Cuando el glande de Adrián, abrió mi vagina, introduciéndose lentamente, deje escapar un gemido largo y placentero.
- Hummmmm! Cariño! Ahhhh!! – gemí –
Adrián, susurro algo entre dientes, clave mi mirada en la suya, intentando cuestionarlo con aquel gesto.
- Que rica puchita tienes ma! Calientita y apretadita! – dijo de inmediato –
Mire por encima de mi hombro a los chicos, quienes se masturbaban despacio disfrutando del momento, seguí sentándome sobre el macanon de mi hijo, hasta tenerlo dentro por completo, el grosor y longitud del mismo, me hacían estar completamente invadida.
- Ohh! Cariño, estas muy grande!... – susurre –
Deje que mi cueva, de amoldara al tamaño de Adrián, para después comenzar un leve movimiento de sube y baja, sobre el enrome miembro de mi hijo.
- Ah! Mama! Uh! Que rica estas! – decía entre gemidos mi hijo –
- Oh! Oh! Ah! Si? Ah! Te gusta mama? Nene? Ah! Uh! Mmh! – respondía gimiendo –
- Si! Me encantas! Que culito tan sabroso tienes! Y estas tetitas! Mmm!! Me encantan! – respondió Adrián –
La voz de Alex, se alzó en aquel cuarto de baño.
- Doctora, que rica, que digo rica, que sabrosa esta! Ya quiero disfrutarla de nuevo! – exclamo –
Sin hacer mucho caso al comentario de Alex, seguí montando a mi hijo, con mayor profundidad y velocidad. El sonido del agua chacoteando por mis sentones, era música en los oídos de todos. Las manos de Adrián, iban de mis nalgas, hasta mis tetitas, mientras que su boca; encargaba de mamar los mismos senos que una vez lo alimentaron. Fabian y Alex, aumentaban la velocidad de sus manos, haciendo que sus penes hicieran un sonido en extremo erótico. Ambos chicos se colocaron sobre mis costados, dejándome ver como se masturbaban.
- Oh! Así, sigan papitos! Jálenselo duro! Quiero mocos! Ah! Y después quiero sus vergas dentro! Uh! Adrián! Si! Papi! Cógeme bebe! Dame más verga! Ah! Uuhhmm! – decía como poseída por mis propios deseos –
Adrián me tomo con fuerza de las nalgas, haciendo que subiera hasta casi tener fuera su miembro por completo, para después dejar que me lo tragara de nuevo por completo. Mientras que Fabian y Alex, seguían dándose con fuerza.
Por un largo tiempo, Adrián me dio pene con ganas, hasta hacerme terminar en una explosión de calor, deseo y fluidos. Aun sin haberme recuperado de los efectos de aquel orgasmo, mi hijo me levanto sacándome su miembro por completo, aun con las piernas tambaleantes logre ponerme de pie.
- Que pasa? Porque te detienes? – exclame en un balbuceo –
- Ponte en cuatro ma! Quiero darte de perrito! – respondió el –
Me puse sobre mis rodillas, sumergiéndome casi por completo en el agua tibia del jacuzzi. Cuando las palmas de mis manos tocaron el tina, Adrián me penetro sin compasión.
- Ohhh!! Nene! Ahhhh! Despacio! Ahhh! Estas muy grande papi! – exclame con un poco de dolor -
La voz de Fabian se escuchó de inmediato en el cuarto de baño.
- Shhh! Doctora… aguante, y le aseguro que lo va a disfrutar aún más! – dijo dejándome sin habla –
En realidad, sus palabras, tenían sentido, si estaba siendo penetrada por mi propio hijo, y había gozado de los miembros de sus amigos, debía soportar y entregarme por completo a mis instintos, deseos y lujuria. Dando rienda suelta a mi yo pervertida.
Adrián aferro mis caderas con fuerza, comenzando a darme con fuerza, el sonido del agua agitándose, junto al choque de nuestros cuerpos, hacían que la atmosfera se calentara aún más…
- Ah! Dios Adrián! Ahh! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Dios! Dios! Dios! Así! Así! Cógeme bien nene! Dame verga! Dame más! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap! Pap!... – se escuchaba en aquel cuarto de baño –
Alex y Fabian, sumergieron sus piernas en el calor del agua de la tina, sentándose frente a mi cara, dejando una buena panorámica de sus penes duros. Mismos que miraba ser brutalmente agredidos por sus manos. Debido a las embestidas de Adrián, mi cara casi llegaba a tocar los miembros de sus amigos. Sacando una mano del agua tome el pene de Fabian, haciéndole una paja con más suavidad y ternura. Alex, no tardo mucho tiempo en acercarse para poner a mi alcance su miembro, como un niño que quiere que le conviden de algo que le gusta.
Los dedos de mi hijo frotaban la base del dilatador anal, haciendo que ligeras punzadas de dolor y placer se apoderaran de mi abdomen. Mientras mi hijo seguía jugando con aquel objeto en mi culo, mi mano se turnaba para pajear a sus amigos. Poco a poco mi boca se fue acercando a los miembros de Fabian y Alex, la primera pasada se la di al pene de Fabian, quien se estremeció al sentir mi lengua sobre su glande. Adrián no dejaba de penetrar mi vagina, ahogando mis gemidos con las vergas de sus amigos. Alex por su parte me tomo de los cabellos haciendo que me tragara gran parte de su pene duro y palpitante, arrancándome arcadas de placer.
Poco a poco, las punzadas de dolor en mi estómago, fueron disminuyendo. Dejando un intenso placer en todo mi cuerpo, comencé a pensar que estaba lista para soportar a alguno de los chicos por detrás, pero me calme al recordar que el más pequeño de los tres era Alex, y por pequeño no me refiero a diminuto…
Deje de preocuparme por quien sería el primero en estrenar mi ano, dejándome llevar por el morbo y placer del momento. Adrián saco su miembro por completo de mi vagina, dándole algunos azotes en las nalgas con su tremendo mástil.
- Oh! Hijo! Ahh! Papi… así nene! Métemela de nuevo, anda dale a mama más pito! Mi changuito quiere plátano!! – exclame erótica y lujuriosa –
- Quieres más, mama? Bueno… te voy a dar más!... – exclamo mientras me tomaba de la cintura, haciendo que me incorporara –
Dándome la vuelta me tomo de las nalgas, levantándome en el aire, mis piernas lo abrazaron por la cintura, haciendo que su pene se introdujera en mi vagina despacio. Mis brazos se aferraron a su cuello, mismo que servía de apoyo, para subir y bajar sobre su pene. En unos momentos Fabian se acercó por detrás, poniendo la cabeza de su pene entre mis nalgas, apuntando a mi culo. Pero su embate fue obstruido por el dilatador anal.
- Carajo! Quiero metérsela por el culo, doc! – exclamo Fabian al ver su intento frustrado –
- Tendrás que esperar! Ahh! Mmm! – respondí –
En ese momento, decidí que si aquellos dos chicos me habían disfrutado antes que mi hijo, era justo que el primero en entrar a lo único que me quedaba virgen, fuera Adrián. Mientras que Fabian seguía restregando su pene en la división de mis nalgas, Alex, se apoderaba de una de mis tetitas, succionándola con fuerza, haciéndome gemir de placer. Mi hijo continuaba entrando y saliendo de mi vagina, quien chorreaba fluidos. Para ese momento había tenido dos orgasmos más, descubriendo que era multi orgásmica. Algo que el padre de mi hijo jamás logro hacer que sucediera.
Las caricias a todo mi cuerpo, por parte de los tres chicos, me hacían sentir deseada, una mujer que aunque para muchos seria solo una puta, disfrutaba plenamente de su sexualidad, sintiéndose mujer por completo.
Después de unos minutos más de restregones, chupadas de tetitas penetraciones. Adrián y los chicos, no aguantaron más.
- Mama! Quiero venirme! – exclamo mi hijo –
- Si doc! Queremos darle mocos! – exclamaron sus amigos –
Debido a que desde hace años me había operado para ya no tener más familia, di mi consentimiento a Adrián para terminar dentro de mí. Mientras que sus amigos lo hicieron sobre mi espalda y nalgas.
Grandes chorros de semen tibio y viscoso se derramaron sobre mi piel, mientras que mi vagina se atiborraba del semen de mi hijo. Su pito dejaba salir el contenido de sus testículos, sin la mayor misericordia.
- Uuuh! Mama! Mmmm! Ahhhhh! Que rica estas! Ahhhh! Te estoy llenando!!! Ahhh! – exclamo mi hijo al venirse dentro de mí –
- Doc, ahh! Ahh! Uhhhm! Sii! Ahhh! Que sabrosa esta! Ahhh! – decían Alex y Fabian, mientras me cubrían de mocos –
Después de que los tres dejaron de expulsar semen sobre y dentro de mi cuerpo, Adrián dejo al fin que mis pies tocaran el piso, mismos que se tambaleaban debido al cansancio y orgasmos del momento. El agua para ese momento se había enfriado un poco, por lo que tuvimos que abandonar la tina. Para dirigirnos a la ducha y asearnos después del sexo.
La ducha es tan grande que los cuatro entramos sin problemas, los tres me lavaron el cuerpo, mientras que dejaban caricias y roces sobre mis tetitas y genitales. Sus penes poco flácidos, se embarraban en contra de mi espalda y abdomen, mientras que yo intentaba ocultar la gran cicatriz de mi cesárea.
- Porque se cubre doc! Mi mama también tiene una igual! – exclamo Alex –
- Y la mía! – secundo Fabian –
La verdad es que siempre me ha dado pena mi barriga con tremendo tajo, pero a ellos parecía no importarles. Las caricias de sus manos continuaron hasta que todos estuvimos limpios. Una vez fuera de la ducha, ellos me ayudaron a secar el agua de mi cuerpo, mientras que yo me encargaba del cuerpo de todos por turnos.
Me sentía como la mujer más valorada del mundo en ese momento. Todos nos enredamos en una toalla, saliendo del baño. Regresamos a la habitación, en donde me desplome sobre la cama. Fue cuando las cosas cambiaron. Estando recostada boca abajo sobre la cama, sentí como las manos de alguno de los chicos, subían la toalla hasta dejar mis nalgas al descubierto. Era increíble que hace unos instantes los tres habían terminado y ya estaban de nuevo queriendo meter más leños en la hoguera. Aquellas manos se detuvieron al llegar a mi culo, sobando mis nalgas con suavidad. Para después sepáralas un poco. Mi sexo se humedeció al instante en que la lengua de aquel muchacho paso por el largo de mi vagina, gire un poco para ver de quien se trataba, me sorprendí al ver que era Alex quien quería darme una buena chupada de chango, pero no solo eso, me dio sin querer algo que hasta el día de hoy es lo mejor que me ha pasado en la vida.
- Que rica puchita, doc! Me la quiero comer toda! La tiene más linda que mi mama! – susurro Alex mientras pasaba sus dedos por el largo de mi vagina –
Me quede estática tratando de entender y discernir bien las palabras que habían salido de la boca de Alex. Quise detenerlo y cuestionar lo que había dicho, pero su cara se perdió en medio de mis nalgas en un segundo. Por lo que no pude decir más palabra, dedicándome solo a gemir. Poco tiempo pasó para que el pene semi flácido de Fabian, quedara frente a mi cara.
- Ándele doc, deme una mamada! De, esas que solo usted sabe dar! – exclamo gustoso –
Tome el pene de Fabian, agitándolo un poco. Poco a poco lo introduje en mi boca, por unos momentos me olvide de Adrián, el placer que Alex me daba lo provoco. Mis gemidos se ahogaban en mi garganta, el pene de Fabian incrustado en mi boca, hacía imposible que escaparan. El miembro de Fabian, fue tomando dureza en segundos. Su mano derecha me tomo de los cabellos, controlando en su totalidad la mamada que le propinaba. Grandes arcadas eran provocadas por su gruesa herramienta, la cual taladraba mi garganta.
Mis ojos se llenaban de lagrima, mismas que comenzaron a escurrir, por mis mejillas.
- Dios! Mama! Eres toda una traga pijas! Que sabrosa estas! – exclamo Adrián mi hijo, al tiempo en que se colocaba junto a Fabian –
Su animal, se mostraba duro y listo, fue ahí que comprendí que mi hijo se excitaba al verme haciendo cosas sucias a sus amigos. Lentamente acaricié sus huevos, con la mano izquierda. Para después comenzar a masturbarlo despacio. La verga de Fabian, seguía en mi boca, mientras que Alex, seguía lamiendo mi vagina, besando mis nalgas, admirando el dilatador insertado en mi ano.
- Doc, cuando nos va dejar abrirle el culito? – cuestiono Alex –
Poniendo el miembro de Fabian, fuera de mi boca y girando la cara para ver a quien formulo dicha cuestión, dije.
- Si se portan, bien… será pronto!
- Puedo intentarlo? – replico el chico –
Estuve a un segundo de aceptar que aquel chico, taladrara mi culito por primera vez, pero era lo único virgen que me quedaba, así que debía ser para mi hijo. Por lo que me negué diciendo.
- No! Hoy no chicos… denme chance de entrenarlo un poco… a parte no están tan sencillitos que digamos…!
Una sonrisa se dibujó en la cara de todos, al saber que no me negaba, más bien solo pedía un poco de tiempo.
Deje de chupar el miembro de Fabian, para darle un poco de sexo oral a mi hijo, mientras masturbaba a su amigo, pocos segundos después, sentí como el pene de Alex, se introducía dentro de mi vagina.
- Mmmm! – gemí al sentirme penetrada –
- Doc! Uhh! Que rica esta! Ahhh! Que calientita tiene su puchita! – exclamo Alex –
Tanto Fabian como Alex, ya habían disfrutado de mi cuerpo, aquella noche en que prácticamente los seduje. Pero al parecer no les importaba, Alex comenzó a bombearme con fuerza. Las manos de Alex se posaron sobre mis nalgas, mientras que su pene entraba y salía de mi vagina con ferocidad. Lo que provocaba que mi cuello se balanceara, haciendo que me tragara una gran parte del pene de mi hijo, las arcadas que esto me provocaba, eran sonoras y placenteras, pequeñas lágrimas, salían de mis ojos, escurriendo por mis mejillas.
- Ah! Ah! Doctora… uh! Que rica colita! Ah! – gemia Alex mientras me daba duro –
- Cógetela, wey! Cógetela bien! – indicaba mi hijo –
- Dale, con todo a esta doctorcita zorra! – agrego Fabian –
Sin poder decir o expresar algo al respecto de los que los tres decían, y estando perdida en el placer que todo aquello me provocaba, sentí una fuerte nalgada en mi glúteo derecho. El impacto, ardor, calor y dolor, se mezclaron; hasta hacer que expulsara el pene de Adrián y gritara con fuerza.
- Aaahh! Cabron!!!!! – dije –
No soy una mujer afecta a las leperadas, o malas palabras, pero aquello lo ameritaba. Fue cuando descubrí que a los chicos les gusta y excita que las mujeres sean groseras mientras fornican.
- Gita, doctora! Gita más fuerte! Plafff!!! – llego la segunda nalgada en el glúteo izquierdo –
- Ahhh! Duele cabron! – exclame –
- Eso! Grita como puta! – exclamo Fabian –
- Plafff!!! Plafff!!! – dos nalgadas seguidas –
- Ahhhuuu! Pendejo! Que haces!!! Estúpido! – grite fuerte –
Mientras intentaba luchar o zafarme de aquella pose, sentí como el pene de Fabian se deslizaba fuera de mi mano. Caminando de rodillas sobre la cama, me tomo de las nalgas, abriéndolas, mientras que Alex continuaba dándome con todo.
Mire a mi hijo, buscando un poco de clemencia o ayuda, pero lo que salió de su boca me dejo helada.
- Es tu iniciación, ma! Así que vas a tener que aguantar! – dijo sin mostrarme la más mínima clemencia –
Acto seguido, me puso su miembro frente a mi cara, palmeando con el mis mejillas, para después meterlo en mi boca de nuevo. Su mano derecha, aferro con fuerza mi cabello, mientras que su pene entraba y salía de mi boca sin clemencia. Mientras que Alex seguía manteniendo el ritmo en mi vagina.
- Uhh! Doctora! La está aguantando! Uhh! Vamos a gozarla bien! – exclamo Fabian –
- Lo está haciendo, muy bien doc! Ahhh! No mame! Que rica colita! – decía Alex –
- Si ma! Estas sabrosa! Vas wey! – dijo Adrián refiriéndose a Fabian –
De inmediato, Alex paro por completo, sacando su pene de mi interior. Pasaron unos segundos, de calma, hasta que el enorme pene de Fabian, invadió por completo mi vagina. Comenzando con una ritmo lento, mismo que fue aumentando de a poco.
- Doctora! Estas rica! Ah! – decía el chico entre gemidos –
Debido a que Fabian tiene un pene más grueso que Alex, mi vagina se expandió aún más, dándome un orgasmo en minutos. Mismo que me hizo dejar de chupar, el pene de Adrián, para concentrarme en el placer y sensación de mi orgasmo. Aun sosteniendo el miembro de mi hijo en la mano, sentí como mi cuerpo se estremecía, los fluidos emanaban de mi vagina, mientras el pito de Fabian no se detenía para nada. Aun con los remantes del aquel gran orgasmo, Fabian me tomo de la cadera, levantándome, hasta dejarme en posición d perrito, momento que Alex, quien observada la escena, aun lado mío, aprovecho para recostarse sobre la cama, colocándose justo debajo de mis tetitas, mismas que fueron salvajemente atacadas por la boca del chico.
- Doc, me encantan sus chichitas! Mmm! – decía Alex, mientras se tragaba completa mi teta derecha –
Las mamadas al pene de mi hijo continuaron después de unos segundos más, casi sin querer, y perdida en el placer del momento, comencé a tragar más y más de ese majestuoso pene que Adrián tiene. Con lo que grandes arcadas se agolpaban en mi garganta.
- Uuhhhaaawwgghhh!! Uuhhhaaawwgghhh!! Uuhhhaaawwgghhh!! – se escuchaba en la habitación –
El choque de mis nalgas en contra del pubis de Fabian, los chupetes de Alex en mis tetas, así como las arcadas que el pene de Adrián me generaba. Eran una atmosfera llena de locura, deseo, lujuria y morbo. Las manos de Fabian comenzaron a juguetear, con el objeto incrustado en mi ano; haciendo que l placer aumentaran considerablemente. Ligeras punzadas se acentuaban en mi estómago. Pero ya no eran molestas, eran placenteras. Después de que aquel objeto dio algunas vueltas dentro de mi esfínter. Fabian decidió comenzar a sacarlo un poco para después dejar que la propia succión de mi culo, lo introdujera de nuevo. Aquella sensación, jamás experimentada, al tener el objeto en el ano, la verga de Fabian en la vagina, el pito de mi hijo en la boca y la boca de Alex en las tetas, era simplemente algo indescriptible. Tome el pene de adrián con la mano izquierda, mientras que con la derecha, trate de alcanzar el de Alex, lo cual me resulto imposible. Al notarlo el chico, se recorrió dejando su pene a mi alcance, empezándolo a masturbar despacio. El mantener la coordinación entre la boca, manos y culo, era algo difícil en el momento. Nunca antes había experimentado un gang bang, como lo llaman. Lo más que hasta ese momento había hecho con el imberbe de mi ex esposo, era una posición extraña, que según era del Kama Sutra.
Pequeñas gotas de sudor caían en mis nalgas y espalda, mismas que se derramaban de la cara de Fabian, mi cuerpo también se mostraba brillante, producto de mi propio sudor. Mis cabellos, comenzaban a pegarse a mi cara, el segundo orgasmo llego cuando Fabian, comenzó a sacar casi por completo el objeto en mi ano, para después dejarlo hundirse suavemente. La explosión dentro de mí, me obligo a dejar de chupar el pito de Adrián, ya que sentí la necesidad de morder algo, y no quería que fuera el hermoso pene de mi hijo. Mordí mi labio inferior, tapando mi gemido con mi brazo derecho.
- Diosss!!! Mmmmm! Cabrones! Me están destrozando! Ahhhh! Denme más chamaquitos cabrones! Uuhh! – dije entre gemidos –
No fue necesario decir más, sin dejarme gozar plenamente de mi orgasmo, Fabian volvió a meter y sacar aquel objeto de mi culo, con más fuerza y velocidad, mientras que su verga se daba vuelo dentro de mi vagina, la verga de mi hijo busco mi boca de nuevo, para entrar en ella y seguir con su labor, dándome una buena cogida oral. Alex por su parte dejo de chupar mis tetitas, saliendo de su escondite, para colocarse frente a mí, golpeado mi cara con su pene semi flácido.
- Mámele doc! Ándele, usted puede con todos! Es la mejor mamadora, que tenemos! – dijo Alex –
Sin darle mucha importancia a sus palabras, saque el pene de Adrián, para meter el de Alex dentro de mí húmeda boca, consiguiendo tragarlo por completo, de un solo bocado.
- Ahh! Mama!!! Eres una traga vergas, nata! Uuff! – exclamó Adrián al ver mi hazaña –
La verdad sea dicha, me sorprendí, de haber tragado por completo la verga de Alex, la cual es la más pequeña de las tres, pero no por ello algo diminuta, solo una arcada no muy sonora, me provoco aquel intento. Sentir el pubis de Alex, tocar mis labios, fue una sensación de triunfo personal, ya que jamás había tragado una verga antes de ese momento, a mi ex esposo, le disgustaba que me comportara como puta en la cama, así que el sexo con él, era meramente básico y sórdido.
Unos minutos más fueron suficientes para que Fabian sacara su pene de mi vagina, la cual comenzaba a estar adolorida, pero aún faltaba el monstruo de mi hijo dentro.
- No mames… casi me vengo! Pero aún falta más… - dijo Fabian pegando su pito en mis nalgas –
Pude sentir su pulso con aquella acción, su pene palpitaba en mis nalgas, aquello me lleno de lujuria y de ganas de más. Adrián, me miro a los ojos mientras miraba como me tragaba la verga de Alex.
- Mama! Vamos a intentar algo! – dijo haciéndome una seña para que cambiáramos de posición –
Atendiendo a su petición, extraje la macana de Alex de mi boca, la cual salió cubierta de saliva, que escurría por su tronco. Me quede en espera de que Adrián me indicara que era lo que pretendía hacer.
- Mama! Te vas a sentar encima de mí! Quiero que me cabalgues! Crees que aguantes dos vergas dentro? – exclamo –
Mi cara era de asombro total, mi hijo ya había perdido toda pisca de cordura, inhibición o lo que fuere que controlara su pudor hacia mí. El temor de ser penetrada analmente, comenzó a surgir en mi cabeza.
- Me la vas a poner en el culo, mi vida? Les pedí que me dieran chance! – dije tartamuda –
- No! Te lo vamos hacer por la colita, ma! – respondió Adrián, con toda calma –
De inmediato, el recuerdo de aquella noche con Fabian y Alex, llego a mi mente. Una vez que adrián estuvo a acomodado sobre la cama, me ubique sobre él, lentamente fui bajando las nalgas, al tiempo en que mis rodillas se flexionaban, hasta sentir las manos de mi hijo, tomar mi cadera para guiarme en la búsqueda de su pene. Una vez que lo encontré, lo aferre con fuerza, poniéndolo en la entrada de mi vagina, no tuve más que poner un poco de peso sobre aquel gordo y sano pito, para que este se enterrara en mi vagina, hasta el fondo.
- Ahhh! Diosss! Adrián! Estas enorme! Papi!!! Uuuhh! – gemí al sentir como su enorme pene me dilataba aún más las paredes vaginales –
- Y te falta uno más! Ma!! – exclamó mi hijo –
Mire a Alex y Fabian, quienes se mostraban ansiosos por entrar en mi hueco, ambos agitaban sus penes para mantenerlos a tono. En ese momento la idea de tener el pene de Adrián clavado en el ano, me pareció aterradora. De verdad es algo hermoso, pero muy grande. Fue entonces que caí en la cuenta que aquella noche con los chicos, había tenido el pene de Fabian y el de Alex, dentro de mi huequito, por lo que mi mente dijo o más bien designo a Alex, como el segundo a bordo, no creí soportar a Fabian y su animal.
- Alex… ahh! Vas a ser tú, nene! Porque no creo poder con Fabian y Adrián dentro! – exclamé –
Alex, solo asintió, Fabian por su parte, sonrió y giño el ojo, ambos se ubicaron delante de mí dándome sus penes por la boca, por turnos. Una vez que mi vagina se adaptó al falo de mi hijo, comencé con un sube y baja lento, sin sacar mucho del pene de Adrián. Mientras los chicos, recibían una buena mamada de su doctora favorita. Al menos eso creí en ese momento.
- Uhm! Uhm! Dios! Que bien me coges papi! Uhm! Ah! Ah! – decía entre gemidos, mientras me clavaba el pene de mi hijo –
No paso mucho antes de que mi propio hijo, me propinara una nalgada que me sacudió hasta las ideas.
- Plasss!! – se escuchó el estruendo –
- Auh!!! Adrián!!! Ahhh! Plasss! Ahhh! Auhh! Cabron! No tan fuerte!!! – grite –
Importándole, un pepino, Adrián siguió dándome caña y nalgadas, después de unas cuantas más, deje de sentir ardor, solo calor en mi trasero. Las vergas de Fabian y Alex, me hacían imposible quejarme más. Solo podía gemir, y eso es mucho decir, ya que mis gemidos se ahogaban dentro de mi garganta, o se confundían con las arcadas que me provocaban ambos falos, mis ojos escurrían lágrimas provocadas por la asfixia, por las continuas embestidas de los penes de los chicos. A ellos parecía no importarles, seguían y seguían…
Solo se detenían por instantes, para darme un momento para tomar aire, y volvían a atacar, tomándome de los cabellos, introducían sus pitos en mi boca por turnos. Mientras que el animal que posee mi hijo, se daba vuelo con mi conchita. Fue entonces que comencé a darme cuenta que aquello me gustaba, jamás había imaginado ser poseída por tres hombres a la vez, y menos que uno de ellos fuera mi propio hijo. La locura llego a su máximo, cuando al poder tomar una bocanada de aire, las palabras que salieron de mi boca, no fueron de clemencia, sino, para pedir más verga.
- Alex! Ahhhyy! Ya! Cabroncito, dame tu verga! – exclame –
Sin más tiempo que perder, Alex se acomodó detrás de mí, pero cuando estuvo a punto de ensartarme, Adrián lo detuvo.
- Espérate wey! Deja que se voltee! – exclamo –
Adrián, se detuvo, dándome un momento para respirar, y girar sobre su pene, sin dejar que este saliera de mi hueco. Al voltear por completo pude ver la cara de Alex, la cual era la de un chico hambriento y deseoso. Por su parte Fabian se colocó a mi lado, dejando su pitote, justo frente a mi cara.
Alex, me empujo un poco hacia atrás, haciendo que recargara mi cuerpo sobre el de mi hijo, este me tomo por las corvas, abriendo bien mis piernas, momento que Alex aprovecho para ponerse en medio, y apuntar su pene a mi concha. Misma que estaba totalmente llena por el falo de mi hijo. Al sentir que el pene de Alex trataba de entrar, respire hondo, relajándome un poco, como lo hice aquella noche, con él y Fabian; el glande de Alex, comenzó a horadar mi vagina, abriéndose paso, poco a poco.
- Ahhy! Wey! Ahhh! Doctora! Uhh! No! Uhh! No entra! – decía Alex esforzándose por hacer que su pene entrara en mi –
- Ahhhhh!! Uuuhhh! Mmmm! Dios! Cabrones! Ahhh! Uhmmm! Si así, cabrones! Denme verga! Ahhh! Cójanme! Ahhh! – decía vuelta una loca, y puta total –
Pocos segundos bastaron para que mi adolorida y ya súper dilatada vagina, cediera, dando lugar al pene de Alex, fue entonces que Fabian se arrodillo junto a mi cara, dándome a mamar su pene. Mientras que mí hijo y su amigo, me reventaban la cola.
- Uh, ma! Uh! Ah! que rico! Ah! Mmmh! Doc! Está bien sabrosa! Ah! Uh! Si! uhhi! Así, así… más! Uh! Uh! Mmh! – decíamos entre gemidos –
El sudor de nuestros cuerpos, era abundante, por lo que la mescla de fluidos corporales, era placentera. Ambos penes me clavaban suavemente, con diferentes ritmos. Mientras que el de Adrián entraba, Alex salía, y viceversa.
Mientras que mi lengua pasaba por el glande d Fabian, este se masturbaba, con fuerza. La escena era llena de morbo y lujuria. Fue entonces que el tercer orgasmo de la noche llego a mí. Esta vez dejándome casi al borde del desmayo. Los chicos, también comenzaban a apretar la mandíbula, señal de que la necesidad de explotar, se hacía presente. Alex fue el primero en lanzar la advertencia.
- Me voy a venir! Me voy a venir! – exclamo Alejandro –
No había más que decir, los chicos me llenarían de leche la concha y la boca. El segundo en anunciar la descarga de leche fue Fabian.
- Doctora! Me vengo! Abra la boca bien! Uhh! – exclamo –
Y por último mi hijo.
- Ma! Uh! Ma! Te voy a dar mis mocos! Ahh! Ya no puedo más! – dijo en un alarido –
Mire a Alex de reojo, mientras esperaba la descarga de Fabian, el chico, se estremeció y descargo dentro de mi vagina, ligeros espasmos de placer se mostraban en todo su cuerpo. No sé cuántos chorros de semen dejo dentro de mí, pero por su rictus, fueron varios. Unos segundos después llegó el turno de Adrián, quien descargo sus mocos, como el los llama, dentro de mama. Pude sentir su pene lanzando dos chorros de semen dentro de mí. Las respiraciones de todos eran agitadas, nadie podía decir nada, más que gemir sin control. Fabian fue el último en descargar, llenado mi boca, de semen, tibio y espeso.
- Uh! Uh! Mama! Uh! Que rico! Ah! I doc! Uh! Estuvo de lujo! Uh! Así doc! Trágueselos! Tómese mi lechita! Uhh! Es toda una puta! Doc! – decían los tres –
Sin poder decir nada, por la cantidad de semen en mi boca y garganta, deje que los chicos, se vaciaran dentro de mí. Cuando termine de tragar semen y ellos de expulsarlo, Fabian se desplomo sobre la cama, mientras que Adrián, Alex y yo, quedamos como si fuéramos un emparedado, y l jamón era yo. Respirábamos rápido, intentando recuperar el aliento, todo me daba vueltas, los orgasmos, placer y la inmensa cantidad de semen recibida, hacían que mi cuerpo se sintiera sin fuerzas.
Unos minutos después, pude sentir como los penes de mi hijo y su amigo, perdían fuerza y tamaño, saliendo sin el mayor trabajo de mi vagina, momento que aproveche para rodar hacia un lado de la cama y recostarme boca abajo, ahí desnudos, quedamos los cuatro.
El cansancio nos venció a todos, cuanto recuperamos la conciencia, vimos que había amanecido. Por los que decidimos que había que asearnos y buscar algo de comer. Durante la ducha, los chicos se dieron vuelo con mi cuerpo, pero ya no hubo más sexo, esto debido a lo dolorido de mi vagina, solo masturbación y sexo oral, fue hasta entonces que me quite el dilatador anal, el cual había permanecido toda la noche dentro de mi culito.
Después Alex y Fabian salieron a comprar algo para desayunar, momento que aprovechamos mi hijo y yo, para dormir un poco más. Una vez que todos estuvimos sentados a la mesa. Recordé las palabras que una noche antes, quise cuestionar, pero no pude o no me atreví.
- Alex, anoche mientras… bueno ya sabes! Me chupabas el chango! Dijiste algo que me pareció raro! Porque dijiste que mi puchita, era más linda que la de tu mama? – pregunte sin dar tregua –
Todos se miraron, sin saber qué hacer, hasta que Fabian, dijo.
- Si quiere saber, pues digámosle!
Acto seguido, Alex respondió.
- Mmm! Pues mire doc! La verdad es que todos nosotros, tenemos sexo con nuestras mamas! Bueno! Ahora! Porque antes de anoche solo faltaba usted! – dijo –
Aquellas palabras, me hicieron dejar la boca abierta. Como si esperara el semen de alguno de ellos.
- Que dices? Ustedes…. Sus mamas… - dije tapando mi boca con la mano –
- Si, mama! Solo faltabas tú! – sentencio Adrián –
- Mire doc! No se espante! La verdad, todo comenzó conmigo, y mi mama… desde mi cumpleaños 18, y la verdad, creo que nadie aquí se arrepiente de nada! O sí? – cuestiono Fabian –
- No!!! – respondimos todos –
- Y no solo nuestras mamas, también esta mie hermana Tere, y dos tías de Alex. – completo Fabian –
- Y ustedes… ahh! Ya saben! Han estado con varias a la vez? – pregunte incrédula –
- Si! hemos estado hasta con cuatro en una noche! – dijo Alex –
- Pero no te preocupes, ma. Si tu no quieres entrarle a las horchatas, no te presionamos! – exclamo mi hijo –
Dios mío… no podía creer lo que escuchaba, aquellos chicos, a los que había visto crecer, eran todos unos sementales. Y hasta me invitaban a participar en sus orgias, familiares.
- Bueno! Eso lo veremos después! Por ahora solo, mantengamos esto en secreto. Y ya! – dije sin decir nada –
- Muy bien ma! Así será! – dijo mi hijo –
Los cuatro terminamos de desayunar, volviendo a la recamara para vestirnos y regresar a casa, durante el camino de regreso, seguí haciendo preguntas, a cerca de las relaciones familiares que cada uno tenía, incluso mi hijo me confeso que también quería hacerlo con mi hermana Tania. Mientras que los otros dos, confesaron que a todas les habían hecho dobles penetraciones, anal y vagina, solo sexo anal, y todos terminaban dentro, excepto con Teresa, ya que ella si podía quedar embarazada. El patrón era claro, todas las madres y tías, éramos cuarentonas, divorciadas y con hijos mayores. De hecho Fabian me confeso que a su hermana Teresa, le gustaban cosas raras, como el BDSM y la zoofilia.
Todo aquello me llenaba de dudas, pero a la vez de morbo… no sabía si quería participar en una de sus orgias, o si me atrevería a ser vejada por todos, incluso si me atrevería a tener sexo con un animal, como le gustaba a Teresa.
Más tarde todo eso cambiaria…. Pero eso es otro relato….
Hasta la próxima…
Continuara…
0 comentarios - Madre Desesperada 3 Sigo rompiendo las reglas.