Autor Original http://www.poringa.net/BarcenaG
Después de mi gran primer experiencia con mi madre, me dí cuenta de que esta era una oportunidad de oro para seguir usándola.
Luego de ese encuentro en mi auto, ella trataba de evitarme, pero como compartíamos habitación era muy difícil que no nos crucemos. Tampoco me dirigía la palabra, pero eso no me detenía y cada vez que me la cruzaba, y no había nadie cerca, le manoseaba el culo.
La siguiente vez que se me presentó la oportunidad de disfrutar de mi madre fue a fin de mes. Ella quería salir con sus amigas, pero como no tenía plata y después de haberle pedido a casi todos, menos a mí. Y como si los planetas se alinearán, ese día aún tenía plata guardada para cualquier ocasión. Después de que mi abuela se fue a la iglesia, y ya que mi hermano no estaba, aproveche la oportunidad y agarré la plata guardada.
- Necesitas plata?- Ella me ignoraba mientras seguía con sus cosas.- No me ignores, bien que te gustó, sino no hubieras hecho lo que hiciste.-
- Qué? Querés... más? sos un hijo de puta, y jamás te lo voy a perdonar.- Al decir esto, me pegó una cachetada y se fue a cambiar.
Yo me quedé congelado ahí, sin saber que hacer. Pensando en que capaz me había zarpado demás. Pero en mi mente apareció el momento cuando ella se metía mi pija en la boca y eso me dio valor para seguirla. Así que entré encontrándomela a ella en corpiño y con una calza que usaba para ir al gym.
- Mira! Si la queres, ya sabes lo que tenes que hacer.- Le dije mientras le mostraba la plata.
Ella claramente quería la plata, por eso no dijo nada y se quedó pensando. Antes de que razone de más, me bajé el pantalón y el bóxer a la vez, quedando con la pija al aire.
- Dale, si ya lo hiciste una vez. No te cambia en nada hacerlo de nuevo.-
Sin decir nada, se acercó y se arrodillo ante mi. Agarró mi pija y la engulló rápidamente.
- Ahh, sí mami, chupa chupa.- Tan excitado estaba por tenerla otra vez así, que me animé a más y traté de sacarle el corpiño.
- No, para. Vos me pediste que te la chupe nada más. - Dijo, viendo lo que intentaba hacer.
- Déjame verte las tetas. - Como no decía nada le dije. - Querés más plata? Te la doy.
Ya dada por vencida, dejó caer el corpiño y pude ver ese par de tetas que me encantaban desde chico. Estaban algo caídas, pero sus pezones eran grandes por eso me encantaban. Rápidamente empecé a manosearle las tetas, mientras ella seguía chupando.
Después de un rato, me acosté en mi cama y la levanté del piso, La acerque hacia mi, quedando su teta derecha a mi disposición para chuparla entera. Mientras succionaba y mordisqueaba, le agarré una mano para guiarla hasta mi pija. Ella entendió lo que quería y empezó a pajearme. Cuando lo hizo, lleve mi mano hasta su cintura para acariciarle el culo. Así estuvimos por un tiempo.
- Dale, te falta mucho? Me tengo que ir, dale.- Me decía apurada.
Me puse de pie y le pedí que me la chupará. Ella apurada y sin dar vueltas, empezó a succionar con fuerza mientras me pajeaba. No me podía contenerme por mucho tiempo más. Ella se dio cuenta y antes de que acabe, se la saco de la boca para que termine en el piso. Después sacar hasta la última gota, me acosté en la cama agotado.
- Gracias, ma. No me devuelvas la plata.- Le dije mientras ella se ponía el corpiño.
Después de mi gran primer experiencia con mi madre, me dí cuenta de que esta era una oportunidad de oro para seguir usándola.
Luego de ese encuentro en mi auto, ella trataba de evitarme, pero como compartíamos habitación era muy difícil que no nos crucemos. Tampoco me dirigía la palabra, pero eso no me detenía y cada vez que me la cruzaba, y no había nadie cerca, le manoseaba el culo.
La siguiente vez que se me presentó la oportunidad de disfrutar de mi madre fue a fin de mes. Ella quería salir con sus amigas, pero como no tenía plata y después de haberle pedido a casi todos, menos a mí. Y como si los planetas se alinearán, ese día aún tenía plata guardada para cualquier ocasión. Después de que mi abuela se fue a la iglesia, y ya que mi hermano no estaba, aproveche la oportunidad y agarré la plata guardada.
- Necesitas plata?- Ella me ignoraba mientras seguía con sus cosas.- No me ignores, bien que te gustó, sino no hubieras hecho lo que hiciste.-
- Qué? Querés... más? sos un hijo de puta, y jamás te lo voy a perdonar.- Al decir esto, me pegó una cachetada y se fue a cambiar.
Yo me quedé congelado ahí, sin saber que hacer. Pensando en que capaz me había zarpado demás. Pero en mi mente apareció el momento cuando ella se metía mi pija en la boca y eso me dio valor para seguirla. Así que entré encontrándomela a ella en corpiño y con una calza que usaba para ir al gym.
- Mira! Si la queres, ya sabes lo que tenes que hacer.- Le dije mientras le mostraba la plata.
Ella claramente quería la plata, por eso no dijo nada y se quedó pensando. Antes de que razone de más, me bajé el pantalón y el bóxer a la vez, quedando con la pija al aire.
- Dale, si ya lo hiciste una vez. No te cambia en nada hacerlo de nuevo.-
Sin decir nada, se acercó y se arrodillo ante mi. Agarró mi pija y la engulló rápidamente.
- Ahh, sí mami, chupa chupa.- Tan excitado estaba por tenerla otra vez así, que me animé a más y traté de sacarle el corpiño.
- No, para. Vos me pediste que te la chupe nada más. - Dijo, viendo lo que intentaba hacer.
- Déjame verte las tetas. - Como no decía nada le dije. - Querés más plata? Te la doy.
Ya dada por vencida, dejó caer el corpiño y pude ver ese par de tetas que me encantaban desde chico. Estaban algo caídas, pero sus pezones eran grandes por eso me encantaban. Rápidamente empecé a manosearle las tetas, mientras ella seguía chupando.
Después de un rato, me acosté en mi cama y la levanté del piso, La acerque hacia mi, quedando su teta derecha a mi disposición para chuparla entera. Mientras succionaba y mordisqueaba, le agarré una mano para guiarla hasta mi pija. Ella entendió lo que quería y empezó a pajearme. Cuando lo hizo, lleve mi mano hasta su cintura para acariciarle el culo. Así estuvimos por un tiempo.
- Dale, te falta mucho? Me tengo que ir, dale.- Me decía apurada.
Me puse de pie y le pedí que me la chupará. Ella apurada y sin dar vueltas, empezó a succionar con fuerza mientras me pajeaba. No me podía contenerme por mucho tiempo más. Ella se dio cuenta y antes de que acabe, se la saco de la boca para que termine en el piso. Después sacar hasta la última gota, me acosté en la cama agotado.
- Gracias, ma. No me devuelvas la plata.- Le dije mientras ella se ponía el corpiño.
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