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La tunjana (Relato mejorado)

Hola, quería avisarles que estoy en Instagram y he empezado a subir los relatos de a poco. @vinlansaga_relatos
Este cuentito ya lo subí pero lo vuelvo a hacer con unos cuantos cambios, para mí ha quedado mejor.

[Hace unos años me agregó al face una colombiana. Aparentemente le gustó un comentario, de ahí vio mi portada y le pareció interesante. La foto era una imagen de un ocaso en Viña del Mar. Comencé a ver su perfil, como es de costumbre con todo el mundo. Soy muy curioso, lo admito. Su pelo corto resaltaba sus cachetes. Ella era de anteojos, pecas, y unos ojos híbridos que cambian con la luz. Empezamos a chatear, hablábamos de todo. De nuestras costumbres, climas, comidas, música, trabajos. Ella me dijo que le parecía interesante, alguien con contenido para tratar cualquier tema con sapiencia. La primera vez que chateamos yo andaba devacaciones. Yo pretendía fotos suyas desnuda, pero tenía paciencia y ni siquiera lo sugerí. Cuando hablábamos por webcam le tiraba piropos y besitos y noiba más allá. Hablábamos, mostrábamos nuestras chucherías y nos despedíamos.Aún recuerdo su extraño peluche de la Pantera Rosa, su pequeña biblioteca y suacento cautivador que parece estar impreso en la genética colombiana.
 Un día le conté que mi cumpleaños se acercaba.Estuve a punto de preguntarle qué me iba a regalar (Ya saben que esa es unapregunta retórica) y me llegó una foto. Estaba en toallón, y aún así se notabaque su cuerpo cumplía todos los estándares de belleza latina. Caderas hanchas,piernas fuertes y unos atributos envidiables. Quería más y más.
 Comenzaron a llegar una serie de fotosexhibiéndose con un encaje. La composición de las luces, el cuerpo voluptuoso,las poses, la actitud, las hacían de almanaque. No recordaba cuándo fue laúltima vez que me excité tanto con unas fotos tan sugerentes. Ella me habíademostrado que no se necesitaba ser siempre explícito. Quería verla sin ropa,claro, pero decidí esperar para otra ocasión.
 
 Una noche hicimos una videollamada. Ella seencontraba en su habitación y yo en la mía.
 -Hace calor, ¿No?
 Mi remera voló a no sé dónde mientras miraba ala pantalla esperando su reacción. Quería presumir mis brazos y mi color depiel.
 -Es tu turno, tunjina.- le dije.
 -Se dice tunjana.
 Ella se fue al baño y me pregunté por qué nose desnudó ahí mismo, ¿Será que podían abrirle la puerta? ¿O será que no queríaque la oigan? Noté que bajo su remera se cubría con uno de esos corpiñosdeportivos que sólo pueden usar las tetonas. Yo me preparé acostado mirando lanotebook con mucha expectativa.
 -¿Nos sacamos la ropa a la cuenta de tres?-Preguntó
 -¡Claro! Pero toda,sin nada.
 Jamás me había desnudado frente a la cámara,pero convengamos que tampoco iba a dudar mucho en hacer lo que sea por ver eselomo. Ella se levantaría el corpiño y yo me bajaría el pantalón. Los dos pechos cayeron como cascada y yo estabahipnotizado con su cuerpo. Eran gigantes y armados, con unas areolas igual degrandes. Sonreía sorprendido de que mi primer sexting fuera con una “sex simbol”colombiana. Ella sonreía con timidez e intriga. Miró mi ropa interior condeseo. Era algo nuevo para ambos, quizás.
 -Nos saquemos todo-Dije
 Sin pensarlo metí mi mano en mi bóxer apretadoy ella dijo "Ash,qué rico"... sin quitar la mirada de la pantalla. Volví la camara a mi rostro y le dije: Quiero ver yotambién.
Estábamos con un poco de adrenalina, el ambientela llevó a bajarse su ropa interior. Cada uno comenzó a tocarse y ya noimportaba si mirábamos o no. Había más que un par de cuerpos.
Cerré los ojos y me toqué por un rato. Cadatanto me enfocaba a mi para que no viera que dejaba de tocarme. Era mi trampapara durar más. Ella se estimulaba y parecía tener más manos de lo normal,recorrían todo su cuerpo. Intentamos no hacer ruido. Yo estaba tan hipnotizadoque no prestaba atención a nada más que a ella. Eyaculé en mi ombligo. Estabacuriosa por verme y le enseñé. Mi estómago estaba muy mojado.
Esa vez fue apurada aunque placentera, pero nofue la única. 
 
 Pasamos varios meses conversando. Cada tanto hacíamosvideollamada para hablar o masturbarnos. Intentábamos ser originales y que cada vez haya unasorpresa. Era muy divertido. Cada tanto le endulzaba el oído, como poeta quesoy, trataba de no caer en palabras banales e impersonales.
 Pasó el tiempo y la llama se fue apagando.Ella se puso de novia. Parecía ser algo serio.Nos mantuvimos en contacto sin ninguna cargaerótica.
Una día me desperté con un mensaje. Ya laconocía demasiado para saber a qué iba. La conversación se tornó caliente, y lepedí fotos. Me clavó el visto por unos 15 minutos. "Me mojé" dijo. Memostró cómo sostenía la ropa interior con las piernas y su mano estaba todopegajosa. Era su primer foto con ese tono.
 Despuésde eso nos conectamos por webcam. Conversamos de todo una vez más. Ellamencionó que su novio vivía lejos y se veían esporádicamente. Lo vi como unaseñal de vacío y también como su motivo para seguir viéndonos. ¿O habrá sidouna excusa?
Ser yo el que atienda a la novia de alguien siempreme ha parecido enigmático. Lo interpreto como ser alguien que complementa laactividad sexual que no puede saciar un tercero.
 En algúnmomento le dije que sus manos fueran las mías. Comencé a indicarle por dóndeiba mi recorrido, y así ella iba sintiendo como si sus manos fueran ajenas.
 -¿Por dónde empezarias? ¿por aquí?-
Ella señaló sus labios, su mejilla, luego sucuello y comenzó a bajar de a poco. Tomó su corpiño y lo estiró con picardía. Suspechos resaltaban aún estando boca arriba.
-¿No sentís comoun cosquilleo? ¿No sentís como si te tocara?
-Ash… Nunca lohabía pensado así. Pareciera que estuvieras aquí.- Dijo con una voz forzada.
 Ella parecía sugestionarse con cada palabra,como si la imaginación fuese parte de la realidad. Yo la veía jugando, a vecesme enseñaba, otras se desenfocaba concentrándose en el juego.
 -Mi mano derecha toca tu entrepierna y vos lacerrás aferrándola. No la dejas salir. Te beso. Mi mano sube, roza despaciotodo tu cuerpo. Se aferra a tu cintura, beso tu pancita. Sentís un calor, elpeso de mi cuerpo. Después subo, tus brazos son presionados por los míos. Temuerdo los pezones. Mi lengua serpentea por todos lados, dejando marcas dehumedad por donde van. Te pongo de costado y sigo lamiendo tu cintura, tuespalda, hasta que queda áspera. Mis mano te toma del pelo , tu cabeza va haciaatrás y tu espalda siente cada vez más mis manos aferrándose fuerte como si note fuera a soltar nunca. Vos cerrás los ojos y casi adivinando dónde está cadaparte de mi cuerpo, comenzás a tantear.
 Yo leenseñé mi pene. Estaba durísimo, lo tomé con mi mano y la movía hacia arriba yhacia abajo en forma casi mecanizada.
-Ash, qué rico, tocate los testículos que meencantan, me encantaría chuparlo haciendo así con la lengua- Contestó, y nodudo en seguirme. 
Ella estaba en su cama a oscuras, enseñandome sucuerpo con el flash. Yo estaba con todas las luces prendidas. Le enseñaba mipene y mi vientre, a veces mi cara para que vea cómo disfrutaba la noche.Una vez más, vi su vagina mojada, comodemostrándome que habíamos hecho un buen trabajo. Eso me volvía loco.Disfrutaba en serio de mi compañía y yo también.
-Llamame cuando lo necesites, yo voy a estar ahíporque la paso muy bien.
-Lo haré… No sabes cómo extrañaba tus palabras.

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