Un tipo común se casa con una joven hermosa, por motivos económicos terminan viviendo en casa de los padres de ella. Que podría salir mal?
En casa solo viven los padres y su hermana pequeña, ocuparon la habitación que era de su esposa antes del matrimonio, para facilitar la redacción pasaré a primera persona.
Mi nombre es Juan un tipo común con trabajo y vida comunes, llevo dos meses de casado y no puedo quejarme, mis suegros nos ofrecieron su hogar para vivir en lo que construimos un cuarto en el terreno que mis abuelos me heredaron, si bien mis responsabilidades crecieron con este nuevo compromiso, trato de afrontarlo con la mejor actitud, pero mi estabilidad mental es llevada al límite por la simple presencia de mi pequeña cuñada, bajita de estatura, pechos pequeños, cintura breve y un trasero muy desarrollado para su edad, asiste a último grado de preparatoria y usa el uniforme de una manera muy sensual, minifalda de vuelo tableada blusa blanca, un poco floja para ocultar el tamaño de sus senos creo yo, chaleco y suéter escolar, las piernas muy acordes a su trasero, torneadas y de bonita forma, mientras en casa, siempre viste con ropa ajustada y shorts pequeñitos mostrando lo generoso de su trasero hace que mis ojos la sigan por toda la casa y provocando que mis encuentros sexuales con mi esposa sean pensando en ella, nuestra relación fue bastante buena mientras vivimos ahí y pasado un tiempo, nos despedimos de esa casa.
Cabe aclarar que mientras duró nuestra estadía, más de una vez tuve la oportunidad de ver zonas íntimas que prácticamente me hacían arrancar la ropa de mi mujer para sacar las ansias que me provocaba esa casi niña, aún así mantuve el temple y jamás le insinue o me propase con la chiquilla....
De eso pasaron ya 7 años, mi cuñada termino su carrera universitaria, mi esposa es ama de casa y yo, compré un auto, el que trabajo como taxi, debido a la confianza, varias veces me solicitaba para llevarla a diferentes lugares y fue una de esas dónde mi deseo fue satisfecho.
Mas de una vez me tocó llevarla pasada de copas, lo que me permitía observar sus jugosos pechos, un par de tallas más grandes y a veces, el triángulo de sus calzoncillos, que tímidos asomaban bajo sus diminutas faldas, la vista de sus muslos me hacían sudar frío, en definitiva, con cada encuentro, mi deseo u obsesión por ella crecía junto con mis erecciones, recuerdo que un sábado a las dos de la mañana suena mi celular y escucho su voz bastante atrofiada por la cantidad de alcohol que debió ingerir, me pasó su ubicación vía WhatsApp y a la media hora estaba en la dirección indicada, una de sus amigas me pidió ayudarle con ella, no se sostenía en pie de lo borracha, mi verga respingo al verla, su mini era muy parecida a su falda de escuela, blusa negra con escote pronunciado y un par de calcetas a mitad de muslo, a duras penas lograba murmurar palabras entendibles y en ese lamentable estado, la subí al asiento del pasajero, aborde el carro y enfile a su domicilio, que está como a una hora de camino, ahora debido a su embriaguez podía ver con claridad toda su raja apenas cubierta por un diminuto triángulo de tela, negra también a juego con el sostén y la blusa, que para aumentar mi lujuria y morbo, uno de los tirantes caía por su hombro, revelando la aureola de un divino pezón, estaba tentado a tocar tan anhelado cuerpo, pero la estúpida moral me detenía, hice alto en una tienda 24 hrs y compré dos cafés, intentaría al menos que sus padres no la vieran tan mal, intente despertarla moviendo su hombro desnudo, su piel aunque algo fría, era tan suave.
Tras varios intentos logro sentarse pero dejando a mi libidinosa vista la sensual vestimenta, puse el café cerca de sus labios y le di de a traguitos, cual si fuera una pequeña, 5 min después se veía un poco menos ebria y volteaba a todos lados, como si intentará recordar cómo había llegado ahí pero sin pronunciar palabra alguna, me recargue en mi puerta para que al menos, mis miradas no me delataran, pues si continuaba mirando de reojo tarde o temprano me descubriría, bebi a sorbos mi café, hasta que ella con una media sonrisa pregunto porque nos habíamos detenido, le expliqué que trataba de evitar un sermón por llegar tan ebria y que de los males el menor, pues aún así reclamarían por la hora de llegada, siguió tomando su café y media hora después, más consiente, corrigió su postura al notar todo lo que dejaba a la vista, se veía apenada y mientras bajaba su falda a los muslos para cubrir la tanga que tan delicioso marcaba su abertura me pedía disculpas, me rei diciendo que no era para nada desagradable de ver... Sus mejillas se incendiaron y movió las piernas nerviosa, jugando con el tirante de la blusa antes de acomodarlo, le pregunté que si se sentía mejor, la llevaría por fin, asintió y arranque, manejaba despacio platicando de cualquier tontería, hasta que llegamos a una zona oscura y me pidió parar el coche, para, paraaa quiero hacer pis, apenas pare la marcha y bajo lo más rápido que pudo, tanta urgencia tenía que se inclino en el hueco que hacía la puerta del carro, metió ambas manos bajo la falda bajando a las rodillas una pequeña y muy sugerente tanga, al agacharse por milésimas logré ver su rajita y mire por mi ventana, la verga me dolía ante tanto estímulo visual, el chorro de pis dejo de escucharse y con su voz infantil me pidió papel higiénico, le respondí que no traía, la vi arrugar la nariz como haciendo berrinche y dijo, al diablo, se incorporó regalandome una vista de infarto, subiendo lentamente las bragas por los muslos, por si fuera poco, al llegar a la falda que subió hasta la cadera, sus nalgas quedaron expuestas por un tiempo que se me hizo eterno, una prominente mancha de líquido pre seminal delataba mi estado, para colmo no traía más que la bermuda deportiva, de color café claro, lo que me dejaba en evidencia latente, intente tapar con un trapo eso cuando ella, girando de frente me sorprendió se mordió el labio inferior y dice, no te apenes Juan, es mi culpa por mostrar de más, entenderás que debía acomodar esto, señalando su entrepierna, es muy incómodo traerla sin que esté en su lugar, volvió al carro sin cuidar lo poco que cubría la falda, encendí el carro nervioso y justo al arrancar, ella tomaba el café del porta vasos, con la fortuna de derramarse en sus piernas y parte de su tripa, creí que se molestaría, pero fue lo contrario, seré torpe, ay se quejaba, aún está caliente, entre la pena y la calentura tome el trapo que cubría la mancha y se lo pasé, ignoro mi ayuda mientras se quejaba de que la ropa se man haría y que era nueva, de repente reparó en el charco sobre el asiento había mojado desde la vulva hasta las nalgas, gracias a un líquido que hace la tela prácticamente impermeable, sus piernas abiertas tenían toda mi atención y ya sin pensar claramente, metí el trapo entre ellas para que absorbiera la humedad, ella levanto la cadera mientras yo me acercaba peligrosamente a su divina entrepierna, juro que trataba de no tocar nada, pero mis nervios me traicionaron y con el trapo en medio, roce dos veces su concha, la primera pareció no notarla pero a la segunda un leve gemido salió de sus labios, me puse más arrecho si cabe y para verificar si no escuché mal, gire la mano para volver a tocar pero esta vez con el dorso de mi mano, mmmm subí los ojos a su rostro y su mueca de placer me volvió loco, volví a mover el bendito trapo y agradecí a todos los dioses por esa oportunidad, está vez lo hice con el dedo anular doblado que entró entre los pliegues, haciendo que el gemido fuera muy intenso Juan, Juan que bien se siente, subí el dedo y sentí lo abultado de su clítoris, un sonoro y prolongado ahhhhh acompaño mi acción, no sabes lo caliente que estoy, llevo meses sin follar, mande el trapo al diablo y metí la mano bajo su tanga, la tenía empapada y no era por la bebida, estaba lubricada a morir, metí dos dedos en su cavidad, al tiempo que ella movía la cadera al encuentro de los mismos, continúa por favor, siiiiii ssssiiiii joder con la mina, lubrica a lo bestia y de no ser por el producto que mencioné antes, mi asiento sería perdida total.
Baje del auto dando vuelta, abrí las puertas de su lado y tomándola del brazo la pasé atrás, ya sentada, empuje un poco sus hombros y se recostó, me inque en el piso, separé sus piernas y me puse a beber sus flujos, metía la lengua, succionaba el clítoris y los labios, me ayude con los dedos para hacerla terminar de nuevo lo que ocurrió casi de inmediato, fui subiendo la otra mano para tocar sus tetas y para mí sorpresa, estaban al aire, mi cuñada jalaba sus duros pezones café clarito, no la deje continuar y amase con fuerza sus duras tetas ella se agarraba el cabello y daba vueltas la cabeza, seguí chupando su concha y cuando llegó de nuevo, cerro las piernas y me jalo del cabello, asiiiiiii Juan! Que chupada!!! Libere mi verga que seguía durísima, apunté al coño y de una, se la enterré hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, dejando el miembro a tope, busque sus tetas para degustarlas, para luego subir hasta su boca ella lamía los restos de flujo de mis cachetes y luego la enredaba con la mía, dejé de besarla para comenzar con el bombeó, un par de lentas estocadas dieron paso a una follada salvaje y pasional, sus tetas botaban al ritmo de la cogida, me aferre a sus muslos y sin poder ni querer evitarlo, la llene lo más profundo que mis 17 centímetros lo permitieron, en un momento afortunado, había copulado con la musa de cientos de masturbaciones, pero eso fue solo el comienzo, apenas recupero el aliento, me dijo que me sentará para cabalgar sobre mí.
0 comentarios - Deseos reprimidos