En los 70"s las vúlvas éran naturáles, magníficas, recubiertas de pendéjos dóciles y abundantes que parecían proteger los pliégues, ésos lábios gruésos dejando asomar un par de pliègues mas delicados de un color carmesí casi siempre húmedos.
"Susy", una hembra de 28 añitos , bien experta en el sexo inténso se llegába todos los viernes a casa , venía "a matear" ; a la hora de la siesta...
Avivádo de "la jugáda", desaparecía de antemáno para escabullirme de en el ropéro hasta la secuencia donde mi viejo absolutamente convencido de mi ausencia se metía en el cuarto donde yo habia esperado pacientemente el espectáculo mas precióso de la vída.
Lo que más me estremecía de placér era ver como ésa hembra se estimulába la rajíta para poder recibir la verga negra y durísima de mi viéjo que hinchada en el aire desafiaba la gravedad con un rigor que le marcaba un surco de vénas azúles que le estiraban el prepúcio hacia atras dejando al descubierto una fresa de carne firme y lujuriósa en terrible célo, soltando hilos de bábilla que se escurrían de la orilla de la cáma al suelo haciendo pequeños charcos sobre la cerámica.
Éra "el éxtasis" suprémo ver el ántes y el después de esas rájitas deliciosas cuando mi padre les enfundába ese sáble curvo de carne ardído de hombría.
La mirába mientras su conchíta pulsába adentro y afuéra sus juguítos que mojában las sábanas y chorreaban la pija de papá dejandola lustrosa, brillante de esa bába que me gustába lamer a escondidas cuando se iban a bañar...
-Me quéma... Me estás matando -... Gritába y gemía "Susy la Flaca" cada vez que mi viejo la metía en la pieza y le pegába una cojida magnífica que le hinchába la conchita a rabiar
"Susy", una hembra de 28 añitos , bien experta en el sexo inténso se llegába todos los viernes a casa , venía "a matear" ; a la hora de la siesta...
Avivádo de "la jugáda", desaparecía de antemáno para escabullirme de en el ropéro hasta la secuencia donde mi viejo absolutamente convencido de mi ausencia se metía en el cuarto donde yo habia esperado pacientemente el espectáculo mas precióso de la vída.
Lo que más me estremecía de placér era ver como ésa hembra se estimulába la rajíta para poder recibir la verga negra y durísima de mi viéjo que hinchada en el aire desafiaba la gravedad con un rigor que le marcaba un surco de vénas azúles que le estiraban el prepúcio hacia atras dejando al descubierto una fresa de carne firme y lujuriósa en terrible célo, soltando hilos de bábilla que se escurrían de la orilla de la cáma al suelo haciendo pequeños charcos sobre la cerámica.
Éra "el éxtasis" suprémo ver el ántes y el después de esas rájitas deliciosas cuando mi padre les enfundába ese sáble curvo de carne ardído de hombría.
La mirába mientras su conchíta pulsába adentro y afuéra sus juguítos que mojában las sábanas y chorreaban la pija de papá dejandola lustrosa, brillante de esa bába que me gustába lamer a escondidas cuando se iban a bañar...
-Me quéma... Me estás matando -... Gritába y gemía "Susy la Flaca" cada vez que mi viejo la metía en la pieza y le pegába una cojida magnífica que le hinchába la conchita a rabiar
0 comentarios - Reláto ilustràdo "La rajíta de Susy la fláca"