Amigo mío, seré directo, quiero cogerme a tu mujer. Te explicaré punto por punto las razones de por qué mi deseo no debería molestarte en lo más mínimo y permitir simplemente que suceda.
En primer lugar, lo obvio, tu mujer es cogible, es preciosa. A pesar de que sus 54 años no han pasado en vano aún se conserva lo suficiente para provocar los instintos más básicos de varios hombres, me cuento entre ellos. ¿Recuerdas cuándo trabajé en tu negocio por tu incapacidad y ella se hizo responsable? Pues en esos días presté atención a sus encantos. Hubo una ocasión en la que llegó vestida con leggins y botas de tacón bajo, se veía espléndida, pero lo que me incito una tremenda erección que tuve que aliviar en el baño fue cuando se agachó a recoger unos papeles que tiró por accidente. Se colocó en cuclillas abriendo las piernas, mostrando lo torneadas que son. Imaginé estar justo debajo, rozando su sexo con el mío o poniendo mi cara en medio para placer de ambos. Al retirarse, la ví caminar y aprecié el contoneo de sus marcadas caderas. Amigo mío, tu hembra es exquisita.
Tu condición, debes saberlo, es un claro impedimento para satisfacer a esa hembra en el sexo. Quizá la edad por si sola no sea problema pero tu salud ha decaído y dudo que puedas tirarle un polvo siquiera. Admítelo, no te es posible seguirle el ritmo, es necesario que le pases la estafeta a alguien más pues no es muy difícil notar que su líbido es aún alto, que quiere coger como una veinteañera o más. Debes ser humilde y dejarle disfrutar las bondades del cuerpo, que tú no puedes darle, con otros más capaces. Yo, por ejemplo, con 27 años no dudes que no le daría tregua; teniendo la mitad de su edad puedo hacerla gozar y, a la vez, ella a mí ya que tengo una cierta inclinación por las mujeres mayores. Debes saber que hasta ahora he tenido la oportunidad de coger con un par de mujeres que pasan los cuarenta, entre ellas una antigua empleada tuya, y he recibido elogios de mi papel de amante. Puedes estar seguro de que tu esposa estará en buenas manos.
Por otra parte, está mi capricho de someterla, de hacerla pedirme que le dé más verga, escucharla decir "cogeme más, duro". He tenido la fantasía en mi mente largo tiempo. Cómo española que es, tiene un gran orgullo que deseo ver doblegado. De solo imaginar que yo, un "jodido mexicano", cómo he escuchado que se refiere a los de mi raza, le da unas buenas cogidas y haga que cumpla mis caprichos de piel me viene otra tremenda erección.
Algo me dice que ella también lo desea, el sometimiento y el delirio. Así pues, ¿quién eres para impedir que ella goce? ¿puedes prohibirle el sentir placer? Debo decir que está en su derecho el elegir una verga joven y enérgica. Y sí bien puede ser que no solo sea conmigo con quién quiere disfrutar pues yo gustozo seré su confidente. Ya sea que quiere probar más de una verga a la vez o le interesa una verga grande pues sigue siendo su culo y en el ella puede meterse lo que guste y nada me provocaría más satisfacción que verla gemir.
Te aconsejo que la dejes hacer. Ella te amará más por ello porque, no confundamos el placer con el amor, te habrás despojado de tu orgullo porque te interesa verla satisfecha. Y yo, yo solo te informo de mi deseo por respeto, por nuestra buena relación de amigos que hemos mantenido con el tiempo. Nos une una mujer, tu mujer a la que quiero tener en mi cama. Hacerla usar la ropa y lencería que elija para ella y exhibirla de camino a un motel para que los demás vean lo buena que está la española. Ya en el acto la desvestiría lento y la tomaría con firmeza, que conozca la actitud de mi raza. Ponerla a mamar mientras le doy nalgadas hasta que me exija que le introduzca mi carne entre sus nalgas pero en vez de eso usaré mi boca para provocarla más. Provocarla hasta sentir su miel en mis labios o que desespere por sentir e dentro suyo. Siendo esa mi intención, la pondría en cuatro patas y metería mi pene primero con calma y luego con rapidez hasta escuchar el choque de mis huevos con sus nalgas. La tomaría del cabello para acercar mis labios a su oído y decirle "esto es lo que te mereces, perra y puta gachupina" y seguirla cogiendo hasta venirme en su boca y asegurarme de que se beba toda mi leche.
¿Eh? ¿Qué te parece? ¿No quieres verla disfrutar? Piénsalo, amigo, quiero cogerme a tu mujer.
Pd. Imágenes solo como referencia.
En primer lugar, lo obvio, tu mujer es cogible, es preciosa. A pesar de que sus 54 años no han pasado en vano aún se conserva lo suficiente para provocar los instintos más básicos de varios hombres, me cuento entre ellos. ¿Recuerdas cuándo trabajé en tu negocio por tu incapacidad y ella se hizo responsable? Pues en esos días presté atención a sus encantos. Hubo una ocasión en la que llegó vestida con leggins y botas de tacón bajo, se veía espléndida, pero lo que me incito una tremenda erección que tuve que aliviar en el baño fue cuando se agachó a recoger unos papeles que tiró por accidente. Se colocó en cuclillas abriendo las piernas, mostrando lo torneadas que son. Imaginé estar justo debajo, rozando su sexo con el mío o poniendo mi cara en medio para placer de ambos. Al retirarse, la ví caminar y aprecié el contoneo de sus marcadas caderas. Amigo mío, tu hembra es exquisita.
Tu condición, debes saberlo, es un claro impedimento para satisfacer a esa hembra en el sexo. Quizá la edad por si sola no sea problema pero tu salud ha decaído y dudo que puedas tirarle un polvo siquiera. Admítelo, no te es posible seguirle el ritmo, es necesario que le pases la estafeta a alguien más pues no es muy difícil notar que su líbido es aún alto, que quiere coger como una veinteañera o más. Debes ser humilde y dejarle disfrutar las bondades del cuerpo, que tú no puedes darle, con otros más capaces. Yo, por ejemplo, con 27 años no dudes que no le daría tregua; teniendo la mitad de su edad puedo hacerla gozar y, a la vez, ella a mí ya que tengo una cierta inclinación por las mujeres mayores. Debes saber que hasta ahora he tenido la oportunidad de coger con un par de mujeres que pasan los cuarenta, entre ellas una antigua empleada tuya, y he recibido elogios de mi papel de amante. Puedes estar seguro de que tu esposa estará en buenas manos.
Por otra parte, está mi capricho de someterla, de hacerla pedirme que le dé más verga, escucharla decir "cogeme más, duro". He tenido la fantasía en mi mente largo tiempo. Cómo española que es, tiene un gran orgullo que deseo ver doblegado. De solo imaginar que yo, un "jodido mexicano", cómo he escuchado que se refiere a los de mi raza, le da unas buenas cogidas y haga que cumpla mis caprichos de piel me viene otra tremenda erección.
Algo me dice que ella también lo desea, el sometimiento y el delirio. Así pues, ¿quién eres para impedir que ella goce? ¿puedes prohibirle el sentir placer? Debo decir que está en su derecho el elegir una verga joven y enérgica. Y sí bien puede ser que no solo sea conmigo con quién quiere disfrutar pues yo gustozo seré su confidente. Ya sea que quiere probar más de una verga a la vez o le interesa una verga grande pues sigue siendo su culo y en el ella puede meterse lo que guste y nada me provocaría más satisfacción que verla gemir.
Te aconsejo que la dejes hacer. Ella te amará más por ello porque, no confundamos el placer con el amor, te habrás despojado de tu orgullo porque te interesa verla satisfecha. Y yo, yo solo te informo de mi deseo por respeto, por nuestra buena relación de amigos que hemos mantenido con el tiempo. Nos une una mujer, tu mujer a la que quiero tener en mi cama. Hacerla usar la ropa y lencería que elija para ella y exhibirla de camino a un motel para que los demás vean lo buena que está la española. Ya en el acto la desvestiría lento y la tomaría con firmeza, que conozca la actitud de mi raza. Ponerla a mamar mientras le doy nalgadas hasta que me exija que le introduzca mi carne entre sus nalgas pero en vez de eso usaré mi boca para provocarla más. Provocarla hasta sentir su miel en mis labios o que desespere por sentir e dentro suyo. Siendo esa mi intención, la pondría en cuatro patas y metería mi pene primero con calma y luego con rapidez hasta escuchar el choque de mis huevos con sus nalgas. La tomaría del cabello para acercar mis labios a su oído y decirle "esto es lo que te mereces, perra y puta gachupina" y seguirla cogiendo hasta venirme en su boca y asegurarme de que se beba toda mi leche.
¿Eh? ¿Qué te parece? ¿No quieres verla disfrutar? Piénsalo, amigo, quiero cogerme a tu mujer.
Pd. Imágenes solo como referencia.
4 comentarios - Quiero coger a tu mujer.