliente la sobresaltó, pero no retiró la mano. Comenzó a masturbarlo y apretar con fuerza esa dureza ya olvidada por ella. Deseaba ese pene joven y admitirlo para ella misma la hizo liberarse. Se agachó y puso su cara contra esa carne. El olor y la suavidad generaron en ella una sensación ya olvidada. Lamió el tronco y se metió en la boca el glande. Su boca se conectó con su vagina, que empezó a lubricarse. La excitaba tener un pene duro en la boca.
Benja la dejó mamársela un poco, no podía esperar penetrarla. La ayudó a levantarse, la besó nuevamente y bajó en un lento movimiento la calza de su suegra. Se lamió dos dedos y se los pasó por la concha. Volvió a lamer y a pasar los dedos unas cuantas veces más. El sabor lo embriagaba y acentuaba su erección. Ella lo disfrutaba cada vez más.
Ninguno de los dos hablaba, solo suspiraban y gemían.
Benja la tomó de la cintura y la dio vuelta, haciendo que ella se sujetara de la mesa de las bebidas. Apuntó su cabeza a la entrada de ella y presionó.
- Despacio por favor! Hace mucho que no...
- Tranquila. Voy a ir tan despacio como pueda.
La penetró solo hasta la mitad y se movió lentamente unas cuantas veces. Los cristales sonaban por las sacudidas.
- Vení.
Laura lo llevó hacia su escritorio y se inclinó aún más. Benja entonces la tomó de las nalgas y se arrodilló a lamer ese sexo deseado con ansia. Ella, que no estaba acostumbrada a recibir una boca en su vagina, se sacudió de placer. Después de unos momentos que no supo precisar le pidió en voz baja:
- Sigamos...
Benja se levantó y la volvió a penetrar, esta vez más profundo.
- Aayy Benja!
- Laura... Al fin estoy cumpliendo mi sueño!
Aceleraron las embestidas. Laura, ya totalmente dilatada, gozaba increíblemente. Sus piernas flaqueaban. Benja se dio cuenta. La levantó y la sentó en el escritorio, le arrancó la ropa y la empaló otra vez.
Ahora que la tenía de frente, no dejaba de besarla por todas partes. Laura se abrió la campera y levantó su top, soltando unas tetas que Benja juzgó divinas. Se dobló para atrás, dejándose sostener por los brazos fuertes de su yerno, que lamía sus pezones sensibles con gran habilidad. Sentía la humedad de su sexo y el orgasmo llegar avisando por oleadas que aumentaban en intensidad.
- Aah ah ahh... Benjaaaa! No pares!
Se mojaba como hacía años que no le sucedía.
- Voy a acabar!
- Hacelo, por diossss!
- Aaaahhhh!
- Siiií! Dame todo!
Ella ahora lo sujetaba de la cabeza y lo besaba mientras sentía el semen que la invadía con cada movimiento de caderas de él, como si lo empujara más adentro con cada embestida.
- Ay Benja! No sabés lo mucho que extrañaba sentirme así!
- A mí me encantó! Nunca acabé así!
Los dos miraron hacia abajo y vieron el semen escurriendo de la vagina de Laura al piso.
- Arreglemos esto, que es un desastre!
Limpiaron todo, sonriendo como dos adolescentes que cubrían una travesura.
Cuando lo despidió a Benja en la puerta de la casa, sonriendo, le acarició el bulto y le susurró al oído:
- Hasta la próxima, Benja!
Benja es un joven de 30 años, casado hace 2 con Estefanía. Ambos nacidos en familias adineradas, con profesiones y trabajos acomodados.
Él es contador en una empresa de su suegro. Atlético, alto y aficionado al gym. Trigueño, de ojos caramelo, siempre fue el chico lindo que toda suegra aprecia.
Estefanía es nutricionista especializada en deportistas. Tiene un cuerpo fitness, pelo largo negro y alta como su padre. Le dedica mucho tiempo a estar en forma, tanto por fuera como por dentro.
Hace algún tiempo discuten sobre el tema de tener hijos, que en la clase que se mueven es obligatorio. Él dice pronto, ella no está lista para ser madre. Por esta razón chocan y tienen poco sexo.
Laura, la madre de Estefanía, lo nota caído últimamente a Benja y le pude que vaya a verla un día para charlar. Ella es psicóloga, una mujer delgada, fina, de pelo corto que no se tiñe y con mucha clase para vestir.
Él acepta agradecido la reunión. El día que se ven en el consultorio de ella, una habitación reservada en la gran casa familiar, con un amplio diván, varios sillones y una biblioteca llena.
- Hola Benja, sentate.
- Hola Laura, como estás?
- Yo bien, pero veo que vos no, que anda pasando?
Hablaron una hora. Cuando salió el tema del sexo, él se sintió avergonzado de expresar sus necesidades con la madre de su esposa.
- No hay nada malo en tener deseo.
- No es eso. Es que últimamente mi deseo es muy... Elevado. Y Tefy no quiere saber nada a veces.
- A que te referís con "elevado"? Querés hacerlo seguido?
- Sí. Todos los días. Pero...
- Pero?
- Es que me gustaría incluir... Variedad al asunto.
- No sé si te sigo...
- Me cuesta decirlo acá, a vos...
- Acá soy Laura, tu suegra se queda afuera. Nada de lo que me cuentes sale de estas paredes.
- Mmm... Bueno... Me gustaría ser un poco más intenso, más rudo, que no sea algo mecánico. Sumar algún juguete incluso.
- Ajá, y le has hablado con Tefy?
- Sí, aunque no muy directo. Pero me frenó. Es muy estructurada en ese ámbito.
- Ajá. Y vos desearías que ella se suelte un poco más?
- Claro. Me encantaría! Me encantaría pedirle algo y que no se enoje.
- Como se lo dirías?
- Eehhmm...
- Sentite libre, decímelo como si fuera ella.
- Ehh... Ok... Tefy, me gustaría que tengamos sexo más seguido.
- Sí? Qué más?
- Me gustaría ponerte en cuatro...
- Ah!
- Agarrarte del pelo y penetrarte duro!
- Uf...
- Y llenarte de leche! Embarazarte si es posible!
- Nene! Cuanta... Pasión!
Benja se puso colorado. Laura también. Se hizo un silencio incómodo entre ellos, que rompió él sin levantar la mirada.
- Bueno... También me gustaría hacer cosas nuevas...
- Contame... Si querés...
- Quiero hacer sexo anal. Es que tiene una cola divina!
- Bueno! Creo que está bien por hoy!
Ambos estaban acalorados, con la presión un poco elevada y la cara colorada.
- Tenés que ser más directo al expresar tus deseos con ella. A las mujeres no les suele gustar que se anden con rodeos. Decí lo que querés de forma clara y concisa. El resto depende de ella. Hablamos en una semana te parece bien?
- Laura, no soy uno de tus pacientes!
- No, pero te merecés un espacio seguro para hablar de lo que te pasa y sacarte el peso de lo que uno a veces se guarda.
- Ok. La verdad que me siento mejor! Gracias!
La semana pasó y Benja pudo hablar con Estefanía. Ella se mostró comprensiva y tuvieron un sexo intenso aunque ella no le permitió eyacular adentro. Le pidió que tuviera paciencia para el tema del sexo anal. Él aceptó.
Llegó el martes y volvió al consultorio de su suegra.
- Hola Benja, como fue la semana con tu pareja?
- Con Tefy, bien. Pudimos charlar...
- Y?
- Y tuvimos muy buen sexo. Me dejó cogerla en cuatro y le gustó que la tironeara del pelo, aunque se contenía un poco y no me dejó acabar adentro. No entiendo, ella toma la pastilla, cual es el problema?
A Laura le costó conectarse con la pregunta.
- Bueno... no a todas las mujeres les gusta que...
- Que las llenen de leche!
Benja se sentía bien al hablar así, sucio y chocante.
- Claro...
- A vos te molesta?
- Eh? No, a mí... No estamos hablando de mí...
- Pero es una charla, no terapia. Y una charla es de a dos no?
- Está bien. Tenés razón. No, a mi no me molesta... O no me molestaba...
- Carlo no...?
- No. Hace algunos meses que no tenemos sexo. A nuestra edad...
- Pero que decís Laura? Si sos una mujer joven y atractiva!
- Bueno, Carlo no siente igual.
- Y lo que sentís vos? Me estás enseñando a encontrarme con mi deseo, pero vos no te adueñas del tuyo.
- Touché!
- Si yo fuera Carlo haría gustosamente el amor con vos!
- Bueno, si yo fuera Estefanía tendría mucho sexo con vos! O si tuviera la edad de ella, quiero decir!
- Me imagino que sería más divertido, seguro!
- Por qué lo decís?
- Porque siento que vos sos más suelta y más "experimentada" en el sexo.
- ah sí? Como es eso?
- Puedo ser franco y directo?
- Para eso es este espacio!
- Bien, creo que te gusta coger, con ganas, con pasión, con intensidad! Y seguido!
- Ok... Algo acertado andás! Jaja... Querés tomar algo? Yo me voy a servir un dedo de whisky.
- Lo mismo para mí...
- Igual, hace tiempo que no siento... Esa chispa, ese disparador de deseo.
- Que pena... A mí me pasa lo opuesto! Tengo que acallar la voz en mis pantalones para no estar excitado a cada rato! Jaja
- La maravilla de la juventud!
- Como puedo hacer? Para calmar el... Ansia?
- Bueno... Siendo totalmente franca... Si tu pareja no quiere tener sexo y vos sí, deberías buscar otra forma de obtener ese placer. Yo creo.
- Otra mujer?
- No lo dije yo!
Laura le guiñó un ojo.
- Pero no podría ir por ahí... Yo necesito que me guste la mujer.
- Ajá! Necesitás una conexión?
- Claro. Si pienso otra mujer que me pueda pasar eso... No... No se...
Benja mira para otro lado, esquivando la mirada inqusitiva de Laura.
- Podés decir lo que sea, yo no soy quien para censurarte.
- Es que la única otra mujer que me gusta...
- Sí?
- Sos vos!
Laura se sorprende. No esperaba esa confesión. Al calor del whisky se le suma el del impacto de las palabras de su yerno.
- Ah... Bueno, que... Halagador... Estas seguro? Yo?
- Sí. Como te digo? Sos una mujer elegante, decidida, inteligente, linda...
- Que tiene casi el doble de tu edad!
- Eso es lo mejor! Una mujer madura que sepa lo que quiere es lo mejor para mí!
- Pero no debería ser tu suegra!
- Pero si sos una mujer por la que siento cariño y admiración! Además de deseo...
- Benja!
- Vos me dijiste que podía decir lo que fuera, ahora que saco lo que tenía guardado... No querés oírlo!
- No es eso... Es que es muy fuerte que un chico como vos me hable así! Yo también te tengo cariño. Pero sos mi yerno! Imaginá el escándalo! Además que harías con una mujer como yo?
Benja sabía que ella lo decía en sentido figurado, pero él decidió provocarla.
- Qué no haría!
- Bueno. Lo dejamos acá hoy!
Se despidieron fríamente y no se vieron hasta el siguiente encuentro. Ese día Benja entró eufórico.
- Tuve un sueño muy fuerte.
- Querés contarlo?
- Aviso, es con vos...
Laura solo hizo un gesto para que avance.
- Soñé que teníamos sexo. Acá. Intenso. Que nos dábamos todo el uno al otro.
- Bueno, claramente me ponés en representante de tu esposa. Yo te permito lo que ella no.
- Puede ser... Pero veía tu piel desnuda. Lo hacíamos parados contra el escritorio. Yo te la metía fuerte y vos lo disfrutabas.
- No... No hace falta que seas tan gráfico...
- Ah, entonces mejor no sigo...
El brillo de lo ojos de Laura le pedía más.
- Estabas con ropa deportiva, nos besábamos apasionadamente. Me dabas la espalda, yo te bajaba la calza y te penetraba con urgencia.
- Nada más?
- Bueno, eyaculaba adentro tuyo en cantidad. Aunque cuando me masturbé después de despertar también descargué mucho.
- Te masturbaste pensando en mí?
Laura jugaba con su collar.
- Sí... Y creo que lo voy a volver a hacer...
- Que atrevido! Como me decís algo así?
El tono de su voz sonaba lejos de estar ofendida.
- Es una pena que seas la madre de mi esposa, si no ya hubiéramos concretado!
- Ay, Benjaaaa! Vos pensás que yo sería capaz?
- No soy tonto. Noto la tensión sexual que se genera entre nosotros.
- Bueno, basta. Terminamos por hoy. Esto se nos va de tema.
Cuando se levantaban de los sillones, Benja la agarró de los brazos por sorpresa y la besó en los labios. Ella se quedó estática. Cuando intentó meter su lengua, Laura abrió la boca, receptiva. Puso una mano en el pecho de Benja y la otra en la cintura.
- Benja... No...
- Está bien. Hoy me voy. Hasta la próxima.
- Sí. Hasta la próxima...
Y la volvió a besar fugazmente.
Cuando él se fue, Laura sintió su corazón rebotar en su pecho. Si hubiera insistido un poco más...
La semana siguiente Laura había recibido una invitación de una amiga para salir a caminar. La esperaba en cuanto se fuera Benja. Para eso se preparó con su mejor conjunto deportivo, que utilizaba en raras ocasiones, ya que ajustaba y acentuaba mucho sus nalgas.
Cuando Benja llegó se quedó boquiabierto.
- Estás... Hermosa!
Laura sintió el comentario como una caricia, lo que premió posando para él.
- Me queda bien? No tengo cuerpo para esta ropa, me parece...
- Pero no me digas eso, si tenés unas piernas y una cola... Te favorece mucho ese conjunto deportivo!
Mientras le daba la espalda, Laura recordó el sueño de Benja en el que tenía sexo con ella vestida con un conjunto deportivo. Se le subió el color a la cara.
- Me encanta como te vestiste hoy la verdad!
Se sentó con las piernas abiertas en el sillón. Ella no pudo evitar un vistazo rápido a la entrepierna de su yerno. Para pensar un segundo, le ofreció algo de beber.
- Dale. Lo que quieras!
Se puso a servir un vaso con whisky tratando de no pensar nada que delatara lo incómoda que se sentía. Unos brazos la atraparon de repente.
- No finjamos más, por favor!
- Benja!
La dio vuelta y la besó con una mano en su rostro y otra en su culo.
Ella intentó resistirse débilmente, pero solo consiguió excitar más a ese joven musculoso. Lo abrazó y se dejó recorrer por esa boca ansiosa.
Las manos de Benja tocaban y apretaban todo, por fuera y por dentro de sus ropas.
Él llevó una de sus manos a su pene erecto. El tacto con la piel caliente la sobresaltó, pero no retiró la mano. Comenzó a masturbarlo y apretar con fuerza esa dureza ya olvidada por ella. Deseaba ese pene joven y admitirlo para ella misma la hizo liberarse. Se agachó y puso su cara contra esa carne. El olor y la suavidad generaron en ella una sensación ya olvidada. Lamió el tronco y se metió en la boca el glande. Su boca se conectó con su vagina, que empezó a lubricarse. La excitaba tener un pene duro en la boca.
Benja la dejó mamársela un poco, no podía esperar penetrarla. La ayudó a levantarse, la besó nuevamente y bajó en un lento movimiento la calza de su suegra. Se lamió dos dedos y se los pasó por la concha. Volvió a lamer y a pasar los dedos unas cuantas veces más. El sabor lo embriagaba y acentuaba su erección. Ella lo disfrutaba cada vez más.
Ninguno de los dos hablaba, solo suspiraban y gemían.
Benja la tomó de la cintura y la dio vuelta, haciendo que ella se sujetara de la mesa de las bebidas. Apuntó su cabeza a la entrada de ella y presionó.
- Despacio por favor! Hace mucho que no...
- Tranquila. Voy a ir tan despacio como pueda.
La penetró solo hasta la mitad y se movió lentamente unas cuantas veces. Los cristales sonaban por las sacudidas.
- Vení.
Laura lo llevó hacia su escritorio y se inclinó aún más. Benja entonces la tomó de las nalgas y se arrodilló a lamer ese sexo deseado con ansia. Ella, que no estaba acostumbrada a recibir una boca en su vagina, se sacudió de placer. Después de unos momentos que no supo precisar le pidió en voz baja:
- Sigamos...
Benja se levantó y la volvió a penetrar, esta vez más profundo.
- Aayy Benja!
- Laura... Al fin estoy cumpliendo mi sueño!
Aceleraron las embestidas. Laura, ya totalmente dilatada, gozaba increíblemente. Sus piernas flaqueaban. Benja se dio cuenta. La levantó y la sentó en el escritorio, le arrancó la ropa y la empaló otra vez.
Ahora que la tenía de frente, no dejaba de besarla por todas partes. Laura se abrió la campera y levantó su top, soltando unas tetas que Benja juzgó divinas. Se dobló para atrás, dejándose sostener por los brazos fuertes de su yerno, que lamía sus pezones sensibles con gran habilidad. Sentía la humedad de su sexo y el orgasmo llegar avisando por oleadas que aumentaban en intensidad.
- Aah ah ahh... Benjaaaa! No pares!
Se mojaba como hacía años que no le sucedía.
- Voy a acabar!
- Hacelo, por diossss!
- Aaaahhhh!
- Siiií! Dame todo!
Ella ahora lo sujetaba de la cabeza y lo besaba mientras sentía el semen que la invadía con cada movimiento de caderas de él, como si lo empujara más adentro con cada embestida.
- Ay Benja! No sabés lo mucho que extrañaba sentirme así!
- A mí me encantó! Nunca acabé así!
Los dos miraron hacia abajo y vieron el semen escurriendo de la vagina de Laura al piso.
- Arreglemos esto, que es un desastre!
Limpiaron todo, sonriendo como dos adolescentes que cubrían una travesura.
Cuando lo despidió a Benja en la puerta de la casa, sonriendo, le acarició el bulto y le susurró al oído:
- Hasta la próxima, Benja!
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