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No te vas a arrepentir!
MI NOVIO Y SU EX - PARTE 3 DE 3
La situación entre Fernando, Brenda y yo se transformaría sin querer en la historia más disparatada que pudiera imaginarse, se suponía que naturalmente yo debía odiarme a muerte con la ex de mi pareja, pero, por el contrario, teníamos una relación lésbica y clandestina y justo a espaldas de mi hombre.
Nano era todo en mi cama, pero poco a poco dejé de extrañarlo en su ausencia, Brenda estaba siempre dispuesta a ocupar su lugar, ella se transformó en mi amiga, mi confidente, en mi compinche, en mi amante, una locura total.
Todas las piezas se acomodaron en forma perfecta, y hasta el propio Fernando se mostraba sorprendido por lo bien que nosotras nos llevábamos, claro, el ignoraba una parte de la historia, y nosotras miles de veces buscamos la forma de decírselo, pero miles de veces las palabras se atoraron en nuestras gargantas.
Cuando Nano estaba en San Rafael los cruces casuales con su ex eran casi cotidianos, por temas de colegio, por amistad conmigo por lo que fuera, cualquier hombre hubiera intuido que al menos la situación no era lógica, pero mi hombre era un poco tontito para estas cosas, para insinuaciones entre mujeres que a cualquiera hubiera llamado la atención, pero no para él, él solo veía a su mujer y a su ex, como grandes amigas.
Y como suele suceder, Brenda terminó entrando por el sitio que se les entra a todos los hombres, por los ojos...
Nataly terminaba sus estudios secundarios, viernes por la noche, graduación en el colegio, entregas de medallas, diplomas, aplausos, cerrar un ciclo para dar comienzo a otro.
Ese anochecer hacía un calor bastante sofocante producto del verano que ya se avecinaba, la noche se mostraba serena, sin viento, con un cielo renegrido cubierto de infinitos puntos titilando su brillo infinito, cerca de las nueve de la noche nos pusimos en camino, Fernando estrenaba un traje azulino, camisa blanca y corbata roja, para cortar un poco los colores, estaba feliz, su hija era su orgullo y la sonrisa se le dibujaba de oreja a oreja, yo me puse un conjunto de blusa y pantalón en color negro, mi favorito, con algunos apliques con brillos, tacos altos y por supuesto no podía faltar su mejor amiga, Lurdes, ella con un look adolescente en medio de una discusión socarrona e interminable con mi hombre, puesto que ella se había teñido los cabellos en tonos de verdes y Nano aprovechaba cada oportunidad para mofarse de ella.
Miré a Lurdes, diablos, que grande estaba! era toda una mujercita, si su padre la hubiera visto, pero él ya era parte de un pasado distante.
Llegamos al colegio, nos saludamos con algunos padres con los cuales compartíamos año tras año de estudio, algunos apenas conocidos, otros con alguna amistad. Al fin nos cruzamos con ellas, Nataly estaba muy crecida, sus formas de mujer habían reemplazado al cuerpecito de niña que había conocido a mi llegada a San Rafael, con unos pechos turgentes y unas caderas marcadas, llevaba un vestido muy llamativo, adherido al cuerpo dejando notar toda la juventud que emanaba por sus poros. Las chicas se saludaron y como era previsible se perdieron de nuestro alcance.
Solo quedamos con Brenda, estaban mamá, papá y yo. Nos saludamos y Nano no pudo contener un halago al cual preferí ignorar.
Ella estaba hermosa, con su cabello corto engominado, los ojos pintados delineando sus pestañas y los labios en un llamativo rojo pasión, a pesar de estar llegando a los cuarenta mantenía una silueta armoniosa, tenía un vestido acorde a su edad, en tono pastel, a media pierna, sin ser llamativo era casi imposible que pasara inadvertida, con una fragancia imposible de resistir y unos aros brillantes que casi llegaban a sus hombros.
Nano mordió el anzuelo, y noté que aún había cenizas encendidas en un fuego que aparentaba estar consumido, Brenda siempre me había dicho que el motivo del distanciamiento fue solo porque ella no soportaba estar sola, y supe que esa noche podría ser una gran noche, me puse a un lado de mi esposo, y dejé que ella estuviera al otro, después de todo, tenían una hija en común.
Después de la ceremonia, todos los chicos recién graduados decidieron seguir festejado por su lado, y ahí fue Nataly, y con ellos fue Lurdes, solo nos quedamos los tres en soledad, en silencio.
Propuse ir a la costanera, donde hay varios bares al paso y aun no habíamos cenado, teníamos vacías las tripas y ya era bastante tarde, Brenda eligió uno entre tantos, que se comía muy bien, y ahí partimos los tres, como amigos, aunque nosotras sabíamos que íbamos por algo más.
Nos sentamos a una mesa un tanto apartada, nosotras a un lado, él al frente, pedimos unas hamburguesas con papas, nosotras agua mineral sin gas y él una cerveza grande, y solo empezamos a jugar juegos de chicas, miradas, toques, le di una papa en la boca, ella me abrazó y todo ese espectáculo de simulada inocencia puso en alerta a mi marido, es que él al fin notó que sin decir nada, nosotras estábamos proponiendo algo más, las risas decían más que las palabras y las miradas sabían a pecado, parecía increíble que con toda la libertad y confianza que tenía con Nano, me resultara imposible ser directa e ir al grano.
Se hizo tarde, la atmósfera estaba densa, una música suave cubría el lugar y a un lado, un tanto apartado y en penumbras locos enamorados bailaban abrazados, las siluetas de parejas desconocidas se dibujaban en el fondo del pub.
Lo tomé por la mano y lo llevé a mi lado, empezamos a bailar, apretados, el me aferraba por la cintura y yo lo rodee por los hombros, muy erótico, y más viendo cada tanto como ella estaba atenta, observándonos, lo besé, solo para que Brenda viera y lo que hacíamos, y sentí mis pezones duros bajo mi ropa interior y sentí como mi sexo se humedecía poco a poco.
Le hice un guiño y le indiqué que se acercara a nosotros, en segundos se había unido y le cedí mi lugar, solo fue mi turno de observar como ellos bailaban muy apretados, como Nano parecía disfrutar con ella como disfrutaba conmigo y adiviné que solo mi presencia impedía que él tratara de besarla, era todo demasiado caliente,
Brenda me sorprendió entonces, dejó a Nano y vino a mi lado, me abrazó y fue nuestro turno, mujer con mujer, con miradas clavadas, la una a la otra, sentir sus curvas entre mis manos, desear sus labios, sentir su aliento, su respiración, y sin tener la intención nos transformamos en centro de miradas indiscretas de una sociedad que aún no está preparada para muchas cosas, como por ejemplo ver a dos mujeres dándose amor
Una de las personas que atendía en el lugar se acercó a Nano y le hablo al oído, era obvio, estábamos pasando la línea, no hacía falta que nos dijeran, así que, al fin, él dijo que ya era tarde, y que debíamos regresar, pagó la cuenta y fuimos caminando hacia el auto, como en la reunión, una a cada lado, solo que ahora la situación era más caliente, él nos llevaba amarradas por nuestras cinturas, y el tono de la charla era caliente, entre risas y palabras cómplices
Subimos al coche, esta vez, dejé de lado mi asiento de acompañante, y fui al trasero junto a Brenda, en el camino de regreso empezaron los juegos, nosotras nos dejamos llevar, nos besamos, nos tocamos y solo buscamos de calentar el ambiente, metiendo nuestros dedos inquietos en sitios prohibidos, sabiendo que Nano estaba delante conduciendo y aun incrédulo trataba de no perder nada espiando por el espejo retrovisor, visto en retrospectiva, una locura, podríamos haber provocado un accidente, sin embargo, en ese momento, nuestra excitación podía mas
Te gusta papi? - dijo ella con voz sensual - te gusta cómo me como a tu mujercita?
Tranquilo mi amor! no hay prisa! - agregué yo notando que el aceleraba el ritmo del coche más allá de lo aconsejable
Llegamos a casa, bajamos de auto y él ya estaba hirviendo, me tomó por mi hombro derecho, yo por la cintura, al otro lado hizo lo mismo con Brenda, me dio un enorme beso luego fue su turno y me resultó sexi, entre risas y bromas nos metimos dentro, en tinieblas, fuimos por un champagne, y un vino espumante, a pesar de todo no era una situación fácil y sentíamos un poco de incomodidad, no sé, bloqueos mentales, como tomaría él una relación de dos mujeres? y que una era su ex, y la otra la actual, y como sentiría yo que ella pudiera quitarme lo que yo tenía? y como sentiría ella meterse al medio de una pareja consumada siendo la tercera en discordia? y como funcionaría un trío en la cama, porque al menos yo, jamás había experimentado uno, y había una sola manera de bajar esas ansiedades, con un poco de alcohol en las venas.
Tomamos, reímos, propusimos, imaginamos, jugamos, era sexi ver como ellos se besaban, como se tocaban, como él observaba cuando nosotras cruzábamos nuestras lenguas y cuando parecíamos competir buscando los labios de Fernando.
En una danza improvisada fuimos camino al dormitorio, perdiendo nuestras prendas en el camino, buscando llegar a esa intimidad perfecta en esa desnudez cómplice.
Los labios se cruzaron, las manos se enlazaron, piernas, torsos, brazos, sexo.
Brenda se recostó y empezó a mamarle la verga a Nano, el por su parte vino entre mis piernas y yo fui a la carga sobre ella, fue un líndo triángulo, me perdía en el placer que le daba a ella, y en el placer que me daba el, fue un buen inicio para lo que vendría.
Ella vino sobre mí, me arrastró a su lado, casi olvidándose de que éramos tres, dejando al macho solo para que tomara sus propias decisiones, ella quedó de espaldas y yo sobre ella, mis ojos se llenaron con las facciones de su rostro, mis pechos pegados a los suyos, sentí su vientre bajo el mío y sin querer estaba cabalgándola, pero claro, ella no tenía pene, pero había alguien que si lo tenía
Las fuertes manos de Nano llegaron a mis nalgas, y fueron por mi cintura, solo se acomodó y embistió con fuerza para arrancarme un grito, era un animal, empezó a cogerme con fuerza y sentía como me partía al medio, en ese dolor tan justo, tan perfecto, ella me tomó por la nuca y me forzó a ahogar mis gritos en su boca, sentía su lengua invadirme en medio de mis jadeos descontrolados, me estaban matando, era todo nuevo, mi lado femenino, mi lado masculino.
Nano decidió cambiar, lo sentí sacar su verga y dejarme caliente, con ganas de más, y también vi en el rostro de Brenda como llegaba su turno, arqueó su columna y cerró sus ojos con fuerza, fue su turno de jadear y yo la dejé hacerlo, preferí ir por sus pechos, me encantaba lamérselos, sus pezones estaban duros como pequeñas piedras y trataba de engullirlos por completo.
Las ideas se agolpaban una tras otra en mi cabeza, era mi primera vez y quería hacer todo, no perderme de nada, cambié nuevamente, me senté sobre el rostro de Brenda, casi obligándola a que me chupara la concha, honestamente don el movimiento de las caderas llevaba el juego donde quería llevarlo, Nano la seguía cogiendo al otro lado, solo que ahora yo disfrutaba sus besos y miraba extasiada como su enorme pija entraba una y otra vez en la conchita de su ex.
Nos revolcamos, pecamos, nos llenamos de orgasmos, de gemidos, de arañazos, había sabor a verga, a concha, sexos calientes, sexos excitados, placer, palabras que solo se entrelazaban para describir una situación tan loca como perfecta.
No sabía cómo había llegado a esa posición, pero había quedado por debajo, Brenda invertida sobre mí, dándome sexo oral, Nano cogiéndome, y yo asfixiándome con la regordeta y jugosa concha de ella perdida en mi boca, mis manos acariciaban su linda cola, llevaba los dedos de su hueco húmedo a su culito que ofrecía poca resistencia a mis persistentes intentos de perforarlo, honestamente se me hacía difícil poder disfrutar en tantos frentes, como el me cogía, como ella me la chupaba o simplemente como mi boca se llenaba con los jugos de Brenda, era todo cuestión de piel, entendí que esto no se trataba de sexo como animales, me día cuanta que amaba a Mano, y también amaba a su ex, y también comprendí que ellos jamás habían dejado de hacerlo.
Nano vino por detrás, se acomodó en cuatro y mi cabeza quedó prisionera entre sus rodillas, lo vi abrirle las nalgas e intentar metérsela por el culo, hecho que no consiguió en el primer intento, ni en el segundo, pero luego de unos pequeños forcejeos su culito se comió la enorme verga de nuestro macho, era sumamente caliente verlo desde mi posición, yo seguía chupándole la conchita, y ahora me estiraba para seguir por lo que alcanzaba del tronco y sus ricas bolas, cada tanto él se la sacaba y me la metía por la boca para que se la chupara un buen rato, lo había visto muchas veces pero jamás había imaginado realizarlo.
Ella no dejaba de lamerme la conchita, sentí sus delgados dedos de mujer llegar a mi culito, a acariciármelo, era virgen por ahí, pero el hecho de ver como ella se lo comía todo me daba mucha intriga, me hacía fantasear, y hasta la idea de animarme, así que solo la dejé hacer, y mis gemidos se hicieron más notorios en el cuarto.
De pronto, el sacó la verga y comenzó a eyacular sobre el esfínter dilatado de Brenda, muchos chorros, con fuerza, invadiendo todo a su paso, morí en placer al ver eso, y pronto el semen caliente como la lava fu cayendo hacia abajo, corriendo por su esfínter, por su culito, por sus carnosos labios, por su clítoris, hasta llegar a mis labios, mi lengua, mi boca, estaba exquisito, era erótico, caliente, y jugué en mi boca con su sabor, un poco, otro poco, con mi propia saliva y trago a trago lo deje pasar por mi garganta.
En fin, solo seguimos jugando hasta caer agotados, rendidos, felices...
Al abrir los ojos el blanco del techo fue lo único que vi, me dio paz, no recordaba mucho, y un momento imaginé que solo había sido un sueño, giré un poco la cabeza, las piernas de Nano oficiaban de almohada improvisada, su enorme verga desnuda descansaba a pocos centímetros de mi cara, miré su rostro, irradiaba una mezcla de paz y felicidad, miré mi cuerpo, estaba desnuda, por completo, al igual que él, en el cuarto había ese olor tan sucio y tan rico, ese aroma a pecado consumado, esa mezcla de flujo y leche, esa mezcla de pija y concha.
Recordé a Brenda, levanté un poco más la cabeza y la vi tras el cuerpo de nano, también dormía, plácidamente, con cara de puta satisfecha, miré su desnudez, su armonía femenina, sus cabellos, sus facciones, lo bonita que era.
Me senté, me dolió el culito, recordé entonces que no había podido resistirlo y ya no era virgen, me reí y con gusto acepté pagar las consecuencias, me levanté, me puse apenas una remera sin mangas y una tanga para ir a preparar el desayuno, ellos no tardarían en despertar.
Pero algo se nos había pasado por alto a los tres, Nataly y Lurdes, en esos instantes ellas llegaron de bailar, y sus ojos vieron lo que termino de narrar, eran ya grandecitas, y fue obvio que notaron el sexo entre los tres.
En un principio fue todo muy complicado, porque la razón no entiende lo que puede el corazón, para Lurdes estaba el hombre que había elegido su mamá, pero resultaba que ahora también estaba la ex, y mamá estaba con otra mujer, y para Nataly, bueno, había sufrido mucho con la separación de sus padres, y ahora parecía acomodarse todo, pero que hacía yo es toda esta historia? y asumir que su mamá ahora también quería a otra mujer, eso no parecía estar del todo bien, y Nano? nano con dos mujeres? que loco no?
Ni siquiera para nosotros fue fácil intentarlo, la sociedad no está mentalmente preparada para aceptar diferencias, los vecinos, las amistades, los parientes, el barrio, hay modelos establecidos de lo que es políticamente correcto, sin embargo, fuimos por todo.
En poco tiempo, los cinco vivíamos bajo el mismo techo, Brenda, Nano y yo, con las chicas, un matrimonio de a tres, y justamente las chicas, seguramente por su juventud fueron quienes se hicieron a la idea antes que nadie, y éramos lo más reservados que podíamos en nuestra intimidad, pero a veces Nano dormía con Brenda, a veces conmigo, otras Brenda y yo estábamos juntas, y en los mejores momentos, cuando Nataly y Lurdes no estaban, aprovechábamos para jugar los tres juntos, para conocernos, para amarnos, para formar uno.
Y pasó el tiempo, le ganamos a todos, muchos lo aceptaron, muchos lo rechazaron, pero lo importante es que estamos acá, mi novio, su ex y yo
FIN
Si te gustó la historia puedes escribirme con título 'MI NOVIO Y SU EX' a dulces.placeres@live.com
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No te vas a arrepentir!
MI NOVIO Y SU EX - PARTE 3 DE 3
La situación entre Fernando, Brenda y yo se transformaría sin querer en la historia más disparatada que pudiera imaginarse, se suponía que naturalmente yo debía odiarme a muerte con la ex de mi pareja, pero, por el contrario, teníamos una relación lésbica y clandestina y justo a espaldas de mi hombre.
Nano era todo en mi cama, pero poco a poco dejé de extrañarlo en su ausencia, Brenda estaba siempre dispuesta a ocupar su lugar, ella se transformó en mi amiga, mi confidente, en mi compinche, en mi amante, una locura total.
Todas las piezas se acomodaron en forma perfecta, y hasta el propio Fernando se mostraba sorprendido por lo bien que nosotras nos llevábamos, claro, el ignoraba una parte de la historia, y nosotras miles de veces buscamos la forma de decírselo, pero miles de veces las palabras se atoraron en nuestras gargantas.
Cuando Nano estaba en San Rafael los cruces casuales con su ex eran casi cotidianos, por temas de colegio, por amistad conmigo por lo que fuera, cualquier hombre hubiera intuido que al menos la situación no era lógica, pero mi hombre era un poco tontito para estas cosas, para insinuaciones entre mujeres que a cualquiera hubiera llamado la atención, pero no para él, él solo veía a su mujer y a su ex, como grandes amigas.
Y como suele suceder, Brenda terminó entrando por el sitio que se les entra a todos los hombres, por los ojos...
Nataly terminaba sus estudios secundarios, viernes por la noche, graduación en el colegio, entregas de medallas, diplomas, aplausos, cerrar un ciclo para dar comienzo a otro.
Ese anochecer hacía un calor bastante sofocante producto del verano que ya se avecinaba, la noche se mostraba serena, sin viento, con un cielo renegrido cubierto de infinitos puntos titilando su brillo infinito, cerca de las nueve de la noche nos pusimos en camino, Fernando estrenaba un traje azulino, camisa blanca y corbata roja, para cortar un poco los colores, estaba feliz, su hija era su orgullo y la sonrisa se le dibujaba de oreja a oreja, yo me puse un conjunto de blusa y pantalón en color negro, mi favorito, con algunos apliques con brillos, tacos altos y por supuesto no podía faltar su mejor amiga, Lurdes, ella con un look adolescente en medio de una discusión socarrona e interminable con mi hombre, puesto que ella se había teñido los cabellos en tonos de verdes y Nano aprovechaba cada oportunidad para mofarse de ella.
Miré a Lurdes, diablos, que grande estaba! era toda una mujercita, si su padre la hubiera visto, pero él ya era parte de un pasado distante.
Llegamos al colegio, nos saludamos con algunos padres con los cuales compartíamos año tras año de estudio, algunos apenas conocidos, otros con alguna amistad. Al fin nos cruzamos con ellas, Nataly estaba muy crecida, sus formas de mujer habían reemplazado al cuerpecito de niña que había conocido a mi llegada a San Rafael, con unos pechos turgentes y unas caderas marcadas, llevaba un vestido muy llamativo, adherido al cuerpo dejando notar toda la juventud que emanaba por sus poros. Las chicas se saludaron y como era previsible se perdieron de nuestro alcance.
Solo quedamos con Brenda, estaban mamá, papá y yo. Nos saludamos y Nano no pudo contener un halago al cual preferí ignorar.
Ella estaba hermosa, con su cabello corto engominado, los ojos pintados delineando sus pestañas y los labios en un llamativo rojo pasión, a pesar de estar llegando a los cuarenta mantenía una silueta armoniosa, tenía un vestido acorde a su edad, en tono pastel, a media pierna, sin ser llamativo era casi imposible que pasara inadvertida, con una fragancia imposible de resistir y unos aros brillantes que casi llegaban a sus hombros.
Nano mordió el anzuelo, y noté que aún había cenizas encendidas en un fuego que aparentaba estar consumido, Brenda siempre me había dicho que el motivo del distanciamiento fue solo porque ella no soportaba estar sola, y supe que esa noche podría ser una gran noche, me puse a un lado de mi esposo, y dejé que ella estuviera al otro, después de todo, tenían una hija en común.
Después de la ceremonia, todos los chicos recién graduados decidieron seguir festejado por su lado, y ahí fue Nataly, y con ellos fue Lurdes, solo nos quedamos los tres en soledad, en silencio.
Propuse ir a la costanera, donde hay varios bares al paso y aun no habíamos cenado, teníamos vacías las tripas y ya era bastante tarde, Brenda eligió uno entre tantos, que se comía muy bien, y ahí partimos los tres, como amigos, aunque nosotras sabíamos que íbamos por algo más.
Nos sentamos a una mesa un tanto apartada, nosotras a un lado, él al frente, pedimos unas hamburguesas con papas, nosotras agua mineral sin gas y él una cerveza grande, y solo empezamos a jugar juegos de chicas, miradas, toques, le di una papa en la boca, ella me abrazó y todo ese espectáculo de simulada inocencia puso en alerta a mi marido, es que él al fin notó que sin decir nada, nosotras estábamos proponiendo algo más, las risas decían más que las palabras y las miradas sabían a pecado, parecía increíble que con toda la libertad y confianza que tenía con Nano, me resultara imposible ser directa e ir al grano.
Se hizo tarde, la atmósfera estaba densa, una música suave cubría el lugar y a un lado, un tanto apartado y en penumbras locos enamorados bailaban abrazados, las siluetas de parejas desconocidas se dibujaban en el fondo del pub.
Lo tomé por la mano y lo llevé a mi lado, empezamos a bailar, apretados, el me aferraba por la cintura y yo lo rodee por los hombros, muy erótico, y más viendo cada tanto como ella estaba atenta, observándonos, lo besé, solo para que Brenda viera y lo que hacíamos, y sentí mis pezones duros bajo mi ropa interior y sentí como mi sexo se humedecía poco a poco.
Le hice un guiño y le indiqué que se acercara a nosotros, en segundos se había unido y le cedí mi lugar, solo fue mi turno de observar como ellos bailaban muy apretados, como Nano parecía disfrutar con ella como disfrutaba conmigo y adiviné que solo mi presencia impedía que él tratara de besarla, era todo demasiado caliente,
Brenda me sorprendió entonces, dejó a Nano y vino a mi lado, me abrazó y fue nuestro turno, mujer con mujer, con miradas clavadas, la una a la otra, sentir sus curvas entre mis manos, desear sus labios, sentir su aliento, su respiración, y sin tener la intención nos transformamos en centro de miradas indiscretas de una sociedad que aún no está preparada para muchas cosas, como por ejemplo ver a dos mujeres dándose amor
Una de las personas que atendía en el lugar se acercó a Nano y le hablo al oído, era obvio, estábamos pasando la línea, no hacía falta que nos dijeran, así que, al fin, él dijo que ya era tarde, y que debíamos regresar, pagó la cuenta y fuimos caminando hacia el auto, como en la reunión, una a cada lado, solo que ahora la situación era más caliente, él nos llevaba amarradas por nuestras cinturas, y el tono de la charla era caliente, entre risas y palabras cómplices
Subimos al coche, esta vez, dejé de lado mi asiento de acompañante, y fui al trasero junto a Brenda, en el camino de regreso empezaron los juegos, nosotras nos dejamos llevar, nos besamos, nos tocamos y solo buscamos de calentar el ambiente, metiendo nuestros dedos inquietos en sitios prohibidos, sabiendo que Nano estaba delante conduciendo y aun incrédulo trataba de no perder nada espiando por el espejo retrovisor, visto en retrospectiva, una locura, podríamos haber provocado un accidente, sin embargo, en ese momento, nuestra excitación podía mas
Te gusta papi? - dijo ella con voz sensual - te gusta cómo me como a tu mujercita?
Tranquilo mi amor! no hay prisa! - agregué yo notando que el aceleraba el ritmo del coche más allá de lo aconsejable
Llegamos a casa, bajamos de auto y él ya estaba hirviendo, me tomó por mi hombro derecho, yo por la cintura, al otro lado hizo lo mismo con Brenda, me dio un enorme beso luego fue su turno y me resultó sexi, entre risas y bromas nos metimos dentro, en tinieblas, fuimos por un champagne, y un vino espumante, a pesar de todo no era una situación fácil y sentíamos un poco de incomodidad, no sé, bloqueos mentales, como tomaría él una relación de dos mujeres? y que una era su ex, y la otra la actual, y como sentiría yo que ella pudiera quitarme lo que yo tenía? y como sentiría ella meterse al medio de una pareja consumada siendo la tercera en discordia? y como funcionaría un trío en la cama, porque al menos yo, jamás había experimentado uno, y había una sola manera de bajar esas ansiedades, con un poco de alcohol en las venas.
Tomamos, reímos, propusimos, imaginamos, jugamos, era sexi ver como ellos se besaban, como se tocaban, como él observaba cuando nosotras cruzábamos nuestras lenguas y cuando parecíamos competir buscando los labios de Fernando.
En una danza improvisada fuimos camino al dormitorio, perdiendo nuestras prendas en el camino, buscando llegar a esa intimidad perfecta en esa desnudez cómplice.
Los labios se cruzaron, las manos se enlazaron, piernas, torsos, brazos, sexo.
Brenda se recostó y empezó a mamarle la verga a Nano, el por su parte vino entre mis piernas y yo fui a la carga sobre ella, fue un líndo triángulo, me perdía en el placer que le daba a ella, y en el placer que me daba el, fue un buen inicio para lo que vendría.
Ella vino sobre mí, me arrastró a su lado, casi olvidándose de que éramos tres, dejando al macho solo para que tomara sus propias decisiones, ella quedó de espaldas y yo sobre ella, mis ojos se llenaron con las facciones de su rostro, mis pechos pegados a los suyos, sentí su vientre bajo el mío y sin querer estaba cabalgándola, pero claro, ella no tenía pene, pero había alguien que si lo tenía
Las fuertes manos de Nano llegaron a mis nalgas, y fueron por mi cintura, solo se acomodó y embistió con fuerza para arrancarme un grito, era un animal, empezó a cogerme con fuerza y sentía como me partía al medio, en ese dolor tan justo, tan perfecto, ella me tomó por la nuca y me forzó a ahogar mis gritos en su boca, sentía su lengua invadirme en medio de mis jadeos descontrolados, me estaban matando, era todo nuevo, mi lado femenino, mi lado masculino.
Nano decidió cambiar, lo sentí sacar su verga y dejarme caliente, con ganas de más, y también vi en el rostro de Brenda como llegaba su turno, arqueó su columna y cerró sus ojos con fuerza, fue su turno de jadear y yo la dejé hacerlo, preferí ir por sus pechos, me encantaba lamérselos, sus pezones estaban duros como pequeñas piedras y trataba de engullirlos por completo.
Las ideas se agolpaban una tras otra en mi cabeza, era mi primera vez y quería hacer todo, no perderme de nada, cambié nuevamente, me senté sobre el rostro de Brenda, casi obligándola a que me chupara la concha, honestamente don el movimiento de las caderas llevaba el juego donde quería llevarlo, Nano la seguía cogiendo al otro lado, solo que ahora yo disfrutaba sus besos y miraba extasiada como su enorme pija entraba una y otra vez en la conchita de su ex.
Nos revolcamos, pecamos, nos llenamos de orgasmos, de gemidos, de arañazos, había sabor a verga, a concha, sexos calientes, sexos excitados, placer, palabras que solo se entrelazaban para describir una situación tan loca como perfecta.
No sabía cómo había llegado a esa posición, pero había quedado por debajo, Brenda invertida sobre mí, dándome sexo oral, Nano cogiéndome, y yo asfixiándome con la regordeta y jugosa concha de ella perdida en mi boca, mis manos acariciaban su linda cola, llevaba los dedos de su hueco húmedo a su culito que ofrecía poca resistencia a mis persistentes intentos de perforarlo, honestamente se me hacía difícil poder disfrutar en tantos frentes, como el me cogía, como ella me la chupaba o simplemente como mi boca se llenaba con los jugos de Brenda, era todo cuestión de piel, entendí que esto no se trataba de sexo como animales, me día cuanta que amaba a Mano, y también amaba a su ex, y también comprendí que ellos jamás habían dejado de hacerlo.
Nano vino por detrás, se acomodó en cuatro y mi cabeza quedó prisionera entre sus rodillas, lo vi abrirle las nalgas e intentar metérsela por el culo, hecho que no consiguió en el primer intento, ni en el segundo, pero luego de unos pequeños forcejeos su culito se comió la enorme verga de nuestro macho, era sumamente caliente verlo desde mi posición, yo seguía chupándole la conchita, y ahora me estiraba para seguir por lo que alcanzaba del tronco y sus ricas bolas, cada tanto él se la sacaba y me la metía por la boca para que se la chupara un buen rato, lo había visto muchas veces pero jamás había imaginado realizarlo.
Ella no dejaba de lamerme la conchita, sentí sus delgados dedos de mujer llegar a mi culito, a acariciármelo, era virgen por ahí, pero el hecho de ver como ella se lo comía todo me daba mucha intriga, me hacía fantasear, y hasta la idea de animarme, así que solo la dejé hacer, y mis gemidos se hicieron más notorios en el cuarto.
De pronto, el sacó la verga y comenzó a eyacular sobre el esfínter dilatado de Brenda, muchos chorros, con fuerza, invadiendo todo a su paso, morí en placer al ver eso, y pronto el semen caliente como la lava fu cayendo hacia abajo, corriendo por su esfínter, por su culito, por sus carnosos labios, por su clítoris, hasta llegar a mis labios, mi lengua, mi boca, estaba exquisito, era erótico, caliente, y jugué en mi boca con su sabor, un poco, otro poco, con mi propia saliva y trago a trago lo deje pasar por mi garganta.
En fin, solo seguimos jugando hasta caer agotados, rendidos, felices...
Al abrir los ojos el blanco del techo fue lo único que vi, me dio paz, no recordaba mucho, y un momento imaginé que solo había sido un sueño, giré un poco la cabeza, las piernas de Nano oficiaban de almohada improvisada, su enorme verga desnuda descansaba a pocos centímetros de mi cara, miré su rostro, irradiaba una mezcla de paz y felicidad, miré mi cuerpo, estaba desnuda, por completo, al igual que él, en el cuarto había ese olor tan sucio y tan rico, ese aroma a pecado consumado, esa mezcla de flujo y leche, esa mezcla de pija y concha.
Recordé a Brenda, levanté un poco más la cabeza y la vi tras el cuerpo de nano, también dormía, plácidamente, con cara de puta satisfecha, miré su desnudez, su armonía femenina, sus cabellos, sus facciones, lo bonita que era.
Me senté, me dolió el culito, recordé entonces que no había podido resistirlo y ya no era virgen, me reí y con gusto acepté pagar las consecuencias, me levanté, me puse apenas una remera sin mangas y una tanga para ir a preparar el desayuno, ellos no tardarían en despertar.
Pero algo se nos había pasado por alto a los tres, Nataly y Lurdes, en esos instantes ellas llegaron de bailar, y sus ojos vieron lo que termino de narrar, eran ya grandecitas, y fue obvio que notaron el sexo entre los tres.
En un principio fue todo muy complicado, porque la razón no entiende lo que puede el corazón, para Lurdes estaba el hombre que había elegido su mamá, pero resultaba que ahora también estaba la ex, y mamá estaba con otra mujer, y para Nataly, bueno, había sufrido mucho con la separación de sus padres, y ahora parecía acomodarse todo, pero que hacía yo es toda esta historia? y asumir que su mamá ahora también quería a otra mujer, eso no parecía estar del todo bien, y Nano? nano con dos mujeres? que loco no?
Ni siquiera para nosotros fue fácil intentarlo, la sociedad no está mentalmente preparada para aceptar diferencias, los vecinos, las amistades, los parientes, el barrio, hay modelos establecidos de lo que es políticamente correcto, sin embargo, fuimos por todo.
En poco tiempo, los cinco vivíamos bajo el mismo techo, Brenda, Nano y yo, con las chicas, un matrimonio de a tres, y justamente las chicas, seguramente por su juventud fueron quienes se hicieron a la idea antes que nadie, y éramos lo más reservados que podíamos en nuestra intimidad, pero a veces Nano dormía con Brenda, a veces conmigo, otras Brenda y yo estábamos juntas, y en los mejores momentos, cuando Nataly y Lurdes no estaban, aprovechábamos para jugar los tres juntos, para conocernos, para amarnos, para formar uno.
Y pasó el tiempo, le ganamos a todos, muchos lo aceptaron, muchos lo rechazaron, pero lo importante es que estamos acá, mi novio, su ex y yo
FIN
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