Se pelearon y aunque desconozco el motivo puedo percibir sus resultados: en la comida no se hablaban, Hernán miraba el programa ese de juegos y ella el celular. Levante la mesa como siempre y mi hermana, como nunca, me ayudo y conversamos de las materias que todavía le faltaban por rendir. El calor, sumado a que me considera un insecto, provocan que se ponga la menor ropa posible cuando esta por casa. Su razonamiento parece ser, mi novio ya me conoce y los insectos, aunque tengan varios ojos, no desean sexualmente a sus hermanas. La biología nunca fue su fuerte, estaba en lo cierto con aquello de los ojos, cada espacio de mi piel era un ojo atento a sus movimientos, a la ropa que usaba, a su existencia pero, los insectos también deseaban. Hasta el limite del amor puedo jurarlo.
Durante el almuerzo, sentada, no podía desplegar el efecto que tenían unos pequeños shorts apretando su cola, pero compartiendo el lavado de platos, ese poder se expandía llenando toda la habitación. Disimulaba, pero mi mirada parecía encadenada a esa parte del cuerpo. EL tiempo de esa prenda había pasado, quizá siendo mas chica correspondía a su talle, pero ahora su cuerpo los llenaba y amenazaba con romperlos. Además la tanga se marcaba al relieve, azulada, la misma con la que durmió toda la noche y uso toda la mañana. Vivía para espiarla ,lo confieso.
Intentaba prolongar la situación pero Jimena bosteza y me dice que se va a hacer una siesta y me deja solo, en la cocina, con el corazón acelerado y contando los minutos para ir a espiarla. No espero mucho sin embargo.
Intento primero la cerradura de la puerta. Veo a Hernán sentado en la silla de la computadora, con la netbook en las rodillas fingiendo que presta atención a mi hermana. No la veo, pero imagino que esta ordenando ropa mientras le sigue la pelea. No escucho todas las palabras, le reclama algo pero el en un momento la hace callar poniéndose el dedo en los labios y palmeando sus rodillas, invitándola a sentarse. El corazón se me acelera y cuando Jimena aparece en el cuadro y se sienta, medio sonriendo medio enojada todavía, compruebo que se saco la remera y esta con sus tetitas desnudas, además del short minúsculo.
Me encanta el novio actual de mi hermana. Apoya su dedo en los labios de ella y la vuelve a chistar, suave, ya no parece cállate sino parece decirle sus mi nena. Ella con toda obediencia abre los labios y los cierra después de comerse el dedo de el. El suma dos mas y ella los lame, una promesa de mucho mas, que cumple porque se pone de rodillas y escucho- así queres que te perdone nene- aunque el no parece muy preocupado.
La pija de Hernán es gorda y salta como una manguera cuando Jimena le baja la bermuda. Ella le da varios besos en la cabeza como si fuera algo querido, besos sonoros y le dice estirando las letras- que pija hermosaaaa- y se la mete en la boca. No veo lo bien que quisiera. Parte de la silla, el pelo de ella, la posición, todo esta en contra de que pueda espiarlos pero los pedazos que veo, su cabeza subir y bajar, los hombros desnudos, me excitan. Después como en una coreografía, ella se pone de pie y yo hago lo mismo y mientras salgo por mi ventana al balcón escucho la persiana bajar...
Hace calor y dejaron abierta las ventanas. Puedo escucharlos como si estuviera en primera fila del teatro y me acomodo en mi escondite para espiar. Jimena regreso a chuparle la pija. Puedo verla toda arrodillada, las tetitas que cuando cuelgan se estiran alargando el pezón y su cola atrapada moviéndose suave a los lados. El se agarra de esos elásticos y se los hunde mas y de pronto, PAF, le pega un chirlo. El ruido es certero, como un disparo, ella se levanta y le dice, enojada, - esta mi hermano boludo-. Camina hasta la cama y con el control remoto sube el volumen de la música.
Trata de sentarse encima de Hernán pero el se niega, se levanta y la hace apoyarse en la mesita escritorio que le regalaron mis viejos cuando empezó la secundaria. Ella le dice en voz baja - no me bañe...-El le baja el short igual, y con el la tanga azulada, que se enrolla y queda trabada aunque Hernán, mete los dedos entre las nalgas y agarrando todas las telas, se las baja. Después se aleja y balancea la mano derecha como anunciando el golpe.
Jimena tiene la cola desnuda, la ropa quedo enredada a los pies y su cola, grande, cae ahora por su propio peso y se acomoda. Forma con los labios la palabra -No-, pero el descarga un chirlo suave. Los muslos y la cola tiemblan, la piel se enrojece... El segundo es mas fuerte, a pesar de la música para mi es como si se hubiera apagado el mundo, la cola se pone roja y el siguiente cachetazo hace que Jimena abra un poco mas las piernas y se acomode mostrándole a Hernán la concha que le sobresale entre las piernas. Veo la cara de mi hermana y se que esta muy excitada. Si estaba enojada, si estaba preocupada por que los escuchara parece haberlo dejado de lado y ahora quería coger. Hernán sigue con la pija parada, busca con la mirada y cuando lo encuentra lo levanta del suelo. Es un jean de mi hermana que tiene un... cinturón, finito, pero que le sirve para amenazar a mi hermana. Se lo muestra y ella se ríe, caliente y dispuesta a jugar a todo. Después se lo pasa por la cola y cuando le pega, ella y yo pegamos un grito, silencioso el mío, el de ella parece el rugido de una chica que se convirtió en hembra. La cola esta colorada y la piel brilla de transpiración. La pija también desea, siente el olor de mi hermana y busca. Hernán la lleva hasta la cama y la ata con el cinturón, boca abajo, al respaldo de la cama. Mi hermana quería una cama antigua, gótica, y como salía un dineral mis viejos le compraron un respaldo de hierro, con algunos arabescos y detalles. Si hubieran sabido que serviría para que mi hermana, en cuatro patas y atada, esperaba que la pija de su novio entrara y calmar el deseo, quizá no lo hubieran hecho. Y Hernán empezó a cogerla así, agarrándola de las caderas y empujando, ella ansiosa lo buscaba también y su cola se movía encima de la pija. Se iba desatando por los empujones y el la hundía más en la cama. Ella gemía y lo insultaba, suave, con intimidad, y con las manos se abría la cola para que se la metiera mas adentro. Estuvieron así un rato pero yo podía sentir cada gemido, cada alteración cada cambo de ritmo.
Acabaron. Ese chico era un pervertido pero también era un caballero. Acabo ella primero y se lo iba diciendo, acabo acabo acabo y en el medio gemía. Yo acabe sin tocarme, un ardor intenso y después la sensación de mojado en el bóxer. Hernán se estaba aguantando porque apenas considero que Jimena estaba lista saco la pija y sin decírselo se la acerco a la cara, pajeandose. Ella se metió apenas la cabeza en la boca y la rodeo como un capullo. El gimió con fuerza y casi se podía sentir como la leche salía en sacudidas, como le llenaban el paladar y la lengua. Cuando soltó la pija, estaba limpia, y en su boca ya no quedaban rastros...
Durante el almuerzo, sentada, no podía desplegar el efecto que tenían unos pequeños shorts apretando su cola, pero compartiendo el lavado de platos, ese poder se expandía llenando toda la habitación. Disimulaba, pero mi mirada parecía encadenada a esa parte del cuerpo. EL tiempo de esa prenda había pasado, quizá siendo mas chica correspondía a su talle, pero ahora su cuerpo los llenaba y amenazaba con romperlos. Además la tanga se marcaba al relieve, azulada, la misma con la que durmió toda la noche y uso toda la mañana. Vivía para espiarla ,lo confieso.
Intentaba prolongar la situación pero Jimena bosteza y me dice que se va a hacer una siesta y me deja solo, en la cocina, con el corazón acelerado y contando los minutos para ir a espiarla. No espero mucho sin embargo.
Intento primero la cerradura de la puerta. Veo a Hernán sentado en la silla de la computadora, con la netbook en las rodillas fingiendo que presta atención a mi hermana. No la veo, pero imagino que esta ordenando ropa mientras le sigue la pelea. No escucho todas las palabras, le reclama algo pero el en un momento la hace callar poniéndose el dedo en los labios y palmeando sus rodillas, invitándola a sentarse. El corazón se me acelera y cuando Jimena aparece en el cuadro y se sienta, medio sonriendo medio enojada todavía, compruebo que se saco la remera y esta con sus tetitas desnudas, además del short minúsculo.
Me encanta el novio actual de mi hermana. Apoya su dedo en los labios de ella y la vuelve a chistar, suave, ya no parece cállate sino parece decirle sus mi nena. Ella con toda obediencia abre los labios y los cierra después de comerse el dedo de el. El suma dos mas y ella los lame, una promesa de mucho mas, que cumple porque se pone de rodillas y escucho- así queres que te perdone nene- aunque el no parece muy preocupado.
La pija de Hernán es gorda y salta como una manguera cuando Jimena le baja la bermuda. Ella le da varios besos en la cabeza como si fuera algo querido, besos sonoros y le dice estirando las letras- que pija hermosaaaa- y se la mete en la boca. No veo lo bien que quisiera. Parte de la silla, el pelo de ella, la posición, todo esta en contra de que pueda espiarlos pero los pedazos que veo, su cabeza subir y bajar, los hombros desnudos, me excitan. Después como en una coreografía, ella se pone de pie y yo hago lo mismo y mientras salgo por mi ventana al balcón escucho la persiana bajar...
Hace calor y dejaron abierta las ventanas. Puedo escucharlos como si estuviera en primera fila del teatro y me acomodo en mi escondite para espiar. Jimena regreso a chuparle la pija. Puedo verla toda arrodillada, las tetitas que cuando cuelgan se estiran alargando el pezón y su cola atrapada moviéndose suave a los lados. El se agarra de esos elásticos y se los hunde mas y de pronto, PAF, le pega un chirlo. El ruido es certero, como un disparo, ella se levanta y le dice, enojada, - esta mi hermano boludo-. Camina hasta la cama y con el control remoto sube el volumen de la música.
Trata de sentarse encima de Hernán pero el se niega, se levanta y la hace apoyarse en la mesita escritorio que le regalaron mis viejos cuando empezó la secundaria. Ella le dice en voz baja - no me bañe...-El le baja el short igual, y con el la tanga azulada, que se enrolla y queda trabada aunque Hernán, mete los dedos entre las nalgas y agarrando todas las telas, se las baja. Después se aleja y balancea la mano derecha como anunciando el golpe.
Jimena tiene la cola desnuda, la ropa quedo enredada a los pies y su cola, grande, cae ahora por su propio peso y se acomoda. Forma con los labios la palabra -No-, pero el descarga un chirlo suave. Los muslos y la cola tiemblan, la piel se enrojece... El segundo es mas fuerte, a pesar de la música para mi es como si se hubiera apagado el mundo, la cola se pone roja y el siguiente cachetazo hace que Jimena abra un poco mas las piernas y se acomode mostrándole a Hernán la concha que le sobresale entre las piernas. Veo la cara de mi hermana y se que esta muy excitada. Si estaba enojada, si estaba preocupada por que los escuchara parece haberlo dejado de lado y ahora quería coger. Hernán sigue con la pija parada, busca con la mirada y cuando lo encuentra lo levanta del suelo. Es un jean de mi hermana que tiene un... cinturón, finito, pero que le sirve para amenazar a mi hermana. Se lo muestra y ella se ríe, caliente y dispuesta a jugar a todo. Después se lo pasa por la cola y cuando le pega, ella y yo pegamos un grito, silencioso el mío, el de ella parece el rugido de una chica que se convirtió en hembra. La cola esta colorada y la piel brilla de transpiración. La pija también desea, siente el olor de mi hermana y busca. Hernán la lleva hasta la cama y la ata con el cinturón, boca abajo, al respaldo de la cama. Mi hermana quería una cama antigua, gótica, y como salía un dineral mis viejos le compraron un respaldo de hierro, con algunos arabescos y detalles. Si hubieran sabido que serviría para que mi hermana, en cuatro patas y atada, esperaba que la pija de su novio entrara y calmar el deseo, quizá no lo hubieran hecho. Y Hernán empezó a cogerla así, agarrándola de las caderas y empujando, ella ansiosa lo buscaba también y su cola se movía encima de la pija. Se iba desatando por los empujones y el la hundía más en la cama. Ella gemía y lo insultaba, suave, con intimidad, y con las manos se abría la cola para que se la metiera mas adentro. Estuvieron así un rato pero yo podía sentir cada gemido, cada alteración cada cambo de ritmo.
Acabaron. Ese chico era un pervertido pero también era un caballero. Acabo ella primero y se lo iba diciendo, acabo acabo acabo y en el medio gemía. Yo acabe sin tocarme, un ardor intenso y después la sensación de mojado en el bóxer. Hernán se estaba aguantando porque apenas considero que Jimena estaba lista saco la pija y sin decírselo se la acerco a la cara, pajeandose. Ella se metió apenas la cabeza en la boca y la rodeo como un capullo. El gimió con fuerza y casi se podía sentir como la leche salía en sacudidas, como le llenaban el paladar y la lengua. Cuando soltó la pija, estaba limpia, y en su boca ya no quedaban rastros...
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