Estacioné el coche, apagué el motor, recorrí mi asiento y lo recliné hacia atrás, ella no se contuvo y me ayudó a terminar de bajar el zipper, y liberar esa verga dura que venía tocando y de vez en cuando chupado desde que salimos de la fiesta, sólo subió un poco su vestido rojo, hizo a un lado su tanga y me montó, ella solita introdujo mi verga de un solo golpe, estaba tan caliente que le urgía sentirla dentro de ella.
Atrás habíamos dejado una fiesta que había sido el preámbulo para terminar cogiendo en la calle, una reunión de excompañeros de escuela, que incluyó aventuras de juventud, anécdotas con profesores, hubo botanas, tacos y claro, alcohol, música para bailar y karaoke.
Una canción que al oído le dediqué detonó todo, después un baile donde repegamos nuestros cuerpos hizo que sintiera la dureza de mi miembro.
Tratamos de disimular, pero no podíamos contener nuestro deseo, así que mejor ella fingió sentirse mal por exceso de alcohol y yo amablemente me ofrecí a llevarla a su casa.
Apenas nos alejamos una cuadra y comenzaron los besos, los tocamientos por encima de la ropa, era de madrugada y prácticamente no había nadie en la calle, así que circulaba despacio y a propósito tomé por una calle ancha; de pronto sin dar aviso metí mi mano por debajo de su vestido rojo para ver qué encontraba, mi sorpresa fue encontrar una tanga que apenas cubría sus vellitos en su mojada vulva, esa tanguita estaba totalmente mojada y que al sentir mes dedos la hice estremecer, solo hizo se estiró para atrás y emitió un rico gemido, mis dedos salieron mojados y los llevé a mi boca para saborear sus ricos jugos. Ella se apresuró a aflojar mi pantalón para sacar mi verga y poder tocarla y chuparla.
Seguí a baja velocidad y ella bajó para meter mi verga en boca, sentía su desesperación por comerla, la lenguateaba, la succionaba, se la pasaba en la cara, era evidente su desesperación por tener sexo.
A propósito circulé por esa calle ancha, a propósito estacioné el coche a un lado de la escuela que nos vio crecer, a propósito estacioné el coche cerca del salón en el que pasamos muchos años juntos.
Ahí al lado de ese edificio, me montó, tomó mi verga y se la introdujo de un solo golpe, solo subió un poco su vestido e hizo a un lado su tanga, que rico era sentir su cuerpo sobre de mi, sus piernas abiertas las pude recorrer completamente hasta llegar a sus hermosas nalgas suaves y grandes.
Era un deseo desenfrenado, ella gemía, subía y bajaba con desesperación sin importar que estábamos en la calle, yo trataba de acariciarla pero no podía más que por encima del vestido, no podía besarla porque ella estaba concentrada en su placer.
De pronto una sirena nos hizo regresar a la realidad, se bajó rápidamente, alcancé a poner el asiento en su lugar, arranqué y huimos del lugar, seguramente alguna vecina envidiosa nos denunció. Pero pudimos escapar.
Pensé que eso sería todo, y que en realidad la llevaría a su casa; una vez habíamos escapado me dirigí a su casa. Pero ella sorprendida me dijo - ¿A dónde vas? ¿Me vas a dejar así? - Entonces seguí derecho hasta buscar un lugar íntimo.
Entramos a un motel, cerré la cortina eléctrica y regresé al coche y ya estaba desnuda, unas hermosas chichotas, una panochita peluda como me gusta, y su rostro enrojecido por la calentura mostrando su sed de sexo. Tomé mi asiento, volvió a sacarme la verga y ahora sí sin mayor preocupación se montó en ella y nos fundimos en un beso profundo lleno de deseo y ahora sí pude recorrer todo su cuerpo, sus chichotas que no dejé de saborear, masajear y morder con desesperación, son tan grandes que no caben en mis manos y boca pero que ricas las tiene.
Se movía, gemía y cuando sentía mis mordidas gritaba pero pedía más, así que quise probar su reacción ante una nalgada; y al sentirla se estremeció y sentí que se mojó más, le dí otra y eso provocó que se acercara a mi oído y me dijera -me estás volviendo loca cabrón- y continuó moviéndose y arqueándose hacia atrás, y cada vez que lo hacía me permitía ver sus hermosas chichotas brincando frente a mí.
Se acercó a mi oído, -llévame a la cama, quiero sentir tu lengua- bajó del coche totalmente desnuda, una ricura, sus pechos enormes, sus piernas como siempre las imaginé y unas nalgas hermosas, al subir al cuarto desnuda pude ver un hermoso culo moverse sediento de verga.
Dentro de la habitación terminé de quitarme la ropa y la tiré al suelo junto a la suya, sin pensar nada más nos metimos a la cama, éramos ella y yo solos fundidos en un mismo cuerpo, recorrí todo su cuerpo con mi lengua, con mis manos, con mi piel, por fin llegué a su clítoris, ese hermoso trofeo que me había ganado, lo chupé, lo froté con mi lengua, ella seguía con sus gemidos y me empujaba la cabeza hacia su sexo gritando que quería más y más. De pronto su cuerpo se endureció apretaba los labios, y mientras urgaba en su sexo con mis dedos le dije -sácalo mi amor, grita, no te contengas- y se retorcía en la cama, ese órgasmo tan deseado había llegado.
Descansamos y la paré frente al espejo, para que observara como la recorría, como la disfrutaba y al oído le decía -estas riquísima mi amor- sus pechos ya tenían las marcas de mis dientes y yo apretaba sus pezones a la vez que al oído le decía -eres mi putita- al momento que sentía mi verga abrirse paso entre sus nalgotas.
Trató de decir algunas palabras, y me dijo -¿me lo vas a meter por atrás?- no contesté pero continué acariciando y disfrutando esa hermosa mujer.
Acomodé el sillón del amor frente al espejo e intentamos varias posiciones, de pronto ella se pone en cuatro en la parte más alta del sillón esperando una buena estocada, pero ver ese culo abierto es un espectáculo indescriptible, que por poco y me vengo, pero lo contuve y lo que sintió ese hermoso culo fue mi lengua y que de pronto sintió extraño pero placentero y gritó -nadie me había hecho eso, por favor no pares- música para mis oídos y continué lamiendo su culito y de vez en cuando esa piel sensible que está entre su vagina y su culo y noté que se estremecía cada que lo hacía.
Tenía la cara roja de tanto placer que estaba recibiendo que volteo y me dijo convencida -dame por el culo, quiero saber que se siente, estrénalo- solo pude lubricarlo con mi saliva y un poco de sus jugos y empecé poco a poco a meterla por su culo, abrió más sus nalgas y pude meter un poco más, se fue relajando hasta que pudo tenerla toda, nos quedamos quietos un momento hasta que empecé a moverme poco a poco y gritaba pidiendo más y que no la sacará; sin embargo, esa forma de apretarme la verga es una sensación de placer que definitivamente nadie puede aguantar, no me contuve y me vine dentro de ella, en su culo, en sus entrañas deje toda mi leche, todo mi semen.
Poco a poco se fue saliendo mi verga de su culo y caímos desnudos en la cama, nos abrazamos y me dijo -nadie me había hecho todo eso que me hiciste, eres un pervertido- desnudos nos quedamos dormidos.
Cuando despertamos, el sol estaba radiante, gritamos, nos vestimos como locos a ver que historia inventamos en nuestras casas.
Atrás habíamos dejado una fiesta que había sido el preámbulo para terminar cogiendo en la calle, una reunión de excompañeros de escuela, que incluyó aventuras de juventud, anécdotas con profesores, hubo botanas, tacos y claro, alcohol, música para bailar y karaoke.
Una canción que al oído le dediqué detonó todo, después un baile donde repegamos nuestros cuerpos hizo que sintiera la dureza de mi miembro.
Tratamos de disimular, pero no podíamos contener nuestro deseo, así que mejor ella fingió sentirse mal por exceso de alcohol y yo amablemente me ofrecí a llevarla a su casa.
Apenas nos alejamos una cuadra y comenzaron los besos, los tocamientos por encima de la ropa, era de madrugada y prácticamente no había nadie en la calle, así que circulaba despacio y a propósito tomé por una calle ancha; de pronto sin dar aviso metí mi mano por debajo de su vestido rojo para ver qué encontraba, mi sorpresa fue encontrar una tanga que apenas cubría sus vellitos en su mojada vulva, esa tanguita estaba totalmente mojada y que al sentir mes dedos la hice estremecer, solo hizo se estiró para atrás y emitió un rico gemido, mis dedos salieron mojados y los llevé a mi boca para saborear sus ricos jugos. Ella se apresuró a aflojar mi pantalón para sacar mi verga y poder tocarla y chuparla.
Seguí a baja velocidad y ella bajó para meter mi verga en boca, sentía su desesperación por comerla, la lenguateaba, la succionaba, se la pasaba en la cara, era evidente su desesperación por tener sexo.
A propósito circulé por esa calle ancha, a propósito estacioné el coche a un lado de la escuela que nos vio crecer, a propósito estacioné el coche cerca del salón en el que pasamos muchos años juntos.
Ahí al lado de ese edificio, me montó, tomó mi verga y se la introdujo de un solo golpe, solo subió un poco su vestido e hizo a un lado su tanga, que rico era sentir su cuerpo sobre de mi, sus piernas abiertas las pude recorrer completamente hasta llegar a sus hermosas nalgas suaves y grandes.
Era un deseo desenfrenado, ella gemía, subía y bajaba con desesperación sin importar que estábamos en la calle, yo trataba de acariciarla pero no podía más que por encima del vestido, no podía besarla porque ella estaba concentrada en su placer.
De pronto una sirena nos hizo regresar a la realidad, se bajó rápidamente, alcancé a poner el asiento en su lugar, arranqué y huimos del lugar, seguramente alguna vecina envidiosa nos denunció. Pero pudimos escapar.
Pensé que eso sería todo, y que en realidad la llevaría a su casa; una vez habíamos escapado me dirigí a su casa. Pero ella sorprendida me dijo - ¿A dónde vas? ¿Me vas a dejar así? - Entonces seguí derecho hasta buscar un lugar íntimo.
Entramos a un motel, cerré la cortina eléctrica y regresé al coche y ya estaba desnuda, unas hermosas chichotas, una panochita peluda como me gusta, y su rostro enrojecido por la calentura mostrando su sed de sexo. Tomé mi asiento, volvió a sacarme la verga y ahora sí sin mayor preocupación se montó en ella y nos fundimos en un beso profundo lleno de deseo y ahora sí pude recorrer todo su cuerpo, sus chichotas que no dejé de saborear, masajear y morder con desesperación, son tan grandes que no caben en mis manos y boca pero que ricas las tiene.
Se movía, gemía y cuando sentía mis mordidas gritaba pero pedía más, así que quise probar su reacción ante una nalgada; y al sentirla se estremeció y sentí que se mojó más, le dí otra y eso provocó que se acercara a mi oído y me dijera -me estás volviendo loca cabrón- y continuó moviéndose y arqueándose hacia atrás, y cada vez que lo hacía me permitía ver sus hermosas chichotas brincando frente a mí.
Se acercó a mi oído, -llévame a la cama, quiero sentir tu lengua- bajó del coche totalmente desnuda, una ricura, sus pechos enormes, sus piernas como siempre las imaginé y unas nalgas hermosas, al subir al cuarto desnuda pude ver un hermoso culo moverse sediento de verga.
Dentro de la habitación terminé de quitarme la ropa y la tiré al suelo junto a la suya, sin pensar nada más nos metimos a la cama, éramos ella y yo solos fundidos en un mismo cuerpo, recorrí todo su cuerpo con mi lengua, con mis manos, con mi piel, por fin llegué a su clítoris, ese hermoso trofeo que me había ganado, lo chupé, lo froté con mi lengua, ella seguía con sus gemidos y me empujaba la cabeza hacia su sexo gritando que quería más y más. De pronto su cuerpo se endureció apretaba los labios, y mientras urgaba en su sexo con mis dedos le dije -sácalo mi amor, grita, no te contengas- y se retorcía en la cama, ese órgasmo tan deseado había llegado.
Descansamos y la paré frente al espejo, para que observara como la recorría, como la disfrutaba y al oído le decía -estas riquísima mi amor- sus pechos ya tenían las marcas de mis dientes y yo apretaba sus pezones a la vez que al oído le decía -eres mi putita- al momento que sentía mi verga abrirse paso entre sus nalgotas.
Trató de decir algunas palabras, y me dijo -¿me lo vas a meter por atrás?- no contesté pero continué acariciando y disfrutando esa hermosa mujer.
Acomodé el sillón del amor frente al espejo e intentamos varias posiciones, de pronto ella se pone en cuatro en la parte más alta del sillón esperando una buena estocada, pero ver ese culo abierto es un espectáculo indescriptible, que por poco y me vengo, pero lo contuve y lo que sintió ese hermoso culo fue mi lengua y que de pronto sintió extraño pero placentero y gritó -nadie me había hecho eso, por favor no pares- música para mis oídos y continué lamiendo su culito y de vez en cuando esa piel sensible que está entre su vagina y su culo y noté que se estremecía cada que lo hacía.
Tenía la cara roja de tanto placer que estaba recibiendo que volteo y me dijo convencida -dame por el culo, quiero saber que se siente, estrénalo- solo pude lubricarlo con mi saliva y un poco de sus jugos y empecé poco a poco a meterla por su culo, abrió más sus nalgas y pude meter un poco más, se fue relajando hasta que pudo tenerla toda, nos quedamos quietos un momento hasta que empecé a moverme poco a poco y gritaba pidiendo más y que no la sacará; sin embargo, esa forma de apretarme la verga es una sensación de placer que definitivamente nadie puede aguantar, no me contuve y me vine dentro de ella, en su culo, en sus entrañas deje toda mi leche, todo mi semen.
Poco a poco se fue saliendo mi verga de su culo y caímos desnudos en la cama, nos abrazamos y me dijo -nadie me había hecho todo eso que me hiciste, eres un pervertido- desnudos nos quedamos dormidos.
Cuando despertamos, el sol estaba radiante, gritamos, nos vestimos como locos a ver que historia inventamos en nuestras casas.
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