No sé si tenían algo serio o no pero cuando mi hija lo trajo a casa no podía quitarle los ojos de
encima. Tenía algo especial. Una manera de moverse, una seguridad que me atraía. Me gustó desde
el primer día pero era de ella. Era un crío que además estaba acostándose con mi hija. Tal vez a una
parte de mí le gustaba por eso. Las dos siempre hemos sido bastante competitivas entre nosotras
pero esta era la primera vez que me gustaba uno de sus novios.
Sabía que no podía ser, no estaba bien y no quería perder a mi hija por una tontería como esa, así
que hice todo lo posible por olvidarme del tema pero a veces parecía él quien me buscaba a mí.
Cuando quedaba con ella, siempre acababa llegando a casa antes de tiempo, antes de que ella
llegase para verme y para hablar conmigo. Esperándola nos pasábamos cada día entre media hora y
una entera. Hablábamos de todo y él me ayudaba con alguna tarea, me echaba una mano si yo
estaba preparando la cena. Hacíamos bromas y cada vez se acercaba más a mí cuando
conversábamos, me rozaba suavemente con sus manos haciendo parecer que se trataba de un
accidente. Entonces cuando ella aparecía se apartaba bruscamente como si no quería que notase
algo raro entre nosotros.
Cuando él empezaba con esos juegos yo no podía evitar seguirle la corriente. Me encantaba
sentirme deseada por un hombre más joven y atractivo. Mi marido hacía mucho que ni siquiera me
miraba y lo único que me apetecía era una aventura aunque nunca pensé que fuese a ser con un
novio de mi hija.
Estuvieron viéndose unos meses, no durante demasiado tiempo. Hasta que un día dejó de venir. Le
pregunté a mi hija qué es lo que había pasado si es que habían cortado o cuál era la razón por la que
ya no venía a esperarla a casa. Ella siempre se deshacía en evasivas evitando el tema y diciéndome
que él ya no le interesaba y que no estaban juntos pero sin darme mayor detalle.
Pocas semanas después, una tarde que estaba sola en casa, llamaron al timbre. Era él. Venía a
devolverle unas cosas a mi hija
Le invité a pasar, como de costumbre, preparé un café y comenzamos a charlar. Pasado un tiempo
me preguntó si mi hija me había contado por qué habían cortado y yo le respondí que ella no solía
contarme nada, y mucho menos lo que tenía que ver con su vida amorosa. Entonces él me confesó
la razón: Yo.
Me dijo que no podía dejar de pensar en mí, que no estaba bien, que sabía que era una mujer casada
y que era la madre de una de sus ex, pero que no podía evitarlo por eso había cortado con ella. En
ese instante me sentí tan joven y deseada como hacía 20 años, lo único en lo que podía pensar era
en arrancarle los pantalones y llevarle a mi habitación.
Me levanté sin decir absolutamente nada y me senté junto a él. Puse mi mano sobre uno de sus
muslos y empecé a deslizarla, diciéndole la cantidad de veces que había imaginado ese momento en
mi cabeza, cómo pensaba en él cuando me tocaba y que no estaba bien, que no debíamos hacerlo
pero que si los dos deseábamos tanto no tenía sentido resistirnos. Era ahora o nunca. Todavía tenía
unas horas la casa para mí sola.
Comencé a desabrocharle el pantalón ante su mirada de asombro. Supongo que no esperaba que
fuese tan lanzada pero ya no había más tiempo que perder. Fue él quien me besó primero y me
arrastró hacia él. Nos pusimos de pie, besándonos y desnudándonos de camino a mi dormitorio.
Mientras tanto me empotraba contra el pasillo, tiraba de mi tanga , besaba mi cuello, me chupaba las tetas
y me tocaba con su pene ya fuera de sus pantalones.
Llegamos a mi habitación, me tiró sobre la cama. Se quitó la camiseta
lentamente mientras analizaba cada parte de mi cuerpo. Para mi sorpresa, estaba encantado con él.
No paraba de repetirme lo sexy que era y lo buena que estaba. Yo estaba completamente desnuda yél empezó a recorrer todo mi cuerpo con sus labios. Mi cuello, mis pezones, mi ombligo, mis
muslos, mis ingles para terminar introduciendo su lengua en mí, chupańdome, devorándome entera
como nunca nadie más había hecho.
Yo no callaba. Le decía todo lo que quería que me hiciese y todo lo que yo pensaba hacerle a él.
Apretaba su cabeza entre mis piernas, no quería dejarle salir no quería que parase. Pero lo hizo, dijo
que me iba a coger y que no había nada que nadie pudiese hacer para evitarlo. Me la metió de golpe,
rápido y fuerte hasta el fondo y empezó a cogerme enérgicamente. Yo me revolvía bajo sus piernas,
loca de excitación y le agarraba de la espalda clavándole mis uñas, abriendo más las piernas cada
vez que él me penetraba hasta que me fui y él conmigo.
Fue la única vez que lo hicimos. . Teníamos que quitarnos las ganas de coger
.
encima. Tenía algo especial. Una manera de moverse, una seguridad que me atraía. Me gustó desde
el primer día pero era de ella. Era un crío que además estaba acostándose con mi hija. Tal vez a una
parte de mí le gustaba por eso. Las dos siempre hemos sido bastante competitivas entre nosotras
pero esta era la primera vez que me gustaba uno de sus novios.
Sabía que no podía ser, no estaba bien y no quería perder a mi hija por una tontería como esa, así
que hice todo lo posible por olvidarme del tema pero a veces parecía él quien me buscaba a mí.
Cuando quedaba con ella, siempre acababa llegando a casa antes de tiempo, antes de que ella
llegase para verme y para hablar conmigo. Esperándola nos pasábamos cada día entre media hora y
una entera. Hablábamos de todo y él me ayudaba con alguna tarea, me echaba una mano si yo
estaba preparando la cena. Hacíamos bromas y cada vez se acercaba más a mí cuando
conversábamos, me rozaba suavemente con sus manos haciendo parecer que se trataba de un
accidente. Entonces cuando ella aparecía se apartaba bruscamente como si no quería que notase
algo raro entre nosotros.
Cuando él empezaba con esos juegos yo no podía evitar seguirle la corriente. Me encantaba
sentirme deseada por un hombre más joven y atractivo. Mi marido hacía mucho que ni siquiera me
miraba y lo único que me apetecía era una aventura aunque nunca pensé que fuese a ser con un
novio de mi hija.
Estuvieron viéndose unos meses, no durante demasiado tiempo. Hasta que un día dejó de venir. Le
pregunté a mi hija qué es lo que había pasado si es que habían cortado o cuál era la razón por la que
ya no venía a esperarla a casa. Ella siempre se deshacía en evasivas evitando el tema y diciéndome
que él ya no le interesaba y que no estaban juntos pero sin darme mayor detalle.
Pocas semanas después, una tarde que estaba sola en casa, llamaron al timbre. Era él. Venía a
devolverle unas cosas a mi hija
Le invité a pasar, como de costumbre, preparé un café y comenzamos a charlar. Pasado un tiempo
me preguntó si mi hija me había contado por qué habían cortado y yo le respondí que ella no solía
contarme nada, y mucho menos lo que tenía que ver con su vida amorosa. Entonces él me confesó
la razón: Yo.
Me dijo que no podía dejar de pensar en mí, que no estaba bien, que sabía que era una mujer casada
y que era la madre de una de sus ex, pero que no podía evitarlo por eso había cortado con ella. En
ese instante me sentí tan joven y deseada como hacía 20 años, lo único en lo que podía pensar era
en arrancarle los pantalones y llevarle a mi habitación.
Me levanté sin decir absolutamente nada y me senté junto a él. Puse mi mano sobre uno de sus
muslos y empecé a deslizarla, diciéndole la cantidad de veces que había imaginado ese momento en
mi cabeza, cómo pensaba en él cuando me tocaba y que no estaba bien, que no debíamos hacerlo
pero que si los dos deseábamos tanto no tenía sentido resistirnos. Era ahora o nunca. Todavía tenía
unas horas la casa para mí sola.
Comencé a desabrocharle el pantalón ante su mirada de asombro. Supongo que no esperaba que
fuese tan lanzada pero ya no había más tiempo que perder. Fue él quien me besó primero y me
arrastró hacia él. Nos pusimos de pie, besándonos y desnudándonos de camino a mi dormitorio.
Mientras tanto me empotraba contra el pasillo, tiraba de mi tanga , besaba mi cuello, me chupaba las tetas
y me tocaba con su pene ya fuera de sus pantalones.
Llegamos a mi habitación, me tiró sobre la cama. Se quitó la camiseta
lentamente mientras analizaba cada parte de mi cuerpo. Para mi sorpresa, estaba encantado con él.
No paraba de repetirme lo sexy que era y lo buena que estaba. Yo estaba completamente desnuda yél empezó a recorrer todo mi cuerpo con sus labios. Mi cuello, mis pezones, mi ombligo, mis
muslos, mis ingles para terminar introduciendo su lengua en mí, chupańdome, devorándome entera
como nunca nadie más había hecho.
Yo no callaba. Le decía todo lo que quería que me hiciese y todo lo que yo pensaba hacerle a él.
Apretaba su cabeza entre mis piernas, no quería dejarle salir no quería que parase. Pero lo hizo, dijo
que me iba a coger y que no había nada que nadie pudiese hacer para evitarlo. Me la metió de golpe,
rápido y fuerte hasta el fondo y empezó a cogerme enérgicamente. Yo me revolvía bajo sus piernas,
loca de excitación y le agarraba de la espalda clavándole mis uñas, abriendo más las piernas cada
vez que él me penetraba hasta que me fui y él conmigo.
Fue la única vez que lo hicimos. . Teníamos que quitarnos las ganas de coger
.
14 comentarios - con un ex de mi hija