Una semana después recibí un mensaje en mi teléfono de un número desconocido. Era el pololo de mi hermana que me invitaba a comer en un local de comida rápida a quince minutos de mi hogar. No demoré en contestar que sí y en cosa de minutos ya estaba lista para nuestra reunión.
Nos reunimos y comimos mientras charlábamos. Sin prepararme para esta revelación, dijo, “Te amo”. “¿Qué dijiste?”, le pregunté a Lucas con asombro. “Daniela, te amo. Sé que suena estúpido y extraño, pero la vez que me lo chupaste, fuegos artificiales estallaron en mi cabeza y me hormigueó todo el cuerpo, pensé que era solo la emoción de tenerte a ti y a tu hermana en ese auto”, dijo Lucas. “Pero cuando te besé de nuevo diciéndote buenas noches más tarde tuve el mismo sentimiento”, agregó. “¿Lo tuviste?”, pregunté todavía mirándolo fijamente.
“Sí”, respondió Lucas, “Quería preguntarte si sentiste algo, pero te teníamos poco tiempo”. “Pero ¿Qué hay de Nicole?”, pregunté. “Dani, nunca he probado un beso más dulce que el tuyo. Después de besarte, nunca fue lo mismo con Nicole. Todo lo que hice hasta ahora fue pensar en ti. Pajearme recordando lo que pasó en el auto, incluso cuando estaba con tu hermana, seguía deseando que fuera a ti a quien tenía entre mis brazos”, dijo Lucas.
Estiré la mano y tomé la mano de Lucas y le respondí, “Hay algo que tengo que decirte”. “¿Qué cosa?”, preguntó mientras su mano apretaba la mía. “He estado enamorada de ti desde el primer día que te conocí. Creo que fue por eso que actué tan tonta a tu alrededor todo el tiempo, quería decírtelo, pero no pude”, le respondí. Él sonrió cuando dijo, “Eras un poco rara”. Esto nos hizo reír a los dos cuando respondí, “Bueno, no pude evitarlo, estaba enamorada de ti y te deseaba mucho y simplemente no podía decírtelo”. “Ahora me tienes aquí”, dijo Lucas empujándome hacia él.
Me besó profundamente y con tanta pasión. Le devolví el beso con más pasión. Él y yo estábamos picoteando los labios del otro justo antes de disparar nuestras lenguas en la boca del otro. Todavía estábamos besándonos profundamente cuando puse mi mano sobre su muslo. Lentamente lo puse en la parte delantera de sus pantalones para tantear su fantástico pene.
“Mmm”, gemí en la boca de él mientras nos besábamos y mi mano agarraba su pene duro. Lo apreté y lo froté mientras nos besábamos un poco más. Bajé un poco sus pantalones para poder envolver mi mano alrededor de su pene. Podía sentirlo palpitar cuando mi mano lo rodeaba. Rompió nuestro beso y dijo, “Vamos a llevar esto a otro lugar”.
Metí su pene en su pantalón mientras le daba una palmadita. Pagó la comida y salimos del estacionamiento. Me dijo que su madre y su padre se habían ido hasta el lunes y que él tenía la casa para él solo. “¿Te gustaría pasar la noche conmigo?”, preguntó mientras su brazo rodeaba mi hombro y me apretaba más contra sí mismo mientras conducía. Me incliné y mientras lo besaba en la oreja le susurré, “Me encantaría”.
Lucas provenía de una familia acomodada y su casa lo mostró cuando entramos. Nicole me había dicho que su casa era muy bonita, pero nunca antes había estado en su casa. Nicole tenía razón, su casa era muy hermosa por dentro y por fuera. Me acompañó a la cocina y fue a un conjunto de grandes puertas correderas cubiertas por cortinas. Abrió las cortinas y encendió un juego de interruptores. El patio trasero se iluminó poniendo algo de luz en una piscina en el suelo, bañera de hidromasaje y un quincho con mesas y sillas alrededor.
“Podríamos meternos al jacuzzi, solo demora unos minutos para que el agua se caliente”, dijo. “Pero no traje mi traje de baño”, le respondí dándole mi pequeña sonrisa sexy y malvada. “Puedes usar una polera mía”, respondió mientras se quitaba la camiseta por encima de la cabeza.
El musculoso pecho de Lucas y los abdominales me llegaron a la vista. Mi vagina se retorció como loca mientras mis ojos se llenaban con la parte superior de su cuerpo. Me acerqué a él y le pasé las manos por el pecho. Luego, sobre sus brazos, pasé mis dedos por sus abdominales apretados hasta sus pantalones. “Prefiero usar esto”, le respondí mientras agarraba su pene palpitante. Me besó una vez antes de agarrar mi polerón rojo levantándolo sobre mi cabeza. Lo arrojó sobre la silla cercana antes de agarrar mis pechos que estaban saliéndose de mi sostén. Movió sus manos al gancho trasero de mi sostén.
Estaba a punto de decirle que podía hacerlo por él, ya que la mayoría de los hombres nunca pueden desengancharlo. Pero hábilmente lo tuvo desenganchado en pocos segundos; sacó el sostén de mis tetas y lo arrojó con mi polerón. Mis tetas estaban libres cuando él tomó ambas manos para jugar con cada una. Se inclinó, besó y lamió uno mientras apretaba el pezón con fuerza sobre el otro.
“Ahh”, gemí suavemente mientras comenzaba a mamar cada teta, una a la vez. Extendí la mano y volví a frotar su pene a través de sus pantalones mientras chupaba mi teta. Podía sentir mi vagina goteando cuando él retiró su boca de mi teta y la colocó en mis labios. Me besó apasionadamente mientras yo apretaba su gran pene a través de sus pantalones. “Vamos a quitarnos los pantalones”, dije rompiendo nuestro beso.
Esas palabras apenas salieron de mi boca cuando vi a mi amante quitarse los pantalones y quitarse la ropa interior y las zapatillas, todo en un movimiento fluido. Él estaba desnudo delante de mí. Su cuerpo parecía pertenecer a una de esas estatuas de dioses griegos cincelados. Me apoyé en el asiento mientras me quitaba las botas. Los ojos de él estaban sobre mí mientras me desabrochaba los jeans.
Los deslicé un poco, apenas mostrándole la tanga que usaba en ese momento. Me los bajé más allá de mis muslos, dejándolos caer a mis tobillos. Me incliné un poco dejando que mis grandes tetas colgaran para que él las viera mientras quitaba el pie de mis jeans. Me levanté mientras pateaba con mi otro pie para liberarlo.
Él solo me estaba mirando mientras frotaba su pene palpitante. Me di la espalda hacia él mientras me inclinaba para recoger mis jeans. Me quedé así por un rato mientras doblaba mis jeans. Aparté mis piernas separándolas mientras me inclinaba. Miré entre mis piernas para ver a Lucas masturbando su pene con fervor.
“Oye, no comiences sin mí”, grité cuando me puse de pie y me volví hacia él haciendo que mis tetas se balancearan de lado a lado. Él solo sonrió y respondió, “Tengo días de amor para ti guardados aquí; créeme, sé lo que estoy haciendo”. Me apresuré hacia él, le rodeé el cuello con los brazos y cerramos nuestros labios en un beso profundo y apasionado. Estaba pensando en cómo me encantaba saber que Lucas había estado jalando de su pene pensando en mí. Podía sentir su pene duro presionando contra mi vagina mientras nos besábamos. Podía sentir mis jugos fluyendo de mi vagina cuando nuestras lenguas se encontraron en nuestras bocas.
No podía soportar sentir su pene contra mi vagina así por más tiempo. Puse mis manos alrededor de su cuello cuando salté y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Cerré mis piernas alrededor de él. Todavía estábamos atrapados en un beso profundo hasta que lo rompí. “Métemelo. Por favor, déjame sentirlo dentro de mí”, supliqué gimiendo.
Pensé que tal vez me llevaría a una silla o a la mesa, pero no lo hizo. En cambio, colocó sus manos alrededor de mi trasero mientras me levantaba un poco y puso su pene alineado con mi vagina. Sentí la cabeza de pene separando los labios de mi vagina mientras me bajaba sobre su pene. Él movió mi cuerpo hacia arriba y hacia abajo sobre su pene como si estuviera levantando un bulto. Cada vez más de su gran pene duro iba a mi vagina.
“¡ES MUY GRANDE!”, grité mientras apretaba mis piernas alrededor de él y comencé a mecerme sobre su pene cada vez que sentía que me empujaba hacia él. Comenzó a golpear su pene hacia arriba mientras me bajaba sobre él. Me lo hizo así por unos diez minutos, de los que solo los primeros fueron el dolor de un cuerpo extraño gigante dentro mío.
“Ahh sí”, gemí cuando sentí su pene golpeándose dentro y fuera de mi vagina. Me estaba penetrando fuerte y profundamente el hombre que había deseado por tanto tiempo. Se sintió mejor de lo que pensé que sería. Mi vagina comenzó a chupar su pene cuando sentí que comenzaba a latir mientras se abría paso profundamente en mi vagina.
“Ya no voy a durar más”, gritó Lucas mientras conducía su pene dentro de mí. “YO tampoco ...”, gemí cuando mi cuerpo comenzó a temblar. Dejé pequeños gemidos suaves mientras mi orgasmo se mecía en mi cuerpo. Mi vagina quería arrojarse a chorros, pero con su gran pene enterrado tan profundo como estaba, no creía que pudiera. Empecé a sentir el pene hinchándose y palpitando en mi vagina. Comenzó a contraerse profundamente en mi cuerpo.
“Ahhh Mierda”, gritó cuando su pene comenzó a disparar numerosas cargas dentro de mí. Mi vagina se convulsionaba alrededor de su pene cada vez que lo sentía disparando semen. De repente sentí presión mientras se acumulaba en mi vagina. Levanté mi cuerpo hacia arriba pensando que eso podría ayudar. Sentí mi interior simplemente soltándose.
Mi vagina chorreó con fuerza cuando me levanté un poco y el pene se escapó o fue forzado a salir mientras chorreaba. Otro orgasmo fuerte y poderoso se precipitó a través de mi cuerpo mientras fluían los jugos de mi vagina.
“AAAAHAHHHH”, grité a la vez que me dejaba caer mientras él me sostenía contra sí mismo. Podía escuchar mis jugos chapoteando en el piso. Sus labios encontraron los míos y me besó apasionadamente mientras dejaba que mis piernas se deslizaran a su alrededor. Mis pies aterrizaron en un charco de algo húmedo cuando tocaron el piso. Mi vagina todavía se sentía como si tuviera orgasmos menos intensos cuando nos besamos ambos de pie juntos.
“Oh sí, esa fue la wea más caliente que he hecho”, dijo con sudor saliendo de su cuerpo. “Mi vagina todavía se contrae con mi orgasmo”, le respondí mirando esos hermosos ojos suyos. “Sabía que iba a ser buen sexo, pero nunca pensé que iba a ser tan bueno”, dijo.
Simplemente envolví mis brazos alrededor de él, abrazándolo con fuerza, tratando de que mi cuerpo volviera a la normalidad. Mis piernas comenzaron a dejar de temblar y mi corazón dejó de latir tan fuertemente. Ahora, si tan solo mi vagina hubiera dejado de temblar, lo que hizo, pero al hacerlo, sentí un gran cúmulo de esperma de él salir fluyendo y emitió un sonido de plop cuando golpeó el charco mojado en el piso de la cocina.
“Mojaste el piso de la cocina”, dijo con una pequeña risa. Luego colocó su mano debajo de mi barbilla tirando de mi cara para que me mirara directamente a los ojos y dijo, “Daniela, te amo”. “Y yo a ti”, respondí mientras me empujaba hacia ese musculoso cuerpo caliente suyo.
“Vamos a meternos a la bañera de hidromasaje antes de limpiar aquí”, dijo mientras me daba un pequeño golpe en el culo con la mano. Salimos a la bañera de hidromasaje; mi cuerpo desnudo ni siquiera notó el frío aire. Me ayudó a entrar en la bañera de hidromasaje y se unió a mi lado. Su brazo me rodeó cuando puse mi cabeza a un lado de su pecho. Pasé mi mano sobre su pecho jugando con sus pezones.
“Dani, ¿puedo preguntarte algo?”, preguntó con atención. “Sí, cualquier cosa que quieras preguntarme”, respondí aún con mi cabeza contra su pecho. “¿Estás tomando pastillas?”, preguntó con voz tímida, refiriéndose a pastillas anticonceptivas.
“No es necesario porque tengo un DIU, puedes llenarme tanto como quieras”, le respondí dándole mi pequeña sonrisa malvada mientras miraba hacia él y luego hacia atrás. Su cara se llenó de confusión hasta que le expliqué lo que era un dispositivo intra uterino, y que no sería necesario utilizar pastillas anticonceptivas ni condones mientras lo tuviera en mí.
Nos cerramos en otra ronda de besos apasionados con un montón de acción de las lenguas Estaba sentada en su regazo. Sentí algo empujando mi pierna, debajo de mí. El pene estaba levantado y listo para otra ronda de diversión. Rompí nuestro beso y me puse de pie yendo a un lado de la bañera de hidromasaje. Puse mis manos en la cubierta que rodeaba la bañera mientras lo miraba a los ojos y le dije, “Métemelo por detrás”.
No tuve que repetir la orden, ya que en segundos él levantó su duro pene, balanceándose mientras se ponía detrás de mí. Me incliné hacia adelante mientras ponía mis codos sobre la cubierta. Él se puso detrás de mí y frotó su pene contra mi vagina por detrás. Pero luego sentí que se apartaba, estaba a punto de girarme para ver por qué, pero escuché un pequeño chapoteo y luego sentí sus manos separando mis nalgas. Usó su lengua y lamió mi vagina primero. Pasó su lengua sobre mis labios antes de meterla en mi sexo. Comenzó a golpear el interior de mi vagina con su lengua. “OOAAHH”, gemí mientras usaba esa lengua encantadora en mi vagina.
Lamió mi vagina hasta que tuve un orgasmo rápido. Me imaginé que él metería ese pene en mi vagina en ese momento, pero no lo hizo. En cambio, lo sentí besando lentamente alrededor de mis nalgas. Besaba y luego lamía todo mi trasero. “Siempre me ha gustado el poto de tu hermana, pero el tuyo no está mal”, dijo.
Sentí sus manos volver a mis nalgas. Separó mis glúteos y sentí que me lamía el culo con la lengua. “AAHHH, me metiste la lengua en el culo”, gemí mientras bombeaba mi trasero contra su cara. Solo hundió su lengua más profundamente en mi trasero. Comenzó a penetrarme el trasero con la lengua. Lo sentí deslizar un par de dedos en mi vagina y comenzó a meterlos y sacarlos. Entre su lengua en mi culo y esos dedos estaba a punto de tener un orgasmo nuevamente.
“Voy a ... AHHHH”, logré gritar. Curvó sus dos dedos hacia abajo en mi vagina y comenzó a frotar mi lugar especial en mi vagina. Sentí que mi vagina se tensaba y luego comencé a chorrear cuando él metió y sacó esos dedos. Simplemente meneé mi trasero de nuevo contra su cara más rápido ya que tuve un orgasmo poderoso y fuerte. Le dio a mi trasero una lamida más larga en ese momento, luego se puso detrás de mí y deslizó su pene en mi vagina, para después comenzar a moverse lentamente mientras me lo metía desde detrás. Unos minutos más tarde estaba balanceándome contra su pene.
“Así, métemelo más duro. Hazlo más rápido”, grité. Golpeó su pene profundamente en mi vagina mientras cerraba sus manos en mis caderas. Comenzó a mover esa hermosa gran verga dentro y fuera de mi vagina. Estaba golpeando mi vagina más profundo y duro que cualquier otro hombre y me encantó. Podía sentir sus bolas balanceándose y golpeando mi clítoris mientras me penetraba.
Nunca antes un hombre me había penetrado tan duro y profundo en mi vida. No podría decir si fue el agua salpicando y haciendo todos los sonidos o si fue mi vagina por los golpes que hacía. Puse mi cabeza a un lado de la cubierta y solo gemí suavemente y luego en voz alta mientras él me penetraba.
“AHHH”, gruñó en voz alta mientras empujaba todo su pene profundamente en mí. Sentí su pene comenzar a temblar mientras llenaba mi vagina con esperma por detrás. Comencé a tener un orgasmo salvajemente cuando lo sentí disparando dentro de mí. Quería chuparle esos jugos, pero no podía moverme cuando sentía que comenzaba a eyacular en mi vagina.
Ambos nos deslizamos de nuevo hacia el agua en la bañera de hidromasaje cuando me quitó el pene de dentro mío. Regresé a su lado mientras él me rodeaba con los brazos. Ambos nos quedamos en el jacuzzi con él abrazándome. Acababa de tener un intenso sexo; fue como muchas veces imaginé que sería mientras me masturbaba pensando en él. “Gracias por esto”, le dije mirándolo a los ojos.
No le di tiempo de responder. Cerré mis labios con los suyos mientras lo besaba profundamente y con pasión. Lucas me devolvió el beso cuando me tomó por completo en esos grandes brazos suyos. Estaba en el cielo, solo en sus brazos.
Nos relajamos un rato y luego salimos del jacuzzi. Nos besamos y tuvimos sexo hasta llegar a su habitación. Nuestra última parada antes de su habitación fue el baño para tomar una ducha juntos.
Después de nuestra ducha fuimos a su habitación donde ambos nos metimos en la cama. Nos besamos un poco más antes de que me durmiera en sus brazos. El sonido de su teléfono nos despertó a los dos, Lucas respondió, “Sí, hola”. Era mi hermana quien lo llamó y los escuché hablar unos minutos. Después de que terminaron la llamada nos quedamos en silencio y él volvió a dormir mientras yo me quedé pensando en lo que le estaba haciendo a mi hermana.
Su mamá y su papá estuvieron fuera el fin de semana y no debían regresar hasta el lunes por la tarde. Lucas y yo salimos de la cama a eso del mediodía, él sacó una camiseta de un cajón y me la arrojó. Me dijo vistiera eso para el desayuno ya que mi otra ropa estaba en el primer piso. Lucas volvió a meterse en los cajones de su cómoda y se puso unos pantalones cortos. Me levanté y vestí su camiseta, era grande para mí. Sin embargo, mis grandes tetas la llenaron muy bien, pensé mientras me miraba en un espejo. Caminé por su habitación revisándola.
Lucas tenía trofeos de fútbol alrededor de su habitación. Había un gran marco de fotos colgado en una pared. Me acerqué y vi que tenía fotos de Lucas y otras mujeres. La mayoría eran de él y mi hermana, pero también lo vi con otras tres mujeres, una de ellas vistiendo solo bikini rosa de dos piezas, de pie junto a Lucas. Me pareció que Lucas también tenía su mano sobre su trasero. No sabía quién era e hice una nota mental para preguntarle a Lucas sobre ella. Luego entré en la cocina justo cuando Lucas puso un plato en la mesa con huevos revueltos y pan tostado. Ambos comimos y hablamos un poco.
Puse mis brazos alrededor de él mientras nos encerrábamos en un largo y profundo beso apasionado. Me retorcí un par de veces en su regazo haciendo que se pusiera duro. Podía sentir que me tocaba de vez en cuando. Me resbalé de su regazo cuando me puse de rodillas en el suelo frente a él. Alcé la mano y liberé su palpitante pene duro de sus pantalones cortos. Con su pene en la mano dije, “Esto es lo mejor de mi desayuno”.
Vi una sonrisa en su rostro cuando su pene palpitó en mi mano y me escuchó decirle eso. Moví mi mano sobre su pene, poco tiempo antes de llevármelo a la boca. Tomé aproximadamente la mitad y luego comencé a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Chupaba la cabeza de su pene cada vez que el movimiento me dio oportunidad.
“Mmm, nada mejor que esto por la mañana”, dijo Lucas mientras se recostaba en la silla. Comencé a emplear mi boca lo mejor que pude. También usé una de mis manos en sus bolas. Masajeé sus bolas con mi mano mientras le chupaba el pene. Ahora estaba tomando todo su pene duro en mi boca y me encantó cada segundo de esto. Quité mi boca de su pene y comencé a masturbarlo con mi mano. Miré hacia arriba y dije, “Tu pene es el más grande que he visto, casi no me cabe todo en la boca”.
Lo sentí endurecerse al escuchar esto. Tomé mi lengua y la usé para lamer el agujero en su glande moviéndola de un lado a otro. Le dije cómo a otros hombres los volvía locos de placer que los lamiera ahí. “Ahh”, Lucas gimió en voz alta mientras metía la lengua en su agujero. Comencé a chupar la cabeza de su pene después de trabajarla con mi lengua. Probé bien su líquido pre seminal mientras lo chupaba. Sentí las manos de Lucas ir a la parte posterior de mi cabeza. Lucas comenzó a forzar mi cabeza hacia abajo sobre su pene, metiéndolo más en mi boca. “¿Lo has hecho así con otros hombres?”, me preguntó mientras comenzaba a sostener mi cabeza y entrar y salir de mi boca.
Le hubiera respondido, pero él no me dejó quitarme su pene de la boca. Por lo tanto, seguí chupando y moviendo mi cabeza sobre su pene mientras él tenía sexo con mi cara. Empecé a apretarle las bolas con la mano libre y con la otra mano me frotaba y acariciaba mi propio sexo de vez en cuando.
Sentí a Lucas tensarse y su pene se hinchó en mi boca. Me dejó ir de la cabeza y lo quité de mi boca. Tomé su pene y masturbé tan rápido como pude. “Dame tu leche, hazlo en mi boca”, grité mientras lo masturbaba. “Ahh”, gimió mientras se mecía en la silla. Su pene palpitó en mi mano. Luego, un gran golpe de esperma salió su pene. Se disparó alto en el aire, pero no vi a dónde iba. Estaba demasiado ocupada empujando mi boca hacia su pene, ya que quería probar su semen nuevamente. Chupé su pene tan fuerte como pude. Sentí su pene disparar tres disparos más profundamente en mi boca.
De repente oímos una voz masculina profunda que preguntó, “¿Qué está pasando aquí?”. Lucas saltó y sacó su pene de mi boca y respondió, “Papá, ya llegaron”. “Sí, y que tu mamá quiso pasar antes al supermercado”, el padre de Lucas continuó.
Lentamente me puse de rodillas esperando que tal vez él no me viera. Me senté a la mesa en una silla. El padre de Lucas caminó hacia la cafetera y se sirvió una taza mientras volvía hacia nosotros. Lucas dijo, “Estábamos desayunando, no estábamos haciendo nada más”. El padre de Lucas me miró con una sonrisa y luego volvió a mirar a su hijo Lucas y él respondió: "Bueno, hijo, me parece que tu polola tiene un poco de su desayuno en el pelo”. Alcé la mano, encontré esa gran masa de semen que había salido disparada del pene de Lucas poco antes. Había aterrizado justo encima de mi cabeza. Puse mi mano en él y pude sentir que me corría por el pelo. Saqué mi mano de mi cabello y mi mano estaba manchada por el líquido blanco y pegajoso.
“LUCAS, me lo echaste en el pelo”, grité. Me di cuenta de lo fuerte que lo vociferé mientras el silencio llenaba la habitación y ambos me miraban mientras usaba mi mano para sacarlo de mi cabello. Ambos hombres guardaron silencio por un segundo o dos. El padre de Lucas fue el primero en soltar la risa seguido de Lucas. También me uní a ellos en una buena risa. El papá de Lucas sacó una toalla de un cajón y me la tiró, “Aquí, señorita, limpia esa comida de tu pelo, e hijo, ven a ayudarme a entrar unas cosas del auto”.
Limpié el semen de Lucas de mi cabello cuando salieron por la puerta. Genial, pensé, la primera vez que conocí a su padre y me encontró de rodillas chupando y embarrada de semen del pene de su hijo. Lucas y su padre regresaron cuando me puse roja, sonrojándome de mi vergüenza. “Hijo, tu polola es tan linda cuando se sonroja”, dijo el padre de Lucas mientras miraba.
“Papá, esta Daniela”, respondió Lucas. Agregó mirándome, “Daniela, este es mi papá Alberto”. “Encantado de conocerte Alberto”, le respondí mientras me levantaba extendiendo mi mano para estrechar la suya. Alberto me estrechó la mano, pero no la dejó ir. En cambio, se llevó la otra mano a la comisura de la boca y se la limpió varias veces. Simplemente lo miré fijamente y lo volvió a hacer. Entonces me di cuenta de que debía tener un poco de esperma de Lucas en la esquina de mi boca. Aparté mi mano de la suya y limpié la comisura de mis labios.
Albert me miró y dijo con un guiño, “Te quedó un poco”. Todos nos reímos en voz alta de nuevo. Le dije a su papá que ahora sabía de dónde saca Lucas su buen humor.
Lucas y yo volvimos a su habitación donde nos vestimos rápidamente. Le dije que no me sentía bien de conocer a su padre así. Sin embargo, me dijo que había causado una buena impresión en su papá. Comenzamos a caminar por la sala cuando su padre nos vio y nos despedimos de él.
Pasé el resto de ese domingo con Lucas. Nos besamos y paseamos juntos en su auto.
“¿Quieres darte una ducha?, no tuvimos tiempo de hacerlo antes de salir de mi casa”, dijo tan pronto entramos en el departamento. Se acercó, comenzó a besarme y pronto me olvidé de mi hermana. Nos desnudábamos en el camino al baño. Ambos nos metimos en la ducha y abrimos el grifo. Nos paramos bajo el agua besándonos hasta que sentí esa hermosa verga suya presionando mis labios vaginales.
Me aparté de él y puse mis manos en la pared de la ducha mientras lo miraba y le dije, “Métemelo por detrás”. No dijo nada, simplemente se colocó detrás de mí, se agachó detrás de mí y comenzó a frotar mi vagina. Gemí suavemente cuando él comenzó a tocar mi vagina. Retiró sus dedos y tomó su pene, que frotó debajo de mi vagina. Me rozó con su pene solo frotándolo contra mi vagina.
“Métemelo, no me hagas esperar”, le grité. Lo colocó en mi sexo y lo empujó desde atrás. Me encantaba sentir un pene entrando por detrás. Se sintió bien ya que me llenó por completo. Comenzó con golpes lentos trabajando su pene más profundamente hasta que me dio su pene con golpes profundos y duros. “Ahh”, gemí cuando comenzó a penetrarme aún más fuerte y sentí esas bolas golpeando mi clítoris desde abajo.
Lucas ahora golpeaba mi vagina por detrás. Comencé a tener un orgasmo rápido cuando sentí más y más su pene llenarme por detrás. Gemí en voz alta mientras mi cuerpo temblaba cuando mi orgasmo me golpeó. Mis manos se deslizaron un poco en la pared y me hicieron deslizarme un poco hacia adelante. Cuando me moví, el pene se deslizó de mi vagina. Golpeó su pene de regreso a mí, pero no dio en el blanco. En cambio, ese gran pene trató de entrar en mi ano. “Owww, hoyo equivocado”, grité cuando su gran cabeza comenzó a entrar en mi culo.
Sin embargo, simplemente se agarró a mi cintura con una mano mientras acomodó su pene de regreso a mi sexo. Me quedé allí con Lucas sosteniéndome por detrás con su gran pene enterrado en mí. Comencé a empujar mi trasero contra su pene.
Lentamente y suavemente comenzó a entrar y salir de mí. Al principio se sintió extraño porque mientras me penetraba por mi vagina, mi ano palpitaba y temblaba con el recuerdo de su pene tratando de entrar ahí. Me apoyé aún más contra la pared. Mis manos casi tocaban el piso de la ducha.
“Métemelo más fuerte”, grité. Lucas nunca cambió su ritmo, simplemente me lo hizo suavemente. Empecé a devolverle las embestidas mientras me balanceaba contra su pene cada vez que me llenaba. Todo mi cuerpo parecía comenzar a hormiguear cuando un orgasmo fuerte y poderoso se extendió por mi cuerpo.
“AAAHHH”, gemí en voz alta con mi sexo apretado alrededor de su pene. “Ahhhhhh”, gritó Lucas mientras enterraba su pene una vez más en mí. Solo lo sostuvo allí mientras su semen inundaba mi interior. Sentí mi vagina gotear su semen incluso cuando aún no retiraba su falo de mí. Lentamente moví mis manos hacia la pared hasta que volví a estar de pie. Lucas acababa de seguirme con su pene aún enterrado en mí.
Sentí su pene resbalar de mi mientras su semen se escapó en un gran cúmulo grumoso. Me di vuelta y lancé mis brazos alrededor de él. Nuestros labios se encontraron y nos encerramos en un beso apasionado profundo con mucha acción de la lengua. Cuando nos besamos, un pequeño pedo vaginal escapó de mi junto con más de su semen. “Daniela”, gritó Lucas con una sonrisa. “Ups, no pude contenerlo”, le respondí rompiendo a reír también.
Nos lavamos, luego salimos de la ducha secándonos. Me puse de rodillas para secarle el pene, que comenzó a revolverse cuando froté la toalla sobre él. Le di unas palmaditas a su pene para que empezara a endurecerse nuevamente.
“Tu pene se parece al pene de mi papá”, le dije sonriendo. “¿Cómo sabes eso?”, me preguntó mientras me levantaba. “Porque he tenido sexo con mi papá”, admití. Seguido de eso, le conté sobre cómo me había enterado de quien es mi verdadero padre biológico, de cómo había tenido sexo con él y me embarazó, de cómo hice que mi padre de crianza pensara que era el padre de mi hija y que después de eso tanto yo como mi mamá tuvimos sexo regularmente con mi padre biológico. Fui tan abierta con él como pude, sin contarle muchos detalles sobre otros aspectos de mi adolescencia. Me arriesgué con él al decirle eso y él pareció valorarlo. No dijo nada, simplemente me levantó totalmente en sus brazos. Me llevó a la habitación y me arrojó sobre la cama. Se subió a mi lado. Me acurruqué junto a él mientras su brazo me envolvía y me acercaba más a él. Me dijo que le contara todo con detalles.
Comencé a contarle cómo Alejandro me había enseñado sobre el sexo, muchas de las cosas que hicimos. Le conté sobre la relación que surgió entre el hermano de Alejandro y mi amiga Lizette. Le conté de mis aventuras con el perro de la casa y con el caballo que mi padre llevó un tiempo a casa. Se agachó y comenzó a jalar de su propio pene. Alejé su mano y le dije, “Este es mi trabajo”, mientras comenzaba a masturbarlo.
Seguí diciéndole que el pene más grande que había visto hasta el de él era el de Alejandro, pero que él tenía bolas más grandes. En realidad, no había comparación entre Lucas o cualquier otro que hubiera visto antes. Hice un repaso mental por la gran cantidad de testículos que había podido apreciar en mi vida y no pude encontrar algún par que igualasen en tamaño a los del hombre junto a mí en la cama. Como mucho los había visto del tamaño de un par de duraznos, pero los que tenía ahí conmigo eran comparables en tamaño a un par de naranjas. Era irreal pensar en cómo era posible que ese hombre caminara ocultando ese gran par de testículos y un igualmente gran pene en su pantalón. Pasé mi mano desde su pene a esas grandes bolas encantadoras dándoles un rápido roce antes de agarrar su pene de nuevo. Le conté más relatos sobre sexo en ese momento y lo sentí endurecerse en mi mano.
Me encantaba jugar con su pene. Siempre he disfrutado masturbar penes con mi mano. Supongo que es por hacerlo tantas veces en el pasado, quizás es un gusto adquirido. Luego le conté, sin decirle cuáles fueron esas parejas sexuales, de una vez que me metí tres penes al mismo tiempo en la boca. Le conté cómo participé en una orgía en donde cada condón que un hombre llenaba dentro mío, lo terminaba amarrando a mi tanga en vez de desecharlo.
Estaba tirando del pene de Lucas más rápido cuando le dije todas esas escenas obscenas y lujuriosas. Miré hacia abajo para ver el pene goteando líquido preseminal. Vertí un poco en mi dedo y lo lamí. Me encanta el sabor de ese néctar.
“¿Has tenido sexo con muchos hombres?”, preguntó con voz entrecortada. No esperaba que me preguntara algo así, pero ya que había admitido tantas cosas sobre mi vida, bien podía continuar siendo honesta. “No sé con cuántos, pero sí sé que fueron muchos”, dije a tiempo que me llevaba otra probada de líquido pre seminal a la lengua. Lucas gimió, “Ya no aguanto más”.
Lo masturbé más fuerte y más rápido. Se tensó y comenzó a sacudirse en la cama. Su pene palpitaba salvajemente en mis manos mientras el semen voló de él. Su chorreada en el aire aterrizó sobre mi mano. Acabé por bombear su pene un poco más para sacarlo todo. Mi mano tenía su semen por todas partes.
“También me gusta mucho el sabor del semen, sería feliz comiéndolo todos los días”, le dije mientras me llevaba la mano a la boca y comenzaba a lamerla. “Ohhh tu eres muy caliente, antes nunca hubiera sospechado todo esto de ti”, respondió con una sonrisa.
Solo le devolví la sonrisa lamiendo su semen de mi mano y le dije, “Compartiría esto contigo, pero esta vez es todo mío”. Lamí el último remanente de su esperma blanca de mi mano y dije, “El tuyo sabe especialmente delicioso”. Me acosté frotando su pecho mientras él se acurrucaba contra mí. Me sentí bien cuando me abrazó aún más. Ambos nos quedamos dormidos un rato mientras yo yacía en sus brazos.
Nos reunimos y comimos mientras charlábamos. Sin prepararme para esta revelación, dijo, “Te amo”. “¿Qué dijiste?”, le pregunté a Lucas con asombro. “Daniela, te amo. Sé que suena estúpido y extraño, pero la vez que me lo chupaste, fuegos artificiales estallaron en mi cabeza y me hormigueó todo el cuerpo, pensé que era solo la emoción de tenerte a ti y a tu hermana en ese auto”, dijo Lucas. “Pero cuando te besé de nuevo diciéndote buenas noches más tarde tuve el mismo sentimiento”, agregó. “¿Lo tuviste?”, pregunté todavía mirándolo fijamente.
“Sí”, respondió Lucas, “Quería preguntarte si sentiste algo, pero te teníamos poco tiempo”. “Pero ¿Qué hay de Nicole?”, pregunté. “Dani, nunca he probado un beso más dulce que el tuyo. Después de besarte, nunca fue lo mismo con Nicole. Todo lo que hice hasta ahora fue pensar en ti. Pajearme recordando lo que pasó en el auto, incluso cuando estaba con tu hermana, seguía deseando que fuera a ti a quien tenía entre mis brazos”, dijo Lucas.
Estiré la mano y tomé la mano de Lucas y le respondí, “Hay algo que tengo que decirte”. “¿Qué cosa?”, preguntó mientras su mano apretaba la mía. “He estado enamorada de ti desde el primer día que te conocí. Creo que fue por eso que actué tan tonta a tu alrededor todo el tiempo, quería decírtelo, pero no pude”, le respondí. Él sonrió cuando dijo, “Eras un poco rara”. Esto nos hizo reír a los dos cuando respondí, “Bueno, no pude evitarlo, estaba enamorada de ti y te deseaba mucho y simplemente no podía decírtelo”. “Ahora me tienes aquí”, dijo Lucas empujándome hacia él.
Me besó profundamente y con tanta pasión. Le devolví el beso con más pasión. Él y yo estábamos picoteando los labios del otro justo antes de disparar nuestras lenguas en la boca del otro. Todavía estábamos besándonos profundamente cuando puse mi mano sobre su muslo. Lentamente lo puse en la parte delantera de sus pantalones para tantear su fantástico pene.
“Mmm”, gemí en la boca de él mientras nos besábamos y mi mano agarraba su pene duro. Lo apreté y lo froté mientras nos besábamos un poco más. Bajé un poco sus pantalones para poder envolver mi mano alrededor de su pene. Podía sentirlo palpitar cuando mi mano lo rodeaba. Rompió nuestro beso y dijo, “Vamos a llevar esto a otro lugar”.
Metí su pene en su pantalón mientras le daba una palmadita. Pagó la comida y salimos del estacionamiento. Me dijo que su madre y su padre se habían ido hasta el lunes y que él tenía la casa para él solo. “¿Te gustaría pasar la noche conmigo?”, preguntó mientras su brazo rodeaba mi hombro y me apretaba más contra sí mismo mientras conducía. Me incliné y mientras lo besaba en la oreja le susurré, “Me encantaría”.
Lucas provenía de una familia acomodada y su casa lo mostró cuando entramos. Nicole me había dicho que su casa era muy bonita, pero nunca antes había estado en su casa. Nicole tenía razón, su casa era muy hermosa por dentro y por fuera. Me acompañó a la cocina y fue a un conjunto de grandes puertas correderas cubiertas por cortinas. Abrió las cortinas y encendió un juego de interruptores. El patio trasero se iluminó poniendo algo de luz en una piscina en el suelo, bañera de hidromasaje y un quincho con mesas y sillas alrededor.
“Podríamos meternos al jacuzzi, solo demora unos minutos para que el agua se caliente”, dijo. “Pero no traje mi traje de baño”, le respondí dándole mi pequeña sonrisa sexy y malvada. “Puedes usar una polera mía”, respondió mientras se quitaba la camiseta por encima de la cabeza.
El musculoso pecho de Lucas y los abdominales me llegaron a la vista. Mi vagina se retorció como loca mientras mis ojos se llenaban con la parte superior de su cuerpo. Me acerqué a él y le pasé las manos por el pecho. Luego, sobre sus brazos, pasé mis dedos por sus abdominales apretados hasta sus pantalones. “Prefiero usar esto”, le respondí mientras agarraba su pene palpitante. Me besó una vez antes de agarrar mi polerón rojo levantándolo sobre mi cabeza. Lo arrojó sobre la silla cercana antes de agarrar mis pechos que estaban saliéndose de mi sostén. Movió sus manos al gancho trasero de mi sostén.
Estaba a punto de decirle que podía hacerlo por él, ya que la mayoría de los hombres nunca pueden desengancharlo. Pero hábilmente lo tuvo desenganchado en pocos segundos; sacó el sostén de mis tetas y lo arrojó con mi polerón. Mis tetas estaban libres cuando él tomó ambas manos para jugar con cada una. Se inclinó, besó y lamió uno mientras apretaba el pezón con fuerza sobre el otro.
“Ahh”, gemí suavemente mientras comenzaba a mamar cada teta, una a la vez. Extendí la mano y volví a frotar su pene a través de sus pantalones mientras chupaba mi teta. Podía sentir mi vagina goteando cuando él retiró su boca de mi teta y la colocó en mis labios. Me besó apasionadamente mientras yo apretaba su gran pene a través de sus pantalones. “Vamos a quitarnos los pantalones”, dije rompiendo nuestro beso.
Esas palabras apenas salieron de mi boca cuando vi a mi amante quitarse los pantalones y quitarse la ropa interior y las zapatillas, todo en un movimiento fluido. Él estaba desnudo delante de mí. Su cuerpo parecía pertenecer a una de esas estatuas de dioses griegos cincelados. Me apoyé en el asiento mientras me quitaba las botas. Los ojos de él estaban sobre mí mientras me desabrochaba los jeans.
Los deslicé un poco, apenas mostrándole la tanga que usaba en ese momento. Me los bajé más allá de mis muslos, dejándolos caer a mis tobillos. Me incliné un poco dejando que mis grandes tetas colgaran para que él las viera mientras quitaba el pie de mis jeans. Me levanté mientras pateaba con mi otro pie para liberarlo.
Él solo me estaba mirando mientras frotaba su pene palpitante. Me di la espalda hacia él mientras me inclinaba para recoger mis jeans. Me quedé así por un rato mientras doblaba mis jeans. Aparté mis piernas separándolas mientras me inclinaba. Miré entre mis piernas para ver a Lucas masturbando su pene con fervor.
“Oye, no comiences sin mí”, grité cuando me puse de pie y me volví hacia él haciendo que mis tetas se balancearan de lado a lado. Él solo sonrió y respondió, “Tengo días de amor para ti guardados aquí; créeme, sé lo que estoy haciendo”. Me apresuré hacia él, le rodeé el cuello con los brazos y cerramos nuestros labios en un beso profundo y apasionado. Estaba pensando en cómo me encantaba saber que Lucas había estado jalando de su pene pensando en mí. Podía sentir su pene duro presionando contra mi vagina mientras nos besábamos. Podía sentir mis jugos fluyendo de mi vagina cuando nuestras lenguas se encontraron en nuestras bocas.
No podía soportar sentir su pene contra mi vagina así por más tiempo. Puse mis manos alrededor de su cuello cuando salté y envolví mis piernas alrededor de su cintura. Cerré mis piernas alrededor de él. Todavía estábamos atrapados en un beso profundo hasta que lo rompí. “Métemelo. Por favor, déjame sentirlo dentro de mí”, supliqué gimiendo.
Pensé que tal vez me llevaría a una silla o a la mesa, pero no lo hizo. En cambio, colocó sus manos alrededor de mi trasero mientras me levantaba un poco y puso su pene alineado con mi vagina. Sentí la cabeza de pene separando los labios de mi vagina mientras me bajaba sobre su pene. Él movió mi cuerpo hacia arriba y hacia abajo sobre su pene como si estuviera levantando un bulto. Cada vez más de su gran pene duro iba a mi vagina.
“¡ES MUY GRANDE!”, grité mientras apretaba mis piernas alrededor de él y comencé a mecerme sobre su pene cada vez que sentía que me empujaba hacia él. Comenzó a golpear su pene hacia arriba mientras me bajaba sobre él. Me lo hizo así por unos diez minutos, de los que solo los primeros fueron el dolor de un cuerpo extraño gigante dentro mío.
“Ahh sí”, gemí cuando sentí su pene golpeándose dentro y fuera de mi vagina. Me estaba penetrando fuerte y profundamente el hombre que había deseado por tanto tiempo. Se sintió mejor de lo que pensé que sería. Mi vagina comenzó a chupar su pene cuando sentí que comenzaba a latir mientras se abría paso profundamente en mi vagina.
“Ya no voy a durar más”, gritó Lucas mientras conducía su pene dentro de mí. “YO tampoco ...”, gemí cuando mi cuerpo comenzó a temblar. Dejé pequeños gemidos suaves mientras mi orgasmo se mecía en mi cuerpo. Mi vagina quería arrojarse a chorros, pero con su gran pene enterrado tan profundo como estaba, no creía que pudiera. Empecé a sentir el pene hinchándose y palpitando en mi vagina. Comenzó a contraerse profundamente en mi cuerpo.
“Ahhh Mierda”, gritó cuando su pene comenzó a disparar numerosas cargas dentro de mí. Mi vagina se convulsionaba alrededor de su pene cada vez que lo sentía disparando semen. De repente sentí presión mientras se acumulaba en mi vagina. Levanté mi cuerpo hacia arriba pensando que eso podría ayudar. Sentí mi interior simplemente soltándose.
Mi vagina chorreó con fuerza cuando me levanté un poco y el pene se escapó o fue forzado a salir mientras chorreaba. Otro orgasmo fuerte y poderoso se precipitó a través de mi cuerpo mientras fluían los jugos de mi vagina.
“AAAAHAHHHH”, grité a la vez que me dejaba caer mientras él me sostenía contra sí mismo. Podía escuchar mis jugos chapoteando en el piso. Sus labios encontraron los míos y me besó apasionadamente mientras dejaba que mis piernas se deslizaran a su alrededor. Mis pies aterrizaron en un charco de algo húmedo cuando tocaron el piso. Mi vagina todavía se sentía como si tuviera orgasmos menos intensos cuando nos besamos ambos de pie juntos.
“Oh sí, esa fue la wea más caliente que he hecho”, dijo con sudor saliendo de su cuerpo. “Mi vagina todavía se contrae con mi orgasmo”, le respondí mirando esos hermosos ojos suyos. “Sabía que iba a ser buen sexo, pero nunca pensé que iba a ser tan bueno”, dijo.
Simplemente envolví mis brazos alrededor de él, abrazándolo con fuerza, tratando de que mi cuerpo volviera a la normalidad. Mis piernas comenzaron a dejar de temblar y mi corazón dejó de latir tan fuertemente. Ahora, si tan solo mi vagina hubiera dejado de temblar, lo que hizo, pero al hacerlo, sentí un gran cúmulo de esperma de él salir fluyendo y emitió un sonido de plop cuando golpeó el charco mojado en el piso de la cocina.
“Mojaste el piso de la cocina”, dijo con una pequeña risa. Luego colocó su mano debajo de mi barbilla tirando de mi cara para que me mirara directamente a los ojos y dijo, “Daniela, te amo”. “Y yo a ti”, respondí mientras me empujaba hacia ese musculoso cuerpo caliente suyo.
“Vamos a meternos a la bañera de hidromasaje antes de limpiar aquí”, dijo mientras me daba un pequeño golpe en el culo con la mano. Salimos a la bañera de hidromasaje; mi cuerpo desnudo ni siquiera notó el frío aire. Me ayudó a entrar en la bañera de hidromasaje y se unió a mi lado. Su brazo me rodeó cuando puse mi cabeza a un lado de su pecho. Pasé mi mano sobre su pecho jugando con sus pezones.
“Dani, ¿puedo preguntarte algo?”, preguntó con atención. “Sí, cualquier cosa que quieras preguntarme”, respondí aún con mi cabeza contra su pecho. “¿Estás tomando pastillas?”, preguntó con voz tímida, refiriéndose a pastillas anticonceptivas.
“No es necesario porque tengo un DIU, puedes llenarme tanto como quieras”, le respondí dándole mi pequeña sonrisa malvada mientras miraba hacia él y luego hacia atrás. Su cara se llenó de confusión hasta que le expliqué lo que era un dispositivo intra uterino, y que no sería necesario utilizar pastillas anticonceptivas ni condones mientras lo tuviera en mí.
Nos cerramos en otra ronda de besos apasionados con un montón de acción de las lenguas Estaba sentada en su regazo. Sentí algo empujando mi pierna, debajo de mí. El pene estaba levantado y listo para otra ronda de diversión. Rompí nuestro beso y me puse de pie yendo a un lado de la bañera de hidromasaje. Puse mis manos en la cubierta que rodeaba la bañera mientras lo miraba a los ojos y le dije, “Métemelo por detrás”.
No tuve que repetir la orden, ya que en segundos él levantó su duro pene, balanceándose mientras se ponía detrás de mí. Me incliné hacia adelante mientras ponía mis codos sobre la cubierta. Él se puso detrás de mí y frotó su pene contra mi vagina por detrás. Pero luego sentí que se apartaba, estaba a punto de girarme para ver por qué, pero escuché un pequeño chapoteo y luego sentí sus manos separando mis nalgas. Usó su lengua y lamió mi vagina primero. Pasó su lengua sobre mis labios antes de meterla en mi sexo. Comenzó a golpear el interior de mi vagina con su lengua. “OOAAHH”, gemí mientras usaba esa lengua encantadora en mi vagina.
Lamió mi vagina hasta que tuve un orgasmo rápido. Me imaginé que él metería ese pene en mi vagina en ese momento, pero no lo hizo. En cambio, lo sentí besando lentamente alrededor de mis nalgas. Besaba y luego lamía todo mi trasero. “Siempre me ha gustado el poto de tu hermana, pero el tuyo no está mal”, dijo.
Sentí sus manos volver a mis nalgas. Separó mis glúteos y sentí que me lamía el culo con la lengua. “AAHHH, me metiste la lengua en el culo”, gemí mientras bombeaba mi trasero contra su cara. Solo hundió su lengua más profundamente en mi trasero. Comenzó a penetrarme el trasero con la lengua. Lo sentí deslizar un par de dedos en mi vagina y comenzó a meterlos y sacarlos. Entre su lengua en mi culo y esos dedos estaba a punto de tener un orgasmo nuevamente.
“Voy a ... AHHHH”, logré gritar. Curvó sus dos dedos hacia abajo en mi vagina y comenzó a frotar mi lugar especial en mi vagina. Sentí que mi vagina se tensaba y luego comencé a chorrear cuando él metió y sacó esos dedos. Simplemente meneé mi trasero de nuevo contra su cara más rápido ya que tuve un orgasmo poderoso y fuerte. Le dio a mi trasero una lamida más larga en ese momento, luego se puso detrás de mí y deslizó su pene en mi vagina, para después comenzar a moverse lentamente mientras me lo metía desde detrás. Unos minutos más tarde estaba balanceándome contra su pene.
“Así, métemelo más duro. Hazlo más rápido”, grité. Golpeó su pene profundamente en mi vagina mientras cerraba sus manos en mis caderas. Comenzó a mover esa hermosa gran verga dentro y fuera de mi vagina. Estaba golpeando mi vagina más profundo y duro que cualquier otro hombre y me encantó. Podía sentir sus bolas balanceándose y golpeando mi clítoris mientras me penetraba.
Nunca antes un hombre me había penetrado tan duro y profundo en mi vida. No podría decir si fue el agua salpicando y haciendo todos los sonidos o si fue mi vagina por los golpes que hacía. Puse mi cabeza a un lado de la cubierta y solo gemí suavemente y luego en voz alta mientras él me penetraba.
“AHHH”, gruñó en voz alta mientras empujaba todo su pene profundamente en mí. Sentí su pene comenzar a temblar mientras llenaba mi vagina con esperma por detrás. Comencé a tener un orgasmo salvajemente cuando lo sentí disparando dentro de mí. Quería chuparle esos jugos, pero no podía moverme cuando sentía que comenzaba a eyacular en mi vagina.
Ambos nos deslizamos de nuevo hacia el agua en la bañera de hidromasaje cuando me quitó el pene de dentro mío. Regresé a su lado mientras él me rodeaba con los brazos. Ambos nos quedamos en el jacuzzi con él abrazándome. Acababa de tener un intenso sexo; fue como muchas veces imaginé que sería mientras me masturbaba pensando en él. “Gracias por esto”, le dije mirándolo a los ojos.
No le di tiempo de responder. Cerré mis labios con los suyos mientras lo besaba profundamente y con pasión. Lucas me devolvió el beso cuando me tomó por completo en esos grandes brazos suyos. Estaba en el cielo, solo en sus brazos.
Nos relajamos un rato y luego salimos del jacuzzi. Nos besamos y tuvimos sexo hasta llegar a su habitación. Nuestra última parada antes de su habitación fue el baño para tomar una ducha juntos.
Después de nuestra ducha fuimos a su habitación donde ambos nos metimos en la cama. Nos besamos un poco más antes de que me durmiera en sus brazos. El sonido de su teléfono nos despertó a los dos, Lucas respondió, “Sí, hola”. Era mi hermana quien lo llamó y los escuché hablar unos minutos. Después de que terminaron la llamada nos quedamos en silencio y él volvió a dormir mientras yo me quedé pensando en lo que le estaba haciendo a mi hermana.
Su mamá y su papá estuvieron fuera el fin de semana y no debían regresar hasta el lunes por la tarde. Lucas y yo salimos de la cama a eso del mediodía, él sacó una camiseta de un cajón y me la arrojó. Me dijo vistiera eso para el desayuno ya que mi otra ropa estaba en el primer piso. Lucas volvió a meterse en los cajones de su cómoda y se puso unos pantalones cortos. Me levanté y vestí su camiseta, era grande para mí. Sin embargo, mis grandes tetas la llenaron muy bien, pensé mientras me miraba en un espejo. Caminé por su habitación revisándola.
Lucas tenía trofeos de fútbol alrededor de su habitación. Había un gran marco de fotos colgado en una pared. Me acerqué y vi que tenía fotos de Lucas y otras mujeres. La mayoría eran de él y mi hermana, pero también lo vi con otras tres mujeres, una de ellas vistiendo solo bikini rosa de dos piezas, de pie junto a Lucas. Me pareció que Lucas también tenía su mano sobre su trasero. No sabía quién era e hice una nota mental para preguntarle a Lucas sobre ella. Luego entré en la cocina justo cuando Lucas puso un plato en la mesa con huevos revueltos y pan tostado. Ambos comimos y hablamos un poco.
Puse mis brazos alrededor de él mientras nos encerrábamos en un largo y profundo beso apasionado. Me retorcí un par de veces en su regazo haciendo que se pusiera duro. Podía sentir que me tocaba de vez en cuando. Me resbalé de su regazo cuando me puse de rodillas en el suelo frente a él. Alcé la mano y liberé su palpitante pene duro de sus pantalones cortos. Con su pene en la mano dije, “Esto es lo mejor de mi desayuno”.
Vi una sonrisa en su rostro cuando su pene palpitó en mi mano y me escuchó decirle eso. Moví mi mano sobre su pene, poco tiempo antes de llevármelo a la boca. Tomé aproximadamente la mitad y luego comencé a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Chupaba la cabeza de su pene cada vez que el movimiento me dio oportunidad.
“Mmm, nada mejor que esto por la mañana”, dijo Lucas mientras se recostaba en la silla. Comencé a emplear mi boca lo mejor que pude. También usé una de mis manos en sus bolas. Masajeé sus bolas con mi mano mientras le chupaba el pene. Ahora estaba tomando todo su pene duro en mi boca y me encantó cada segundo de esto. Quité mi boca de su pene y comencé a masturbarlo con mi mano. Miré hacia arriba y dije, “Tu pene es el más grande que he visto, casi no me cabe todo en la boca”.
Lo sentí endurecerse al escuchar esto. Tomé mi lengua y la usé para lamer el agujero en su glande moviéndola de un lado a otro. Le dije cómo a otros hombres los volvía locos de placer que los lamiera ahí. “Ahh”, Lucas gimió en voz alta mientras metía la lengua en su agujero. Comencé a chupar la cabeza de su pene después de trabajarla con mi lengua. Probé bien su líquido pre seminal mientras lo chupaba. Sentí las manos de Lucas ir a la parte posterior de mi cabeza. Lucas comenzó a forzar mi cabeza hacia abajo sobre su pene, metiéndolo más en mi boca. “¿Lo has hecho así con otros hombres?”, me preguntó mientras comenzaba a sostener mi cabeza y entrar y salir de mi boca.
Le hubiera respondido, pero él no me dejó quitarme su pene de la boca. Por lo tanto, seguí chupando y moviendo mi cabeza sobre su pene mientras él tenía sexo con mi cara. Empecé a apretarle las bolas con la mano libre y con la otra mano me frotaba y acariciaba mi propio sexo de vez en cuando.
Sentí a Lucas tensarse y su pene se hinchó en mi boca. Me dejó ir de la cabeza y lo quité de mi boca. Tomé su pene y masturbé tan rápido como pude. “Dame tu leche, hazlo en mi boca”, grité mientras lo masturbaba. “Ahh”, gimió mientras se mecía en la silla. Su pene palpitó en mi mano. Luego, un gran golpe de esperma salió su pene. Se disparó alto en el aire, pero no vi a dónde iba. Estaba demasiado ocupada empujando mi boca hacia su pene, ya que quería probar su semen nuevamente. Chupé su pene tan fuerte como pude. Sentí su pene disparar tres disparos más profundamente en mi boca.
De repente oímos una voz masculina profunda que preguntó, “¿Qué está pasando aquí?”. Lucas saltó y sacó su pene de mi boca y respondió, “Papá, ya llegaron”. “Sí, y que tu mamá quiso pasar antes al supermercado”, el padre de Lucas continuó.
Lentamente me puse de rodillas esperando que tal vez él no me viera. Me senté a la mesa en una silla. El padre de Lucas caminó hacia la cafetera y se sirvió una taza mientras volvía hacia nosotros. Lucas dijo, “Estábamos desayunando, no estábamos haciendo nada más”. El padre de Lucas me miró con una sonrisa y luego volvió a mirar a su hijo Lucas y él respondió: "Bueno, hijo, me parece que tu polola tiene un poco de su desayuno en el pelo”. Alcé la mano, encontré esa gran masa de semen que había salido disparada del pene de Lucas poco antes. Había aterrizado justo encima de mi cabeza. Puse mi mano en él y pude sentir que me corría por el pelo. Saqué mi mano de mi cabello y mi mano estaba manchada por el líquido blanco y pegajoso.
“LUCAS, me lo echaste en el pelo”, grité. Me di cuenta de lo fuerte que lo vociferé mientras el silencio llenaba la habitación y ambos me miraban mientras usaba mi mano para sacarlo de mi cabello. Ambos hombres guardaron silencio por un segundo o dos. El padre de Lucas fue el primero en soltar la risa seguido de Lucas. También me uní a ellos en una buena risa. El papá de Lucas sacó una toalla de un cajón y me la tiró, “Aquí, señorita, limpia esa comida de tu pelo, e hijo, ven a ayudarme a entrar unas cosas del auto”.
Limpié el semen de Lucas de mi cabello cuando salieron por la puerta. Genial, pensé, la primera vez que conocí a su padre y me encontró de rodillas chupando y embarrada de semen del pene de su hijo. Lucas y su padre regresaron cuando me puse roja, sonrojándome de mi vergüenza. “Hijo, tu polola es tan linda cuando se sonroja”, dijo el padre de Lucas mientras miraba.
“Papá, esta Daniela”, respondió Lucas. Agregó mirándome, “Daniela, este es mi papá Alberto”. “Encantado de conocerte Alberto”, le respondí mientras me levantaba extendiendo mi mano para estrechar la suya. Alberto me estrechó la mano, pero no la dejó ir. En cambio, se llevó la otra mano a la comisura de la boca y se la limpió varias veces. Simplemente lo miré fijamente y lo volvió a hacer. Entonces me di cuenta de que debía tener un poco de esperma de Lucas en la esquina de mi boca. Aparté mi mano de la suya y limpié la comisura de mis labios.
Albert me miró y dijo con un guiño, “Te quedó un poco”. Todos nos reímos en voz alta de nuevo. Le dije a su papá que ahora sabía de dónde saca Lucas su buen humor.
Lucas y yo volvimos a su habitación donde nos vestimos rápidamente. Le dije que no me sentía bien de conocer a su padre así. Sin embargo, me dijo que había causado una buena impresión en su papá. Comenzamos a caminar por la sala cuando su padre nos vio y nos despedimos de él.
Pasé el resto de ese domingo con Lucas. Nos besamos y paseamos juntos en su auto.
“¿Quieres darte una ducha?, no tuvimos tiempo de hacerlo antes de salir de mi casa”, dijo tan pronto entramos en el departamento. Se acercó, comenzó a besarme y pronto me olvidé de mi hermana. Nos desnudábamos en el camino al baño. Ambos nos metimos en la ducha y abrimos el grifo. Nos paramos bajo el agua besándonos hasta que sentí esa hermosa verga suya presionando mis labios vaginales.
Me aparté de él y puse mis manos en la pared de la ducha mientras lo miraba y le dije, “Métemelo por detrás”. No dijo nada, simplemente se colocó detrás de mí, se agachó detrás de mí y comenzó a frotar mi vagina. Gemí suavemente cuando él comenzó a tocar mi vagina. Retiró sus dedos y tomó su pene, que frotó debajo de mi vagina. Me rozó con su pene solo frotándolo contra mi vagina.
“Métemelo, no me hagas esperar”, le grité. Lo colocó en mi sexo y lo empujó desde atrás. Me encantaba sentir un pene entrando por detrás. Se sintió bien ya que me llenó por completo. Comenzó con golpes lentos trabajando su pene más profundamente hasta que me dio su pene con golpes profundos y duros. “Ahh”, gemí cuando comenzó a penetrarme aún más fuerte y sentí esas bolas golpeando mi clítoris desde abajo.
Lucas ahora golpeaba mi vagina por detrás. Comencé a tener un orgasmo rápido cuando sentí más y más su pene llenarme por detrás. Gemí en voz alta mientras mi cuerpo temblaba cuando mi orgasmo me golpeó. Mis manos se deslizaron un poco en la pared y me hicieron deslizarme un poco hacia adelante. Cuando me moví, el pene se deslizó de mi vagina. Golpeó su pene de regreso a mí, pero no dio en el blanco. En cambio, ese gran pene trató de entrar en mi ano. “Owww, hoyo equivocado”, grité cuando su gran cabeza comenzó a entrar en mi culo.
Sin embargo, simplemente se agarró a mi cintura con una mano mientras acomodó su pene de regreso a mi sexo. Me quedé allí con Lucas sosteniéndome por detrás con su gran pene enterrado en mí. Comencé a empujar mi trasero contra su pene.
Lentamente y suavemente comenzó a entrar y salir de mí. Al principio se sintió extraño porque mientras me penetraba por mi vagina, mi ano palpitaba y temblaba con el recuerdo de su pene tratando de entrar ahí. Me apoyé aún más contra la pared. Mis manos casi tocaban el piso de la ducha.
“Métemelo más fuerte”, grité. Lucas nunca cambió su ritmo, simplemente me lo hizo suavemente. Empecé a devolverle las embestidas mientras me balanceaba contra su pene cada vez que me llenaba. Todo mi cuerpo parecía comenzar a hormiguear cuando un orgasmo fuerte y poderoso se extendió por mi cuerpo.
“AAAHHH”, gemí en voz alta con mi sexo apretado alrededor de su pene. “Ahhhhhh”, gritó Lucas mientras enterraba su pene una vez más en mí. Solo lo sostuvo allí mientras su semen inundaba mi interior. Sentí mi vagina gotear su semen incluso cuando aún no retiraba su falo de mí. Lentamente moví mis manos hacia la pared hasta que volví a estar de pie. Lucas acababa de seguirme con su pene aún enterrado en mí.
Sentí su pene resbalar de mi mientras su semen se escapó en un gran cúmulo grumoso. Me di vuelta y lancé mis brazos alrededor de él. Nuestros labios se encontraron y nos encerramos en un beso apasionado profundo con mucha acción de la lengua. Cuando nos besamos, un pequeño pedo vaginal escapó de mi junto con más de su semen. “Daniela”, gritó Lucas con una sonrisa. “Ups, no pude contenerlo”, le respondí rompiendo a reír también.
Nos lavamos, luego salimos de la ducha secándonos. Me puse de rodillas para secarle el pene, que comenzó a revolverse cuando froté la toalla sobre él. Le di unas palmaditas a su pene para que empezara a endurecerse nuevamente.
“Tu pene se parece al pene de mi papá”, le dije sonriendo. “¿Cómo sabes eso?”, me preguntó mientras me levantaba. “Porque he tenido sexo con mi papá”, admití. Seguido de eso, le conté sobre cómo me había enterado de quien es mi verdadero padre biológico, de cómo había tenido sexo con él y me embarazó, de cómo hice que mi padre de crianza pensara que era el padre de mi hija y que después de eso tanto yo como mi mamá tuvimos sexo regularmente con mi padre biológico. Fui tan abierta con él como pude, sin contarle muchos detalles sobre otros aspectos de mi adolescencia. Me arriesgué con él al decirle eso y él pareció valorarlo. No dijo nada, simplemente me levantó totalmente en sus brazos. Me llevó a la habitación y me arrojó sobre la cama. Se subió a mi lado. Me acurruqué junto a él mientras su brazo me envolvía y me acercaba más a él. Me dijo que le contara todo con detalles.
Comencé a contarle cómo Alejandro me había enseñado sobre el sexo, muchas de las cosas que hicimos. Le conté sobre la relación que surgió entre el hermano de Alejandro y mi amiga Lizette. Le conté de mis aventuras con el perro de la casa y con el caballo que mi padre llevó un tiempo a casa. Se agachó y comenzó a jalar de su propio pene. Alejé su mano y le dije, “Este es mi trabajo”, mientras comenzaba a masturbarlo.
Seguí diciéndole que el pene más grande que había visto hasta el de él era el de Alejandro, pero que él tenía bolas más grandes. En realidad, no había comparación entre Lucas o cualquier otro que hubiera visto antes. Hice un repaso mental por la gran cantidad de testículos que había podido apreciar en mi vida y no pude encontrar algún par que igualasen en tamaño a los del hombre junto a mí en la cama. Como mucho los había visto del tamaño de un par de duraznos, pero los que tenía ahí conmigo eran comparables en tamaño a un par de naranjas. Era irreal pensar en cómo era posible que ese hombre caminara ocultando ese gran par de testículos y un igualmente gran pene en su pantalón. Pasé mi mano desde su pene a esas grandes bolas encantadoras dándoles un rápido roce antes de agarrar su pene de nuevo. Le conté más relatos sobre sexo en ese momento y lo sentí endurecerse en mi mano.
Me encantaba jugar con su pene. Siempre he disfrutado masturbar penes con mi mano. Supongo que es por hacerlo tantas veces en el pasado, quizás es un gusto adquirido. Luego le conté, sin decirle cuáles fueron esas parejas sexuales, de una vez que me metí tres penes al mismo tiempo en la boca. Le conté cómo participé en una orgía en donde cada condón que un hombre llenaba dentro mío, lo terminaba amarrando a mi tanga en vez de desecharlo.
Estaba tirando del pene de Lucas más rápido cuando le dije todas esas escenas obscenas y lujuriosas. Miré hacia abajo para ver el pene goteando líquido preseminal. Vertí un poco en mi dedo y lo lamí. Me encanta el sabor de ese néctar.
“¿Has tenido sexo con muchos hombres?”, preguntó con voz entrecortada. No esperaba que me preguntara algo así, pero ya que había admitido tantas cosas sobre mi vida, bien podía continuar siendo honesta. “No sé con cuántos, pero sí sé que fueron muchos”, dije a tiempo que me llevaba otra probada de líquido pre seminal a la lengua. Lucas gimió, “Ya no aguanto más”.
Lo masturbé más fuerte y más rápido. Se tensó y comenzó a sacudirse en la cama. Su pene palpitaba salvajemente en mis manos mientras el semen voló de él. Su chorreada en el aire aterrizó sobre mi mano. Acabé por bombear su pene un poco más para sacarlo todo. Mi mano tenía su semen por todas partes.
“También me gusta mucho el sabor del semen, sería feliz comiéndolo todos los días”, le dije mientras me llevaba la mano a la boca y comenzaba a lamerla. “Ohhh tu eres muy caliente, antes nunca hubiera sospechado todo esto de ti”, respondió con una sonrisa.
Solo le devolví la sonrisa lamiendo su semen de mi mano y le dije, “Compartiría esto contigo, pero esta vez es todo mío”. Lamí el último remanente de su esperma blanca de mi mano y dije, “El tuyo sabe especialmente delicioso”. Me acosté frotando su pecho mientras él se acurrucaba contra mí. Me sentí bien cuando me abrazó aún más. Ambos nos quedamos dormidos un rato mientras yo yacía en sus brazos.
3 comentarios - 2012.05 Triángulo