Me sentía sola ese sábado, aunque pensaba salir con unas amigas.Cada día que pasaba me aburría más ir beber, pero decidí salir y comencé adarme una ducha caliente, muy caliente… desnuda en la bañera, el agua recorría cadacentímetro de mi piel, deseando que fueran las manos de un hombre, sin pensarlodeslice el jabón por mi pecho, y fui distribuyéndolo, con solo el roce de losdedos mis pezones se endurecieron, mis pechos suplicaban una boca que losmordiera y sin casi darme cuenta estaba húmeda y caliente.
Tanto ardía mi cuerpo que decidí salir de la bañera y tumbarmemojada sobre mi cama, mi cuerpo desnudo y aun mojado, atravesaba las sábanasblancas de la cama desecha, coloque una almohada bajo mi pelvis y comencé aacariciar, secándola y lamiendo su jugo. Tenía erizado el cuerpo, la columnaarqueada, la mano derecha se perdía entre mi concha, mientras que la izquierdaapretaba con fuerza la almohada, al sentir el placer.
Como mujer deseaba tener un hombre dentro de mí, sentir como me hacíasuya, pero mis dedos juguetones y ya experimentados buscaban mi punto G y loencontraron fácilmente, mientras apretaban suavemente en un movimientocircular, cerraba los ojos de gusto y de excitación, para masajear mi clítoriscon la otra mano.
Mi cuerpo empezó a desprender ese olor a sexo, ese sudor de pasiónque lleva al clímax, la pelvis cada vez se arqueaba las tetas seendurecían, los pezones se contraían.
Estaba sumida en el éxtasis, y en cada caricia en las que mi manose hundía en mí, me hacía estremecer, haciendo que mis dedos rozaran miclítoris hinchado, desprendiendo un leve gemido de súplica, deseaba más quenada ser penetrada “”HASTA EL FONDO””, sentir como reventaban dentro de mí yese calor me volvía loca.
y comencé a sentirlo, peroantes decidí lamerme los dedos con sabor a mí, chupar mis jugos vaginales, paraque mi mano me penetraran con mayor comodidad, abrí las piernas, cerré los ojosy comenzó a invadirme ese delicioso hormigueo que recorría mis tobillos, mispiernas, mis muslos, hasta que entro mi mano completa y se clavó como unaespada.
La piel desprendía calor, el cuello sentía escalofríos de gusto,los pies se estiraban soportando el placer con ganas de que fuera eterno, enese momento… hasta q explote deexcitación sentía los jugos vaginales mojar mi mano haciendo que palpitara y secontrajera la vagina, con la intención de atrapar el deseo con mis piernastemblorosas saque mi mano la chupe y la pase por mi cara para poder sentir elaroma de mi terrible acabada.
Tanto ardía mi cuerpo que decidí salir de la bañera y tumbarmemojada sobre mi cama, mi cuerpo desnudo y aun mojado, atravesaba las sábanasblancas de la cama desecha, coloque una almohada bajo mi pelvis y comencé aacariciar, secándola y lamiendo su jugo. Tenía erizado el cuerpo, la columnaarqueada, la mano derecha se perdía entre mi concha, mientras que la izquierdaapretaba con fuerza la almohada, al sentir el placer.
Como mujer deseaba tener un hombre dentro de mí, sentir como me hacíasuya, pero mis dedos juguetones y ya experimentados buscaban mi punto G y loencontraron fácilmente, mientras apretaban suavemente en un movimientocircular, cerraba los ojos de gusto y de excitación, para masajear mi clítoriscon la otra mano.
Mi cuerpo empezó a desprender ese olor a sexo, ese sudor de pasiónque lleva al clímax, la pelvis cada vez se arqueaba las tetas seendurecían, los pezones se contraían.
Estaba sumida en el éxtasis, y en cada caricia en las que mi manose hundía en mí, me hacía estremecer, haciendo que mis dedos rozaran miclítoris hinchado, desprendiendo un leve gemido de súplica, deseaba más quenada ser penetrada “”HASTA EL FONDO””, sentir como reventaban dentro de mí yese calor me volvía loca.
y comencé a sentirlo, peroantes decidí lamerme los dedos con sabor a mí, chupar mis jugos vaginales, paraque mi mano me penetraran con mayor comodidad, abrí las piernas, cerré los ojosy comenzó a invadirme ese delicioso hormigueo que recorría mis tobillos, mispiernas, mis muslos, hasta que entro mi mano completa y se clavó como unaespada.
La piel desprendía calor, el cuello sentía escalofríos de gusto,los pies se estiraban soportando el placer con ganas de que fuera eterno, enese momento… hasta q explote deexcitación sentía los jugos vaginales mojar mi mano haciendo que palpitara y secontrajera la vagina, con la intención de atrapar el deseo con mis piernastemblorosas saque mi mano la chupe y la pase por mi cara para poder sentir elaroma de mi terrible acabada.
6 comentarios - Perdida en el deseo