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Madre Desesperada 4: El Regalo.

Después de aquel día en el que la puta, que llevo dentro, decidió apoderarse de mí. Las cosas entre los chicos y yo, cambiaron radicalmente. Ya que mientras estábamos en compañía de alguien cercano o extraño, éramos toda propiedad. Pero cuando nos encontrábamos solos, no parábamos de insinuarnos cosas sexuales.

Hasta ese día, no se habían dado las cosas para repetir una noche de sexo en grupo. Y con Adrián, solo sesiones de sexo oral y duchas juntos. Hasta que un jueves por la noche, previo a un fin de semana largo, Adrián llego del entrenamiento solo y mal humorado. Cosa que me pareció extraña, ya que por lo regular llega con sus amigos y pasaban la tarde noche en casa o en la clínica, por lo que pregunte.

- Papi! Te pasa algo, estás enojado don Alex o Fabian? – pregunte –

- No! Ma! – respondió seco –

- Entonces porque no llegaron juntos? – proseguí –

- Pues, porque… mmm! Se van de fin de semana con sus madres y familia! – respondió molesto –

- Y te molesta que no te invitaran? O porque el mal humor? – pregunte ingenua –

- No! Mama! No entiendes, se van a pasar el fin de semana largo teniendo sexo con sus familias! Concretamente con sus madres y Teresa! – respondió -

Hay comprendí mientras sus amigos estarían dándole sus merecido a sus respectivas madres y hermana. El tendría que estar trabajando en la clínica con su madre. Eso me llevo a tomar una decisión, tendríamos vacaciones por ese fin de semana. Me acerque a él, para compartirle mi idea.

- Papi! Sé que debes estar molesto, porque tus amigos van a tener sexo con sus madres, o quien sea que este con ellos, y tú aquí trabajando, por lo que te tengo un regalo…

La cara de Adrián, cambió radicalmente, me miro extrañado y respondió.

- Qué es?

Guarde silencio un momento, mirando fijamente a mi hijo.

- Yo!... más bien lo único que me queda para darte! Mi culito! – respondí cachonda –

Adrián, casi brinca del gusto al escuchar lo que su madre había dicho.

- En serio, ma! Me vas a dejar hacerte el culito? – pregunto curioso –

- Si! papi! Solo prométeme que me trataras con cuidado! – dije precavida –

Adrián asintió, mientras se acercaba a mí, tomándome en sus brazos me levanto como una pluma, besándome en la boca.

- Calma papi! Espera hasta mañana! – susurre estando aun con los pies en el aire –

Mi hijo me puso en el suelo de nuevo, una vez que mis pies tocaron tierra firme, hice algunas llamadas, para avisarles a mi hermana y ayudantes, que teníamos vacaciones cortas. Después de esto, Adrián y yo cenamos, momento en que aproveche para hacer algunas peticiones.

- Papi! En serio debes prometerme que me trataras con mucho cuidado, ok! Tampoco quiero que me trates como a una niña de 15 años, no! Pero si con cuidado! – dije –

- Si ma! No te preocupes! Seré cuidadoso con tu culito! – respondió mi hijo haciendo que me sintiera mejor –

- Ya vez que no estás tan pequeño que digamos!! – exclame riendo –

Ambos estallamos en un ataque de risa, al pasar el mismo, la charla siguió.

- Bueno, mama, creo que necesitamos algunas cosas para que me des mi regalo! Cosas que aquí no existen! – dijo Adrián –

- Como que, papi? – pregunte –

- Pues, condones, lubricante anal, enemas anales y algunos juguetes sexuales, como el que te pusimos la otra noche! – dijo Adrián tomando ya una actitud perversa conmigo –

- Muy bien! Así será! – respondí –

Después de la cena, miramos un poco de televisión, para después ir a dormir. A la mañana siguiente nos levantamos tarde, aprovechando la nula actividad laboral, después de desayunar y charlar de cosas triviales, decidimos tomar una ducha juntos, mismo que se aprovechó para ir pre calentando las cosas, durante el baño, nos tocamos, nos dimos sexo oral, incluso Adrián aprovecho para darme un poco de miembro por la vagina. Dándome su leche en la boca. Una vez que estuvimos limpios, nos vestimos, alistándonos para salir de compras. Aquella salida no solo fue para adquirir los elementos necesarios para mi estreno anal, no, paseamos como madre e hijo, siempre abrazados o de la mano, compramos algo de comida para más tarde, llegado el momento nos introdujimos en una sex shop, para comprar lo necesario, en todo momento la chica que atendía, nos miraba con curiosidad, seguramente imagino que aquel chico joven, se estaba tirando a la madura cuarentona, pero jamás imagino que aquella madura, resultara la madre del joven. Cuando la lista de compras estuvo completa, Adrián fue quién sugirió adquirir algunas cosas más, unas esposas de piel, un colla del mismo material, algunos disfraces y lencería sexy. Eso me puso aún más caliente, ansiaba regresar a casa para ver cómo me quedaban. El tiempo que tardamos en volver a casa, lo pasamos riendo, por bobadas, haciendo chistes de cosas triviales, incluso Adrián volvió a mencionar que le gustaría tener sexo conmigo y mi hermana, lejos de molestarme me acelero el pulso, momento que aproveche para saber más acerca de los encuentros sexuales que sostenían con las demás integrantes de las familias.

- Corazón, y como les gusta a las demás? – pregunte directa –

- Ah! Pues mira ma! A Alexandra, le gusta rudo, le gusta ser tratada como zorra! – dijo mi hijo refiriéndose a la madre de Fabian –

- Teresa, es más pervertida, ella le gusta el BDSM, estar con varios a la vez, en realidad a todas les gusta eso, pero Tere es más atrevida, de hecho le gusta la zoofilia! – prosiguió Adrián, dejándome con la boca abierta –

- Claudia, por su parte es una bomba, hace y se atreve a todo! Es realmente desinhibida! – dijo mi hijo en relación a la madre de Alex –

- Y Rebeca y Araceli, las tías de Alex, son bastante tranquilas, aunque no dicen que no a nada! – sentencio mi hijo –

- Te has cogido a alguna, por el culo? – pregunte –

- Si! Alexa, Tere, Rebeca, a ellas tres les he dado por el culito! - exclamo orgulloso –

- Y te han aguantado? – pregunte inocente –

- Jajaja! No! No todas, solo Tere y Alexa! – exclamo al responder –

La conversación, siguió por espacio de unos minutos más, en ella mi hijo me conto, que habían hecho cuartetos con todas las mujeres de la cofradía, orgias con Alexa y Teresa, y que la única en solo darle el culo a su hijo es Claudia. En cuanto el auto estuvo estacionando en el garaje de la casa, bajamos del auto, entramos en casa y de inmediato, comenzamos a sacar las cosas que habíamos comprado, parecíamos dos niños en la mañana de navidad.

- No manches, ma! Este se te va a ver de lujo! – exclamo Adrián, mientras me mostraba un body negro de encaje -

- Uf! Este! – dijo mostrándome un disfraz de enfermera de látex –

Yo solo sonreía, al verlo tan emocionado, al final tome un enema, las prendas de vestir y entre a mi habitación, dejando a mi hijo en la sala de estar. Después de probarme casi todo decidí que el regalo debería de ser completo, por lo que usaría el body negro. Me lucia sexy y me hacía sentir como una puta de película. Poco después de que mi esfínter estuvo limpio, debido al enema aplicado, me di una ducha rápida, me coloque el body, sin nada más que una tanga negra.

Al salir de nuevo hacia la sala de estar, Adrián seguía embobado con los juguetes sexuales, sus ojos se abrieron tanto que parecía que se saldrían de sus cuencas, al verme aparecer.

- Wow! Mama! Estas de lujo! – exclamo –

- Ahh! Nene! Me avergüenzas! – dije apenada –

- No! En serio! Wow! Te ves de lujo! Que rica estas mama! – dijo mi hijo –

- Gracias papi! – respondí mientras le tomaba el bulto por encima del pantalón –

- Wow! Esto va a estar de lujo! – exclamo mi hijo tomando mis nalgas mientras me llevaba contra su cuerpo –

- Papi! Quiero que me trates con cuidado, pero no que me veas como tu madre! Quiero sentirme una zorra, una puta, hazme sentir como tu padre nunca lo hizo! Me encanta que me dominen! – dije fuera de control –

De inmediato, las manos de mi hijo comenzaron a apretar mis nalgas, la primera nalgada llego segundos después.

- Plasss! Ahhuu! – gemí –

- Shhh! Doctora! Aguante! – dijo mi hijo comenzando un juego de roll excitante y audaz –

De inmediato, me coloco frente al respaldo del sofá, inclinándome hacia adelante. Dejando mi abdomen, justo sobre el respaldo del mueble.

- Bien doctora, que rico culo se le ve así! Uhf! Está bien sabrosa! Se la voy a meter con mucho gusto! – dijo mi hijo con tono perverso y morboso –

Su mano sobaba mis nalgas, para después dejar su marca con tremenda nalgada.

- Plassss! Ahhhh! Uhhh! Ahhh! – gemia –

La terapia continuaba con el mismo modus, sobar, nalguear, sobar, nalguear. Después de unas 5 más, el ardor desapareció, dejando solo calor en mi trasero. Muy lentamente, mi hijo me retiro la tanga, aunque no se para que, el pequeño pedazo de tela solo cubría mi pubis, dejando mis nalgas y vagina al descubierto. Me estremecí, al sentir la lengua de Adrián pasar por mi concha y ano.

- Mmm! Que rica puchita, doctora! Y ese anito, cerradito! Uhh! Que sabroso! – susurro mi hijo –

- Te gusta? Dime que te gusta! Ahhh! Mi amor! – gemí –

- Me gusta! Me encanta, su pucha! Sus nalgas, su culito, sus chichitas! Doctora! – exclamo firme Adrián –

Comenzó, a separar mis nalgas, para meter su cara en medio. Dándome una mamada de alarido.

- Ahhh! Ahhhh! Dioss! Adrián! Uuh! Ahhh! Mas papi! Mas! Ahhh! Dioss! Que rico! Ahhh! – decía entre gemidos –

Mientras su boca me daba placer oral, sus dedos jugueteaban con mi asterisco. El primero logró entrar sin problema, mientras su boca, se deleitaba saboreando los jugos que de ella emanaban. Su lengua hacia pequeños círculos, dentro de mi vagina, mientras que su dedo horadaba mi asterisco.

- Ahh! Dios mío! Adrián! Que rico mi amor! Más Cabroncito! Dame más! Ahhhh! Así papi! Así! Mete otro dedo! –exclame a manera de petición –

No pasaron ni dos segundos, cuando un segundo dedo, se abría paso para entrar en mi esfínter. Ese segundo, si dolió un poco.

- Ahh! Auhh! Auhh! Ahh! Ahh! – me queje al sentir como mi culito se abría –

- Shhh! Doctora, respire! No te pongas dura doc! Afloja el cuerpo! – susurro Adrián –

Mi hijo estaba constatando lo estrecho de mi ano, al tener que emplear un poco más de presión para introducir el segundo dedo.

- Wow! Doc! Esta nuevecita! Dios como aprietas! – exclamo cuando su dedo al fin quedo incrustado en mi ano –

Tanto el sexo oral, como las arremetidas de los dedos de Adrián en mi asterisco, continuaron por varios minutos, hasta que de súbito y sin aviso dejo todo aquello.

- Bien doctora! Vamos a abrir bien ese culito! – exclamo mientras se ponía en pie –

- No quiero que te muevas doc! Si te mueves te nalgueo! – sentencio Adrián controlándome por completo -

No tuvo más que dar unos pasos, para llegar a la mesa del comedor, misma de la que tomo el lubricante, una tira de condones, las esposas y el juego de dilatadores anales que habíamos adquirido. Yo lo miraba excitada, con morbo y por primera vez como todo un hombre.

Regresando hasta donde me encontraba, postrada sobre el respaldo del sofá, dejo los objetos sobre el sofá, tomando el lubricante, un leve clic, se escuchó cuando lo destapo, dejando caer un chorro sobre mi culito, mismo que esparció sobre todo mi trasero. Dicha tarea le resultaba fácil, ya que el body al ser de malla, no deja mucho a la imaginación, teniendo una abertura en la parte de la vagina y trasero.

De inmediato mi ardiente trasero se refresco con el lubricante frio que esparcía la mano de mi hijo.

- Ponlas manos en la espalda, doc! – dijo mi hijo –

- Para qué? – pregunte –

- Plass! Te dije que pongas las manos en la espalda exclamo mi hijo después de darme una nalgada muy fuerte –

- Si! si! voy! Ahh! – me queje de dolor –

No había duda, mi hijo tenía el control de todo el momento, para ese momento le importaba poco que fuera su madre, para el solo era una cuarentona con ganas de verga joven. Y no podía quejarme, ya que yo misma le había pedido que me tratara, con cuidado pero sin llegar al extremo. Coloque las manos como él quería, inclinándose un poco sobre el respaldo del sillón, tomo las esposas de piel, colocándolas en mis muñecas. Después tomo uno de los dilatadores anales uno delgado y pequeño.

- Bien doc! Respire hondo! Vamos a comenzar a abrir ese anito nuevecito! – dijo mi hijo mientras pasaba el dilatador por en medio de la separación de mis nalgas –

Dejando caer otro chorro de lubricante sobre mi culito, embarro el dilatador, pasándolo una y otra vez por la separación de mis nalgas, yo no dejaba de respirar con rapidez, más por nervios que por excitación. Adrián, comenzó a poner algo de presión sobre mi culito con aquel objeto de platico, mismo que de a poco se abrió paso en mi asterisco.

- Uuhhmmm! Uhhh! Papi! Ahhh! – gemí de placer –

- Uh! Doc! Esto es genial! Uh! Como se lo traga! Gime doc! Háblame! – exclamo Adrián excitado –

Volvió a presionar un poco, hundiéndome un poco más, el dilatador en el culo.

- Ahhh! Papa! Que rico! Uh! Se siente! Mas nene! Uhmm! – gemia con placer –

- Uh! Ya quiero tener mi verga ahí dentro! Uh! Vamos doc, saque a la puta que tiene dentro! – exclamo mi hijo llenándome aún más de morbo -

- Sí, soy una puta, soy tu puta, cabron! Dame más! Anda dame más! Ese culito es para ti! Ahh! Ah! Así! Mas! Todo! Uhmm! – comencé a decir –

Mi culito, seguía tragando aquel objeto inerte de platico, imaginaba que si aquel delgado objeto de plástico me estaba haciendo sentir en las nubes, a donde me llevaría el pene de mi hijo. Sin vergüenza alguna, comencé a proferir improperios a diestra y siniestra, palabrotas que casi nunca uso, cosas sucias salían de mi boca sin poder controlarlas, pero eso hacía que mi hijo se excitara aún más.

- Uhmmm! Aah! Que sabroso! Cabroncito! Que sabroso! Así! Mas! Cabron morboso! Mas! Dame más! Uhhhhhh!!!! Siiii! Que rico se siente! Ah! – gemia y decía mientras Adrián seguía clavándome aquel dilatador anal –

Cuando el objeto quedo incrustado por completo en mi esfínter, sentí una gran presión en las entrañas, por lo que mi hijo de inmediato me pidió que respirara lento y constante. Aún faltaba lo mejor.

- Respira, Norma, respira hondo y continuo… - exclamo Adrián, haciendo que mis deseos aumentaran al llamarme por mi nombre –

Aquel juego de roll en el que mi hijo y yo nos habíamos metido, hacía que la excitación, morbo y deseo, fueran aumentando. Dejando aquel objeto clavado en mi esfínter, Adrián dio la vuelta al sofá, poniéndome su miembro justo en la cara.

- Vamos Norma, dale una buena chupada a esta verga! – exclamo mientras agitaba su pene con la mano frente a mis ojos –

De inmediato me puse su miembro dentro de la boca, sus rodillas quedaron encima del sofá, mientras que mi boca se encargaba de engullir su miembro, su mano, se encargaba de mover en forma circular aquel objeto, mismo que después de unos minutos ya entraba y salía sin mucha resistencia.

- Uh! Norma! Ahh! Así chupa verga! Uhh! Te gusta por el culo? Uh? Mmmh! – decía entre gemidos mi hijo –

- Mmm! Ahja! Mmh! – era lo único que salía de mi garganta –

Cuando Adrián se dio cuenta de que aquel objeto entraba y salía con toda naturalidad en mi ano, exclamo.

- Para! Norma! Vamos con el siguiente!

Tomo otro dilatador del sofá, esta vez uno más grueso, lubricándolo perfectamente. Sin mucho problema saco el que estaba clavando dentro de mí.

- Bien Norma, respira! No me vayas a morder! – exclamo Adrián preocupado por su miembro aun dentro de mi boca –

Colocando el frio y húmedo objeto encima de mi culito, comenzó a ejercer presión sobre el objeto, mismo que de apoco comenzó a taladrar mi esfínter. Sentí un poco de dolor y ardor, cuando aquel dilatador se abrió paso dentro de mi culo.

- Auhh! Auhh! Despacito por favor! – dije suplicante sacándome el pene de Adrián de la boca –

Haciendo caso nulo a mis suplicas Adrián siguió embistiendo mi ano con singular alegría, hasta hacer que todo aquel objeto quedara incrustado dentro de mí.

- Uhh! Norma… cada vez se te va más fácil! Eres una tragona!!! – exclamo mi hijo lujurioso –

Contuve la respiración, manteniendo el miembro de Adrián fuera de mi boca, masturbándolo suavemente. Las enormes ganas de dejar salir un grito de dolor y placer, se ahogaron en mi garganta, no podía más que inhalar y exhalar rápidamente. Adrián sostuvo su pene frente a mi cara, mientras le daba sexo oral por varios minutos.

De pronto sin decir más, Adrián saco su miembro de mi boca, me miro a los ojos y dijo.

- Vamos a ponerte esto en la colita norma!

Dando vuelta al sofá, se colocó detrás de mí, me abrió las nalgas, se colocó de rodillas, comenzando a lamerme la concha de abajo hacia arriba. Por momentos sus labios succionaban los míos, haciéndome saltar y pujar con intensidad.

- Uhhhmm! Oohhhuu! Adrián! Si! Así Cabroncito! Así! Chúpame el mono! Ahhh! Uhhmm! Sii! – pujaba mientras disfrutaba la lengua de mi hijo en mi vagina –

Mi hijo empezó a mover el dilatador dentro de mi culo, aumentando el placer, los pujidos y gemidos. Después de un rato de estar pegado a mi vagina, o como suelo llamarla a mi chango o mono… se puso nuevamente de pie. Tomo su pene con la mano diestra y suavemente me lleno la cueva.

- No mames, Norma! Uhh! Que sabrosa estas! Uhhh! – gemia mi hijo mientras me penetraba –

- Uhhh! Siiii! Te gusta mi mono? Ahhhh! Así cabron! Así! Cógeme rico! Uhhh! – decía al sentir como su grueso pene me dilataba por completo –

Una vez que su miembro quedo incrustado dentro de mí, comenzó a bombearme despacio, haciendo que mis gemidos se escucharan perversos. Pero eso no duro mucho, unos minutos bastaron para que sus manos apretaran mis nalgas, abriéndolas de forma diabólica y comenzando a darme con fuerza. El sonido de choque de su pubis en contra de mi monito, hacía que la excitación de ambos fuera en aumento.

- Ah! Ah! Ah! Nene cabron! Así! Ah! Ah! Ah! Ah! Mas, mas, así! Uh! Uh! – gemia como loca –

- Te gusta mi verga, Norma? Uh? Te encanta la verga? Mh? Te gusta tener una verga dentro de esa puchita? Eh? – decía mi hijo mientras seguía penetrándome –

- Si! si! me gusta! Me encanta! Ah! Mas! Ah! – gemia al responder –

Aquel juego perverso y sucio que habíamos desatado, sería la clave de todo. Momentos después llegaría la pregunta que cambiaría todo.

- Norma! Dime? Eres una puta? De quien eres puta? – pregunto Adrián yendo la extremo –

Sin nada más que lujuria y excitación respondí de inmediato.

- Tuya, soy tu puta! – dije –

- Y de quien más? – pregunto de nuevo –

- Ah de Fabian! Ah! y de Alex! Ah! – gemia respondiendo –

Las penetraciones, a mi mono, seguían siendo constantes y profundas, mientras que las manos de mi hijo amasaban mis nalgas con fuerza y rudeza. Minutos más tarde, los apretones a mis nalgas y embestidas a mi chango, se detuvieron por completo.

- Ah! Por qué te detienes? Cabron! – exclame –

- Shhh! Norma! Llego la hora! Vamos a ver si tu culo está listo! – dijo al mismo tiempo que sacaba el dilatador anal –

- Ohhh! Mmm! Despacio cabron! Ahhh! – gemia y gritaba –

Un pequeño plop! Se escuchó cuando aquel objeto salió de mi esfínter. Adrián contemplo su obra por algunos segundos.

- No mames! Norma! Que rico te quedo… bien abierto! Vamos a intentar con algo más real! – dijo mientras tomaba el lubricante –

Dejo caer algo sobre su pene, después tomo un condón, lo abrió, colocándoselo rápidamente, admirar su pene cubierto por el látex del preservativo, era como imaginar un caramelo, aun en su envoltura. Mismo que me comería en unos instantes. Embarro el condón con más lubricante, lo dejo en el suelo, se colocó detrás de mí y dijo.

- Bien putita! Quiero que respires hondo! Y no quiero que comiences con lloriqueos! Te va a doler! Pero debes aguantar! Ok! – exclamo –

- Aja! – respondí asintiendo con la cabeza –

Mi propio hijo me dominaba por completo, no había forma de resistirme a sus órdenes. Empuñando su herramienta, la coloco suavemente encima de mi ano, apretó un poco su miembro con la mano, su gesto, fue de poco dolor, pero en realidad su cara reflejaba toda la ansiedad que tenía por estar dentro de mi culo.

Su glande cubierto por el condón saturado de lubricante, no tardo mucho tiempo en estar dentro de mi esfínter. Una gran presión se agolpo en mi vientre, ya que el pene de Adrián es más grueso que el dilatador, como ya les dije es una bestia. Comencé a respirar hondo y exhalar despacio, dejando que aquella presión en el vientre desapareciera de a poco.

- Uh! Norma! Como aprietas y eso que apenas va la punta! Uhh! Mamita! Que sabrosa estas! – exclamo mi hijo lleno de placer –

Después de esperar unos segundos, volvió a presionar con su mano su miembro y empujo de apoco, pude sentir como su pene se deslizaba dentro de mí. Poco a poco me dilataba aún más el recto.

- Ahh! Adrián! Mmh! Así cabron! Así! Métemela! Ahh! No pares! No te detengas hasta que este toda adentro! – exclame vuelta loca en la lujuria del momento –

Haciendome caso, mi hijo empujo de nuevo, insertando un poco más de su pene en mi culo. Espero unos segundos más y volvió a envestir, fue hasta entonces que el primer alarido de dolor salió de mi garganta.

- Aahhhhhhh!!!! Cabron me estas partiendo en dos! Ahhhhhh! Aaauuuuhhhh! Auuuuhhhh! Aaahhh! – grite –

Adrián espero un segundo, pasado el mismo, dejo que su grueso y duro pene volviera a taladrar mi ano, esta vez hundiendo buen parte del mismo. El dolo fue tanto que me deje caer sobre el respaldo del sofá, mordiendo el acolchado del mismo. Ahogando mi grito de esa forma.

- Nnnnnnnnnngggg!!!! – se escuchó en la sala de la casa –

Para calmarme un poco, mi hijo comenzó a frotarme las nalgas con ternura. Haciendo que mi respiración se normalizara con rapidez. Aunque seguía siendo agitada. Nuestros cuerpos comenzaban a sudar. Sentía como la humedad se acumulaba en mis frente, cien y en medio de la tetas.

- Cuanto falta, cabron! Ahhh! Nng! Uhhh! – pregunte entre pujidos –

- Falta poco! Calama putita! Respira! – respondió mi hijo –

Después de aquellas palabras, y sin previo aviso, llego la última envestida. Mi recto exploto, en dolor, ardor y debo decir en un torrente de placer. Sentir el pubis de mi hijo golpear, mis nalgas fue un acto de orgullo. Ahora podía presumir, que era la segunda o tercera persona que aguantaba esa tremenda verga en el culo.

- Uuhh! Norma! Uhh! No mames! Que rica estas! Aprietas como Teresa! Ummm! – exclamo Adrián –

- Ahh! Hhggn! Si? uh! Te gusta, cabron? Ahhh! – pregunte entre pujidos y un poco de llanto –

- Me encanta! Uh! Te la voy a dejar así un momento! Puta! Respira no dejes de hacerlo! Tragona! – dijo mi hijo mientras sus manos m acariciaban las nalgas y espalda –

Aquellos segundos, minutos o lo que hayan sido, fueron un bálsamo para mi culo y mente, cuando el ardor y dolor fueron mermando, el placer apareció. Poco a poco sentí como el pene de Adrián palpitaba dentro de mí. De pronto las manos de mi hijo se aferraron a mi cadera, con mucha fuerza.

- Vamos normita! Vamos a ver como gritas de placer! – exclamo comenzando a sacar su miembro de mis entrañas –

Casi cuando este salía por completo de mi culo, Adrián se detuvo, me nalgueo con fuerza y detuvo que su pene se clavara de golpe en mi ano.

- Ooohhhh! Cabron! Aaahhhh te gusta hacerme sufrir!!! Auhhhh! – gemí, grite, puje y solloce –

- Ssshh! Aguante! Doctora! Que esto apenas empieza! – respondió en tono perverso –

El vaivén de su cadera comenzó a ser más frecuente, su pene entraba y salía de mi ano, con relativa facilidad, arrancándome gemidos, pujidos y gritos de placer. Las penetraciones que Adrián me daba eran suaves pero totalmente profundas, hundiéndome por completo el pene en el culo. De vez en cuando sus manos me azotaban las nalgas, haciéndome saltar, por el ardor pero dejando una descarga de placer en mi cuerpo.

- Uh! Norma! Uh! Mamita! Que rico culito! Ahh! Así putita! Así! Ah! Esta riquísima! Uh! Que delicia de culo! Mmh! Me encanta tu culo puta tragona! – decía mi hijo mientras me cogía como nunca en mi vida –

Comencé a sentir como el sudor de Adrián, caía en mis nalgas y espalada baja. Mi cuerpo destilaba humedad, no solo por los poros, mi chango estaba chorreando debido al orgasmo anal que Adrián me había dado, en pocos minutos. Sentía correr un rio en las paredes de mis muslos. Al notarlo mi hijo exclamo.

- Norma! Uhh! Te encanto la verga en el culo! Mira nada más! Te estas desbordando! Uhhh! Que rico! – dijo en tono cachondo –

Las embestidas de mi hijo siguieron por unos minutos más, hasta que de pronto se detuvo por completo. Metió sus manos por debajo de mi cuerpo, levantándome de la posición en la que estaba.

- Vamos a intentar otra posición, norma! No te la voy a sacar, así qué te voy a cargar! Abrázame por el cuello! – susurro en mi oído –

Pase mi brazo por detrás de su nuca, acto seguido mis piernas se levantaron por el aire, las manos de Adrián me tomaron de los muslos, separando mis piernas, lo que hizo que mi chango se refrescara con el aire de los pocos pasos que dimos hasta llegar al borde del sofá. Muy despacio Adrián se sentó en el, cerrado completamente sus piernas, recargándose sobre el respaldo del sofá, sus manos me tomaron de la cadera, inclinándome una poco hacia adelante, mis manos encontraron apoyo en sus rodillas, aun teniendo su miembro clavado en el culo, Adrián exclamo.

- Vas norma! Date gusto, muévete, ensártate sola! Dale mamacita, mueve es culo, sabroso! – al mismo tiempo en que me daba una fuerte nalgada –

Tomando un poco de impulso, subí y baje de golpe, disfrutando cada centímetro de es pene duro y gordo.

- Ahhh! Cabroncito! Te gusta el culo de esta cuarentona! Mmh? Te gusta verdad? Esta nuevecito! Ahh! Gózalo papi! Gózalo! – dije entre pujidos –

Mientras subía y bajaba, las nalgadas a mano cambiada, seguían llegando a mis nalgas, las cuales se habían acostumbrado al ardor, dejando solo placer en ese acto violento. Las penetraciones que yo misma me propinaba, ya no eran para nada dolorosas, por lo que comencé a dejar que mi cuerpo recibiera algo más duro. Cada sentón me daba una descarga eléctrica, comenzando en el vientre y terminando en la cabeza. El lenguaje sucio y las palabrotas hacían todo el ambiente más lujurioso y morboso.

- Uhm! Norma que culito tan sabroso! Me gusta, me gusta mucho! Ah! Carajo, te la tragas toda! Uh! Tragona! Así, putita! Así! Móntame! Ah! Cógeme rico! Ah! – decía entre gemidos mi hijo –

- Ah! Ah! Aja! Te gusta mi culo, nuevo! Ah! Mmmh, a mí me encanta esa vergota! Ah! Uh! Uh! Que rico me coges papi! Ah! Soy tu puta! Cógeme siempre! Uh! Así! Así te gusta? Uh! uh! – respondí sucia y lujuriosa –

Las manos de Adrián me sujetaron con fuerza de la cintura, acompañando los sentones que cada vez eran más fuertes, el choque de mis nalgas en contra de su pubis, lo demostraban. Miraba de reojo la cara de mi hijo, la cual era de total placer, los ojos cerrados, la boca entre abierta, sus manos apretando mi cintura, era algo que me hacía ir más y más lejos. Trataba de recordar si su padre había puesto esa cara cuando me cogía, no lo logre. Era increíble estar cogiendo con mi propio hijo, y al mismo tiempo que ambos nos disfrutáramos tanto dándonos placer por toneladas. El sudor ya era un río en ambos, mi vagina seguía inundada de fluidos, debido al segundo orgasmo de la noche. De pronto las piernas comenzaron a fallarme, me había cansado de estar en esa posición, por lo que pedí un cambio.

- Papi! Cambio! Ya me canse! Pero quiero más verga! Si? – dije tierna y cachonda –

Lo único que hizo mi hijo, fue tenderse del do en el sofá, quedando recostados sobre el mismo, levante una pierna, poniéndola sobre el respaldo pero el poco espacio hacia que el movimiento fuera limitado. Fue entonces que Adrián me pidió que me moviera y dejara salir su pene de mi esfínter. Me desplace de forma lenta hacía en frente dejando salir el animal que tenía aprisionado en el culo.

De inmediato Adrián se quitó el preservativo, haciendo una breve inspección del mismo.

- Parece que no tendremos accidentes! – dijo –

Entendí que se refería a que mi esfínter estaba completamente limpio. Mi hijo tomo un cojín redondo del sofá, lo dejo en el suelo, sobre el tapete de la sala de estar.

- Acuéstate, boca arriba, pon la cadera sobre el cojín! Anda Norma! Que esto no se ha terminado! Putita! Te voy a coger hasta que ya no pueda más! – dijo perverso mi hijo –

Sus palabras, su gesto, y todo en sí hicieron que de inmediato me acomodara como me había pedido. Adrián se levantó del sofá, camino hasta donde había dejado el bote de lubricante, regresando hasta donde estaba, se puso de rodillas encima de un cojín plano, que tomo de otro de los sillones.

- Levanta las piernas! Ponlas en mis hombros! – dijo lujurioso –

Hice lo que me pidió, lo mire ponerse una cantidad considerable de lubricante en el miembro, mismo que cuando estuvo listo, se posó sobre mi ano.

- Puede que esto vuelva a doler! Puta! Pero aguanta! Ya no voy a usar el condón! Quiero llenarte el culo de mocos! – exclamo –

Empujo un poco, y su glande se hundió en mi ano. Espero un poco y volvió a presionar clavándome la mitad o cálculo que la mitad de su fierro duro y gordo.

- Uhhh! No mames norma!!!! Uh!!! Estas apretada como el carajo! Uh! Que sabroso culo! – exclamo gozoso –

- Uhh! Ahhhu! Mas papi! Toda! Toda! Uhhh! – gemí mientras pedía más pene –

Mi hijo embistió de nuevo, logrado ensartarme completa. En ese momento las piernas comenzaron a temblarme, como jamás lo habían hecho. Supe de inmediato que aquello me traería el tercer orgasmo de la noche. Adrián, comenzó a cogerme despacio, disfrutando cada milímetro de mi recto. Poco a poco comenzó a aumentar la fuerza y profundidad de las mismas. Hasta convertirlas en violentas embestidas a mi culo, mis manos lo sujetaron de los brazos, arañándoselos, incluso mordiéndoselos. Mientras su pene entraba y salía con violencia de mi ano, su boca quería arrancarme los pezones, junto con mis pobres tetitas.

- Ohh! Ooh! Ooh! Así cógeme cabron! Cógeme duro! Ah! Soy tu puta! Cógeme como una puta! Dame verga! Ah! Ah! Ah! Así cabron! Así! Mas! Ah! Uhm! – gritaba por momentos haciendo que Adrián se mostrar más caliente y con más ganas de reventarme la cola –

Los músculos de todo su cuerpo se marcaban y su abdomen se contraía, cada vez que me embestía. A pesar de su juventud, mi hijo comenzaba a fatigarse, jadeaba y el sudor en su cuerpo era abundante.

- Te falta mucho, papi? – pregunte –

- Quiero aguantar lo más que se pueda! Quiero reventar en tu culo! Norma me la chupas un poco? – pregunto jadeante –

Contrario a lo que pueden pensar, la idea de chupar el pene de Adrián, el cual había estado en mi ano, no me pareció desagradable, al contrario me lleno de morbo. Por lo que le pedí que me la sacara. Me incorpore rápido y jadeando, la tome con la mano, le pegue dos o tres jalones y me la metí en la boca. Le pegue una mamada le locura, mi hijo solo recargo su peso en sus rodillas, sujetándose de mi cabello y el tapete con la otra mano. Lamí sus huevos, su pene completo, lo masturbe haciéndolo descansar un poco. Con cada mamada, me tragaba cada vez más su pene, haciendo que las arcadas, me llenaran los ojos de lágrimas, mismas que escurrían por mis mejillas. Me había convertido en la puta que siempre fui y nunca mostré. Su mano me sujeto con fuerza por los cabellos, levantándome la cara. Me miro a los ojos, lleno de lujuria y deseo.

- Ponte boca abajo! Completamente acostada en el piso, ponte el cojín en la cadera! Anda puta! Que ya siento que me voy a venir! Uhh!! – dijo pujando –

Adopte la posición que me indico, rápidamente. Lo escuchaba bufar, conteniendo las ganas de eyacular. Apenas estuve acomodada, sentí como me clavo por la vagina, bombeándome dos o tres veces, saco su pene y lo dejo ir completo en mi culo.

- Uhhh! Papi! Sii! Así! Cógeme! – exclame –

Acto que repitió varias veces. El placer de sentir el pene de mi hijo entra en mis dos orificios, me hizo fantasear con la idea de ser doblemente penetrada. Eso llegaría muy pronto, pero eso es otro tema. Adrián, se esforzaba por no eyacular, mientras que yo, ya derramaba fluido por el cuarto orgasmo, el cuerpo me temblaba, todo me daba vueltas, sentí por un momento que perdía la conciencia.

Lo que me hizo regresar a la realidad fue el gruñido de mi hijo al entrar por última vez en la noche a mi ano.

- Aaaggggggww!! Aaahhhh! Carajooo!!! – gruño, gimió y grito –

Después de eso, el calor de su semen inundo mi recto. En ese momento quise tener algo de donde sujetarme, porque aquella sensación de su leche vertiéndose en mi ano, me provoco un orgasmo más. Parecía que Adrián, no dejaría de eyacular nunca, podía sentir como su pene, expulsaba chorros de semen dentro de mí. Por lo que decidí ayudarlo un poco, haciendo lo que hago con el chango cuando terminan dentro de mí. Apretando mi culo, con pequeños espasmos. De inmediato, mi hijo exclamo.

- Oohhh! Norma! Así apriétame la verga! Uuuhh! Puta! Eres uhh! Eres toda una puta! Mmhh! – dijo mi hijo terminando de descargar –

Una vez que su miembro dejo de expulsar semen, dentro de mi recto, creí que mi hijo de desplomaría encima de mí, como habitualmente lo hace, pero al contrario de lo que pensé, me saco el pene, dejándose caer sobre el tapete a un lado de mí. Su mano tomo mis nalgas sobándolas, sus ojos me miraban cálidamente y su boca pronuncio.

- Gracias, mama! Gracias por el mejor regalo de mi vida! Te amo! – dijo jadeante –

Sonreí alagada, gire un poco para quedar frente a el, lo mire mientras le quitaba el cabello pegado a su frente.

- Gracias a ti papi! Por hacerme una mujer completa! También te amo! – respondí besando su boca –

Ahí nos quedamos por largo rato, hasta que estuvimos con suficiente aire para poder intentar hacer algo, o simplemente levantarnos. Cuando nos incorporamos, sentí como es semen de Adrián se deslizaba fuera de mi recto, bajando por mi entre pierna. Ambos decidimos dormir, esa noche la pasamos en el sofá totalmente, desnudos y abrazados, estábamos exhaustos para intentar cualquier otra cosa. A la mañana siguiente, nos levantamos algo tarde duchamos, tengo que reconocer que me sentís de maravilla, con el culo totalmente adolorido pero de maravilla, desayunamos juntos y todo volvió a ser como siempre… El juego de roll había terminado…

Y así fue como mi hijo me reventó el ano. Dándome la cogida de mi vida… pero ahí no termina esto… noo… viene más… ya les platicare como es que disfrute de mi primer DP, mi primer encuentro lésbico, orgias, zoofilia, y mucho más….


Continuara…

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