Órdenes son órdenes

Llegamos a la habitación y tu orden fue clara. Tenia que quedarme sentado en el sillón sin moverme.


-Si te movés de ahi antes de que yo te de la orden, agarro la cartera y me voy


-Como vos digas. Soy paciente, y lo sabés. 


Empezó a desnudarse clavándome la mirada. Desabrochó, bajó cierres, desató cordones, y dejó caer una a una sus prendas en el suelo. Yo seguía sus órdenes, no sólo por temor a que cumpliera con su amenaza, sino por pura curiosidad y calentura. 


Ella es una mujer hermosa, y hacia mucho tiempo que la deseaba. Todo aquello que me mostró en sus fotos estaba acá, al alcance de mi mano, pero pesaba sobre mi la imposibilidad de acceder, por su prohibición. 


Se puso de espaldas, y dejó caer su corpiño. Con un acting sensual bajó su bombacha… y la enganchó en su tobillo. Cuando la tuvo ahí, la pateó para donde estaba yo, y cayó en mi pecho. 


Se sentó en el sillón, con su culo desnudo, y totalmente en cueros, y apoyó los tobillos en el borde del sillón. Delante mío estaba la mujer que deseaba, mostrándome todo el esplendor de su concha depilada.


Se lamió la mano y empezó a tocarse. Como si yo no estuviera, se pajeaba con muchas ganas, lenta, pero cadenciosamente.


Esa imagen me enloqueció, pero sabía que el juego se terminaba si me levantaba y me empezaba a coger a esa mujer que me estaba enloqueciendo en forma literal. 


Hasta que me di cuenta de que tenía prohibido moverme, pero podía mirar. Y también podía hablar.


-Quiero que tus dedos se conviertan en mi boca-, le dije


Ella me miró como una asesina en celo, y me hizo señas con un dedo, indicándome que me quería ahi, de rodillas, frente a ella, con mi cabeza entre sus piernas. 


Respiré hondo, tratando de calmarme. Inexplicable el alboroto que circundaba por mi cuerpo. Pero sabía que tenía una sola oportunidad con ella, que me la había ganado con el tiempo, pacientemente. 


Así que me arrodillé frente a ella, aun con mi traje puesto y me acerqué con la boca. Le hice sentir en la zona mi aliento caliente, y en sus muslos toda la longitud de mis manos. 


Busqué con mis labios seguir el ritmo que me indicaba su cuerpo, respetando cada descarga, cada estremecimiento, recorriendo sin prisa todos sus costados, haciendo círculos con la punta de mi lengua sobre su clitoris, pero sin tocarlo.


Y en este baile, el ritmo es tan importante como la armonía, y ya la base de mi lengua rozaba el clítoris, y mis labios, comían todo su contorno, y chupaban sus labios con fuerza.


Endurecí mi lengua, y empecé a penetrarla, mientras mis manos la sostenían sobre su cintura. 


Cuando sentí sus muslos en mis orejas, y sus gemidos empezaron a inundar todo el cuarto, supe que todo estaba a punto de llegar al mejor final. 


Sus piernas me apritan, y siento en mis labios como su cuerpo descarga un rico orgasmo. Lo siento en mi boca, que saborean sus mieles. 


Y una última mirada entre los dos, y una sonrisa enorme, sabiendo que todo, ahora sí, podía empezar. 



Órdenes son órdenes

2 comentarios - Órdenes son órdenes

Mobumba +1
Delicioso!!! 😍
VoyeaurXVII +1
se siente bien, no?