Primera Vez Como Corneador

Hace unas semanas me hice una cuenta en Badoo. Quería ver qué onda con esa aplicación. Usé los filtros por edad, para ver si enganchaba una madurita necesitada. Al principio, no pasaba nada. Varias semanas sin novedad, hasta que un día vi el perfil de una madurita que me encantó. Más de 40 años, morocha, muy delicada, sensual, ojos verdes, terrible lomo, tetas operadas. Su perfil estaba verficado, así que puse me gusta y cerré la aplicación. Al día siguiente me encuentro con una atracción mutua. Saludo y nada. Pasan 24 horas y ella me devuelve el saludo. La comunicación era muy lenta porque nunca coincidíamos en los horarios. Estuvimos una semana así hasta que acordamos intercambiar nuestras redes sociales, para ver cómo era el perfil de cada uno. Después de ese paso de confianza, pasamos a hablar por whatsapp. Lorena (no es su nombre real) es médica. Tiene 43 años y está en pareja con otro médico mayor que ella. Es una belleza de mujer, muy sensual, delicada y con un buen pasar económico. Chateando un día me confesó que comparte con su pareja la fantasía de estar con un corneador mientas él la mira. Me dijo que le gusta mucho mi cuerpo, que su pareja vio mis fotos y se excitó fantaseando con nosotros dos juntos. Gran problema para mí: tenía muchas ganas de cogerme a esa belleza pero la idea del tipo mirando me la baja. Intenté pactar un primer encuentro a solas y no quiso. Era corneador o nada. Fuimos negociando las condiciones de cada uno hasta que acordamos que su pareja nos miraría desde el baño, con la puerta medio cerrada para que yo no lo viera durante el garche. El tipo no se acercaría a nosotros hasta que termináramos de coger. Era la primera experiencia cuckold para los tres. Por supuesto, usaríamos preservativos. Les dije que estoy vacunado contra la hepatitis y que me cuido cuando tengo sexo casual, lo cual es verdad y además los tranquilizó un poco. Pero ellos son médicos, así que propusieron hacernos los tres exámenes de ETS y juntarnos un día para conocernos en persona y mostrarnos los resultados. Me daba paja perder el tiempo en los análisis, pero Lorena valía el esfuerzo así que lo hice. Un jueves se dio el primer encuentro, para tomar un café, conocernos, charlar, etc. Había buena onda. Los análisis dieron que los tres estamos sanos. Volvimos a charlar las reglas sobre cómo sería el sexo. El sábado siguiente, a la tarde, iría a su casa para concretar. Llegó el ansiado día. Me di una ducha, puse en mi mochila una caja de forros y un tubito de gel. Estaba inseguro de si iba a poder concentrarme en el garche, sabiendo que el tipo estaba en el baño mirando. Así que me clavé un viagra 10 minutos antes, cosa que no hago nunca porque no lo necesito. Toqué el portero y vino a abrirme el pibe de seguridad. Ella le había dicho que yo era el “sobrino” de su pareja, jajaja. Subí hasta el departamento. Lorena me abrió la puerta. Nos dimos un beso en la mejilla. Ella estaba recién bañada, con el pelo húmedo, perfumada. Vestía una remerita blanca, suelta, sin corpiño y unos shorts recortados. Me ofreció algo para tomar y nos sentamos a charlar en un sillón. -Lorena: bebé, no te preocupes por Carlos, ya está ubicado en el baño para que no lo veas. Eso arreglamos. -Yo: buenísimo. Empezamos a transar en el sillón. Nos fuimos comiendo la boca como dos noviecitos. La química funcionaba a la perfección. Por el viagra comencé a ruborizarme. Y a pesar de la ansiedad de la situación, la chota se me puso de piedra al tercer beso de lengua. Nos fuimos a la habitación, la cual tenía la persiana cerrada y todas las luces encendidas. Me saqué la ropa en segundos y me tiré en la cama. Ella hizo un sensual strip tease. Su cuerpo desnudo era más excitante en vivo que en las fotos. ¡Qué linda mujer! Se sentó conmigo en la cama. Retomamos los besos y las caricias por unos minutos. Hasta que la recosté boca arriba, le abrí las piernas y comencé a besarla desde las rodillas hasta llegar a su vagina. Una conchita hermosa, prolijamente depilada y con rico olor. Subí por su panza, le comí las tetas por unos minutos. Y después comencé a darle sexo oral. Suave al principio e intenso después. No ahorré ningún esfuerzo para que ella tuviera su orgasmo. Y al cabo de unos minutos lo conseguí. Mi chota seguía dura como una piedra. Me recosté boca arriba y Lorena se acercó hacia mí. Me comió la boca, el cuello, besó mis tetillas y se detuvo a besarme la panza, mientras decía: - me encanta esa panza marcada que tenés. Luego comenzó con el pete. Lo hizo muy bien, pero con mucha delicadeza. Me besaba los huevos, frotaba sus labios el tronco, pasaba su lengüita por la cabeza, se la comía. Lorena me puso el forro y empezó a cabalgar. Se acercaba a mí, me besaba en el cuello o me ofrecía sus tetas para acariciarlas y luego volvía hacia atrás para moverse a gusto. Se dio vuelta y siguió cabalgando. Yo miraba ese culo hermoso mientras le agarraba su cintura. Cambiamos de posición. Un ratito de misionero; después patitas al hombro. -Yo: ponete boca abajo. -Lorena: dale, bebé. Me senté sobre sus piernas y se la metí por la conchita. Así la fui penetrando con suavidad. El viagra me estaba haciendo durar más de lo pensado. Pero no me preocupé y seguí penetrándola. Le mandé un dedo en la cola y no dijo nada. Me acerqué a su oído y le dije despacito: - te quiero hacer la colita. Ella me responde: - hacelo con mucho cuidado. Tomé el tubito de gel, le abrí la cola y le metí más o menos la mitad del contenido. Mientras le dilataba la colita con la mano izquierda, con la derecha lubricaba el preservativo con más gel. Acerqué la cabeza de mi pija a su colita dilatada. Primero entró la cabeza y después una parte del troco. Y ahí empezó una delicada penetración anal. Su culito era apretado y rugoso. La sensación era perfecta. Le di un rato por la cola hasta que sentí que se acercaba la eyaculación. Me acerqué a su oreja. -Yo: ¿dónde querés la leche? -Lorena: en la boquita, bebé. Se la saqué de la cola, me puse de pie al borde de la cama y me quité el forro. En ese momento, es como si algo hubiera pasado en la mente de Lorena, un cambió de personalidad. De mujer sensual y delicada, se transformó en una puta fogosa. Me chupó la pija como desesperada: la escupió, me acarició los huevos, me masturbó a mil, me succionó la cabeza de la chota… Con esa intensidad, en dos minutos salió el primer chorro de leche, que pegó parte en sus labios y parte en su boca. Los otros dos fueron a su nariz y debajo de los ojos. Aproveché para refregarle la chota por toda la cara y esparcirle mi leche por su delicado cutis. -Yo: Uh, me mató el pete final. No te tenía así, onda salvaje. -Lorena: jajajaja Es que me ponés morbosita. Me acosté en la cama para descansar y Lorena se fue para el baño donde estaba Carlos. Que hasta ese momento no había dado señal de vida. -Lorena: ¿cómo estás, amor? ¿Lo disfrutaste? Silencio. No había respuesta. En un momento se escucha un moqueo. ¡El tipo se puso a llorar! -Carlos: así, no. No es lo que habíamos acordado. -Lorena: ay, mi amor, estaba muy excitada y me dejé llevar. El tipo hablaba sollozando y no se entendía lo que decía. La situación se puso rara así que me vestí en segundos. -Yo: chicos, los dejo; después nos mensajeamos. Hablen tranquilos entre ustedes. Lorena me dijo que espere, mientras Carlos seguía llorando y recriminándole por lo que había hecho. No lo pensé dos veces, abrí la puerta del departamento y me fui de una. Dos días después Lorena me escribió diciendo que habían arreglado con su pareja que la cola sería sólo para él y que no me dejaría acabar en su cara. Que el tipo disfrutó viéndonos hasta que le hice el culo. Y que por un tiempo no quieren seguir experimentando cuckold. Le pedí disculpas a Lorena. Aunque yo no sabía nada de ese acuerdo entre ellos. Me faltó darle las gracias a Carlos por no interrumpirnos, Jajajaja.